𓂃 ִֶָ❤️🔥14
Sus maletas ya están empacadas para mañana. Se irá todo el fin de semana con Jungkook y eso le hace tremendamente feliz.
Empaca lo que pudo. Las mariposas en su estómago no dejaban de revolotear. Espera que todo salga bien y que ellos puedan avanzar en su pequeña relación.
Jungkook hace lo mismo, quiere tener momentos únicos con su omega. Tal vez después de todo ellos sean al fin felices y no como todo eso terminó en el futuro.
En eso le llega un mensaje de Sohee. Lo lee y queda un poco confundido.
💬Lee Sohee:
Hola, lamento mandarle este mensaje, pero como quedamos, hay algo que tengo que advertirle.
Tuve una premonición, por lo que más quiera no coma nada que le ofrezcan. Esto lo digo en hora laboral. Solo hago mi trabajo en advertir. Pasé un buen fin de semana.
—¿Qué no come nada? ¿Pero de quién si no...?
A su mente llegó que puede que sea el café que toma o manda pedir de algún lado. Puede ser que las cosas que él pide de comer y Hanna se las lleva, alguien les pondrá algo. Frunce el ceño ante eso, pues hay varios recuerdos de él comiendo todo lo que alguien le daba, aunque no recuerda mucho su cara.
Esto cada día le daba más miedo. ¿Quién era esa persona que hizo que cambiará todo su amor hacia Jimin? Le daba hasta escalofríos solo pensar que puede ser alguien de su empresa ¿pero quien?
Entonces....
Jungkook guardó todas sus cosas en la maleta. Jimin le mandó un mensaje de que ya estaba llegando. Pasaría por él como habían quedado. La lluvia seguía por lo que pensaban parar en algún hotel, ya que caería granizo y eso podría ser peligroso.
Sale de su casa, pero se encuentra a Hanna en la entrada. Ella le sonríe y trae una maleta con ella.
Jungkook frunció el ceño.
—¿Buenos días Señor Jeon? ¿Listo para el viaje? —le dice.
—Hanna, buenos días. ¿Qué haces aquí y porque traes esa maleta? —esperaba escuchar que se iría a algún lugar, ya que es fin de semana y descansan, pero no fue la respuesta que él esperaba.
—Pues iré con usted a Busan. Como pensó ir sin mí sabiendo que soy su asistente y secretaria. Es claro que me necesita. —Le sonríe— Le traje este café para que tenga buena energía.
Se lo entrega. El alfa lo toma dudoso.
—Hanna, yo no te pedí tal cosa. Iré solo con el señor Park, no hace falta tu presencia.
Le deja claro a lo que ella quita esa sonrisa de su rostro.
—Pero... me necesita ¿no?
—No, ya te lo dije. Regresa a casa y descansa. Me iré solo con Park.
Pasa por su lado saliendo de su residencia. Jimin ya estaba llegando cuando ve a su alfa con su pequeña maleta. El corazón le saltó del pecho al igual que su lobo, pero en ese momento gruñó al ver a esa maldita omega venir detrás de su alfa.
¿Pero qué mierda? ¿Por qué ella está ahí? Y lo más importante ¿Porque trae una maleta?. Joder, espera que sea una maldita broma, porque no piensa subirla a su auto.
Jungkook llega y mete su maleta atrás. Jimin le abre y antes de que pregunte le dice a Hanna:
—Vete que este no es tu asunto. Si yo quiero que vayas te aviso no te invitas sola ¿De acuerdo?
Hanna asintió avergonzada. Jimin sonrió por dentro. Esto lo dijo para que su Jimin no pensara mal de él y todo su viaje se amargue.
—¿Nos vamos? —le dice a Jimin quien asiente.
Jungkook bebe un poco de café, y Hanna sonríe.
—¡Adiós que tengan un buen viaje!
Se despide alegre. Jimin le sonríe falsamente y se marchan de ahí. Mientras que Hanna sonrió triunfante al ver que el alfa bebió del café contaminado. Ya es hora que ese estúpido de Park salga de su vista y le haga pagar.
—Por un momento pensé que la habías invitado a ir con nosotros. —dice Jimin mientras paran en el semáforo rojo.
—Cómo podría invitarla si yo solo quiero estar contigo. Sería estúpido de mi parte.
—¿Entonces ella se invita sola? —inquiere.
—Aja... No sé porque intuyo eso. Odio que últimamente esté tan servicial, por así decirlo.
