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━Capítulo Cuatro









❝𝐄𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐄𝐒𝐓Á𝐍 𝐌𝐔𝐄𝐑𝐓𝐎𝐒❞












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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟒☼︎༄.✰ 〙
–— destrucción —–

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EL RESTO DE LA MAÑANA HABÍA TRANSCURRIDO CON NORMALIDAD DESPUÉS de lo que anoche. Rylie estaba en la cama de abajo de su celda con Carl recostado a su lado leyendo comics.

Todo abría estado perfecto si cierta bebé no estuviera en medio de ellos y a cada rato intentará arrebatarle los comics al castaño porque quería verlos.

Bien podría Judith estar con Beth, pero Rylie había insistido en que necesitaba ver a su hija postiza y así fue como los tres terminaron en aquella cama.

Rylie jugaba con la bebé haciendole caras y hablandole bonito. Por supuesto que la niña adoraba eatar con Rylie y que le hablará con ese todo de mamá.

Carl no le prestaba mucha atención pues estaba lo suficientemente concentrado en su comic como para verlas, pero si las escuchaba y eran un par de loquillas.

Ni idea de que pasaba, pero Judith no dejaba de reirse con Rylie. Siempre que estaba con ella se ponía más risueña.

—Carl...

—Mande, amor mio.

—¿Quieres dejar eso y ponernos atención?

—Locas, están locas —musitó Carl
con diversión pasando un brazo por su espada, intentando abrazarla.

Al ver esto la bebé frunció el ceño ligeramente haciendo un gesto claro de molestia y es que sus cejitas fruncidas decían mucho de como se sentía.

Rápidamente la menor se subió como pudó a Rylie recostandose en el pecho de la rubia y peleó con su hermano para que dejará de tocar a su preciada Rylie.

—Oyeme no —exclamó Carl divertida
y ligeramente ofendido dirigiendose a la bebé —. Estás abusando de tu poder, Jude. No puedes quedarte con Rylie para ti sola. Tienes que aprender a compartir. Además, yo la ví primero niña.

—Carl, ¿en serio estás discutiendo con una bebé de seis meses?

—¿Qué? Debe haber limites.

Rylie soltó una risilla divertida al ver a ambos hermanos Grimes pelearse por ella. Amaba a Jude como una hija, pero Carl tenía la otra mitad de su amor.

Apenas la rubia iba a decir algo cuando se escuchó algo que la paralizó unos segundos. Parecían disparos que venían de afuera de la prisión.

Ambos jovenes se pusieron de pie lo más rápido que pudieron. Rylie tomó a Judith e intentó mantenerla tranquila al menos hasta que llegó a la celda de a lado suyo.

—¿Oiste los disparos?

—Claro que sí e iré a ver —respindió Rylie manteniendo la calma antes de acercarse a su hermano y pasarle a la bebé —. Cuidala por favor.

—Pero quiero ayudar también.

—No, te quiero aquí a salvo —continuó diciendo la rubia rebuscando su espada entre sus cosas —. Además, no estas en condiciones de salir a pelear. Volveré.

—Cuídate tú también.

A rubia asintió antes de dejar un beso en la coronilla de la bebé y salir del bloque de celdas en dirección al patio trasero.

Fue silenciosa y tuvó precaución solo por si acaso y salió con cuidado llegando a dónde estaban varios miembros del grupo escondidos tras unos muros. Por lo que alcanzó a ver detrás de las rejas que los mantenían a salvo estaban un par de camionetas y hombre y mujeres rodeaban los autos, todos armados.

—¡Rick, ven aquí! ¡Necesitamos hablar!

—¡No depende de mi, hay un consejo ahora! —gritó Rick en respuesta dando la cara desde su lugar junto a los demás —. ¡Ellos dirigen el lugar!

—¿¡Hershel está en el consejo!?

El grupo se mantuvó tranquilo viendo sus movimientos y al cabo de unos pocos segundos una mujer obligó a uno de los suyos de la camioneta, era Hershel.

Instantaneamente Maggie cubrió su bica reprimiendo un sollozo. Que su padre estuviera prisionero con ellos no era una buena señal.

Seguido de él bajaron a Michonne esposada de manos.

—¿Qué hay de Michonne? ¿Ella también?

