Capítulo veintinueve
“Has estado muy ocupado.
Ahora, lamentablemente, sé el porqué
Dices que estoy loco, porque no crees que sé lo que hiciste” - I'm don't the only one
◟
—¡Chihiro, Chihiro ven!—llamó en voz alta, cerrando la puerta de la casa con fuerza. Se había quitado los zapatos en el coche, por lo que solo traía su portafolio como accesorio.
La ama de llaves suspiró al escuchar la voz de su jefa desde la cocina. Dejó el trapeador apoyado en la pared y caminó hacia el living de la casa. Su patrona fumaba un cigarrillo, dejando que la ceniza cayera en el piso que ella acababa de limpiar.
—¿En qué puedo ayudarla, señorita Jisoo?—Chihiro esbozó su mejor sonrisa.
—¿Has visto al omega, o te dijo a dónde iría?
La mujer negó con la cabeza.
—No, señorita. Seguro está en la habitación.
Jisoo no se tomó el tiempo de darle las gracias, o pedirle disculpas por ensuciar el piso, y subió las escaleras sintiendo que a casa paso que daba se alejaba más y más de YoonGi.
La alfa comenzó a desesperarse al no recibir respuesta a sus llamados, dió un golpe a la puerta con el puño cerrado. La madera se marcó notablemente, y tuvo una grandiosa idea. Comenzó a dar golpes más fuertes, patadas y puñetazos, haciendo que la vieja puerta placa se quebrara totalmente a la mitad, logrando que la parte donde la puerta tenía bisagras se abriera con normalidad.
Entró a la habitación, pero estaba vacía. La cama se encontraba bien tendida, y en general todo estaba reluciente. Entró al baño, solo por revisar, y notó que no había más producto de higiene que un par de toallas colgadas. Aquello le pareció extraño.
«El placard» le sugirió su lobo, por lo que Jisoo caminó hasta allí y lo abrió.
—¿Pero qué mierda?
Estaba vacío. Ni la ropa de YoonGi, ni la de Jimin, se encontraban ahí. Revisó los cajones, pero fue lo mismo. La sangre en su sistema comenzó a circular con más rapidez, enrojeciendole el rostro.
Solo había una definición para todo eso, pero Jisoo no quería aceptarla. No era cierto, no podía serlo.
Contando los segundos de respiración para no alterarse más de lo que ya estaba, salió de la habitación en dirección a la suya. Se sentó a los pies de su cama, y tiró de sus propios cabellos, repitiéndose a si misma que probablemente YoonGi estaba con las vecinas o habían salido de paseo unos días, y regresaría a la mañana siguiente como siempre.
Se levantó de golpe y abrió el armario que ella le había comprado al omega exclusivamente, con la poca esperanza de encontrar ropa. Sin embargo, lo que vió allí la dejó más aturdida.
El anillo de bodas y un papel doblado por la mitad. Con las manos temblorosas tomó la hoja y la abrió, pero ignoró todo el texto y fue directo al final.
“Por favor, no te esfuerces en buscarme. Ni a mí, ni a mi hijo.”
Entonces... El omega oficialmente se había marchado. La había dejado. Y algo le decía que su hijo estaba con él.
Jisoo sintió una operación en el pecho, su respiración se aceleró. Se sostuvo del placard en busca de no caer al suelo, dañandose las cuerdas vocales al gritar una y otra vez. No podía permitir que se le escapara de las manos después de tantos años persiguiendolo con un solo objetivo.
Tenía que hacer algo al respecto.
—¿YoonGi? ¿Pasa algo?—preguntó Yujiung, quién sentado justo al frente del omega completaba con una lapicera un crucigrama como distracción.
El omega sentía muchas cosas en ese momento. Enojo, asco, satisfacción... A pesar de que Jimin le había aconsejado no encender su celular hasta poder cambiarle la tarjeta sim, para evitar que su madre pudiera molestarlo, YoonGi tenía la necesidad de comunicarse con sus amigos tras un día entero de viaje.
YoonGi no había podido ignorar los mensajes de Jisoo, pero se arrepentía de abrir el chat.
—No, no es nada, hyung—sonrió para el mayor—, iré a hacerle compañía a Jimin.
Yujiung asintió, y sin más el omega se puso de pie. Se sostenía de las orillas al caminar ya que no lograba acostumbrarse a caminar en el motorhome en movimiento,
—Ya te he dicho que no me gusta que caminar mientras manejo—suspiró el rubio, mirándole por el retrovisor en cuanto Mim entró a la cabina. Jimin tenía terror a que pudiera caer y lastimarse, YoonGi también tenía miedo de aquello, pero solo le sonrió mientras se dejaba caer en asiento del copiloto—, ¿todo está bien?
—¿Por qué todos preguntan lo mismo?—se quejó, cruzándose de brazos—, es decir, claro que me pasa algo, pero me tratan como si tuviera una enfermedad o fuera un cristal que va a romperse.
Jimin se rió, negando con la cabeza. Aceleró un poco más anter de colocar la tercera marcha y se echó hacia atrás en su asiento, colocando ambas manos relajadas en el volante. Llevaba casi dos horas manejando, ya había probado todas las posiciones posibles para no cansarse, pero ya casi no sentía el trasero. Luego le diría a Yujiung si le hacía el favor de reemplazarlo un poco para poder estirar las piernas.
—No estás enfermo, estás embarazado. Y sí, eres como un cristal. Y también, principalmente yo, no quiero que te ocurra nada malo.
El corazón de YoonGi se sacudió con emoción, su lobo movió la cola. Jimin podía ser tan cursi a veces, él se estaba acostumbrando a aquello.
» —¿Entonces vas a decirme qué pasa?
El omega miró al frente, a la ruta sobre la cual avanzaban. Los árboles y algunos carteles pasaban delante sus ojos con tanta rapidez que no podía distinguir qué eran o qué decían, y a pesar del ambiente tenso por su silencio, se sentía bien.
—Nunca había viajado por tanto tiempo, ¿sabes? Es placenteramente extraño.
—Oh, te aseguro que mi cuerpo no opina lo mismo—bromeó. YoonGi también rió, con él, negando con la cabeza.
—Eso es por qué ni tú ni Yun me dejan conducir—resopló, rodando los ojos. Colocó sus manos por inercia sobre su abdomen y a sentir su vientre notablemente más grande, el calor subió a su rostro—. Escucha, Jiminie, lo que sucedió esta mañana... espero que no te haya molestado, pero cuando despierto es incómodo porque duele más.
A partir de las cuatro de la madrugada, Yujiung había tomado el volante, por lo que Jimin se había metido a la cama que la mayor parte del tiempo solo usaba el omega. YoonGi tenía el sueño bastante profundo, pero sabía que era el alfa quien buscaba acomodarse pegado a su espalda. Hasta las siete de la mañana, todo transcurrió con normalidad -despues de todo, ambos estaban dormidos-; sin embargo, Jimin había programado una alarma para relevar a Yujiung, y el primero en despertar fue YoonGi. El alfa abrió los ojos poco después, haciendo soniditos de satisfacción mientras restregaba su nariz en la espalda del mayor, pero parecía no querer levantarse.
Ignorando los reproches de YoonGi, el alfa comenzó a hacerle cosquillas por sobre la ropa que terminaron con sus manos por debajo la tela, con las yemas de sus dedos acarició su piel, encontrándose con algo que se le hizo un poco extraño, y encuanto quizo tocar aquella parte de su cuerpo que parecía sobresalir más de lo normal, YoonGi pateó con fuerza hacia atrás para golpear al alfa en una de sus piernas y gruñendo mientras le enseñaba los colmillos como perro rabioso se puso de pié y corrió hacia el baño.
La conversación que mantenían ahora mientras Jimin conducía, era la primera desde la mañana. YoonGi no había tenido el valor de pedirle disculpar antes, y para colmo, las cosas no dejaban de empeorar cuando en su celular aparecía "Jisoo te ha enviado cuatro mensajes'.
—No tienes que disculparte, omega. Solo quisiera que la próxima vez me golpees más suave—lo miró de soslayo, si tono de voz era una mezcla entre reproche y gracia.
YoonGi le sonrió, justo cuando el motorhome se salía de la carretera, lo más alejado posible por si acaso. Yujiung apareció pocos segundos después con una tarta de acelga y huevo en una bandeja y una botella de refresco.
—Eso se ve delicioso—murmuró el alfa, poniéndose de pie. Le dió espacio al hombre para que pasara, pero nunca quitó los ojos de encima a la tarta.
YoonGi tiró de su brazo, luego de desearle un buen turno al cocinero, y arrastró al rubio hacia fuera de la cabina, de regreso a la cocina-comedor-living.
—Yun cocinó para nosotros también, tonto—soltando una risita.
El alfa se sentó junto a la mesa mientras YoonGi colocó una sartén con otra tarta y cubiertos en medio de la mesa.
Jimin comenzó a comer con un poco de desesperación,
» —Tenemos que hablar de algo—murmuró—, hay varias cosas que tengo que contarte, pero prométeme que no harás nada.
—No puedes pedirme eso—se quejó. Tenía una idea de qué se trataba, su lobo lo presentía—, ¿es mí madre?
El omega no dijo nada, pero le mostró su celular.
—Yo voy a matarla primero, Yoon—murmuró con la mandíbula tensa, devolviéndole el teléfono.
—Pero eso no es todo—suspiro con pesadez, mientras apagaba el artefacto.
Él ni se imaginaba lo que se tenía guardado.
Jimin estaba molesto, no solo con la tonta de su madre, sino con YoonGi. ¿Cómo es que no había sido capaz de contarle todo lo que ella le hizo? Comenzando por la vez que le había pedido abortar al cachorro, ¿en qué estaba pensando la alfa? Sentía que la sangre le hervía en todo el torrente sanguíneo.
Su lobo tenía el lomo encrespado, mostraba los dientes mientras gruñía y se paseaba de un lado a otro en su interior.
—Jimin, voy a entrar—anunció, ignorando por completo los gruñidos que podía escuchar desde la cabina. YoonGi no soportaba pasar un segundo más alejado de él.
Abrió la puerta, encontrándose con la habitación a oscuras. Sin embargo, podía distinguir el camino que debía seguir para llegar a su cama. Con una mano y parte de su antebrazo cubrió su panza, de los movimientos del coche andando y del simbrón el meterse en la cama. El alfa a pesar de su malhumor, le dejó el espacio junto a la "pared" y se movió hacia el lado donde podía caer a suelo en un descuido solo para que se sintiera más cómodo.
Era dulce de parte de Jimin.
» —Escucha, sé que debí decírtelo antes pero te conozco y tú...
Las palabras de YoonGi fueron interrumpidas por un par de labios que lo acallaron con desesperación. Jimin apoyó una mano con delicadeza en la cintura del omega, no queriendo tocarlo de más para no recibir un golpe como en la mañana.
La lengua del alfa recorrió cada espacio en la boca de Min, jugando con la humedad contraria mientras inclinaba un poco la cabeza hacia la derecha. Alejándose un poco del omega, Jimin abrió los ojos para observar lo poco que que podía gracias a la claridad que se colaba por las cortinas. Tenía los labios hinchados a causa de algunas mordeduras que le había proporcionado sin darse cuenta, sus ojos vidriosos lo observaban con deseo.
Jimin le sonrió antes de robarle un pequeño beso, formando un camino con sus labios desde su boca hasta cerca de sus clavículas, por dónde se dedicó a dejar algunos chupetones que con el pasar de los minutos se volverían rojizos. El omega suspiraba sintiendo la humedad en su piel que era secada con el aire del mismo ambiente y le dejaba una sensación extraña, pero placentera.
—Jiminie...
—¿Mmh?
—Puedes... puedes quitarme la remera, ¿sabes?
—¿Tú quieres que lo haga, Yoon?—preguntó con suavidad, bajito. Dejaba caricias en círculos con el dedo índice en la cintura del mayor.
El omega se sentó en la cama y rápidamente se quitó la playera, quedando con el torso desnudo ante los ojos del alfa.
Jimin no llevaba la cuenta del tiempo de embarazo que tenía YoonGi, pero estaba seguro de que el tamaño al que había aumentado su vientre era mucho. Recordaba que Jungkook pisaba seis meses y medio cuando su bebé comenzó a notarse más. Sin embargo, no hizo ningún comentario sobre aquello por que no era el momento. Ciertamente, estaba más concentrado en observar el pecho del omega.
El rubio tenía entendido que solo algunos omegas desarrollaban mamas como las de una mujer durante el estado de cinta, y tal parecía que YoonGi pertenecía a ese grupo. Comprendió entonces por qué en la mañana lo había golpeado.
—No mires mucho—murmuró cohibido mientras con la playera echa una bola se cubría el pecho. Era vergonzoso, sus pechos estaban hinchados, aunque no tanto como los de una mujer.
—Cállate, eres precioso, omega.
Jimin lo tomó con las manos por el rostro, acercándolo a su propio rostro. Intercaló sus besos entre sus mejillas, su nariz y sus labios para hacerle reír. YoonGi terminó olvidando la playera que cayó de sus manos en cuanto se sostuvo de la camisa del rubio para cambiar de posición y subirse a su regazo.
—A-alfa—suspiró, tirando la cabeza hacia atrás en cuanto los besos del alfa comenzaban a bajar por su cuello.
Con sutileza Jimin pasó su lengua por uno de los pechos sensibles del omega, provocándole un escalofrio que bajó por toda su espina dorsal gracias al cambio de temperatura. Besó la piel en donde podían sentirse pequeñas estrías, y a la vez que con cuidado hacía que YoonGi se recostara en la cama.
El omega se esperaba de todo, menos que el rubio se recostara entre sus piernas y apoyara parte de su rostro en su panza, por sobre las caderas. Prácticamente lo estaba abrazando.
—Hola bebé, ¿me escuchas?, soy Jiminie—habló bajo, más no susurraba. El omega podía escucharlo perfectamente a pesar del sonido del motor del motorhome, por lo que le dió un suave golpe a Park en la mejilla.
—¡Dile q-que eres su padre, i-idiota!
Jimin asintió, el omega tenía razón. Él aún no lograba asimilar que sería padre, pero el sentimiento de felicidad en su pecho estaba muy presente cada vez que pensaba en el cachorro.
—Bueno, cachorro, soy tu padre, ¿sabes? No sé cuánto tiempo falta, pero ya quiero conocerte. Cada día creces más, estás empezando a ocupar mucho de mí espacio en la cama. Pero... te diré un secreto: me gusta cómo se ve papi Yoon contigo dentro, parece una bolita de arroz.
—¿Una bolita de arroz, de ve-verdad?
—Omega, ¿porqué lloras?—preguntó asustado, creyendo que quizá le había provocado algún dolor con su peso sobre su cuerpo. Jimin se colocó de la orilla de afuera de la cama y gateó hasta el peli-negro para tocar su rostro.
De imprevisto, YoonGi abrazó al alfa como pudo, aferrándose con sus manos fuertemente de su camisa. Lloraba haciendo un sonido extraño con la garganta, quizá era involuntario. Jimin no comprendía que sucedía, pero lo envolvió con sus brazos y lo cubrió con una manta que tenía mucho de su aroma para tratar de tranquilizarlo mientras le tarareaba una canción en voz baja.
El lobo alfa bajó las orejas, quería ayudar a que el otro lobo, pero solo lo veía quejarse en el suelo como si llorara a la vez que movía la cola, y eso le hacía sentir muy confundido.
—Ji-Jiminie...
—¿Si, Yoonie?
—Y-yo creo...—tragó saliva, dudando en si continuar la oración o no—, cre-creo que a-acabo de terminar de enamorarme por co-completo de tí.
Miedo. YoonGi tenía miedo a la reacción del alfa ante aquella confesión, y lloraba por por la felicidad de oír cómo Jimin le hablaba al cachorro que posiblemente no podía escucharle, por la felicidad que le provocaba su delicadeza al tratar siempre con el.
» —No te alejes de mí, alfa. Por favor—suplicó, apretando los ojos con fuerza mientras se apegaba aún más a él.
—Omega, a estas alturas ya no podría ser capaz—suspiró, acariciando su espalda con una de sus manos—. Eres la persona más importante que tengo, y si te soy sincero, yo caí a tus pies desde el día en que te vi por primera vez.
Jimin besó su cabello negro, oliendo el aroma a shampoo en el. Su lobo levantó las orejas, moviendo la cola, mientras los latidos del corazón del humano aumentaron su ritmo. YoonGi no pudo dejar de llorar, con una mezcla de sentimientos encontrados, y cayó dormido minutos después, escuchando como el rubio le cantaba al oído.
Primero, perdón por no actualizar. Motivos: falta de inspiración.
Y bueno... de hot se pusieron sentimentales. Muy yo y mis hormonas locas jijiji 😅 #dato de color: YoonGi comenzó a llorar desde que JM se recostó para hablarle al cachorro, solo que Jimin no se dio cuenta hasta después🥺
Por otro lado, quería decirles que R3s ganó el segundo lugar en los Hellboy awards (de mochipan_editorial) en la categoría New adult 😭😭😭
Nos vemos el sábado, cuídense mucho😇💛
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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