Jimin condujo mientras piensa que es lo que trama Hanna. Si bien él era el intenso en ese futuro caótico, tal vez ella sea ahora quien esté sobre su alfa. Algo no cuadra y tiene un poco de miedo.
—Se me antoja tu café ¿Me das? —le pregunta Jimin a Jungkook.
—Hay que comprar uno recién hecho, este ya está frío y creo que Hanna se equivocó porque este no es el que tomó.
—No le has bebido. —dice Jimin.
—Por eso mismo. Si sigues derecho hay una cafetería, pidamos algo.
Jimin asintió y manejó hasta llegar al lugar. Compraron dos cafés, mientras Jungkook tiraba a la basura el café de Hanna. No lo había tomado porque recordó sobre qué le dijo Sohee, así que no puede descartar a nadie.
El manejo después, el camino era algo largo poniendo en cuenta que es Busan y tres horas eran muchas. Además está lloviendo, el cielo se quiere caer por lo que ve. Mira a Jimin quien se quedó dormido y hacía un lindo puchero de sus regordetes labios.
No quería despertarlo, pero tenía que hacerlo.
—¿Jimin? Despierta.
Lo mueve un poco sin perder de vista la carretera. Jimin comienza a despertarse.
—¿Llegamos? —musito con voz soñolienta.
—No, aún no. Pero creo que deberíamos estar llegando al hotel que te comenté. Creo que el clima se pondrá peor si no paramos y sería peligroso conducir con la neblina.
Jimin miró que era verdad, todo estaba cubierto por la neblina.
—Vaya, el tiempo es malo. Si hay que ir al motel que comentaste.
—Casi llegamos, nos quedaremos ahí hasta mañana ¿Vale?
Jimin asintió.
Jungkook y Jimin llegaron al motel, un lugar que no era precisamente el más elegante, pero había escuchado buenas cosas sobre él. La lluvia caía sobre ellos mientras estacionaban y bajaban del coche, cubriéndose la cabeza con sus chaquetas. Jimin, con una sonrisa tímida, tomó la mano de Jungkook, y juntos, parecían protagonistas de una película romántica.
Bajo la lluvia y sonriendo.
Al entrar en la recepción, fueron recibidos por una mujer madura con una sonrisa amable. Debería tener unos 30 años.
—Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarlos?
—Quiero una habitación con dos camas por favor. —con su voz suave, pidió una habitación para dos.
—Claro que sí.
La mujer asintió con la cabeza. Ella los miró curiosa, sonrió algo traviesa y les entregó las llaves.
—Claro que sí, aquí tienen. Es una habitación para dos, espero que la disfruten mucho. —Luego, les guiñó un ojo de manera sugerente.
Jungkook y Jimin se miraron extrañados por el comportamiento de la mujer, pero dieron las gracias y tomaron sus maletas. Mientras subían las escaleras hacia su habitación en el segundo piso, Jimin no podía dejar de preguntarse qué tipo de lugar era ese.
No estaba mal era tradicional coreano. No debía ser tan exigente, estaba bien y eso era lo que importaba.
—Ella es medio rara ¿no crees? —pregunta Jimin.
—Si algo. Pero este lugar es limpio y eso es lo que me importaba. —responde Jungkook.
—Eso que ni qué.
Llegan y al abrir la puerta de la habitación, ambos se quedaron con la boca abierta. La habitación estaba decorada de manera romántica, con una gran cama cubierta de pétalos de rosas y velas apagadas. La luz roja que emanaba de las lámparas creaba un ambiente íntimo y sensual.
En ese momento, la mujer de la recepción les gritó desde el primer piso:
—¡Oigan, hay condones en las gavetas! —Luego, les alzó el pulgar en señal de aprobación.
Jimin se sonrojó de inmediato, pareciendo un tomate muy rojo. Jungkook, por su parte, se rió suavemente y lo abrazó por los hombros, diciéndole:
—No te preocupes, Jimin. Traje los míos.
Jimin le golpeó el pecho algo avergonzado.
—¡Jungkook!
El alfa se ríe y entra.
—Solo bromeó. —le guiña.
Jimin asintió con la cabeza, aún ruborizado, pero sonrió ligeramente al ver la mirada cariñosa de Jungkook. Juntos, entraron en la habitación, listos para disfrutar de su estancia en ese hotel tan peculiar.