—¡Las decisiones no las tomo yo ahora!

El grupo veía como tanto Hershel como Michonne eran obligados a ponerse en el suelo de rodillas por un hombre.

—Hoy las tomarás tú, Rick —sentenció
el hombre desde arriba del tanque que llevaban —. Ven aquí así podemos conversar.

El lugar quedó sumido en el silencio. Lo único que se oía era el sonido de las aves y los demás animales de los alrededores. Mientras tanto Rick pensaba que hacer.

Unos segundos después tomó una decisión, pero antes se acercó a dónde estaban sus dos niños: Carl y Rylie.

—¿Podrían hacer esto? ¿De acuerdo?

Ambos asintieron con firmeza anges
de que el hombre pusiera su mano sobre el hombro de su hijo mayor de manera reconfortante y revolviera la despeinada cabellera rubia de la Everson.

Así fue como se despidió para después salir del patio trasero de la prisión en dirección a las rejas que daban al bosque.

—No podemos con todos. Iremos a través del edificio, por el bosque como lo planeamos —comenzó a decirles Daryl acercandose un poco al grupo —. Ya no tenemos la ventaja númerica. ¿Cuando se revisaron las provisiones del autobus?

—Antes de revisar el lugar grande —respondió Sasha sin apartar la vista de las lejanas rejas —. Estabamos cortos de provisiones y ahora peor.

—Nos arreglaremos. Si algo sale mal corran al autobus. Diganle a todos.

—¿Qué si nadie se da cuenta de cuando las cosas salen mal? —preguntó Tyreese al arquero preocupado —. ¿Cuanto debemos esperar?

—Todo lo que podamos —respondió Daryl con firmeza antes de darse la vuelta y dejarlos a ellos ahí.

Unos minutos después, los cuales Rylie describiría como agonizantes y decisivos por la preocupación que sentía, Daryl se acercó al grupo y por detrás les pasó un par de fusiles a ella y a las Greene.

Carl tomó la mano de Rylie con sutileza y los temblores en su cuerpo se fueron al menos por unos instantes.

La rubia sonrió algo tranquila mientras sostenía el fusil con la otra mano pues si de algo estaba segura es que su espada no le sería útil si los enemigos estaban a metros de ella.


























































——— ✮✧☾✧✮ ———























































Habían pasado un par de minutos y el hecho de que la gente del Gobernador
no se hubiese ido ya preocupaba a Rylie.

No quería pelear, pero si se veía obligada a hacerlo lo haría.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando varios disparos resonaron por el lugar provinientes de allá. Nadie estaba herido, solo había sido el Gobernador matando a un par de caminantes que se acercaban.

Aquellos disparos lo único que harían sería atraer más caminantes y meterlos en muchos más problemas.

—Debemos hacer algo —sugirió Carl en voz baja al mayor junto a él.

—Tu padre lo hará —respondió Daryl con tranquilidad.

—Están hablando —informó el menor viendo a lo lejos la escena —. ¿Por qué no matamos al Gobernador?

—¿Desde cincuenta metros?

—Soy un buen tirador —respondió Carl en susurros manteniendo su arma en su lugar —. Podría terminar esto ahora.

—Si, o podrías comenzar otra cosa —comentó Rylie llamando su atención a la vez que ajustaba la mira de su arma.

—Confía en él.

Minutos más tarde la conversación había tomado otro rumbo que no se veía del todo bien para el grupo. El hombre bajó del tanque y traía entre sus manos la katana de Michonne, la misma arma que pusó bajo el cuello de Hershel.

Al ver aquella escena ambas hermanas Greene corrieron a la reja impitentes de no poder hacer algo oara detenerlo.

En el fondo Rylie deseó que no hiciera
lo que pensaba, que Rick lo convenciera de que matar no era la solución, pero no sucedió...

Cuando creyó que habia logrando convencerlo las cosas dieron un giro enorme y todo se fue al carajo.

El Gobernador decapitó a Hershel enfrente de Rick y por un momento sintió que el tiempo se detuvó.

Un grito resonó desde la lejanía seguido del llanto descontrolado de ambas hermanas y fue en ese instante en que se desató una poderosa lluvia de balas.

Era tanta la rabia en el grupo que sinceramente no les implrtaba si les llegaba a dar una bala, querían acabar con todos ellos o al menos vengarse.

