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🌿✨ 𓄴 SEMPITERNO presents to you
▬ ▬▬ Chapter thirty four

          ❝ the council of war❞ 

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Un sudor helado corría por su frente y su espalda. La impotencia comenzaba a apoderarse de cada pequeña particula de su cuerpo. La desesperacion la consumía mientras intentaba correr hacia él.

Pero el tiempo parecía relantizarse alrededor de ella, volviendo aquel momento el más tormentoso de todas las noches.

Victoire gritó.

—¡Luke, no!

Pero el chico solo volteo a verla y le lanzó una mirada vacía, sin sentimiento alguno en el rostro.

Pudimos haber sido de nuevo una familia, Vic.

Y terminó colocando su mano sobre el sarcófago dorado, provocando un brillo tan intenso que Victoire tuvo que apartar la mira de golpe o quedaría reducida a cenizas. Cuando pudo volver a fijar la mirada al frente, su mundo volvió a derrumbarse a sus pies.

Los ojos azules de Luke habían sido reemplazados por unos ojos fríos y dorados. Un sollozó brotó de su garganta en el mismo momento en el que Cronos le sonrió con petulencia.

En un pestañeo el titán se encontró en frente de ella, a tan solo escasos centímetros de su cuerpo congelado.

Tuviste tu oportunidad, Victoire, ahora él me pertenece.

Y entonces un dolor puntiagudo la atravesó en la boca del estómago. Soltó un jadeo doloroso, y al bajar la mirada vio a Backbiter enterrada en su cuerpo.

No obstante, al regresar su mirada al frente, notó que los ojos dorados de Cronos habían desaparecido y en su lugar estaban los azules de Luke. Esos que tantas veces la habían mirado con orgullo y cariño.

Pero ahora la miraban con profunda tristeza y dolor.

—¿Por qué, Vic? ¿Por qué lo hiciste? —inquirió Luke a la vez que un hilo de sangre brotaba de sus labios rosado.

Entonces ella reparó en que ya no sentía dolor alguno y que no tenía a Backbiter enterrada, sino que ahora sostenía un filoso cuchillo entre las manos y lo había enterrado en el medio del estómago de Luke.

Victoire gritó cuando el cuerpo de Luke cayó al suelo.

—!No, Luke!

—¡Victoire! ¡Despierta!

Alguien la sacudió con fuerza por los hombros y Victoire abrió de golpe los ojos encontrandose con los ojos verde mar de Percy. Un solo vistazo a sus profundos ojos marinos le basto para darse cuenta de que todo estaba bien.

De que solo había sido un sueño.

Victoire suspiró, pero notó que sus manos seguían temblando. Percy fue consciente de eso, por lo que tomó sus manos entre las suyas y le dio un suave masaje con los pulgares para calmarla.

Fue entonces que algo hizo clic en Victoire. Se incorporó rápidamente en su cama y miró sorprendida a Percy, quien la miraba con una sonrisa divertida en el rostro.

—¡Percy!

—¡Victoire! —exclamó él con un tono juguetón.

—Pero... ¿Cuándo volviste? ¿Charles y Daphne también regresaron? ¿Estan todos bien? ¿Qué pasó con los ensayos?

Percy se rió levemente al ver el entusiasmo de la castaña.

—Volvimos recién. Beckendorf y Daphne volvieron conmigo y están bien. Y sobre los ensayos... Ya lo sabrás ahora, Quirón pidió reunir el consejo de guerra.

—Entonces vamos —indicó Tori levantándose de su cama para dirigirse a la puerta.

—Espera Vi —La detuvo Percy del brazo antes de que la castaña pudiera abrir la puerta —. Feliz cumpleaños atrasado —y le tendió una pequeña caja de color azul.

El corazón de Victoire se aceleró. Sus mejillas se calentaron. Tomó la cajita de las manos de Percy y le dedico una pequeña sonrisa tímida antes de abrir el regalo.

Su boca formó una pequeña "o" por inercia ante la sorpresa en el interior. Volteo a ver Percy, sorprendida, y esté la miró con intriga, esperando saber si le gustaba o no su regalo.

—Percy, es... Es hermosa. Gracias —y acortó la distancia que los separaba para abrazarlo. El azabache le regresó el gesto, aliviado de que le haya gustado.

—Si te soy honesto, las Nereidas me ayudaron en New Jersey. Yo recogí las perlas, las conchas y los caracoles y seleccioné las más bonitas, pero ellas me ayudaron a entrelazar todo en un hilo de alga. Me aseguraron que no se rompería así que... Puedes usarla siempre que quieras.

Victoire sonrió agradecida y le tendió la pulsera y su muñeca izquierda desnuda.

—¿Me ayudas?

Percy le sonrió y la ayudó a colocarse el obsequio; Tal vez para muchos no era la gran cosa, pero para Victoire era el mejor regalo del mundo. Ella prefería mil veces pequeños detalles y hechos con cariño, que cosas caras y materiales sin sentimiento alguno.

Aparte, no se esperaba aquel gesto por parte de Percy. Su cumpleaños había sido el día anterior, y él no había estado en el campamento. Solo sus amigos más cercanos la habían felicitado, puesto que eran los únicos que sabían que era su cumpleaños; físicamente había cumplido 16, pero en realidad debería estar cumpliendo la segunda década de su vida.

Debería tener veinte y estar yendo a la universidad. Preparándose para un futuro en donde ella ya no era una niña preocupaba por la guerra. Los monstruos no serían ya un problema tan grande, puesto que cuando eres mayor estos se lo piensan dos veces antes de atacarte.

Pero ahí estaba ella.

Cumpliendo dieciséis y con un regalo por parte de Percy.

Y esa fue razón suficiente para alegrarse de estar ahí en esos momentos.

—Ya quedo —dijo Percy sosteniendo delicadamente su muñeca para observar la pulsera. Luego escrutó a Victoire con la mirada.

Ella, nerviosa, se removió en su lugar.

—¿Sucede algo? ¿Por qué me miras así?

—Ah... No lo siento, es solo que... Cuando entré estabas gritando en sueños, ¿Estás bien? ¿Estabas teniendo pesadillas de nuevo?

Victoire enarco una ceja sorprendida. No le había comentado a Percy sobre sus recientes pesadillas.

—¿Cómo sabes que tenía pesadillas? —preguntó ella apartando el brazo.

Percy bajó la mirada, tímido.

—Puede que Beckendorf me lo haya comentado en New Jersey. Estaba preocupado por ti y, por alguna razón, me lo contó a mi.

Victoire tragó saliva y suspiró. Desde hace semanas que tenía la misma pesadilla. Comenzaba a odiar a su subconsciente por eso; la culpa que sentía por no haber salvado a Luke cuando tuvo la oportunidad la carcomía todos los días.

No le había comentado a nadie la razón por la cual tenía el mismo sueño todas las noches, más si se había desahogado con Beckendorf al respecto y le había comentado que llevaba dias durmiendo mal durante una de las misiones que tuvieron juntos; habian hecho volar un autocar con una bomba de fuego griego y se habían desecho de toda una legion de secuaces de Cronos.

En fin, sólo a él se lo contó. Sus amigos ya tenían suficiente con los entrenamientos y misiones para arruinar los planes de Cronos como para que ella los preocupara con su sueño. Nadie en el campamento, con excepción de tal vez Annabeth, entendería las razones por las cuales Tori todavía sentía debilidad por Luke. 

Vamos... Habían estado juntos desde que ella tenía ocho y el once. Él siempre cuido de ella durante esos tres años donde únicamente se tenían el uno al otro. Incluso cuando Thalía y Annabeth se unieron a ellos, Luke siempre siguió cuidándola como el primer día en el que se conocieron.

Él la cuido.

El la protegió.

Él le enseño a luchar.

Él la enseño a darse a respetar.

Él había sido su familia.

Y ahora no estaba.

Había tomado malas decisiones y el precio que había pagado por ello había sido su cuerpo, que ahora le servía como recipiente al titán Cronos.

Y eso era algo que Victoire no podía olvidar tan fácilmente.

Sin embargo, muy dentro de ella guardaba la esperanza de que Luke siguiera ahí dentro. Había sido testigo de un atisbo en su interior, cuando la mortal Rachel le lanzó su cepillo al ojo y el chico reaccionó en su cuerpo.

Aquel pequeño gesto basto para alimentar las esperanzas de ella y de Annabeth. Pero comentarlo en voz alta sería como cometer traición.

La castaña suspiró profundamente y miro directo a los ojos a Percy. Una oleada electrica la recorrio de pies a cabeza en cuanto sus ojos hicieron contacto; Percy esperaba una reaccion o respuesta de su parte. Y Victoire, como siempre, no tenia la voluntad para mentirle mas de lo que ya lo hacia. 

—Yo... No dejó de soñar con Luke desde hace un mes o mas —confeso Tori.

Percy enmudecio.

—Ah

—Pero no es lo que piensas, Percy —se apresuró a añadir—. Fue mi mejor amigo. Yo no...

—No tienes que darme explicaciones de nada, Victoire —irrumpió él tomando el picaporte de la puerta para abrirla—. Será mejor irnos, nos están esperando.

Y así de fácil, la burbuja que ambos habían creado con el regalo de Percy reventó.

Victoire soltó un resoplido exasperante y puso los ojos en blanco. Odiaba cuando Percy se ponía de ese modo ante la simple mención de Luke.

—¿Por qué te molesta tanto que hable sobre él? —cuestionó Tori cuando Percy se encontraba bajando el último escalón de su cabaña.

El pelinegro se giró a verla con el ceño fruncido.

—Porque Luke nos traicionó, Victoire. Por él es que Cronos está vivo. Por él es que estamos entrenando como locos y saliendo en misiones arriesgando nuestras vidas. Por él perdimos a Le... —Victoire se tenso, por lo que Percy se corrigió—, varios campistas el año pasado. ¿O acaso olvidaste todo eso?

Pero Victoire negó con un nudo en la garganta.

No, claro que ella no había olvidado nada de eso y así se lo hizo saber a Percy. Sin embargo, esté rodó los ojos.

—¿Entonces por qué sigues sintiendo lástima por él? ¿Por qué sigues preocupándote por él?

—Porque él fue mi familia Percy.

—¿Y acaso nosotros no somos tu familia también? —repusó él.

Victoire enmudeció. No, ella no quería que él fuera su familia. Sino algo más.

—No lo entiendo Percy, fueron muchos años juntos... No puedes pedir que olvide todo así de fácil.

Percy inspiró profundo.

—No quiero seguir discutiendo de esto, Vi. Lo mejor será ir con el consejo.

Dio media vuelta y comenzó a alejarse con dirección a la casa grande.

Victoire suspiró. ¿Tan difícil era entenderla? ¿Entender que no era tan fácil borrar todos esos años junto a Luke y hacer como sí jamás existieron? Pero intentar hacer entender a Percy de eso era como intentar enseñarle a un perro hablar, así que desistió y terminó siguiéndolo en silencio por todo el campamento hasta la casa grande, donde todos los líderes de las cabañas estaban reunidos en la sala de juegos, lugar designado para dichas reuniones.

—Miren quienes se dignaron a aparecer, los tortolitos —soltó Clarisse sentada junto a su novio Chris Rodríguez.

Si bien Chris no era el líder de la cabaña once -los lideres eran los gemelos stoll que soltaron una risita picara en cuanto Clarisse soltó aquel comentario- el chico había formado parte del ejército enemigo hasta que Luke, por órdenes de Cronos, lo dejó a su suerte en el laberinto y terminó perdiendo la cordura ahi dentro.

No fue hasta el verano pasado que el Señor D lo curo -la locura era su especialidad- y ahora el chico formaba parte del consejo de guerra para ayudarlos a detener al ejército del titán.

Varios presentes en la sala les lanzaron miradas pícaras a ambos, más Percy y Victoire solo se miraron de reojo, incómodos por la reciente discusión.

Annabeth, quien notó enseguida la tensión entre ambos, hablo antes de que alguien más pudiera añadir algo al respecto.

—No hay tiempo para esto. Tenemos cosas más importantes que resolver —Victoire le sonrió agradecida y tomó asiento entre Michael Yew y Silena.

El rubio la recibió con una sonrisa radiante, la cuál ella respondió. Un gesto típico entre ambos puesto que la castaña mantenía una maravillosa amistad con los hijos de Apolo; Percy seguía sin estar muy seguro de que eso le agradaba o no.

Por otro lado, la hija de Afrodita le sonrió ligeramente y volvió a centrar su atención en el mapa del país que habían colocado en el centro de la mesa. Silena no dejaba de jugar con sus manos por debajo de la mesa, cosa que llamo la atención de Victoire; Silena llevaba actuando extraño esas últimas semanas.

—Annabeth tiene razón —habló Quirón haciendo que Tori dejará de lado sus pensamientos y se centrará en el presente—. Percy, Daphne, Beckendorf, ¿Cómo les fue en las simulaciones en New Jersey?

Los tres nombrados intercambiaron miradas entre ellos para ver quién hablaría, terminó siendo Beckendorf quien respondió con una sonrisa.

—Después de varios ensayos y varios barcos destrozados, finalmente estamos listos para cuando el crucero de Cronos se acerqué.

Los ánimos alrededor de la sala de juegos aumentaron.

—Excelentes noticias —dijo Quirón, más no se mostró tan entusiasmado al respecto; la idea de mandar a tres mestizos a una misión de ese tipo no le fascinaba—. Percy, ¿Has tenido noticias de las nereidas? —le preguntó y Percy asintió.

—La princesa Andrómeda está como a una semana o mas de llegar a la ciudad. Les pedi que les avisaran cuando estuviera cerca.

Al oir su respuesta, Victoire fruncio el ceño extrañada.

—¿Acaso te iras de nuevo? — le pregunto Katie Gardner, lider de la cabaña cuatro, como sí le hubiera leído la mente.

Percy miro a Quirón antes de responderle.

—Regresaré a casa por unos dias. Mi madre apenas ha sabido algo de mi en las ultimas semanas y quiere que pasemos algo de tiempo juntos antes de que ... 

Más no tuvo que completar lo que iba a decir. Todos los presentes entendieron perfectamente a lo que se refería.

—Cuando las Nereidas los alerten, Beckendorf y Daphne irán por mi con Blackjack y Porkpie —Ambos mencionados asintieron a lo dicho por Percy—. Entonces llevaremos a cabo el plan; nos dirigiremos sin llamar la atención a las calderas, donde Beckendorf instalará las bombas mientras Daphne y yo hacemos guardia.

— Una vez que las bombas estén instaladas, sellare la puerta con enredaderas, de modo que nadie podrá entrar y deshacerse de las bombas mientras escapamos. —agrego Daphne.

Percy y Beckendorf asintieron en su dirección.

— Si el plan sale como lo planeamos, el ejército de Cronos no sabrá que estuvimos ahí hasta que sea demasiado tarde —concluyó Beckendorf con un gesto determinante en el rostro

Los demás líderes estuvieron de acuerdo con el plan y comenzaron a hacerles preguntas respecto algunas dudas que tenían: ¿Cuánto tiempo tendrían para realizar todo eso? ¿Como activaría las bombas sin ponerse en riesgo ellos mismo? ¿Cómo escaparía?

Sin embargo Victoire no pudo seguir poniendo atención porque su mente se nublo con otro asunto; Habia tenido la esperanza de pasar tiempo con Percy ahora que había regresado. Llevaban meses trabajando en misiones para sabotear los planes del Titán, que apenas y tenian tiempo para relajarse. Los veteranos del campamento habian tomado la tarea de entrenar a los campistas menores o de menos experiencia en el campo de batalla, cosa ironica porque todos habian peleado en la batalla del laberinto del año pasado; Aquella batalla seguía en memoria de todos los campistas, pero la diferencia de antes al ahora era que cada uno había continuado adelante y ahora entrenaba y peleaban en memoria a los heroes caídos.

Victoire, y los chicos de la cabaña siete, aun cuidaban de las flores que Apolo le había dado a Percy para ella. Estas habian florecido tan hermosamente que no habia dia en el que Tori no las regara y les cantara -en voz muy baja para no ser escuchada-, para que se mantuvieran sanas. Enebro le habia comentado que a las flores les gustaba que les cantaran. Las ponían alegres

—¿Y cuando te marchas Percy? —le preguntó Travis Stoll al pelinegro cuando él, Daphne y Beckendorf terminaron de responder dudas.

Victoire volteo a verlo de reojo, esperanzada de poder pasar por lo menos ese día con él. Percy podría ayudarla a entrenar a los chicos de la cabaña cuatro y luego podrían tener la tarde libre.

—Hoy en la tarde —Respondió Percy y volteo a ver Tori, pero ella ya había apartado la mirada de él, desanimada.

—Argos te llevara a tu casa, Percy. Te recogera al otro lado de la colina mestiza con la furgoneta —le informo Quirón. Percy asintio, agradecido—. Bien, creo que es todo por ahora. Vuelvan a sus tareas asignadas por el momento, sí llegan informes del ejercito enemigo los volveremos a citar aquí.

Dicho esto, todos abandonaron la casa grande para continuar con sus tareas asignadas.


     
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                              
                        
                        
                        
                        
                  
                  

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En cuanto su entrenamiento con los hijas de Demeter terminó, Victoire corrio hacia la colina mestiza con la esperanza de alcanzar a Percy antes de que esté partiera a su hogar.

Para su alivio el chico todavía estaba ahi.

— Hey —lo saludo ella. Percy se volteo a verla y le sonrió levemente. Al parecer ya no estaba enfadado con ella.

—Hey, crei que no vendrias a despedirte —le dijo el.

—¿Cuando no me he despedido de ti, Aquaman? — inquirio ella entornando los ojos y con una suave sonrisa en sus labios. Percy se rio por el gesto y no pudo evitar encontrar linda a Tori esa tarde; con su cabellera ondulada suelta sobre sus hombros y sin peinar. Su camiseta vieja del campamento amarrada a la altura de la cintura y su cinturón espada-latigo enrollada en las caderas. Sus tenis blancos llenos de tierra, aunque Percy se preguntaba cómo le hacía para que al día siguiente estuvieran otra vez blancos.

Sus mejillas se ruborizaron ligeramente al percatarse que llevaba tiempo observandola. Más Tori no pareció inmutarse al respecto.

—Sabes, por un momento creí que... Podriamos tener algo de tiempo juntos ahora que regresaste de los ensayos —confeso Tori.

Percy la miro con una ligera mueca, apenado.

—Ah...me hubiera gustado quedarme contigo —dijo—, pero mi mamá y paul quieren llevarnos a una playa privada en la...

—¿Llevarnos? —pregunto Tori.

Fue ahí donde Percy supo que había metido la pata.

Se puso nervioso.

—Ah... este... ¿no te lo había mencionado antes? —dijo él sobándose la nuca—. Rachel ira con nosotros.

La sonrisa de Tori se esfumó de su rostro. Percy sintió como una corriente de aire helada soplaba en la colina y se estremeció.

—Ya veo. Así que... Dare te invita con su familia a unas vacaciones en el Caribe y tú la invitas a ir a la playa con la tuya. Que lindos —Percy abrió la boca para explicarle que aquello no había sido planeado, pero Tori añadió rápidamente—. Bueno, esperó que se diviertan y que a Dare se la trague una ola.

Percy frunció el ceño, incrédulo.

—¿Por qué te cae tan mal?

—No lo sé, Percy. Dimelo tu —respondió ella con ironía y se cruzó de brazos.

Percy bufó.

—Es que no lo entiendo, Rachel es genial.

Pero su comentario solo pareció empeorar las cosas. Victoire apretó la mandíbula y lo miro fríamente.

—Bien, si es tan genial ¿Qué esperas para invitarla a salir? Seguro se muere por salir con un cerebro de anémona como tú—espetó ella dándole la espalda para alejarse colina arriba.

A Percy le ofendió su comentario.

—Ella por lo menos no sueña con el chico que la traicionó.

Pero tan pronto esas palabras salieron de sus labios, Percy se arrepintió. Victoire se detuvo en seco a pocos metros de él. Se giró a verlo con una expresión gelida en el rostro que hizo que Percy se sintiera terrible consigo mismo.

—Vi, yo no quería...

—Por supuesto que querías —repusó ella, dolida—. ¿Y sabes que? Luke puede ser un traidor y todo lo quieras, pero él nunca jugó con mis sentimientos antes de...

Pero su voz se cortó. Antes de que Percy pudiera dar un paso hacia ella, Tori extendió sus alas y alzo el vuelo, dejándolo en la colina con un sentí terrible por lo que había dicho.
     
Había metido la pata... De nuevo.
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                              
                        
                  
                        
                  

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Victoire nunca se considero una persona celosa; durante su relación con Keegan varias chicas del campamento -la mayoría hijas de Afroditas- siempre intentaron llamar su atención. Más él siempre dejo muy en claro que solo la quería a ella -aunque ahora ya no estaba muy segura de eso-, por lo que en aquel entonces ella nunca se sintió insegura.

Pero con Percy era todo lo contrario. Vamos, ella ya lo había besado dos veces, ese pico a finales del verano pasado no contaba realmente como un beso, ¿No?

Aún asi el chico todavía parecía perdido. Es más, estaba segura que podría escribir un letrero enorme sobre su cabeza diciéndole que lo quería,.y Percy ni siquiera voltearia verlo.

Eso, sin contar que habia algo en Rachel que detonaba todo el lado celoso que Victoire creía no tener; Dare era una chica hermosa y normal. Con su rizos rojizos sueltos y libres. Sus ojos verdes y profundos. Y ni hablar de su personalidad.

Ella le daba a Percy todo lo que Tori no podía darle.

Un respiró del mundo divino.

Rachel Elizabeth Dare era todo lo que Tori no podía ser.

Y Victoire no podía competir contra ella. ¿Que tenía ella de especial? Su cabello era castaño, sus ojos eran marrones y no tenía nada que la distinguiera del resto. No tenia un lunar. No tenia pecas. No tenia nada.

Así que no podía evitar sentir celos por Rachel.

Y estos celos lo único que hacían era molestarla tanto que terminaba desquitandose con los muñecos de entrenamiento; los sátiros seguramente ya estaban hartos de remendar los muñecos cada dos días.

De un tajo limpió desprendió el brazo de paja. De otro tajo cortó la pierna.

Alguien soltó un silbido detrás de ella.

—Solo hay una razón para que estés así de molesta; o bien te negaron salir en alguna misión...

—O Sesos de alga metió la pata, de nuevo.

Victoire bufó y volteo a ver a Daphne y a Annabeth con el ceño fruncido.

—¿Por qué los chicos son tan complicados? —inquirió ella y lanzó otro tajo al maniquí.

Annabeth y Daphne compartieron una mirada y pensaron los mimo. «Percy»

—¿Ahora que hizo Nemo? —preguntó la rizada.

Victoire resopló y le dio una patada al muñeco en el pecho.

—Invitó a Dare a la playa con su madre y padrastro.

—¿No era que ella lo había invitado al Caribe?

Victoire le dio otro mandobles al muñeco y le partió el otro brazo. Bufó

—Asi es, pero al parecer esa invitación no es suficiente para ambos —lanzo un último tajo que desprendió la cabeza del cuello del maniquí. Victoire soltó un gran suspiro y enterró la espada en la arena con fuerza. Cuando volteo a verlas, tenía los ojos cristalizados—. No los culpo ¿Saben? sí fuera Rachel y tuviera a mi familia viva, yo también querría invitarlo a pasar unas vacaciones con nosotros. Ella es normal, puede hacer esas cosas de chicas de normales. En cambio yo... no puedo. No tengo nada que ofrecerle más que una vida llena de riesgos y contantes luchas a muerte. Y si nos va bien, sería un día tranquilo en el campamento, rodeados de chicos como nosotros. No soy una chica normal, no tengo una familia mortal y lo único a lo que estoy destinada a hacer es a terminar con su vida si no toma la decisión correcta. Lo cual tampoco es una opción porque juré por el río Estigia que no lo mataría. A lo que me lleva a pensar, ¿Los dioses se quedarán de brazos de cruzados ante mi falta de "deber"? ¡No! No lo harán, irán detrás de él. Y yo, como persona leal hacia las personas que amo, lo protegeré hasta el final porque no podría aguantar vivir una vida donde no esté él, así solo seamos amigos. Así que díganme... ¿Acaso eso es justo? —Preguntó con lágrimas en los ojos.

Annabeth apretó los puños.

—Voy a matar a ese idiota —masculló por lo bajo al ver el estado de su amiga.

—Estoy completamente segura que a Nemo no le interesa que no seas 'normal', pues él tampoco cumple con ese papel, ¿o no? —inquirió Daphne.

Pero Victoire no estaba segura de eso.
                        
—Si fuera así, no iría con ella a vacacionar —señaló Tori, alicaida.

—No creo que sea por eso —insistió Daphne—. ¿Acaso no has visto la forma en la que te mira? Porque definitivamente no ve a Rachel del mismo modo.

—¿Y entonces porque no hemos avanzado? Lo besé Daphne, ustedes lo vieron. Y el día de su cumpleaños me despide de él con otro beso. ¿Acaso no he sido lo bastante directa con él? Una no va por la vida. besando a sus amigos —repusó Tori.

—¡Porque es idiota! —intervino Annabeth poniendo los ojos en blanco—. No importa cuánto beses a ese sesos de alga, si no le dices en la cara que te gusta, entonces nunca se enterará.

—Los chicos son complicados —agregó Daphne, coincidiendo con Annabeth.

—No me digas —ironizo Tori volviendo a tomar su espada para transfomarla en un cinturón—. ¿Entonces que debería hacer? ¿Decirle que me gusta y esperar a que no me rechace?

—Será pez muerto si te rechaza —le aseguró Daphne al tiempo que Annabeth asentía con la cabeza mostrándose de acuerdo—. Pero sí, deberías ser directa.

—Es el único modo de que Percy abra los ojos de una buena vez —agregó Annie.

—De acuerdo —dijo Tori, un tanto convencida—, cuando regresé le diré la verdad. Le diré que me gusta.

—Buena suerte, Tori.

—Y si necesitas hacer sushi de Nemo, solo nos avisas —agregó Daphne con una maliciosa sonrisa—. Estoy segura que Clarisse nos ayudaría con eso.

Y con ese último comentario por parte de Daphne, las tres se echaron a reír. Victoire le agradeció en silencio a los dioses por tener tan grandes amigas.
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                        
                  

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Los días siguientes pasaron tan tranquilos que Victoire comenzó a sentirse rara. Los últimos meses habían sido tan ajetreados que esa tranquilidad no era buena señal.

Y sus sospechas se intensificaron cuando Quirón, una semana después de la partida de Percy, volvió a reunir al consejo de guerra.

Los líderes volvieron a sentarse en torno a la gran mesa en la sala de juegos y esperaron a que Quirón les informará el motivo de dicha reunión.

—Bien, somos todos —dijo él mirándolos a todos. La única silla vacía era de Percy—. Recibí un mensaje Iris está mañana, uno de los sátiros en guardia bajo las indicaciones de Grover me informó que encontró un grupo de mestizos traidores en Filadelfia. Tienen como rehenes a otra media docena de chicos, también Mestizos pero que no sabían su procedencia hasta que los encontraron.

—Debemos detenerlos antes de que les laven el cerebro a esos chicos —espetó Clarisse con determinación.

Quirón asintió en su dirección.

—Y lo haremos, por eso tu cabaña guiará está misión, Clarisse. Michael, prepara a un grupo de cuatro de tu cabaña, irán con los de Ares en esta misión. Victoire, Daphne ustedes también. Silena, ¿podrías preparar a los pegasos? Deben llegar lo más rápido que puedan antes de que los nuevos mestizos le juren lealtad a Cronos.

Los cinco asintieron y abandonaron la sala rápidamente para prepararse y partir de inmediato.
Victoire corrió hacia la armería, donde sacó una armadura de su tamaño y se la colocó rápidamente. Volvió ajustarse la espada en la cintura y corrió hacia su cabaña para tomar una pequeña bolsa de tela de la cómoda, donde guardó unos trozos de ambrosía dentro. Se la colgó al short y salió rápidamente hacia los establos, donde Silena estaba preparando a los pegasos.

—¿Te echo una mano? —le preguntó Tori a Silena y está asintió.

—Necesitamos a todos los pegasos, pero Blackjack se rehusa a salir —señalo Silena al interior del establo. Victoire se acercó a la entrada y vio dentro al pegaso negro de Percy. Lentamente se acercó a él y alzo su mano.

—Hey Jack, ¿Cómo estás amigo? —Blackjack relincho y se acercó a ella, posando su hocico sobre la palma de la mano de Tori. Ella suspiró y le sonrió—. Amigo, necesitamos tu ayuda. ¿Podrías llevarnos hasta Filadelfia? Debemos detener a un grupo enemigo antes de que sea tarde.

Blackjack relincho y Victoire lo miro con una mueca por no poder entenderlo.

—No tengo la habilidad de hablar caballo, pero si vienes conmigo al exterior sabré que aceptaste.

Entonces comenzó a dirigirse a la salida del establo y de reojo vio que Blackjack la seguía. Sonrió abiertamente y ambos se reunieron con los demás en el exterior donde Clarisse, sus hermanos, Michael, sus hermanos y Daphne estaban listos.

—Hey, lo convenciste —dijo Silena acercándose a Blackjack para acariciar su crin—. Supongo que él te llevará a ti.

Blackjack relincho y se acercó más a Tori.

—Tomare eso como un si —dijo Silena.

—Bien, andando —indicó Clarisse—. Tenemos a unos mestizos que salvar.

Victoire subió al lomo de Blackjack mientras sus compañeros hacían lo mismo con los demás pegasos. Una vez listos, el grupo alzo vuelo, siguiendo a Clarisse que le indico a su pegaso a dónde ir.

La ventaja de viajar en pegasos es que estos volaban a una velocidad supersónica. No tardaron más que un par de minutos en llegar al punto que el sátiro le había indicado a Quirón.

Tan pronto como divisaron al grupo de Mestizo, el ataque comenzó.

Victoire y Blackjack esquivaron una flecha que voló directo a ellos.

—¡Demonios! Alguien les advirtió que vendríamos —masculló Clarisse al ver que los Mestizos enemigos los esperaban.

Tres de ellos subieron en un carro volador llevado por dos pegasos y volaron en su dirección, armados.

—¡Michael, tu y tus hermanos encarguense de ellos! —grito Clarisse. El rubio y sus hermanos asintieron y volaron en dirección al carro—. ¡Victoire, ve por los mestizos novatos antes de que sea tarde! ¡Cabaña cinco, Daphne, acaben con el resto!

Y tan pronto como Clarisse terminó de dar indicaciones, Victoire y Blackjack volaron en picada hacia donde un grupo de mestizos asustados comenzaban a agruparse detrás del grupo enemigo.

Otra flecha se dirigió a ellos, pero ambos la esquivaron a tiempo.

—¡Blackjack, retirate! ¡Puedo volar desde aquí!

Blackjack relincho pero Victoire no intentó entender que le dijo. Sino que salto desde su lomo, abrió sus propias alas y sacó su arco. Uno a uno los mestizos que la atacaban cayeron heridos. Ninguno muerto, pues a pesar de todo eran como ella, pero si heridos a tal grado que les costaría levantarse o pelear.

La cabaña cinco y Daphne descendieron y comenzaron a pelear contra los demás. Victoire sobrevoló el lugar y aterrizó enfrente de un grupo de seis jóvenes Mestizos, que la miraron asustados.

—No teman, vinimos a rescatarlos —dijo ella transformando su arco en brazalete.

Uno de los chicos, que aparentaba ser el mayor, avanzó ceñudo hacia ella.

—¿Y como pretendes que te creamos? Si ustedes son los que acaban de atacar —masculló.

Victoire miró con un seriedad al chico.

—Tienes razón —le dijo—, pero a diferencia de ellos, nosotros no apoyamos a un titán que quiere destruir el Olimpo.

