━Capítulo Dos
❝𝐓𝐎𝐃𝐎𝐒 𝐇𝐈𝐂𝐈𝐌𝐎𝐒 𝐀𝐋𝐆𝐎❞
╔════ 𓏲✮⊰ •˙❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ════╗
〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟐☼︎༄.✰ 〙
-- Gabriel --
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EL HUMO CONTINUABA A LO LEJOS, POR LO VISTO AÚN NO SE APAGABA DEL TODO. El grupo continuaba con su recorrido por el bosque aún sin saber a dónde irían por el momento.
-Y así fue como encontre esta belleza -finalizó Rylie con tranquilidad tomando asiento en una roca mientras sacaba de la mochila un biberón.
-Asaltaste una casa y casi mueres
en el proceso, pero tienes este libro -comentó Rowan arqueando una ceja
con confusión mientras alzaba el libro -. Y encima Los Juegos del Hambre.
-Tremenda joya -comentó la rubia acomodando a Judith en su regazo para darle su biberón -. Manifeste tanto mi mi propia distopia que ahora la estoy viviendo en carne propia.
Rowan asintió y se sentó a un lado
de la chica mirando a Judith comer recostada tranquilamente en los brazos de su hermana menor.
-Te cuide, te limpie tus pañales sucios, me desvele por ti -comenzó a decir el chico mirando a la bebé aparentemente ofendido -. Llega ella y saltas a sus brazos. Creí que teníamos algo, Jude.
-Lo siento hermano, pero ella ya eligió a su Everson favorito -respondio Rylie dejando un besito en la frente de la niña orgullosa de si misma -. Y esa soy yo.
-Disfruta mientras puedas, Ry.
Antes de que la chica pudiera reclamar algo Carl apareció de la nada robandose la atención de la rubia y se sentó a un lado suyo no sin antes haberle robado un fugaz beso en los labios.
Rowan carraspeó haciendose notar y el chico del sombrero se giró a verlo ahora si visiblemente avergonzado por eso.
-En mis barbas, Grimes -soltó
Rowan aún mád ofendido señalando con su dedo acusadoramente -. Al menos que sea cuando yo no este enfrente.
Rylie rodó los ojos con diversión haciendole un espacio a su chico en el pedazo de roca para que se sentará y le pasó a la menor para que la tomará en sus brazos y la niña no pudó estar más contenta de ver a su hermano mayor.
La conversación fue lo bastante buena
y un rato después Rowan no tardó en robarse a Judith porque según él como tío postizo era su obligación llevarsela a andar por ahí y la bebé no se quejaba, por lo visto su aprecio por el rubio había incrementado en estos meses.
-Cínico, se la llevó...
-Siendo sinceros Judith adora que la traigan de un lado a otro -comentó el castaño mirando a su hermanita a unos metros de distancia antes de rebuscar en su mochila algo -. Toma, come.
Rylie se giró al instante mirando con una media sonrisa y Carl supó lo que vendría después.
-No aceptaré un no como respuesta.
-Pero...
Antes de que pudiera decir que no,
el chico ya estaba abriendo la lata de duraznos en amibar con la navaja de la rubia.
-Anda, come -pidió Carl acercando la lata abierta de duraznos a la chica y la miró serio -. Rylie, no haz comido nada. Come o te haré comer a la fuerza.
La rubia no tuvó opción y ni siquiera reclamó, su estomágo rugiendo era una prueba clara del hambre que sentía. Así que atrapó un trozo de durazno y se lo llevó a la boca degustando el sabor.
-Esto esta delicioso o solo es el
hambre -comentó Rylie con la boca aún llena de duraznos señalando la lata entre sus manos.
Carl sonrió antes de inclinarse un poco para atrapar un durazno también y el sabor fue exquisito. Caducado o no ellos estaban disfrutando de su manjar.
-Posiblemente las dos opciones -respondió Carl encogiendose de hombros antes de acercarse a ellos y señalar su boca -. Tienes algo...
