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━Capítulo Tres



❝𝐏𝐑𝐎𝐌É𝐓𝐄𝐌𝐄 𝐐𝐔𝐄 𝐄𝐒𝐓Á𝐌𝐎𝐒 𝐀 𝐒𝐀𝐋𝐕𝐎❞





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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟑☼︎༄.✰ 〙
—– salvados  —–

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MÁS ABURRIDA NO PODÍA SENTIRSE. VER A CARL IR DE UN LADO A OTRO LA EMPEZABA A hartar. Estaba bien que se enfocará en cuidar que el grupo estuviera bien, pero ni siquiera se estaba tomando un respiro en ello.

Además de que estar encerrada en la sala de administración rodeada de un montón de salas y aparatos viejos no le gustaba del todo.

La rubia tranquilamente escuchaba música en el reproductor de música que le regaló su hermano mientras Judith jugaba animadamente con un peluche de oso desgastado que encontraron para ella en una expedición al exterior.

Además de que también se entretenía arrugando y aventando el montón de hojas debajo de sus regordetas piernas.

Sí, Rylie estaba en el suelo sentada junto a una pared mientras veía atenta a Carl hacer guardia.

—¿Qué tal si dejas eso y vienes conmigo y con tu hermanita un ratito?

El castaño se giró y aunque no iba a hacerle caso no tuvó opción. Quizás la rubia tenía razón. Por el momento no había de que preocuparse. Los niños estaban a salvo con Beth en una oficina cercana, quien se ofreció a leerles.

A pasos lentos se acercó a ambas chicas para después dejar su arma a un lado y tomar asiento junto a la Everson.

—¿Ahora si estás contenta?

—Demasiado contenta —comentó
Rylie con una enorme sonrisa haciéndo sonreir al chico —. Que bien se siente estar juntos y en paz un rato.

Carl dejó caer su cabeza con cuidado sobre el hombro de la rubia cansado de todo lo vivido ese día y desde su sitio observó a su hermanita estrujar con furia el peluche del oso a centímetros.

—Dios, ¿qué te hizó el pobre oso para que lo trates así? —soltó la menor con diversión mirando a la bebé —. Vaya, que poca paciencia tienes Jude.

La niña se removió inquieta aún sosteniendo al oso de peluche y hizó unas señas con sus mini manitas para que la tomaran en brazos.

Rylie rodó los ojos y finalmente se inclinó un poco para alzarla en sus brazos. Pasados unos segundo la niña seguía quejandose y removiendose realmente ansiosa. Entonces sin más le pasó la niña y Carl y salió del lugar.

Minutos después regresó con un babero limpio, una mini cucharita, algunos tarros de papilla y su biberón.

—¿Cómo sabes que tiene hambre?

—No lo sé, solo lo se y ya —respondió Rylie sin saber que decir a la vez que abría un tarro —. ¿Quieres hacerlo tú o tendré que alimentarla yo?

—Me gustaría hacerlo yo, por favor.

—Toda tuya, vaquero —exclamó ella sin rechistar pasandole las papillas y demás —. Suerte con esta mini bomba.

Carl tomó el frasco con papilla y intentó ofrecerle a Judith, pero la niña se negaba y solo le daba manotazos. Rylie los observaba completamente serena, intentando no reír. Ahora si que notaba a que se refería Beth con que la mini Grimes era especial a la hora de comer.

Encaprichada o no, ella defendería a su niña a capa y escudo.

—¿Por qué no intentas hacerle el avioncito y hablarle bonito?

—Eso estaba por hacer —soltó Carl tomando un poco más de papilla antes de acercar la cucharita a la bebé —. Jude, mirá. Aquí viene el avioncito, abre grande. Vámos Judith.

Finalmente luego de un par de intentos fallidos por fin la menor se indignó a comer la papilla. Por lo visto iba a necesitar un babero extra para Carl pyes estaba más sucio que la misma Judith.

Después de unos minutos con cuidado Rylie tomó a la bebé luego de limpiarla y empezó a darle palmaditas para hacerla eructar como era debido. Fue así como la bebé empezó a cerrar su ojitos.

—Si hubiese sabido que ibas a terminar todo embararrado de papilla te prestaba un babero de Judith —comentó Rylie con una sonrisa amistosa inclinandose para quitarle una mancha de zanahoria de la mejilla.

