
Nuestra manera
Al final si soltó unas cuantas lágrimas y luego de pedirle que pasara esa noche con él, cenaron el pollo frito, Dongbaek se vistió con una pijama de él y juntos se acomodaron en el mueble a ver la televisión. Terry despertó con todo el ruido que hacían, pero permaneció en su cama.
Igual de perezoso que su padre.
—Mañana instalarán cámaras, así vigilaré a nuestro hijo cuando esté solito, también podré hablarle— Jungkook se acomodó sobre Dongbaek, ella estaba acostada boca arriba y él ahora descansando su cabeza en su vientre— quiero contratar un entrenador, para que le enseñe cosas, lo lleve a la guardería y haga amigos.
—Me parece bien.
—Así, cuando Nana sea mamá, Terrenator sabrá llevarse bien con el bebé, por eso quiero que ella pase más tiempo con nuestro cachorro— el estómago de Dongbaek vibró por la risa— ya sé que sueno exagerado, pero quiero que pase.
—Solo creo que es muy tierno.
Jungkook y Dongbaek eran ese tipo de pareja que hablaban demasiado durante horas y sin cansarse, en sus perspectivas, pensaban que comunicarse tanto, era la clave para evitar momentos amargos y tal vez si hubiesen tenido eso en cuenta durante sus relaciones anteriores, los recuerdos de sus parejas serían diferentes, incluso buenos.
Por eso también, él tenía más confianza a la hora de besarla y tocarla, supuso que su arranque por el estrés hace unos días logró impulsarlo, diciéndose a él mismo que era ridículo sentir vergüenza por besar o tocar a una mujer que era su novia, si continuasen siendo solo amigos— esos que se negaban a ser amantes— sería grave pensar en ella como una mujer sensual, pero, ahora que el panorama era otro, pues no tenía por qué ponerse límites y eso fue algo que la misma Dongbaek le dijo.
Entonces, como en ese momento, podía detallar el rostro de Dongbaek e ir bajando por su cuello donde dos dulces lunares se notaban hermosos, también podía bajar a su pecho y recordar cuando los tocó y sus manos no fueron lo bastante grandes como para sostenerlos.
Todo esto sin sentirse mal.
Terry ladrando porque tenía hambre lo desconcentró por completo en su momento de admiración, Dongbaek se reía y le hablaba como si fuese un bebé mientras apartaba a Jungkook con gentileza y se disponía a buscar con qué alimentar a la criatura. Él enterró su rostro en los cojines del sofá, tomando varias respiraciones para calmar su emocionado ser, pero, se asomó por el espaldar para verla en la cocina, le gustaba cuando ella usaba su ropa porque dejaba el olor de su perfume, le parecía lo más hermoso del mundo verla ser tan atenta con el cachorro pues aunque él mencionó que podía ser de ambos, sabía que técnicamente era solo su responsabilidad pues fue él quien decidió tener un perro.
Aún así, Dongbaek lo cuidaba y quería, el pequeño de cuatro patas seguro también la reconocía como su dueña.
—Jungkook.
—Dime. Perdón, me distraje.
—Te pregunté si querías comer algo antes de irnos a la cama— negó— vale, esperemos a que Terry termine de comer, le sacamos y a dormir.
Cuando ella cruzó la puerta a la habitación, Jungkook ya estaba sentado en la cama contra el cabezal de esta, esperándola.
—Tengo que decirte que fue muy acertado poner la cama de Terry frente al ventanal.
—Le gusta observar hacia el exterior mientras se queda dormido, así que me pareció ideal— tomó asiento al borde de la cama, comenzando a trenzarse el cabello pues dormía de esa manera— ¿Cuánto te falta para regresar a la universidad?
—Poco, todavía no han dado fechas exactas, pero sé que no falta mucho para iniciar el nuevo semestre. Diría que unas cuatro semanas, como máximo.
—En cuatro semanas me abandonarás con más frecuencia— lloriqueó, provocando su risa— dudo que puedas estar para mi última competencia, pero, al menos en mis prácticas.
—¿Todavía te faltan prácticas?
—Dos. Carreras de prueba para el gran día.
Terminó de trenzar su cabello y prometió estar allí.
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