❝ Capítulo Diecinueve ❞
🍨⚓ ࣪˖ 𓄴 SECRETS presents to you
▬ ▬▬ chapter nineteen
❝ the battle of starcourt ❞
— Familia Griswold, aquí tropa Scoops, ¿Me copian? Cambio.
A buena hora respondían aquellos.
— Familia Griswold, repito, aquí tropa Scoops, ¿Me copian? .... ¡Familia Griswold! ¿Me copian?... ¿Me Co...
Todo mi cuerpo se estremeció cuando un brutal chillido surgió de aquella criatura, cortando la voz de Dustin en la radio.
No podía mentir, estaba asustada. No, aterrada sería la mejor expresión. Esa cosa era inmensa y grotesca. Con solo saber que todo su cuerpo estaba conformado por personas derretidas me causaba náuseas.
Debía pensar una forma rápida y segura de sacar a Max, Eleven y a Mike de aquí. Estaba segura que Nancy y Jonathan se encargarían de Lucas y a Will por lo tanto yo debía hacerme cargo de ellos tres.
Estaba a apunto de asomar mi cabeza por encima del puesto en donde estábamos ocultos, cuando un gruñido se escuchó cerca y detuvo mi movimiento; El desuellamentes estaba justo al lado del puesto donde nos encontrábamos.
Tanto yo como los niños contuvimos el aliento, como si eso evitará que pudiera oirnos. El suelo bajo nosotros retumbó con más fuerza y pronto escuchamos la respiración del desuellamentes sobre nosotros. La sangre se me heló cuando creí que nos había descubierto, pero entonces sentimos como esté se alejaba de dónde estábamos.
Esperé un minuto antes de asomarme por encima de la barra. El monstruo se dirigía a la zona de comida, donde los demás estaban. Esperaba que estuvieran bien ocultos.
Mike, quien estaba en medio de Max y El, también se asomó. Ambos volvimos a agacharnos.
—Se alejó — susurré.
—Si subimos ahora, lo lograremos —agregó Mike.
Max, junto a él, negó.
—No con El así —señaló Max.
—Debemos intentarlo— insistió Mike.
—Yo puedo llevarla en mi espalda — aseguré.
Pero entonces Eleven negó.
—Hay otra forma de salir —dijo ella—. Por Gap.
Lo pensé. La tienda estaba justo a nuestro lado. Era la vía más cercana. Volví a asomarme, el desuellamentes estaba distraído.
—Está bien —acepté—. Ahora.
Los tres salieron corrieron hacia la tienda y justo cuando los iba a seguir mi pie quedó atorado en unas cuerdas que habían en el piso del local. Volteé a ver al monstruo y luego a los chicos con desesperación, mis manos temblaban mientras intentaba liberar mi pie.
Max fue la que se dio cuenta que no los estaba siguiendo e iban a regresar a ayudarme pero les hice señas bruscas para que continuará sin mi.
Los tres dudaron, pero al final salieron corriendo cuando vieron que la criatura los podía ver en cualquier momento.
Continúe mi trabajo de liberarme de aquella cuerda y cuando estuve libre y lista para echarme a correr detrás de ellos, el sonido de algo cayéndose se escuchó por todo el lugar. Me quedé helada cuando miré hacia Gap.
Los chicos habían tirado un aparador, llamando la atención del monstruo, el cual gruño y se apresuró a ir hacia ellos.
Retrocedí evitando que pudiera verme, la criatura me estaba dando la espalda por lo que empecé a gatear cuidadosamente hacia el otro lado del centro, justo hacia el área de comida. Cada segundo pasada, mi corazón latía más desenfrenadamente.
Llegué hasta donde Jonathan y los demás estaban ocultos, detrás del auto destruido.
—¿Dónde están los demás? —me preguntó Nancy al verme ahí.
— En Gap; No logré llegar a tiempo.
Los cuatro me miraron preocupados, debíamos hacer algo rápido
El lugar era un desastre; el gran techo del centro comercial estaba destrozado y las luces no paraban de hacer corto circuito.
Jonathan se elevó un poco para ver lo que pasaba al otro lado del centro comercial y yo me asome también; el desuellamentes aún estaba registrando la tienda Gap.
Eso quería decir que todavía no los había encontrado. Pero eso tampoco significaba que les quedará mucho tiempo.
—Mierda —exclamó Jonathan.
—Debemos ayudarles —musite en voz queda.
—¿Pero cómo? —preguntó Will.
Entonces Lucas saco su resortera y Nancy lo sostuvo del brazo.
—¿Qué hacés? —inquirió ella.
—Descuida —dijo él.
Entonces Lucas se levantó y apunto con su resortera hacia la criatura. Estaba apunto de protestar que aquello no era una buena idea cuando esté soltó un suspiro y rápidamente disparó cambiando la dirección a último segundo. Al otro lado de la tienda donde estaban los chicos, un globo reventó fuertemente.
Jale a Lucas justo cuando la criatura soltaba un chillido. Esperamos un par de segundos y entonces Jonathan volvió a asomarse por encima del auto.
—¡Rápido! ¡Rápido! —nos indicó él señalando el local de comida de enfrente.
Rápidamente los cinco nos levantamos y brincamos la barra de comida para correr al interior del local, donde abrimos la puerta que conducía a la zona de almacenes del centro comercial. Subimos las escaleras y corrimos por el pasillo hasta la puerta de emergencia que había al final.
De este modo logramos salir al exterior del centro comercial y corrímos hacia el auto de los Wheeler.
Solo esperaba que los demás estuvieran a salvo.
Llegamos hacia el auto, que aún tenía el capo abierto y Jonathan empezo a colocar el cable faltante en su lugar cuando las luces del auto de Billy brillaron a lo lejos.
—Mierda —masculló Jonathan.
Entonces reaccioné. Puede que Billy y yo hayamos compartido una historia en el pasado, pero los niños y Jonathan habían llegado primero y eran mi prioridad en aquel momento.
Saque mi arma, camine hasta colocarme al costado del auto y apunte al Camaro de Billy
—Arranca el auto, ¡Rápido! —exclamó Nancy y se colocó a mí lado.
No voltee a verla. No podía apartar mi mirada de aquel auto azul. No lograba ver a su conductor, pero mantenía la esperanza de que él si pudiera verme a mi y se detuviera.
No lo hizo. Billy arrancó su auto y se dirigió a toda velocidad hacia nosotros.
Podia escuchar los movimientos de Jonathan detrás nuestro, tratando de encender el auto.
—¡Vamos! ¡Debemos irnos! —grito Lucas desde el interior del auto.
Cuando vi que Billy no se detendría, inspire profundo para lo que iba hacer; No quería lastimarlo, ni mucho menos matarlo, pero no dejaría que ninguno de mis amigos saliera herido.
No por él.
Comencé a disparar y pronto Wheeler me siguió; disparo tras disparó su auto se acercaba cada vez más a nosotros. Los gritos de Lucas y las quejas de Jonathan quedaban amortiguados por el resonar de las balar y el rugido del motor que cada vez se acercaba más nosotros.
El arma de Nancy pronto se quedó sin balas, pero yo continue disparando, esperanzada de que Billy se detuviera.
No lo hizo.
Las luces del auto se hicieron más grande, estaba a solo unos metros de darnos. Nancy soltó un gritó y se cubrió para el impacto, pero yo me mantuve firme y apunte directamente hacia la llanta delantera.
Justo cuando disparé, Billy perdió el control del auto, pero en ese mismo momento otro auto salió de la nada e impactó contra suyo, mandándolo lejos de donde estábamos.
Apenas logré distinguir a Steve y a Robin en el otro auto, cuando el Camaro azul empezó a incendiarse con Billy inconsciente dentro.
Mis pies se movieron sin pensarlo. Corrí hacia su auto para ver qué estuviera bien. El cristal estaba roto, y Billy estaba inconciente en el asiento delantero; estaba terriblemente pálido y lo único que resaltaban eran sus venas negras. Tenía bolsas dejando de sus ojos tan oscuras que lo hacían lucir demacrado y cansado. Y gracias al golpe del auto, en un costado de su cabeza, escurría un hilo de sangre.
No les voy mentir.... Me dolió verlo así. Tomé la manija de la puerta para sacarlo de ahí pero entonces el gritó de Steve me alertó.
—¡Tessa!
Entonces la vi, la criatura estaba subiendo al techo del centro comercial y nos está buscando. Volteé a ver a Billy y una lágrima de impotencia se deslizó por mi mejilla.
— Lo lamento —musite.
Y salí corriendo hacia el auto donde los demás me esperaban; cerré la puerta de la cajuela detrás mío y Jonathan aceleró; el auto de Billy se fue perdiendo de mi vista mientras más nos alejabamos, pero el desuellamentes nos perseguía.
—¡Más rápido Jonathan! —grité viendo por el cristal.
Jonathan aceleró.
—¿Qué diablos pasó? ¿Por qué no se fueron de ahí? —preguntó Steve viéndome.
—Íbamos a hacerlo pero Billy arranco el cable de encendido del auto y tuvimos que regresar dentro para conseguir otro. En eso la criatura llegó.
—¿Dónde están los demás niños? —preguntó Robin.
—Están bien, lograron esconderse —le dije—, pero se quedaron allá. ¡Jonathan acelera!
—¡Eso hago!
Los tres vimos por el ventana trasera, el desuellamentes venía siguiéndonos los talones.
Mi corazón estaba tan acelerado que apenas lograba respirar con normalidad. Los tres estábamos algo apretados ahí atrás pero no lo suficiente como para impedir movernos. A tientas busque la mano de Steve y esté de inmediato entrelazó nuestros dedos.
Me alegraba profundamente ver qué estaba bien.
La tensión en el auto se podía cortar con un cuchillo. Todos estábamos asustados por la criatura que nos venía perseguiendo.
Estábamos tan silenciosos, que cuando la radio comenzó a sonar, nos sobresaltamos un poco.
—Dustybun, ¿Me copias?
—Te copio, Suziepooh. Ahora te oigo mucho mejor, gracias.
Steve, Robin y yo intercambiamos miradas incrédulas.
—Suzie —dijimos al unísono sorprendidos.
Suzie era real. ¡Dustin si que tenía novia!
— Escucha; ¿Sabes la constante de Planck? —le preguntó Dustin a la niña.
—¿Sabes que la tierra órbita el sol? —respondió ella irónicamente.
—Bien, sé que comienza con dos seis. ¿Cómo sigue?
—Ok, A ver si entiendo bien. No sé nada de ti en una semana, ¿Y ahora quieres una ecuación que tú deberás saber para salvar el mundo?
Pero que niña tan...
—Suziepooh, juro que te compensaré lo antes posible.
— Puedes compensarme ahora.
Miré a Steve de reojo. Estaba tan asombrado cómo yo que no podía dejar de ver la radio.
—¿Qué?
— Quiero oírla
Fruncí el ceño. No sabía de qué rayos estaban hablando pero aquel no era el momento de estarse confesando su amor. La constante de Planck era el código de acceso de la bóveda de la base rusa. Si Dustin la necesitaba era porque Hopper, Joyce y Murray también lo hacían.
—Ahora no —respondió Dustin.
— Si, ahora, Dustybun —exigió Suzie.
—Suziepooh, esto es urgente.
—Si, quieres salvar al mundo. Ya te escuché, pero Ged quiere salvar Terramar y enfrentará a la sombra, así que Suzie, fuera.
Tomé la radio de las manos de Robin para decirle a la mocosa que dejara de lado el libro y que le dijera a Dustybun la maldita constante de una buena vez por todas pero Steve me detuvo y me quitó la radio.
—¡Hey! —proteste.
—¡Espera! Está bien, está bien —aceptó Dustin al otro lado de la radio.
Entonces la radio se quedó en silencio por un momento.
Iba a tomar la radio al ver que nadie respondía pero en eso la voz de Dustin se volvió a escuchar.
Pero no de la forma en que esperaba:
—Turn around —cantó—. Look at what you see.
In her face, the mirror of your dreams
Me quedé perpleja por no decir pendejada. Esto debía ser una jodida broma; voltee a ver incrédula a Steve y a Robin pero ellos lucían igual de perplejos que yo.
—Make believe I'm everywhere
Given in the light
Written on the pages
Is the answer to a never ending story
Ah....
—Reach the stars
Fly a fantasy
Dream a dream
And what you see will be.
Estábamos siendo perseguidos por una criatura de otra dimensión y ellos se habían puesto a cantar en medio de la persecución. Todos en el coche intercambiamos miradas sin saber que decir o hacer.
Ninguno podía salir del asombró.
No quería imaginarme cómo deberían estar Hopper, Joyce y Murray allá abajo.
—Rhymes that keep their secrets
Will unfold behind the clouds
And there upon a rainbow
Is the answer to a never ending story
Ah
Story
Ah.....
Para mí alivió dejaron de cantar. Y no se confundan, tal vez si no estuvieramos en medio de una persecución hubiera disfrutado oir a Dustin cantar, pero de nuevo.
¡Aquel no era el maldito momento!
— La constante de Planck es 6,62607004.
Suspiré aliviada.
—Acabas de salvar al mundo — le dijo Dustin.
— Como te extrañó, Dustybun.
— yo más Suziepooh.
—Yo más, multiplicado por todas las estrellas de la galaxia.
—No, yo más... —pero la voz de Dustin se cortó.
No sabía que pensar al respecto: tal vez alivió porque ambos dejaron de ser tan empalagosos, o preocupación por el repentino corte en la radio de Dustin.
El auto se quedó en silencio. Nadie sabía que decir tras aquel repentino y extraño momento. Estaba apunto de soltar un comentario gracioso para romper el ambiente, cuando vi que la criatura se detenía y daba la vuelta.
—Está dando la vuelta —advertí.
—¿Qué? —inquirió Nancy.
—¡Está dando la vuelta! —repitió Steve.
— Quizá lo cansamos —opinó Lucas.
—No lo creo —dijo Jonathan—, sujetense.
Entonces el auto giro bruscamente y comenzamos a perseguir al desuellamentes.
—¿Por qué está volviendo? —preguntó Robin.
Pero ni yo ni nadie supo que responder. El desuellamentes no tenía motivos para....
Entonces caí en cuenta de algo.
—Dijeron que esa cosa está conectada a Billy, ¿No?
—Si —respondió Nancy.
Lo comprendí al instante. Billy había despertado y había encontrado a los chicos.
El desuellamentes había vuelto por Eleven.
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Narrador omnisciente
Eleven, Mike y Max corrían por los pasillos de las bodegas del centro comercial; Billy, el hermanastro de la pelirroja, los había visto al salir y ahora los estaba persiguiendo.
La escena en si era como una película de terror: los tres niños corriendo por unos pasillos donde las luces tenían corto circuito y se prendían y apagaban repetidamente.
Por otro lado, muy por debajo de ellos, Hopper y Joyce habían llegado a la sala de controles de la máquina y al portal que estaba abriendo; La mujer no podía dejar de mirar, impactada, a la máquina al otro lado del cristal. Está estaba lanzando chispas y humo.
—Oye... —Joyce volteó hacia Hopper—. ¿Le ponemos fin a esto?
Ella asintió.
De vuelta a la superficie, los tres niños seguían huyendo.
—Por aquí.
Llegaron hasta una puerta y Mike presionó el botón para abrirla, pero esta no se abrió. Volvió a presionar el botón una y otra vez pero está se mantenía cerrada.
El sonido de una puerta al otro lado del pasillo les advirtió de la presencia de Billy. Max se asomó por la esquina y lo vio caminar hacia ellos.
—Billy... —musitó temblorosa al verlo—. Billy, no tienes que hacer esto —le pidió ella—. Billy. Te llamas Billy Hargrove, Vives en Cherry Lane 4819.
»Billy, Por favor, Soy Max, tu...
Pero el chico la golpeó en el rostro y la dejo inconciente. El mayor se precipitó hacia Eleven pero Mike se interpuso para detenerlo. No obstante Billy lo empujó contra unos tubos y el chico cayó inconciente al suelo tras golpearse la cabeza con ellos.
Eleven grito e intento activar su poderes para atacarlo pero Billy tomo su mano, sujeto su cabeza con la otra y la estrelló contra la pared. Luego la aventó hacia otra y dejó inconsciente a la castaña.
Sin detenerse a ver lo que hizo, Billy tomo a la chica y se la cargo sobre el hombro. Comenzó a alejarse por pasillo sin voltear a ver al par de chicos que había dejado inconsciente en aquel lugar.
Abajo, en la sala de control rusa, Hopper y Joyce se colocaron cada uno frente a un panel, donde debían colocar las llaves que pondrían fin a todo.
— ¿Todo listo por ahí Murray? —le preguntó Hopper por la radio.
—Si, pero hay compañía, y me encantaría que la eliminarás —respondió él.
— Lo haré. Resiste.
Dejó la radio a un lado e inserto la llave. Joyce imitó su acción y ambos se voltearon a ver.
— A la cuenta de tres —le dijo él.
Ella asintió.
— Uno...Dos ... — Pero se volteó rápido cuando captó un movimento.
El hombre ruso que los había estado cazado y que había matado Alexei en la feria, arremetió con Hopper. Joyce, atónita ante su repentina interferencia, corrió hacia el arma que había soltado Hopper pero el ruso la detuvo y la aventó contra un panel de controles.
—Encontré a los estadounidenses — advirtió por la radio pero Hopper se lanzó sobre él y empezaron una pelea.
Billy abrió la puerta fuertemente y cruzó la recepción de Scoops Ahoy. Cuando llegó a la reja que mantenía el local cerrado por las noches, la tomo por debajo y la alzo sin el más mínimo esfuerzo.
Cruzó el pasillo y depósito a Eleven en el suelo, quien estaba medio consciente pero algo aturdido por el golpe.
—No tengas miedo — le murmuró Billy al oído—. Pronto acabará todo —Eleven abrió los ojos desorientada—. Intenta no moverte.
Entonces el chico desvío la mirada hacia arriba y un gruñido se escuchó por todo el centro comercial. El siguió la dirección de su mirada y logro distinguir la silueta del desuellamentes en el techo.
Billy se incorporó y recibió a la criatura, la cual bajaba por el hueco que momentos atrás el mismo había hecho. Eleven, asustada, trato de retroceder, pero su pierna lastimada y las pocas energías que tenia se lo impidieron del todo.
Cuando el desuellamentes por fin estuvo cerca de ellos, abrió su enorme boca y de ella surgió una larga lengua con una garra en la punta, está tenia forma de tentáculo y estaba lista para atacarla.
Pero entonces algo impactó contra la criatura y una explosión de colores la envolvió, haciéndola chillar de enojo.
—¡Desuella esto, monstruo de mierda! —gritó Lucas desde el barandal del segundo piso y lanzó otro fuego artificial hacia la criatura dándole justo en la boca.
De este modo la batalla dio inicio; el grupo se había dispersado por todo el segundo piso y lanzaba los cohetes desde diferentes direcciones.
El desuellamentes rugía y se movía enojada. Intentaba atacarlos pero cuando volteaba hacia uno grupo, otro más le disparaba desde atrás o por los costados.
—¡Imbécil! ¡Por aquí! —grito Steve. Él, Tessa y Robin le lanzaron al mismo tiempo tres explosivos en la boca.
La criatura chilló, pero no fue el único. Tessa, quien había alcanzado a oír el otro grito, desvío su mirada hacia abajo, justo en frente del local donde trabajaba, y vio a Billy retorcerse y gritar de dolor.
Intercalo su mirada entre el chico y la criatura, y reparo en que Billy no solo estaba siendo controlado por el monstruo, sino que estaba unido de alguna forma a él.
Billy estaba sintiendo todo aquel dolor.
Vio a Billy caer al suelo, retorciéndose y gritando. Pero también vislumbró a Eleven tumbada en el suelo. Está intento alejarse de ahí pero Billy la agarró del tobillo y la arrastró de regreso.
Con horror vio como Billy tomaba a la niña del cuello y la aventaba contra el suelo.
— ¡Dustin! ¡No hay más tiempo! —escuchó a Steve gritar por la radio. Sus municiones se estaban agotando.
— ¡De prisa! ¡Cierren el portal ahora! —grito el ruloso por la radio siendo escuchado por Joyce, quien había logrado incorporarse y observaba a Hopper y al asesino ruso luchar a un costado de la máquina.
Joyce debía girar las llaves, era la única que podía hacerlo; se quitó el cinturón, amarró un costado de éste a una llave y se estiró para tomar la otra.
—¡Vamos! —rugió ella estirando su mano hacia el panel.
Ni ella, ni Hopper ni Murray eran conscientes de la batalla que se había desatado arriba.
No eran conscientes de la encrucijada en la que estaba Tessa; seguir atacando al desuellamentes, o intentar salvar a Eleven y a Billy.
Por otro lado Eleven luchaba por quitarse a Billy de encima, pero el chico la tenía tomada del cuello, y comenzaba a ejercer presión en ella.
La castaña vio como Billy hacia gestos de dolor debido a los ataques de sus amigos, entonces recordó lo que vio con sus poderes en la mente del chico.
Y recordó que Billy siempre tuvo dos debilidades; su mamá y...
—Tessa —musitó ella.
Billy la miró con interés al escuchar el nombre de la chica. Eleven no desaprovechó su reacción, levantó lentamente su mano derecha y la colocó en la mejilla del chico.
— La amas — le dijo y le mostró el recuerdo de la chica en su mente.
—La apartaste de tu lado porque temias herirla —le dijo Eleven.
«— Billy porfavor, ¿Dime cómo puedo ayudarte?
—¡Ya déjame maldita sea!»
—Temias no ser suficiente para ella porque la amabas —le aseguró ella—. Rompiste con Tessa de ese modo porque querías que ella te odiará y se alejara de ti. Porque ya no querías seguir lastimandola.
«—¡Se acabo, Tessa! ¿No lo entiendes? ¡Siempre fuiste un juego! ¡Un maldito capricho!»
— La viste correr en la playa, y no pudiste apartar tu mirada de ella —dijo Eleven—. Te habías enamorado de ella con solo verla.
Y con eso Billy dejó de hacer presión en su cuello y observaba a la niña con tristeza, pues todo lo que decía era cierto.
Billy siempre amo a Tessa.
Pero él sabía que no podía cambiar su carácter. Que no podía hacer desaparecer a sus demonios internos por más que lo intentará. Y Tessa no merecía nada de eso; no merecía estar con un chico el cual le temia a su padre. No merecía estar con un chico el cual tenían un profundo reconcor hacia el hombre que maltrato a su madre por años y fue el responsable de su partida. Billy siempre vivió con el miedo a ser igual que él. Y nunca, jamás, se perdonaría si le hiciera lo mismo que su madre sufrió por mucho tiempo a la único chica que amaba.
Porque la realidad era, que todo lo que él amaba, terminaba destruyendolo.
—La amabas —repitió Eleven con un nudo en la garganta. Billy cerró los ojos y recordó la primera sonrisa que Tessa le dio—. Y ella te amaba a ti.
Abrió los ojos y asintió con lagrimas en ellos.
— Y tu... Eras feliz con ella —y le enseño más recuerdos de ambos juntos. Incluso le mostró recuerdos de su madre.
Entonces Billy comenzó a llorar.
Todo empezó a ir en cámara lenta a partir de ese momento; La criatura rugió cuando los ataques cesaron. Billy y Eleven lo voltearon a ver y para sorpresa de ella, Billy la soltó y se levantó.
El desuellamentes rugió en dirección a la niña, pero Billy no se apartó.
Mike y Max, quienes ya habían despertado y habían llegado en ese preciso momento, se detuvieron en la entrada de una tienda a un par de metros de ellos. Ambos vieron como Billy se ponía enfrente de la criatura, quien le seguía gruñendo a Eleven.
La criatura abrió la boca y la chica se cubrió con los brazos esperando el ataque, pero éste nunca llegó. Billy, quien había recuperado su consciencia, tomo en el aire la garra con sus manos.
Billy soltó un gritó de enojo hacia la criatura y comenzó a forzajear con ella. Impidiendo que lastimara a Eleven.
Tessa, quien soltó un jadeo al ver la acción del chico, miró como el desuellamentes sacaba de su cuerpo más garras y las direccionaba hacia Billy.
—¡Billy cuidado!
Pero su cuerpo actuó primero que su mente y Tessa salto del barandal hacia la criatura. Está detuvo su ataque hacia el chico y comenzó a retorcerse para sacarse a la chica de arriba.
Billy cayó de rodillas al suelo entre jadeos de dolor y miedo al ver qué la chica estaba luchando por sujetarse de la carne del monstruo.
—¡Tessa! —gritó Steve con horror cuando la chica fue jalada por el tobillo por una garra, y a continuación era lanzada contra el suelo. A solo un par de metros de dónde Eleven estaba. Steve intento correr hacia ella, pero Robin lo retuvo.
Eleven se arrastró hacia ella e intento despertarla.
—¿Tessa? Despierta, Tessa. ¡Abre los ojos!
La chica pestañeo varias veces y enfoco el rostro de Eleven. La castaña soltó un suspiro de alivio.
—¿Billy? —musitó Tessa con la voz ronca cuando un gritó resonó cerca de ellas.
—¡Cuidado!
Entonces ambas vieron como el chico se interponía entre ellas y la garra. El corazón de Tessa se estrujó al verlo.
Billy volteo a verla y esbozo una pequeña sonrisa en su dirección.
Fue entonces que la criatura saco más tentáculos de su cuerpos y los lanzó en dirección al chico. Tessa vio con horror como todo su cuerpo se sacudía con brusquedad.
Vio como Billy perdía fuerza en el agarre y caía de rodillas al suelo.
Escuchó como el chico gimoteaba de dolor cuando el desuellamentes lo elevó en el aire con ayuda de sus tentáculos de carne humana. La boca se le había llenado de sangre oscura, negra como la noche, pero eso no impidió que Billy le gritará a la criatura con un único pensamiento en mente.
«¡Ya no más!»
Pero entonces el desuellamentes lo atravesó con uno de sus tentáculos en el pecho, justo en el corazón.
—¡Billy! —gritaron tanto Max como Tessa.
El cuerpo de Billy se estremeció y cayó al suelo entre jadeos mientras la criatura retrocedia lista para atacar a El y a Tessa.
Pero en eso el desuellamentes rugió de dolor y comenzó a moverse agotada por todo el lugar, como si estuviera sufriendo un dolor tremendo. Chilló y se retorció hasta caer al suelo, totalmente inmóvil.
El fuego que había provocado los cohetes empezó a consumir a la criatura, ahora muerta porque el portal había sido cerrado.
Mike corrió había Eleven, quien lloraba mirando al chico moribundo a tan solo unos metros de ella. La rodeo entre sus brazos y volteo a ver a Tessa, quien miraba afligida a ambos hermanos.
— ¿Billy? —musitó Max con la voz quebrada mientras se agachaba a su lado—. Billy, levántate, por favor. Porfavor.
Pero el chico jadeaba aceleradamente y musitaba un nombre.
Max alzo la mirada y la vio con los ojos cristalizados. Era a ella a quien Billy estaba llamando. Tessa, con un nudo en la garganta, gateo hasta ellos.
—Billy... —lo llamo ella llegando a su lado.
El chico la miró y esbozo una pequeña sonrisa. Luego miró a su hermana y gimió.
—Lo siento — les dijo a ambas con las pocas fuerza que aún le quedaban.
Tessa sollozo cuando vio que su pecho se quedaba inmóvil. Sintió como el pecho le escocia ante el simple pensamiento de lo peor.
—¿Billy? ¡Billy! ¡Mírame! —chilló tomando el rostro del chico, pero la mirada de éste se mantuvo fija en un punto muerto— ¡Billy, mírame! ¡Mírame! ¡Tu no puedes morir! ¿Me oíste? ¡Tu no!... ¡Billy!
Pero Billy Hargrove había muerto.
Había muerto como un héroe.
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El gobierno llegó minutos después de la tragedia. Evacuaron a todos del edificio y los médicos se encargaron de atenderlos.
Uno de los soldados se había encargado de separar a Tessa del cuerpo de Billy entre jadeos, sollozos y protestas. Tessa estaba negada a separarse del cuerpo del chico que había llegado amar en el pasado, aún cuando el chico que le gustaba actualmente la observaba afligido.
Todo había acabado.
Habían ganado la batalla contra el desuellamentes. ¿Pero a qué precio?
Tessa no se sentía victoriosa para nada; La imágen de Billy siendo atravesado se repetía una y otra vez en su cabeza. Atormentandola.
El desuellamentes iba atacarla a ella.
Y Billy lo había detenido.
—Tess...
La voz de Steve la sobresalto. Tessa se limpio rápidamente las lágrimas de las mejillas y volteo a verlo.
—Lo lamento... —se disculpó ella. Seguramente Steve estaba resentido con ella por haber corrido hacia Billy—. Yo no quería...
—Hey, está bien — dijo Steve interrumpiendola—. Él... Era importante para ti.
Tessa apretó los labios cuando sintió que su mirada se cristalizaba de nuevo. Asintió y se sorbió la nariz.
— Él no merecía morir —musitó ella con la voz entrecortada y Steve la atrajo hacia él en un abrazo.
—No, no lo merecía —le respondió él; pues a pesar de la rivalidad entre ambos chicos, Billy era un ser humano, y nadie merecía morir de ese modo.
Aún en los brazos de Steve, Tessa miró hacia un costado y observo a Joyce abrazando a Will; la mujer que consideraba una madre lloraban en silencio en los brazos de su hijo menor.
Un nuevo temor creció dentro de su pecho. Separo la cabeza del pecho de Steve y buscó a Hopper con la mirada entre toda la gente pero solo vio a Murray hablando con unos soldados.
Ni rastros de él.
Entonces su mirada y la Joyce chocaron. La mujer negó con la cabeza a la vez que aguantaba soltar un sollozó.
Entonces Tessa lo supo.
El dolor en su pecho se intensificó.
Todo había terminado... pero había perdido a dos personas importantes esa noche.
A Billy.
Y a Hopper.
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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟏𝟗
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