—En mi defensa no sabía que alimentar a Judith era algo difícil.

—Es sencillo si eres yo —respondió
Rylie meciendo suavemente a la bebé
—. Además tu hermana me ama.

—Presumida...

Antes de darle oportunidad de seguir reclamando algo, la rubia se inclinó solo un poquito más callándolo al instante con un corto beso en los labios. Y quizás no lo dijera, pero amaba esos momentos en los que solo eran ella y su vaquerito.

—Una presumida a la que amas, eh.

—Me fascina que hagas eso —admitió Carl en voz baja con las mejillas rojas jugueteando con su cabellera rubia —. Además te divertida, amable y hermosa. Me saque la loteria contigo, cariño.

Rylie sonrió igual de sonrojada y entrelazó sus dedos con los suyos mientras recostaba mejor a Judith en sus brazos para que estuviese cómoda al menos hasta que volviera a la oficina dónde la hicieron su dormitorio.

—Quizás te lo han dicho muchas
veces, pero... serías una excelente madre —empezó a decir Carl en voz baja acariciando la poca cabellera de la bebé dormida —. Judith es afortunada de tenerte para cuidarla  y yo tengo suerte de tenerte conmigo a mi lado.

—Yo también me siento igual de afortunada, Carl.





















——— ✮✧☾✧✮ ———





















—Henry necesito que te calmes, intentamos ayudarte.

Con las pocas fuerzas que les quedaban entre Glenn, Sasha y Rowan intentaron sostener al enfermo hombre que estaba ahogandose.

Finalmente Hershel logró introducir
un tubo a la garganta del hombre y
con delicadeza empezó a presionar el respirador logrando que el oxígeno llegará al hombre.

Tanto Glenn como Sasha se encontraban en un estado bastante decaído, tosían demasido y su mirada estaba enrocejida. Rowan no estaba del todo bien. Estaba constantemente con fiebre y sus ojos se veían enrocejidos. Además de que la tos aún seguía y no lo dejaba ni dormir.

—Beban un poco de eso —pidió Hershel a ambos adultos pasandoles un par de vasos con algo dentro —. Ustedes tres.

Ambos lo tomaron con difícultad entre tosidos y después le pasaron un poco al adolescente con ellos.

—Vaya junta de consejo —comentó Hershel intentando animarlos sin dejar de presionar el respirador.

—Nos faltan dos miembros...

—Creo que deberíamos hacer nuevas reglas antes de que vuelvan —continuó diciendo con tranquilidad logrando que el rubio sonriera divertido —. Por la presente declaro que los martes de spaguetti sean los miércoles.

—Primero debemos encontrar
spaguetti —soltó Rowan haciendo que
el anciano también le sonriera.

Unos segundos después Hershel se giró en dirección al rubio llamando su atención.

—¿Puedes seguir con esto? —preguntó
a lo que el chico asintió con cansancio —. Cada cinco segundos o seis segundos presiona. Si te llegas a sentir mareado elige a otro que te reemplace, ¿de acuerdo? Lo haremos por turnos.

Seguido de eso el mayor se giró hacia Glenn.

—¿Me ayudas con mis rondas?

—Sí...

Ambos se pusieron de pie. A duras penas el coreano lograba estar de pie y si no fuese por los tubos de los que sostenía ya estaría posiblemente en el suelo.

—¿Cuánto tiempo más seguiré con vida?

—Mientras tengas voluntad de hacerlo —respondió Hershel firme echandose una bolsa al hombro.

Los dos salieron del lugar dejando a Sasha y a Rowan solos con un enfermo dandole oxígeno. Al menor si se cansaba tendría quien lo ayudará.

























——— ✮✧☾✧✮ ———



















































































Después de haber dejado a Judith dormidita junto a Carl, Rylie con una linterna a la mano se dirigió a la sala de espera para reunirse con su hermano.

Cual no fue su sorpresa al encontrar a Hershel ahí. Rowan lo había mandado a decirle que esa noche no se sentía muy bien para ir a verla y que lo disculpará.

No iba a exigir nada. Solo esperaba que Dios le diera fuerza para sanar y que todo saliera bien. Había escuchado que Daryl junto a algunos otros había salido de la prisión en busca de madicamentos.

Volvió a dónde se estaban quedando
a dormir con una mueca de decepción
y preocupación principalmente por
el estado de su hermano mayor. Hasta hace unos días lo había visto bien y por lo visto empeoró para mal.

—¿Despierta a estas horas, Everson?

Rylie alzó la vista encontrandose con cierto ojiazul apoyado en una esquina de la habitación. La falta de luz en el lugar hacía que todo se viera más tenebroso.

A tientas se encaminó hacia él y contra todo pronóstico buscó la calidez de su cuerpo en una inesperado abrazo.

—Iba a ver a mi hermano —respondió aparentemente tranquila limpiando con el dorso de su mano unas lágrimas

—¿Cómo está, Rowan?

—Hershel vinó a decirme que Rowan
no se sentía muy bien como para venir —continuó diciendold recordando sus palabras —. Esto cada vez empeora y me siento una completa inútil estando aquí.

—Rylie...

—No, sabes que digo la verdad —comentó Rylie alzando un poco su tono separandose bruscamente de él —. Mi hermano está muriendose y yo solo estoy aquí siendo una maldita inútil
que lo único que sabe hacer es cambiar pañales y parecer un jodido robot.

—Oh, vámos Ry. No eres un jodido robot y mucho menos una inútil —exclamó Carl abrazandola apesar de su actitud —. Déja de pensar de esa manera. Yo soy el negativo, ¿recuerdas?

La rubia se soltó de mala manera y
sin decir más fue a sentarse en el piso con su espalda pegada a la pared y su cara escondida entre sus piernas.

Cuando menos lo esperaba ya estaba sollozando sin saber exactamente el porque ahora. Quizás eran todas esas emociones contenidas y la impotencia
de estar encerrada sin hacer nada.

No fue su intención decir todo eso, amaba cambiar pañales y cuidar de Judith, pero ahora solo quería cuidar
de su hermano y verlo sano.

Cada día lo veía empeorar y aún no tenían medicinas. Aún con ello Rowan siempre le daba animos, la consolaba y le decía que iba a mejorar pronto. No dejaba de sonreir y ayudar.

Mentiroso, pensó Rylie.

—Se que es difícil, pero una vez una niña me dijo que hay que tener fe algunas veces —musitó Carl sentandose a un lado suyo, entrelazando sus dedos con los de ella —. ¿Es que no tienes fe, Giselle?

—Quisiera, pero todo se ve tan desolador.

—Ellos volveran y se que traeran las medicinas para los enfermos —animó el castaño dejando un besito en su mejilla con delicadeza —. Confía en mi.

—Carl...

—¿Si?

—Gracias por ser el apoyo que necesito —susurró recargando su cabeza en su hombro con suavidad —. Lamento ser tan frustrante algunas veces.

—Te entiendo y no puedo juzgarte, yo también haría lo mismo.

—¿Puedes solo abrazarme y callarte un rato?

Carl asintió y envolvió sus brazos en
el cuerpo de la chica que estaba echa un ovillo. El único ruido eran sus suaves respiraciones un tanto agitadas por la cercanía y uno que otro sollozo de la rubia hasta que no hubo más y entonces el chico supó que se quedó dormida.

Trajó una manta y con ella tapó a ambos. Minutos después él también se quedó dormido abrazandola.





































——— ✮✧☾✧✮ ———















































































—Parece que la fiebre está bajando —informó Hershel tocando con su mano la frente del rubio —. Por lo visto funcionó el remedio que tomaste ayer.

—¿Crees que mejore?

—Claro que lo harás, Rowan —comentó el mayor pasandole un vaso que el adolescente bebió —. Por ahora quiero que descanses un poco más.

El chico asintió con cansancio y se recostó en su cama siendo arropado con una manta cerca por el anciano y por un momento Rowan pudó ver en Hershel a su fallecido abuelo, quien cada que iban a su casa les leía cuentos para dormirse o si no sus aventuras como militar.

Siempre tenía algo para contar que terminaban convenciendo a Rylie de
que  sus abuelos eran asombrosos.

—¿Rylie dijo algo ayer?

—Ella quiere que te recuperes pronto y dijo que te diera un zape si no guardabas reposo o si no tomabas tus medicinas.

—Esa niña...

Hershel sonrió divertido y terminó por arroparlo.

—Rylie solo quiere asegurarse de que estás bien —informó tranquilamente mirandolo fijamente —. No la está pasando del todo bien y menos si sabe que su hermano está enfermo. No es fácil para ella verte así, chico.