La rubia sintió su respiración agitada y el latir descontrolado de su corazón por la adrenalina en su cuerpo. No supó ni como, pero de la nada estaba jalando del gatillo vez tras vez. No importaba que.

Con precisión disparó y le dió un rozón
a uno de los soldados, un disparo más y le dió a otro justamente en la cabeza.

Estaba furiosa y triste por Hershel, apenas hace unas horas estaba con ellos y ni siquiera pudó darle las gracias por mantener vivo a su hermano.

Sin darse cuenta acabó con la vida de varias personas. Hasta ahora solo había matado caminantes, pero ese día acabó con personas que no tenían una gota de humanidad por lo visto.

¿Y le importaba?

Quizás hace unas horas si, ahora no.

Su prioridad era proteger la prisión
y a su gente y si tenía que matar para sobrevivir lo haría.

Las cosas empezaron a ponerse feas cuando el tanque que llevaba el equipo enemigo empezó a movilizarse y con él la destrucción de su hogar.

El tanque comenzó a avanzar hacia ellos y se llevó las dos cercas que protegían la prisión de encuentro. Ahora no había que impidiera la entrada de los zombies.

Eso no fue impedimento para que el grupo dejará de disparar, hacían hasta lo imposible por acabar con ellos.

Sin embargo, en menos de un santíamen empezaron los ataque a distancia del tanque hacia la prisión.

Rylie al igual que el resto tuvó que movilizarse para no salir herida en el desastre que habían iniciado. Ahí por entre un par de tablas que servían como escudo sobresalía una parte del arma.

Mientras tanto el caos dentró de la prisión también comenzaba a desatarse entre los sobrevivientes. Apenas se oyeron los primeros disparos Rowan corrió como loco en busca de su arma y armó una maleta con sus cosas y las de Judith pues las necesitaría después.

Todo esto comenzaba a ponerse feo, pero aún así tenía que moverse y no iba a dejar que nada le pasará a la niña.

Entre temblores y demás el chico hizó un esfuerzo sobrenatural para cargar todo y a la vez tomar una pistola.

—¡Glenn, Rowan! —exclamó Maggie alarmada llegando al bloque de celdas —. ¿¡Dónde están!?

—¿Qué demonios está pasando? —preguntó el coreano confuso mientras bajaba las escaleras algo cansado.

Rápidamente el rubio apareció con la niña amarrada a su pecho por unos trapos viejos así no la perdería de vista, además llevaba una mochila pequeña, su arco junto al carcajaj y la pistola en mano por si necesitaba usarla.

—Tenemos que sacar a todos de aquí...

Apenas terminó la mujer de decir aquello un tremendo impacto derribó cierta parte de las celdas superiores.

Con esfuerzo los tres lograron salir
de la prisión que empezaba a caerse a pedazos afortunadamente salieron a tiempo. Sin embargo, todo era un caos.

El rubio salió corriendo directo al autobus con Judith atada a su pecho, cuidando que una bala no lo llegará a tocar y si así sucedía que fuese a él y
no a la bebé que llevaba con él.

Justo cuando pasaba por ahí vió como un hombre caía al suelo luego de recibir una bala.

Se apresuró a entrar al autobus, pero notó la ausencia de varias personas que estimaba demasiado entre ellas Rylie.

Maggie salió del vehículo en busca de su hermana y justo Rowan también lo hizó, no se iría sin ella y el resto de los niños ni siquiera estaban dentro del autobus.

—¡Rylie! —gritó Rowan corriendo entre el ruido y las balas cuidando que no le dieran —. ¡Rylie, maldita sea! ¡Rylie!

Buscó por el lugar dónde pudiera estar su hermana, pero no dió con ella y en su lugar tuvó que esconderse entre un par de arbustos cercanos a unas tablas por los disparos que llovían.

Era imposible que pasaran por desaparcibidos y fue justo por esa misma razón que Judith empezó a
llorar asustada.

Para este punto Rowan estaba a nada de hacerle competencia a Judith para ver quien lloraba más fuerte.

Su hermana no aparecía, no sabía que hacer ni a donde ir y para colmo traía a una bebé. Una enorme responsabilidad a la que tendría que proteger como fuera.

