Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟥𝟤. 𝖾𝗅 𝗌𝖾𝖼𝗋𝖾𝗍𝗈 𝖽𝖾 𝗄𝖾𝖾𝗀𝖺𝗇

🌿✨ 𓄴 SEMPITERNO presents to you
▬ ▬▬ Chapter Thirty-two

keegan's secret

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

Pasó el 4 de julio, con los fuegos artificiales del día de la Independencia en la playa. Charles Beckendorf y sus hermanos dieron un show en honor a los caídos, haciendo que el evento fuera bastante conmovedor.
Victoire asistió en compañía de Percy y Tyson, siendo este último quien la invitará a unirse a ellos.

Mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo, Victoire busco a sus otros amigos en la orilla de la playa. Vio a Clarisse y a Chris Rodríguez sentados juntos sobre un tronco caído. Sus hombros estaban muy juntos y ambos parecían estar muy cómodos en compañía del otro.

Grover y Enebro estaban tomados de la mano a unos pocos metros de dónde estaban Tori, Percy y Tyson. Ambos con radiantes sonrisas en sus rostros, felices de seguir juntos. A Daphne, Will y Annabeth los vio cerca del límite del bosque mientras que Silena estaba junto a sus hermanas de cabaña, muy cerca de donde ellas y Will estaban.

No obstante, Victoire frunció el ceño extrañada, cuando vio las constantes miradas nerviosas que Silena le lanzaba a la morena. Tal vez eran imaginaciones de Tori, pero pareciera que a la pelinegra le incomodaba la presencia de Daphne ahí presente.

Cuando el evento terminó, Victoire se acercó a la hija de Afrodita y le preguntó al respecto, más la pelinegra lo negó y se fue con sus hermanos a su cabaña.

Victoire no quiso tomerle mucha importancia a eso.

La batalla había cambiado a muchos.

El resto del verano fue tan normal que casi resultó extraño. Las actividades diarias del campamento prosiguieron con normalidad: tiro al arco, escalada, equitación con pegaso. Inclusos el Captura la Bandera volvió a llevarse a cabo todos los viernes, aunque todos evitaban el Puño de Zeus por obvias razones. Cantaron canciones junto a la hoguera, celebraron carreras de carros y se gastaron bromas entre las cabañas.

Hubiera sido genial decir que Victoire volvió a sentirse como antes y participó en cada una de las actividades con entusiasmo o competitividad, pero eso sería una completa mentira.

La muerte de Lee sería algo que la marcaría por el resto de su vida, pero le había prometido al fantasma de su amigo no volver a sentirse culpable.

Y Victoire se esforzaba por cumplir su promesa.

Sin embargo, era un tanto complicada de llevar acabo, puesto que había ocasiones donde Victoire se encontraba buscándolo con la mirada en el desayuno o durante los entrenamiento. Y su ánimo siempre decaía cada vez que se daba cuenta que él ya no estaba ahí.

Lo extrañaba. Mucho.

Pero debía seguir adelante.

Las semillas de Apolo resultaron ser un regalo significativo para ella; En cuanto Victoire se presentó en la cabaña siete y le comunico a Michael Yew, el nuevo líder de la cabaña, lo que su padre le había pedido hacer, el chico y sus hermanos corrieron a buscar todo lo necesario para plantar las semillas de forma correcta.

Desde ese día los hijos de Apolo y ella cuidaban esa pequeña zona junto a la cabaña para que las flores florecieran sanas y salvo, en honor a su hermano y amigo caído.

Todas las mañanas Victoire llevaba una regadera llena de agua para regar las semillas. Tras una semana, los primeros tallos de estás eran apenas visibles, pero la hicieron sentir con mucha dicha.

No obstante, nada de eso la hacía olvidarse de algo importante para ella y que todos parecían pasar por alto. El asunto de Luke y Cronos siempre lograba hacerla sentir terriblemente culpable; la conversación que tuvo con Luke, meses atrás y antes de la búsqueda por el laberinto, se repetía una y otra vez en su mente como un viejo grabador.