La chica tocó la parte de su cara que el castaño señalaba y al ver que ella no daba con la migaja de durazno se inclinó hacia su rostro lo suficiente como para notar el acelerado latir de la rubia y su respiración semi agitada. ¿Es que acaso estar cerca la ponía nerviosa? ¿Muy?
Sus miradas se encontraron por un momento, uno que pareció toda una eternidad. Jamás lo admitiría en voz alta, pero aquella mirada profunda y fría lograba acelerar sus latidos. Carl tenía una mirada demasiado hermosa y eso la cautivaba siempre.
La mirada del joven bajó de sus ojos a la comisura de sus labios y sin querer tenía su pulgar sobre los labios de la rubia con sutileza.
En ese momento miles de pensamientos pasaron por la cabeza del vaquero. Ella se veía perfecta. Esa mirada divertida y a la vez traviesa, sumado a su carisma la hacía la mujer más perfecta a sus ojos.
Cada que la veía recordaba lo que sintió aquella tarde al verla venir de la mano con su hermano y como al encontrarse lo primero que hizó ella fue esconderse detrás de Rowan. Él simplemente sintió las dichosas mariposas sin saber que era lo que sentía aquella vez y el porque.
Ahora lo comprendía todo.
-Rylie...
La rubia paralizada regresó a su realidad y con voz temblorosa sin despejar su mirada de la de él tragó salivads nerviosa soltó entre balbuceos un suave "¿si?"
-Mentiría si dijera que no estoy muriendo por besarte.
Las mejillas de la chica se tornaron de un color rosaceo por la confesión de la nada del Grimes.
-¿Y qué esperas? Hazlo...
Apenas estaba por acercarse aún más
al rostro de ella cuando de la nada un grito a lo lejos los obligó a separarse de la nada bastante alarmados, como si los hubieran sorprendiendo haciendo una maldad.
-¡Los estoy viendo, sucios!
Rylie soltó una carcajada ruidosa al
ver las señas que su hermano mayor le hacia a unos cuantos metros de ellos.
-Creo recordar que tenía el permiso
de tu hermano para salir contigo -comentó Carl luego de eso, tomando la mano de la chica para acariciarla -. No lo entiendo del todo.
-Ni entenderas el concepto de hermano sobreprotector hasta que Judith crezca y tenga edad para salir con muchachos.
Carl le lanzó una mirada juzgadora
casi sin digerar la última frase que dijo su linda rubia. Judith. Salir. Muchachos. Eso no iba a suceder si él lo impedía.
La rubia sonrió y dejó un beso en su mejillas haciendolo sonrojarse un poco antes de atraerla hacia él y pasar uno de sus brazos por los hombros de ella.
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Por la tarde, antes de que el sol se ocultará por completo Rylie tomó el arco de su hermano mayor y salió en busca de alimento.
Daryl también lo hizó solo que él prefirió ir a cazar algo por su cuenta e inclusó la había retado a ver quien regresaba con más ardillas o conejos.
Obviamente la rubia ya estaba cansada de no hacer más que estar sentada en una roca dura solo leyendo así que sin permiso se llevó a arco de su hermano junto a varias flechas -apesar de que su espada habia sido recuperada por Carol- y se escabulló en el bosque no sin antes haber dejado a Judith al cuidado de Carl.
Si bien la punteria no era lo suyo no perdería nada con intentarlo o quizás
si le agotaba a su hermano las flechas ahora si estaría en problemas.
Recorriendo el bosque, sin alejarse tanto del grupo, a un par de metros vió a un conejo parado a la mitad de los árboles y preparó una flecha.
Relajó su cuerpo y mente, si estaba tranquila tal vez no fallaría. Apenas estaba por dispararle cuando unas pisadas detrás de ella la asustaron. La flecha quedó clavada en el tronco del árbol y el conejo huyó rápidamente.
La rubia se giró y sin pensarselo
empujó al desconocido al primer tronco de un árbol cercano, sacando de su bolsillo la navaja afilada.
