❝ Capítulo Siete ❞
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▬ ▬▬ chapter seven
❝ the code and the castle❞
Robin y yo nos encontrábamos analizando el código que habíamos logrado traducir tras varias horas de arduo trabajo.
“La semana es larga,
el gato plateado se alimenta cuando azúl y amarillo se encuentran en el Oeste.
Un viaje a China suena bien si cuidas tus pisadas."
No tenía sentido, por más vueltas que le daba en mi cabeza no lograba descrifrar lo que esto significaba. Comenzaba a irritarme.
—Si cuidas tus pisadas.— repitio Robin abriendo el diccionario, como si ahí pudiera encontrar la respuesta.
Alguien tocó la puerta trasera y Robin no tenía ninguna intención de levantarse, así que terminé levantandome para abrirla. Al otro lado había un repartidor.
—Su pedido —me dijo.
—Gracias.
Firme la planilla que me tendía y al entregarle al
hombre la tabla, me fijé más detalladamente en su uniforme.
— Que tenga buen día —me dijo.
—Igualmente — respondí vagamente sin poder dejar de ver su gorra.
Se leía “Pedidos lince" en ella junto a un dibujo de un gato plateado.
Gato plateado.... ¡El gato plateado!
Mi cerebro recobro energía y empezó a ir rápido, repitiendo una y otra vez el código. Si esté había salido de aquí, entonces tal vez....
—¿Tessa? —me hablo Robin pero pase de largo y salí rápidamente del cuarto, sí mi teoría era cierta, debía verificarlo. Salí de Scoop ahoy, encontrándome a Steve y Dustin que venían discutiendo.
—¿Tessa?
Pero nuevamente ignoré a ambos y salí corriendo hacia el centro del mall. Me subí a una banca para tener una mejor visión del panorama completo.
“Un viaje a China suena bien"
Murmuraba en voz alta y buscaba con la mirada algo que pudiera representar china; era muy consciente de que tenía muchas miradas extrañadas puestas en mi pero poco me importo. Seguí buscando por todo el lugar.
Entonces lo vi: «Panda imperial». Un local de comida china.
"Si cuidas tus pisadas"
— ... Pisadas —musite y entonces mi mirada se topo con el cartel del local «Zapatos Kaufman»—. Si cuidas tus pisadas —Eso era. Poco a poco mi mente iba decifrando el código.
—“Cuando azul y amarillo se encuentran en el Oeste”.
Azul y amarillo, había visto esos colores juntos, ¿Pero en dónde? Mi mirada vago por todos lados y entonces me tope con el enorme reloj de la plaza.
¡EL RELOJ! Sus manecillas eran azul y amarillo.
— ¿Tessa? —me llamaron los chicos enfrente mio; Robin, Steve y Dustin me miraban con curiosidad—. ¿Qué haces?
Me quedé helada. Mi corazón latía a mil por hora. Los oídos me zumbaban.
— Lo decifre.
—¿Qué? —preguntó Steve.
Baje de un brinco de la banca, quedando frente a ellos.
—Decifre el código —asegure pero no había atisbo de sonrisa en mi mirada.
Perpleja, regrese al local y entre directo en el cuatro trasero, sabía que los demás me estaban siguiendo porque escuchaba sus voces preguntándome cosas.
No les respondí hasta que estuvimos ahí. Les expliqué lo que cada párrafo del código significa y como estaba relacionado con la plaza.
Pero tan pronto termine de decirlo, mi respiración se aceleró; sí el código hablaba de lugares ahí mismo, entonces eso solo signicaba que los rusos estaban aqui y planeaban algo en el centro comercial.
Y seguramente no era nada bueno, no cuando la relación de nuestro país con el país europeo estaba tensa.
Mi mente comenzó a jugar conmigo, enseñándome miles de escenarios catastróficos de lo que eso podía significar para Hawkins y las personas que quería.
Mi respiración se aceleró aún más y mis piernas comenzaron a sentirse pesadas. Sé que trastabille y s nada estuve de caer porque de un momento a otro Steve me tenía sujeta.
Veía como él, Dustin y Robin hablaban cerca mío pero apenas era capaz de escucharlos. Los veía asustados.
«¿Qué le sucede?» entendí que preguntaba Steve.
«ataque de pánico» movió los labios Robin. Está acercó una silla hacia donde estaba y me sentaron.
Comenzaba a hiperventilar. Todo estaba saliendose de control. Ellos no deberían estar metidos en esto.
No ellos.
Sudor frío comenzó a bajar por mi espalda.
Sentí como tomaban mi rostro y de un momento a otro estaba viendo los ojos avellana de Steve, muy cerca de mi rostro.
Movía los labios, por lo que intente concentrarme para entender que me decía.
«Respira conmigo Tess» le entendí tras un par de minutos.
Moví mi cabeza, no me sentía capaz de hacerlo.
«Yo sé que puedes, dale. Respira conmigo»
Me soltó el rostro y me tomo de las manos. Hice lo que me pidió. Al principio me costó regularizar mi respiración con la suya, pero tras un minuto, que me pareció una eternidad, logré hacerlo.
Al cabo de otro minuto, o otra eternidad, me encontraba mejor.
—Eso es Tess —me murmuró Steve acariciando mis palmas con sus dedos.
Me relaje. Cerré los ojos y me apoye en el respaldo de la silla.
—Creo que lo mejor será que termines por hoy —dijo él.
Me incorpore de golpe y negué.
—No, no puedo dejarlos... No puedo dejar el trabajo así.
—Si, si puedes tras haber tenido un ataque —refutó él.
—Tessa, Steve tiene razón —lo apoyo Dustin—. Estos últimos días han sido tensos, deberías descansar.
Seguí negando.
—No, no lo entienden. Debo quedarme. Debo seguir.
Ambos me miraron extrañados, pero entonces Robin intervinó.
—Hagamos un trato —los tres volteamos a verla—. Vuelve a casa, descansa y regresas por la noche. Nosotros no haremos nada hasta que tú regreses. ¿Te parece?
Miré a ambos chicos, quienes asintieron y estuvieron de acuerdo con la propuesta de Robin.
Suspiré.
—Esta bien.
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La lluvia caía al otro lado de la ventana en torrenciales. El golpeteo de las gotas y el latido de mi corazón era lo único que lograba escuchar.
Me encontraba en la casa de los Byers, alistandome para regresar a Starcourt y llevar a cabo el plan que habíamos armado antes de que me fuera; Los demás deberían seguir allá, pues todavía no era hora de que Scoops Ahoy cerrará.
No sabía cómo sentirse al respecto. Había creído que había superado la etapa de los ataques de pánico hace meses. Pero no fue así; Cada vez que mi estado de ánimo cambiaba drásticamente; O varias emociones chocaban a la vez; o simplemente me hallaba en una situación de ansiedad, los ataques aparecían y me complicaban más la vida.
Lo que lo provocó está vez fue que muchas emociones chocaron cuando decifre el código. No voy a mentir, temía lo que pudiera pasar a partir de este punto.
Sabía que tarde o temprano todo se revelaría. Y aunque no lo deseaba, debía seguir adelante.
Tenía una misión, y no podía dejarla por nada del mundo.
Me encontraba buscando mi impermeable azul cuando la puerta de la casa comenzó a ser golpeada estrepitosamente. Me dirigí rápido a ella y la abrí, encontrándome a dos de los mocosos empapados de pies a cabeza al otro lado.
—¿Mike? ¿Lucas? ¿Qué hacen aquí?
—¿Está Will? Queremos hablar con él.
Me desconcertó su pregunta, creía que Will estaba con ellos. Entonces miré a un costado del jardín y note que la bicicleta del chico estaba ahí.
No necesite pensar mucho para entender lo que pasaba. Algo había sucedido entre ellos tres y Will, seguramente, se había enojado.
¿Cómo estaba tan segura? Bueno, podía ver los rostros de arrepentimiento de los chicos y conocía muy bien a Will.
— Will está dormido ahorita —les mentí cerrando un poco la puerta—. Pueden hablar con él mañana.
—Por favor Tessa, queremos disculparnos.
Los dos me contaron lo ocurrido y ahora tenía hartas ganas de ahorcarlos a los dos. Más no lo hice.
—Tiene derecho a molestarse, ¿Lo saben no? —ambos asintieron con tristeza. Suspiré—. Pero ya se le pasará, son sus mejores amigos, no dura enojado con ustedes toda la vida. Pero también deben entenderlo; A pasado por mucho y lo único que quiere es que todo sea como antes. Sé que están creciendo y que ahora tienen novias y todo eso, pero Will es su mejor amigo. Él estuvo antes que ellas. Él también los necesita.
Los dos me miraron avergonzados pero terminaron comprendiendo lo que les decía; me prometieron que solucionarían los cosas con Will y yo solo esperaba que realmente pudieran hacerlo.
Ambos me abrazaron, me agradecieron, tomaron sus bicicletas y se fueron.
Hasta que no los perdí de vista no me moví de la puerta. Caminé hasta la bicicleta de Will y la puse en su lugar para resguardarla de la lluvia. Sabía que Will no estaba en la casa, y que tampoco hubiera ido muy lejos sin su bicicleta, así que ingresé en el bosque para ir al único lugar donde Will podría estar.
El Castillo Byers.
Mientras más me acercaba, más comenzaba a escuchar los golpes y gritos. Me asusté, así que corrí lo más rápido que pude y me detuvo de golpe, perpleja, al ver la escena frente a mi.
Will estaba ahí, y había destruido el castillo.
El chico se encontraba en el suelo, llorando. Mi corazón se partió al verlo asi.
Me acerqué a él y atraje hacia mi cuerpo con fuerza y cariño.
— Todo está bien — le dije, acariciando su cabello. Will me abrazó con fuerza—. Déjalo salir todo, Will. Llora todo lo quieras.
Y eso hizo, pero yo estuve con él en todo momento.
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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟏𝟗
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