𝗳𝗼𝘂𝗿. 𝒞onfusing feelings
⌈𝕿𝖍𝖊 𝕱𝖎𝖗𝖘𝖙 𝕮𝖍𝖎𝖒𝖊𝖗𝖆⌋
𝓐𝒅𝒅𝒊𝒔𝒐𝒏 𝓐𝒓𝒈𝒆𝒏𝒕 :
La mañana siguiente de aquel día en Beacon Hills, todo parecía ir demasiado normal; incluso para nosotros, quienes no parábamos de entrometernos en todo lo que era una clara señal de peligro.
Me acomodé en mi asiento mientras le escribía un mensaje de texto a Stiles. La segunda clase del día la compartía con él, así que quería que nos encontráramos en el aula luego de que yo acabara con un par de tareas que tenía pendientes. Yo era inteligente en muchos aspectos de la vida, ¿pero en el colegio? A la única persona a la que podía presumirle un cerebro, era a Malia. Incluso Scott, en el año anterior, había mejorado en sus calificaciones.
Al tiempo que fingía entender el libro de matemáticas, sentí la intensa mirada de alguien en la mesa de al lado. No me fue imposible deducir que se trataba de Theo. Lo miré por el rabillo del ojo cuando comenzó a tomar café mientras escribía en su cuaderno. Me quedé observándolo por un instante; sus ojos oscuros por la luz, luciendo tranquilo, como si nada le importara, me resultaron llamativos por unos breves segundos. No pude evitar sentir una sospecha punzante. ¿Qué estaría planeando? ¿Acaso idearía una forma de torturarnos para matarnos? Sabía que podría utilizar su libro de química avanzada para deshacerse de nuestros cuerpos con facilidad y sin dejar ningún rastro.
Solo era cuestión de manipular los obstáculos.
Negué con la cabeza alejando aquellas deducciones de mi mente. Tal vez lo estaba sobrepensando demasiado...; como lo hacía la mayor parte del tiempo. Agarré mi vaso de café, mis cuadernos, y luego me puse de pie para irme. Cuando estaba a solo unos pasos de llegar a la puerta, la voz de Theo me detuvo.
—¡Ey! —llamó.
Antes de darme la vuelta, resoplé para evitar tensarme. Traté de disimular mi fastidio con una sonrisa forzada.
—Hola, Theo, no te había visto —mentí.
—Ah, sí, claro —contestó con una sonrisa ladina—. ¿Vas a historia?
Asentí lentamente, tratando de ocultar mi desconfianza.
—Yo también voy —comentó Theo.
Tomó sus cosas y las guardó en su mochila; luego agarró su café entre las manos y se enderezó, clavando sus ojos en mí.
—¿Vamos?
Lo observé con suspicacia. Hacía solo unos instantes pensaba que planeaba desintegrar mi cuerpo, y ahora, me estaba invitando a ir a clases. Solo esperaba que no pudiera leer mentes y que mis pensamientos no fueran parte de sus planes. Cuando noté la forma en la que mi miedo incrementaba absurdamente, me pregunté si me estaba escuchando en ese momento.
Theo pasó junto a mí y me chocó levemente contra mi hombro, haciendo que me corriera un poco del lugar. Bueno, al menos no parecía tener idea de la conversación que estaba teniendo conmigo misma dentro de mi cabeza.
—¿Vas a quedarte ahí parada o vas a ir conmigo? —preguntó, saliendo de la biblioteca.
Agarré con más fuerza mis cosas y también salí del lugar. Había algo extraño en Theo, algo que me producía escalofríos y que, curiosamente, me obligaba a seguirle el juego.
—Tengo que ir a mi casillero primero, dejé unos libros ahí —avisé, desviándome hacia los casilleros a los costados.
Él se detuvo; luego caminó hasta llegar a mí. Se apoyó de espaldas contra los casilleros y cruzó sus brazos sin despegar la mirada de mis movimientos.
Abrí mi casillero luego de colocar el código. Dejé los libros que llevaba adentro y saqué los que iba a necesitar para Historia. Accidentalmente dejé caer un collar que guardaba entre mis cosas; me agaché y lo tomé con rapidez. Lo guardé en el casillero antes de que Theo pudiera preguntar al respecto, cosa que podría acabar con mi tolerancia.
—¿Qué es eso? —inquirió Theo con curiosidad.
Claro que no podía quedarse con la duda.
Me di la vuelta apretando los libros entre mis brazos.
—Nada importante —respondí evasiva.
—¿Nada importante? ¿Qué es? —insistió
—¡Por dios! No te importa, Theo —solté exasperada.
Me marché luego de cerrar el casillero con brusquedad. Incluso si era mi intención, eso no despegó a Theo de mi lado y mucho menos se mostró molesto por mis contestaciones sin respuestas.
[...]
Luego de que terminaran las clases, decidí dejar mi auto en el estacionamiento de la preparatoria y acompañar a Stiles a la comisaría, ya que su padre necesitaba ayuda para una cita que había programado esa misma noche. Quise imaginar a Noah conversando con una mujer sin su habitual uniforme de Sheriff, pero me resultó casi imposible. Incluso tuve que permitirme reír cada vez que una imagen se me atravesaba en la mente.
Stiles golpeaba el volante del Jeep con ansiedad cuando se volteó en mi dirección luego de oírme. Tal vez estaba demasiado pensativo como para notar que algo me resultaba gracioso.
—¿Qué te pasa, Addison? ¿He tenido una máscara de payaso todo el camino o de repente tienes un comediante en la cabeza?
Lo miré ofendida.
—Las voces en mi cabeza son para otra cosa, amargado. —Hice desdén con mi mano—. Solo trato de imaginarme a tu padre en una cita, ¿lo has pensado antes? Yo no.
—¿Pensado? Creí que nunca sucedería para ser honesto, pero me alegra de que pueda tener un descanso. Además, ya era hora —agregó con una sonrisa.
Volví a reír mientras él se acomodaba en el asiento.
—Addison, cuéntame, ¿qué fue lo que pasó con Theo? —preguntó cambiando de tema—. Me habías mencionado que te encontraste con él en el bosque.
Sus palabras lograron borrar cada rastro de diversión y alegría en mi rostro; luego resoplé.
—Bueno, anoche mientras estaba trotando en el bosque, me encontré con él...
—¿Fuiste al bosque? —Stiles me interrumpió inmediatamente, como si estuviese regañándome por eso.
Lo miré molesta.
—Sí, Stiles, por favor no me interrumpas —le pedí—. El caso es que se convirtió en un lobo. Leralmente, era un animal.
Stiles volteó a verme confuso.
—Es raro —comentó—. Muchos hombres lobos no tienen esa habilidad.
—Sí, solo sabía que los Hale podían hacerlo; pero es posible que Theo lo haya logrado por su cuenta, aunque no sé muy bien como funciona. Podría intentar preguntarle a mi padre —respondí, negando con la cabeza—. En cualquier caso, cuando Theo volvió a su forma humana, estaba desnudo.
La expresión de Stiles cambió drásticamente; me miró perplejo, antes de regresar la vista al frente.
—¿Lo siento, qué? Creo que me perdí de algo. ¿Desnudo? ¿Sin ropa?
Voltee los ojos.
—Sí, Stiles, eso es estar desnudo. ¿Sabes lo que eso significa, cierto?
Traté de ocultar mi incomodidad y le expliqué lo que había ocurrido. También le pregunté qué había descubierto él, ya que me había hablado sobre su espionaje junto con Liam. Me contó que había encontrado la firma del padre de Theo, pero que estaba seguro de que no era auténtica porque se notaba el "temblor criminal", según sus palabras.
Llegamos a la estación de policía luego de unos minutos. Stiles estacionó el jeep y volteó su cuerpo hacia mí.
—Después de encontrar la firma, Liam y yo comenzamos a seguir a Theo todo el día —contó—. Al principio pensamos en rendirnos porque pasamos tres horas viéndolo jugar videojuegos en su habitación...
Solté una risa divertida.
—No es gracioso, no te rías —se quejó Stiles con seriedad, aunque vi que la comisura de su labio tembló al evitar soltar una carcajada.
—Es que no puede ser, Stiles, ¿tres horas jugando videojuegos? Debe estar muy aburrido; con razón quiere amigos.
Me miró mal y luego siguió contándome la historia.
—¿Entonces, me dices que lo siguieron hasta un puente, donde se supone que encontraron a su hermana muerta por hipotermia? O sea que lo vieron momentos después de que yo hablé con él -deduje confundida, y Stiles asintió, dándome la razón-. Bien, él también me contó la historia de su hermana, pero hay algo en como lo dijo que no me terminó de convencer del todo.
—Hay muchas cosas que averiguar.
Bajamos del jeep y seguimos hacia la estación, listos para ayudar a su padre.
[...]
—Vengan cuanto antes —pidió Lydia antes de cortar la llamada.
Stiles y yo compartimos una mirada extrañada. Al menos esa vez, Lydia nos había llamado a nosotros antes que a la policía. Recordé las veces en que Stiles le había insistido en, que si encontraba otro cuerpo, debía avisarnos a nosotros antes de que alguien más se enterara.
Cuando volvimos a subirnos en el Jeep, sentí que la noche comenzaba a sentirse densa. ¿Cuando acabaría? No veía la hora de volver a mi casa y tomar una ducha antes de acostarme a dormir hasta el día siguiente. Estaba demasiado agotada luego de que la noche anterior no pudiera pegar ni un ojo.
Sin embargo, luego de unos minutos esperando a que Stiles encendiera el auto, noté el ambiente silencioso que nos acompañaba. Voltee a verlo cuando una de sus manos se apoyaron nerviosamente en mi pierna.
—¿Por qué sigues evadiendo a Kira, Addison?
Iba a tratar de evadir su pregunta también, pero cuando ví la seriedad en su rostro, supe que sería tarea imposible lograr algo como eso.
—Solo dilo —insistió.
Volteé los ojos.
—Ya lo sabes, Stiles. Te lo dije cientos de veces, así como se lo dije a Scott y a Lydia.
—Addison, yo entiendo que...
—El día en el que la madre de Kira invocó ese espíritu, me arrebató a mi hermana. —Giré para mirarlo—. Le arrebató su gemelo a Ethan, y, Stiles, a ti te robó una parte, ¿o me vas a decir que no te sientes culpable por sus muertes? —Él no respondió y para mi fue suficiente para una respuesta—. ¿Y adivina qué? No recibimos ninguna disculpa por parte de Kira.
—Kira no tiene la culpa —suspiró.
—Puede que ella no, pero su madre sí, y no recibí nada por ninguna de las dos.
—Solo trata de olvidarse de lo que pasó.
Como todos nosotros.
Mi expresión tranquila cambió drásticamente a una molesta y tensa.
—"Como todos nosotros". —Reí con amargura—. Ni por un maldito segundo puedo borrar su rostro de mi cabeza, Stiles. No soy incapaz. Lo peor es que no puedo verla sonriendo, no puedo verla como en realidad se veía; lo único que veo, es el terror en sus ojos, y luego, su alma abandonándolos, como si no hubiese tenido solo dieciocho años. Cuando despierto y cuando duermo, veo solo eso. Entiendo, tal vez estoy intentando encontrar a un culpable para tener la consciencia tranquila, porque la realidad es que todo lo que sucedió fue mi culpa. Todos sabemos quién debió morir esa noche. Todos.
Me dí la vuelta para ver a través de la ventana.
—Lo siento... —susurró.
[...]
𝓝𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐𝒓:
Addison y Stiles recogieron a Scott de camino al lugar del accidente. Mientras subían al jeep, Scott preguntó con preocupación:
—¿Qué está pasando?
—No estamos seguros —respondió Addison, frotándose la nariz—. Como te mencioné por teléfono, solo tengo la información que Lydia alcanzó a darnos.
—Por lo que escuché de mi padre, la camioneta que llevaba a Donovan y a su abogado fue atacada —informó Stiles.
Scott asintió mientras Stiles ponía en marcha el vehículo. Addison le lanzó una breve mirada a Scott antes de llegar a la escuela. Las luces intermitentes de los vehículos de emergencia iluminaron sus rostros mientras bajaban del jeep y corrían hacia la escena. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que la situación era mucho peor de lo que habían imaginado: el conductor estaba paralizado, con la mejilla hinchada, probablemente golpeado, y otro cuerpo estaba en una camilla cubierto por una bolsa negra. Además, otro policía estaba herido por un disparo, tratando de recobrarse de lo ocurrido mientras alguien más le hacía preguntas.
Aturdidos, Addison, Scott y Stiles se acercaron al sheriff, aunque el mismo pidió hablar solo con Scott brevemente. Mientras tanto, Addison se mantuvo cerca de Stiles y notó que él no estaba decidido a aceptar que solamente fuese Donovan quien había decidido escaparse.
—Sé que quieres decirme algo —le dijo.
—¿Y si no fue Donovan? —preguntó Stiles, llevándose una de las uñas a su boca para mordisquearla.
