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3. Mi hermano y su cita en el cine.



Sukuna llegó a la madrugada, cerca de las 6.30 am, a su casa.

La puerta estaba cerrada, tal y como había pedido a su hermano horas antes de salir. Mirando hacia su espalda, encontró a Uraume todavía esperando a que entrase en su casa antes de devolverse hacia la carretera. Rochelle hacía rato ya se había desviado por otro camino. Ambos se despidieron de ella, con pocas palabras.

Ella se marchó escuchando la música de antes, y sin desanimarse.

Regresando a su realidad se fijó en cómo Uraume lo despidió con un ligero movimiento de manos desde la distancia, en el interior de su coche, y repitiendo sus acciones, sacó la llave de repuesto del interior de uno de los bolsillos de su chaqueta de cuero (ahora apoyada en su hombro) y con paso lento, se adentró al interior de la casa. Eso sí, antes advirtió unas luces encendidas desde los reflejos de la ventana.

La posibilidad de que su hermano estuviese con alguien era bastante nula, pero aún confundido y desconcertado, entró sin muchos miramientos. Nada más cerrar la puerta de la casa, escuchó que el vehículo de Uraume abandonaba el estacionamiento.

Suspirando gravemente, se deshizo de la chaqueta dejándola en la encimera de la entrada y en silencio, encontró en medio del salón a su hermano gemelo; su cabellera rosada sobresalía por la parte final del sofá. La televisión estaba encendida y estaban dando un programa tonto sobre adivinación. Se acercó rápidamente hacia la tele y encontró el mando del televisor sobre la encimera principal; finalmente acabó por ponerle mute, no queriendo escuchar nada.

Los ojos le picaban mientras se fijaba en su hermano; este, descansaba sobre el sofá, totalmente ido. Estaba definitivamente K.O; tenía los ojos fuertemente cerrados y abrazaba con fuerza una manta cualquiera. Sukuna no lo pensó dos veces antes de colocar sus manos bajo sus piernas y otra sobre su espalda, cerca de la nuca, antes de levantarlo con cuidado.

Su cabeza recayó en su pecho con suavidad y se fijó en cómo se abrazaba contra él, inconscientemente. Sukuna nuevamente sintió que lo invadía un peso enorme sobre el corazón, sobre todo porque le dolía que su relación fuese de esta manera. Se preguntó, por lo bajo, que de abandonar su trabajo, que de vivir una vida normal, a lo mejor podrían vivir como una familia normal y corriente. Recibió otra vibración en su móvil y seguro de que sería Choso, ya que ahora mismo se encontraría yendo directo al trabajo, se dirigió hacia la habitación de su hermano.

Abrió la puerta de una patada y no se distrajo con las cosas y muda de ropa tiradas por el suelo. Dejó a su hermano sobre la cama, con la esperanza de que descansara lo suficiente; mientras lo arropaba cómodamente, revolvió sus cabellos con una mirada pérdida.

Ahora Rochelle sabía de la existencia de Yuji, y aunque realmente no le preocupaba que ella dijese nada de su existencia, si que lo ponía nervioso el hecho de que esto peligraba su segunda vida. Por alguna razón, sintió que si era tan fácil saberlo, no dudaría mucho en mantener este secreto a su hermano; ni mucho menos mantenerlo separado de él.

Su hermanos se arrulló más sobre la cama, dormido y soñando plácidamente, y Sukuna abandonó la habitación fijándose que sobre una estantería de ropa, descansaba una foto de Yuji y de él, cuando eran más pequeños. No dijo nada respecto a ello y abandonó la habitación.

Cuando regresó al salón, se ocupó de apagar la televisión y nada más hacerlo, se dio cuenta de qué el móvil de su hermano estaba escondido sobre un hueco del televisor. Lo cogió sin pensar en las posibles consecuencias y cuándo abrió la pantalla, descubriendo que no tenía ni seguridad, descubrió varios mensajes de algunos de sus amigos más cercanos; de vista, sólo conocía a Nobara Kugisaki, pero le había escrito horas antes para cancelar una especie de reunión para ir de compras. Según ella, ahora tenía otra compañía.

Sukuna negó con la cabeza, para descubrir otro mensaje y se quedó helado; por la foto que podía ver del perfil de la persona, no había duda. Era el mismo chico que había visto horas antes en la entrega. Eso le hizo devolver la mirada hacia Yuji, que descansaba en la habitación, cavilando la posibilidad de qué este supiera en las andadas que iba.

Sin embargo, nunca lo había mirado de otra manera, nunca había señalado intenciones de saberlo y por supuesto, podía tratarse de alguna extraña coincidencia.

Dejó el móvil sobre la mesa, justo cuándo descubrió otro mensaje. El nombre con el que lo había agregado decía "Erizo", pero no recordaba a nadie ni siquiera alguna conversación en la que Yuji lo hubiera mencionado. Eso le hizo intentar reconocerlo por la imagen de perfil, pero resultó igual de inútil. La foto era un gato dormido, y entonces, se dio cuenta de que no sabía nada realmente de su hermano.

Se alejó del aparato mientras se acercaba a la cocina, para prepararle un desayuno a Yuji; se sentía bastante culpable de haberle dejado tirado su noche de películas, y pensaba que era lo mejor. Además, estaba seguro de que no podría pegar ojo alguno y no quería perder el tiempo, como otras noches, tirado en la cama mirando su apastelado techo, sin ánimos.

Corrió las cortinas siendo consciente de que la luz de la mañana comenzaba a iluminar las calles y mientras revisaba su móvil, se dio cuenta de que eran las 7.00 am, en punto.

Los motores, las voces y todo lo demás comenzaba a escucharse en las calles. El mundo comenzaba a despertar de nuevo. Mandó una foto de la calle a Rochelle, una locura total, dándole los buenos días.

Nunca lo había hecho, pero de nada servía ocultar su vivienda si ella ya sabía donde era.

Se abochornó de hacerlo, por supuesto, porque ni siquiera lo hacía con Uraume y pensó en borrarlo, pero ella ya lo había leído. Al momento, mientras fritaba dos tortillas de huevo, leyó el mensaje con las manos temblorosas.

" ¿Y esta novedad? Buenos días para ti también, guapo ", seguido de algún sticker de algo rosa. Sukuna volteó los ojos, intentando no sonreír y se desatendió del teléfono cuándo olió a quemado. Al terminar, que juntó con algunos panecillos con mantequilla, tomó la comida con un café demasiado cargado.

Tapó el desayuno de su hermano con papel aluminio sin quererlo despertar, y se lanzó sobre el sofá tras dejar su plato limpio en la alacena. Encendió el televisor con bajo volumen y quiso perder tiempo allí, realmente perdido en todos los sucesos de la noche.





No sabe en qué momento decidió cerrar los ojos allí acomodado, pero cuándo escuchó una maldición cerca, abrió los ojos cómo un halcón. Seguía cruzando las piernas en el sofá, y todavía sostenía el móvil en la mano; para cuándo vio que eran las 9.00 am, se maldijo por desconcentrarse. No había dormido nada, pero tampoco había esperado caer bajo los mantos de Morfeo.

Al devolver la vista hacia la cocina, descubrió a su hermano vestido, con fragancia de fresas revoloteando por el aire y el cabello húmedo, limpiando el reguero que había hecho con su propio zumo de naranja. Le había dejado el zumo de naranjas exprimidas en su envase, por lo que no se preocupó porque hasta esto le resultara difícil; ahora se equivocaba.

Lo miró con los ojos cerrados y las manos pegadas, a modo de disculpa.

—Perdóname, Sukuna... y con todo lo que te habías esforzado... —De verdad que parecía que se arrepentía y decidió dejarlo estar.

Se restregó los ojos varias veces, mientras se levantaba dubitativo. Se fijó en que había terminado el desayuno y suspiró, negando. También se dio cuenta de que ya tenía su móvil en su poder, por lo que le pareció adorable que tuviera cuidado con no despertarlo.

—¿Estás bien, Sukuna? —preguntó él, cuando lo vio tocarse débilmente la herida de su ceja superior y que su hermano le había curado—. ¿A qué hora llegaste?

Se levantó, mientras estiraba los músculos, decidido a no darle muchas vueltas.

—No te preocupes por eso, estoy aquí, ¿no? Eso es lo importante —descubrió un dulce rubor en las mejillas de su hermano, y preguntó por ello, de repente preocupado—. ¿Estás enfermo o algo? Dormir aquí no te viene aquí, Yuji. No me vuelvas a esperar si no es en la cama, ¿estamos?

Yuji asintió, borrando la sonrisa momentáneamente.

Entonces, volvió a suspirar para ser recibido de la nada, con un abrazo de su hermano. No supo en qué momento había atravesado la cocina para alcanzarlo, pero lo encontró aferrado a su cintura mientras escondía la cabeza en su pecho y se quedó paralizado.

—Gracias por hacerme el desayuno, Kuna —escuchó por lo bajo y segundos más tarde, lo apartó de un ligero empujón.

—Anda, no me molestes —y salió a prisas hacia el cuarto de baño.

Mientras se daba una ducha rápida, agarró un par de mudas guardadas en la cajonera de su cuarto de baño y para cuándo salió hacia la cocina de nuevo, con ropa limpia y más descansado, encontró a su hermano con una bolsa en el brazo.

—¿A donde crees que vas? —preguntó, confuso.

Si lo pensaba, no hacía falta nada de comida, y por su cita cancelada con Nobara, no entendía... Escuchó su voz cerca de la puerta.

—He quedado un rato con Junpei, y después iré al cine. —La foto del chico invadió su mente, y desconcertado, lo miró con una toalla en sus hombros.

—¿Otra vez al cine? ¿Y qué pasa con ese Junpei? Nunca lo he visto por aquí, me gustaría conocerlo. —La mirada que recibió de Yuji, lo puso nervioso.

Pero sacudiendo los hombros, trató de tomarlo con normalidad. Yuji se río, confuso, para señalarlo.

—¿Desde cuándo te preocupas por mí? —Sukuna sintió que se sonrojaba mientras el chico pasaba de él, y se dirigía hacia la puerta—. Además, soy un cinéfilo de primera. Volveré más tarde, en serio, aunque me guste que intentes... hacer estas cosas y lo aprecio, es un poco raro.

Sukuna pensaba replicar, alguna tontería eso seguro, pero nada más su hermano abrió la puerta, no esperaba encontrarse a Rochelle al otro lado de la puerta.

Su corazón da un vuelco cuándo, animadamente, Yuji aprovechó la sorpresa, para saludar rápidamente a la chica y escaparse por un lado. Le lanzo un grito: —¡Nos vemos luego, disfruta con tu novia!

Y aunque trató de alcanzar a su hermano, Rochelle colocó su brazo en la puerta, impidiéndole el paso y ruborizado hasta las orejas. Bufó por lo bajo, negando con una sonrisa mientras veía a su gemelo desaparecer por un cruce cercano. Ya no podía verle más.

Por lo que con una sonrisa algo incómoda, se agarró de la toalla de sus hombros y miró a esa chica, que lo detallaba con sus ojos dorados y elegantes.

—¿Qué haces aquí, Roch?

Ella lo detalló de arriba a abajo, y acariciando su cabello húmedo, le sonrío.

—¿No puedo venir a verte? Echaba de menos a mi novio.

Y oh dios, el chico no entendió porqué esas palabras no lo incomodaron como normalmente harían. Mordió sus labios y la dejó pasar. Sería un día largo.

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𖥻⏱️. ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.

un nuevo capítulo en el que la historia sigue avanzando y podemos ver estas partes unidas con la otra historia, la de itafushi, y es que amo demasiado la dinámica de todos estos personajes. ahora, va a comenzar más drama, y las confusiones y desconciertos que hay en el corazón.

nos vemos pronto, entonces, mis caracolas.

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