Sus palabras "podemos volver a ser una familia" hacían que su pecho se encogiera por las noches y soltara un par de sollozos antes de caer dormida.

Siempre despertaba con la sensación de que todo había sido un sueño, pero cuando llegaba al pabellón para desayunar, y notaba la ausencia de los campistas fallecidos en batalla, la realidad volvia de golpe a ella.

Victoire había tenido la oportunidad de ayudarlo.

Y no la había aprovechado.

Le hubiera gustado hablar de eso con Annabeth, la única que sabía lo que se sentía haberle fallado al rubio, pero cada vez que intentaba a sacar a relucir el tema de Luke con ella, sus ojos se cristalizaban, cambiaba el tema súbitamente o se marchaba diciendo que tenía que buscar a Daphne para entrenar, cosa que dejaba un tanto atonita a Tori, pero que al final le aliviaba de cierta forma.

Daphne no había vuelto a ser la misma desde la muerte de su hermano, Castor. Ella y Pollux comían en silencio en el pabellón junto a su padre, el señor D. El ambiente entre los tres era, de cierta forma, deprimente; los gemelos ya no estaban juntos, por ende ya no hacían bromas que hicieran reír a su hermana e hicieran bufar a su padre de irritación -o por lo menos eso intentaba disimular él, más todos sabían que disfrutaba el tiempo con sus hijos-, ya no había esa chispa familar que siempre tenían.

Los cuatro eran como un pilar que sostenía su pequeña familia en el campamento. Y ahora uno de esos pilares se había venido abajo y los otros tres luchaban por mantener el peso en lugar; El señor D seguía tratando a todos con indiferencia, como los chavales irritantes que debía cuidar por un largo tiempo, más era notable que la perdida todavía hacía efecto en él.

Victoire no había vuelto a ver a Daphne llorar, más parecía que la rizada estuviera todo el tiempo molesta. Pasaba sus horas libres entrenando, no el doble, sino el tiple de fuerte. Su boomerang destrozaba los muñecos de entrenamiento con tanta fiereza, que algunos campistas comenzaban a tenerle cierto miedo.

Sino fuera porque ella la conocía y sabía que estaba llevando la muerte de su hermano de forma diferente a Pollux, le temeria. Pero la realidad era que Tori estaba preocupada por ella, y por más que intentaba hablar con ella, la rizada rehuia de ella o cambiaba el tema. Únicamente hablaba con Will, su mejor amigo, y con Annabeth, con quién a pesar de que tenían sus diferencias y seguían discutiendo por casi todo, lograron hallar una armonía que solo ellas lograban entender.

Por otro lado, Percy parecía reacio a querer pasar tiempo con Victoire. Como si temiera que en cualquier momento Tori fuera a quebrarse por los últimos acontecimientos vividos.

Él y Tyson iban a buscarla para el desayuno, la comida y la cena, a veces se sentaban con ella en su mesa, pero la mayoría de las veces la invitaban a sentarse con ellos. Ni el señor D o Quirón les dijeron nada al respecto, solo eran ellos tres a fin de cuentas, no una cabaña completa. Y los demás tampoco replicaron al respecto, era normal verlos a los tres juntos, sobretodo a la castaña y al pelinegro.

Sin embargo, a pesar de que a Tori le gustaba la atención y compañía que Percy le daba, no habían hablado todavía de los dos besos que se habían dado. Es más, hasta parecía que no nunca hubieran sucedido, y eso, en parte, la entristecía.

El mes de Agosto llegó, y con éste el calor. El tiempo era tan caluroso que las fresas en los campos se asaban. Estaban a solo una semana del último día del campamento, y que Percy se marchará a casa para otro año escolar en el mundo de los mortales.

—Hey Vi, ¿Me estabas buscando?

Tori giró sobre si misma y Percy se detuvo en seco al ver lo que ella sostenía en una mano. Miro a Tori, como si le estuviera preguntando "¿Ya es el momento?" y Victoire lo entendió.

