𝐈𝐍𝐓𝐑𝐎𝐃𝐔𝐂𝐂𝐈𝐎́𝐍
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Kim So-Yun era la segunda hija del matrimonio Kim; un matrimonio con bastante estatus social y dinero originarios de Busan. Desde niña So-Yun siempre había acostumbrado a estar rodeada de sus empleados ya que sus padres estaban los suficientemente ocupados con su hermana mayor, Kim Na-Yeon. Según sus padres Na-Yeon era la persona que los haría felices. Era muy pequeña para entender a qué se referían sus padres con eso...
Al comienzo no lo entendía pero cuando cumplió los 10 años empezó a notarlo. Aquel hombre que siempre iba a la casa a visitar a su hermana no era alguien bueno. Podía notarlo en su mirada. Además de haber escuchado hablar a sus padres sobre cómo Na-Yeon debía ser perfecta para él. Ahí es donde se dio cuenta de todo. El no era un simple amigo de la familia al que tenía que llamar tío. Además que varias veces había notado que Na-Yeon no lo llamaba así. Mientras que a ella la obligaban a llamarlo "tío" a Na-Yeon la obligaban a llamarlo "oppa"
So-Yun aún podía recordar aquel día de la fiesta de compromiso de su hermana mayor. So-Yun tenía trece años en ese entonces. Veía como mujer estaban elogiando a su hermana. Diciendo que era muy linda y que sería una perfecta esposa. So-Yun rodó los ojos ante tanta hipocresía. Cuando las mujer empezaron a salir de la habitación dejado la a ella y su hermanas a solas, So-Yun la miró.
—No estas feliz, ¿verdad? — la respuesta era obvia. So-Yun se acercó a su hermana, acortando la distancia entre ellas.
Na-Yeon la observó a través del espejo, notó como se forzaba a sonreír, así como sus padres le habían enseñado. Aunque esa "sonrisa" se borró al instante.
—Lo estoy —su voz tembló— Solo... solo estoy nerviosa, So-Yun.
So-Yun bufo.
—Estás mintiendo —Su tono de voz sonó firme —. Es demasiado viejo para ti.
—Eso no importa — usó aquel tono de voz que le recordaba a su madre — Es mi prometido —se levantó del asiento donde se encontraba sentada y se alejó de ella. So-Yun la siguió con la mirada.
Ella lo notaba, notaba lo que nadie más notaba. Sabía que su hermana siempre había sido obligada a mostrarse perfecta. A ser perfecta.
So Yun se acercó a la figura de esperadas de su hermana y la rodeó con sus brazos. Apoyo su cabeza en su hombro mientras la oía sollozar. La quería. Amaba a su hermana y le dolía ver como la destruían.
....
La reunión empezó y So-Yun se encontraba parada al lado de sus padres mirando como Na-Yeon entraba a la sala de la mano de su prometido. So-Yun no lo soportaba. No soportaba ver como todos fingían que todo estaba bien, no, no estaba para nada bien. Como alguien puede comprometer a su hija con un hombre que no ama? Cómo puede comprometerla con un hombre casi treinta años mayor que ella.
Quiso acercarse a ella. Quería sacarla de ahí y alejarla de ese tipo lo antes posible.
Ese era su plan hasta que sintió una mano tomado su brazo. Volteó a ver y se encontró con los fríos ojos de su padre.
—No — ordenó — tu te quedarás aquí
—¡no! ¡Suéltame! — forcejeo tratando de liberarse de su agarre — ¡es mi hermana!
Su madre tomó su mano y la jaló hacia ellos.
—silencio So-Yun — trato de sonar lo más calmada posible — las señoritas no hacen escándalos
So-Yun grito pero fue en vano. Sus padres no la soltarían.
....
Ese mismo día en la noche, So-Yun no podía dormir. No podía dejar de pensar en su hermana. En lo injusto que era toda esta situación.
Camino por los grandes pasillos de la mención en dirección a la habitación de Na-Yeon.
Llego frente a la gran puerta de la habitación de su hermana y entro sin hacer ruido.
—Na-Yeon — murmuró tratando de despertarla
En cuanto su hermana la volteó a ver dejándole ver su rostro dañado, So-Yun apretó los puños. Sentía impotencia. Le dolía ver cómo vivía su hermana y más le dolió no ser capaz de hacer nada por ella.
