Capítulo veinticiete
"Oh, espero que algún día salga de aquí. Incluso si lleva toda la noche o cien años. Necesito un lugar para esconderme, pero no puedo encontrar uno cerca" - Lovely, Billie Eilish
—¡Al fin apareces!—exclamó con alegría al abrir la puerta.
Wendy apretó a YoonGi en un cálido abrazo y lo dejó pasar mientras cerraba la puerta.
—¿Y Joohyun?—preguntó, era extraño no verla por las mañanas. Dejó su mochila en el suelo, pues había preferido primero visitar a sus amigas antes de ir a la otra casa.
Wendy lo ignoró y caminó a la cocina para traer galletas y jugo de naranja en una bandeja, los puso en la mesa ratona y se sentó con junto al menor.
—¿Dónde estuviste estos días?
—Fui a visitar a mamá—sonrió—, aunque... No me fue tan bien como esperaba.
—¿No?
El omega negó, suspirando. Se echó hacia atrás en el sofá, disfrutando de lo blandito que era. Procedió, entonces a contar por segunda vez todo lo que había ocurrido, pero esta vez, sin omitir detalles como lo hizo con Park.
Wendy lo abrazó, haciendo que el omega se recostara un poco sobre su cuerpo mientras dejaba caricias en su cabello. Ella no podía comprender cómo es que una madre ponía a una pareja por encima de su propio hijo. ¿Por qué? ¿Por qué permitir que lo corrieran del hogar donde también pertenecía? Eso no era justo.
—Yo suponía que algo así pasaría—susurró—, y ahora entiendo el porqué ella nunca llamó para saber cómo estaba cuando me fui de casa, o cuando me casé.
La alfa suspiró, negando con la cabeza. No podía decir que era una mala madre, no tenía derecho ya que no la conocía y YoonGi alegaba que de todos modos, le estaba agradecido por haberlo criado, cómo y hasta donde pudo. Sin embargo, ella no quería ser así el día en el que se convirtiera en madre.
» —Algun día le diré a Sae-Byeok que venga de visita así la conocen, ella es muy amorosa con todos... Y un poco bruja, aunque es católica, no lo sé.
Wendy soltó una pequeña risita junto con el omega, y por algún motivo, se dió cuenta de algo.
—YoonGi...
—Dime, noona.
—Dijiste que todo lo que me contaste, pasó el mismo día en que te fuiste y a la mañana siguiente tuviste que quedarte en otro lugar. No volviste a casa. ¿Donde pasaste los dos últimos días?
YoonGi se enderezó, tomando una galleta del recipiente, y miró a su amiga. Se quedó en silencio unos minutos, los que tardo en comer la galleta, pensando cómo decirle toda la verdad. Necesitaba contárselo a alguien para que le ayudara a razonar, o de lo contrario se volvería loco.
—Wendy, si te cuento, ¿podrás guardar el secreto hasta que sepamos cómo resolver el lío que hemos armado?
—Oh, vamos—le sonrió—. Sabes que soy una tumba, pequeño.
—¡Pero no me llames así, santo cielo!
Wendy se sentía un poco traicionada, pero comprendía las razones por las que YoonGi había mantenido oculta aquella información. Él solo quería proteger a Jimin, y en efecto, a Dahyun. Luego de una charla extensa, el omega decidió que debía regresar a la casa para ordenar su habitación y almorzar alguna cosa.
—¡Señor YoonGi, bienvenido!—exclamó al verle entrar a la casa. Chihiro lucía muy feliz por su llegada, era la primera vez que YoonGi la veía alegre por algo.
—Buenos días, ajumma—hizo una reverencia para la mujer—. Huele muy bien, ¿es obra de Yujiung?
—No, la señorita Kim le dio el día libre—respondió, acercándose al chico—, ella está muy rara hoy.
—¿Más loca que de costumbre?—pregunto, cuidando el tono de voz para no ser oído por nadie más. Chihiro asintió con la cabeza, evitando mirar a YoonGi puesto que no era ético que hablara así de su jefa con él—. Gracias por darme el aviso.
La mujer asintió y continúo con sus labores, mientras que Min dejó la mochila que llevaba en la espalda sobre el sofá y dirigió sus pies hacia la cocina. Él aroma delicioso lo recibió con más intensidad que antes, pero no le prestó demasiada atención. YoonGi observó a la alfa, ella le daba la espalda y tarareaba una canción mientras revolvía la olla con una cuchara de madera.