Rowan apartó la mirada pensativo. Jamás creyó que podría asustarla tanto, no quería morir y ocasionarle infinito dolor. No podía hacerlo. Iba a mejorar.

—Hershel... yo no quiero morir —
musitó Rowan sintiendo el aire retenido en su pecho adolorido —. No quiero ser uno de los que se sumen a la lista de los muertos del grupo y menos dañarla...

—Pero que cosas dices, jovencito —reprochó Hershel revolviendo su cabello rubio algo molesto —. No vás a morir. Juntarte con Glenn te está afectando.

—¿Y si realmente no mejoro?

—Lo harás. Todos mejoraran y todo volverá a la normalidad —respondió antes de ponerse de pie con calma
—. Ahora te quiero descansando y pon esos paños en tu cabeza, ayudaran a bajar la fiebre restante. Vendré luego.

Antes de que el anciano pudiera si quiera salir de la habitación en dónde
se encontraba el adolorido chico, el rubio con un grito lo detuvó.

—Gracias por su ayuda, no sabe lo mucho que le agradezco.

Hershel asintió sonriente y salió finalmente del lugar. Aún quedaban varias personas que necesitaban de su ayuda y haría hasta lo imposible para que todos se curaran.



















































——— ✮✧☾✧✮ ———






























Para cuando Rowan despertó parecía
ser casi de noche o quizás era que poca luz entraba al pabellón D y eso hacia que constantemente se viera desolado.

El chico estaba tranquilamente durmiendo en su cama envuelto en unas cobijas echo un ovillo cuando unos ruidos del exterior empezaron a despertarlo.

Con los ojos llorosos y un leve ataque
de tos salió de su celda. Casi todo la tarde durmió sin preocupación alguna, era hora de empezaron a ayudar.

Estaba en busca de Hershel cuando empezó a escuchar una tos que venía
de la planta superior de las celdas. Con difícultad logró subir a las escaleras y cuál no fue su sorpresa al encontrarse
a Glenn en el suelo ahogándose.

—¡Dios mio, Glenn! —exclamó Rowan con preocupación corriendo a ayudarlo —. ¡Ayuda, necesitamos ayuda rápido! ¡Hershel, por favor!

De la nada apareció Lizzie, pero era
claro que no serviría de mucho su ayuda. Como si no tuviesen ambos más problemas el hombre al que Glenn ayudaba había muerto y se estaba volviendo a reanimar.

Todos los fallecidos en las celdas vecinas estaban volviendo a la vida.

—¡Todos quedense en sus celdas! —exclamó el anciano cerrando la última celda antes de que un caminante lo quisiera atacar y lo tumbará al suelo.

—¡Hershel! —exclamó Rowan viendo la escena asustado, después se giró a Lizzie —. Quédate con él un momento, ¿si?

Lizzie asintió igual de asustada al ver
al hombre ahogarse con la sangre en el suelo. Rápudamente Rowan la dejó con Glenn y bajó las escaleras con una varilla en mano. Al llegar lo primero que hizó que atravesar el cráneo del zombie con el arma.

Y justo cuando estaba por ayudar a Hershel a levantarse otro caminante salió de la nada. Y un hombre que intentaba ayudar resulto herido en el brazo por querer serles útil.

Rowan no tuvó más opción que dispararle al caminante y al malherido hombre. Lamentaba profundamente hacerlo, pero no dejaría que hubieran más caminantes sueltos en el pabellón.

El rubio ayudó al mayor a ponerse de pie y una vocesita en las escaleras los alertó. Era Lizzie.

La niña le hablaba cariñosamente a Henry convertido en caminante y por alguna razón lo incitaba a seguirla.

—Vámos, por aquí abajo. Solo un poco más —decía la niña haciendo señas para guiarlo unos metros adelante de él —. Vámos, Henry. Vámos...

En ese momento la menor tropezó con sus propios pies y el caminante se lanzó sobre ella también asustandola.

Para su buena suerte el caminante no podía hacerle daño puesto que traía un respirador atado en la garganta y le impedía si quiera morderla.

Aún así Rowan seguido de Hershel corrieron a la parte superior para ayudarla. Rápidamente el adolescente tomó al caminante y con esfuerzo lo tiró por los barandales.