Carl solamente le sonrió con coqueteria y ella lo soltó al instante entre molesta y ligeramente divertida.
-Asustaste al conejo -reprochó ella con molestia señalando el lugar en el que estaba -. Asustaste a mi cena, Carl.
-Y tú me asustaste a mi -exclamó
el mencionado soltando una risita contagiosa recibiendo un golpecito
en el pecho de la rubia -. Dios, que mujer. No te enojes, princesa.
-Claro que me enojo, hiciste que mi conejo se fuera -reclamó algo enojada a la vez que intentaba ocultar su sonrojo por el apodo -. Para cuando llegue de seguro Daryl me abra humillado. Es un gran cazador y yo solo una novata.
-Perdón, no quizé asustar a tu cena.
-A todo esto, ¿estás siguiendome? -exclamó la rubia mirandolo confusa y el chico solo de encogió de hombros -. ¡Ey, respondeme! Maldito vaquero acosador.
-Solo quería ver que no te perdieras.
-Es la peor excusa que he oído -
soltó Rylie con diversión alejandose un poco de él -. Si querías pasar tiempo
me lo hubieras dicho, lindo sheriff.
Carl rodó los ojos y ella hizó un lindo gesto a si misma, alagandose.
-No todo gira entorno a ti, rubia gruñona.
-¿A si?
El ojiazul estaba por responder
cuando la rubia le quitó el sombrero de repente dejandolo a un lado y sin previo aviso lo único que sentía Carl era el suave y cálido contacto de los labios de Rylie moviendose sobre los suyos.
No tardó en reaccionar respondiendo al beso a la vez que rodeaba su espalda con sus brazos para acercarla más a él y sin querer sus manos descendieron hasta su cintura. Casi al instante sintió a la rubia estremecerse por el contacto.
Unos segundos después Rylie tenía sus manos entre el cabello al descubierto del castaño y no tardó en alejarse un par de centimetros, sintiendo la respiración del joven agitada mezclarse con la de ella.
Hubó dos factores que intervinieron en su beso. Uno, la falta de aire. Dos, oyeron la voz de Daryl no tan lejos de ahí.
-Eso fue... wow -musitó Carl con su sonrisita divertida y coqueta abrazando a la chica -. Tú eres asombrosa.
Rylie sonrió antes de poner su dedo indice en los labios del chico para que guardará silencio y luego de que la voz del cazador desapareció salieron de su improvisado escondite.
Ella estaba completamente tranquila intentando no levantar sospechas para que Daryl no los viera, pero Carl seguía sumergido en un torbellino lleno de emociones al mismo tiempo que las dichosas mariposas revoloteaban en su estomágo.
-Más vale que regrese con un buen botín.
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La noche no fue de las mejores por lo incomodo que era estar a la interperie y dormir en el suelo lleno de ramas y demás, pero lo lograron y por fortuna no hubó ningún incidente.
Una vez amaneció tal como dijo
Rick a primera hora continuaron
con su travesía por el bosque.
Iban dirigidos por el líder cuando de repente escucharon pasos y la mayoría sacaron sus armas asustados.
-Me rindo -comentó Daryl alzando
sus manos con inocencia y pronto todos bajaron sus armas con alivio.
Por lo visto alguien había salido muy temprano a cazar algunas ardillas. Eran tantas que Rylie afirmaba que con eso tendría para una semana entera.
Una vez el grupo estuvó completo continuaron avanzando, ambos hombres iban más adelante vigilando que todo estuviera en orden y pronto les hicieron una seña para que siguieran.
-¿Comida favorita?
-Spaguetti.
Rylie hizó una mueca al oír a Carl
y le dió un ligero empujoncito con su hombro.
-¿Tu comida favorita? -preguntó el castaño y la interrumpió apenas iba a decir algo -. El chocolate no es comida.
-Bien, la lasaña. Mi turno. ¿Dulce o salado?
-Ambos.
-Dijimos que uno solo -reclamó
Rylie sin detenerse mirando al castaño a su lado -. Elige uno.
