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❝ Capitulo quince² ❞

🕰️🎧 ࣪˖ 𓄴 SECRETS presents to you
▬ ▬▬ act two: chapter fifteen

memories and truths
part one 

Si bien la idea de Tessa funcionó a la perfección y lograron llamar la atención de los demás al otro lado, fue Dustin quien terminó armando un plan para poder comunicarse de mejor manera que con un candelabro.

—¿Creen que funcione? —cuestionó Robin cuando los cinco se encontraban de nuevo en el cuarto de Nancy, más ninguno tenía certeza alguna de que aquel plan fuera a funcionar.

Estaban arrodillados a un costado de la cama, tal como Dustin les había dicho, y esperaban un tanto inquietos a que el plan diera resultado; este consistía básicamente en usar el juguete de Holly como una pantalla para poder escribir, y por ende, comunicarse entre ambos mundos.

Sin embargo, y como se había dicho antes, no era completamente seguro que fuera funcionar.

—¿Por qué tardan tanto?

Y como si los demás hubieran escuchado a Tessa, la voz de Dustin hizo eco en la habitación.

—¡Chicos!, ¿Ven esto?

Nancy fue la encargada de comprobarlo; en cuanto su mano toco las pequeñas partículas brillantes que iluminaba la linterna de Steve, estás comenzaron a brillar como lo había hecho el candelabro momentos atrás.

En automático una sonrisa creció en el rostro de todos cuando escucharon la singular risa de Dustin y gritos de entusiasmo de los demás.

No lo moveremos de lugar pero si lo desconectaremos. Esperen—informó Leila desde el otro lado. Nancy apartó su mano y esperaron las próximas indicaciones.

Intenten ahora —pidio Dustin.

—Bien —musitó Nancy con gesto pensativo antes de volver a alzar su mano y a escribir en medio de las particulares un "Hola".

Nuevamente escucharon gritos de entusiasmo al otro lado.

—¡Hola! —gritaron todos.

—¡Funcionó! —exclamó Dustin.

Y en cuanto aquella palabra resonó en la habitación, los cinco festejaron entusiasmados.

—¡Si!

—¡Eso!

Eddie incluso les regreso el saludo, aunque claramente los demás no lo escucharon.

—Diles que estamos atascados aqui—le indicó Tessa a Nancy, quien asintió y comenzó a escribir la palabra "atascados" en las particulares.

Escucharon de forma distorsionada como los demás leían lo que Nancy les ponían. Y una vez que lo entendieron, esperaron a que respondieran.

— ¿No pueden volver por el Portalago? —preguntó Dustin en voz alta.

—¿Qué es un portalago? —inquirió Steve confundido, y no era el único.

—Es... un portal en el lago —respondió Robin.

—Oh.

—Es lindo —señaló Eddie.

—Claro —respondió Steve.

Sin embargo Nancy negó y pensó en una forma de decirles que el portal por el que habían llegado estaba vigilado; al cabo de un par de segundos, se decidió por escribir la palabra "Vigilado".

El portal está vigilado —escucharon decir a DJ—. Por eso no han podido regresar.

—Si —expresó Steve mientras que Eddie aplaudia—.¡Si!

Diles la teoría, Henderson.

A eso iba —protestó él—. Tenemos una teoría que puede ayudar con eso.

Nada más oir aquello, Tessa soltó un suspiro de alivio.

—Es un genio —musitó por la bajo.

—Lo es —le respondió Steve.

El portalago no es el único portal; Hay uno donde murió cada persona.

No estaba segura si había oído bien o no, pero Tessa frunció el ceño ligeramente y volteo a ver a los demás mientras analizaba lo que eso significaba.

—¿Alguien...entiende de que habla? —inquirió Nancy igual de confundida que el resto. Robin negó junto a Eddie.

—No.

—Ni idea.

—Creo que si —respondio Tessa y los cuatro se volvieron hacia ella—. Por lo que entiendo, dicen que hay un portal en cada lugar en donde hubo un asesinato, pero ¿Cómo....?

Y entonces estiró la mano y escribió "¿seguros?" en las particulas.

—¿Enserio? —inquirió Dustin, incrédulo—. ¿Cuántas veces debo tener razón para que confíen en mí?

—Por dios —protestó Steve al oírlo—. Este chico debe controlar su ego.

—Es el tono, ¿Cierto?

—Lo sé —concordó Steve con Eddie, sin embargo Tessa bufó e intervino en su plática.

—Entonces entendí bien —aclaró ella—. Si la teoría es cierta, deben haber tres portales; el lago, la carretera y el tráiler de Eddie. Este último es el más cercano.

—¿Qué tan lejos queda tu tráiler? —le preguntó Nancy al rizado.

—Uh, once kilómetros —respondió él.

Pero la distancia era excesivamente lejos para ir caminando y ellos lo sabían.

—¿Nancy? —la nombrada volteo hacia Robin—. Sé que tú casa está extrañamente congelada en el tiempo pero, ¿no tuviste siempre bicicletas?

—Yo... —pero entonces la expresión confusa de Nancy cambio y abrió los ojos, entusiasmada—. ¡Si! ¡Tienes razón!

Y rápidamente les escribió a los demás el lugar al que irían. No obstante, antes de que Nancy pudiera terminar de escribir siquiera, Leila exclamó.

—¡Bien, los vemos allá!

Al parecer había logrado captar el mensaje antes de tiempo. Y realmente esperaban que así fuera; Rápidamente los cinco se pusieron de pie y siguieron a Nancy hasta el garage de su casa, donde la rizada suspiró aliviada y señalo las cuatro bicicletas recargadas en la pared.

—Son cuatro —contó Eddie—. ¿No tienes otra?

Pero Nancy negó con una mueca.

—No hace falta —intervinó Steve de pronto—. Tessa puede ir conmigo; ¿Recuerdas la vez que se descompuso el auto cerca de la casa de Dustin?

Tessa sonrió a la vez que el recuerdo regresaba a su memoria y asintió.

—Nos terminó prestando su bicicleta para llegar a mi departamento —recordó ella—. Podemos usar una los dos.

—Entonces está decidido. Vamonos —lideró Nancy y los cinco partieron de su casa.