—¿El Olimpo? —preguntó una chica de doce—,¿Entonces todo es cierto? Somos hijos de...

Victoire asintió.

—Son semidióses, su madre o padre es un Dios griego. Esos de ahí —señalo a los Mestizos enemigos—. Trabajan para un titán llamado Cronos, uno de los más poderosos y malvados que hay. Quiere destruir todo a su paso, sin importar a quien se cargue en el proceso. Ellos los buscaron para apoyar a su causa y que su jefe se vuelva más fuerte; no lo hagan, porque de lo contrario, todo lo que conocen hasta ahora será destruido.

—Bonitas palabras, Laurent.

Victoire se estremeció y giró con rapidez cubriendo a los chicos con sus alas. Un mestizo enemigo se encontraba detrás de ella, Victoire no lo reconoció en el primer momento, sino que tuvo que rebuscar en sus recuerdos para identificarlo: se trataba de Jonathan O'Hare, un mestizo que nunca fue reconocido por su lado divino.

La última vez que lo vio, Jonathan tenía doce. Ahora debería tener entre dieciocho o diecinueve. Victoire blandio su espada y lo apunto con esta.

—¿Pero por qué no les dices la verdad? —inquirió él con sorna—. ¿Por qué no les dices que en el campamento vivirán por y para servir a los dioses? Siempre esperando a que alguno de ellos les ponga atención. ¿Por qué no les dices que a los dioses no les importan sus hijos? ¿Qué podrían vivir años sin saber quién es su padre o madre divina?

Victoire aumento la fuerza con la que sostenía su espada, apretó la mandíbula y estuvo a punto de responderle cuando una vocecita surgío detrás de ella.

—¿Eso es cierto?

De reojo vio que se trataba de una niña, de no más de seis años escondida detrás de otra chica de al parecer once.

La miraba con sus pequeños ojos cafés, llenos de incertidumbre.

La miraba como si le pidiera que le dijera la verdad.

Victoire suspiró y cerró los ojos un momento antes de asentir levemente.

—Es cierto, pueden pasar un tiempo para que su madre o padre los reclamen — Los jóvenes Mestizos comenzaron a murmurar detrás de ella—. Pero eso no significa que no les importemos —agregó rápidamente volteando a verlos—. Los dioses crearon el campamento para que tuvieramos un lugar seguro de los monstruos. Crearon un lugar al cuál poder llamar hogar. El Campamento es el lugar más seguro para chicos como nosotros. Ahí aprenderán a sobrevivir, a pelear, a valerse por sí mismos. Pero sobretodo, tendrán una familia que los apoye en todas las circunstancias.

Victoire vio como sus palabras hicieron efecto en algunos chicos, porque la miraron con esperanza y añoranza.

—Yo quiero tener una familia —dijo la pequeña agarrando la pierna de Tori. Su corazón se encogió al verla tan vulnerable.

Le sonrió y asintió.

—Nosotros seremos tu familia.

La pequeña sonrió.

—Me dan asco.

Victoire fulminó a Jonathan con la mirada. Éste había sacado su espada y la miraba ceñudo.

—Mis órdenes fueron claras, llevar mestizos nuevos... O terminar con ellos.

Victoire cubrió a la pequeña detrás suyo.

—Tendrías que pasar sobre mi prime...

—¡Espera! —intervino el mayor del grupo detrás de ella—. Yo iré contigo.

Victoire volteo a verla perpleja.

—¿Acaso no oíste que lo que acabo de decir? Sirven a un titán malvado.

El chico se encogió de hombros.

—Viví en un orfanato toda mi vida y el director era un viejo malvado. No sé si tengo una madre diosa o un padre dios, pero a ninguno le importó que fuera maltratado ahí, así que... ¿Por qué debería de importarme el Olimpo? —inquirió él. Caminó hasta a posarse en frente de Jonathan—. Renuncio a los dioses. Juro lealtad a Cronos.

Victoire empalidecio cuando otro niño y una niña lo siguieron, quedando solamente tres mestizos novatos detrás de ella.

Jonathan sonrió ladinamente.

—¿Y ahora que harás, Laurent?

Víctoire observó a los niños, suspiró y bajó su espada.

—No voy a obligarlos a nada. Si confían en que su decisión es la mejor... Allá ellos —Los últimos dos en unirse a Jonathan bajaron la mirada. Jonathan posó una mano en el hombro del chico que acababa de unirse al bando del titán y le sonrió con orgullo. Victoire alzo su espada y miró con determinación a Jonathan—. Pero eso no significa que dejaré que lastimes al resto. ¿Los quieres? Tendrás que pasar sobre mi primero.

Y dicho eso, Jonathan se lanzó al ataque sobre ella.



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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟐𝟐 ✔️

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