( 011 ) ⁝ 𝐇𝐎𝐖 𝐀 𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐔𝐋𝐃 𝐀𝐂𝐓
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❛ Como un príncipe
debe actuar ❜
〔 ... 〕
PALACIO DE BUCKINGHAM
16 DE DICIEMBRE DE 1814
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Hoy, nuestros reflectores se posan en la familia del Príncipe Friedrich de Prusia, sobrino de nuestra querida Reina Charlotte. No es un secreto que la madre del príncipe, una encantadora dama originaria de Londres, guarda en su corazón fervientes deseos de que su amado hijo contraiga matrimonio con una dama inglesa de linaje y prestigio, pero la dinámica de la familia real alemana siempre ha sido una compleja trama de tradiciones y rigidez, aunque la tensión emocional que cargan nuestros protagonistas es palpable.
Como siempre, el destino y el tiempo tienen sus propias maneras de obrar maravillas y sorpresas en el mundo aristocrático. Solo el paso de los días nos revelará si el Príncipe Friedrich encontrará el amor y la felicidad en los brazos de una dama inglesa, o si su camino se desviará hacia rumbos más inesperados...
COLUMNA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN
17 DE DICIEMBRE DE 1814
CON DEDICADA ATENCIÓN, Friedrich se acercó al imponente espejo de su majestuosamente decorada habitación y, con actitud contemplativa, inclinó su cabeza ligeramente hacia un costado. Sus mechones dorados yacían cubiertos por un sutil velo ceniciento, producto del tinte que su confiable ayuda de cámara le había prometido desvanecerse sin problema alguno. De cerca, parecía como si una bruma plateada se hubiera posado sobre su melena, robándole momentáneamente su esplendor natural. Un destello de inquietud cruzó fugazmente sus ojos azules mientras analizaba cada detalle en el reflejo cristalino. Friedrich sabía que su apariencia era una carta de presentación ante el mundo exterior, una manifestación visual de su estatus y refinamiento. Por lo tanto, no estaba dispuesto a tolerar ni el más mínimo residuo discordante en su impecable imagen.
━━Mi pelo sigue teniendo un aspecto extraño ━━comunicó a Reece━━. No estoy seguro de que deba salir.
━━No puede esconderse aquí para siempre ━━replicó su ayuda de cámara━━. Mire el volumen de correspondencia que ha recibido en solo los últimos tres días.
━━La mayoría de mi madre, seguramente ━━dijo Friedrich secamente━━. Y sabes muy bien que no me he estado escondiendo en ningún lado.
Al día siguiente de la valerosa salvación del joven Theo, Friedrich no pudo evitar presentarse ante la familia del niño para asegurarse de que todo marchara bien. Aunque en el fondo, admitía con cierta expectativa la posibilidad de encontrarse con Eliana, a pesar de que ella ya había establecido una distancia protocolaria en su anterior encuentro. Razonó consigo mismo que no estaría faltando a su palabra si coincidía con ella en el ámbito de sus visitas sociales. Sin embargo, también comprendía que ese colgante con forma de copo de nieve, cuidadosamente encargado en la prestigiosa joyería de Bond Street, no era más que un vano intento de mantener su conexión con ella. En cualquier caso, fue en vano mantener aquellas tontas esperanzas, pues Eliana ya había presentado discretamente sus cortesías de ida y vuelta, y nada había que hacer.
Su parte más sabia insistía en no ser iluso y entender que ella no deseaba tenerlo presente en su vida. Pero aún así, era incapaz de dejar de pensar en ella. Su imagen ocupaba constantemente su mente, despierto o dormido. Desde los cálidos recuerdos de aquel beso compartido bajo la primera nevada, hasta las gélidas pesadillas en las que Eliana se sumergía inexorablemente en las oscuras y frías aguas del lago, siendo incapaz de salvarla de una muerte segura.
━━Tal vez otro enjuague con jugo de limón ayude, su alteza ━━sugirió Reece.
━━Si es necesario ━━Friedrich tenía que acudir pronto a la cena familiar semanal y, si no hacía acto de presencia, su madre estaría convencida de que estaba en su lecho de muerte━━. Le diré a mi madre que el color es un efecto secundario de mi supuesta enfermedad.
━━Enviaré al lacayo a las cocinas a por más zumo de limón y agua caliente ━━concluyó tranquilamente Reece━━. Todo en nombre de su cura.
━━Recuérdame que no vuelva a confiar en ti en cuestiones de disfraces ━━Friedrich consideró con seriedad.
Con un suspiro internó, se preparó para otro enjuague de cabello. Empezaba a despreciar el olor de los cítricos.
Como era de esperar, la madre de Friedrich se fijó en su cabello en cuanto entró en el vestíbulo de su mansión en Royal Street y se quitó el sombrero. No estaba muy convencido de que ella hubiese creído su afirmación de que se debía a su recién estado de convalecencia, pero no discutió su explicación y sólo entrecerró los ojos para después vociferar un regañó por llegar tarde. Al menos tenía el consuelo de una excelente cena esperándolo. Probablemente con un mejor sabor que la comida que su propia cocinera preparaba en la ciertamente reducida cocina de su alojamiento de soltero.
Friedrich podría ser un príncipe, pero no veía la necesidad de ocupar una casa entera de tres pisos y disponer de un gran personal a servicio de una única persona, a pesar de la desaprobación de su madre.
━━¿Has pensado en tomar otro alojamiento? ━━le preguntó su madre mientras la acompañaba al comedor━━. Debes representar adecuadamente nuestra dinastía. Hay un cierto estilo que la realeza debe mantener en altos estándares.
━━Tú ya lo haces bastante bien ━━Él miró la enorme lámpara de araña sobre la mesa y luego el resto del comedor con incrustaciones de oro por todas partes y en cada ornamento━━. Nadie pensará que nuestra familia carece de ostentación.
Su hermana Margret, ya de pie junto a su silla, le envió una sonrisa comprensiva, pero no dijo nada. Era imposible influir en la opinión de su madre. En cuanto se sentaron a la mesa, los sirvientes trajeron la sopa, un excelente bisque de langosta.
━━¿Qué has hecho esta semana? ━━preguntó Friedrich a su hermana, sobre todo para desviar la conversación de las constantes críticas de su madre a su vida, pero también porque, horrorizado, se dio cuenta de que casi nunca le preguntaba nada. Eliana no aprobaría el distanciamiento con el que trataba a Margret, de eso estaba seguro.
Su hermana se explayó a dar un informe detallado de los diversos bailes a los que había asistido, provisto también con interesantes imitaciones de algunos individuos que eran bastante graciosos. Incluso su madre se ablandó un poco cuando Margret hizo una buena imitación de los impetuosos monólogos de Lady Antwerp sobre el estado de Inglaterra.
━━¿Y fuiste a la Mascarada del Solsticio de Invierno? ━━inquirió Friedrich.
━━Por Dios, no ━━respondió su madre en su nombre━━. No sólo la compañía es demasiado aprovechada para Margret, sino que también esa horrible mujer intentó ponerte una trampa allí el año pasado. Nadie de nuestra familia volverá a poner un pie en ese evento.
Ella dio un delicado respingo y, Friedrich se abstuvo de señalar que ella había sido muy alentadora cuando había declarado que iba a cortejar a Lady Peony. Una decisión desafortunada, especialmente cuando una mucho mejor había estado a su lado todo el tiempo. Él se arrepentía del día en que había descartado a Eliana al clasificarla como una coqueta sin sentido y, al final, decidiendo girar la cabeza por su amiga, la supuestamente fiable y digna Lady Peony.
Con un peso en la garganta, bebió un trago de su copa. No había nada que pudiera hacer para cambiar el pasado.
La madre de Friedrich, con su sutileza característica, rompió el silencio con una afirmación que parecía contener una carga emocional más profunda de lo que aparentaba. ━━No es mi intención imponerte un tema sensible ni ser excesivamente entrometida ━━continuó, su voz resonando con una dulzura materna impregnada de preocupación. Sin embargo, había algo en sus palabras que dejaba entrever una curiosidad inquietante━━. Pero me gustaría saber, ¿cuál dama estas interesado en cortejar ahora?
Friedrich, con una expresión de serenidad, respondió con su habitual franqueza: ━━A nadie ━━Aunque era la misma respuesta que había dado en innumerables ocasiones, no podía negar la veracidad de sus palabras. Aunque en su mente no pudiera desterrar el recuerdo de la sonrisa cautivadora de Eliana, sabía que era una realidad incuestionable. Y eso sin mencionar la valentía que emanaba de su ser, su amabilidad innata y su belleza que era difícil ignorar.
La reacción de su madre no se hizo esperar. Un resoplido escapó de sus labios, mezcla de incredulidad y frustración contenida. ━━¿Acaso no existen en Londres señoritas dignas de un príncipe? ━━inquirió, dejando que sus palabras flotaran en el aire con un tinte de reproche velado. Era difícil para ella comprender cómo ninguna joven en esa vasta ciudad podría cumplir con el temple suficiente para llamar la atención de su hijo. El deseo de encontrar a alguien digna de su noble estirpe parecía ser la razón de su insistencia, aunque el camino hacia ese destino permanecía envuelto en una nebulosa indescifrable.