—¿Estás bien?

—Sí, lo llamé amablemente. No arañó a Glenn —informó Lizzie entre lágrimas con susto —. Creo que él escucha.

—Lizzie, ¿dónde está Glenn?

—En su celda.





























——— ✮✧☾✧✮ ———


















Justo después de haber dejado a Lizzie
y a otro pequeño en una de las celdas, tanto Hershel como Rowan se pusieron en marcha a la celda.

El asiático permanecía en el suelo algo hinchado del rostro y por lo visto se debía a que ni siquiera podía respirar del todo bien.

—Resiste...

Segundos después el hombre salió de la habitación unos cuantos centimetros antes de ser detenido por Rowan.

—¿A dónde va?

—Iré por ayuda —informó con rápidez sosteniendose de un tubo de la celda —. Quédate con Glenn y mantenlo a salvo hasta que regrese.

Lo que Rowan quizás no sabía es que
los caminantes estaban invadiendo todo el pabellón e incluso el Doctor S se había convertido en uno. No había a quien más acudir por ayuda.

Mientras tanto en otra parte del lugar, más especificamente en la sala de visitas Magfie y Rylie buscaban la manera de entrar al pabellón dónde estaban todos los enfermos pues sabían que algo andaba mal allá adentro.

Finalmente Maggie disparó al cristal y este se rompió dandoles acceso a ambas mujeres al otro lado que por supuesto ahora estaba infestado de caminantes.

El camino al otro lado no sería fácil, pero tanían que rescatarlos.

Pasados unos segundos que según Rowan se sintieron como una eternidad, Hershel regresó. No traía a nadie con él, pero luego de escuchar una lluvia de balas afuera de la celda intuyó que fue lo que estaba sucediendo.

El rubio no sabía ni la menor idea de que demonios hacer.

—Resiste Glenn —pidió Hershel con preocupación incandose junto a él —. Tenemos algo. Aún lo tenemos.

Sinceramente el estado del coreano empeoraba con cada segundo que pasaba. Sangre salía de su boca como un río y su piel estaba tornandose morada.

De nueva cuenta el hombre salió en busca de una bolsa de aire para el chico dejando a Rowan para mantenerlo aún conciente. Aunque a este paso las cosas iban a ponerse demasiado feas.

—¡Papá! —gritó Maggie adentrandose al pabellón infestado.

Rylie iba tras ella con su espada en mano y una pistola en el bolsillo solo por si necesitaba gastar algunas balas. Entre ambas se iban abriendo camino a la otra y encontrarlos se estaba complicando.

No fue hasta que escucharon unos gruñidos en la parte superior del bloque de celdas que se percataron de algo.

Hershel forcejeaba con un caminante y por lo visto no podía defenderse del todo bien. Su hija mayor rápidamente apuntó para matar al zombie.

—¡No! —exclamó Hershel asustado sin dejar de forcejear al ver a su hija —. Puedes darle a la bolsa. Es para Glenn.

Maggie cuidó bien su mira y con un disparo acertado acabó con aquel caminante sin dañar la bolsa de aire.

—¿¡Dónde está!? —preguntó Maggie alterada a su padre.

—Está por aquí —anunció el hombre mientras terminaba de quitarle la bolsa al caminante —. En la celda siete.

Maggie fue la primera en correr en busca de Glenn a quien encontró en compañía de Rowan. Unos instantes después llegó Rylie a la celda y aunque no era el momento sonrió al ver a su hermano con vida.

—¡Se está poniendo azul!

—¡Despejen las vías respiratorias, coy para allá!

Segundos después Hershel ya estaba con ellos incandose para tener acceso mejor a su paciente. Por otro lado entre Maggie y Rowan giraron de lado al coreano.

—Papá...

—Mantengan sus brazos de lado.

Ambos lo sostuvieron con fuerza mientras el anciano hacía todo lo posible por ponerle la manguera que le iba a poder permitir respirar con normalidad.

—Vámos hijo, tú sabes como funciona —pidió Hershel meláncolico introduciendo la manguera del aire a su garganta —. Solo relajate. Quédate con nosotros.

Entonces como si de un milagro se tratase el aire empezó a entrar a su garganta y con ello vinó un suave compaz de inhalaciones y exhalaciones mucho más normales y relajadas.

—Vas a estar bien —susurró Maggie abrazando su cuerpo con cuidado —. Vámos a estar bien.

—No te quería aquí adentro.

—Lo sé. Tuvé que hacerlo, igual que tú.

Rylie se acercó a Rowan y sin importarle qué lo abrazó con fuerza apesar de un par de quejidos que le sacó por ello. No estaba del todo débil como hace unos días, pero si le dolía un poco el cuerpo.

—Ya se acabo...

—Eso espero, cariño —respondió Rowan acariciando la cabellera despeinada de su hermanita.























































——— ✮✧☾✧✮ ———























—¿Ya te sientes mejor?

—Un poco, pero si —respondió Rowan sobandose el hombro dónde la habían puesto una jeringa —. Odio las agujas. Se me había olvidado mi temor a ellas.

—Bueno, lo hiciste guerrero —comentó Rylie con una sonrisa sentandose a un lado suyo de la cama —. Y todo gracias al grupo aue trajó medicinas. En serio Ro, gracias por no darte por vencido.

—No puedo morir, soy como una cucaracha no me muero me multiplico —respondió el adolescente causandole a la rubia un ataque de risa —. Hablando en serio, no quiero morir. No puedo irme de este mundo sin antes ver a Carl y a ti siendo una parejita de verdad en unos años más.

—Creí que odiabas esa idea.

—Sí, solo un poco —susurró para si mismo algo avergonzado —. Pueden hacer lo que quieran más mayores, sin abusar de mi confianza claro está.

—Mal momento para no tener una grabadora —exclamó Rylie cruzandose de brazos algo frustrada —. De todos modos se ha quedado guardado en mi cabezita.

—Además necesito saber cuál será
la primera palabra de Judith. No me extrañaría si fuera mamá o algo así como Aly por Rylie.

—¿Qué te hace pensar que seré su primera palabra, genio?

—Rylie eres como su mamá, es más que obvio.

—Ay, Rowan —exclamó negando con la cabeza antes de señalarle la cama —. Ve a descansar mejor. Necesitas reponer las fuerzas perdidas. Anda, duermete.

—¿Desde cuando tú me mandas?

—Desde siempre —respondió la menor encogiendose de hombros a la vez que arropaba a su hermano —. No molestes más y descansa.

—Solo porque tengo sueño lo haré —informó Rowan con una mala mirada mientras soltaba un bostezo —. ¿Puedes quedarte aquí hqsta que me duerma?

—Sí, claro que lo haré hermano.

Rylie cumplió lo acordado. Se quedó
con él a un lado hasta que el mayor por fin se durmió presa del cansancio.

En cierto modo se sentía genial devolverle el favor por todas esas veces en que la cuidó cuando estaba enferma y sus padres seguían trabajando en las noches.

Le dió una última mirada antes de salir de la celda encontrandose a Carl parado cerca del bloque de celdas. Por lo visto estaba buscandola o algo así.

Por puro impulso corrió hacía el chico del sombrero y instantaneamente sus brazos rodearon su espalda con fuerza.

—¿Estás bien? —preguntó Carl mirandola a los ojos una vez se separaron un poco —. ¿Y por qué
lloras, Ry?

—No lo sé. Me emociona verte —respondió Rylie tallando sus ojos con el dorso de su mano antes de examinar el rostro del castaño —. ¿Tú estás bien? Me preocupe por ti, sentí que...

—Estoy bien, Rylie y solo eso importa. ¿Cómo está Rowan?

—Un poco mejor gracias a Hershel,
que estuvó cuidandolo aquí dentro —informó ya más tranquila con una débil sonrisa —. Le suministraron algunos medicamentos e inyecciones así que en un par de días o menos estará bien.

—Me alegra oír eso.

—¿Y Judith?

—Tranquila, mamá gallina —soltó Carl con diversión al ver la cara de angustia de la chica —.  Tu pequeña destructora está al cuidado de Beth. Está a salvo.

Rylie soltó un suspiro de alivio antes de volver a buscar un abrazo suyo. Ahora solo quería sentir que estaba a salvo, que no había nada de que preocuparse.

—Carl, prométeme que estámos a salvo.

—Lo estamos, mi vida.

Carl no sabía el peso de esas palabras
y menos si estaban en medio de un verdadero, el que permanecer a salvo y sin preocupaciones parecía un milagro.









































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