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Capitulo treinta y dos

“Tal vez sea la manera que dices mi nombre, tal vez sea la manera que juegas tu juego, pero es tan bueno.” - Dandelions.

YoonGi estaba embelesado por aquello que sus ojos veían. Estático en su lugar, sin poder mover los pies un solo centímetro más.

No había pasado mucho tiempo desde que Jimin se había metido a la cama en medio de su siesta para decirle que tenía que mostrarle algo con urgencia. YoonGi nunca se había esperado que lo que vería luego de bajar del motorhome sería su nuevo hogar, y no un pueblito como siempre.

La suave brisa en una caricia movía sus cabellos negros y las hojas de los árboles frondosos que rodeaban la casa, el quincho y vaya a saber qué otra cosa más a la que su vista no llegaba desde ahí.

Y en ese momento, como si fuera el dia elegido, YoonGi sintió una patada por primera vez en su panza. Aquello lo descolocó por completo, trayendolo de vuelta a la realidad. Lo primero que sintió, fue miedo. La sensación de ser consciente al fin de que el cachorro se movía libremente en su vientre era extraña, y dolía un poco, pero al sentirse desprotegido sintió miedo.

Jimin percibió el aroma del mayor desde el otro lado de la entrada donde el peli-negro estaba parado, y su lobo gruñó al mismo tiempo que, bajo la mirada confundida de Yujiung, dejaba los bolsos caer al suelo y corría dónde YoonGi. Lo abrazó por la espalda, pasando delicadamente los brazos por su cintura para rodear la panza también.

El omega se tensó por un mini segundo, pero se relajó de inmediato: solo era Jimin, que había venido a él.

Jimin acomodó su mentón en el hombro derecho del mayor luego de dejar un pequeño beso en su cuello. Sus ojos se enfocaron en la casa que se alzaba frente a ellos;

—¿Que pasó, bonito?, ¿qué te asustó?

—El bebé—hizo una pausa para tragar saliva—, s-se movió.

—¿Qué?—el lobo en su interior levantó las orejas.

—Pa-pateó, hace un momento. Ahora es como... Puedo sentir como se mueve dentro de mí vientre, pero es extraño.

Jimin no dijo nada a pesar de que quería salir corriendo y gritarselo a todo el mundo, pero bajo sus manos había percibido leves movimientos. Su lobo se sacudía feliz, aullando como si festejara. Park supuso que, de alguna forma, se comunicaba con el lobo omega.

» —E-es extraño—continuó diciendo, dejando pequeñas caricias en círculo en la mano del menor—, por que siento que no solo es... Un cachorro.

Tras aquella confesión, ambos se sumergieron en el sonido del agua corriendo y la suave brisa soplando todo a su paso.

Park ya tenía sospechas sobre que no solo estaban a la dulce espera de un cachorro, simplemente por el tamaño de la panza de Min que cada día aumentaba un poco más de tamaño.

—Necesitas el ultrasonido lo más pronto posiblemurmuró, rompiendo el hielo.

El omega giró el rostro para mirarlo, aunque sino le gustara tanto ser abrazado por Park se hubiera apartado de su cuerpo abruptamente.

—¿No quieres que sean dos?

Jimin no pudo evitar reír ante aquella pregunta del omega, que le miraba con el ceño fruncido y repentinamente parecía tener ganas de matarlo.

—Omega, si son cuatro u ocho yo seré inmensamente feliz, pero necesitas un control para saber si todo va bien.

—Oh-oh... Bu-bueno, alfa, tienes razón. Creo que es mejor que vuelvas con Yun hyung, y yo entre a...

No terminó de hablar porque su garganta se secó.

—Nuestra casa—completó con un susurro.

Oh, dios, sí. Que bien se oía aquello.


YoonGi había ayudado en gran parte a ordenar las cosas que tenían en los cinco ambientes de la vivienda, luego de haber mantenido una pequeña discusión con el alfa, quién no quería que Min hiciera nada.

Menos mal Yujiung había tomado posición del lado del omega, opinando que tenía derecho a ayudar si así lo quería. Jimin no tuvo de otra que, un poco molesto, aceptar aquello.

Entre una cosa y otra, las horas transcurrieron bastante rápido. Yujiung pasaría la noche en el motorhome, después de todo era prácticamente una pequeña casa; luego buscaría un alquiler cercano para poder trabajar. Seguiría siendo el cocinero de los más jóvenes hasta que lograran amoldarse a la nueva vida que les esperaba, y no es como si tuviera algo mejor que acompañar a los chicos.

Para la hora de la cena, YoonGi estaba tan cansado que se quedó dormido en la cama de la que sería su habitación a partir de ese dia. Había recorrido cada espacio de la vivienda, admirando el sitio que les pertenecía.

Bueno, a Jimin.

La casa y todo el enorme predio que aún el omega no conocía era herencia de la familia de su madre Rose, ella era la única heredera pero ya tenía dónde vivir y le había prometido a Jimin cuando era pequeño que sería suya cuando lo precisara. Aquello fue un salvavidas, puesto que de no contar con la vivienda se habrían visto el la necesidad de conseguir un alquiler que les costaría muy caro en cualquier lugar.

El alfa contempló por varios minutos el cuerpo relajado de YoonGi que reposaba en el sofá, recargando su cuerpo en el umbral de la puerta.  Min respiraba pausado, recostado de lado con las piernas encogidas y las dos manos con las palmas juntas junto a su rostro, sus labios levemente separados y sus mejillas teñidas de un suave color rojo daban una imagen muy tierna.

«Omega mío, mío»

El lobo alfa se regodeaba en el interior de Park, mostrándose inquieto y no pudiendo evitar aullar feliz. La parte humana no le reprendió su actuar, no es como si su lado animal le fuera a prestar demasiada atención en ese momento.

Lo cierto es que Jimin no pensaba en YoonGi como algo que le perteneciera, sino en un compañero que la diosa Luna había puesto en su camino por algún motivo. Y aunque al principio se había negado totalmente a sentir algo por él más allá de la atracción, el rubio comenzaba a pensar que en verdad deseaba seguir a su lado.

¿Tenía miedo? Por supuesto, Jimin estaba aterrado.

Las cosas ya habían salido mal una vez, y en la búsqueda de cubrir aquél vacío, se había cerrado a ser eso que era hasta hace unos meses. Un alfa idiota que tenía aires de casanovas. Sin embargo, quería pensar que con YoonGi sería distinto por que no estaban solos, tanto él como el omega tenían amigos que habían demostrado su lealtad.

Sin ayuda de todos ellos, cabía la posibilidad de que continuaran en Daegu. Les estaría agradecidos toda su vida.

—¿Jiminie?—balbuceó adormilado, captando la total atención del alfa que de inmediato se acercó al sofá y se arrodilló a un lado—, escuchamos a tu lobo... ¿Todo está bien?

—Te veías tan cómodo que me daba pena despertarte—le susurró, recibiendo una caricia en la mejilla por parte del mayor—, pero debes comer.

—¿Yujiung cocinó?—quiso saber, enderezandose con un poquito de ayuda del alfa que lo empujó suave por la espalda para que no ejerciera tanta fuerza abdominal.

Jimin no contestó, por lo que el omega lo tomó como una afirmación. Ya le había dicho al hombre que por unos días se concentrara en descansar, y Jimin tenía prohibido pedirle comida al mayor.

—¿Estás bien?

—Tengo flojera de moverme—confesó en voz baja, estirando sus extremidades con intenciones de ponerse de pie.

Jimin fue más rápido, pasando un brazo por debajo de las piernas de Min y con el otro le rodeó la espalda.

» —Solo te pido que no nos dejes caer, rubio.

—Me ofendes, omega—y tras decir aquello, le gruñó antes de besar su nariz.

YoonGi rodó los ojos y enredó sus brazos al cuello del menor para sujetarse con fuerza. No era de su agrado que le gruñera, pero no iba a quejarse en la posición en la que estaba.

—Aún sigo procesando lo linda que es la casa con ese aspecto antiguo—comentó en cuanto salieron al pasillo, Jimin asintió.

La construccion de la casa era antigua, pensada para la época donde los y las omegas pasaban la mayor parte de tiempo en ellas con sus niños, mientras sus parejas salían de casería. Las paredes eran anchas, y el techo alto, las ventanas tenían Marcos de madera y un doble postigos, uno de madera muy resistente y el otro el doble de grueso y de acero. Contaba con lo básico y común en la planta baja: porche pequeño, living, cocina y comedor. La planta alta era muy diferente a lo que se acostumbraba ver en la actualidad: una habitación matrimonial espaciosa con baño, una habitación únicamente para el alfa de la casa, una habitación grande para los cachorros con un baño pequeño mas varias camas, y por último una habitación adicional que funcionaba como sitio de cría en aquellos años.

YoonGi había leído que el "sitio de cría" era un lugar solo para los padres y sus cachorros, y aquél que ingresara debía obtener el permiso de ambas partes. Allí les daban de amamantar, les cambiaban los pañales, y dejaban a los pequeños recrearse. Incluso se podía tener algunas plantas que no les afectaba el encierro. Los cachorros cambiaban a su forma lobuna allí por primera vez, por ejemplo, y les beneficiaba el estar rodeados del aroma de sus padres. Debido a las amenazas que podían correr fuera de la vivienda, tanto omega como cachorro, permanecían la mayor parte del tiempo metidos ahí hasta que su alfa regresaba.

A YoonGi le gustaba la idea de tener un lugar privado donde estar con su cachorro, aunque tal vez no siendo tan estricto con el ingreso al la habitación. Y con respecto a la habitación que se suponía, solo era para el alfa, la usarían para las visitas. O si tenía un disgusto con Jimin, lo obligaría a pasar la noche ahí.

Ambos guardaron silencio el resto del camino, y una vez el alfa dejó a YoonGi en una de las sillas que tenía un almohadón, rápidamente fue hasta la cocina en busca de la cena y los utensilios correspondientes.

El olor era delicioso, pero el omega sabía diferenciar muy bien solo con su olfato y eso no lo había preparado Yujiung. Por lo general en las noches el hombre cocinaba comidas menos pesadas, mientras que a Jimin le daba igual.
No dijo nada, y recibió la cazuela de madera que el menor le entregaba, rebosante de verduras y carne con un poco de pasta.

Jimin ni siquiera había tomado asiento y el Omega ya tenía un poco de carne en la boca.

—Yoon, come más despacio—pidió, más sonando a regaño que a otra cosa. No era la primera vez que veía al mayor llevarse comida a la boca como si fuera el último segundo de su vida.

YoonGi puso los ojos en blanco, exagerando el gesto, pero sus mejillas tomaron un color rosado por que el alfa lo estaba regañando como si fuera un niño pequeño.

—Es q-que tenía hambre—murmuró, después de tragar. No podía evitarlo, por alguna razón siempre parecía un desesperado al ingerir comida—. Cambiando de tema, ¿porqué te has sentado en el otro extremo?

Jimin levantó la cabeza, mirándolo unos segundos sin entender. «Te quiere más cerca, tonto», le explicó su lobo desde el interior, haciéndole reaccionar.

—Es la costumbre—diciendo aquello, movió primero la cazuela empujándola con las dos manos, y se puso de pie para con solo dos trancazos llegar a la silla junto al mayor. Tomó asiento, inclinándose hacia él para oler su aroma—, hueles tan bien... Ya lo he dicho muchas veces, ¿verdad?

—Y nunca me cansaré de oírlo—susurró a escasos centímetros de sus labios, y antes de que el alfa hiciera nada, volteó el rostro dispuesto a seguir cenando—, mañana deberíamos ir a buscar trabajo y una clínica, ¿sabes?

—Tú no vas a trabajar—murmuró, casi gruñendo.

YoonGi rodó los ojos mientras se llevaba un poco de comida a la boca.

—No vamos a discutir eso, Jimin. Algo debo hacer, un curso o...

—El hurón.

—¿Qué?—se volteó a verlo, confundido.

—Te dije que quería un hurón, en el departamento, ¿lo recuerdas? E-en verdad me gustaría adoptar uno.

El omega sonrió ante la vergüenza reflejada en el rostro de Jimin, y asintió con la cabeza. Les vendría bien una mascota pequeña y parecía que Park hablaba en serio aquella vez.

Terminaron de cenar y lavar lo que habían usado poco tiempo después, y subieron a la habitación entre risas tontas.

El alfa ayudó al menor a desvestirse, últimamente no podía ni acordonar sus tenis sin ayuda porque la barriga se lo impedía, y aunque la primera vez YoonGi había sentido vergüenza de pedir ayuda, se estaba acostumbrando.

Jimin besó a su hijo, que parecía no querer dejar a su padre dormir por el momento, y el omega se rió por la extraña sensación que le provocaba el cachorro moviéndose dentro de su vientre. YoonGi buscó a tientas con una mano el camisón que planeaba ponerse, pero el alfa parecía tener otras intenciones poco inocentes para esa noche.

No habían tenido sexo desde hace bastantes semanas por el simple hecho de que era incómodo para el onega y el rubio sentía que le haría daño a la o las criaturitas que crecían dentro del menor; pero no era necesario estar dentro del chico para ambos sentir placer.

—Mhh, Ji-jiminie... Es nuestra primera noche aquí y di-dijiste hace unos días que nos quedaríamos fuera para ver las estrellas.

El alfa sonrió con lascivia, colocándose entre las piernas del menor.

—Oh, cariño, claro que verás las estrellas.




Jimin no había logrado dormir demasiado aún escuchando al omega respirar calmado a su lado, completamente desnudo bajo el camisón, por lo que había meditado toda la noche sobre aquello que necesitaba hacer con una rara urgencia. Su cabeza constantemente daba vueltas a todo, creando escenarios ficticios donde lo único bueno que aparecía en ellos era YoonGi.

Y ya estaba harto. Necesitaba pedírselo.

Se puso de pie, recorriendo el mismo camino que había trazado al escabullirse de la habitación después de dejarle el desayuno al mayor; abrió la puerta trasera y caminó con decisión todo el trayecto que le separaba de la parte de la casa donde el aroma del omega era muy intenso, en señal de que estaba tranquilo y haciendo algo que le generaba gusto.

No tardó más que unos cuantos segundos en llegar.

—YoonGi, quiero preguntarte algo—expresó con firmeza, entrando de repente en la habitación.

—Claro—sonrió con inocencia, dejando el interesante libro que estaba leyendo a un lado de sus piernas, sobre la alfombra.

El alfa lo observaba desde arriba, a casi dos metros de distancia; lucía nervioso, y el mayor podía notar el como intentaba mantener la compostura.

Jimin se arrodilló frente al menor, tragó saliva, y con todo el valor, soltó la bomba.

—¿Me permitirías cortejarte, omega?

—Ji-Jimin, tú estás...—bisbiseó, pestañeando repetidas veces sin notarlo. Sus pupilas se agrandaron un poco, siendo a penas perceptible—, ¿estás hablándome en serio?

—Muy en serio, bonito.

El lobo omega se paseó de lado a lado, moviendo la cola y aullando de una manera especial, mientras que el humano con el corazón latiendo desenfrenadamente se avalanzó sobre el peli-rubio.

Jimin recibió todos los besos que el omega quiso entregarle, impulsado por la ferviente felicidad que inundaba su cuerpo.

» —Yoon, en media hora saldremos a la ciudad—susurró, apretando suave el trasero del menor que rozaba su falda—, te recomiendo que te quedes quieto.

—Bien, pero solo porque luego me da sueño.

Ahora solo los chicos rogaban poder encontrar algún trabajo para el alfa, aunque todavía tenían mucho dinero del que Irene y Wendy les habían dado, necesitaban urgente un ingreso fijo.

La misma pregunta apareció en la mente de la joven parejita, ¿qué estarán haciendo sus amigos en ese momento?




Perdón por la tardanza, pasaron cosas 😅🤣

No hubo detalles (ya saben dónde) porque el capítulo está todo cute y no quería cortar eso JAJAJAJA

Nos vemos en el siguiente, cada vez queda menos para el final. Gracias por todo el apoyo 🥺💕

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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