━Capítulo Seis
❝𝐋𝐎𝐒 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐋𝐄𝐆𝐀𝐍 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄𝐕𝐈𝐕𝐄𝐍❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟔☼︎༄.✰ 〙
–— supervivencia —–
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APESAR DEL CANSANCIO QUE SENTÍA, RYLIE NO PODÍA DORMIR DEL TODO. Un montón de cosas rondaban por su cabeza y le quitaban
el sueño. En algún punto de la noche
no pudó más con todo y sin pensarlo lagrimas descendieron por sus mejillas.
Rowan... Judith... perdonenne.
Su llanto se vió interrumpido por unos extraños quejidos que se escuchaban nuy cercanos.
Con cuidado tomó su espada la cual había dejado cerca de dónde estaba recostada y se preparó para revisar lo que sea que hacia aquel ruido si era un caminante se encargaría de eliminarlo.
Justo cuando estaba por levantarse vió a Carl hacer lo mismo. El chico solamente le hizó una seña para que se callara y los dos se acercaron con cuidado al sillón.
Era Rick el que hacía aquellos ruidos.
Miles de pensamientos negativos se apoderadon de Rylie. ¿Y si Rick se había convertido en un caminante?
Eso definitivamente terminaría por romperla más de lo que estaba. Con su hermano muerto, la pequeña Grimes que la adoraba también y el hombre al que consideraba un padre convertido ahora definitivamente no tendría motivos para continuar.
Al verse que el hombre empezaba a moverse intentando tocarlos, ambos menores retrocedieron asustados.
Fue entonces que Carl tomó su arma y le apuntó tembloroso al ver que empezaba a mover sus manos entre la oscuridad .
Realmente estaba igual de asustado que la rubia a su lado y rogaba al cielo que su padre no fuera una de esas cosas. Le fue imposible no romper a llorar.
La chica se sobresalto más asustada al ver como el hombre caía al suelo, pero no dejaba de mover sus manos hacia ellos.
—No puedo —musitó Carl entre sollozos sin dejar de apuntarle a su padre con el arma —. Me equivoque... solo hazlo...
El hombre bajó la mano con cansancio de modo que agarró al chico de la pierna y ambos cerraron los ojos a la espera de que algo malo sucediera.
—Carl... Rylie... no vayan afuera... quedense a salvo...
La rubia abrió los ojos aún llenos de lágrimas y sintió una presión enorme en el pecho al enfocar su vista en aquella silueta a pocos centímetros de ellos.
Rick quizó ponerse de pie, pero estaba demasido débil y cayó de nuevo al suelo. Esta vez boca arriba a un lado de ellos.
Sin importale que, la rubia se acercó rompiendose en sollozos a Rick y se hizó un ovillo temblorosa buscando algo que la reconfortará. Un abrazo quizás.
Entre la conciencia y la inconciencia el mayor pasó su brazo por la espada de la niña abrazandola al mismo tiempo que Carl se acercaba para sostener su cabeza entre sus piernas con tristeza.
—Tuvé miedo —musitó el chico
entre sollozos sosteniendo su cabeza
con cuidado —. Tuvé miedo...
Finalmente la rubia se quedó dormida sollozando por lo bajo mientras Carl hacia lo mismo, solo que ella pensaba en los bellos momentos compartidos con su hermano mayor y eso la hizó dormirse.
—No debieron haberse arriesgado saliendo así afuera. Es peligro.
—Fuimos cuidadosos —respondió Rylie con una sonrisa amistosa recibiendo una despeinada por parte del adulto.
—Que bueno me hayan encontrado más comida.
—Encontramos aún más, pero nos la comimos —informó Carl luego de un corto silencio y miró a la rubia del otro lado suyo.
—¿Qué era?
—Casi tres kilos de un postre —respondió la chica con una sonrisa divertida dandole una mirada al ojiazul con complicidad —. Para ser exactos una lata enorme de pudin de chocolate.
—¿Cómo pudieron comerse tres kilos de chocolate?
Rylie se encogió de hombros divertida recostando su cabeza hacia atrás pues estaban en el suelo y detrás suyo estaba el sofá.
—Lo sé. Las cosas no volverán a ser como eran antes —comenzó a decir el hombre mirando fijamente a su hijo.
—¿Qué?
—Solo me aferre a eso por ustedes,
por Judith, por Rowan y ahora ellos se fueron...
La minima mención de esos dos nombres hicieron que esa molesta punzada en el pecho regresará a Rylie
y sintiera ganas de volver a llorar.
—Y tú, tú eres un hombre Carl —musitó Rick dirigiendose a su hijo arrastrando las palabras —. Perdóname...
—No es necesario.
Después de eso la conversación se
tornó mas amena. Rick insistió en que quería oír la historia del pudin y apesar de las suplicas de Carl para que no contará nada Rylie no se abstuvó y relató con detalle como sucedió todo.
—Y así fue como nos comimos tres kilos de pudin —finalizó la rubia con orgullo mirando al hombre a lado suyo —. En mi vida había comido algo tan delicioso. Y por cierto a tu hijo no le importo saber si estaba vencido o no.
—De todos modos no dejamos ni la
lata —mencionó Carl metiendose en la conversación —. Lo que casi si dejamos fue mi zapato. Ese sucio caminante por poco y se queda con él.
—Si y eso también.
Rick soltó una carcajada de la nada probanlemente al oír la desastrosa y divertida anecdota de como casi un caminante se iba a quedar con el zapato de su hijo mayor.
Carl y Rylie se miraron confusos al
verlo reir con tanta naturalidad y les fue imposible no contagiarse con su risa.
Por un momento se sintió como si
nada pasará allá afuera. Solo un padre riendo animadamente con sus hijos, claro que la rubia era considerada por el mayor como una hija, la primera. Y le daba igual que no fuera de sangre.
El momento se vió interrumpido por el sonido de unos toques en la puerta.
Rápidamente se giraron en dirección a la puerta principal y fue el mayor quien se pusó de pie y se dirigió a ver quien era.
Ambos adolescentes se incorporaron
de dónde estaban sentados y prepararon sus armas en caso de que fuera necesario usarlas.
Rick se asomó por un recibidor y se dejó caer al sofá a un lado suyo con una sonrisa enorme en el rostro. Aquello solo hizó que la desesperación los inundará.
—¿Qué?
—Creo que los buscan.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Correr. Dormir. Sobrevivir. Cuidar a Judith. Volver a correr.
Esas serían las palabras y/o frases con las que Rowan describiría su rutina de hace unos cuantos días. No había en si algún punto para quedarse fijo pues para su desgracia estaban adentrados en un bosque.
Tyreese era quien abría camino ya que era el más grande mientras que Rowan iba unos metros más atrás con Judith en su cangurera y las hermanas Samuels siguiendo al rubio.
—Vamos niñas, no se queden atrás —exclamó Rowan deteniendose por unos segundos para que ellas lo alcanzaran.
—Anochecera pronto, ¿a dónde vámos?
—Más lejos —respondió Tyreese deteniendo un segundo para ver a Lizzie antes de hacerles una seña para que lo siguieran —. Vámos.
Ninguno de los tres rechistó, solo continuaron caminando siendo escoltados por el mayor pues tal como dijo Lizzie no tardaba en irse la luz del sol y necesitarían un lugar para descansar.
Anduvieron por el bosque el resto de la tarde hasta que anocheció y no tuvieron más opción que detenerse y acampar.
Rowan se mantenía tranquilo recargado en un tronco de árbol cercano a Tyreese con la pequeña Judith en sus brazos.
La mini Grimes se removía inquieta entre sus brazos y el adolescente no tardó en percatarse de que tenía hambre. Afortunadamente hace unas horas había preparado un biberón que no se terminó y con cuidado la acomodó y empezó a darle su biberón.
No hubó más quejidos ni nada, eso la tranquilizó por completo.
El rubio se dedicó a observarla con atención mientras bebía su leche. Se veía tan calmada comiendo y entonces al verla a los ojos reflexionó porque Rylie la amaba con toda su alma.
Era imposible no amarla.
Quizás no tenía a su hermana, pero Rylie permanecía con él por medio de la bebé. En el fondo deseaba que siguiera viva.
Se negaba a aceptar que su única familia hubiera fallecido.
Unos ruidos provinientes de entre las ramas lo sacaron de sus pensamientos y rápidamente se pusó de pie, cuidando no asustar a la menor.
—Caminantes...
El adulto empezó a mirar a todos lados entre la oscuridad. Era muy difícil saber de la presencia de caminantes si estaban en medio de la oscuridad.
—Vámonos —ordenó Tyreese haciendoles señas para que lo siguieran —. Andando. Está bien, encontraremos algo que comer. Vámos.
Recorgieron las cosas que traían consigo y se pusieron en marcha a un sitio más alejado de ahí.
La noche no fue algo que Rowan disfrutará. No pudó dormir bien, se la pasó despierto al cuidado de Judith y saber que estaban en medio de la nada lo mantuvó alerta.
Para cuando los primeros rayos
del sol empezaron a salir ellos ya se encontraban despiertos y siguieron caminando sin un rumbo fijo entre
los arbustos del bosque.
Las menores no tardaron en notar algo que colgaba de las ramas de los arbustos y se acercaron al ver las bayas.
—¿Podemos comerlas?
Tyreese asintió y esa fue luz verde para ellas, incluso Rowan se acercó para quitar algunas. A decir verdad no había comido en un par de días y en cualquier momento sentía que se desmayaría.
Aunque le preocupaba más que se quedaran sin formula para bebé que su propio alimento.
Apenas estaba terminando de comer su segunda baya cuando Judith comenzó a llorar con fuerza alertando al rubio.
—Van a oila —musitó Mica mirando a todos lados asustada.
Dejó eso por la paz e inspeccionó que no le hubiera picado algún bicho, pero por lo visto se trataba de algo más. Recordó vagamente una conversación con Rylie y supó que hacer.
—Lizzie alcanzame un pañal —pidió Rowan mientras acomodaba una manta en el suelo en la que acostó a la niña.
Con delicadeza desabotonó el pañalero de florecitas y desabrochó también el pañal que traía. Efectivamente su sexto sentido tenía razón, estaba sucia.
Judith no dejó de agitar sus manitas con fuerza removiendose inquieta sin dejar de llorar mientras la limpiaba con unas toallitas humedas.
—No llores, pequeña —pidió el rubio
en voz baja mirandola amorosamente
a la vez que le ponía un nuevo pañal
—. Ya casi terminamos. Calma, Jude.
Entre quejidos y llanto terminó de ponerle el pañal limpio no sin antes dejar un besito en su coronilla y guardar todo en la pañalera que llevaban.
Rowan le dió unas ligeras palmaditas
en la espalda y se movió de lado a lado intentando arrullarla con tal de que no llorará más.
—¡Ya vienen!
—¡Ya escuché, Mika! —exclamó
Tyreese al sentir como la menor lo tomaba del brazo con brusquedad.
—No grites, ella no entiende a los caminantes —respondió Lizzie con visible preocupación mirando a su hermana.
—Tú eres la que no los entiendes, Lizzie.
—Quédense aquí y cuiden al bebé —pidió el mayor poniendose de pie para después alejarse un poco e inspeccionar.
Las menores se quedaron en su sitio
con Rowan frente a ellas por si tenía que defenderse aunque lo único que podría usar sería la pistola que llevaba en uno de sus bolsillos escondida.
Rowan se movía de un lado a otro desesperado por el llanto incesable de la pequeña Grimes, pero no le gritó ni nada por el estilo solo la meció de nuevo.
Mientras tanto a un par de metros Tyreese con un martillo como arma examinaba un arbusto cercano del que de la nada salió un ave volando.
Mika salió corriendo asustada al creer que se trataba de un caminante y el caos entre ellos se desató.
Lizzie fue la primera en percatarse del escape de su hermana y los tres salieron corriendo en la dirección cercana.
—¡Mika!
Empezaron a correr en medio del bosque gritando el nombre de la menor bastante preocupados hasta que un par de metros más adelante vieron la silueta de la niña aparecer de entre un árbol.
—Ahí está —informó Tyreese soltando un suspiro de cansancio a la vez que se acercaban a ella —. ¿Te encuentras bien?
—Me asuste mucho —confesó Mika bajando la mirada como si la hubieran regañado.
—Está bien. Todos nos asustamos. Hiciste bien en correr.
—¿Qué?
—Así es. Si escuchas voces o ves un caminante corres —informó el moreno dandole una mirada rápida a sus otros acompañantes antes de volver a ella —. Pero cuando estás en un grupo trata de quedarte cerca, ¿de acuerdo?
La rubia asintió algo entristecida antes de enfocar su vista en Judith, quien ya estaba más calmada y agarró su manita con una sonrisa que se esfumó al ver sangre correr del brazo del hombre.
—Estás sangrando. Te lastimaste el brazo.
—Fue mucho peor en prisión. No te preocupes.
—Lo siento, se que no soy como Lizzie o como Rowan —soltó Mika dandole una mirada rápida a los mencionados.
—No lo sientas. Ustedes hacen sus cosas a su manera, pero las hacen.
—¿Cómo tú y Sasha?
—Tú no eres como Sasha.
—¿Por qué no?
—Porque tú sigues aquí y Sasha
no —respondió Lizzie haciendo que
la niña guardará silencio.
Unos segundos después un gritó rompió el silencio haciendo que los dos mayores se pusieran alerta.
—¿Qué estás haciendo?
—Vámos. Estoy asegurandome de que puedan ver a ambos lados —respondió Tyreese acomodandolas a ambas niñas de espaldas a un lado del rubio —. Quédense aquí y vigilen.
—¿Nos vas a dejar?
Un grito más.
—Puede que sean de la prisión —informó el adulto luego de oír el grito —. Necesito ayudarlos.
—Te necesitamos.
—Mika, dobla la camisa detrás del cuchillo —comentó Lizzie llamando la atención de su hermana menor —. Así lo agarrarás mejor. Estaremos bien.
—Si. ¿Qué hacen su ven un caminante?
—Corremos —respondieron ambas menores al unísono visiblemente asustadas.
—Juntos hacia mi —completó Tyreese para después dirigirse al adolescente
—. Solo dispará si tienes que hacerlo. Quédense aquí hasta que vuelta, ¿de acuerdo?
Aoenas estaba por irse cuando la menor de los Samuels lo hizó detenerse y volver.
—Por favor no te vayas...
—Mika, mirame —pidió el hombre en voz baja dandole una pistola mirandola fijamente —. Puedes manejar esto. Eres fuerte y no estás sola.
Después de decir aquello el hombre
salió corriendo a la dirección de la que provenían los gritos.
Pasaron unos minutos y como si fuera una broma de mal gusto Judith empezó a llorar de nueva cuenta preocupando a las hermanas Samuels.
—Rowan haz algo, nos van a oír —pidió Mika preocupada girandose hacia el chico.
Rowan intentó no perder la calma y acercó a la bebé a su pecho meciendola suavemente a la vez que susurraba cosas reconfortantes para calmarla.
—¡Rowan!
El rubio se giró en dirección a la
niña y vió como un par de caminantes
se acercaban a ellos.
No tuvó más opción que sacar su pistola y con un movimiento rápido disparó a uno y después al otro, ocasionando que el llanto de la bebé volviera por el ruido.
—Por favor, no llores... no llores...
Volvieron a ponerse en posición por si había más caminantes y efectivamente unos más llegaron, pero por suerte no tuvieron que luchar solos está vez.
——— ✮✧☾✧✮ ———
—Tyreese...
El hombre se giró al oír aquella voz conocida y se encontró con nada mas y nada menos que Carol, quien venía acompañando a los menores.
—¿Qué es lo qué... ¿Cómo...
Ni siquiera las palabras le salían de lo atónito que estaba simplemente se acercó lentamente a la mujer y la abrazó.
—¿Cómo nos hallaste? —preguntó Tyreese atónito entre lágrimas una vez se separó de ella —. ¿Dónde estuviste? ¿Cómo es que...
—Quédense aquí niños —pidió Carol encaminandose a unas vias cercanas al oír un llanto.
Justo en las vías había un hombre vivo observando una infinidad de cuerpos sin vida de humanos y caminantes con los que posiblemente Tyreese luchó.
—Quédense en las vías. Ha sido mi error.
—En el bosque en mejor —comentó Carol poniendose enfrente del hombre llamando su atención.
—No, tú no lo entiendes. Hay un lugar
al final de las vías —comenzó a decirle sin animos de rodillas en el suelo —. Es seguro. Puedes llevar a los niños allí. Confía en mi por favor. Sigue en las vías.
Desde los brazos de Rowan la pequeña Grimes empezó a sollozar dando indicios de que en cualquier momento iba a llorar mucho más fuerte y rápidamente la meció en un intentó por calmarla.
El hombre en el suelo también empezó a sollozar y Tyreese fue quien los hizó que continuaran su camino dirigiendose al dónde estaban las vías ferroviarias.
—Tyreese no escape. No dejé a Lizzie ni a Rowan.
—Lo ves, eres una niña fuerte —comentó el hombre revolviendo la cabellera despeinada de la menor.
Por otro lado Rowan iba con Judith en sus brazos caminando despacio pues le enseñaba a la menor el lugar y ella de algún modo estaba más calmada.
Una mariposa los rodeaba y la bebé estiró sus brazitos frustrada por no poder alcanzar al insecto, aún así por alguna razón se rió alegre.
—Oigan, ¿hay algo de agua aquí y comida?
El grupo se detuvó y el hombre rebuscó entre la mochila que llevaba Carol en la espalda pasandole una botella con agua que la mujer tomó al instante sedienta.
—No te ví escapar. Creí que tú...
—No estaba ahí —respondió Carol con calma terminando de beber de la botella —. Aún no había vuelto. Rick y yo encontramos un auto. Él llevó todo lo que habíamos encontrado y yo... seguí buscando.
—¿Lo viste?
—Ví el final y luego los ví corriendo hacia el bosque —continuó diciendo la mujer centrada en sus pensamientos —. Estaban lejos. Los perdí, pero...
—Nos encontraste —terminó Mika con una sonrisa enorne.
—Sabía que lo harías —secundó Lizzie igual de sonriente tomando a la mujer del brazo con delicadeza.
Empezaron a avanzar a pasos lentos con las niñas sacandoles ventaja por un par de metros
—Oye, quizás podamos volver y hallar
el auto —propusó Tyreese tomandola del brazo, deteniendola al instante.
—Los caminantes y el fuego... no podemos volver a un cementerio.
Después de decir eso se pusieron en marcha de nueva cuenta. Las niñas iban más adelante caminando en medio de la via tomadas de la mano, pero algo a lo lejos llamó su atención.
—Miren.
Ambas salieron un poco a un lado de
las vias y centraron su atención en lo que parecía ser un mapa.
—Santuario para todos, comunidad para todos...
—Los que llegan sobreviven —finalizó Rowan viendo confuso el mapa enfrente de ellos.
Había una palabra escrita en grande que sobresalía del mapa. Una palabra que le causó curiosidad al rubio.
Terminus.
——— ✮✧☾✧✮ ———
—Buen día estrellitas, la tierra les
dice hola —exclamó Rylie apareciendo en la cocina con una radiante sonrisa y no tardó en acercarse a cierto chico —. ¿Qué comes, vaquero?
—Cereal —respondió Carl tomando un plato cercano para posteriormente pasarselo —. Y como imagine que ibas a querer te hice otro para ti.
—Ese es un gesto muy lindo de tu parte, Grimes —comentó la rubia inclinandose para dejar un beso en su mejilla que lo hizó sonrojarse un poco —. Gracias.
Ambos adolescentes empezaron a tener una conversación bastante durarera con su estilo caracteristico y su conversación se quedó pausada al llegar Michonne.
El castaño se quedó mirandola unos segundos confuso.
—¿Tienes algo que decir acerca de mi extremadamente comoda y holgada camisa?
Carl no pudó evitar reír al ver a la mujer aparecerse en la entrada de la sala con una camisa que más que camisa parecía bata por lo largo que le quedaba.
—No, no, se ve genial —se apresuró a decir el chico señalando un botón sin abrochar en su camisa —. Te falto ahí.
—Así dicen todos —susurró Rylie con diversión girando la mirada a otro lado y él la miró furioso.
Sin más continuaron comiendo su cereal entre miraditas que se daban el uno al otro sin querer.
—Ojala tuvieramos algo de leche de soja —comentó Michonne
—¿En serio?
—Sí, en serio. ¿La probaste alguna vez?
—Mi mejor amigo de tercer grado
era álergico a los lacteos y todos los días llevaba esa cosa de soja —relató el menor revolviendo sus cereales con aburrimiento siendo escuchado por ambas mujeres con atención —. La probé y vomité.
—Sí, claro —musitó Michonne con poca credibilidad.
—Bueno, bueno, casi, casi vomito,
pero fue asqueroso —respondió Carl antes de hacer un ruido simulando vomitar —. Fue tan desagradable. Es decir, preferiría comer leche en polvo que tener que tomar esa porquería otra vez o la leche maternizada de Judith...
Mal momento para mencionarla, pensó Rylie.
Ambos chicos bajaron la mirada entristecidos porque clramente a ambos les afectaba la perdida de la niña y mencionarla solo los afectaba peor.
