(3) ╰ી🥀୶ 𝖕𝖎𝖏𝖆𝖒𝖆𝖉𝖆
Fue con las chicas a la heladería. Estuvieron platicando sobre la pijamada que organizará Sanae el sábado, bueno, mejor dicho, ellas estaban platicando, ya que Chikane, a lo único que prestaba atención, era a los autos y personas recorriendo las calles.
─Chikane...
El misterio de por qué sus amigas pasaron de estar con ella todo el tiempo a salir con Chiharu no le dejaba pensar en otra cosa.
─Chikane-san...
Nunca le escriben para juntarse con ella, nunca la saludan en el colegio a menos que Chikane lo haga, nunca eligen a otra persona que no sea Chiharu para hacer las cosas...
─¡Chikane!─ gritó Kumi, haciendo que la chica de cabello rubio saliera de su trance.
─¡Kumi! ¡No grites así que la gente nos está observando!─ le susurró Yukari.
─Lo lamento, chicas─ se disculpó Chikane.
─Descuida. Hablábamos de la pijamada─ le dijo Sanae.
─¿Nos escuchaste alguna palabra?─ la interrogó Kumi con los brazos cruzados. Tenía el ceño fruncido, puesto que odia cuando no le prestaban atención.
─No─ una gota versión anime corrió por su sien.
─Lo sabía─ dijo la castaña clara.
─¿Es por lo de Eriko y Shion?─ intervino Yukari.
Ella suspiró.
─Sí. Es que... me mata saber por qué pasaron de contarme todas sus cosas a mí a contárselas a Chiharu, a quien conocen desde hace prácticamente nada, y a mí me conocen desde que éramos chiquitas. Solíamos ser mejores amigas desde la primaria, y esto que está pasando me pone mal. Si alguna amiga de ustedes les hiciera eso, ¿no se pondrían mal?
─Claro que sí, Chikane. A nadie le gusta ser reemplazado─ dijo Kumi.
─No la reemplazaron, Kumi─ le dijo Sanae─. Estoy segura de que ya se acercarán a ti. Tal vez estén ayudando a Chiharu a acostumbrarse a la escuela. Ella estudiaba en otro colegio, y adaptarse a un nuevo colegio puede llevar semanas, hasta meses, deben de estar ayudándola a que pueda caminar por los pasillos, donde todos te atropellan cuando suena el timbre─ rió─. En fin, el punto es que deben estar ayudándola a llevar una nueva vida aquí, y como les cayó bien, ahora son amigas muy cercanas, pero jamás te van a reemplazar─ estiró su mano sobre la mesa hacia la de Chikane, y se la dio.
─Supongo que tienes razón, Sanae, pero las clases comenzaron hace un mes, y en ese tiempo Chiharu se súper acostumbró. Además, siempre que las invito a salir, o les escribo, me dicen "Chiharu ya nos invitó. Lo siento", o "No podemos jugar porque estamos con Chiharu"... Como si solamente tuvieran tiempo para ella...
─Oh, bueno...
No terminó la oración, ya que por la tele de la cafetería pasaron una noticia que alarmó a todos:
─Nos acaban de informar que en estos últimos días, alrededor de diez adolescentes de entre catorce y veinte años desaparecieron en las ciudades de Iwata y Nankatsu. Varios testigos afirman que fue el Cártel de Wakabayashi, muy temido en todo el país por ser traficantes de droga, ladrones de bancos, secuestradores, violadores y asesinos. Se recomienda no salir solo de noche o por áreas poco transitadas...
─Wow...─ dijo Sanae, con una mezcla de asombro y miedo.
─Qué miedo─ dijo Kumi.
─¿Esos tipos rondan por nuestra ciudad?
─Pssh, no se dejen influenciar por lo que dicen en la tele, que es todo mentira─ dijo Chikane, haciendo un ademán con la mano.
─¿Perdón?
─¡Estás loca!
─¡No seas tan confiada! ¡Mira si te secuestran!
─No les tengo miedo. Además, rondan por todo el país, no creo que justo me agarre uno aquí. Lo que pasó ahí fue instantáneo, deben recorrer el país de a poco. Ya se irán de aquí.
─Si tú lo dices... Yo por las dudas le pediré a mi mamá que me lleve al colegio.
─Por dos─ dijeron Yukari y Kumi al unísono.
─Yo seguiré con mi caminata─ dijo Chikane.
Ya es la noche de la pijamada. Chikane pica el timbre a la puerta de Sanae, y ella abre.
─¡Al fin llegas!─ la abraza con fuerza.
─¿Por qué tan alarmada?
─Porque en la tele pasaron recién que una chica de dieciocho años desapareció, y pensamos que eras tú, ya que tardaste mucho en venir.
─Tranquila, demoré porque no hallaba mi teléfono, jeje.
Sanae da un suspiro de alivio, y ambas entran a la casa.
Suben a la habitación de la pelirroja, donde están Yukari y Kumi con sus pijamas puestos.
─¡Chikane!─ la abrazan con mucha fuerza.
─¡Ay, basta! ¡Me ahogan!
─Lo siento. Estábamos...
─Preocupadas─ termina─. Sí, Sanae me contó.
─En fin, ¡empecemos esta pijamada!─ exclama Sanae, levantando el brazo.
─¡Síiiiii!─ el resto la imita.
Durante el resto de la noche vieron películas, hablaron de los chicos que les gustan (en el caso de Yukari y Chikane, no hablaron de nadie, ya que aun no les gusta ningún chico, pero Sanae y Kumi... son otra historia), comieron dulces y botanas, se contaron historias de terror, hicieron guerras de almohadas... En resumen: hicieron de todo para pasarla bien.
Sin querer desearlo, las cuatro se quedaron dormidas como a eso de las cuatro de la mañana. De repente, un sonido muy fuerte las despertó de golpe: eran balazos, y por como se escuchaban, estaban muy cerca. Las cuatro se asustaron y se abrazaron fuertemente, rezando con que dejaran de sonar, hasta que llegó un momento en el que ya no se oyeron más. Habían cesado.
─E-eso estuvo cerca─ dijo Sanae.
─Tengo miedo─ Kumi abrazó una almohada.
─Ese ruido fue tan aterrador─ dijo Yukari─. Casi me da algo.
─Jaja, esto es propio de una película de terror─ rio Chikane.
─Solamente una de nosotras podría estar tranquila en medio de un tiroteo─ dijo Yukari, sorprendida por la actitud despreocupada de su amiga.
─Tranquilas, vamos a estar bien─ les dijo para tranquilizarlas.
"Qué coraje", piensa el trío de amigas cuando ven a Chikane siendo tan valiente en situaciones como esa. Pero... ¿cuánto le va a durar esa valentía?
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