━Capítulo Cinco
❝ YO LO HARÍA POR TI ❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟓☼︎༄.✰ 〙
–— lazos —–
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RYLIE SE ESCABULLÓ DESDE TEMPRANO A LA HABITACIÓN A LADO DE LA SUYA preocurando no despertar a nadie. Desde hace un poco
le habían prohibido colarse a la habitación de cierto chico y menos en las noches. Por alguna razón Rick se había vuelto un poco más estricto con eso.
Sin embargo, Rylie era Rylie y eso de obedecer no estaba en su vocabulario y fue por eso mismo que a mitad de la madrugada casi amaneciendo hizó el escape maestro de su cuarto a otro.
Carl claramente estaba despierto.
Y aprovechando su tiempo juntos empezaron a hablar de cualquier cosa mientras estaban ambos con una cobija encima y en posición de cucharita.
Hasta que se durmieron un rato pues era muy temprano.
Para cuando Rylie abrió los ojos ya
había mucha más luz que cuando llegó
a altas horas de la madrugada. Talló
sus ojos con pereza antes de volver a meterse en las cobijas.
Un ruido molesto la hizó girarse un
poco y notó que se trataba de Carl, quien había puesto algo de música y jugaba con una pelota de tenis lanzandola a una esquina de la habitación aburrido.
Aunque apenas veió a la chica despierta dejó la pelota de tenis a un lado de la cama.
—Buenos días a mi espía favorita —musitó Carl con voz ronca destapando un poco el rostro de la rubia para dejar un par de besos en su cara —. Parece que alguien durmió comóda, ¿no?
—Me encanta tenerte de almohada eso es todo —respondió Rylie con diversión girandose para quedar cara a cara.
La rubia sonrió sin apartar la mirada
de él. Habían pasado alrededor de cinco largos meses desde lo sucedido en la comunidad con los caminantes y Carl poco a poco aprendía a sobrellevar la perdida de un ojo y aunque eso lo ponía algo triste, Rylie siempre le hacía cumplidos y le recordaba lo atractivo que era de todos modos.
—¿Y ahora qué mosca te picó, Giselle?
—Nada —musitó Rylie sin apartat la mirada de el ojiazul antes de sonreirle con coqueteria —. Es solo que con cada día que pasa me encantas más.
—¿Incluso con esta cosa en mi cara?
—Incluso con esa cicatriz, mi vida —rsspondió la rubia acercandose un poco más para besar su nariz con delicadez.
Carl sonrió algo sonrojado antes de hacer un extraño movimiento para así quedar justo encima de ella sin poner todo su peso sobre la rubia y comenzar a besar sus labios rosados con necesidad.
Rylie no pudó evitar suspirar con pesadez al sentir las manos frías de su novio acariciar ambos lados de su cintura y quizás un poco más.
—Amanecimos traviesos —musitó
Rylie con diversión soltando un suspiro al sentir nuevamente su tacto frío.
La chica soltó una risilla traviesa al sentir los labios del chico dejar suaves besos en su cuello y se removió un poco bajo el cuerpo del chico de la venda.
—¡Carl!
El mencionado se apartó un poco de
la rubia para poder concentrarse en la voz de su padre en el piso de abajo.
—¿Qué? ¡Denise dice que es prioridad!
—¡No puedo oirte, ven acá! ¡Rylie, se
que estás allí también! —exclamó Rick aparentemente con un tono molesto y divertido —. ¡Y por todos los cielos dejen de besuquearse y bajen los dos!
Rylie hizó una mueca con molestia y apartó a Carl para buscar su chaqueta
y ponersela. Una vez listos los dos adolescentes bajaron encontrando a Michonne envuelta en una toalla, Rick los veía divertido y Rowan le daba una mirada fulminante al de la venda por otro lado Judith jugaba con unos vasos en la alfombra.
Apenas estuvó en la sala Rylie fue a abrazar a la bebé, quien como siempre la miró emocionada. La niña gateó hasta sus piernas antes de que la rubia la cargará y dejará besitos en sus mejillas.