-Dulce.
-¿Libros o comics?
-Mil veces los comics.
-Ya hablamos de esto -refutó Rylie viendolo de manera acusadora -. El otro día te ví leyendo algo que no eran comics. Obviamente ocultas tu lado de lector compulsivo.
Carl simplemente de encogió de hombros y ella hizó un gesto casi con ofensa dandole un golpecito ligero en el hombro.
-Eso quita el hecho de que prefiero los comics por encima de tus letras.
-Letras que lees gustoso -respondió ella en voz baja mirando con disimulo sus uñas -. Y no acepto quejas...
Antes de que pudiera decir algo más,
el chico pusó un dedo sobre sus labios cayandola al instante y pusó especial atención en los sonidos a su alrededor.
Rylie pronto se percató de lo que tenía tan inquieto a su vaquero.
-¡Papá, vámos! -exclamó Carl preocupado al mayor luego de oír gritos -. ¿Qué esperas? ¡Vámos!
Rick no tuvó más opción así que asintió no sin antes hacerles una señal a los demás integrantes del grupo para que los siguieran.
Rápidamente todos corrieron siguiendo a ambos chicos por entre los árboles y a un par de metros encontraron un par de caminantes rodear una enorme roca en la que estaba un hombre gritando que le dieran auxilio.
Afortunadamente llegaron a tiempo y entre varios lograron acabar con los caminantes en pocos minutos.
-Despejado. Esten alerta -informó Rick una vez se aseguró que no hubiera nada más antes de dirigirse al hombre -. Puedes bajar.
El honbre vestido de párroco pareció dudar unos segundos, pero finalmente
lo hizó y una vez abajo los miró a todos algo asustado antes de vomitar.
Al instante la rubia se giró a otro lado para no presenciar el suceso.
-Lo siento -musitó el hombre tallando su boca girandose hacia el grupo -. Sí, gracias. Soy Gabriel.
-¿Llevas armas contigo?
-¿Les parece que cargo armas?
-Nos parece que tienes hambre y
que podrías comerte una bala -soltó Abraham interviniendo en la charla desde un par de metros detrás.
-No llevo ningún arma -respondió Gabril con tranquilidad dirigiendose al grupo -. Me protegé la palabra de Dios.
-No parecía -musitó Rylie con diversión ocasionando la mirada algo enojada del párroco.
-
Grité por ayuda y la obtuvé.
Después de eso transcurrieron unos instantes de silencio incómodo en los que el grupo no hacía más que mirar al hombre curiosos.
-Oigan, ¿tienen comida?
Rylie estaba a nada de sufrir un ataque.
¿Le parece que tenemos comida? ¿Nos ve con cara de personas bien alimentadas? Pensó para si misma.
-Lo poco que tenía quedo por el suelo.
-Toma -informó Carl acercandose para ofrecerle lo poco que encontró en el camino -. Unas nueces.
-Gracias.
Más silencio.
-Hermosa niña -soltó Gabriel con una sonrisa enfocando su mirada en la bebé en brazos de cierto rubio.
El chico solo se quedó en silencio sin saber que decir y simplemente acercó más a la niña sintiendose observado.
-¿Tienen un refugio?
-No, ¿y tú?
-Tengo una iglesia.
-Pon las manos sobre la cabeza -ordenó Rick con suma tranquilidad señalando que se girará.
Rápidamente el hombre con facilidad acató las ordenes alzando sus manos algo asustado mientras Rick lo revisaba.
-¿A cuántos caminantes mataste?
-De hecho a ninguno...
-Voltea -exigió el líder obligandolo
a girarse sin dejar de revisarlo -. ¿A cuantas personas mataste?
-Ninguna.
-¿Por qué?
-Porque Dios aborrece la violencia -respondió Gabriel mirando directo hacia el líder con decisión.
-¿Qué hiciste? -musitó Rick mirandolo detalladamente, buscando algo en él -. Todos hicimos algo.