Sin embargo, sacudió su cabeza
alejando esos malos pensamientos.
Su hermana estaba bien, ella estaría
con Carl probablemente en medio de
la batalla y él cumpliría su promesa.

No era el momento de romperse, no cuando una bebé dependía de él.

De pronto no hubó más disparos cercanos y con cuidado salió de su escondite encontrandose con Tyreese y las hermanas Samuels, Lizzie y Mika.

—¿Rowan?

—Buscaba a mi hermana, pero por lo visto no está.

—Ve con las niñas, los alcanzo en un momento —explicó el moreno indicando la dirección a la que fueron las niñas —. Es por allá.

El chico no lo pensó demasiado y
con Judith medio calmada se pusó en marcha. Tenía que irse pues los zombies estaban entrando a la prisión y no eran pocos como usualmente había sino una enorme cantidad de ellos.

Por otro lado Carl y Rylie estaban en otra parte más alejada cuidando que no les dispararan e intentando acabar con todos los soldados que pudieran y por lo visto su esfuerzo no fue en vano.

Aunque para ese punto las municiones en el arma de la rubia se habían agotado y solo le quedaba su fiel acompañante.

Con un fusil y una espada lograron abrirse camino siendo sutiles a la hora de moverse entre todo el desastre. Los dos buscaban a Rick y al mayor de los Everson, aunque hasta el momento no habían dado con ninguno de los dos.

Y cuando creían que era momento de derrumbarse oyeron los gritos de Rick a un par de metros. Estaban cerca.

Rylie fue la primera en salir corriendo en busca de la voz sin importarle si le disparaban o algo parecido.

Ahora mismo solo quería un abrazo o unas palabras de aliento. No encontró a su hermano ni vió a Judith, por su cabeza solo pasaban escenas que los involucraban y ninguna era buena.

¿Y si ellos... estaban muertos?

—¡Rick!

Con lágrimas en los ojos la Everson se lanzó a los brazos del hombre siendo recibida de la misma manera y no pudó evitar quebrarse ahí mismo.

Carl no tardó en unirse al abrazo familiar igual de melancolico por todo lo sucedido. Al igual que su rubia estaba experimentando todo a la vez.

En parte Rick sintió que estaba bien, pero su bebé no estaba y eso era una de las cosas que más le preocupaban.

—Rowan... Judith... ¿dónde están?

—Deje a Judith con Rowan —respondió Rylie entre sollozos separandose de el mayor —. No sé a donde fueron...

Con ayuda de ambos menores, Rick
se movilizó al patio en busca de los dos miembros faltantes. Quizás si tenían suerte los encontrarían ocultos en alguna parte o algo parecido.

Fue en ese momento que Rylie se
detuvó observando algo en el suelo que se le hizó extremadamente familiar.

Era una prenda de Rowan tirada y completamente llena de sangre junto a un portabebés igual de ensangrentado.

Asi fue como Rylie terminó indicada de rodillas en el piso gritando y llorando a la vez mientras apretaba la prenda llena de sangre contra su pecho.

Los gritos de desasperación de Rylie sumado a los sollozos de su padre y la imagen que estaba presenciando fue el detonante para que Carl explotará.

Un caminante que se acercaba terminó pagando esa furia contenida por el chico aunque ni todas esas balas lograrían traerle de vuelta a su hermanita ni curar la perdida de la única familia de Rylie.

Hubó un punto en el que la rubia sintió que su garganta dolía, pero no pudó controlarse solamente dejó fluir toda esa rabia y dolor en su ser golpeando el piso.

—¡Rylie, hay que irnos! —exclamó
Rick igual de adolorido por lo sucedido obligandola a ponerse de pie —. Todo terminó... todo terminó...

Carl también estaba en el mismo estado, pero él sabía que no serviría de mucho llorar y fue directo por la chica.

—Mi hermano está muerto, ellos están muertos...

Entre ambos hombres lograron levantarla del suelo. La pobre por lo visto había entrado en un estado de shock porque no reaccionaba solo balbuceaba cosas y se movía porque la obligaban a hacerlo.

Rápidamente los tres se pusieron en marcha como pudieron hasta que por fin escaparon de los terrenos invadidos ahora por cientos de caminantes.

—No miren atrás... sigan caminando...



























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