Dejaron sus cosas en el pequeño closet que hay. Jimin quitó su chaqueta mientras curiosea el lugar.
—Creo que creyó que estamos casados o algo. No me hallo otra razón para que nos diera este lugar. —dice Jimin.
Jungkook lo abraza por detrás besando su mejilla. Jimin se tenso ante su abrazo tan repentino.
—Bueno, no estamos casados, pero si estamos saliendo juntos. Aunque aún hay detalles que pulir. —Lo suelta para tenerlo de frente, posa sus manos en su cintura mientras lo ve a los ojos— Me gusta estar aquí contigo.
Jimin se sonrojó, como si se pudiera más.
—También me gusta estar contigo. Pero vamos a dormir juntos los dos.
Es que no podía con su imaginación, Jimin estaba seguro que sí ellos comenzaban a darse, aunque sea besos, sus Lobos lujuriosos pensaran en hacer otras cosas. Aunque tampoco le desagrada la cosa.
Jeon acaricia la mejilla de su omega y le roba un beso.
—Descuida, si no quieres que nada pase, lo voy a entender. Además, sería tu primera vez y también la mía. No hay presión.
El sólo pensar en su primera vez con el alfa que le gusta, ¡por la luna!, su corazón quiere explotar ante eso tan bello que pueda suceder.
Jimin asiente y Jungkook se aleja para sacar una pijama.
—Me ducharé primero.
—¿Quieres un ramen? Hay muchos aquí. —pregunta Jimin.
—Si, uno picante por favor.
—Ok.
Jungkook entra a la ducha mientras Jimin hace el ramen. Cuando están listos Jungkook sale de la ducha. A Jimin casi se le cae la mandíbula cuando ve que el alfa no trae camisa, solo un pantalón pijama. Trago grueso al ver su cuerpo, ¡por la luna!
Jimin no podía apartar su mirada de Jungkook, quien se encontraba frente a él, sin camisa y con su bien trabajado cuerpo a la vista. La luz de la habitación resaltaba cada músculo de su torso, y Jimin se sintió atraído hacia él como por una fuerza irresistible.
Su mirada recorrió el cuerpo de Jungkook, desde sus hombros anchos hasta su cintura estrecha, pasando por sus abdominales definidos. Y luego, su mirada se detuvo en la manga de tatuajes que cubría su brazo izquierdo, cada uno de ellos contando una historia y reflejando la personalidad y la pasión de su alfa.
Jungkook, al darse cuenta del descarado escrutinio de Jimin, sonrió ligeramente y se acercó a él.
—¿Te gusta lo que ves, Jimin? —preguntó, con su voz baja y seductora.
Jimin se sonrojó y apartó la mirada, pero Jungkook se rio y lo tomó por la barbilla, obligándolo a mirarlo a los ojos.
—No hay nada de qué avergonzarse, Jimin. Eres mi omega, y tienes todo el derecho de admirar mi cuerpo.
—Yo...
Luego, Jungkook se acercó más a Jimin y comenzó a bailar lentamente frente a él, moviendo sus caderas y sus hombros de manera sensual. Jimin se sintió hipnotizado por el movimiento de su alfa, y no pudo apartar su mirada de él.
No sabía sonreír o dejarse llevar.
—¿Qué haces? —se ríe.
—¿Quieres tocar lo que la luna me dio?
Preguntó Jungkook, su voz baja y tentadora. Jimin asintió con la cabeza, y Jungkook sonrió y lo tomó por la mano, guiándolo hacia su cuerpo.
Jimin sintió un escalofrío al contacto de la piel de Jungkook. Su alfa lo guió hacia su torso, y Jimin sintió la calidez de su piel, la dureza de sus músculos. Su mano recorrió el abdomen, sintiendo cada curva, cada contorno.
Jungkook cerró los ojos, disfrutando del tacto de Jimin. Su omega lo estaba explorando, descubriendo cada rincón de su cuerpo. Jungkook se sintió vivo, conectado con Jimin de una manera que nunca había experimentado antes.
Jimin continuó su exploración, su mano subiendo hacia el pecho de Jungkook. Sintió los latidos de su corazón, la calidez de su piel. Jungkook abrió los ojos, mirando a Jimin con una intensidad que lo hizo temblar.
—¿Te gusta? —preguntó Jungkook, su voz baja y sensual.
Jimin asintió con la cabeza, su mirada fija en él.
—Si, —dijo con su voz apenas audible— Me encanta.
Jungkook sonrió, su rostro iluminado por una luz interior.
—Entonces, ¿qué esperas? —preguntó, su voz llena de anticipación— Tómame, Jimin. Hazme tuyo.
Jimin se sintió envuelto por la pasión de Jungkook. Su alfa lo estaba desafiando, lo estaba invitando a tomar el control. Jimin se sintió vivo, conectado con Jungkook de una manera que nunca había experimentado antes.
Y entonces, sin pensarlo dos veces, Jimin se inclinó hacia adelante y besó a Jungkook. Fue un beso apasionado, intenso, que los envolvió a ambos en una nube de deseo.
El beso de Jimin fue como un rayo que iluminó el cielo de Jungkook. Su alfa se sintió envuelto por la pasión y el deseo de su omega. La lengua de Jimin exploró la boca de Jungkook, y este se sintió perdido en la profundidad de su beso.
Jungkook respondió al beso de Jimin con igual pasión. Su lengua se entrelaza con la de su omega, y juntos crearon un baile de lenguas que los dejó sin aliento.
El beso se prolongó durante lo que pareció una eternidad. Jimin y Jungkook se perdieron en la pasión del momento, olvidando todo lo demás. Solo existían ellos dos, unidos por el deseo y la pasión.
Finalmente, se separaron, jadeando y buscando aire. Jimin se apoyó en el pecho de Jungkook, y su alfa lo abrazó fuerte, sintiendo el calor de su cuerpo.
—Jimin —susurró Jungkook, su voz ronca de deseo— Eres mío. Solo mío.
Jimin asintió con la cabeza, su mirada fija en la de Jungkook.
—Sí, soy tuyo —respondió, su voz apenas audible— Y tú eres mío.
Jungkook sonrió, su rostro iluminado por la felicidad.
Y con eso, Jungkook tomó a Jimin en sus brazos y lo llevó hacia la cama, dispuesto a hacerle suyo de una vez por todas.
Ni siquiera tenían planeado esto, pero ya no podían aguantarse las ganas de tenerse. Tal vez están yendo rápido, pero son adultos, saben que su cariño es recíproco, no pueden estar sin el otro y son destinados.
La ropa de Jimin fue quitada con un poco de desesperación. Ambos ardían por tenerse, tomarse y marcar al otro con sus propios aromas para que nadie dude de su amor.
La habitación estaba bañada en una luz suave y cálida, las velas y la luz de la luna creaban un ambiente romántico y íntimo. Jimin y Jungkook se miraban a los ojos, sus corazones laten al unísono, y su amor era palpable en el aire.
Jungkook tomó la mano de Jimin y la llevó a su pecho, donde su corazón latía con fuerza.
—Jimin —dijo, con su voz baja y suave— Esto es un paso importante en nuestras vidas. Quiero asegurarme de que estás seguro de que esto es lo que quieres.
Jimin miró a Jungkook con ojos brillantes de emoción.
—Yo quiero ser tuyo —musito, con su voz temblorosa— No puedo más. Sé que el lugar no es el más romántico, pero siempre creí que mi primera vez sería contigo, sea el lugar que sea. Para mí, hacer el amor es contigo y que me digas lo mucho que me quieres. No pido nada más.
Jungkook sonrió, su rostro iluminado por la felicidad.
—Además —continuó Jimin,— la habitación es romántica. ¿Qué más peros podríamos poner?
Jungkook se rio suavemente y tomó a Jimin en sus brazos.
—Entiendo. Entonces, hay que ser el amor. Te quiero, precioso.
Jimin sonrió, y ambos se volvieron a besar, sus labios se unieron en un beso apasionado y suave. Comenzaron a quitarse la ropa, tocándose de manera delicada y gimiendo sus nombres.
La habitación se llenó de susurros y jadeos, mientras Jimin y Jungkook se amaban con todo su corazón. Su conexión era fuerte, y su amor se sentía en cada toque, cada beso y cada susurro.
Jungkook tomó a Jimin en sus brazos, y lo acomodó en la cama. Se tendieron juntos, sus cuerpos se unieron en un abrazo apasionado, y su amor se convirtió en una llama que ardía con fuerza.
La ropa salió volando de lugar. Jimin toma el mando para tomar el pene de su alfa y comenzar a bombear, mientras Jungkook gemía. Abrió las piernas de su omega para comenzar a estimularlo, metiendo sus dedos a su entrada que estaba totalmente lubricada.
Ambos están perdidos. Sus cuerpos temblaban, se arqueaban por más. Jimin mordió el labio de su alfa sacando un poco de sangre de él. Jungkook bajo esos mismos labios rotos a su cuello, dejando un rastro de sangre en esa piel blanca.
Jimin gozaba de sentir esos labios y dientes tirando de sus pezones. Por todos las Diosas. Esto era mejor de lo que una vez llegó a imaginar. Jamás creyó que llegaría el momento donde esté hombre lo tocaría, y le diría todas esas cosas hermosas. Que lo está haciendo sentir el puto amo del mundo.
Tenía roto el corazón en ese futuro que lo llevó a la muerte. Sin embargo, ahora gozaba de su segunda oportunidad y tiene a este alfa de sus sueños haciéndole una mamada hasta sacarle el mejor suspiro entre gemidos de todos.
Su boca ya no era suficiente. El lo noto y sacó de la gaveta una tira de condones. Tomó uno y estuvo a punto de abrirlo, pero Jimin se lo arrebató. Tiro a su alfa sobre la cama para después ser él quien lo abra con los dientes y ponérselo.
Jungkook se éxito más con esa imagen. Su lindo omega tomando el mando, ¡Mierda! Que sexy. Lo nalguea con ambas manos. Su piel blanca se torna roja ante los golpes. Ni de lejos alguien pensaría que estos dos tendrían su primera vez. Pará todos es algo más despacio y leve. Pero no para Park Jimin que se imaginó esto durante mucho tiempo, incluso una vida pasada.
Estaba listo.
Jimin tomó el falo de su alfa y lo llevó a su entrada húmeda. Jungkook gruñó ante el estrechó que sentía a su omega. Lo perfecto que eso se sintió, sus paredes anales lo cubrían también. Jimin gimió ante la penetración. Era un poco doloroso, pero tan jodidamente excitante.
Al tenerlo dentro comenzó a dar pequeños saltos que después se convirtieron en más y más. Jungkook lo ayudaba y el chapoteo de sus pelvis era tan estruendoso que los rayos que caían afuera no eran nada contra ellos.
Podría ser exagerado, pero vaya que lo estaban disfrutando.
Jungkook se excitaba cada vez más, tener a Jimin gimiendo su nombre y maldiciendo era jodido. Su cuerpo sudado y esos bellos labios carnosos mordiéndose para no gritar más de lo que ya lo hace.
Lo tiró sobre la cama para volver a meter su pene dentro de su omega. Jimin mordía su mano ante los embistes.
Era la puta gloria.
—¡Jungkook! —gritó Jimin.
Había tocado ese punto que lo volvió loco. Jungkook no pudo contenerse. La cama pega con la pared. Esperaba que no hubiera nadie del otro lado porque sino… Dios que vergonzoso.
Jimin apretaba las manos de su alfa clavando sus uñas. Eran tan deliciosos esos embistes de su alfa. Parecía que lo rompería, el placer es tanto que esto duró más de lo que esperaba. Sus orgasmos iban y venían, no lo dejaba descansar un poco.
Su alfa no está en su ciclo de celo, pero cuando lo esté, joder, lo dejara peor. Y eso, le encanta.
Jimin llegó al orgasmo primero, liberando todo sobre su alfa. Mientras que esté lleno el condon. Jimin temblaba bajó el cuerpo grande de su alfa, mientras que este gruñía.
Jimin no pudo aguantar tan placentero orgasmo que sacó sus colmillos y los clavó en la clavícula de su alfa. Jungkook sintió mejor ese orgasmo con esos lindos colmillos sobre su piel. Lo hizo más agradable.
Cuando ambos se calmaron, Jeon salió de su omega. Se quita el condón tirándolo a un lado. Jimin lame su herida para luego abrazarse juntos.
Jimin estaba feliz y satisfecho. Su primera vez en un motel tradicional con su alfa de ensueños. Es que no podría pedirle más a la vida que esto.
Jungkook beso la espalda de su omega.
—Te quiero, hermoso.
Jimin le sonríe, estaba débil.
—Te quiero mas Kook. Mucho más.
Se besan con pasión y se acurrucan en la cama. Los pétalos de rosas los sentían pegados en el cuerpo, pero eso no importaba.
Ahora que dieron ese gran paso, vendrán muchos más.
Aque no se veían venir esto...
Espero que les haya gustado y nos vemos pronto. Bye.
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