—Me voy a terminar mi libro —
informó el chico con un tono entristecido poniendose de pie —.
Aún me quedan algunas paginas.
Carl no dijo nada más y simplemente se fue dejandolas ahí solas en la sala con la tristeza y añoreza inundandolas.
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—¿Cuánto crees que tardaran?
—Llenaremos un par de bolsas, no deberíamos tardar mucho.
—Son las ocho quince...
—Volveremos al medio día.
Carl y Michonne tenía pensado salir a explorar un poco más con la esperanza de encontrar quizás algo más que les sirviera para alimentarse unos días más.
Apesar de que Rylie quería ir mejor decidió quedarse a cuidar a Rick por si acaso. Además, pasar un tiempo a solas con Michonne podría ayudar a Carl a sentirse mejor. No quería quitarles ese vinculo madre-hijo que surgía.
Antes de que el castaño se fuera, la
rubia se lanzó a sus brazos siendo envuelta por los suyos al instante.
Cada abrazo de Rylie se sentía tan reconfortante para Carl. Abrazarla
era como abrazar un peluche por lo pequeña que se sentía en sus brazos, pero esa mirada le demostraba que era de todo menos pequeña y adorable.
No quizó separarse de ella, pero tuvó que hacerlo y se encontró con esos lindos ojos azulados que tanto amaba ver algo llorosos.
—Volveremos pronto, ¿si?
—Cuídate y cuida también a Michonne —pidió Rylie inclinandose un poco para dejar un fugaz beso en la comisura de sus labios.
Michonne y Rick se miraron divertidos
e intentaron mantenerse serios para no interrumpir a los mini enamorados. No cabía duda que era una clara señal de que sus niños estaban creciendo rápido.
—Tú haz lo que ella diga, ¿comprendes? —ordenó Rick dirigiendose a su hijo a la vez que le pasaba una pistola y él asintió sin animos —. Oye, ¿todo está bien?
—Sí, solo estoy hambriento —respondió Carl soltando un suspiro con cansancio mientras guardaba su arma.
Rick le dió unas palmaditas en la
espada para que se animará un poco y en unos segundos ya se dirigían los dos al desolado pueblo dejandolos solos.
No tuvieron otro remedio más que entrar de nuevo a la casa y entre los dos acomodaron el sofá como estaba para así bloquear la puerta.
Cada quien se dirigió a una habitación distinta y hicieron sus cosas. La rubia por su parte rebuscó entre los cajones algo de ropa limpia de chica y que por cierto encontró, una lastima que para adultas no hubiera porque a Michonne le servirían mucho prendas de esas.
Quizás no había agua caliente, pero
con que fuera agua se conformaba. Hace mucho que no tomaba una ducha y la sensación del agua recorriendo su piel sudorosa era gloriosa.
Una vez aseada se arregló un poco
con cosas que encontró en aquella habitación y tomó el libro de ayer
para así matar el tiempo al menos.
Una de las habilidades que poseía la rubia como lectora es que leía demasido rápido y oara cuando menos lo esperó ya iba en el capítulo doce y eso que apenas iba comenzando.
Sin embargo, había tanto silencio que sin querer empezó a cabezear e incluso el libro se le resbaló de las manos sin querer y el movimiento bruscó la despertó.
Justo en ese momento empezó a oír voces provinientes de la sala y por un momento creyó que se trataba de Carl y Michonne, pero eran de hombre.
De repente solo se alcanzaba a escuchar las suplicas de alguien y después gritos de dolor.
Con cuidado se incorporó de la cama, guardó el libro en su mochila y una vez lista tomó su espada dispuesta a salir para ver que era lo que sucedía abajo.
Sin embargo, rápidamente se escondió debajo de la cama al escuchar unos pasos acercarse. Un hombre entró con un arma, pero salió unos segundos después.
Rylie sentía que el corazón se le saldría en cualquier momento por el miedo que estaba viviendo y se preguntó si Rick ya se había dado cuenta que unos locos se habían metido a la casa.
Ahora los ruidos venían de la habitación a lado de la suya, la de Rick. Solo esperaba en serio que Rick estuviera despierto porque de verdad estaba asustada.
Se mantuvó en silencio debajo de la cama por un par de minutos más hasta que las voces se oyeron más cercanas.
—Oye, ¿estás comodo?