-Soy pecador. Me confieso todos los días, pero solo lo hago ante Dios no con extraños.
-Mencionaste una iglesia -
comentó Rylie dando un paso al frente dirigiendose al sacerdote -. ¿Dónde está?
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-Ey, anoche, ¿nos observabas?
-Siempre ando solo -respondió Gabriel guiando al pequeño grupo por entre el bosque -. Hoy en día las personas son tan peligrosas como los muertos, ¿no creen?
-No, son peores -comentó Daryl sin detener su andar.
-Pues yo no los observaba, solo crucé un par de veces el arrollo que está junto a mi iglesia desde que todo inicio y nunca había ido tan lejos como hoy -informó con tranquilidad antes de darse la vuelta y mirarlos con una sonrisa -. O tal vez miento. Tal vez mentí sobre todo y no hay ninguna iglesia. Tal vez los guió a una trampa para robarles sus ardilas.
Al instante se detuvieron y Gabriel se percató de que su sutil comentario no les había echo ninguna gracia.
-Mis feligreses decían que mi sentido del humor deja mucho que desear.
-Vaya que si lo hace -comentó Rylie acomodandose a la menor de los Grimes en su cintura.
Finalmente pocos metros después lograron salir del bosque y tal como pensaron frente a ellos estaba una capilla rodeada por una pequeña valla.
Era un lugar muy bello por lo visto y en otra siatuación se diría que fue un lugar muy tranquilo también.
Los supervivientes se encaminaron hacia ella y al estar más cerca Gabriel se posicionó frente a la puerta de madera oscura. Estaba a punto de abrirla cuando Rick subió los escalones.
-Espera -pidió acercandose a él y deteniendolo al instante -. Es por el bien de nuestras ardillas.
Gabriel cedió y le dió las llaves. Unos segundos después todo el grupo entró a la iglesia sin bajar la guardia solo para corroborar que fuera un lugar seguro.
Rowan comenzó a movilizarse sin bajar su arma e inspeccionó un par de puertas antes de volver al recibidor donde notó la enorme cantidad de latas de comida vacias.
Por lo visto alguien tuvó provisiones para toda una vida, pensó el rubia.
Una vez terminaron de explorar el lugar se oyó un silbido aue sirvió como señal y salieron del lugar al porche junto al resto.
-Estuvé meses sin abrir esa puerta. Si encontraron alguien dentro bueno... sería una sorpresa.
-Gracias -exclamó Carl con una sonrisa refiriendose a el hecho de que los dejará quedarse.
-Encontré un autobus allá atrás -informó Abraham dirigiendose al líder del grupo -. No arranca, pero apuesto que podría repararlo en un día o dos. El padre dice que no lo quiere. Parece que nos conseguimos transporte.
Rick simplemente centraba su atención en la pequeñita que se removía un poco en los brazos de su hermano al mismo tiempo que cierta rubia le hacia juegos.
-¿Entiendes lo que hay en juego?
-Lo entiendo.
-Ahora que podemos parar...
-Si paramos ahora nos retrasamos -interrumpió el pelirrojo con enojo a Michonne -. Si nos retrasamos nos jodemos.
-Sin provisiones no podemos hacer nada.
-Exacto -respondió Rick con suma tranquilidad dandole la razón a la mujer antes de subir los escalones directo a la iglesia -. Comida, agua y munición.
-El autobus no se ira -comentó Daryl siguiendo al antes mencionado -. Te traeré unos frijoles.
Rylie soltó una risilla por lo bajo antes de tomar la mano de cierto ojiazul para incitar a avanzar al interior del lugar.
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-¿Cómo sobreviviste tanto tiempo? ¿Dónde obtuviste esa comida?
Rick no tardó en detenerse frente al padre con su hija en brazos mirandolo con sospecha.
-Aquí, de la colecta anual de alimentos. La hice justo antes del desastre.
Rylie dejó sus cosas en el suelo y se enfocó en el padre, quien por lo visto
era sincero a la hora de hablar y se mantenía tranquilo al responder.
Rápidamente la rubia se acercó al Rick al ver que el hombre la hacía señas y tomó a la menor en brazos.
-Tuve suerte. La comida duró bastante tiempo y luego salí a buscar por allí -respondió el hombre con calma -. Vacíe cada tienda vecina excepto una.
-¿Qué te lo impidió?
-Está infestada.
-¿Cuántos hay?
-Una docena, tal vez más.
El líder asintió antes de girarse en dirección a sus compañeros, quienes solo se mantenían en calma oyendo.
-Podemos lidear con eso.
-Bob y yo iremos contigo -comentó Sasha acercandose al líder con firmeza -. Tyreese se quedará y protegerá a Judith.
-Nosotros también nos quedaremos -informó Rowan acercandose un poco luego de dejar sus cosas en el suelo -. Así que por ella no te preocupes está en buenas manos.
-Les agradezco eso y todo lo demás.
-Les hare un mapa -informó Gabriel yendo por papel antes de que Rick lo detuviera.
-No es necesario. Vendrás con nosotros.
-Pero no haría más que estorbar -comentó el padre deteniendose para ver al líder con una sonrisa nerviosa -. Ya me vieron no... no soy bueno para eso.
-Vendrás con nosotros.
No había marcha átras. Cuando Rick Grimes decía algo era mejor cumplirlo.
Todos se prepararon para comenzar la excursión a la dichosa tienda que decía Gabriel, pero antes de que se fueran Rick se dirigió hacia los menores del grupo.
-Escuchen, no confío en ese tipo.
-¿Por qué?
-¿Por qué ustedes si confían?
-No pueden ser todos malos -respondió Rylie tomando asiento en una banca, cerca del chico del sonbrero.
-Bueno, yo no confío en él y por eso
ira conmigo -comentó Rick enfocando su mirada en ambos adolescentes -. Pero quizá hay más así que quiero que estén alerta y protegan a Judith con Rowan y Tyreese. Ahora quiero que escuchen lo que les voy a decir.
-Okey.
-Ustedes no están a salvo. No importa cuantas personas haya o cuán tranquilos se sientan. No importa lo que digan, no importa lo que creean no están a salvo. Todo cambia en un segundo. Un segundo y se acabó. Nunca bajen la guardia. Quiero que me lo prometan.
-Lo prometo -musitó Carl en voz baja mirando fijamente a su padre.
Rick centró ahora su atención en la rubia a su lado, quien miraba sus manos reflexionando sobre sus palabras.
-Rylie...
-No bajaré la guardia tampoco, lo prometo.
Rick asintió feliz de escucharlos prometerle que sobrevivirían y entonces se dió la vuelta dispuesto a irse hasta que la voz de su hijo lo detuvó.
-Papá, es verdad soy fuerte -comenzó a decir Carl levantandose de la banca para encararlo -. Somos fuertes, pero significa que aún podemos ayudar a las personas y arreglarnos solos si las cosas salen mal y si somos fuertes no tenemos que temer tampoco escondernos.
-Pues él esconde algo.
Carl bajo un poco la mirada asintiendo antes de sentir una mano calida tomar la suya, era Rylie que estaba a su lado.
-Estaremos a salvo, ¿si?
Rick asintió una vez más al oír a la rubia decir aquello antes de sonreirle un poco y darle una palmadita en el hombro a su hijo para después salir de la iglesia.
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Con tal de distraerse un rato, Rylie
salió fuera del interior de la iglesia con Judith en sus brazos aferrandose con sus mini manitas a la camisa de la chica.
La mayor tendió un pedazo grande de tela y se sentó en el con la bebé entre sus piernas sentada. Para que se divirtiera le consiguió una muñeca de trapo.
Mientras tanto desde la lejanía Rowan y Tyreese vigilaban que no hubiese nadie acechandolas o algún caminante por la zona.
Rylie veía embelesada a la niña estrujar la muñeca y golpearla contra el suelo un par de veces soltando balbuceos y lo que se considerarían soniditos graciosos.
-Hola, mamá gallina.
Rylie rodó los ojos ante el apodo de Carl y le hizó un espacio para que se sentará a un lado suyo.
Carl permaneció en silencio viendo a su hermanita menor jugar con la muñeca de trapo sucia y vieja mientras tanto su mente estaba lejos de él refrexionando.
-¿En serio confías en Gabriel?
-Sí, parece un buen hombre -respondió Rylie mirando a la niña jugar entretenida -. Además, por ahora nos ofreció un lugar donde quedarnos.
-Pues papá no confía en él aún.
-Hemos pasado por tantas cosas que confiar es ahora imposible -comentó ella regalandole una sonrisa amistosa a la vez que tomaba su mano por lo bajo -. Es normal que esto suceda. Lo único que debes hacer es comprenderlo, Carl.
El castaño asintió y sonrió un poco al
ver a su chica intentar hacer que Judith se pusiera de pie, pero como era de esperarse cayó de pompas a la manta.
-No te preocupes, Jude -comentó Rylie tomandola en brazos para acercarla a su pecho -. Pronto podrás hacerlo.
Por alguna razón Carl no pudó apartar la mirada de ella. Al contrario, se quedó embobado viendola. Su cabello largo, rubio y ondulado, esos preciosos orbes azulados que siempre tenían esa chispa que la caracterizaba y esos rasgos femeninos tan hermosos propios de ella.
Y también había notado hace un par de meses atrás -muchos a decir verdad- un par de nuevos atributos que la hacían verse más hermosa de lo que ya era.
-Hola, tierra llamando a Grimes -exclamó la rubia pasando una mano por su cara haciendolo reaccionar -. Poco te faltaba para babear.
-Eres muy linda -musitó Carl con sinceridad rascando su cuello con algo de nervios -. Me distraes, es todo.
Rylie soltó una sueve risita sin poder creer lo que oía. No era algo que esperará, pero aún así disfrutó de ello.
-¿Distraerte? Eres tú el que me vive distrayendo con sus sonrisitas coquetas, esos gestos tuyos tan... y ni hablar de tus malditos ojos tan lindos...
El castaño solamente sonrió un poco sonrojado por las palabras de la joven y se recargó en el honbre de ella viendo a su hermanita cerrar sus ojitos cansada.
-Que linda manera de decir que me amas.
-¿Y tú crees que pronto podramos encontrar un hogar? -soltó Rylie de la nada acomodando a la bebé para así mecerla -. No me preocupo tanto por nosotros, pero si por Judith. Cada vez veo imposible la idea de que viva una infancia "normal".
-Encontraremos nuestro hogar, ya verás que si.
En el fondo Rylie quería creer que si, pero las probabilidades cada vez se hacían menos. Estaba arta de parecer un maldito nómada, yendo de un lugar a otro, intentando sobrevivir cada día.
-Revisaré un poco los alrededores de
la iglesia, solo por precausión -comentó el castaño antes de dejar un besito en la cabezita de su hermana y ponerse de pie -. Cualquier cosa grita y preocura no alejarte tanto, dónde pueda verte.
-Estaremos bien, papá oso.
Carl asintió antes de robarle a la
rubia un fugaz beso para después irse en dirección a la iglesia, dejando a Rylie sentada en el cesped con la bebé Grimes profundamente dormida en sus brazos.
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Por la noche, una vez el resto del grupo regresó de aquella expedición a la tienda todos se reunieron cerca de las bancas de la nave central. Todos estaban en un improvisado circulos, algunos sentados en el suelo, otros en las bancas y demás.
La alegria había vuelto al grupo y prueba de ello eran las risas constantes así como charlas y murmuros entre ellos.
Rylie y Carl estaban de pie llenando su bandeja con algo de comida. La rubia casi terminaba de escoger para irse a sentar a una banca cuando alguien fue más rápido y le arrebató su bebida.
-Ey, mi soda -exclamó Rylie con algo de molestia al ver su bebida en manos de cierto chico -. Yo la ví primero.
-Viste, pero no tomaste -respondió Carl con una sonrisa burlona agitando la lata frente a ella -. La compartiremos.
-Quiero proponer un brindis -soltó Abraham desde una esquina llamando la atención del grupo -. Cuando miro alrededor veo sobrevivientes...
Rápidamente ambos adolescentes fueron a sentarse a una cerca, pero como no había más espacio la chica optó por sentarse en las piernas del castaño.
-Cada uno de ustedes se gano ese
titulo -mencionó el sargento antes de hacer una pausa y alzar su copa con vino -. Por los sobrevivientes.
-¡Por los sobrevivientes!
Pronto todos alzaban sus copas, menos los menores. Rylie alzó la lata de soda que le quitó a Carl con una sonrisa.
-Tramposilla -musitó el castaño abrazandola para después darle un trago a la bebida -. Delicioso azúcar.
-No deberías tomar mucha, luego te pones imperactivo -mencionó ella con firmeza mirandolo a los ojos bastante seria -. Mejor deja que yo lo haga.
-Si como no.
-Sí, ¿así quieren vivir? ¿Levantarse
a la mañana, luchar contra los muertos, buscar comida, dormir con los dos ojos abiertos y al otro día lo mismo? -continuó diciendo el hombre realmente serio mirando al grupo -. Pueden vivir así. Ustedes son fuertes, son listos. La cosa es que para ustedes, para lo que pueden hacer eso sería rendirse. Podemos llevar a Eugene a Washington y hacer que los muertos mueran y que los vivos recuperen su mundo y ese no es un mal negocio por hacer un simple viaje.
Nadie dijo nada, hubó un pequeño silencio y lo único que se oyó fue un pequeño quejido de la Grimes menor.
Rápidamente Rick la acercó a su pecho y la calmó al instante.
-Eugene, ¿qué hay en Washington?
-Infraestructura construida para soportar pandemias de cualquier tipo de magnitud -rsspondió el hombre a su compañero bajo las miradas del grupo -. Hay comida, combustible, refugio, reinicio.
-No importa como se haga, no
importa cuanto tiempo se demore en reiniciar eataremos a salvo ahí -comentó Abraham después de un breve silencio -. Más de lo que estuvieron desde que empezó esto. Acompañennos, salven al mundo por esa niña.
Rylie enfocó su mirada en la pequeña Judith y reflexionó un poco sus palabras. Quizás tenía algo de razón.
-Por ustedes mismos, por toda esa gente que no puede hacer más que sobrevivir.
De repente Rick rió un poco al oír a Judith removerse un poco intentando tocar su rostro a la vez que balbuceaba.
Rylie sonrió desde su posición al igual que lo hizó Carl.
-¿Qué cosa? -soltó el líder al oír a su pequeña bebé balbucear -. Creo que sabe lo que voy a decir. Dijo que ira, si ella va yo voy. Iremos.
Segundos después la risa de Rick contagió al resto. Judith era una cosita tan tierna. El adulto se la pasó a Tyreese antes de alejarse un poco del lugar.
-Estas albondigas estaban deliciosas, ¿no crees?
-Si, hace mucho que unas -respondió Rylie con tranquilidad girandose a verlo -. Por cierto, tienes una mancha de salsa de tomate.
-¿Dónde?
-Aquí -exclamó la chica antes de embarrale una mejilla divertida -. Que fácil fue eso.
-Eso no se vale -soltó Carl con molestia intentando quitarse la mancha del rostro -. Te odio, Everson.
-Me amas y lo sabes -comentó ella antes de robarle un beso y limpiar su mejilla con una servilleta -. Listo.
-Tienes razón, te amo.
La rubia se inclinó un poco de
manera que quedó sobre sus piernas mirandolo a los ojos y lo abrazó con cariño, escondiendo su cabeza en su cuello.
Ella no podía estar más feliz de saber que Carl realmente la amaba.
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