❝ Capítulo dieciocho² ❞
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▬ ▬▬ act two: chapter eighteen
❝ The calm before the storm ❞
The War zone era, sin duda alguna, una de las tiendas más grande de armas que Tessa alguna vez hubiera visto. Y eso que había visitado varias en California junto a Jules.
Desde la entrada tenían una vista bastante amplia de todo lo que la tienda les ofrecía. Pero para su pésima suerte parecía que medio Hawkins había decidido salir del pueblo para buscar suministros ese mismo día.
—No logramos evitar a los brutos enojados —señaló Robin sin apartar la mirada de la multitud.
—Lo mejor será hacer esto rápido —sugirió Nancy, a lo que todos estuvieron de acuerdo; ninguno lo había comentado en voz alta, pero el temor de que alguien en ese lugar encontrará la caravana escondida en la parte de atrás de la tienda y viera a Eddie, Leila, DJ, Dustin y Lucas ahi dentro los tenía alerta y preocupados.
—¿Saben que buscar? —les preguntó Tessa a todos, a lo que cada uno asintió y respondieron de forma positiva—. Bien, terminemos con esto.
Y dicho eso, se separaron para buscar los suministros que necesitarían para enfrentar a un asesino de otra dimensión.
Tessa camino pasillo por pasillo buscando cosas que sirvieran para protegerse tanto a ella como los demás, más la zona que había seleccionado no había sido la más acertada y pronto cambio de dirección; Al doblar por uno de los pasillo donde exhibian trampas para animales, divisó un cartel colgante que ponía "navajas" en el. Rápidamente se dirigió ahí y comenzó a examinar las diferentes navajas, dagas y cuchillos que tenían, buscando los más adecuados para la situación.
—Sé que sabes sobre armas y todo eso pero, ¿no será más rápido tomar lo que encuentres y ya? —cuestionó Max llegando junto a ella.
Tessa volteo a verla con una sonrisa ladeada y meneo la cabeza.
—Si fuera para una simple cacería en el bosque no habría tanto problema, pero estamos hablando de fabricar lanzas para criaturas de otro mundo, Max. Necesitamos buenos cuchillos con hojas adecuadas —y levantó el cuchillo que tenía en mano para mostrarselo—. Este es bueno para arrojar; la hoja tiene buen equilibrio y es ligera, el mango es algo pesado pero eso le dará fuerza al tiro... Podría servirme a mí —y entonces tomó otro diferente del estante y se lo entrego a Max—. Para las lanzas lo mejor será este tipo de cuchillo. La hoja es pesada pero resistente, lo cual es ideal para ensartar murciélagos demoniaticos.
Ambas rieron levemente y comenzaron a tomar varios de esos cuchillos.
—¿Has visto a Nancy? —le preguntó Tessa a la menor—. Debemos buscar las arm...
Pero entonces su mirada avellana se encontró con cierto chico que buscaba en la sección de ropa; Max volteo a verla por el repentino silencio y observó en la misma dirección que ella. Sonrió de lado y regresó su mirada a los cuchillos.
—Ve con él
Tessa se giró rápidamente hacia ella.
—¿Qué?
—Steve... ve con él.
Pero Tessa negó desviando la mirada hacia otra parte.
—No, ¿por qué iría con é...
—Tessa —la cortó Max y la nombrada volteo a verla; la menor la estaba observando con una pequeña sonrisa en labios. Pero está no era burlona o pícara, sino que demostraba apoyo y ánimo auténtico—. Sabes perfectamente el por qué.
Tessa suspiró y se mordió el labio inferior derecho antes mirar nuevamente en dirección a Steve.
—¿Es tan obvio?
Max se rió levemente y asintió.
— Si, los dos son tan obvios.
Su respuesta solo hizo que un torbellino de emociones creciera dentro de ella. Tessa inspiró profundo, intentando mitigar aquello, y asintió hacia Max.
—Esta bien, iré con él.
Y tras aquella declaración comenzó a caminar en dirección al chico sintiendo como su corazón se aceleraba con cada paso; Steve estaba mirando unas chamarras cuando Tessa lo saludo.
—Hey —saludó él de vuelta con una sonrisa.
—¿Ya elegiste algo? —le preguntó Tessa intentando iniciar una conversación con él; Steve meneo la cabeza y levantó la playera de camuflaje que tenía en mano.
—Solo esto, estaba buscando una chamarra pero no me decido por cual.
—¿Quieres ayuda? —preguntó ella.
Steve suspiró, aliviado, y asintió.
—Si porfavor.
Tessa sonrió y comenzó a buscar entre las chamarras que tenían enfrente bajo la mirada atenta de Steve; por más que lo intentaba él no lograba apartar su mirada de ella. Aún con el cabello despeinado, las manchas de mugre y tierra en su pálida piel y las ligeras bolsas oscuras debajo de sus ojos, Tessa seguía siendo hermosa para él.
—¿Qué te parece está? —le preguntó Tessa mostrándole una chamarra de aviador café—. Es de tu talla.
—Es perfecta —respondió Steve y la tomó de la percha—. Gracias Tess.
—De na... ¡Ey!—pero un fuerte empujón la había interrumpido y Tessa fue a estrellarse contra Steve, quien logró sujetarla a tiempo de que cayera.
—¡Ten cuidado! —le reclamó Steve con el ceño fruncido a la persona que la había empujado; está solo les lanzó una mirada de soslayo antes de alejarse por otro pasillo. Steve soltó un bufido y negó con la cabeza antes de voltearse hacia ella—. ¿Estás bien?
—Si, estoy bien —respondió ella levantando la mirada y encontrandose con el rostro de Steve muy cerca del suyo; tan cerca que podía sentir su suave respiración contra su piel; tan cerca que podía sentir el ritmo de su corazón acelerado sincronizado con el suyo; Una corriente eléctrica subió por toda su espina dorsal en cuanto vio como la mirada de Steve baja hacia sus labios.
Y tampoco tuvo que ser un genio para saber que ella quería estrellar sus labios contra los de él.
—Yo...
—Tess...
Pero ambos callaron y tragaron saliva, nerviosos, en cuanto la cercanía de sus rostros se redujo. Sus narices hicieron contacto y sus labios apenas estaban separados por un par de centímetros, casi rozandose, cuando el sonido de algo cayéndose detrás de ellos los asusto y ambos brincaron; Con ese repentino susto Tessa recuperó la compostura y retrocedió primero, cortando el contacto visual que se había formado entre ambos.
—Yo... Debo buscar a Nancy.
—Si, si... Yo... Buscaré a Robin —respondió Steve decepcionado, más no lo demostró.
Y sin decir nada más, ambos tomaron caminos diferentes sintiendo como su corazón se saldría de sus pechos.
En cuanto estuvo segura de que estaba lo bastante lejos para que Steve o alguno de sus amigos la viera, Tessa dejó salir todo el aire que había estado reteniendo en su interior desde que abandonó la sección de ropa.
—Mierda —masculló por lo bajo al recapitular lo que había pasado hace tan solo un par de minutos atrás. Habia estado apunto de besar a Steve. ¡Joder! ¡Iba a volver a sentir sus suaves labios contra los de ella y se había alejado!—. ¡Maldición!
Sin embargo Tessa era consciente de que no contaban con tiempo y debía enfocar su atención en lo importante: encontrar a Nancy para comprar dos buenas armas de fuego.
Más tarde podría seguir reprochandose por haber sido una cobarde y no haberlo besado cuando bien, esa pudo haber sido su última oportunidad.
—Mierda —repitió por lo bajo antes de seguir caminando para buscar a Nancy.
No obstante, otra maldición brotó de sus labios en cuanto sus ojos captaron la figura de la castaña en compañía de nada más y nada menos que Jason Carver; el rubio se encontraba hablando con su amiga, a la cual claramente se le veía incómoda y nerviosa con su presencia, a una distancia bastante prudente. No obstante, en cuanto el rubio comenzó a acercarse a Nancy, Tessa frunció el ceño y observó cautelosamente los movimientos del chico.
Tenía dos opciones: buscar a los demás y advertirles que debían irse, o ir y ayudar a Nancy a librarse de Jason.
Tessa se debatia entre esas opciones cuando de repente el rubio sujetó con fuerza la escopeta que Nancy tenía en mano y la miró con gesto que no le gustó nada a Tessa.
—Al diablo las opciones —masculló ella y se dirigió hacia el par cuando el gesto de Nancy se oscureció por algo que Jason le había dicho.
Con cada segundo que pasaba la tensión entre ambos aumentaba; Nancy lo único que quería era tomar las dos escopetas que había estado revisando y largarse de ahí cuando antes. Pero las preguntas de Jason sobre su hermano y el Club Hellfire comenzaban a molestarla. Tanto así que apretó su agarre a la escopeta y miró fríamente al rubio.
—No sé de qué hablas —le espetó ella respondiendo a sus interrogantes.
Sin embargo Jason no desistió.
—¿Y sus amigos? ¿Están aquí contigo? —cuestionó disminuyendo la cercanía entre ambos. Todo sus gestos solo indicaban una cosa: quería intimidarla para conseguir información. Cosa que Nancy no haría.
—¿Puedes soltarla? —le pidió ella sin romper el contacto visual con el de ojos azules. Más este parecía recio hacer lo que le estaba pidiendo—. Sueltala —espetó tajante.
—Solo respóndeme, Wheeler. ¿Sus amigos estan... —pero entonces su cuerpo se tenso de un momento a otro y Nancy lo miró ceñuda.
—Creo que te ha pedido que la sueltes, Carver —objetó alguien cerca del oído del rubio, quien apretó su mandíbula con fuerza sintiendo algo puntiagudo en su espalda baja—. Hazlo, o no me haré responsable de la daga que tengo en mano.
Jason, perplejo por la amenaza de la chica, soltó el cañón del arma de Nancy. Y en cuanto dejo de sentir el filo puntiagudo sobre su piel, se giró y confrontó a Tessa cara a cara.
—Jones —sonrió soncorronamente, —. Que sorpresa encontrarte aquí; Te he estado buscando.
—Bueno pues aquí estoy, Carver —respondió ella girando la daga en su mano derecha. Miró sobre el hombro del chico directo a Nancy—. ¿Estás bien, Nance?
—Si —respondió ella sintiendo alivio por dentro. Tessa asintió antes de regresar su atención al rubio.
—¿Y bien? ¿Para que me buscabas?
—Sabes perfectamente para que —respondió él.
Sin embargo Tessa lo miró con una mueca.
—Lo siento Carver, no me van los rubios de poco cerebro —respondio. Tessa escuchó como Nancy sofocaba una carcajada detrás del chico.
Jason, por otro lado, apretó la mandíbula y miró a Tessa con gesto duro.
—Primero muerto que interesarme en ti, Jones —espetó y luego se acercó más a ella—. Sabes bien de que habló; amboa sabemos perfectamente bien que lo estás encubriendo.
Pero Tessa se hizo la desentendida.
—De nuevo lo siento pero, ¿De qué me estas hablando?
—¡Munson! —escupió Jason fríamente mientras daba otro paso hacia ella—. ¡El asesino de tu amigo!
—Ah... —respondió ella fingiendo entendimiento. Más por dentro lo único que sentía era una tremenda rabia por la forma en que lo había llamado Jason; no obstante se encogió de hombros y miro a Jason con una mueca—. Sigo sin entender por qué piensas que yo se donde esta.
—No juegues conmigo, Jones —espetó él, harto—. Desde que Munson mato a Chrissy has estado desaparecida; No has ido al trabajo. Ni con tu psiquiatra, ni a tu tráiler. Leila ni siquiera sabía dónde estabas antes de que el friki la embrujara a ella y a Powell.
—Vaya —soltó ella con una sonrisa ladeada—. Además de intimidar a las chicas para que respondan lo que quieras, también las acosas. ¿Qué diría la gente del pueblo de su jugador estrella, Carver?
—¡Deja de jugar conmigo!
—No —refutó ella duramente y dio un paso hacia él—. Deja tu los juegos, Carver; eres tú el que está cazando a unos adolescentes por todo el pueblo solo porque juegan a un estúpido juego de fantasía; Eres tú el que está tan cerrado ante la idea de que a un chico que le gusta el heavy metal no sea más que un chico normal y corriente; eres tú el que se cree un héroe que busca justicia por su novia con una venda en los ojos; eres tú el que está jugando un juego que no va a poder ganar, Jason, porque la irá y la venganza están nublando tu juicio y no te llevará a nada bueno.
—¿Eso es una amenaza, Jones? —masculló Jason apretando los puños.
Pero Tessa levantó la comisura derecha de su boca y comenzó a rodear al chico para colocarse junto a Nancy y tomar la otra escopeta que había elegido.
—No, no es una amenaza, Carver —respondió levantando la escopeta para revisar el calibre y el peso. No obstante se giro hacia Jason y esté retrocedió un paso atrás cuando el cañón apunto a su pecho—. Pero si te daré una advertencia: acercarte a mis chicos y juro que no me haré responsable de lo que pase después —y con eso bajo el arma y volvió a ponerla sobre el mostrador—. ¿Disculpe, podría cobrarme estás dos escopetas? —y señaló también la de Nancy.
—Por supuesto —respondió el hombre del mostrador tras acercarse a ellos—. Serían $250 dolores —Tessa saco el dinero que había tomado de su tráiler antes de partir y se lo entrego—. Gracias por su compra, aquí están los 40 cartuchos.
—Gracias. Venga Nancy, debemos irnos —indicó Tessa entregándole su escopeta a la rizada. Se volvió una última vez a Jason y le sonrió cínicamente—. Bonita tarde, Carver.
Y se dirigió hacia la salida con Nancy.
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—¡¿Le apuntaste con el arma?! —inquirió DJ estupefacto desde la parte trasera de la caravana.
Tessa, sentada adelante junto a Steve, rodó los ojos y bufó.
—No es para tanto, no estaba cargada —repusó ella restandole importancia. Sin embargo tanto ella como Steve brincaron del susto cuando el moreno apareció de imprevisto en el espacio entre ambos asientos con gesto perplejo.
—Pero amenazaste a Jason Carver, Tessa. ¡A Jason Carver! ¿Sabes quienes son sus padres? —cuestionó él como si ella hubiera hecho un delito grave y no supiera que lo hizo. Tessa, entretanto, se encogió de hombros.
La verdad es que le importaba muy poco quienes eran los Carver.
—¡Sus padres son los mejores abogados de Hawkins! —respondió el moreno y soltó un resoplido—. ¡Jason podría demandarte por la amenaza que le diste!
—¿Puede hacer eso? —cuestionó Steve, ceñido y curioso.
DJ se encogió de hombros.
—La verdad no tengo idea —confesó—. Pero si lo hace... Estás perdida.
—Carver puede tener como padres a los mejores abogados de Hawkins. Pero yo tengo a Jules y a los mejores abogados del gobierno —respondió ella volteando a ver al moreno—. Que Jason intenté lo que sea, estaré preparada.
Y tras aquella declaración el moreno regresó con los demás y la caravana se quedó en silencio.
No fue hasta momentos después, cuando estaban a nada de llegar a Hawkins, que Nancy le pidió a Steve desviarse del camino hacia una carretera que ella conocía y que era poco frecuentada.
—Hay un campo enorme rodeado de árboles, ahí podemos ocultar la caravana en lo que preparamos las cosas —indicó la castaña.
Nadie tuvo objeción alguna con el plan de Nancy, por lo que siguiendo las indicaciones de está, Steve los condujo hasta dicho campo y estacionó la caravana un poco más adentro de este, fuera de la vista de la carretera por si alguien pasaba.
El grupo entero bajó junto con las cosas que habían comprado en The War Zone. Y tan pronto como tocaron el césped verde y brillante que la madre naturaleza les proporcionaba, cada uno se separó en grupos para comenzar a preparar las cosas.
La imagen de todo el conjunto era algo irónico, a decir verdad; el día estaba soleado, no había ninguna nube cubriendo de blanco el azul claro del cielo que se alzaba sobre ellos, y la brisa veraniega era excelente, por lo que no tenían ni calor ni frío. Pero a pesar de que el clima les gritaba a la cara «¡Hey, es un perfecto día de verano para divertirse!», todos y cada uno de ellos era consciente del inminente peligro que los acechaba.
Aún así, con el peligro respirandoles en la nuca, intentaron alejar todo pensamiento oscuro sobre lo que podría pasar en las próximas horas del día e intentaron relajarse lo más posible mientras fabricaban las armas.
Nancy y Max habían tomado las escopetas y se encargaban de cortar el cañon de estás, de forma que cuando las usarán ella y Tessa el disparo fuera más eficiente y certero. La idea la había tomado Nancy tras su no tan agradable plática con Jason.
Por otra parte, Lucas y Erica discutían como todo un par de hermanos adolescentes mientras intentaban armar unas improvisadas lanzas con palos de madera, los cuchillos que habían seleccionado Tessa y Max y unas cuerdas. De no ser por DJ, quien mantenía a raya a ambos hermanos para que sus discusiones no fueran una distracción, seguramente no tendrían a tiempo las lanzas.
Más adelante en el campo se encontraban Leila, Eddie y Dustin, quienes eran los encargados de crear unos escudos que los ayudarían en el plan de distracción contra los murciélagos. El trío se encontraba hurgando entre una caja de clavos y recolectaban los más afiliados de estos para luego martillarlos en las tres tapas redondas de botes de basura que consiguieron. Una idea bastante creativa de Leila, cabe aclarar.
Robin y Steve, por otro lado, estaban sentados justo fuera de la caravana robada y se encontraban preparando bombas Molotov con algunos trapos sucios y combustible que compraron en la tienda.
Y por último, pero no menos importante, estaba Tessa, quien se había apartado de todos junto con unas cuantas latas de cerveza vacía que encontró en la basura de la caravana. La chica se encontraba sentada sobre la hierba verde y observába fijamente la lata frente a ella con ceño fruncido.
—¿Qué está haciendo?
La pregunta de Robin hizo que Steve regresara su atención a lo que estaban haciendo, sin embargo ella también se había distraído al ver que Tessa no se había movido de su lugar desde que llegaron ahí. De no ser porque la veian resoplar o sacudir la cabeza de vez en cuando, pensarían que estaba de nuevo en trance.
—Intenta usar sus poderes —respondió Steve tomando la siguiente botella de cristal junto con el embudo que estaban usando para llenarlas—. El hacia eso, usaba latas vacías para practicar.
—Oh —respondió Robin antes de tomar el galón de combustible e inclinarlo sobre el embudo.
Ambos guardaron silencio hasta que Steve volvió a hablar.
—Sabes, no tiene sentido.
—¿Qué no tiene sentido? —preguntó Robin.
—Ese era Dan Shelter. Se graduó hace dos años —comentó Steve sacando a a relucir el tema de Vicky, la compañera de banda de Robin y la chica que hacía latir su corazón. Ah, y a quien habían visto en The War Zone junto con Dan, su novio.
—¿Y? —inquirió Robin.
—Que está en la univerdad —señaló Steve lo obvio—. Vino para el receso de primavera. Devolvieron picardías estudiantiles hace como... Una semana, ¿No? A menos que ella tenga un hermano cachondo, lo cual es posible. ¿O quizá le gusta mucho Judge Reinhold? No...
—Steve —lo detuvo Robin con gesto exhausto.
—¿Qué?
—No me importa —respondió ella—. Y a ti tampoco debería importante en esta situación. La verdad, este fue el momento ideal para enterarme de esto porque... Con el fin del mundo acercándose, mi vida amorosa se siente muy irrelevante —confesó ella.
Steve, comprendiendo exactamente lo que su mejor amiga estaba diciendo, asintió con la mirada en la botella.
—Si. Te entiendo, pero... No pierdo la esperanza —y le entrego la bomba Molotov ya lista.
Robin suspiro y la tomó para ponerla junto a las otras mientras proseguía con la conversación:
—No todo tiene un final feliz —dijo ella.
—Si, créeme. Lo sé —respondió él e inevitablemente miró de reojo a la chica que seguia intentando mover la lata vacía.
Robin soltó una pequeña risa junto a él a la vez que seguía su mirada.
—No hablo de un romance fallido, Steve —indicó ella vertiendo el combustible en otra botella. —. Solo que...tengo la terrible... Sensación constante de que quizá está vez no salga todo bien.
—¿Crees que no deberíamos hacer esto? —le preguntó Steve.
—Creo que estamos totalmente locos, pero... Si no lo paramos nosotros, ¿Quién lo hará? —y voltearon a ver a los demás; Nancy y Max se encontraban probando las escopetas ya cortadas; Eddie, Leila y Dustin se encontraban jugando con los escudos como todo un trio de niños, y los hermanos Sinclair y DJ habían terminado las lanzas y estaban probando que los cuchillos estuvieran bien sujetos. La única que seguía sentada y sin moverse era Tessa—. Tenemos que intentarlo, ¿No? —preguntó Robin sintiendo una cálida sensación en el pecho al ver que estaban todos juntos en eso.
—Si —concordó Steve. Entonces sujeto con firmeza la botella que habían terminado de ponerle el trapo y la inclinado hacia Robin—. Por matar a vecna.
Robin sonrió y tomo otra de las botellas ya preparadas detrás de ella.
—Alias Henry —respondió ella inclinando la botella hacia él.
—Alias uno —agregó Steve y ambos chocaron las botellas como si se tratara de un brindis para luego reanudar su tarea. Estaban terminando su quinta bomba Molotov cuando DJ se acercó a ambos y se dejó caer sobre la hierba.
—Ahora recuerdo porque nunca quise tener hermanos —comentó el moreno.
Robin y steve intercambiaron una mirada curiosa.
—¿Por qué no? —pregunto ella.
—Porque estaríamos discutiendo todo el tiempo como ese par —y señaló a los hermanos Sinclair—. Enserio esos chicos son bipolares; primero parecía que iban a ahorcarse el uno al otro y después se dicen cosas gentiles de hermanos; Uno creería que tras eso dejarían de discutir, pero entonces uno dice un comentario que al otro no le gustó y vuelve a arder Troya. Enserio, no sé cómo aguantan ustedes a esos niños... O más bien adolescentes.
—Te acostumbras —respondió Steve con una pequeña sonrisa—. Incluso llegas a tomarles cariño.
—Y vaya que si —afirmó Robin—. Tanto así que les consigues entradas gratis al cine por un tiempo.
Steve se rió más fuerte y asintió.
—Asi es —afirmó él y se dirigió nuevamente al chico—. Tendrás que acostumbrarte a ellos, Powell. Porque seráz el adulto responsable de ellos y Max en la Casa Creel.
DJ inspiró y apoyo la cabeza sobre el césped, mirando el cielo azul.
—Lo sé Harrington, lo sé. Y descuida, sé lo importante que son para ti y Tessa, así que los cuidare con mi vida—agregó él con una sonrisa. Y Steve le creyó—. ¿Cuánto tiempo más estará observando esa lata? —preguntó y tanto Robin como Steve voltearon a ver a Tessa.
—Hasta que logré moverla —respondió él.
—En las historietas, normalmente los poderes de los superhéroes están ligados a sus emociones.
—¿Y eso que tiene ver con ella? —inquirió Steve sin entender.
DJ resopló y puso los ojos en blanco antes de sentarse.
—Que tal vez toda la información que Vecna le dio en su trance la termino abrumando —explicó él—. No es por nada, pero si yo me enterará que mi padre es el que está detrás de todos estos asesinatos, y el posible fin del mundo... No estaría tranquilo. Estaría aterrado.
—¿Crees que eso está bloqueando sus poderes? —preguntó Robin. DJ asintió.
—Quizás... O tal vez el casi beso con cierto chico la tiene distraída —y miró a Steve, quien se atragantó con su saliva ante el comentario de DJ y bajo la mirada hacia sus botas.
—¿Cómo...?
— Erica los vio. Nos contó a Lucas y a mi lo que casi pasa entre ustedes —respondió él mirando con una sonrisa pícara a Steve. Robin, quien no se había enterado de eso, volteo a ver a su mejor amigo con los ojos abiertos.
—¡¿Tu y Tessa casi se besan?!
—Shhh... Tampoco tiene que gritarlo —replicó Steve para luego mirar a Robin con una ligera mueca en los labios—. Pero si, casi nos besamos.
—Pero el cobarde la dejo ir cuando un ruido los asusto a ambos —contó DJ.
Steve resopló.
—En primera: no soy un cobarde. Y en segundo: ella retrocedió, no yo —aclaró él.
—¿Pero acaso la detuviste? —le preguntó DJ, a lo que Steve nego—. Ahí está mi punto, la dejaste ir Harrington.
—Tu no estabas ahí, Powell —repusó Steve—. Tu no viste como retrocedió de golpe; fue como si... Como si estar cerca de mi fuera doloroso para ella.
—Y no te has puesto a pensar en que... ¿Tal vez si es asi? —pero tanto Steve como Robin lo miraron sin entender. Por lo que prosiguió a explicarse—. Mira, desde que tú y ella terminaron, la he escuchado llorar por las noches, mientras duerme. Al principio Leila y yo creimos que soñaba algo con su familia, o con Hopper, pues teníamos entendido que fue alguien importante en su vida —volteo a ver a su amiga por un momento y regresó su mirada hacia ambos con un gesto decaído—. Pero entonces comenzó a murmurar en sueños... Y ella siempre te llamaba, Harrington —confesó DJ mirando a Steve, quien al oir eso sintió como su corazón brincaba dentro de su pecho. El moreno continúo—. Nunca quiso hablar al respecto, pero por la forma en que te llamaba... Parecía estar... sufriendo; como si algo malo te estuviera pasando enfrente de ella y no pudiera ayudarte. Y créeme, Harrington, sé de lo que hablo. Yo llamaba de ese mismo modo a mi madre cuando estaba internada en el hospital por el cáncer.
Ambos chicos miraron apenados al moreno. No conocían toda la historia de la familia de DJ, pero si llegaron a oír que la esposa de la mano derecha del Sheriff, en aquel entonces, había ingresado al hospital de Hawkins por cáncer en el hígado.
Murió tras semanas de lucha contra la enfermedad.
—Asi que... Sea lo que sea que soñaba contigo, Harrington, era doloroso para ella. Y por eso creo que, cuando está cerca de ti, ella sufre de cierto modo, pues los sueños la traumaron hasta cierto punto —concluyó el moreno.
Steve, conmocionado ante aquella información, se levantó y comenzó a alejarse con dirección a Tessa. Pero antes de que diera dos pasos más, DJ lo llamo.
—Ella te sigue queriendo, Harrington. Solo que tiene miedo.
Y tras decir eso, dejó que Steve se alejará y se acercara a Tessa, quien al oir pasos cerca de ella dejo de mirar la lata y alzo la mirada hacia él.
—Hey —saludó Steve sentándose en la hierba frente ella y con las piernas estiradas.
—Hey —saludó ella cansada de fallidos intentos.
—¿Cómo vas con eso? —le preguntó él señalando la lata, pero Tessa la miró con una mueca y negó con la cabeza.
—Nada bien —confesó, a lo que Steve la miró con comprensión.
—Es una lástima que El no esté aquí. Ella podría enseñarte a usarlos.
—Justo eso estaba pensando hace unos momentos —reveló ella—. Tal vez no sea mala idea ir a Lenora cuando todo esto acabe.
—¿Hablas de irte, irte? —preguntó Steve sintiendo una punzada en el pecho. La simple idea de que Tessa se fuera, de nuevo, le dolía.
Pero Tessa meneó la cabeza y lo miro con una pequeña sonrisa.
— Dependiendo cuánto tiempo pueda recibirme Joyce.
—Pero... Volverías, ¿No?
Sin embargo ella no respondió enseguida y eso le preocupó a Steve. Tessa desvío la mirada hacia el campo verde que se extendia muy por enfrente de ellos e inspiró profundamente la brisa veraniega antes de responder.
—Si te soy sincera, la idea de irme ha cruzado por mi mente en los últimos meses; yo... creí que había superado mis traumas. Creí que podría vivir tranquila aquí, en el pueblo, sin el dolor de los recuerdos pero... —su voz flanqueo—, con todo lo que ha pasado, y he descubierto: mis padres, Vecna, mis poderes... yo... estoy llegando a pensar que no sé si podré continuar soportandolo. Es Muy doloroso Steve. La verdad duele.
Pero ella no fue consciente de que sus ojos estaban cristalizados hasta que sintió una lágrima cayendo por su pálida mejilla. Sin embargo está no llego a la altura de su nariz cuando Steve alargó la mano y se la quitó con suave gesto; el contacto de su piel contra su mejilla causo todo un torbellino dentro de ella. Una sensación cálida y cosquilleante que solo sentía con él.
Tessa desvío su mirada hacia él.
—Duele, es cierto —afirmó Steve—. Has sufrido tanto estos años que es admirable ver cómo aún sigues adelante. Pero no tienes que llevar todo ese dolor tu sola, Tess. Nos tienes a nosotros —miro a todos los chicos esparcidos por el campo—. Me tienes a mi. Siempre me tendrás a mi.
Y en un acto valiente, tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella. Sonrió con cierta vergüenza y miró Tessa fijamente a los ojos.
—Si decides quedarte, estaré aquí para ti. Porque no pienso irme a ninguna parte.
—¿Lo prometes? —musitó ella sintiendo como su corazón se saldría de su pecho en cualquier momento.
Steve asintió.
—Lo prometo.
Y si Tessa pudiera, detendría el tiempo en ese preciso momento. Ahí, sosteniendo la mano de Steve y viendo como el grupo entero se divertía por un corto periodo de tiempo, rodeado de una tranquilidad embriagadora que no quería dejar de sentir; una tranquilidad que no habían sentido desde hace una semana, que fue cuando comenzó toda esa travesía. En aquel momento eran solo un grupo de jóvenes que pasaban el rato juntos, sin ninguna clase de peso sobre sus hombros.
Era la calma antes de la tormenta.
Pero lamentablemente esa calma no podía durar para siempre, y cada uno era muy consciente de eso.
—Es tiempo —anunció Nancy en voz alta para que todos pudiera oírla.
Y con esas dos simples palabras, el grupo entero se puso nuevamente en movimiento.
—Venga, debemos ponernos los chalecos —le indicó Steve y ambos se levantaron a la vez que sus manos se separaban.
No tardaron más que unos cuantos minutos en cambiarse la ropa a una más adecuada para pelear en el Upside Down. Y los únicos que no necesitaban ponerse protección eran los que se quedarían en el Hawkins real, por lo que una vez que estuvieron listo y el azul del cielo comenzó a tornarse a naranja, el grupo entero regreso a la caravana para ponerse nuevamente en marcha. Y a medida que avanzaban por la desolada carretera, el clima alrededor del grupo fue tornándose cada vez más sombrío y silencioso, tanto así que casi se podían oír los latidos de cada uno ahí dentro.
Pero lo único que realmente se escuchaba eran sus propias respiraciones; cada uno sumido en sus propios pensamientos sobre lo que podría o no pasar a continuación. La incertidumbre eran tan abrumadora, que lo único que querían era que todo terminara de una buena vez para regresar a sus hogares y descansar.
Aunque también dudaban que pudieran descansar del todo tras cumplír aquella misión.
Los minutos pasaron lentamente y muy pronto dejaron atrás el letrero de bienvenida a Hawkins y se adentraron en las calles del pueblo. Y mediante iban a acercándose a la vieja Casa Creel, la realidad comenzó a ser más densa en sus mentes.
Iban a hacerlo.
Iban a enfrentar a Vecna.
Iban a ir a buscarlo en su propio terreno y tal vez no todo saldría como lo planearon. Era un riesgo, por supuesto, pero todos estaban dispuestos a tomar el riesgo que sea con tal de matar a aquél hijo de puta.
Finalmente Steve detuvo la caravana frente a la casa de los Creel. Y Max, Lucas, Erica y DJ se incorporaron y comenzaron a bajar uno por uno. Tess abrió la ventana junto a ella y le pidió a Steve un aguardar un momento antes de irse.
―Hey, Max —llamó a la pelirroja y está se acercó a la ventana de ella—. Todavía hay tiempo de cambiar de opinión.
Pero Max la miró con reproche y negó.
—No pasará, Tessa.
Suspiro, rendida y asintió.
—Supuse que dirías eso —respondió Tessa y le echó una rápida mirada a la casa antes de regresar la mirada a Max—. Ten cuidado, porfavor.
—Voy a estar bien, Tessa —aseguró ella—. Ya se los dije, sí sobreviví una vez, puedo hacerlo de nuevo.
Y Tessa quiso creerle.
—DJ... —el moreno volteo a verla—. Cuídalos, o juro que esa colección tuya de ABBA desaparecerá de tu habitación.
El moreno, con mirada nerviosa, asintió e hizo un gesto de soldado.
—Si señora. Con mi vida.
Tessa le hizo un gesto con la cabeza y volteo a ver a Max una última vez antes de separarse.
—Cuidate. Te amo Maxie.
—Y yo a ti, Tessie.
Y tras un último apretón de manos, la caravana se puso en marcha y dejaron a los chicos atrás para marchar hacia la batalla.
Era hora de regresar al Upside Down.
Ya estamos a nada de terminar, LLORO 😭
Un capítulo más y les traigo el Epílogo 🥺
Dejen aquí sus teorías de lo que podría pasar en el último capítulo 👀
Btw, ya vieron el Booktrailer oficial de este Segundo acto? Aquí se los dejo abajo ↓
BARBS HARRINGTON
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