—¿Me despertaste para ver si estaba cómodo?
—Me quiero acostar.
—Hay dos habitaciones más para que elijas.
—Tienen camas para niños. Quiero esta.
—Ya tiene dueño.
—Yo no me enteré. Tendrás que buscar una en otro lado.
Apenas terminó de hablar el desconocido se escuchó el sonido de golpes y Rylie asustada se hizó más
para atrás.
Ahora realmente estaba comenzando
a desesperarse puesto que ya había pasado un buen rato y los desconocidos no se iba así que tuvó que actuar sola.
Con cuidado de no hacer mucho ruido salió de abajo de la cama armada con su espada y abrió la puerta que daba al pasillo de la planta superior.
Recordaba vagamente que en el baño había una ventana y pensó que podría escapar por ahí, pero no podía dejar a Rick. Tenía que buscarlo o ir por los dos otros que faltaban para ayudar a Rick.
Iría por Rick y entre los dos escaparían.
En eso estaba cuando oyó ruidos y tuvó que esconderse en el baño. Ahí estaba su oportunidad de irse y como si fuera un castigo del destino entró un hombre.
La menor se asustó, pero no fue lenta y lo atacó con un corte directo a la cabeza.
Ahora si parezco Carrie, pensó viendo
la sangre fresca impregnada en su ropa y unas manchitas en su rostro.
Apenas se recuperaba de eso cuando hubó pasos acercarse hasta que la puerta por segunda vez se abrió y Rylie estaba preparada, pero al ver que era Rick se relajó por completo y sonrió.
Estaba salvada, pero no del todo.
El hombre le hizó una seña para que guardará silencio mientras tomaba el arma del muerto. Una vez se aseguró de que no hubiese nadie cerca de la puerta abrió la ventana del baño para irse.
Rylie fue la primera en salir por la ventana y lo esperó a que cruzará en el techo.
Ya afuera después de que Rick se pusiera una chaqueta que le robó al muerto se dispusieron a bajar del techo. Primero el mayor y después ayudó a la rubia a bajar.
Se escondieron a los lados de la puerta con sus armas listas para usarse en caso de ser necesario. Al no ver a nadie salir se apresuraron a bajar las escaleras del patio trasero y se camuflajearon entre unos arbustos de modo que llegaron al porche, donde se escondieron gracias a la altura del piso de cemento.
Había alguien afuera y con el desconocido ahí no podrían huir sin ser vistos.
Las cosas empeoraron cuando vieron que Carl y Michonne se acercaban a la casa. Los matarían.
Apenas Rick estaba por salir de su escondite y matar al hombre cuando de la nada se escucharon gritos y disparos del interior de la casa.
Eso hizó que el hombre se fuera a ver que sucedía y finalmente corrieron al sendero encontrandose con ambos. Nadie dijo nada solamente corrieron al verlos así de asustados.
Al menos esos hombres ya no serían un peligro para ellos.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Ya se habían alejado un buen tramo de la casa en la que estaban quedandose. A decir verdad esa experiencia le dejó un sabor de boca amargo a la rubia. Nunca se sintió más alarmada como ese día.
Carl no quería preguntar que pasó allá, pero la sangre en la camiseta de Rylie y las manchas en su rostro dejaba mucho de que hablar.
La chica iba mirando a todos lados por si los desconocidos aparecían al igual que Rick.
Carl se acercó a ella y rebuscó entre la enorme mochila que llevaba consigo.
—Para ti —informó el castaño sacando una barra de chocolate que ella tomó con una enorme sonrisa —. Se que amas el chocolate y eso fue lo único que pude encontrar. Quería traerte algo mejor...
—Carl, con esto es suficiente —respondió Rylie con una sonrisa enorme interrumpiendolo —. Gracias.
El chico sonrió también y tomó la mano de la joven jugueteando con ella a la vez que iba comiendose quien sabe que.
Unos segundos después Rick y Michonne se detuvieron al ver un cartel pegado a unos metros. Se acercaron a leer.
Era un mapa, que tenía tambien en letras grandes y remarcadas la palabra Terminus.
"Santuario para todos. Comunidad para todos. Los que llegan sobreviven"
—¿Qué crees...
—Vámos —sentenció el hombre incitandolos a continuar su andar.
Por lo visto les quedaba un largo camino que recorrer si querían llegar al dichoso santuario que el cartel les prometía.
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