—¿No piensas saludar, omega?—preguntó de mala gana, dejando de cantar. Ni siquiera volteó.
YoonGi suspiró, poniendo la mejor sonrisa en el rostro. Si tenía que fingir que hablar con ella le hacía feliz, mínimo iba a sonreír un poco.
—Buenos días. ¿Qué estás cocinando?
—Cerdo con salsa Donkatsu—contestó, tosca, mirando al menor de soslayo.
El lobo omega se echó, bajando las orejas al oír aquello.
—Eso... ¿no es muy picante?
—Claro, omega—soltó una risita, burlándose—, ¿acaso no te gusta?
Él chico se dió media vuelta y salió de la cocina, ya vería qué almorzar despues; prefirió mejor subir a darse una ducha para relajarse. No quería pelear ese día, y tampoco quizo hacerlo los días siguientes cuando ella lo único que intentaba era provocarlo con la estúpida actitud que había adoptado. Él omega no la entendía, ¿qué demonios le ocurría? Nunca podían mantener una conversación por que ella hacía todo aquello que él no soportaba.
YoonGi se la pasaba en casa de su amiga, saliendo de paseo con la pequeña familia Kim-Jeon, encontrándose con Park algunas noches, o simplemente se encerraba en la habitación con la televisión, su celular y libros. Había pospuesto muchas cosas que debía hacer, solo por todo el estrés que sentía sobre los hombros. Jimin, e incluso Dahyun, habían intentado convencerlo con escapar a alguna otra parte, pero había un problema por el cuál YoonGi no podía avanzar.
Debía pedirle el divorcio a Jisoo, y algo le decía que ella se lo iba a negar. Después de todo, la alfa sabía que esperaba un cachorro suyo, lo más probable es que por esa razón ella no firmaría los papeles.
—Wendy noona, ya ha pasado mes y medio—murmuró, jugando con el mantel que cubría la mesa. Se encontraba en casa de su vecina desde temprano, ella lo había invitado a hacer las compras y él no se había negado.
La alfa lo miró, frunciendo el ceño.
—¿Un mes de qué?
Los ojos oscuros de YoonGi le transmitían algo que Wendy ya no podía ignorar. Miedo.
—Desde que no he visto a Joohyun.
Ella había estado fingiendo que todo estaba bien, mientras que el omega fingía que le creía. Sin embargo, sostener aquella farsa, teniendo tantas sobre la cuerda floja, no estaba siendo de ayuda para ninguno.
—Yoon, ella y yo desde hace muchos meses hemos tenido problemas. Cuando llegaste a nuestras vidas, atrasaste lo inevitable.
El omega se acercó a su amiga con los ojos vidriosos y se arrodilló junto al sofá donde estaba sentada.
—No, no puede... Ustedes... ¡Ustedes se aman!
—Nos amamos, omega. Pero dejarla ir, también es un acto de amor—musitó, abrazando contra su pecho al omega que lloraba en silencio. Sus ojos también estaban vidriosos, pero le había prometido a Irene que cuando se sintiera capaz de hacerle saber sobre la situación al peli-negro no derramaria ni una sola lágrima—. Escúchame, no llores. Prometió regresar, no puede abandonar a su pequeño hijo como si nada, ¿sabes?
Oh, esa palabra. Ahora sentía que la amaba. YoonGi siempre había sido el pequeño de ambas, a pesar de que se molestaba tanto cuando le llamaban así, en el fondo le gustaba.
» —Tenemos un problema mayor que resolver, YoonGi.
—¡¿Que es más importante ahora?!—le gritó con impotencia—, ¡Irene no está aqui con nosotros!
Sus madres estaban separadas, y para su madre biológica el prácticamente no existía. Si, eso era cierto. Pero Wendy lo había meditado por varias noches, y creía tener el plan perfecto.
—Tienes que irte lejos. Por tu hijo, por ese tonto alfa rubio, y por tí. Solo debes confiar en mí y dejar que los ayude.
YoonGi asintió, apegandose a ella en busca de calor. Todo iba de mal en peor, pero estaba harto de continuar en ese bucle constante. Ya no le interesaba cuál fuera la salida, solo necesitaba eso. Salir.
Con éste capítulo, damos por cerrado el segundo arco de la historia. Volvemos al principio de un nuevo arco, sin embargo, nos acercamos al final del libro. (Ni yo entendí que quise decir xd ya van a comprender más adelante)
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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