𝟏𝟏. ♡︎ ❦
—Beomgyu ha estado buscando desesperadamente todos estos días — Seungmin me vino a visitar con Yeonjun, tal parece que los dos están con él otro coreano y no los culpo, es mejor persona que yo.
—Él pobre no ha parado de llorar — ahora le toca a él modelo defenderlo.
—No me interesa, no le quiero hablar.
Lo extraño más de lo que pensé que podía y también he llorado, pero no puedo aceptar que me hable de esa forma, no me gusta y me sentí ofendido, todavía me siento así.
Me hizo sentir menos solo porque no me había acostado con nadie, y se que no debería estar así, posiblemente estoy exagerando las cosas.
Capaz y él se va a disculpar, y seremos los mejores amigos de siempre —¿Estas seguro que no le quieres hablar? — Yeonjun insiste y ya no se que contestar.
—Sabes como es Beomgyu, no se calla cuando debe y te entiendo es muy perra — Seungmin tiene razón, yo soy igual.
—Mañana hablaré con él, tengo que irme — me levanto y salgo, acabo de dejarlos dentro de mi casa.
No me importa y prefiero caminar que entrar al auto, camino con las manos a cada lado de mi cuerpo, sin moverlos y mis pasos se hacen zancadas, y las zancadas pasos más rápidos.
Comienzo a correr con más rapidez y las personas se apartan, si me siento más mal de lo que pensé y cuando estoy frente al estúpido aviso.
Abro la puerta y me agacho —Hyunjin — lo miro y muevo las manos —Estas rojo.
—Lo se — digo sin aliento, señalo la habitación y él me levanta para llevarme —No hay necesidad Min — cierro los ojos y me recuesto en su pecho.
—Estas cansado y parece que hiciste ejercicio como doce horas — comienzo a contar y llego a la conclusión de que mi casa está a seis kilómetros de aquí.
—Casi — murmuro y tomo del vaso de agua que me acaba de dar.
—¿Alguien te perseguía?, te iban a hacer daño, ¡Hyunjin contesta! — aparto el vaso de mi boca sorprendido por la forma en como se comporta.
—No, nadie me perseguía, cálmate te va a dar algo.
—Si te paso algo me va a dar algo — ignoro lo que dijo y vuelvo a tomar agua.
—No te preocupes tanto por tus clientes, eso está mal, así estarás todo el día preocupado — susurro y él se sienta a mi lado —Estuve hablando con él chico y me dijo que estas ocupado toda la semana, que te desfilan miles de chicos — por una muy rara razón siento un pinchazo en mi pecho al terminar.
—Cada uno se ha ido — señala la puerta y ríe —Me dicen que no soy bueno en mi trabajo.
—Están locos... — está aguantando la risa —¿Por qué te dicen eso?.
—Porque a todos les digo Sam — estallo en risas que no puedo evitar —O Hyunjin y me dicen que esos no son sus nombres, además de que quieren los demás paquetes... — dejo de reír y parpadeo varias veces, tan lento que me desespera solo un poco.
—¿Los paquetes? — por inercia bajo la mirada a su pantalón, cruza las piernas.
—Me piden mucho el premium — el pinchazo en mi pecho se hace más grande —Yo me niego porque solo se suelta uno premium.
—Ya...pero si se pudiera...
—No los tomaría — suspiro aliviado —Porque ya te tengo a ti y seria más trabajo.
—Claro — asiento y aprieto los labios —Pero quedan los demás, la práctica y...la que teníamos — una palabra le pide permiso a la otra para salir, no quiero hablar de este tema ya que no quiero sentir esto.
—No lo aceptan o yo no lo acepto— sonríe y acaricia mis mejillas —Me vas a decir lo que te paso— ese brillo, ¿qué significa ese brillo en sus ojos?, porque antes no estaba.
—Beomgyu me dijo una cosa que no me gusto y me moleste, no le hablo desde la semana pasada...si mal no recuerdo desde el viernes.
—¿Qué te dijo? — su insistencia me confunde aún más.
—Que una persona como tú no estaría con un mojigato como yo — juego con su cinturón y hago un puchero.
—Tiene razón — ruedo los ojos —Estoy bromeando, estoy seguro que una persona como tú... — levanta mi rostro con sus manos, extrañaba su suavidad —Serías lo mejor para una persona como yo.
—Estas muy seguro, será que él señorito Lee le gusta alguien como yo — quito su cinturón de un tirón —Me impresiona que te gusten las personas como yo, creía que eras de ese tipo de chicos, llenos de tatuajes con piercings hasta en su...ya sabes que — escucho su risa rasposa —De esos que saben hasta como chupártela — aparta mis manos con rapidez —Yo nunca dije eso — vuelvo a poner mis manos en su bulto.
Suspira y bajo el pantalón a sus rodillas, me levanto, quito mi falda y ropa interior de un tirón, sin reventarla porque a mi si me duele hacer eso.
Me siento en sus piernas y coloco mis manos en sus hombros —Si lo dijiste y fue súper raro — río y me acerco a sus labios, uniéndolos, esta mal hacer esto, llevar el control de algo que apenas se hacer pero me gusta que él me deje tomarlo.
—No es raro, es raro que lo diga yo pero no es raro — bajo mis besos a su cuello y presiono su miembro con mi centro, esta jadeando, lo estoy logrando, provocar a un hombre como él es difícil —¿Te gusta? — pregunto, la inseguridad siempre llega a mi.
—Me encantas — esa no era la respuesta que estaba buscando, ¿le encantó?, mis ojos suben a su rostro, otra vez el brillo que hace que me separa solo un poco y meta la mano en su ropa interior.
—¿Te gusta? — repito la pregunta, mi ceño se frunce y mis ojos pican ¿qué me está pasando?.
—Me gustas, me encantas — aprieto los labios y me levanto —¿Qué haces? — parpadeo varias veces y bajo su ropa interior de un tirón, rasgándola, mis ojos caen en su semi erección y sonrío.
—Si te gusta — trago grueso —Pero antes — camino a la mesita de noche —Con los otros dos chicos tú... — suspiro buscando un preservativo —¿Les preparaste el desayuno, hablaste con sus amigos? — mi corazón late con fuerza, conecto nuestras miradas esperando un "si".
—No — paso la lengua por mis labios y le enseño una sonrisa, de esas que hago para transmitirle a las personas que estoy bien con lo que dijeron.
—¿Por qué lo hiciste conmigo? — su rostro me transmite cosas indescifrables, cruzamos miradas pero parece que no me quiere dejar ver con exactitud lo que pasa por su mente.
—No lo se — su mano baja a su miembro y comienza a tocarlo, gruñendo en el proceso que abro la boca para seguir hablando, parece que no quiere hablar y lo entiendo, es extraño hablar de este tema, en estas circunstancias pero el temor invade mi cuerpo y mi calentura se reduce considerablemente —Hyunjin ven — no puedo moverme, no quiero sentirlo, no quiero que me toque.
—No — susurro y su ceño está fruncido.
Se ve molesto.
—¿Por qué no? — sigue tocándose con más rapidez y me pregunto que si él no estará nunca dispuesto a hablar sobre ese brillo en sus ojos.
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