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❝ capitulo catorce² ❞

🕰️🎧 ࣪˖ 𓄴 SECRETS presents to you
▬ ▬▬ act two: chapter fourteen

❝ in the upside down  ❞

El corazón de Tessa latía tan fuerte dentro de su pecho, que estaba segura que en cualquier momento los Demobats la escucharían y descubrirían donde estaban escondidos. Sin embargo, los relámpagos eran lo único que percibian alrededor de la versión oscura de Skull Rock, y eso, sin duda, no presagiaba nada bueno.

Nada que viniera del Upside Down era bueno.

Era una enorme sorpresa que, con todos las emociones que tenía dentro de si, no hubiera sucumbido ya a un ataque de pánico; estaban en el maldito upside down, totalmente desarmados, escondidos, incomunicados con los demás, y Steve estaba herido.

Todo ese conjunto formaba un panorama que sin duda era desastroso. Pero, de alguna forma, Tessa no tenía señales de falta de aire o dolor en el pecho.

Y eso se debía a una única cosa; desde que habían salido corriendo de la versión oscura del lago de los amantes, Steve le había tomado de la mano y había entrelazado sus dedos de forma que su agarre hacia ella fuera firme y Tessa no pudiera quedarse atrás. Aquel gesto la había dejado atonita por unos segundos, pero pronto la realidad de que debían huir por sus vidas la hizo reaccionar y seguir al chico de cerca.

Y aunque seguían agazapados dejado de Skull Rock, temblorosos y en alerta ante cualquier señal de que su escondite fuera descubierto, sus manos se mantuvieron unidas y sus cuerpos muy pegados el uno al otro.

El simple contacto de Steve hacia efecto en ella de una forma que no podía explicar con palabras; su corazón latía velozmente, si, pero no al grado de dolerle y mucho menos no dejarla respirar. Si no al grado de que sabía que corrían peligro pero no estaba sola en esa pesadilla.

—Bien, eso estuvo cerca —habló Robin cuando finalmente dejaron de escuchar los chillidos de los monstruos. 

—Si, demasiado cerca —opinó Eddie y uno a uno comenzaron a incorporarse para salir de su escondite.

Pero en ese momento, Steve pareció darse cuenta de sus manos entrelazadas y volteo a verla con cierta vergüenza.

—Lo siento —se disculpó con ella al mismo tiempo que la soltaba, provocando que Tessa sintiera un vuelco en el pecho a falta de su tacto.

Sin embargo Tessa esbozo una pequeña sonrisa.

—No te preocupes —le respondió ella, fingiendo que aquel pequeño gesto no le había dolido.

Tessa se dio unos pasos adelante, dispuesta a seguir a los demás, cuando de reojo vio a Steve tambaleándose hasta la roca que tenían enfrente, donde terminó recargandose mareado y soltando una maldición por lo bajo.

—¡¿Steve?! —exclamó Tessa antes de correr hacia el chico con preocupación.

—Estoy bien —le aseguró él en cuanto la vio acercarse. Sin embargo Tessa vio la sangre que brotaba de sus heridas y supo que mentía.

—Bien y un carajo —masculló ella —. Estás perdiendo sangre. Siéntate.

Y él ni siquiera renegó. Lentamente se dejó caer de rodillas a la tierra y recargo su espalda en la superficie fría de la roca para dejar ver las mordidas que tenía; Tessa sintió un vuelco en el estómago al verlas. Estás tenían un aspecto bastante alarmante y la sangre tampoco ayudaba a la imagen.

—Necesitamos vendarle eso —determinó Nancy, quien junto a Robin se habían acercado para ver las heridas de Steve.

—¿De dónde sacaremos...? —pero Robin no tuvo tiempo de terminar su pregunta cuando el sonido de algo rasgandose la interrumpio; Tessa había tomado la parte inferior de su camiseta blanca y la había jalado hasta romperla, de forma que comenzó a rasgarla alrededor de su cuerpo para crear una improvisada venda. Robin asintió levemente y desvío su mirada hacia su amigo—. Bien. La buena noticia es que el mareo no es síntoma de la rabia, pero si empiezas a tener alucinaciones, espasmos o te sientes agresivo, como si quisieras golpearme, avísame.

— Robin...

—¿Si?

—Quiero golpearte —le dijo él, a lo que Robin dejo escapar una pequeña risa nerviosa que sin duda alguna quería demostrar alivio. Más no tuvo ese efecto.

—El sentido del humor sigue intacto. Bien —respondió ella.

En eso Tessa le dio un último estirón a su camiseta y separó una gruesa tira blanca de ella. Steve, dolor en el cuerpo, se irguio y levantó los brazos al mismo tiempo que ella tomaba la venda improvisada para extenderla y colocarla enfrente de sus heridas.

—¿Listo? —le preguntó.

—Si, solo hazlo —le respondió él con los ojos cerrados para contener el dolor. Tessa inspiró profundo antes de rodear el abdomen de Steve con la tela.

—Perdón —se disculpó por lo bajo cuando lo escucho soltar un quejido. Sin embargo Steve inspiró y le musitó un leve "está bien".

Tessa continúo su trabajo y ajusto la tela entrelazando por la espalda de Steve.

—¿Muy apretado?

—No, está bien —le aseguró él a la vez que soltaba un suspiro y relajaba el cuerpo.

Tessa asintió levemente y prosiguió a hacerle un nudo por enfrente para sujetar la venda. Steve, al verla tan preocupada por él, suavizó su mirado hacia ella, cosa que Tessa percibió de reojo y comenzó a sentir sus mejillas calientes.

—Gracias —le dijo él en cuanto ella termino de vendarlo. Tímida, Tessa levantó la mirada lo justo para encontrarse de frente a su rostro y sintió como una corriente cálida la recorría por todo el cuerpo al tenerlo tan cerca.

—De nada —le respondío ella esbozando una sonrisa tímida y sin despegar sus ojos de los de él.

Sin embargo, Steve levantó su mano y apartó uno de los mechones de cabello que le cubría el rostro para luego colocarlo dejas de su ojera suavemente; aquel pequeño gesto hizo estremecer a Tessa, quien sintió toda una avalancha de emociones dentro de ella y terminó sonrojandose.

—Te ayudo a levantarte —ofreció ella desviando su mirada para evitar que él viera su sonrojó.

—No hace falta —repusó él, quien claramente había visto el rubor en sus mejillas pero no dijo nada. Steve hizo el intento de levantarse por su cuenta, pero sus rodillas flanquearon levemente.

—Yo creo que si —señaló Tessa y pasó el brazo de Steve sobre sus hombros para ayudarlo.

—Asi que... —Habló Eddie llamando la atención de todos—. ¿Este lugar es como un Hawkins, pero con monstruos y cosas desagradables? —preguntó montado sobre una enorme roca frente a ellos.

—Básicamente —le respondío Nancy, y en cuanto vio que el chico iba a bajar de la roca, lo detuvo con una advertencia—. Cuidado con las enredaderas. Es una mente colmena.

—¿Una qué?

—Quiere decir que todo está unido —respondió Tessa separándose de Steve para voltearlo a ver.

Steve asintió.

—Todo lo que se mueve por aquí, es todo en uno, o algo así; Pisas una enredadera, entonces pisas un murciélago y a Vecna—le explicó Steve.

—Mierda —masculló Eddie comprendiendo lo que le decían y comenzó a bajar de la roca con cautela.

Entretanto Robin, quien al igual que Eddie y ella nunca había estado en el Upside Down, se dirigió a Nancy.

—Todo lo de nuestro mundo sigue aquí, ¿cierto? Menos las personas, claro.

—Tengo entendido que si —le respondío Nancy.

—Entonces, en teoría, podríamos ir a la estación de policía y robar armas, granadas, lo que sea que necesitemos para volar a los murciélagos del portal —dedujo Robin—. ¿Cierto?

—Dudo que la policía de Hawkins tenga granadas, Robin —objetó Steve—. Pero armas, si. Claro.

—No tenemos que ir hasta el centro por armas —terció Tessa con una pequeña sonrisa y se dirigió a Nancy—. La pistola que te di a guardar el verano el pasado, ¿Todavía la tienes?

—Si, está en mi casa —respondió ella con los ojos abiertos al comprender lo que ella quería decir.

—Espera —intervinó Steve—. Todavía tienes la pistola de...?

—Si —lo cortó ella—. Pero se la di a guardar a Nancy porque Jules me visitaba con frecuencia y no quería que la viera. Ella se ofreció a cuidarmela.

—La tengo guardada junto con las mías en mi habitación—infom Nancy.

En ese instante, Eddie bajo de un brinco de la roca y volteo a ver a Nancy con un gesto incrédulo.

—Tú, Nancy Wheeler,  ¿Tienes armas, en plural, en tu habitación?

—Esta llena de sorpresas —aseguró Robin.

Nancy, por otro lado, rodó los ojos y asintió.

—Una Makarov rusa, un revólver y una Glock 26, que es de Tessa.

—Si, por poco me dispara con esa —recordó Steve acercándose a la nombrada, quien volteo a verlo con una pequeña sonrisa juguetona en los labios

—Por poco te lo mereces —respondió ella—. Además, intentaba darles tiempo para salvar sus traseros de los rusos—le recordó ella, a lo que Steve volteo a verla con una ceja alzada y una sonrisa.

Y bien pudieron quedarse así, viéndose el uno al otro, perdidos en sus pensamientos, si Eddie no le hubiera arrojado en ese momento su chaleco de mezclilla a Steve en el rostro.

—Por modestia, amigo —le replicó Eddie cuando Steve volteo a verlo confundido.

Pero antes de que Steve pudiera responderle algo, el suelo comenzó a temblar de forma violenta bajo sus pies. Tanto Eddie, como Robin y Nancy, terminaron cayendo al suelo de culo. Y Tessa los hubiera seguido de no ser por Steve, que la jalo de cintura hacia él y rodeo parte de su pecho con su brazo mientras se sujetaba a una roca con el otro.

El temblor duró apenas unos segundos, pero estos bastaron para advertirles de que algo malo estaba pasando; y sus sospechas se terminaron de confirmar cuando, a lo lejos, les llegó el eco de unos gruñidos. Más aquellos no sonaban igual a los chillidos de los demobats, y por ende, se trataba de otra criatura merodeando por ahí cerca.

—Saben, las armas me parecen una buena idea —opinó Eddie desde el suelo y con un ligero temblor en la voz.

—A mi también —coincidió Robin separándose de él, pues en el momento en el que cayeron al suelo, la chica había terminado casi arriba de él.

En cuanto estuvieron seguros de que el suelo ya no se movía, comenzaron a incorporarse uno a uno. Entretanto, Steve soltó a Tessa lentamente y está desvío la mirada hacia botas, cohibida por la forma en que se había sujetado a Steve como si su vida dependiera de ella.

Él suspiró al verla esquivar su mirada y terminó de colocarse el chaleco de Eddie.

—¿Qué esperamos? —indicó él tras un momento en silencio y saco su linterna para iluminar el camino hacia la casa de Nancy.
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Tessa no se arrepentía de haber saltado detrás de Steve en el lago; ni aunque eso la hubiera llevado a caminar en el maldito Upside Down bajo los relámpagos rojos y los ruidos de los monstruos acechando por doquier.

El simple pensamiento de haber podido perder a Steve para siempre había bastado para que su corazón tomará el control de su cuerpo en el bote.

Y Tessa no se arrepentía de su decisión.

No obstante, de lo único que se arrepentía en aquellos momentos, era el haber perdido su walkman en el proceso; su ancla a la realidad ya no estaba con ella. Vecna tenía via libre a su mente y podía atacarla en el momento menos esperado para ellos. Eso, sin contar, de que estaba literalmente a su alcance.

Ninguno de los demás parecía haber notado aquel pequeño detalle, y ella tampoco hizo el ademán de comentarlo en voz alta; estaban caminando por el mismísimo infierno, con el peligro respirandoles sobre la nuca, y no quería agregarles más preocupación sobre los hombros a ninguno.

—¿No podíamos ir por una calle o algo un poco menos espeluznante? —cuestionó Robin rompiendo el silencio que se había formado entorno al grupo desde que dejaron Skull Rock atrás.

—Ya casi llegamos. Traquila—le respondío Nancy para tranquilizarla.

—No falta mucho —agregó Tessa, caminando a la par de la rizada.

Robin soltó un suspiro y acelero el paso para alcanzarlas. Steve, por otro lado, hizo lo mismo para alcanzar al otro chico del grupo.

—Eddie... Eddie, oye —Lo llamó, a lo que el de pelo largo volteo a verlo mientras disminuía el paso—. Solo quería... darte las gracias. Por salvarme el trasero.

—Te salvaste tu propio trasero —repusó él—. Hiciste la gran Ozzy allá atrás.

—¿Ozzy? —inquirió Steve confundido y sin entender la comparación del rizado.

—Cuando mordiste al murciélago —señaló Eddie, pero Steve continúo igual de confundido—. ¿Ozzy Osbourne? ¿Black Sabbath? —nuevamente no obtuvo respuesta—. Mordió a un murciélago en el escenario, ¿No?

—No —admitió Steve.

—Bueno, no importa —objetó él—. Fue muy rockero, eso quise decir.

—Gracias —respondió Steve, aunque no sabía si tomar aquel comentario como halago.

Eddie, por otro lado, soltó un suspiro y volvió a hablar.

—Henderson me dijo que eras rudo. Insistió, de hecho —rectificó.

—¿Henderson dijo eso? —preguntó Steve sorprendido.

—Oh si, ese chico te venera. No tienes idea—aseguró él—. Es un poco molesto, la verdad; ni siquiera sé por qué me importa lo que piense ese enano, pero supongo que me puse un poco celoso, Steve —confesó Eddie. Steve intento ocultar la pequeña sonrisa que se quería formar en sus labios al oir lo que el chico decía pero fracaso estrepitosamente—. Supongo que no podía aceptar que Steve Harrington en realidad fuera... Un buen tipo; padres ricos, popular, amado por todas. ¿Y no es un imbécil? No puede ser. Eso va en contra de todas las leyes del universo y de mi propia doctrina Munson. Sigo muy celoso, por cierto —agregó él acercándose a Steve de forma precipitada en cuanto vio el atisbo de sonrisa en su rostro. Steve terminó riéndose y Eddie continúo—. Por eso nunca habría saltado a ese lago para salvarte el trasero. Bajo ningúna... Circunstancia normal —confesó él.

En eso ambos escucharon el sonido de una rama rompiéndose y en automático se alertaron. No obstante, en cuanto Steve iluminó con su linterna hacia el lugar donde provenía el ruido, no vieron nada, por lo que continuaron su andar.

—Fuera de CyD, no soy ningún héroe —continuó hablando Eddie—.  Si veo peligro, me doy vuelta y corro. O al menos eso aprendí de mí está semana.

—No seas tan duro, hombre—le reprochó Steve, pero Eddie hizo caso omiso de su comentario y lo detuvo, de modo que volteo a ver a las chicas que caminaban frente a ellos.

—Solo vine aquí porque esas señoritas te siguieron —y las señaló—. Me dio vergüenza ser el único que se quedará atrás; Tessa no perdió ni un segundo en seguirte. Ni un segundo —repitió él haciendo énfasis en cada palabra—. Apenas tuvimos tiempo de procesar que te habías hundido cuando ella se zambullló detrás de ti.

Steve, quien no había apartado la mirada de Tessa desde que Eddie la señaló, volteo a verlo en cuanto el chico dijo eso.

—Mira... No sé qué pasó entre ustedes dos, ella nunca quiso hablar del tema, pero si yo fuera tú... La recuperaría. Porque esa fue la demostración más clara de amor verdadero que estos ojos cínicos han visto en su vida.

Sin embargo, Steve apretó los labios y negó levemente con la cabeza.

—No es tan fácil, hombre. No puedo recuperarla cuando ella ya no siente lo mismo por mi.

Pero entonces Eddie soltó una risota que desconcertó a Steve.

—¿Qué es tan gracioso? —inquirió él.

—Hombre, serás valiente y todo, pero... Muy tonto —se burló Eddie y negó con un gesto—. ¿Acaso no oíste nada de lo que dije? Ella no dudo ni un milisegundo en saltar al agua por ti, Steve. No dudo en poner su vida en riesgo para salvarte; Bien dicen que el amor hace locas a las personas. Y yo no sé tú, pero yo no hubiera hecho eso por cualquiera.

—¿Ni por Leila? —inquirió Steve con una pequeña sonrisa pícara en el rostro, más en su cabeza las palabras de Eddie seguían resonando con profundo significado.

Eddie, por otro lado, desvío la mirada nervioso ante la mención de la azabache.

—Ella y yo somos amigos—respondió él. Sin embargo Steve le lanzó una mirada escéptica que demostraba claramente que no le creía ni una sola palabra. Eddie resopló y puso los ojos en blanco, en señal de resignación—. Ella es... Diferente; Todo entre nosotros empezó con unos encuentros casuales pero termino siendo.... Ella.... Yo.... Ella encendió algo en mi pecho, Steve; nunca antes había sentido esto por nadie. Y cuando digo por nadie, es por nadie. Pero tengo miedo de decirle lo que siento. No quiero arruinar la re... No sé ni como llamarlo ahora, pero no quiero arruinar las cosas entre ambos.

—¿Te puedo dar un consejo? —Pero Steve ni siquiera espero a que Eddie le respondiera—. Cómo alguien que está metido en todo... Esto —Y señaló a su alrededor—, desde hace años, he aprendido que el tiempo es algo muy delicado; Tessa perdió a su familia por el demogorgon; Joyce, la mamá de Jonathan Byers, perdió a su pareja por los demodogs; Eleven perdió a su padre, Hopper; Max perdió a Billy y Tessa también; El verano pasado mucha gente inocente murió...

—¿A dónde quieres llegar con eso? —le corto Eddie, no entiendo su punto. A lo que Steve resopló antes de continuar.

—Me refiero a que... el tiempo con la personas que amas es efímero. Nunca sabes cuándo ya no estarán más a tu lado; el verano pasado Tessa por poco muere en la base rusa que encontramos en Starcourt, y yo me comporte como un idiota con ella y no le dije que la amaba. Ese periodo de tiempo donde no supe si estaba bien, o con vida, fue un tormento para mí. La culpa no me dejaba en paz aún bajo el efecto de la droga.

—Espera, ¿Tu..Drogado?

—Eso no importa ahora —repusó Steve—.  Lo que quiero decir es, que nos estamos enfrentando a un asesino poderoso y no tenemos la certeza de lo que podría pasar mañana. O incluso ahora mismo; así que, pienso yo, que deberías decirle a Leila lo que sientes antes de que sea muy tarde y no puedas decírselo nunca.

Steve vio como Eddie se quedaba callado ante sus palabras. El chico mantenía la mirada en el camino que debian recorrer pero su cabeza parecía estar perdida en sus pensamientos. Cuando Steve creyó que Eddie ya no diría nada más, se sorprendió al oir su respuesta.

—No puedo creer que diré esto pero... Gracias, Steve. Tu consejo es bueno.

—De nada hombre.

Pero nada más termino de decir eso cuando otro terremoto los embistió y los hizo caer al suelo de golpe.

—¡Nancy! —escucharon gritar a Robin y Tessa más adelante. Por lo que ambos chicos se apresuraron a ponerse de pie con dificultad por el movimiento brusco de la tierra y aceleraron el paso para alcanzar a las chicas, que habían salido corriendo de forma repentina.

Sin embargo, cuando finalmente las alcanzaron, y la tierra dejo de temblar, las tres se encontraban paradas frente a un claro que se extendía hasta la decadente casa de Nancy al otro lado.

—Vamos —Indicó la rizada sin perder más tiempo y liderando el camino.

Y de este modo los cinco reanudaron su marcha hasta llegar a la casa de Nancy, la cual, a diferencia de la real en Hawkins, tenía un aspecto espeluznante con toda la niebla y enredaderas alrededor.

No obstante, lo que realmente los dejo atónitos, fue ver el interior de la casa; La Sra. Wheeler siempre tenía ordenado y limpio todo, pero esta versión del upside down estaba deplorable; las paredes estaban desgastadas y llenas de enredaderas. El piso estaba lleno de suciedad y polvo, y ni hablar de los muebles, los cuales las enredaderas se encargan de cubrir.

Además, uno imaginaria que el aire dentro de la casa sería más limpio que el del exterior, pues todas las ventanas y vías de entrada estaban cerradas y por ende nada podría meterse. Sin embargo, las esporas volaban libremente por cada rincón de la casa.

—Necesitan a alguien que limpie, Wheeler —bromeó Robin intentando aligerar el tenso ambiente que había entorno al grupo. Sin embargo su comentario no tuvo el efecto deseado.

—Vamos —indicó Nancy, intentando no detener su mirada mucho tiempo en un solo lugar—. No quiero quedarme más tiempo del necesario —y se dirigió rápido a las escaleras.

Tessa volteo a verlo a verla comprensiva y asintió antes de seguirla con los demás detrás de ellas; Entendía muy bien que Nancy no quisiera estar ahi mucho tiempo. La versión sin vida de su hogar era muy deprimente y escalofriante.

Terminaron siguiendo a Nancy hasta su recámara, donde la aludida se dirigió rápidamente hasta su clóset y saco de éste una caja de zapatos blanca la cual colocó sobre el escritorio para quitarle la tapa.

—Esas no son armas —se apresuró a señalar Eddie el par de tacones blancos en la caja.

—Son tacones puntiagudos pero esperaba algo parecido a un proyectil mortal —comentó Robin de forma irónica junto a la castaña.

Nancy, totalmente perpleja, saco el par de zapatos de la caja y negó levemente.

—No lo entiendo.

—¿Segura que no las guardaste en otro lado? —le preguntó Tessa mirando el cuarto. Pero Nancy negó.

—Vivo con una niña. Sé dónde guardo mis armas.

—No digo que no —replicó Tessa—. Pero bien pudiste moverlas de lugar y no te acuerdas.

—Estoy segura, Tessa. Tiré estos zapatos hace años y guarde la caja para...

Pero entonces la mirada de Nancy recayó en un libro y unas tarjetas de química junto a la caja y se quedó helada.

—Sé que te importan las notas, pero ¿Puedes estudiar después? —replicó Robin cuando Nancy comenzó a leer las tarjetas y frunció el ceño de forma desconcertante.

—Son de Química de segundo año —comentó ella alzando la mirada y viendo la pared frente a ellos, entonces un gesto pensativo se formó en su rostro—. Y esto... Este empapelado es viejo —señaló a la vez que empezaba a moverse por su cuarto con prisa—. Este espejo fue a una venta de garaje. Y... Tú, no deberías estar aquí —repusó tomando un peluche mugriento de la cama—. Te regalé a la prima Joanna hace dos años.

—Espera Nance, nada de lo que estás diciendo tiene sentido —indicó Tessa siguiendo con la mirada a la rizada, quien había soltado el peluche y se acercaba apresuradamente a su mesita de noche—. ¿Cómo es posible que todas tus cosas viejas estén aquí?

Pero en lugar de respóndele, Nancy siguió dándoles la espalda mientras revisaba su diario.

—¿Qué pasa? —preguntó Eddie al verla estática y sin decir nada.

—¿Nancy? Me estás asustando —le advirtió Robin.

—Creo... que mis armas y la de Tessa no están aquí, porque todavía no existen.

—¿Cómo dices? —inquirió Tessa, perpleja.

—¿No... Existen?

—Este diario debería estar lleno de entradas —explicó Nancy volteando hacia ellos bruscamente—. Pero la última es del 6 de noviembre de 1983.

—El día que Will desapareció —musitó Tessa, estupefacta.

—Y el día cuando se abrió el portal —agregó Nancy y entonces los miró de una forma inquietante que hizo estremecer a Tessa.

—Eso quiere decir...

—Que estamos en el pasado —concluyó Nancy por Tessa.

—Mierda —alcanzo a maldecir Tessa antes de escuchar a Steve gritar;

—¡Dustin!

El gritó proveniente del castaño desde el piso de abajo sobresalto a los cuatro, quienes no tardaron en salir corriendo para buscarlo y ver si estaba en problemas. No obstante, cuando lo encontraron, estaba gritando como loco el nombre del aludido en medio del comedor de la casa.

—¿Me oyes? ¡Dustin! ¡Hola! ¿Hola?

—Tal vez sí tiene rabia —murmuró Robin mirando a Steve, quien no dejaba de ver a su alrededor de forma desquiciada.

—¡Hola!

—Hey, Steve —lo llamo Tessa dando un paso hacia él, sin embargo el chico la alumbró con la linterna y tuvo que desviar la mirada encandilada—. ¡Mierda! —protesto ella.

—Lo siento, pero el tontito está aquí —respondió él con la respiración acelerada—. En las paredes o algo así. Escuchen —pidio él y entonces la mirada loca volvió a su rostro—. Dustin... ¡Dustin! —volvió a gritar mientras se movía por toda la habitación como un lunático—. ¡Dustin! ¿Me escuchas?

Los demás, entretanto, agudizaron su oído y prestaron atención a su entorno para oir lo que sea que el castaño estaba escuchando; Justo cuando comenzaban a creer que tal vez Steve si estaba perdiendo la cabeza, percibieron el sonido de una voz a la lejanía:

Y eso nos lleva a la pregunta que planteaste. ¿Cómo y por qué hay un portal en el lago de los amantes?

—Oh cielos —musitó Tessa perpleja al oir la voz de Dustin—. Si es él.

—¡Dustin! —gritó Nancy de repente y pronto Robin, Eddie y ella la siguieron para llamar la atención del rizado.

—¡Dustin!

—¿Dustin?

—¡Mocoso!

Pero por más veces que llamaban al menor, este continuaba hablando con alguien más y no parecía reparar en ellos.

—Bien, o no puede oírnos o está siendo un imbécil —concluyó Steve tras un rato. Tessa, detrás de él, le dio una colleja.

—No le digas así —le reprochó ella. Steve volteo a verla boquiabierto por el gesto pero entonces Nancy intervinó con gesto pensativo.

—Will encontró la forma.

—¿Qué?

—Will —repitió ella—. Se comunicaba con Joyce a través de las luces —y rápidamente se dirigió a una de las lámparas de su casa para intentar prenderla sin éxito alguno.

—Prueba el interruptor —sugirió Steve iluminando la pared junto a ella y luego el candelabro de la habitación.

—No funciona—masculló Nancy subiendo y bajando repetitivamente el interruptor.

—Dejame intentar —pidio Tessa acercándose a ella.

Pero al igual que Nancy, no logró prender las luces.

—¿Chicos? —los llamo Steve—¿Ven eso?

Ambas se dieron la vuelta y vieron lo que steve les señalaba; Lentamente Tessa se acercó al candelabro y tocó, atonita, las particulares de brillo frotando alrededor de esta. Una pequeña sonrisa se dibujo en sus labios cuando las particulares brillante se iluminaron entorno a su mano y el foco más cercano a ella se iluminó.

—Parece magia —musitó ella estupefacta al sentir un ligero cosquilleo en su mano.

Eddie, detrás de ella, soltó una exclamación de asombroso al mismo tiempo que se acercaba con Robin y Nancy; Asombrada, Tessa bajo la mano y vio como el foco dejaba de brillar. Y entonces, una idea surgió a su mente y rápidamente le pidió a los demás alzar una mano para comprobar algo.

Y tal cual lo imagino, cuando los demás tocaron las particulares brillantes, cuatro focos más de la lámpara se iluminaron.

—Hacen... Cosquillas —dijo Steve junto a ella.

—Se siente bien —comentó Robin con una ligera sonrisa m

—Si, pero eso no es lo importante. Tengo una idea —decretó ella con una pequeña sonrisa—. ¿Saben código morse?

—No —respondieron Steve, Robin y Nancy al unísono. Tessa resopló y masculló por lo bajo; eran esos momentos donde se maldecía internamente haber ignorando a Jules cuando le sugirió aprender aquel código para el oficio en la agencia.

—Espera —intervinó Eddie y se dirigió a ella—. ¿SOS cuenta? ¿Eso sirve?

Pero por la mirada que las tres chicas le lanzaron, supo que si, que si servía; Eddie se mordió el labio inferior, recordando el código que se había aprendido de memoria debido a una película que había visto con su tío Wayne, y alzo la mano hacia el candelabro para comenzarla a mover de una forma peculiar y repetitiva.

Los demás, entretanto, vieron como la luz del foco parpadeaba al ritmo de la mano de Eddie y esperaron a que Dustin pudieran verlo.

La teoría actual es que Vecna hace contacto remoto desde su ático —escucharon hablar a Dustin desde el otro lado—. Suponemos que puede hacerlo desde cualquier lu...

—Eh, ¿Henderson? —esta vez la voz de DJ llegó a sus oídos.

—¿Qué?

Dijiste que siguieron a Vecna a través de las luces, ¿Cierto?

Si, ¿Por qué?

Creo que está aquí.

Mierda —escucharon maldecir a Leila acerca.

—Esta funcionando —comentó Robin.

Y fue entonces que un atisbo de esperanza surgió en ellos en aquel mundo oscuro y frío.

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𝐁𝐚𝐫𝐛𝐬 © | 𝟐𝟎𝟐𝟐

Bueno bueno, ¿Cuánto a que no esperaban actualización? Jajaja la verdad es que ando inspirada ya que el próximo capítulo se viene lo bueno gg
Btw, ya vamos a acabar con el volumen 1 de la serie y pasamos al sufrimiento 😭 ustedes saben de lo que hablo gg tengo sentimientos encontrados porque, por un lado quiero terminar el segundo acto, pero por el otro no quiero esperar dos años para la última temporada de St 😭

En fin, no tengo mucho que decir, en el próximo capítulo finalmente se resolverán muchas de sus dudas, pero aún así me gustaría escuchar sus teorías sobre todo lo que ha pasado y puede pasar.

Los estaré leyendo 👀

BARBS HARRINGTON

PS. Se que todos respondieron que les gustan los capítulos largos y esté no es como los demás, pero todo tiene un motivo gg

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