—¿Tienes alguna teoría? —inquirió Addison, sintiendo la ansiedad emanando del cuerpo de su amigo.
Stiles estiró su cuello con orgullo. Por supuesto que tenía una teoría.
—Entonces, trabajemos en ello juntos —apoyó ella, frotándose las manos.
Addison se acercó para abrazar a Stiles, rodeándolo con su brazos mientras el la sostenía por la cintura. Sin embargo, cuando Addison sintió la necesidad de abrir los ojos, se encontró con la intensa mirada de Theo a lo lejos, encima de un muro cercano a la calle. Aunque se esforzó por mantener la calma, lo vio desaparecer entre la oscuridad y la pared.
Addison se aseguró de que Stiles no notara su nerviosismo cuando se apresuró a separarse de su abrazo. Stiles la observó confundido mientras ella comenzaba a alejarse poco a poco.
—Enseguida vuelvo —le avisó Addison, caminando hacia la dirección en la que Theo se había ido.
Se acercó a la oscuridad del corto túnel hasta que llegó del otro lado, y fue en ese momento en que lo vio subirse a su camioneta del otro lado de la calle que decidió correr hacia su dirección. Al llegar, Theo ya había prendido las luces y había arrancado la camioneta, pero Addison se puso enfrente, obstruyendo su camino.
Theo frunció el ceño al verla, fingiendo estar sorprendido por su presencia. No apagó el motor ni las luces, no pensaba tardar demasiado con ella. Soltó un suspiro al bajar del vehículo.
—¿Qué hacías aquí? —preguntó Addison, observando como él se acercaba a ella. A los pocos pasos, ambos quedaron enfrente de las luces de la camioneta.
—Pasaba por aquí y vi las luces. Tenía curiosidad.
—Hay muchas coincidencias contigo últimamente. —Addison entrecerró sus ojos con suspicacia.
Theo pasó una de sus manos por su cabello y luego se cruzó de brazos. Una diminuta sonrisa se dibujó en su rostro; Addison no lo notó y Theo agradeció eso, porque la razón era que le encantaba la forma en la que se plantaba frente a él y le decía todo lo que pensaba sin temblar. Addison no le tenía miedo, y él lo sabía por los latidos de su corazón.
—No tengo por qué darte explicación de lo que hago, Argent.
—Mientras tus intenciones sigan siendo unirte a la manada, tendrás que hacerlo, Raeken. —Lo miró desafiante.
—Debo impresionar al Alfa, no a uno de sus soldados. —Theo dio un paso hacia ella—. Eres una simple humana para mí.
—Para ti, porque no me conoces; pero todos los que se han enfrentado a mí saben de lo que soy capaz.
—Me imagino. —Theo soltó una pequeña risa burlesca—. Eres capaz de todo, menos de matar.
Addison se quedó en silencio sabiendo que lo que Theo había dicho era cierto. Jamás había matado a nadie en una pelea, al menos no intencionalmente. Pero vio en la mirada del chico y supo que él sí sería capaz, hasta comenzó a dudar de si era un acto que había cometido antes. Aún no veía el color de sus ojos y tampoco podía escuchar el latido de su corazón; en ese instante, fue cuando las palabras de él resonaron en su cabeza: "Simple humana".
Unos pasos se escucharon junto a ellos, ambos dejaron de mirarse y voltearon hacia su lado, encontrándose con el rostro confundido de Scott. Theo intentó recomponerse de la presencia de Addison y cambió a una postura más relajada; sin embargo, Addison seguía mostrándose molesta a la vista de él y eso lo hizo creer que lo mandaría al frente con Scott.
—¿Sucede algo? —preguntó Scott.
—Solo le preguntaba por qué estaba aquí —respondió Addison, señalando al chico.
—Y yo le dije que pasaba por aquí y vi las luces. —Theo se puso junto a ella, cruzando sus brazos una vez más—. Pero no me cree, es muy obstinada.
Scott hizo desdén con las manos e hizo seña para que Addison se acercara a él.
—Le gustan las preguntas que incomodan a las personas —explicó con brevedad, pero estaba más centrado en las expresiones de ella—. ¿Estás bien?
Addison pareció reaccionar y asintió con rapidez.
—Tengo que ir a casa.
—Ok.
Scott tomó de la mano a Addison y la llevó hasta el Jeep de Stiles, luego de saludar brevemente a Theo.
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