—¿Qué?
—Denise dice que es prioridad —
imitó Rick las palabras de su hijo al verlo parado en el umbral de la puerta.
Michonne y Rylie rieron por lo bajo, aunque cierta chica mantenía un ligero color rosado en sus mejillas.
—Ya me oyeron —respondió Carl con diversión jugando con la pelota de tenis en sus manos.
—Es hora de cambiarte en vendaje
y necesito pasta dentrífica —anunció Michonne mirando sus manos.
—Bueno, pero ya casi no me queda —informó Carl antes de lanzarle la pelota a su papá y tomar laa mano de su novia —. Ádios papá.
—Nos vemos.
—Al rato volvemos. Escribí algunas cosas que quisiera que encontraras, Rick. Algunas las necesito y otras solo las quisiera tener —informó Rylie dandole un papel mientras le pasaba a la bebé y después se giró a su hermano —. Vámos, Ro. Quita esa cara de asesino.
Y después de eso ambos la pareja salió de la habitación directo a la salida de la casa mientras Rowan gritaba desde la sala.
—¡Mantente a un metro de distancia de ella, Carl Grimes!
Desde la puerta Carl sonrió con diversión para después dejar un beso en la coronilla de su novia y salir juntos. Separarlos era algo complicadisímo.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Rowan caminaba por Alexandria en búsqueda de Enid hasta que la vió justo sentada en una banca del quiosco y parecía estar hablando con Maggie.
Se acercó a pasos lentos a ambas mujeres y al percatarse de su recién llegada Maggie se dió la vuelta dispuesta a irse.
—Divertanse chicos —comentó Maggie con amabilidad dandole una palmadita en la eapalda al chico antes de irse.
Una vez estuvó un poco más lejos de ellos, Rowan se hizó un espacio en la banca.
—¿De que tanto hablaban?
—Nada importante —respondió Enid restandole importancia al asunto para después volver su atención a su libreta.
—¿Vas a decirme que haces o me dejarás con la duda como siempre?
—La opción dos suena tentadora.
Rowan la miró con una ceja arqueada esperando que cediera a decirle que tanto escribía y exactamente que era lo que le impedía hablarle.
—Escribía cosas, ¿okey? —respondió Enid soltando un suspiro con cansancio para después dejar la libreta a lado y centrarse en él —. ¿Qué no tienes algo mejor que molestar a las personas?
El rubio pareció meditar su respuesta y finalmente le sonrió.
—No.
—Eres tan molesto a veces —musitó
ella rodando los ojos algo divertida antes de volver a lo suyo —. Y con a veces me refiero a siempre.
—Aw, eso me hirió.
Enid sonrió dandole un ligero empujoncito antes de que el rubio tomará su mano con delicadeza.
Después de lo sucedido en Alexandria estaba claro que lo que sea que tenían esos dos no era solo una amistad y desde hace dos meses se veían más cercanos.
De algún modo estar con Rowan le daba a Enid esa seguridad para tratar mejor a las personas apesar de lo fría y grosera que era a veces, pero con él ese trato se reducía solo un poco.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Rylie miraba el lugar cuidadosamente por el que Carl la llevaba. Por alguna razón que no conocía bien habían salido al bosque. La última vez que salió de los muros fue para seguir a Ron y ahora iba siguiendo a Carl.
La luz de la mañana iluminaba tan bien el ambiente del lugar y había todavía gotas de rocío en algunas plantas.
Caminando por el bosque Carl notó
algo que llamó su atención a un par de metros cerca de un tronco de árbol y la rubia no tardó en acercarse curiosa a revisar que encontró el castaño.
El ojiazul rápidamente le pasó el globo de corazón rojo desinflado que la chica observó unos instantes notando que tenía un papel atado a la cuerda.
—¿Qué dice?
—Se mojó y ya no se ve —respondió Rylie desdoblando el papel mojado.
—Vámos —pidió Carl haciendole una seña para que continuará caminando tras de él.
—No parece muy viejo.
—¿No?
—No se lee que escribieron, pero ya al hacer esto dicen algo —comentó Rylie con calma caminando con cuidado por entre las ramas secas.
—¿Qué?
—No estámos solos.
—Eso lo sabíamos, ya lo vimos —respondió Carl con brusqueza sin detener su andar —. Murió gente...
—Carl, ¿por qué vimos acá?
—Somos niños —musitó Carl en respuesta abriendose paso entre la hierba alta con tranquilidad —. Es lo
que hacemos.
—No somos niños, somos adolescentes.
Y con eso siguieron avanzando hasta que encontraron un lugar perfecto para estar un rato, justo en el tronco de uno de los tantos árboles del bosque.
En medio del bosque estaban ambos chicos bastante tranquilos. Mientras Carl leía uno de sus comics, Rylie bastante concentrada el libro que por azares del destino nunca pudó terminar. La verdad es que ni ella tenía idea de como aquel libro pudó sobrevivir tanto a su lado.
Vámos Katniss, haz algo que se nos va Peeta. Pensaba Rylie con desesperación mordiendo sus uñas nerviosa.
Unas cuantas hojas después a tientas busca en su mochila sin despejar la mirada de su preciado libro Los Juegos del Hambre una barra de chocolate que no tarda en partir a la mitad para así darle la otra parte al castaño que lo toma rápidamente y le da un mordisco.
Apenas retomaban sus lecturas cuando de entre los árboles se escucharon ruidos extraños que los hicieron dejar sus cosas a lado y ponerse de pie.
Ambos tomaron sus armas dispuestos
a disparar o rebanar a quien fuera, pero no hizó faltar a ver quienes eran.
Spencer y Michonne.
La rubia se agachó al igual que Carl más no solto el agarre de su cuchillo y en silencio observó a los adultos perderse entre el bosque a solo metros de ellos
—Solo eran Michonne y Spencer —anunció Carl poniendose de pie para así girarse hacia su novia ya de pie.
—¿Qué se suponía que hacían?
—Caminaban, no sé —respondió el castaño restandole implrtancia al asunto para sentarse en el suelo a leer.
Hubó un momento de silencio entre los dos en el que Rylie meditó varias cosas
y le dió una rápida mirada al globo todo desinflado en sus manos y después al jóven sentado en el suelo con el comic.
—Ya no quiero venir a este lugar...
Carl dejó su lectura en pausa al oír la voz de su novia y se pusó de pie como pudó para así dejar sus cosas metidas en una especie de caja metálica cercana.
—Okey.
Y así sin más se incorporó del suelo acomodandose el sombrero para después dejarla ahí parada como si nada.
La rubia no pudó evitar fruncir el ceño con molestia al notar la actitud cortante y desconsiderada del chico. Que la dejará parada en medio del bosque sin decirle a donde demonios era extraño.
Aún así no tuvó de otra más que tomar su mochila y ponerse en marcha tras el castaño antes de que se perdiera.
Minutos después caminando entre los árboles notaron algo extraño entre estos. Apenas vieron al caminante, Carl sacó su pistola y se pusó en marcha para allá.
—Carl...
—Michonne está acá —informó el mencionado ignorando a la rubia que lo regañaba —. No se la dejaré.
Y unos segundos más tarde Carl silbó haciendo que el caminante se girará en dirección del ruido.
Instantabeamente el rostro de la jóven se tornó más serio al ver de quien se trataba.
—Oye, vámos...
—¿Qué carajos estás haciendo, Carl? —cuestionó Rylie algo incredula y molesta al ver que atraía al muerto.
—Vámos.
—Te hice una pregunta —exclamó Rylie con furia tomandolo de la manga de la camisa al ver que no reaccionaba.
—Solo vete.
—Debemos matarla —pidió la rubia desenfundando su arma al ver a Deanna caminante acercarse más.
—Vete a casa, Rylie —susurró Carl con un tono más agresivo girandose a verla con enojo.
—Esto es una mierda, debería estar muerta.
Sin embargo, Carl no le dió tiempo de avanzar a la chica puesto que la tomó con rudeza de la muñeca y tratandose de Rylie Everson obviamente que pusó resistencia para soltarse.
—Sueltame ahora mismo, Grimes.
La chica logró zafarse del agarre de Carl y le dió una mala mirada en el proceso. Era la primera vez que se sintía insegura con Carl e incluso llegó a pensar que él tal vez la golpearía o algo parecido, pero no sucedieron tales cosas.
Ambos se miraron a los ojos destellando enojo por ambas partes hasta que Rylie soltó un grito asustada al ver que Deanna caminante la jaló del brazo.
Carl fue rápido y alejó a Rylie de la caminante para así derribar a la muerta viviente y girarse hacia la chica.
—No la matáras.
Rylie miró a su novio desde una distancia prudente algo asustada. ¿Qué le sucedía y porque actuaba de esa manera tan curiosa?
—¿Qué demonios te pasa, Carl?
—Nunca lo entenderías —musitó el ojiazul con melancolia sin siquiera girarse a verla directo a los ojos.
Rylie asintió sintiendo sus ojos por alguna razón humedecerse. No, no iba a llorar porque un chico le hablará tan cortante. ¿Y si ese chico es Carl Grimes?
—¿Entender qué? ¿Qué estás actuando como un maldito imbécil?
—No quieres estar acá, tú lo dijiste —mencionó Carl con reproche ignorando lo que ella había dicho —. Vete a casa. Rylie, por favor ve a casa...
—Tienes razón, me largo —exclamó Rylie enojada y con lágrimas en los ojos antes de soltarle una bofetada en el rostro —. Que sea la última vez que vuelves a jalonearme, Grimes y más te vale tener una maldita buen respuesta para convencerme de porque sigo siendo tu novia al caer la noche. Ádios.
Y así fue como Rylie se dió la vuelta para perderse en el espeso bosque dejando a Carl con el caminante en el suelo. El de cabellera castaña meditaba que fue lo que la molestó tanto mientras sentía su mejilla arder por la fuerza del golpe.
Nada le dolía más que estar enojado con su preciosa rubia gruñona.
Mierda, ¿en qué estaba pensando? La cague en grande.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Era la primera vez que Carl y Rylie habían permanecido tanto tiempo sin hablarse –desde la mañana hasta la noche–. Si llegaban a toparse en los pasillos no se hablaban o simplemente ninguno tenía el valor para iniciar una disculpa sincera para el otro.
Rowan ya se había enterado de que
algo había sucedido cuando al estar con Enid por la mañana temprano vió llegar a su hermana lanzando groserías a nada y nada menos que Carl Grimes mientras sollozaba descontrolada al mismo tiempo.
Tuvó que dejar a Enid sola para ir corriendo a consolar a su hermana menor y aunque le costó mucho logró hacer que lo dejará pasar a su cuarto y hablar de lo sucedido.
Rylie decía entre lágrimas que era una maldita exagerada, pero Rowan creía que no era una exageración sin tanta importancia si eso la hacía llorar y fue así como estuvieron juntos gran parte de la mañana y mediodía.
Carl Grimes era el único hombre que podría amarla como quería, pero también podría hacerla llorar justo como ahora.
Cuando cayó la noche, Rylie se armó de valor para ir a hablar con dicho jóven y si se arrepentería usaría la excusa que tenía planeada desde hace horas.
"Vine por Judith, es su hora de dormir".
Sentía sus manos hormiguear y su estomágo revolverse de los nervios
con cada paso que daba al porche pues sabía bien que ahí estaba el ojiazul.
Al llegar vió a Carl abrazando a Michonne y por lo visto se veía algo mal cosa que ella no entendió del todo y estaba por darse la vuelta e irse cuando la voz de Michonne se escuchó.
—Ustedes dos, tienen cosas que
aclarar —anunció Michonne haciendole una seña a la chica para que se acercara antes de irse —. Resuelvanlo, ¿sí?
Apenas la mujer los dejó solos hubó un corto silencio algo incómodo y solo se oía de fondo el sonido de los animales nocturnos en la hierba.
—Rylie, se que fuí muy grosero contigo esta mañana.
¿Apenas te das cuenta, eh?
—Tú no sabías un carajo de porque actuaba así y perdón por actuar como un maldito imbécil —continuó diciendo el castaño dando un paso a ella para así tomarla de la mano con su mano libre —. Nunca quise gritarte ni echarte, yo solo estaba... no se bien que me pasó. ¿Y ese golpe? Vaya que lo merecía.
Rylie sonrió con las mejillas algo rojas por eso último y asintió a lo antes dicho por su novio.
—No, eso no estuvó bien. Yo también quería disculparme por eso.
—No lo hagas. Yo soy quien debe —musitó Carl con tristeza y vergüenza inclinandose un poco para dejar un fugaz beso en la comisura de sus labios —. ¿Podrías perdonar a este pobre idiota que no sabe dice cuando se enoja?
La rubia asintió ya más calmada antes de tomar a Judith para cobijarla con su chaqueta pues empezaba a descender la temperatura conforme más anochecía.
—¿Por qué no la mataste, Carl? —preguntó Rylie aún pensativa luego de unos segundos en silencio.
—Porque no pude hacerlo.
—Claro que podías hacerlo.
—No, no podía. No quise —respondió Carl algo desesperado mientras se le venían imagenes a la cabeza de eso.
—¿Por qué no podías?
—Porque debía hacerlo alguien que la quisiera, algún familiar —respondió Carl cansado antes de pasar su mano por el rostro de ella —. Yo lo haría por ti.
Y entonces Rylie entendió todo e incluso su actitud. No quería matarla porque lo veía como una última despedida con sus seres queridos y ella fue desconsiderada.
—Yo también lo haría por ti, Carl.
Carl sonrió un poco con timidez antes
de acercarla un poco más a él solo con Judith separandolos, pero no eso impidió que volviera a besarla suavemente con varios sentimientos a flor de piel.
—¿Entonces estoy perdonado?
—Yo creo que ese fue un claro si —respondió Rylie con una sonrisa divertida al separarse del castaño.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Carl había tomado un baño en y mientras lo hacía Rylie estaba en su respectiva habitación con Judith en brazos intentando dormirla, pero por
el momento nada daba resultado y ella ya se sentía realmente agotada.
—¿Qué tengo que hacer para dormirte, pequeña traviesa? —exclamó Rylie con diversión mirandola aparentemente un poco molesta —. Deberías estar dormida y con tus ojitos cerraditos.
Rylie se recostó en la cama y acomodó
a la menor a un lado suyo, aunque claro estaba que lo que menos quería era estar dormida o acostada así que Judith se mantenía sentada en la cama viendo con curiosidad a la adolescente.
—Bien, te contaré un cuento en lo que tu hermano se aparece —informó la rubia con voz calmada preparandose para dar inicio al cuento —. Mi mamá siempre nos lo contaba a Rowan y a mí y sino lo hacía iba y le decía: Mami, cuentalo otra vez y mamá con gusto accedía.
Rylie comenzó a narrarle un cuento que incluía hadas, reyes y demás criaturas mágicas ademas de un asombroso principe en él. Cuando terminó estaba más cansada que la bebé, quien seguía sentada y la veía atenta.
—Jude, creí que con eso te dormirías —soltó Rylie con cansancio tomandola en brazos para ir a dejarla a su cuna —. Lo siento bebé, pero tienes que dormir y yo ya me estoy durmiendo sentada.
Judith comenzó a balbucear aún entre sus brazos cuando vió que la dejaría en la solitaria cuna, pero Rylie estaba casi a nada de dormirse que no le tomó tanta importancia y la recostó en la cuna.
Los sollozos de la pequeña Grimes no tardaron en resonar por cada esquina de la habitación de la rubia.
No tuvó más opción que volverla a cargar y mecerla para que pudiera calmar su llanto. Unos minutos más tarde podría decirse que Judith ya se encontraba más calmada pues jugaba con los cabellos de Rylie y aplastaba sus mejillas mientras balbuceaba ella sola.
Rylie sonrió pues consideraba bastante tierna a la bebé y le sonrió con amor.
Judith se inclinó un poco más para así tomar a la rubia de las mejillas y dejar un sonoro beso baboso en una de ellas mientras balbuceaba una palabra que significaría demasiado para la chica.
—Ma... ma-mamá... mamá...
El rostro de Rylie era una mezcla de emoción y terror. Ella la había creido desde que nació, la cuidó y protegió con su vida y se pusó de pie de la cama para así dar saltos con emoción.
—¿Tú acabas de decirme m-mamá?
Judith sonrió y soltó un gritito emocionado sin dejar de decir mamá mientras apachurraba las mejillas de
la rubia con alegría.
—Soy Ry, no mamá...
Sin embargo, la niña de un año de
edad la ignoró por completo y siguió abrazando sin dejar de balbucear la nueva palabra que aprendió.
La intención de Rylie nunca fue tomar
el papel de Lori y quitar el recuerdo de la verdadera madre de la niña, pero sin querer tanta cercanía hizó a menor de los Grimes verla como una especie de madre y Rylie tenía miedo de que Jude la viera como su madre y cuando le dijera sobre Lori se decepcionara de ella.
Aunque no iba a negar que sintió una emoción enorme en su pecho al oírla decir su primera palabra y encima que fuera mamá. Además, no iba a quitarle esa ilusión de verla como su madre.
—Sí Jude, soy mamá Rylie —musitó Rylie algo sentimental abrazandola contra su pecho con amor —. Aquí está mamá...
Momentos después apareció Carl ya perfectamente aseado vistiendo una camiseta de manga corta y una pijama, al verlas tan tranquilas jugando en la cama no pudó evitar sonreir.
—¿Qué tal ese largo baño?
—Pues el agua estaba caliente —respondió Carl haciendose un espacio en la cama para acomodar a Judith sobre su pecho —. ¿Y ustedes que hacían? Por lo visto se divertían sin mí.
—Pues...
—Mamá... mamá —balbuceó Judith interrumpiendo a la rubia para después señalarla torpemente.
—¿Ella acaba de...
Rylie asintió ligeramente avergonzada y Carl bajo la mirada algo entristecido.
—¿No estás enojado o sí? —preguntó Rylie tomando su mano con cuidado de no molestarlo —. Nunca quise que ella... Carl, mi intención nunca fue que...
—No, Rylie. Me alegra que Judith te vea como una figura maternal —respondió Carl con una sonrisa débil dejando un besito en la frente de la niña —. Se que la has cuidado desde que era una recien nacida y te has ganado ese puesto. Ya después Judith oíra sobre mamá.
—¿Entonces no estás molesto, cierto?
—Para nada, al contrario Jude acaba de decir su primera palabra.
Rylie asintió soltando un bostezo totalmente exahusta y se hizó un ovillo a un lado del castaño buscando calor. Carl no tardó en notar que la bebé también cerraba sus ojitos con cansancio.
El chico recostó como pudó a Judith en la cuna a lado de la cama y la tapó con una manta para después ir a recostarse junto a su amada rubia y también les echó una cobija encima pues estaba algo frío.
Pasó una de sus manos por la cintura semi descubierta de la rubia ya dormida y escondió su cabeza en el cuello de su novia soltando un bostezo para después de unos minutos caer dormido.
Había sido un día bastante alocado y lo que todos querían era poder descansar tranquilamente.
Al menos habían disfrutado de un día sin problemas o ataques.
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