—Deberías estar durmiendo, So-Yun —pronunció pausadamente mientras llevaba la mano a su rostro intentando cubrir la rojez en su ojo — Padre y madre se enfadarán si te encuentran aquí
So-Yun le dio gracia eso.
—Ellos jamás se darán cuenta... no existo a menos que me necesiten — So-Yun sonrió como si aquello no le importara
Hizo una pausa en la que su expresión se volvió más seria.
—Debes huir — habló de repente — Yo...yo no quiero que te cases con él, no quiero que te haga daño de nuevo.
Na-Yeon la miro sin decir una sola palabra.
....
So-Yun trato miles de veces de convencer a su hermana de escaparse pero Na-Yeon solía evitar a toda costa el tema.
Todo fue hasta una noche. Un mes antes de la boda de su hermana, Na-Yeon había sido invitada a una cena con aquel monstruo.
So-Yun no quería que fuera pero no podía hacer nada. Sus padres sabían lo que ella era capaz de hacer con tal de que Na-Yeon no fuera a esa cena y para prevenir la encerraron en su habitación.
So-Yun recuerda muy bien que esa noche no durmió. Se quedó toda la noche mirando por la ventana a que llegase su hermana, pero eso, nunca pasó...
Los recuerdos era borrosos pero recordaba muy bien como a la mañana siguiente su hermana llego hecha pedazos. Se encerró en su habitación y la única que tenía permitido entrar era su madre. So-Yun trató de ir con su hermana pero su padre por supuesto, se lo impidió.
....
Un día se encontraba en el gran salón de su casa sentada en un pequeño sofa leyendo un libro que su padre le obligó a memorizar.
—¿Crees poder estar bien sin mí? — oyó la voz de su hermana después de semanas
Levanto la mirada y parpadeo un par de veces, sorprendida.
—¿Por qué lo preguntas? — preguntó dejando su libro a un lado
—Yo... yo... olvídalo — Na-Yeon suspiró frustrada
So-Yun sabía perfectamente lo que quería decir su hermana y no podía estar más feliz por su decisión.
—Te amo, Nana, solo hazlo y no lo pienses más. Yo te encontraré — sonrió
So-Yun se sorprendió un poco cuando vio como su hermana se dejaba caer delante de ella y se aferraba a sus piernas.
—YunYun, yo no quiero dejarte —sollozó — pero es que ya no puedo soportarlo más. Te juro que lo he intentado, pero luego de... —callo abruptamente
So-Yun frunció el ceño al escucharla.
— Perdóname por favor — sintió como se aferraba a sus piernas
—Yo te puedo perdonar todo —So-Yun sintió sus mejillas humedecer— pero si mañana despierto y sigues aquí, entonces, te odiare.
Ninguna de las hermanas Kim dijo nada, ese día pasaron más tiempo juntas del que deberían y durmieron juntas hasta que el reloj marco la media noche.
So-Yun se despertó en medio de la madrugada y vio que su hermana ya no se encontraba su lado. Se dirigió a la gran ventana de la habitación y vio como su hermana estaba apunto de subirse al auto.
So-Yun la observó y sonrió recibiendo una sonrisa de parte de Na-Yeon. Ese no era un adiós, era un hasta pronto.
Habían pasado cuatro años y desde que no sabía nada de Na-Yoen y ahora tenía 17 años. Casi la misma edad que tenía Na-Yeon cuando se fue.
Todos estos años sus padres se habían dedicado al moldearla a su manera. Su madre la llenaba de joyas y la vestía con finos vestidos. Su padre ahora era más estricto y al menos una vez al día los dos le repetían que debía ser "perfecta"
Siempre que se miraba al espejo recordaba a Na-Yeon. Ella se había convertido en su viva imagen.
Ahora mismo se encontraba en la mesa desayunado junto a sus padres.
—So-Yun — pronunció su padre — tú madre y yo hemos decidió algo
So-Yun dejo su comida y lo miró.
—te casarás este fin de semana — esas palabras le cayeron como un balde de agua fría
—...¿q-que? — las palabras con la justa podían salir de su boca
—no te lo habíamos dicho pero han pedido tu mano y tu madre y yo hemos aceptado — su padre hablaba como si eso fuera una gran noticia — te casarás con Sang-Woon
So-Yun quiso vomitar cuando oyó ese nombre. Ese hombre otra vez quería joderle la vida. Así como se la jodio a su hermana...
—¡yo no pienso casarme! — se levantó de su asiento. Su voz resonó en todo el salón así llamado la atención de todos los empleados presentes — ¡y mucho menos con el!
Su padre la miró furioso.
—¡no he pedido tu opinión! — alzó la voz — te casaras y eso ya está decidido
So-Yun lo miró con odio antes de ir corriendo hacia su habitación y encerarse en ella.
....
Los días pasaron y So-Yun estaba ideando un plan de escape.
Aún conservaba aquella nota que le dejó su hermana antes de marcharse.
"Encuéntrame en Seúl"
Estaba dispuesta a largarse de este infierno e irse con su hermana. Seúl era una gran ciudad pero estaba dispuesta a encontrarla.
....
Un día antes de su boda. So-Yun escapó. Escapo con la ayuda de su chofer, aquel que la había visto crecer y aquel mismo que había ayudado a escapar a Na-Yeon cuatro años atrás.
Ahora se encontraba caminado por las calles sin saber que hacer o dónde ir. No tenía dinero. Sus padres ya habían aprendido después de lo de Na-Yeon. No le daban tarjetas de créditos, ni efectivo, tampoco le dejaban tener sus joyas cerca. Su madre siempre se encargaba de guardarlas en la caja fuerte. Incluso su anillo de compromiso que valía una fortuna y eso sus padres lo sabía. Por eso se aseguraron de tenerlo ellos y solo dárselo cuando era necesario.
Habían pasado tres años y no había rastro de Na-Yeon.
—¡Kim! — la llamó su jefe
So-Yun rodó los ojos al oír su voz.
Lo único que había podido conseguir en estos tres años era un trabajo de mierda con una paga de mierda. Tuvo que pedir préstamos por lo bajo para poder vivir. Tenía una casa que parecía una pocilga, trabajaba en una bodega acomodando cosas y su jefe le apagaba una miseria aprovechándose de que no tenía nada más y que aún tenía veinte años.
....
Luego de un largo día de trabajo se dirigió hacia el despacho de un tipo que había conocido tres años atrás.
Entro a la habitación y se sentó en el sofa frente a el.
—So-Yun, que gusto verte — la saludo mientras comía de su sopa
—al grano, quieres — dijo malhumorada — ¿algún rastro de mi hermana?
El tipo dejó su tazón de sopa aún lado y cruzó sus brazos mientras se apoyaba en el respaldar de su asiento.
—no, ni rastro de ella — habló con seriedad — So-Yun, llevamos tres años buscándola. No creo que la encuentres
So-Yun lo miro con seriedad.
—te pago para que la busques así que hazlo — hablo con firmeza
—oye, este mes ni siquiera me has pagado — se quejó mientras la veía pararse de su asiento
So-Yun abrió la mochila que llevaba en el hombro y sacó billetes de ella.
—ten, esto será suficiente — le extendió los billetes
El la miró sorprendido.
—no sabía que te pagaban tanto en tu trabajo — se inclinó apoyándose en su escritorio
Por supuesto ese dinero no era de su trabajo. Era otro de los mil préstamos que se hacía. Ya no le alcanzaban los dedos de las manos para contar todas las deudas que tenía. Pero en fin, no le importaba, lo mas importante para ella era encontrar a su hermana.
—con tal de que te pague, no es de tu incumbencia de donde saque el dinero — dicho esto se dirigió a la salida y cerró la puerta tras ella
....
Meses después, estaba regresando de su trabajo y decidió pasar por un parque a descansar. Le dolían los pies de tanto caminar de estación a estación para llegar a su casa.
Se sentó en una banca y observó alrededor. Sentía como el viento golpeaba su rostro.
Permaneció disfrutando de la brisa cuando a lo lejos visualizó una figura que se le hizo conocida.
Se paró de la banca y se acercó a pasos lentos a aquella mujer que se encontraba de espaldas a ella.
—¿Na-Yeon? — murmuró
La mujer se dio la vuelta dejando ver su rostro.
A So-Yun le brillaron los ojos al verla. Era Na-Yeon, ¡su hermana! A la que había buscado durante tres años.
—¿So-Yun?
Holii 🫶🏻🤍
Gracias por entrar a leer esta historia. Este fanfic está hecho por Mishi370 y por mí, y amaba le estamos poniendo mucho esfuerzo y dedicación a este fanfic así que agradeceríamos mucho que nos apoyen dejando su voto y comentario.
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