«Puede que haya alguien», quiso responder Friedrich pero tampoco quería decir el nombre del objeto de sus anhelos. Así que en su lugar, lo que salió de su boca fue: ━━Tal vez sea hora de que me vaya de Inglaterra ━━anunció bordemente, en parte para molestar a su madre, pero en parte para decir en voz alta lo que había estado contemplando mucho tiempo.
No podía seguir como hasta entonces, eso era seguro. En Londres no le deparaba casi nada, salvo una madre decepcionada, una hermana a la que solía ser cercano y, una joven que podría haber sido su futuro, si él hubiera elegido más sabiamente.
━━¡Oh, Freddy, no! ━━gimió su hermana━━. Por fin nos estamos acercando nuevamente. No quiero perderte de nuevo tan pronto.
Sus palabras lo hicieron sentir una punzada.
━━Volveré ━━informó él━━. Simplemente necesito un cambio de ambiente ━━Y una ciudad en la que no estuviera buscando a Eliana Bridgerton en cada esquina.
━━Lamento oírlo ━━Su madre dobló la servilleta con cuidado y la puso sobre la mesa━━. Cuando vuelvas, espero que hayas madurado lo suficiente como para asumir más responsabilidades sobre tu posición.
━━Difícilmente soy un despilfarrador o un vividor al estilo londinense, Madre ━━respondió azorado.
━━No ━━aceptó ella mirándolo fijamente con dureza y dejó que sus siguientes palabras se deslizaran con una advertencia tan afilada como una espada━━. Mi querido príncipe, es imprescindible que te comportes acorde a tu posición... Muy bien, tal vez sea importante que te adentres en un mar de experiencias viajeras y turísticas para que puedas tener una perspectiva más sensata. Pero vaya decepción la mía al esperar que, como buen príncipe, te casaras con una dama inglesa respetable y te establecieras en Londres ━━señaló con desdén, dejando escapar una risa cargada de ironía━━. Supongo que dado tu temperamento, es evidente que no estás hecho para ello. En realidad, me atrevería a decir que eres tan frío como tu padre, un témpano de hielo encarnado ━━concluyó, disfrutando de la mella que sus palabras podían provocar.
━━Si éso te parece... ━━Friedrich tomó aire con los pulmones ardiendo, fingiendo que aquello no le había dolido de parte de su propia madre. Una cosa era soportar las mismas pullas de una sociedad que no lo conocía y a la que no pertenecia. Pero todos en la familia sabían que la naturaleza de su padre no era muy... acogedora. Por lo tanto escuchar insinuar a su madre que él era como su padre estaba lejos de sentirse como un halago━━. Por supuesto, me despediré oficialmente de ti antes de irme.
━━Eso espero ━━Ella se incorporó y le dedicó una rígida inclinación de cabeza━━. Estás excusado de mi mesa, Friedrich. Imagino que querrás empezar a organizar tu retirada de Inglaterra lo antes posible.
Margret lo observó con tristeza y con los ojos vidriosos por las lágrimas contenidas mientras él abandonaba su asiento. De pie, les hizo la más cortés de las reverencias, a pesar de la rabia que bullía bajo su piel. No sentía frío. Más bien todo lo contrario.
━━Buenas noches ━━sentenció━━. Me acompañaré a mí mismo a la salida.
El mayordomo se sorprendio por su repentina salida y se apresuro a mandar a traer el carruaje de Friedrich. Él recogió su abrigo, sombrero y guantes y, declaró que esperaría fuera. No quería quedarse ni un momento más en la mansión de su madre. Una vez al aire libre, inhaló profundamente, deseando calmarse. El cielo se había suavizado hasta convertirse en un gris paloma y algunas estrellas parpadeaban en el horizonte. Las lámparas de gas que bordeaban la calle arrojaban una alegre estela que iluminaba la nieve sucia y el aguanieve salpicando por las ruedas de los carruajes.
Sí, dejaría Londres. Pero no huiría como un perro azotado con el rabo entre las patas. No importaba lo que dijera su madre, él sabía cómo comportarse como un príncipe... y como un hombre. Lo iba a demostrar. Si Eliana podía dominar su miedo agarrándolo por los cuernos, no merecía menos de él. Antes de irse, tomaría su propio corazón entre las manos y se lo ofrecería a Eliana Bridgerton mientras le decía que estaba enamorado de ella y, si correspondía al menos una parte de sus afectos, bueno... que se apegaran a las consecuencias.
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ღ 𝒥enny Lu ღ
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