Afuera las calles estaban desoladas y frías. Las esporas volaban por todas partes y la niebla rodeaba todo lo que se pudiera ver. Los relámpagos iluminaban el firmamento oscuro a cada momento y las nubes tormentosas se movían lentamente sobre sus cabezas.

Tessa, ignorando su acelerado corazón por la cerca que estaba de Steve, escrutaba las calles en busca de alguna señal de peligro mientras él mantenía la mirada al frente siguiendo a Eddie.

Muy pronto dejaron atrás el vecindario donde Nancy vivía y tras recorrer un par de kilómetros, se adentraron en otro diferente; uno que Tessa conocía muy bien.

¿Cuántos años de su vida no vivió ahí?

¿Cuántas veces no caminó por esas calles con su hermano para ir por un helado o al centro del pueblo? ¿O incluso de niña?

El vecindario donde había crecido seguía igual a como ella lo recordaba en el 83. Las mismas casas, los mismos autos aparcados afuera de ellas. Los mismos nombres en los buzones. El mismo parque y los mismos juegos, los cuales habían cambiado hoy en día en Hawkins.

Mediante iban avanzando por la calle, miles de sentimiento encontrados comenzaron a moverse dentro de ella. Y estos solo aumentaron cuando doblaron en la siguiente calle y Tessa visualizó, a un par de metros, un viejo sauce.

—Esperen, ¡Paren, porfavor!

Desconcertados, Steve y los demás pararon y Tessa bajo de un brinco de la bicicleta para correr hacia la que alguna vez fue su casa ignorando los llamados de los demás; a diferencia de como la recordaba, esta versión era sin duda carente de vida. Al igual que la de Nancy, la fachada tenia unas gruesas enredaderas que se retorcían entorno a las paredes y ventanas. Incluso el auto de su padre, el cual para ese entonces no estaba destrozado por el accidente, estaba ahí y lo rodeaban las mismas.

—¿Tessa? ¿Estás bien? —le preguntó Steve cuando él y los demás la alcanzaron; aunque sabia perfectamente que aquella era la casa donde solía vivir con su familia.

Tessa negó y volteo a verlos con la mirada afligida.

—Necesito entrar.

Pero Nancy la volteo a ver con un gesto decaído y con una mueca ligera en sus labios.

—No hay tiempo, Tessa —le dijo apenada—. Debemos llegar con los demás.

Pero ella se rehuso a irse sin ver su antiguo hogar primero.

—Por favor, Nance. Necesito entrar, solo un par de minutos.

Y aunque Nancy no está segura de que aquello fuera una buena idea, terminó siguiéndola junto a los demás al interior de la Antigua casa de los Jones.

Si la fachada le había afectado de alguna manera, ver el interior de la casa la termino de afligir más; todo estaba exactamente igual a como ella lo recordaba; el maletín de trabajo de su padre en el mueble de la entrada; los crayones de su hermano esparcidos por la mesa de la sala junto a unas hojas blancas y otras dibujadas; los floreros de su madre con flores que ahí estaban marchitas pero que hace años atrás, en el Hawkins real, estaban vivas y coloridas; incluso la rompevientos azul celeste que solía usar siempre está colgada en el perchero de la entrada.

Y mientras más se internaba en su vieja casa, más sentía una presión en el pecho.

—¿Este es Chris?

La voz de Eddie se abrió paso en el silencio que se había formado entorno a ellos y Tessa se apresuró a caminar a hacía donde el chico estaba para ver lo mismo que él; su corazón brinco dentro de su pecho al ver todos las fotos sobre la chimenea.

—Si —respondió ella mirando la que Eddie señalaba; una pequeña sonrisa se abrió paso en su rostro—. Si, es él; la tomaron el día en que nació.

—Era muy pequeño —comentó Eddie con el mismo gesto en su rostro e intercalando su mirada entre la foto y su amiga—. Y tú eras una pulga —y señaló la parte de la foto donde una pequeña Tessa de nueve años sonreía abiertamente hacia la cámara.

Su corazón se estrujó al verse ahí tan feliz con sus padres debido al nacimiento del nuevo miembro de la familia. Tessa se preguntó mentalmente si alguna vez volvería a ser tan feliz como en aquella foto.

—No hay foto de tu nacimiento —comentó Robin de repente; la chica se había acercado a ellos y observába las mismas fotos.

Tessa, junto a ellos, negó a la vez que se limpiaba una lágrima que se había escapado.

—No hay —aclaró—. Fui prematura, por un mes y medio, así que no estaban listos; no llevaban nada, ni siquiera la cámara —explicó ella—. Con Chris fue diferente porque él nació en el mes que dijeron los doctores.

Robin asintió, comprendiendo y luego tomó otra foto muy sonriente y la volteo hacia ella.

—¿Ositos cariñositos?

Tessa se rió levemente y tomo la foto de sus manos; en está salía ella con un peluche enorme de corazón Valiente y uno más pequeño de alegrosito. Sonrió mostrando los dientes al recordar lo feliz que había sido cuando sus padres le regalaron ambos peluches.

—Me encantaban.

Y volvió a dejar la foto en su lugar; al fin y al cabo, todos esos recuerdos los tenía Jules en el sótano de su casa en California.

—¿Tessa? —ambas chicas voltearon hacia Nancy—. Sé que es una locura preguntar esto pero, ¿De casualidad tu padre no tenía un arma?

Frunció el ceño de forma pensativa y se puso a recordar sobre su padre; fue entonces que sus ojos se abrieron de golpe y asintió.

—Si. En temporada de caza se iba con Hopper al bosque; Tenía una escopeta.

—¿Dónde la tenía guardada?

—Estaba en... —hizo memoria mientras comenzaba a caminar por la casa con una mueca—. Recuerdo que mi mamá siempre le decía que la guardará en algún sitio fuera de nuestro alcance.

—¿No tienen un sótano?

—Si, pero Chris y yo bajábamos cuando jugábamos escondidas.

—¿El garage?

—Muy a la vista —le respondió ella a Eddie.

—Recuerdo que tenían un desván —comentó Steve, quien en varias ocasiones había ido a su casa.

Entonces Tessa se volvió hacia él con los ojos abiertos de emoción y asintió.

—Si, Chris y yo no alcanzamos la manija para abrir la puerta. ¡Ahí debe estar!

Y sin esperar un segundo más, corrió escaleras arriba y cruzó todo el pasillo hasta detenerse en medio de éste. Los demas la siguieron y voltearon a ver el techo; justo arriba de la cabeza de Tessa habia un marco en forma de rectángulo y una manija incrustada en éste momento.

Tessa estiró el brazo para tomarla, pero sus dedos apenas lograban rozar la manija. Steve y Eddie soltaron una pequeña risa burlona que intentaron disimular con tos, pero ella los fulminó con la mirada.

—Ya, yo lo hago —indicó Steve ignorando su mirada para luego acercarse a la entrada. Sin esfuerzo alguno, tomó la manija y tiro de ella, de forma que el rectángulo en el techo descendió en un ángulo de  cuarenta y cinco grados y dejo a la vista una escalera plegable.

—Esperen aquí —les indicó Steve y subió la trampilla con linterna en mano.

Al cabo de unos cuantos minutos, Steve volvió a bajar y el grupo soltó una exclamación de entusiasmo cuando vieron la escopeta en su mano.

—La tenía colgada en una de las paredes —le dijo Steve a Tessa antes de entregársela.

Rápidamente la chica reviso las municiones y soltó un suspiro al ver qué estaba cargada.

—Tengo cuatro tiros, eso debe servir en algo —dijo ella colgándose la escopeta a la espalda. Nancy asintió y volteo a verla.

—¿Podemos irnos ya?

Esta vez Tessa asintió; ya había visto suficiente de su antiguo hogar.

—Andando, debemos salir de aquí.

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No volvieron a detenerse el resto del camino, ni siquiera cuando pasaron a unas calles de la que suponían era la guarida de Vecna. O sea la vieja casa Creel; la cual lucía aún más terrorífica en el upside down y trasmitia una energía maligna con solo verla.

No, sin duda no se acercaron a la casona ni por asomó, si no que pedalearon y pedalearon hasta llegar a Forest Hills, donde una vez ahí se detuvieron justo en frente del remolque de Eddie.

—Aun con la parada en casa de Tessa, debe ser un récord de kilómetros recorridos interdimensionalmente —comentó Robin con su usual humor.

Steve, por otro lado, no dejaba de toser desde que llegaron.

—Inhale esa porquería —replicó él intentando alejar las esporas sin exito de él—. Me quedó en la garganta.

—Me sorprende que siendo deportista en la escuela respiraras por la boca y no por la naríz —le comentó Tessa antes de seguir a los demás al interior del remolque. No obstante, sus pasos se detuvieron lentamente en cuanto en su campo visual diviso el miniportal en el techo del remolque.

—Santo cielo —escuchó musitar a Steve junto a ella.

—Ahi murió Chrissy —indicó Eddie igual de perplejo que los demás—. Exactamente donde murió.

Tessa se estremeció de solo imaginar el cuerpo de la rubia ahí, sin embargo no pudo pensar mucho tiempo en eso cuando Robin les advirtió de algo.

—Creo que hay algo ahí.

Y entonces repararon en algo oscuro al otro lado que parecía querer entrar por el portal.

—¿Qué diablos es eso? —preguntó Eddie.

Pero ninguno de los cuatro tenía una respuesta concreta a su pregunta; fue entonces, que sin previo aviso, la cosa alargada y oscura rompió la capa viscosa del portal, asustandolos en el proceso, mientras más mucosidad caía al suelo con un sonido grotesco.

Tessa miró estupefacta como un palo de madera aparecía por esté y golpeaba todo a su alrededor, dejando todo el miniportal abierto. A paso lento y precavido, los cinco se acercaron a éste para ver lo que había al otro lado.

Más ninguno realmente se esperaba lo que había.

—No puede ser —exclamó Steve atónito mientras que Tessa soltaba una pequeña risa incrédula y miraba sorprendida al grupo chicos, de cabeza, al otro lado.

Dustin soltó una carcajada a la vez que los saludaba junto con Max, Lucas, Erica, Leila y DJ.

—Mierda, esto es una locura.

Y por supuesto que lo era, pensó Tessa, pero estaba tan feliz y aliviada de ver a los demás, que ni siquiera pensó en lo imposible que era todo eso, físicamente hablando.

Los demás parecían igual de emocionados que ellos, y lo confirmaron cuando Dustin gritó:

—¡Bada, Bada, Boom!

Sin poder evitarlo, Tessa soltó una carcajada y se contagió de su entusiasmo. Cosa que Steve no paso desapercibido y sonrió.

—Esto es increíble —comentó Leila viendo todo con ojos asombrados—. ¿Cómo es que ellos están...? ¿Nosotros estamos ...? ¡Esto es demasiado!

—Lo sabemos Darling —le respondió Eddie con una sonrisa, la cual comenzó a titubear—. y aunque no quiero arruinar el asombró de... Esto —y señaló un lado y el otro de cabeza—. Realmente queremos salir de aquí.

Los demás asintieron estando de acuerdo con él.

—¿Cómo van a pasar por ahi? —inquirió Max hacia Dustin, pero éste cambio su gesto entusiasmado por uno pensativo y comenzó a maquinar un plan en su mente.

—Tengo una teoría, si funciona, estarán aquí en un santiamen —les dijo y luego se dirigió a los demás—. Leila, DJ, traigan el colchón de Eddie y coloquenlo debajo del portal; Max, Lucas, Erica, ayúdenme a juntar sábanas para hacer una soga.

Y sin esperar un segundo más, los seis se pudieron manos a la obra. Al cabo de un par de minutos, Tessa diviso a DJ y Leila trayendo el colchón de Eddie, el cual dejaron caer justo arriba de ellos. O sea debajo de la entrada.

No obstante, Tessa enarcó una ceja al ver unas manchas en el colchón.

—Esas manchas son...—pero ni Eddie estaba muy seguro de que responder—. No sé qué son —termino confesando y Tessa procuro que no notará la mueca en su rostro.

En eso Dustin, Erica, Max y Lucas se acercaron cargando una soga hecha con sabanas.

—No sé cómo funcionará la física allá —comentó Dustin hacia ellos—. Pero.... Allá vamos.

Y aventó un extremo de la sabana hacia elllos, el cual atreveso el hueco y cayó abruptamente al lado desde techo.