Asintió en su dirección. Había tomado la decisión ese mismo día a pesar de que el tema llevaba rondando por su mente desde hace días. Le había pedido a Tyson que le dijera a Percy que la viera en el anfiteatro, que a esa hora del día estaba vacío.

Percy recorrió el espacio que los separa y miró el pequeño frasco en la mano de la castaña. Asintió varias veces y la miró.

—Estaré aquí contigo.

Victoire le sonrió agradecida; llevaba tiempo meditando el tema. Sabía que la guerra contra Cronos solo había empezado, más no concluido. Si quería enfrentar al titán y a su ejército como era debido, debía encontrar primero paz interior consigo misma.

Y no lo lograría si no disipaba sus dudas respecto a la muerte de Keegan.

Victoire suspiró, miró directamente a los ojos verdes mar de Percy y estos la miraron con determinación, apoyándola y asegurandole que estaría ahí en todo momento.

—Estoy lista —anunció Tori.

Entonces rompió el sello de cera y saco el tapón. A los pocos segundos ella y Percy estuvieron envueltos en una bruma naranja, y con ella, los recuerdos volvieron.






     
                        
                        
                        
                  
 

   
                        
                        
                        
                  

▃▃▃▃▃▃ 🌿🔱 ▃▃▃▃▃▃







     
                              
                        
                        
                        
                        
                        
                  
                  

Vamos Vic, sé que puedes hacerlo mejor.

Una corriente helada la recorrió al oir la voz de Luke. Frente a ella, la niebla se disipó y Victoire pudo ver una versión de quince años del rubio.

Junto a él, con espada en mano y una coraza algo grande, una Tori de doce años volvia a ponerse en pie para luego arremeter contra el rubio con un mandoble.

—Dioses, eras muy bajita.

Victoire se sobresalto al oir a Percy detrás de ella y lo miró atonita; cuando abrió el sello del frasco no imaginó que vería sus recuerdos de ese modo, y mucho menos que Percy estaría junto a ella.

Tampoco es como que le importará mucho, si era honesta, confiaba en él y se sentía más segura con su compañía.

—Di un estirón a los trece años —respondió ella y regreso su mirada al frente.

Frunció el ceño, ella recordaba los entrenamientos con Luke. Habían sido intensos, pero dieron sus frutos. ¿Por qué estaban ahí sí los recordaba perfectamente?

—¡No bajes la guardia! Protege tu franco derecho —indicaba Luke a la vez que Tori lanzaba con más fuerzas sus golpes. En eso, su espada se transformó en látigo y atrapó la espada de Luke en el acto.

Sin embargo, la Tori de doce años no previo la posición de Luke y esté jalo de su espada con fuerza, llevándose con él el látigo de ella. Éste salió volando el bosque detrás de ellos.

Tori bufó y Luke le indico con la cabeza que fuera por su espada. Ella, a regañadientes, fue por ella.

Victoire y Percy la siguieron.

La pequeña Tori se adentro un poco al bosque para buscar su espada y la encontró en su forma original detrás de un arbusto. Se agachó para tomarla cuando escuchó la voz de alguien cerca.

No sé si pueda hacerlo. Ellos no merecen que los ayude.

Silencio.

La versión pequeña de Tori se movió cautelosamente hacia donde provenía la voz, pero Victoire y Percy la siguieron sin precaución alguna, para ese punto habían notado que nadie en sus recuerdos podian verlos.

Victoire frunció el ceño confundida cuando vio al niño de quince años detrás del árbol. Éste se tomaba con fuerza la cabeza y la sacudía de un lado a otro, como si estuviera negando algo.

De acuerdo, lo haré. Pero solo por nuestro objetivo, no porque...

Entonces el niño se callo y levantó bruscamente la cabeza mirándo directamente el rostro de su yo del pasado. La Victoire del presente abrió mucho los ojos, sorprendida, al reconocer al niño.

Aquel era Keegan de joven.

La versión joven de su ex novio miró patidifuso a su versión pequeña, luego se enderezó y caminó hasta ella.

¿Cómo te llamas? le preguntó él.

Vi.. Victoire.

Bueno Victoire, tendrás dolor de cabeza un par de horas, pero no puedo dejar que recuerdes lo que oíste.

Y luego puso ambas manos sobre su cabeza y el recuerdo cambio.

—¡Vic! ¡Vic! ¿Encontraste la espada?

Su versión de doce sacudió la cabeza levemente y miró ceñuda al frente. La cabeza le dolía. Tomó la espada que estaba a sus pies y regresó por dónde había venido.

Encontró a Luke en el límite del bosque.

—Aquí está, pero creo que me he golpeado la cabeza con un árbol. Me duele.

Seras torpe —se burló Luke con una sonrisa soncorrona. Se acercó a ella y pasó el brazo por sus hombros—. Venga, creo que ha sido suficiente entrenamiento por hoy.

Entonces el recuerdo se difumino enfrente de ellos y aparecieron en otro.

—¿Acaso no es emocionante? Es mi segunda misión en menos de un añoexclamo una Tori de trece años emocionada mientras empacaba lo necesario en su mochila.

Keegan, quien la acompañaba en su cabaña, hizo una mueca.

—¿Acaso no te molesta? —cuestionó él.

Victoire y Percy intercambiaron una mirada. Ella extrañada y Percy intrigado.

La versión joven de Victoire volteo a ver a Keegan, confundida.

—¿Qué cosa?

Tener que hacer una misión para corregir lo que otro ya hizo —señalo él. Victoire alzo una ceja—. El cinturón de hipólita ya había sido robado antes por Hércules, ahora te están pidiendo que lo robes de nuevo, y lo regresas a Temscira. ¿Acaso tiene sentido?

Victoire y Tori asintieron.

—Si —dijo Victoire.

Claro que si dijo su versión joven—, el cinturón debe regresar con su dueña. Es lo correcto.

Keegan bufó.

Lo correcto, claro —ironizo él.

Ambas lo voltearon a ver extrañadas.

—¿Por qué te molesta tanto está misión? —inquirió ella cruzándose de brazos.

Me molesta que los dioses sigan usandonos para estás estúpidas cosas —masculló él—. ¿Por qué no va Zeus a buscar el cinturón? Fue su hijo quien lo robo en primer lugar.

Pero tanto Victoire como su versión joven y Percy voltearon a ver la enorme estatua del señor de los cielos en su cabaña, como sí está fuera a cobrar vida y pulvorizara a su novio, o ex novio, como sea, ahí mismo. Más no pasó.

Tori se volvió ceñuda hacia Keegan.

No puedes hablar así de él, Keegs. Estás en su cabaña, ¿Recuerdas? Debes tenerle respeto.

Pero Keegan bufó.

Uno no puede obtener respeto si no se lo gana primero, Lau. Ni él, ni ninguno de los olímpicos ha hecho algo para ganarse mi respeto.

—¿Acaso el campamento no cuenta? Crearon esté lugar para que nosotros tuviéramos un lugar donde estar a salvo.

Por favor Lau, crearon esté lugar para guardar a salvo armas y siempre tener a su dispocisión a cualquier Mestizo —replicó él acercándose a ella—. No les importamos. Podemos morir el día de mañana y ellos seguirán como si nada. Por eso...por eso creo que debemos cambiar las cosas.

Tanto Victoire como su versión joven lo miraron perplejas.

—¿De que hablas, Keegan? —inquirió Tori.

Keegan inspiró y tomó sus manos con delicadeza.

Es tiempo de que alguien los ponga en su lugar, ¿No crees?

Pero Tori soltó una carcajada.

Buena esa Keegs, casi me la creo.

Pero Keegan la miró con seriedad.

Hablo enserio Lau.

No, no lo haces. No sabes lo que dices.

Se muy bien lo que digo. Es tiempo de destronarlos.

—¿Y piensas hacerlo tú? —ironizó ella con burla, más al ver el sembrante serio de keegan, supo que no estaba bromeando. La sonrisa se esfumó de su rostro, retrocedió y miró a su novio, incrédula—. Di inmortales, estás hablando en serio.

Yo siempre hablo enserio.

Tori retrocedió aún más, mirándolo con cierto temor.

No... No, tu no eres así. Tu no dices estás cosas.

Tori...

¡No te acerques! ¿Acaso entiendes lo que acabas de decir? ¡Estás hablando de traicionar a los dioses! ¡A nuestros padres!

—¡Mi madre ni siquiera tiene trono, Lau! No la consideran digna de tener uno, ¿Por qué deberían importarme los demás?

Pero ella seguía mirándolo dolida.

—¿Y el campamento qué? Éste es tu hogar, Keegan. ¿También piensas traicionar a tu familia?

Keegan suspiró y bajó la mirada. Victoire y Percy se le quedaron viendo, ella con un sentimiento fuerte en el pecho y él cauteloso de lo próximo que diría.

Sin embargo, Keegan alzo la mirada y miró con suavidad a Tori. Se acercó a paso lento a ella, con las palmas de las manos alzadas para tranquilizarla.

Esta bien Lau. Tienes razón —Llego junto a su versión joven y tomó su rostro con suavidad. Ella no retrocedió—. No estás lista para está conversación.

Y entonces la escena se volvió borrosa y cuando ambos pudieron volver a ver con claridad, Tori se encontraba abriendo su baúl y keegan permanecía sentado sobre su cama.

—¿Acaso no es emocionante? Es mi segunda misión en menos de un añoexclamo Tori emocionada.

Keegan sonrió.

Lo es Lau, y estoy seguro que lo harás de maravilla.

Victoire retrocedió consternada y soltó un jadeo mientras la escena se esfumaba frente a sus ojos, de nuevo. Volteo a ver a Percy mientras la bruma naranja se movía alrededor de ambos. El chico la miraba igual de consternado.

Más ninguno pudo decir nada cuando ambos aparecieron en el siguiente recuerdo.

En automático Victoire jadeó y se estremeció en su lugar. Reconoció el lugar enseguida.

Supo al instante que ese era el momento de la verdad.

Estaban en sus recuerdos sobre la noche en que murió keegan.

La noche en donde su vida cambio por completo.

La hidra se encontraba tumbada en el suelo, muerta tras una larga batalla entre ella y keegan. Su cuerpo no había desaparecido aún, puesto que primero debían tomar alguna parte de éste como trofeo.

Victoire y Percy vieron como ella se acercaba al cuerpo del monstruo con una antorcha prendida en llamas.

—¿Qué haces? escucharon que le preguntó Keegan a Tori cuando está lanzó un tajo limpio y desprendió la cabeza del cuello. Llevo la antorcha al cuello de la hidra y catalizo la abertura para que no pudiera salir una nueva cabeza.

Espero un par de segundos, para ver si funcionaba lo que había hecho, pero el cuerpo de la hidra permaneció inerte y pronto se disolvió en polvo.

Debo llevar esto al Olimpo —respondió ella balanceando la cabeza con una mano mientras que con una mueca la metía en una bolsa.

—¿Para que querrían los dioses la cabeza de la hidra? —cuestionó él.

Victoire se encogió de hombros pero le sonrió con alivió.

No lo sé, pero lo logramos —dijo emocionada y sintiéndose victoriosa. Alzo la mochila y se la colgó en el hombre.

Sin embargo Keegan bufó con exasperacion y la sonrisa de Victoire titubeó.

—¿Qué sucede?

—¿No te cansa esto? ¿Hacer los recados sucios de los dioses mientras ellos se regocijan en el Olimpo?.

Tienen cosas más importantes que hacer, Keegs —repusó ella pero el chico puso los ojos en blanco— ¿Qué te sucede? ¿Desde cuándo te molesta hacer misiones?

Desde que abrí los ojos a la realidad —espetó él dándole la espalda.

—¿Y que realidad es esa? —cuestionó ella incrédula.

Keegan pateo una de las rocas del césped y se giró hacia ella con el sembraste serio.

Una donde los dioses nunca se preocuparon por nosotros, Lau. No les importa si un monstruo nos ataca o mata a nuestra familia. No les importa si sus hijos sobreviven o no. Para ellos no somos nada.

Eso no es verdad —replicó ella pero Keegan bufó nuevamente con irritación.

—¡Abre los ojos Lau! No les importamos. Tu madre no se tomó la molestia de reconocerte hasta que te hiciste valer por ti misma y te ganaste el respeto del campamento. Antes, seguramente, estaba avergonzada de ti.

Aquello fue un golpe duro para ella, sobretodo viniendo de él. Victoire apretó los puños con fuerza, más Percy se acercó a ella y colocó una mano en su hombro. En automático le trasmitío paz y aflojó el puño.

Ella no...

—¿Acaso se ha tomado la molestia de venir a visitarte para ver cómo estas? —cuestionó él. Victoire tragó saliva y lo miro dolida—. No lo ha hecho. Solo vino para darte tu primera misión y no ha vuelto a venir.

La vi en el Olimpo tras terminarla.

—¿Y que fue lo que te dijo?

«Buen trabajo, Victoire» recordó ella. Pero su yo del pasado no lo dijo en voz alta.

Keegan tomó su silencio como un punto.

Nunca seremos importantes para ellos. Solo somos peones que pueden reemplazar cuando se les plazca.

Victoire negó con dolor. En parte sabía que Keegs tenía razón. Los dioses muchas veces pasaban de sus hijos. La cabaña once estaba de prueba; los chicos ahí dormían agrupados y apenas tenían espació para moverse. Todos los días había alguien que despertaba esperanzado por saber quién era su madre o padre divino, y al terminar el día, se iba a la cama decepcionados al no tener la más mínima señal de ellos.

Pero los dioses no eran perfectos, nadie en el mundo lo era. Y al parecer la Tori de hace cinco años pensó lo mismo que ella, porque miró recelosa al chico.

—<A donde quieres llegar con esto, Keegs? —preguntó ella.

Keegan suspiró profundamente y la miró sin ningún expresión cariñosa en el rostro.

A que alguien debe detenerlos... Y ese es Cronosespetó fríamente Kee.

Victoire jadeó y retrocedió, chocando con el pecho de Percy, quien miraba atónito el recuerdo.

No hablaras enserio, keegandijo Tori consternada.

Pero el no respondió, sino que en su lugar elevó una de sus mano a la altura de sus hombros y la tierra comenzó a temblar debajo de ellos. La tierra en medio de ellos se rasgo y se abrió como si fuera el cascarón de un huevo. Fue entonces que el primer esqueleto-guerrero surgió de las profundidades de la tierra.

Tori retrocedió horrorizada y se giró a ver a Keegan, atónita e incrédula. Victoire sintió como sus piernas temblaban ante la verdad.

¿Keegan, qué estás haciendo? —cuestionó ella con la voz temblorosa.

Pero él lucía una sonrisa satisfactoria al ver como los esqueletos se posicionaban detrás de él, como un fiel ejercito.

Unete a él, Lau —le dijo el chico cuando el cuarto esqueleto-guerrero surgió—. Juntos haremos pagar a los dioses.

Pero ella negó con los lágrimas en los ojos.

Esa no es la forma, Keegan —repusó ella.

Entonces no tengo otra opción —respondió él

Percy se tensó cuando el primer esqueleto-guerrero se lanzó al ataque contra Tori. Su primer impulso fue correr hacia ella y protegerla del ataque, pero no podía hacerlo.

Ese era solo un recuerdo de Victoire.

Solo podía observar.

Tori brincó y rodó sobre si misma para esquivar la bala. Blandió su cinturón y lanzó un latigazo al esqueleto de forma que lo rodeo por completo con este. Ejerció presión con su arma y logró desarmar su cuerpo por completo. Más no tuvo tiempo de procesar lo que hizo cuando los otros tres esqueletos se lanzaron contra ella.

Victoire giró sobre si misma lanzando latigazos y estocadas a diestra y siniestra, logrando así mantener a los guerreros-esqueletos a raya. Más estos, a pesar de recibir golpes que desprendían alguna parte de su cuerpo y los dejaba inválidos, a los minutos volvían a estar completos y se lanzaban de nuevo al ataqué.

Tori se encontraba ya en su punto más elevado de cansancio cuando keegan alzo la mano y detuvo a los ataques, haciendo que los guerreros retrocedieran hasta estar nuevamente detrás de él.

Su yo del pasado jadeaba cansada, más no bajo la guardia ni cuando el chico comenzó a caminar hacia ella.

¿Cambiaste de opinión, Lau?

Pero Tori le escupió y Keegan la miró fríamente.

Si así lo quieres —y lanzó una estocada directo a su costado izquierdo, el cual Tori bloqueo y desvío hacia el otro lado.

Victoire miro atónita y perpleja como ambos peleaban. Una punzada creció dentro de su pecho al ver como Keegan no titubeaba a la hora de pelear contra ella. Como si no le importará todos esos momentos que habían pasado juntos.

Fue entonces que Tori comenzó a usar su habilidad como hija de Nike: empezó a lanzar estocadas con más fuerza y más rapidez, haciendo que Keegan únicamente se enfocará en esquivar o bloquear.

Victoire supo que su yo del pasado no solo estaba luchando contra el chico que amaba. Sino que también estaba librando una batalla interna ante la traición que su corazón estaba sufriendo en ese momento. Sabía que por un lado quería dejar todo y huir de ahí lo más rápido posible. Avisar a Quirón y a todo el campamento de la traición del chico.

Pero por otro lado, su parte leal a los dioses no le permitía dejar aquel asunto de aquella forma. Si lo hacía, Keegan encontraría la forma traer al titán de vuelta y eso ella no podía permitirlo.

El chico estaba traicionando el lugar que ella consideraba su hogar sin importarle todos los momentos que pasaron juntos ahí.

El pecho le dolía.

La traición le dolía.

Victoire, con lágrimas en los ojos, vio como ella finalmente logró desarmar a Keegan, de modo que la punta de su espada quedó en la garganta de éste, quien de un momento a otro cambio su expresión y ahora la miraban con tristeza y dolor.

Por favor, Victoire —le suplicó. Pero Victoire estaba tan molesta que su mano comenzó a temblar—. Por favor, no lo hagas.

Un sollozó brotó de ella al ver sus ojos miel suplicandole, la fuerza que anteriormente había tenido la abandonó y bajo su espada con pesar.

Victoire y Percy miraron todo con suma atención y perplejidad.

No quiero verte nunca más en mi vida —masculló ella con repulsión.

Dio media vuelta y comenzó a alejarse de ahí con toda la intención de regresar al campamento.

Entonces Victoire lo vio.

—¡No! —sollozo desde el fondo de su pecho cuando su yo del pasado alzo su espada al mismo tiempo que giraba sobre si misma para bloquear el ataque sorpresivo que Keegan había hecho.

No obstante, al alzar su espada para defenderse, atravesó el estómago del chico de golpe y sintió como una punzada la atravesaba en su costado derecho.

Victoire y Percy jadearon y abrieron los ojos a lo grande. Vieron como el chico sostenía una daga con la cual había alcanzado a apuñalar a Tori en la cintura.

Ella alzo la mirada y se encontró con sus ojos miel puestos en ella. Sus ojos estaban cristalizados y un hilo de sangre escurrío de sus labios.

Mi madre...—tosio él—. Ella merece ser tratada con respeto —murmuró Keegan cerca de su rostro, pero ambos lo escucharon claramente.

Su pulso se aceleró al ver en cámara lenta como el cuerpo de Keegan caía al suelo, inerte. Las lágrimas no tardaron en salir. Vio como su yo del pasado caía de rodillas al suelo junto a él.

Corrió hacia donde se encontraba y soltó un sollozo al ver qué la sangre rápidamente manchaban la tierra debajo del cuerpo de Keegan. Y pronto ella misma empezó a perder la suya también. Vio como colocaba una mano temblorosa sobre el pecho del chico que había amado y un alarido brotó de ella al no sentir su corazón latir.

Había matado a Keegan.

Lo había asesinado.

Victoire vio como ella misma comenzaba a perder fuerzas, más también alcanzó a ver como los esqueletos-guerreros volvian a la tierra y desaparecían como si nunca hubieran estado ahí.

—Lo siento —alcanzó a escuchar su propia voz antes de perder la consciencia y que él recuerdo se esfumara alrededor suyo.

Solo fueron cuestión de segundos para que la bruma naranja se disolviera alrededor de ellos y volvieran a estar en el campamento mestizo.

El sol había comenzado a descender, desde donde estaban el mar relucia como oro brillante. Más Victoire no se percató de eso, sino que cayó de rodillas al suelo al mismo tiempo que fuertes sollozos brotaban de su garganta. Las lágrimas descendían violentamente por sus ojos, mojando su camisa naranja.

—Vi

Levantó lentamente la cabeza para mirar a Percy, quien se arrodillo enfrente de ella y la miró con preocupación.

Victoire sollozó.

—Él... Todo este tiempo él.... —su voz se quebró y Percy la atrajo hacia él.

Victoire volvió a romper a llorar.

Ahora sabía la verdad de la noche en que Keegan murió.

Si, ella lo había matado.

Pero había sido en defensa propia.

El chico que había amado le había jurado lealtad a Cronos y había estado dispuesto a sacrificar su vida para derrocar a los dioses.

Él la había traicionado.

«Keegan guardaba un secreto, Vic» le había dicho Luke tiempo atrás. Y ella no le había creído.

Pero ahí estaba ahora.

Había descubierto el secreto de Keegan y no sabía cómo sentirse al respecto con eso.

Ambos permanecieron abrazados por un largo tiempo. Y aún después de que Victoire parará de llorar, no se separaron. Ella no quería soltar a Percy, sentía que si lo hacía volvería a quedar abrumada por la verdad.

Y Percy no hizo ningún ademán de querer apartarse de ella tampoco. Es más, la atrajo más hacia él de modo que Victoire quedó sentada entre las piernas de Percy.

Ninguno fue consciente del espectador que las observaba desde lo lejos, con una sonrisa de alivio en los labios; Había sentido el momento en el que Victoire comenzaba a recordar.

¿Cuántas veces no había intentando él recuperar sus recuerdos? Parte de su magia seguía en la cabeza de la chica, y fue está misma lo que le permitió percibir que los recuerdos habían vuelto a ella.

Viajo velozmente al mundo mortal, sabiendo que los recuerdos podían ser abrumadores para Victoire y temía que fuera a recaer en esos pensamiento oscuros que tuvo tiempo atrás, en el Olimpo. Más al llegar al campamento y verla, se detuvo en seco.

La vio en compañía de Percy Jackson.

Vio como esté estaba con ella cuando los recuerdos volvieron.

Vio como Percy la sostuvo cuando la tristeza se hizo presente.

Y, con algo de dolor, Apolo se dio la media vuelta y desapareció de ahí sintiendo a la vez aliviado.

Ahora estaba seguro que Percy estaría siempre para su solecito.

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

▊▋▊▌▊▍▎▊▊▋▊
𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟐𝟐 ✔️

Maratón 2/2
¿Alguno se vio eso venir? 👀
Jajaja ahora sí, mañana es el último capítulo del segundo acto ✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro