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Capítulo trece


"No te dejes atrapar porque si no me verás siendo una perra nala" BIBI vengeance.

—Yoon, ¿porqué cojeas tanto?

El omega suspiró, evitando sostenerle la mirada a su amiga. El peli-negro le tenía mucha confianza, ella se había vuelto su mejor amiga y confidente, pero ciertamente, existían un par de cosas que olvidó decir. Por ejemplo, que él y Jimin comenzaron a encontrarse por las madrugadas, después de las dos am., en la habitación del alfa.

—Me caí.

—Mentiroso. ¡Te tocas la nariz y luego la arrugas cuando dices una mentira!

YoonGi se sonrojó con violencia, sin poder evitarlo. Su madre lo leía con esa facilidad cuando era pequeño, y por su estúpido lenguaje corporal, no podía mentir libremente.

» —¿Tan malo es, que lo ocultas de mí?—preguntó con suavidad, acercándose al menor para poner una mano en su hombro. El omega levantó la cabeza para mirarla a los ojos.

—No, no. Es decir, sí está mal, pero...

—¡¿Te estás acostando con Jimin?!—mas que molesta, su reacción fue de emoción. Yoongi la codeó por las costillas, haciendo que soltara una risita.

—¡No grites, alfa loca! Pero si, el va a la casa a dormir...

—Pero no duermen—se adelantó a decir—. Yoon, pensé que había quedado claro: a mí no me interesa si está mal o no, haz lo que quieras. Yo estaré a tu lado si tu mundo se cae, no lo olvides.

Los ojos del omega se colmaron de lágrimas, amenazantes por querer salir. Apretó a Wendy en un cálido abrazo que fue correspondido al instante.

» —Yoon, no llores—murmuró, sin apartarse. El menor hacía unos ruiditos al llorar que la mujer ya había tenido antes la desgracia de oír, realmente no le gustaba verlo llorar—, pequeño...

—¡No so-soy p-pequeño!—se quejó, lagrimeando un poco más. Wendy se rió, el omega le causaba una inmensa ternura, le parecía un ser adorable con temperamento fuerte—. G-gracias por ser mí amiga, noona.

La mujer solo le sonrió, apretándole las mejillas. Tomó la mano del omega, y despacio, retomaron el andar hacia el almacén. YoonGi debía hacer las compras para la tan esperada —léase con sarcasmo— cena "familiar", Jisoo llegaría por la tarde para arreglarse y finalmente bajar a comer. Como siempre. Jimin en cambio, llegaría directamente con la invitada especial. Wendy solo iba a hacerle compañía a su amigo, pues su novia no se encontraba en la casa y no tenía más nada que hacer ahí.

Un par de calles más, y el enorme almacén —que era más un super-mercado, pero valga la redundancia— se mostró frente a la parejita de amigos. YoonGi subió usando la rampa, mientras que la mujer prefirió usar las escaleras, y finalmente se pararon en la plataforma que hizo a las puertas corredizas abrirse.

Wendy buscó un carrito de metal donde pondrían los productos a llevar, pero en realidad, ella planeaba poner otra cosa ahí, aprovechando que la parte del frente se podía desmontar.

—Sientate aquí—señaló la parte libre del carro, que ahora lo hacía parecer un cochecito para un bebé. YoonGi no objetó nada, estaba cansado de caminar y le dolían las piernas, por lo que simplemente se sentó, para dejarse llevar por la mujer—. ¿Qué planeas preparar para cenar?—preguntó, por qué habían hablado de muchas cosas, menos de eso a lo que iban.

«Veneno», pensó. Pero no para los demás, sino para sí mismo. No tenía idea de cómo iba a soportar a Dahyun esa noche, ¿cómo verla a la cara después de que ella lo había escuchado follando con el rubio?

—Estoy entre Kimbap o kimchi—se sostuvo de las orillas con las manos, cuando la alfa doblaba por los pasillos, él sentía que lo iba a tirar al otro lado del súper—, pero el kimchi es picante y no me gusta.

—¿Porqué no haces Bibimbap? El Kimbap lleva mucho tiempo, y conociéndote, vas a estresarte rápido.

YoonGi se rió, asintiendo a sus palabras. Había olvidado el tiempo que le tomaría hacer Kimbap, y desde ya no le alcanzaría. En cambio, el Bibimbap era más rendidor, más delicioso, y más simple.

—Bueno, entonces hay que buscar las verduras, la carne, los huevos y el arroz.

—Huevos ya tenemos, ¿no?—era, claramente, una pregunta con doble sentido. La mujer se rió de su propio chiste, haciendo al menor poner los ojos en blanco.

La próxima vez que saliera de compras, sin dudas Min llevaría a esa alfa loca con él para divertirse con sus ocurrencias.




Una canción de Coldplay se reproducía en la televisión de fondo, mientras la invitada especial tomaba asiento junto a la mesa con los anfitriones. La cena estaba servida, la acompañaban con un costoso vino tinto traído de Italia por Jisoo en uno de sus tantos viajes por negocios.

—A sí que... ¿aún sigues interesada en estudiar medicina, Dahyun?—la alfa le preguntó curiosa, colocándose una servilleta de tela sobre el regazo.

La chica negó.

—Esa era mí carrera soñada cuando tenía dieciocho. Comenzaré a estudiar Ciencias económicas el próximo año.

—¡Excelente elección!

—Ojalá no te conviertas en una amargada—el rubio bromeó, codeandola. Dahyun se rió, mirándolo a los ojos, y se sonrojó de inmediato.

YoonGi los observaba en silencio, disimulando lo más que podía para que no notaran que tenía los ojos puestos en ellos.

—¿Y usted, señor YoonGi, trabaja?—preguntó la omega, fingiendo interés—, me imagino que debe ser un empleo buenísimo.

—Si, claro, es fabuloso—el tono de su voz denotaba sarcasmo puro, pero no lo estaba haciendo adrede—.  Hago limpieza, voy de compras, preparo las comidas, y duermo. Ya te tocará a tí cuando te cases con Jimin—le sonrió con falsedad.

—YoonGi—la alfa le miró con advertencia, estaba actuando como un idiota.

—Planeo ser empresaria, tal como Jisoo unnie. No pienso quedarme en la casa a hacer nada más que...—solró una risa, negando con la cabeza—,  para eso están las criadas.

—¿Me estás llamando "criada" a mí?—ofendido, alzó una ceja mientras apoyaba los codos sobre la mesa.

—Criado—le corrigió, sonriendo con falsa inocencia.

—Dahyun, ya basta—suspiró el rubio, apoyando los codos en la mesa—. ¿Podemos cenar tranquilos?

—Estamos tranquilos, Jiminie—afirmó—, lo que pasa es que no entiendes nuestro humor. ¿Verdad, linda?

Dahyun asintió con la cabeza, mostrando una hermosa sonrisa. Aunque por dentro se moría de ganas de seguir dienciendole cosas al otro omega, no podía arruinar la cena.

—La comida está deliciosa, amor—comentó, intentado cambiar el tema de conversación, abrazando a su esposo con suavidad por la cintura—. Eres el mejor.

YoonGi cerró los ojos, esperando un beso en los labios en cuanto ella se inclinó hacia delante, sin embargo, sintió los labios de la mujer en su frente. Sonrió de todos modos, y volvió a girarse para terminar de comer en silencio. Los otros tres comensales hablaron de temas que a los oídos del peli-negro eran entretenidos, claro, pero no les prestaba atención alguna.

Y con un omega perdido en sus pensamientos, casi disociado de la realidad, terminaron de cenar. Incluso habían comido flan como postre.

—Ya es hora de que regrese a casa—anunció—. Muchas gracias por invitarme.

—Espero verte otro día por aquí.

YoonGi levantó la vista, volviendo a la realidad. Observó la mesa, notando los platos vacíos, ¿cuánto tiempo había pasado sumergido en sus pensamientos?

La chica se puso de pie y se acercó a darle un pequeño abrazo a Jisoo, quién no se había levantado para acompañarla hasta la puerta.  La omega rodeó a la mujer, y estiró la mano hacia Min con una sonrisa.

Una sonrisa venenosa. El chico estrechó su mano, sintiendo como ella apretaba con bastante fuerza y la mirada que le otorgaba era solo de amenaza.

—Un gusto conocerlo al fin, YoonGi-ssi—sonrió, cínica.

—Lo mismo digo, Dahyun. Cuídate.

La chica pasó de él, caminando sin más con Park hacia la otra sala. YoonGi miró a Jisoo, y sonrió con ternura. Estaba borracha.

—¿Te sientes bien, amor?

—Sí... Un po-poco mareada—se rió suave—. ¿Vamos arriba?

La mujer sonrió de lado, poniendo  una mano en el pecho de su esposo y bajandola hasta el borde de sus pantalones. El omega se tensó, pues con descaro la alfa estaba intentando bajar aún más la mano, tocandolo inapropiadamente en sus partes íntimas.

—Alfa, no hagas eso—susurró, empujando con sus pies la silla donde estaba sentado en busca de alejarse—, estamos en el comedor.

—Es mí casa, y tú eres mí esposo—se excusó—, ¿porqué no podría? Hace mucho que no...

Por alguna razón, las náuseas se hicieron presentes. Su lobo se sentía incómodo, moviéndose de un lado a otro en su interior mientras lloriqueaba.

—Jisoo, no quiero.

—Pero...

—Vamos, te llevaré a la habitación—suspiró, extendiendo los brazos hacia ella para que se pusiera de pie. Aunque se tomó algunos minutos, Jisoo se puso de pie por su propia cuenta y se sostuvo del menor para no caer hasta llegar a las escaleras.

Si bien la alfa podía mantenerse en pie, subir las escaleras era otro nivel que le estaba costando iniciar. YoonGi intentó levantarla, pero todo su cuerpo dolía puesto que la mujer en ese estado de ebriedad era, prácticamente, peso muerto.

—Deja que la llevo yo, ella pesa mucho—la voz de Jimin se escuchó por sobre la música.

El omega volteó a verlo, sorprendido, pero asintió. Jimin tenía más fuerza, por lo que se acercó hasta su madre y la cargó sin problema hasta su habitación. La dejó sobre la cama y encendió la luz de un velador para que no estuviera a oscuras.

—¿Y YoonGi?—preguntó al no sentir su olor, removiendose en la cama con los ojos cerrados.

—Iba a acomodar todo primero y a darse una ducha—mintió, el chico no había dicho ninguna de esas cosas—. Ya subirá, tú duerme tranquila, mamá.

—E-está bien—fue lo último que murmuró antes de que el sueño la venciera.

El alfa cubrió a su madre con una manta y salió de la habitación cerrando la puerta. Bajó las escaleras y olfateó en el aire buscando al peli-negro, pero no solo su aroma característico estaba en el aire. Caminó hasta el comedor y todos los platos que habían usado estaban sobre la mesa. Entró a la cocina, pero lo halló finalmente en el lavadero.

A pesar de que la luz estaba apagada, por una de las ventanas el resplandor de la luna dejaba ver lo necesario en el lugar. YoonGi estaba sentado en uno de los escalones, con la cabeza casi entre las piernas y las manos sobre el cabello.

—¿Te sientes bien?—preguntó bajito, sentándose a su lado. El omega no le respondió, así que puso un brazo sobre su espalda, acariciándolo con la mano—, ¿te hizo algo?

—Pe-pensé que te irías con ella.

—Su madre vino a buscarla—le explicó, restándole importancia con el tono de voz empleado—. Pero de todos modos, sentí algo que me obligó a quedarme.

—¿Qué cosa sentiste?

—A tu lobo.

YoonGi levantó la cabeza, saliendo de su escondite. Miró al menor a los ojos, buscando un ápice de mentira en ellos que no estaba.

Quizá el alfa no lo sabía, pero Min sí. Poder sentir al lobo de otra persona era imposible, a menos de que un lazo los uniera. Ya fuere un lazo creado por una mordida, o uno otorgado antes de nacer. Pero no dijo nada.

—Nunca había... Sentido asco de que me tocara—susurró, mirando sus manos por no poder sostenerle la mirada. Aún la sensación de desagrado estaba en su cuerpo, y quería poder desacerse de ella.

Jisoo era su alfa, su esposa, ¿cómo podía tener asco de sus manos en su cuerpo? Era incoherente, ellos habían tenido intimidad varias veces, y el omega por lo general se comportaba bastante hormonal sin importar el lugar. Sin embargo, pensar en aquellas noches donde se había dejado hacer, revolvía su estómago.

—Yoon...

—Eso no es normal, ¿cierto? Qué m-mal esposo soy. Y-yo, y-yo debería... ¿Debería haber subido c-con ella?—hizo el amago de ponerse de pie, pero el alfa tiró de su ropa para apretarlo contra su cuerpo.

La cabeza del omega quedó sobre su pecho, justo donde podía oír el corazón del rubio latir y a su lobo respirar. El llanto no tardó en aparecer, por qué ahí entre sus brazos estaba en paz, pero no era lo correcto. Sus emociones eran tan confusas, como si por puro gusto las hubiera puesto en una montaña rusa sin fin de la que ahora no podía sacarlas.

—Deja de llorar, omega. No me gusta...

—El que no te gusta en realidad soy yo, no el verme llorar—acusó, aunque nada tenía que ver con la situación, fue algo que salió desde muy adentro y que hace días quería decirle.

Por que si el omega tan solo supiera que Jimin le quería para más que un acostón por las noches, la solución a sus nuevos problemas estaría más que clara.

—A mí no me gusta ninguna persona—suspiró—, ¿aún no lo entiendes? No puedo amar a nadie.

Y el omega lloró más fuerte entre sus brazos, sin entender el por qué Jimin se negaba al amor. Aún si no era el suyo.




Sé que hay algunos errores de ortografía, pero sinceramente no me siento bien hoy así que los corrijo luego.

No tengo mucho para comentar. Amo cómo quedó el capítulo, espero les guste también.

Recuerden que lxs quiero mucho a todos. Gracias por leer ^^💗✨

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

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