—Eso es —dijo Dustin sin soltar el otro extremo—. Y si mi teoría es correcta... —Tessa contuvo el aliento en cuanto Dustin soltó la sábana y está quedó colgada en ambos lados sin moverse siquiera—. Abracadabra.

—A la mierda —exclamó Max sorprendida.

—Lenguaje —le reprendio Tessa al otro lado y la pelirroja volteo a verla con una sonrisa burlona.

—¡Muy bien, tiren, a ver si aguanta! —les indicó Leila.

Y tras compartir una mirada entre los cinco, Robin tomó la sabana y jalo de ella poniendo todo su peso para verificar la resistencia de está. Y a pesar de eso, la sabana no se movió.

—Es lo más loco que vi en mi vida. Y eso que he visto cosas locas —comentó Erica para luego chocar las cinco con Dustin.

—Yo creía a ver visto cosas locas en la secundaria, pero esto se lleva el premio gordo —comentó DJ.

—Bien, ¿quién primero? —preguntó Tessa mirando a los demás, pero antes de alguno pudiera responder algo, Robin dio un paso al frente y tomo la sabana.

—Seré el conejillo de indias —y de un brinco se sujeto a la sabana y comenzó a treparla.

Al otro lado, los chicos despejaron el colchón y esperaron a que Robin cruzará a salvo. Sin embargo, en cuanto la chica cruzó el portal, la gravedad al otro lado jugo contra ella y Robin terminó cayendo abruptamente sobre el colchón.

—Gracias a dios—suspiró y se sentó de golpe—. Eso fue divertido —y con ayuda de DJ se incorporó.

Tessa, aliviada de verla bien, se volvió hacia Nancy con una pequeña sonrisa alentadora.

—Tu turno Nance.

La rizada no perdió ni un segundo y comenzó a trepar la sabana. Y al igual que la primera, en cuanto cruzó el portal la gravedad hizo su trabajo y Nancy cayó.

Ahora solo quedaban tres. Pero Eddie volteo a verla a ella y Steve y sonrió de lado antes de dar un paso al frente.

—Esta bien, iré yo —e hizo lo mismo que las primeras dos y cayó al otro lado a salvo—. Eso... Fue divertido. Mierda —y tomó la mano de Leila para levantarse.

Tanto ella como Steve se rieron levemente al como el chico tropezaba y por poco se llevaba con él a la azabache.

—Supongo que... Nos vemos del otro lado —le dijo Steve mirándola a ella con una sonrisa.

Tessa le devolvió el gesto antes de asistir.

—Del otro lado —le respondió antes de tomar la sabana entre sus manos y brincar para colgarse de está. Con esfuerzo comenzó a trepar para llegarla al otro lado, y justo cuando su cuerpo atreveso el portal y sintió como la gravedad cambiaba, se soltó para dejarse caer sobre el colchón.

No obstante, y para su terror, siguió cayendo,  cayendo y cayendo....

Un gritó brotó de lo más profundo de ella al sentir la impotencia de no poder detenerse. Parecía estar cayendo en un vacío infinito y oscuro que parecía querer tragársela.

—¡STEVE! —gritó, pero siguió cayendo.

Y justo cuando creía que se quedaría atrapada en ese vacío, su cuerpo se estrelló abruptamente contra el suelo y el aire salió de golpe de sus pulmones; por inercia cerró los ojos fuertemente debido al dolor que sentía en todas sus extremidades y espero a poder recuperar el aire para intentar moverse y verificar que no se hubiera roto nada.

Pero en cuanto abrió los ojos para hacerlo, una luz blanca la cegó desde arriba y parpadeo repetitivas veces mientras se incorpora lentamente.

—¿Qué mier...? —Pero entonces se percató de dónde estaba y retrocedió dos pasos torpemente y estupefacta. Su mirada, ahora inquieta, escrutaba el largo pasillo que se abría frente a sus ojos—. No... No, no, no...—se repetía incapaz de creer que estuviera ahí de nuevo—. ¡No!

Y es que se encontraba de nuevo bajo Starcourt, en aquella base rusa que habían destruido el año pasado.

Pero lo peor de todo, es que ella sabía quién era el responsable de todo eso.

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Sabía que el haber perdido su Walkman en el lago tendría sus consecuencias, más nunca imaginó que una de ellas sería revivir el recuerdo de lo que hizo ahí abajo para sobrevivir.

Si, Tessa les había contado a Steve y a los demás el como había logrado escapar con vida. Más nunca mencionó el costo que tuvo que pagar para llegar a la superficie.

Un costo que cargaba sobre su espalda desde aquel 4 de julio del 85'.

—No... ¡Ayuda! ¡Saquenme de aquí! —gritó Tessa hacia la nada, con la esperanza de que pudieran oírla a pesar de que sabía muy bien que eso era imposible—. ¡Steve! ¡Nancy! ¡Robin! ¡Ayuda!

Sin embargo, y como la primera vez que estuvo en trance, no recibió respuesta de sus amigos.

Tessa...

Se estremeció de pies a cabeza al oir la voz de Vecna detrás suyo. Temblorosa, e inquieta, giró sobre su lugar y vio el pasillo a sus espaldas; las luces parpadeaban cómo locas y le daban un toque más tenebroso al lugar.

—¿Recuerdas lo que hiciste, Tessa?

Un jadeo brotó de su garganta cuando de pronto, en medio del pasillo, aparecieron en un pestañeo los cuerpos de los soldados rusos que había matado aquel día.

—¿O ya lo olvidaste?

—No... No. Déjame en paz —pidio ella con la mirada afligida al ver tanta sangre esparcida en el suelo.

Cuando yo mato a alguien... Nunca lo olvido, Tessa.

—¡No dispares!

Tessa giro sobresaltada al escuchar el grito detrás suyo. Sofocó un jadeo lleno de terror cuando se vio a si misma, en su uniforme de Scoops Ahoy roto y lleno de sangre, apuntando hacia la cabeza de un hombre mayor vestido con una bata blanca y un hilo de sangre escurriendo sobre su cien.

—¡Porfavor, no lo hagas! —le suplicaba el ruso, tembloroso y de rodillas—. ¡Solo soy un doctor! ¡Un simple doct...!

Pero ella disparó sin escúcharlo siquiera y salió corriendo hacia el otro lado del pasillo donde Tessa actualmente estaba parada.

Tus manos están tan llenas de sangre como las mías —volvió hablar Vecna.

Y entonces Tessa sintió algo liquido, caliente y pegajoso sobre las palmas de sus manos y al mirarlas, soltó un chillido.

—No... No —jadeaba intentando quitarse la
sangre de las manos con su ropa—. No es real... No es real.

Pero como si sus palabras atrayeran más pesadillas a ella, de las paredes y el piso bajo sus pies comenzó a brotar sangre. Litros y litros de sangre caliente y espesa que comenzaron a llenar el pasillo frente a ella.

Sin pensarlo siquiera un minuto, salió corriendo por el otro extremo del pasillo con el rojo carmesí siguiendola de cerca.

Corrió dando tumbos para poder esquivar los cuerpos de los soldados rusos que yacian sobre el suelo gris y, los cuales, comenzaron a desintegrarse en cuanto la sangre los cubría.

Corrió hasta llegar al final del pasillo donde unas escaleras la esperaban con una puerta roja arriba. Más nunca espero que al cruzarla, está la llevaría directo al lugar donde menos deseaba regresar; cielo y niebla roja. Pilares de enredaderas por doquier. Los restos de la casa Creel flotando sobre su cabeza.

Y el sonido de aquel maldito reloj que la volvía loca. No, es más, el maldito reloj flotaba junto a ella, logrando que su "tic, tac" sonara aún más escalofriante para Tessa.

No había forma de negarlo, se encontraba nuevamente en la mente de Vecna y necesitaba salir de ahí cuanto antes.

No obstante, en cuanto Tessa se dio la media vuelta dispuesta a regresar al pasillo, se encontró con un vacío detras de ella. Ahí, donde debería haber piso, no había nada; Tessa tragó saliva de golpe, aliviada de no haber dado un paso más, y se giró nuevamente para comenzar a bajar por la única dirección que le quedaba: las escaleras.

He visto que tus amigas me han estado buscando, Tessa —habló nuevamente Vecna desde algún lugar—. Y estuvieron tan cerca de la verdad.... De tu verdad.

Tessa inspiró profundo al oir aquello, pero continúo descendiendo las escaleras con cautela.

—¿Cómo está el viejo, ciego y tonto de Víctor? —preguntó Vecna—. ¿Me extraña? Porque quería volver a visitarlo, pero estuve ocupado.... Muy ocupado.

Y en cuanto Tessa piso la tierra sangrienta y oscura, miró con repugnancia el ahora cuerpo putrefacto de Fred y diviso por el rabillo del ojo la puerta de la casa con aquel vitral de rosa.

Es tiempo, Tessa —volvió hablar Vecna—. Es tiempo de que sepas la verdad.

Y sin saber cómo, Tessa vio como la puerta se abría y una familia de cuatro integrantes entraba, a la ahora, casa completa.

—¿Qué te dije? —escuchó que le decía el señor a su esposa con una sonrisa radiante en el rostro mientras ambos veían su nuevo hogar con fascinación.

La esposa, una mujer guapa y rubia de cabello corto, soltó una exclamación de sorpresa y sonrió.

—Esto es increíble —habló una niña igual de bonita que la mamá y con un largo cabello rubio sujeto a una coleta—. Es como un cuento de hadas... Un sueño —indicó ella a la vez que pasaba frente a Tessa, sin percatarse de su presencia siquiera, para luego subir por las escaleras a gran velocidad.

—Alice, no corras —reprendio su madre a la niña, pero está hizo caso omiso y siguió subiendo mientras exclamaba un "¡Es enorme!" con emoción.

Tessa, confundida por estar viendo las memorias de la familia de Victor Creel, pues reconoció el nombre de su hija gracias a la historia que Nancy y Robin les habían contado días atrás, volteo hacia donde la pareja se encontraba abrazada de lado; parecían estar satisfechos con la casa. Sonreían y miraban con entusiasmo su nuevo hogar. No obstante Tessa desvío su atención hacia el hijo de la pareja, un poco más atrás de ellos, cabizbajo y triste.

A mis padres y a mi hermana les encantaba la nueva casa; pero yo no podía compartir su entusiasmo —habló Vecna para sorpresa de Tessa, quien abrió los ojos al tope al reparar que, Henry Creel, era él—. Yo era diferente a los otros niños. Algo andaba mal conmigo, o eso es lo que decían; los maestros y los doctores decían que estaba...“roto". O por lo menos eso pensaban ellos

»Mis padres creyeron que un cambio de escenario, un nuevo comienzo en Hawkins, podría curarme...—en eso la escena a su alrededor cambio y Tessa vio a Henry caminar por un pasillo de la casa. Ella no tardó en seguirlo mientras escuchaba, de forma inquieta, su relato—. Era ridículo. Cómo si el mundo fuera diferente ahi en Hawkins.

Pero entonces el sonido de un pequeño tintineo llamó su atención en la puerta continúa, y al desviar su mirada, vio como una de las luces del cuarto parpadeaba de forma intermitente. Curiosa, Tessa se acercó a la puerta y vio a Henry Creel, de nuevo, hincarse frente una rejilla en el cuarto de baño.

Pero luego... Para mí sorpresa, nuestro nuevo hogar me proporcionó un descubrimiento —contó él mientras ella veía como su versión de niño quitaba la rejilla del suelo y metía su mano dentro—. Un descubrimiento que me hizo sentir que tenía un propósito en la vida; Encontré un nido de viudas negras en un conducto; la mayoría de las personas les teme a las arañas. Las detestan. Pero a mí, me parecían infinitamente fascinantes —un escalofríos la recorrió al verlo contemplar con suma tranquila una enorme araña negra en la palma de su mano —. Más que eso. En ellas encontré consuelo... Un parentesco.

Se encontraba tan concentrada viéndolo, que cuando percibió un rápido movimiento por el rabillo del ojo, se sobresalto y se dio la media vuelta para ver a otra versión de Henry correr por el pasillo hacia la puerta del ático.

Como yo, las arañas son criaturas solitarias. Y profundamente incomprendidas —Tessa, titubeante, siguió a Henry hasta el ático y al llegar arriba, lo vio sentado frente a un montón de frascos y velas—Son... Como dioses en nuestro mundo. El depredador más importante; inmovilizan y se alimentan de los débiles, y así equilibran y ordenan un ecosistema inestable.

Lentamente Tessa se acercó a Henry y vio sobre su hombro el dibujo de una viuda que estaba terminando.

»Pero el mundo humano estaba alterando esta armonía. La estaba corrompiendo —masculló él—. Los humanos son un tipo único de plaga, que se multiplica y envenena nuestra mundo, todo mientras impone su propia estructura. Una estructura profundamente antinatural.

Nuevamente el sonido de cascabel llamo su atención desde las escaleras, y por alguna razón supo que tenía que seguirlo. Éste la termino guiando hasta la primera planta, donde nuevamente se encontró con Henry acercándose a aquel viejo reloj de pié que tanto la atormentaba.

»Donde otros veían orden, yo veía una camisa de fuerza. Un mundo cruel y opresivo, dictado por reglas inventadas; segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, décadas; cada vida una copia descolorida de la anterior. Despertar, comer, trabajar, dormir, reproducirse y morir.

Una corriente helada la recorrió de abajo a arriba al oir sus palabras.

»Todos estan esperando. Esperando a que todo termine. Y mientras, actúan en una obra tonta, terrible, día tras día. Pero yo no podía hacerlo. No podía cerrar mi mente y unirme a la locura como todos esos débiles. No podía fingir.

Y por alguna razón, las palabras de Vecna comenzaron a inquietarla.

Fue entonces que me di cuenta... de que no tenía que hacerlo —y para la sorpresa de ella, cuando la manija grande marco las doce y la primera campanada sonó, el reloj comenzó a retroceder por si solo rápidamente. Más la realidad era, que él, Henry, era el causante de eso; Mientras Tessa veía estupefacta como las manecillas giraban en sentido contrario, Vecna continúo su relato—. Descubrí que podía crear mis reglas. Podía devolverle el equilibrio a un mundo estropeado; Un depredador... Para el bien.

Y nada más pronunciar esa última palabra, un chillido escalofriante llegó detrás de ella y al voltearse ya no se encontraba en el interior de la casa, sino en el jardín lleno de vida que solía tener la familia Creel. No obstante, poco le puso atención atención a ese detalle, pues frente a ella un pequeño conejo marrón se retorcía y chillaba fuertemente mientras intentaba liberarse de una trampa.

Tessa por inercia dio un paso al frente para ayudarlo, pero entonces su mirada captó a Henry acercándose al pobre al animal y se detuvo.

Mientras practicaba, me di cuenta de que podía hacer más de lo que imaginaba; Podía llegar a los demás, a sus mentes, a sus recuerdos —contó Vecna dentro de su cabeza, pero ella le prestó más atención a Henry, quien se hincó junto al animalito y estiró su mano hacia el. Y justo cuando creyó que tal vez lo ayudaría en su sufrimiento, vio, horrorizada, que el conejito aumentaba sus chillidos y se retorcía de una forma antinatural.

Lo comprendió casi al momento; él no estaba ayudando al pobre animal, lo estaba torturando con sus poderes hasta la muerte.

Me volví un explorador, Tessa. Vi a mis padres como realmente eran; Ante el mundo se presentaban como personas buenas y normales. Pero como todo lo demás en este mundo, era una mentira. Una terrible mentira. Ellos han hecho cosas, Tessa. Cosas horribles —recalcó él mientras Tessa corría al interior de la casa para no seguir viendo la escena de la tortura de aquel pequeño animal.

No obstante, y para su desgracia, aquello no había terminado aún; En cuanto la puerta se cerró detras de ella, otros chillidos llegaron a su oído y la hicieron temblar de los nervios. Lentamente alzo la mirada hacia la sala, y vio a la versión joven de Victor Creel sentado en uno de los sofás individuales de la casa y con la mirada atormentada en la chimenea, donde una cuna blanca se mecía envuelta en llamas, mientras los chillidos de agonía de un infante resonaba por todo el lugar.

Si, Tessa, yo les mostré quiénes eran en realidad. Yo les puse un espejo adelante para que vean su verdadera esencia—le contó Vecna—. El ingenuo de mi padre creyó que un demonio los estaba castigando por sus pecados. Pero mi madre... Ella sabía que era yo el que sostenía ese espejo. Y me detestaba por eso.

En eso, los chillidos se apagaron y el sonido de una melodía desconocida para ella llegó a sus oídos desde atrás. Deseosa de dejar de ver aquello, siguió la melodía distorsionada por la estática mientras escuchaba lo que Vecna le contaba.

Llamó a un doctor, un experto. Quería que me encerrara, que me arreglará, aunque yo no era el que estaba dañado.... Eran ellos. Así que no me dejó alternativa. Tuve que accionar. Liberarme de aquella opresión.

Y aunque sus palabras seguían sin gustarle un poco, Tessa observó la escena de la familia Creel en la siguiente habitación; vio a Victor parado a un costado del comedor intentando descubrir que es lo que le pasaba a la radio; vio Alice, la hermana de Henry, estando más interesada en la radio y en su padre que no fue consciente de la forma fría en que su hermano miró a su madre.

Y en cuanto Henry cerro los ojos, Tessa supo que las cosas estaban por ponerse feas; y lo terminó de confirmar en el mismo momento en que las luces de toda la casa comenzaron a parpadear como locas y el cuerpo de Virginia Creel se elevó de golpe en el aire; una a una, sus extremidad se doblaban en ángulos imposibles de imaginar. Y tal como le había pasado a Chrissy, Fred y Patrick, sus ojos fueron chupados desde adentro y su mandíbula quebrada de golpe.

Tessa brinco del susto cuando el cuerpo de la madre de ambos niños cayó abruptamente sobre la mesa. La pequeña Alice gritó tan fuerte, que era una sorpresa que no se hubiera roto las cuerdas vocales ahí mismo. Entretanto, Victor Creel, al ver a su esposa asesinada por el demonio, no perdió ni un segundo en tomar a sus hijos para salir corriendo hacia la puerta. Tessa los siguió de cerca, deseosa de que todo aquello acabará de una buena vez y sus amigos la ayudaran a regresar a la realidad, pero entonces Victor llegó a la entrada de su casa y se detuvo de golpe, soltando a ambos de niños en el acto.

—¡¿Papá?! ¡Papá! —chilló Alice jalando el suéter de su padre para llamar su atención, pero éste ni siquiera volteo a verla; Tessa no necesito ver su rostro para saber que Henry había logrado penetrar a su mente.

Y no solo eso, sino también que logró entrar en la mente de su hermana y le dio el mismo final fatídico que a su madre; Tessa miró horroriza cómo el pequeño cuerpo de Alice caía al suelo sin vida.

Con cada vida que tomaba, me volvía más fuerte. Más poderoso. Ellos se volvían parte de mí...—le contó Vecna mientras Tessa volteaba a ver a Victor con curiosidad. Sabía que él había sobrevivido gracias a la música, pero tal vez podía encontrar alguna otra forma para salvarse a ella misma. Vecna, por otro lado, continúo—.  Pero seguía siendo un niño. No conocía mis propios límites... Y eso por poco acaba conmigo.

Tessa observó como Henry caía inconciente al suelo, y por ende, Víctor recuperaba la consciente de golpe; y sin saber la cruda realidad de lo que había pasado esa noche, lo vio correr hacia el cuerpo de su hijo para mecerlo entre sus brazos, creyendo que esté había muerto al igual que su hija y esposa.

Los gritos de Alice habían alertado a los vecinos, asi que la policía no tardó en aparecer y ver lo que había pasado; fue a mi padre al que arrestaron y acusaron de la muerte de mi madre y hermana, tal como lo había planeado —contó el mientras le enseñaba a Tessa como la policía arrestaba a su progenitor—. Y aun así estaba lejos de ser libre.

Tessa miró con impotencia como subían a un conmocionado Victor a la patrulla mientras esté gritaba que era inocente.

—¡Un demonio! ¡Un demonios los mató! —gritó desde el interior del auto pero los oficiales lo ignoraron y se lo llevaron sin creerle ni una sola palabra. Tessa siguió con la mirada la patrulla, viendo como Victor lloraba y suplicaba por el cristal.

Pero pronto la patrulla se desvaneció en la oscuridad y una puerta blanca apareció frente a ella. Y si bien lo que quería era salir de ahi, su lado curioso la impulsó a entrar en aquella puerta y ver lo que pasaba después.

»Me desperté del coma bajo el cuidado de un doctor —Escuchó mientras Tessa caminaba ahora por una habitación que parecía ser de hospital. Pues sobre una camilla, Henry reposaban conectando a un oxígeno y abría lentamente los ojos—. El mismo hombre del que había querido escapar desde un inicio... —por el rabillo del ojo Tessa vio movimiento detrás suyo y al girarse, lo vio a él—. El Doctor Martín Brenner.

«El papá de Eleven» pensó Tessa, recordando como la chica le había hablado de él en algunas ocasiones donde se juntaban ellas y Max. Además, Tessa lo conocía por la CIA, pues cuando ellos le contaron todo lo sobrenatural que pasaba en Hawkins, el nombre de Martín Brenner salió a brote y le hablaron de todo lo que el hombre había hecho en el laboratorio.

De todo lo que le había hecho a Eleven. Tessa apretó los puños con molestia cuando lo vio acercarse a Henry con una sonrisa satisfecha en rostro. Sin embargo, antes de que pudiera intentar acercarse a él, el recuerdo se desvaneció y apareció en otro; uno donde Henry miraba fijamente a un punto detrás de Tessa.

Estando con él descubrí que no era el único niño diferente —contó Vecna—.  Brenner tenía bajo su cuidado a una niña. Una niña parecida a mi... Una niña especial como yo.

Tessa observó intrigada como Henry se acercaba a paso lento a una niña de cabellos oscuros y largos, que le daba la espalda a tanto a él como a ella. Pero como si está hubiera sentido su presencia, la niña giro en su lugar y lo volteó a ver a Henry sin expresión alguna en el rostro.

Nada más verle la cara, Tessa sofoco un grito y retrocedió agitando la cabeza de lado a lado.

—No... Es imposible —murmuró ella sin poder despegar la mirada del rostro de la niña, que ahora le sonreía a Henry y esté a ella—. Ella nunca... Ella era...

Si y no, Tessa.

—¿Qué? —inquirió ella sin entender de lo que hablaba.

—Sé en quien estas pensando, pero no ella no es Karen; La niña que conocí en el laboratorio, se llamaba Emily.

Y como si las cosas no fueran bastante confusas ya, un tintineo a sus espaldas hizo que volteara y viera otra escena completamente diferente a la de Henry.

La misma niña, pero de unos 8 años, estaba dibujando con unos crayones en un cuarto gris y aburrido. Únicamente un foco colgando sobre la mesa la iluminaba, y un espejo grande y limpio en una de las paredes la acompañaba.

Tessa se acercó a ella con un sabor agrio en la boca; la niña era tan parecida a su madre cuando era joven, que la similitud la asustaba.

—Sé que estás ahí —dijo de repente la niña. Tessa brinco del susto y miró a su alrededor buscando a alguien más en la habitación, pero estaba completamente sola.

En eso la puerta se abrió detrás de ella y vio a Brenner entrar en la habitación.

—Hola Emily —saludó él con una sonrisa.

Pero Emily, en cambio, no le regreso el gesto. Sino que dejó el crayón rojo sobre la mesa y lo miró sin expresión alguna en el rostro.

—Dejame presentarme, soy el Doctor Martín Brenner —dijó él—.  Me especializo en ayudar a niños como tú.

—¿Cómo yo? ¿O sea, monstruos? —inquirió ella de forma recelosa.

Sin embargo Brenner la miró incrédulo y negó con la cabeza.

—No eres un monstruo Emily —le dijo él.

—Mis papás piensan que si.

—¿Y por qué crees eso?

—Porque los he oído... Aquí —y señaló su cabeza.

—Bueno, pues se equivocan —aseguró Brenner—. No eres un monstruo, eres especial.

—¿Especial?

Brenner asintió.

—Tengo entendido que puedes hacer cosas que otros niños no pueden hacer, ¿Cierto?

Y Emily asintió levemente.

—Puedo mover cosas sin tocarlas —respondió ella, pero casi enseguida hizo una mueca—. Pero hacer eso me cuesta mucho trabajo.

—Entiendo, ¿Qué otras cosas puedes hacer? —le preguntó él intrigado.

—Veo... Cosas que todavía no pasan.

—¿Cómo dices?

Pero Emily bajo la mirada hacia su dibujo y Tessa observó lo mismo que ella; en este se podía apreciar un muñequito hecho de palitos y bolitas, en lo que parecía ser una cocina. Pero lo que más le llamo la atención a Tessa fue el hecho de que el muñequito tenia lágrimas en los ojos y una mano roja.

—Es la señora del comedor —explicó Emily—. Ella cree que tomando esas pastillas raras no sentirá nada... Pero está equivocada.

—¿Por qué su mano está roja, Emily? —preguntó Brenner escéptico.

Pero ella se encogió de hombros, como si le estuviera restando importancia.

—¿No lo sabes? —le preguntó él, pero Emily lo miro con una ceja enarcada.

—Claro que si —replicó ella—. Hoy perderá dos dedos con la picadora de carne por estar medicada, pero lo que no entiendo sobre ella es el porque esta casada con un hombre que tiene otra mujer a escondidas.

Y como si no hubiera dicho relevante, la niña tomó otra hoja blanca, un nuevo crayón de la caja y comenzó a trazar otro dibujo. Entretanto, su respuesta no solo dejo desconcertada a Tessa, si no también al mismísimo Brenner, que lo único que hizo fue observar a Emily con interés para luego abandonar el cuarto.

—Papá quedó fascinado con ella.

Tessa pego un gritó y un brinco en su lugar en cuanto la voz de Vecna se escuchó sobre su hombro; sin embargo, al voltearse, no se encontró con su versión putrefacta del Upside down, si no con una aparecía normal, humana y joven; alto, cabello rubio y largo, pómulos marcados y unos fríos ojos azules sin brilló alguno. Estaba viendo la versión mayor de Henry Creel.

Tessa retrocedió conmocionada por tenerlo tan cerca, pero Henry ni se inmutó ante su gesto. Si no que continúo hablándole mientras veía fijamente a Emily.

—Buscó a la familia de Emily y pidió hablar con sus padres para hacerles una propuesta —le contó—. Pero ambos negaron tener una hija internada en Pennhurts y le pidieron no llamar más a su casa. Sin embargo, papá no es un hombre que acepte el rechazo tan fácilmente; continúo llamando, llamando y llamando hasta que finalmente, Patrick y Agatha Morrison aceptaron verlo.

Y al regresar la vista al frente, Tessa vio a Brenner tocar el timbre de una enorme casa blanca; No paso ni un minuto completo, cuando un hombro con porte recto y expresión dura le abrió la puerta.

—Buenas tardes

—Buenas Tardes Sr. Morrison, soy el Doctor Martín Brenner. He hablado con usted está mañana para...

—Si, ya se quién es; no ha dejado de insistir en hablar conmigo y mi esposa —repusó Morrison mientras se hacia un lado para dejarlo pasar al interior de la casa.

Brenner, por otro lado, sonrió falsamente y entró seguido de Tessa y Henry, quienes siguieron al par de hombres hasta otro cuarto donde el comedor de la familia estaba.

—¡Cielo, el Doctor Brenner está aquí! —llamó Patrick a su esposa, quien al oírlo salió de la cocina con un trapo en manos y en gesto despectivo.

—Buenas tardes, Sra. Morrison; Doctor Martín...

—Brenner, si —cortó ella—. Ha llamado tantas veces a mi casa que reconozco su voz.

—Lamento mi insistencia, Sra. Morrison, pero me es urgente hablar con usted y su esposo sobre su hija Emily.

Pero entonces Tessa reparo en la sonrisa despreciativa de la pareja Morrison y frunció el ceño extrañada.

—Lo siento, pero fuimos muy claros con Pennhurts de que no querías involucrarnos con...

—No trabajo en el psiquiátrico Pennhurts, Sra. Morrison —le corto él—. Vengo del laboratorio Nacional de Hawkins; estamos interesados en trasladar a su hija a nuestras instalaciones.

—¿Por qué querrían hacer eso? —inquirió el Sr. Morrison incrédulo.

—Porque ahí tenemos el equipo y la gente necesaria para ayudarla.

—Lamento decirle esto, Dr. Brenner, pero ella no tiene cura. Esta maldita; Es un monstruo —espetó Agatha.

—Y nosotros estamos interesados en ella —repitió Brenner sin perder la calma por la forma en que la mujer se refería a su hija—. Miren, si no quieren ser informados sob... ¿Emily?

Pero entonces Tessa siguió la dirección de la mirada desconcertada de Brenner, y alcanzó a ver dos cabelleras oscuras ocultandose rápidamente detrás del Sofa.

—¡Jules y Karen Morrison! ¡Salgan ahora mismo detrás del so...!

Pero Tessa ya no escuchaba los gritos de Agatha Morrison. Su absoluta y completa atención estaba en los dos nombres que acaba de pronunciar la mujer.

«Jules y Karen»

¿Cuántas posibilidades había de que todo fuera una simple coincidencia? Muy pocas, pero habían.

Sin embargo en el momento en el que ambas niñas salieron de detrás del sofá con un gesto culpable en el rostro, Tessa sintió como todo su mundo se sacudía violentamente.

Esas niñas, sin duda alguna, eran su tía y su madre de niñas.

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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟐𝟐
 

Me iré lentamente y dejaré que procesen este capítulo con tranquilidad 👀

Y recuerden, todavía falta la segunda parte, donde más cosas serán reveladas gg

Btw, esto no tiene nada que ver con el capítulo pero si me gustaría aclarar algo para esos lectores que también leen a mi Babe -munsoncult ; como sabrán, ella tiene un historia llamada "Illicit affairs" con nuestro bebé Eddie y está a la par en cuestión de trama con Secrets; si ven cosas iguales o parecidas entre ambas historias, no se alarmen. Ni yo estoy plagiando a Leila ni ella me está plagiando a mi; Lo que pasa es que nos ayudamos mutuamente con la escritura de nuestros capítulos y en varías ocasiones a alguna de las dos nos cuesta narrar cierta parte de la historia y le pide a la otra leer lo que ella lleva para inspirarse.

Eso es algo que leila y yo hacemos para ayudarnos. Solo nosotras. Nadie más tiene permitido tomar mis ideas o las de Leila para sus historias (aclaro).

Gracias ✨

BARBS HARRINGTON

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