𝗣ᴀʀᴛᴇ ᴜ́ɴɪᴄᴀ ||
WARNINGS !!
Muerte y pensamientos suicidas
// Proseguir con precaución
❝ Hilo y aguja, tengo que sacarte de mi cabeza
Hilo y aguja, o terminaré muerto ❞
Septiembre era frío, más de lo que fue los años pasados. Puede que se debiera a los últimos acontecimientos en su transcurso, o solamente era el destino jugándole una mala pasada.
La residencia Mitsuya parecía desolada, tal vez sí lo era. Las menores de la familia se habían ido hace unas horas, decidiendo a voz baja y pequeñas lágrimas que era mejor darle su propio espacio para terminar de asimilar lo ocurrido, manteniendo la palabra de que volverían en la noche.
La única habitación ocupada se encontraba en extrema tensión, siendo interrumpida a intercalos por bajos sollozos inútilmente opacados por su dueño.
Era una vista deprimente para cualquiera, parecía la imagen de un viudo llorándole a su difunto.
Tal vez era algo así.
Takashi no era más que eso, un pobre diablo llorando por la pérdida de quien pudo pero nunca fue su pareja.
Era sencillo de entender, pero una parte de su mente no parecía dispuesta a tragarse esa información.
Hakkai Shiba estaba muerto, todo lo que alguna vez fue de él eran las cenizas de un jarrón.
Y saber eso lo destrozaba, como un cristal al impacto de una pelota, se rompía de tan sólo pensarlo.
Pero no podía hacer más que eso, pensar, ilusionarse con el final de una pesadilla ni siquiera existente y anhelar llorar abrazado a cierto ojiazul.
Lamentablemente, sólo era eso, una fantasía ajena a la realidad.
Puede que ahora necesitara de sus quejas estúpidas, o escuchar ese tonto apodo salir nuevamente de sus labios.
Pero ya no habría otra ocasión, terminaría odiando su propio nombre a ese paso.
Siempre lo supo, pero su cabeza insistía en recordárselo justo en esos momentos. Era un idiota, todo eso tal vez era su culpa.
No, corrección, sí que lo era.
Tantas veces que lo quiso lejos, que se dirigió a su persona con un tono disgustado, sólo porque sabía que su voz volvería a su habitación.
Ahora el silencio le perforaba la piel, aguja e hilo dándole puntadas a las grietas de su corazón. Y aún ahí el dolor no cambiaba, la sensación de ahogo bajo el mar no se iba, parecía eterna.
Realmente lo extrañaba, y todo lo que conllevaba su presencia. La pérdida de la paz, conversaciones sin sentido y estar entre sus brazos, todo se lo habían llevado las llamas.
¿Qué rayos había pensado siguiendo a Mikey? Yuzuha tenía razón, tal vez tuvo que hablar con él, alejarlo de todo, aunque le hubiera roto el corazón.
Pero siempre fue alguien egoísta, lo quería a su lado, a costa de cualquier peligro, y las consecuencias finalmente estaban llegando.
Lo necesitaba de vuelta, pero no habían segundas oportunidades en cuanto a la vida.
Y entonces, las lágrimas bajaron por sus mejillas, una cascada de emociones manchando su piel. El nudo en su garganta cada vez era más insoportable, mientras sus sentimientos reprimidos se desbordaban de sus rejas, admitiendo contra la soledad de su penumbra todo lo que alguna vez calló. Se había roto a pedazos, como porcelana contra el pavimento, deshaciendo fácilmente las costuras de su estabilidad.
Las conclusiones eran claras, seguía enamorado de quien alguna vez conoció, del fantasma de lo que fue su primer, y tal vez, único amor.
Pero no quería creerlo, aún viendo los resultados seguía siendo terco con sus emociones. Quería matar esos sentimientos de raíz, obligarlos a caer en el olvido y superar todo lo que llevara el nombre de su amado.
Eso no terminaría pasando, lo sabía bien. De hecho, dudaba siquiera seguir viviendo un día más, la posibilidad de terminar ahogado en su llanto se le hacía cada vez menos surreal.
La oportunidad de un suicidio era cada segundo más tentadora.
Pero no, no se iba a dar el lujo de morir ahora. Ya reconocía el pensar de Mikey para esos momentos, Hakkai no era el primero ni sería el último, el idiota transtornado no pararía hasta ver al último miembro de la Toman caer muerto a sus pies.
Y eso lo incluía a él en la masacre que había estado llevando a cabo, no era tonto, estaba seguro de ello.
Habían tantas opciones, desde huir del país hasta matarse él mismo antes, sólo para no darle el gusto de su muerte al Sano.
Y ninguna sería tomada por sus manos. Podría ser de todo, menos un cobarde. Si la parca lo buscaba, él esperaría su llegada pacientemente.
Que sus hermanas lo perdonaran, pero sólo habían pasado de 1 a 2 días y se sentía a morir.
Sólo quería paz, descansar junto al cadáver del Shiba, por lo menos una última y extensa vez.
Y eso haría, esperaba. En serio necesitaba esas puntadas en su corazón.
•Palabras aproximadas: 845
__Lo admito, ando muy hiperfijada con esta línea de tiempo, me gusta sufrir JJAJAJS
__Y como ya lo hice con mis hermanos favoritos, le tocaba a mi OTP XDD
__Esto es tan corto que cuenta como drabble, pero ni modo, se queda así
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro