Capítulo dieciocho
"Desearía haberme quedado..." - Mäneskïn
—Estás usando mí ropa vieja, pero... se luce mejor en ti que en mí—susurró observando la imagen que el mayor le había enviado—, y ahora sé que estás durmiendo donde yo debería estar.
Dahyun había salido del departamento a encontrarse con unas amigas, pasaría día con ellas por lo que el alfa se encontraba solo. Para Jimin eso estaba bien, pues no quería tener otra discusión con la chica. Llevaban peleándose por cualquier mínima cosa, Park se sentía frustrado y sumamente irritable, por lo que mientras menos estuvieran juntos, mejor. Él por su parte no salía más de lo necesario del departamento, no conocía a nadie en el edificio y tampoco tenía muchas ganas de socializar con nadie.
Cerró los ojos, dejando el celular de lado bajo su almohada, e intentó dormir un poco más. Eran pasadas las nueve de la noche y no había cenado, pero no tenía ninguna intención de levantarse de la cama. Y tras algunos minutos, cayó a soñar en los brazos de morfeo.
El pequeño niño caminaba de la mano con su mamá por una calle de tierra. Era la primera vez que estaban en ese lugar, era un pueblo pequeño y alejado de la ciudad.
—Mami, ¿por qué hay tanto pasto y plantas raras?—un tanto juzgón, el niño de nueve años de edad arrugó la nariz mientras observaba a su alrededor. Donde él vivía solo veía autos y gente por doquier, ¿cómo era posible que existiera un lugar donde todo fuera verde y el ambiente estuviera contaminado con un aroma extraño y tan dulce?
—Jimin, no hagas eso con la nariz. Te ves feo, hijo—la mujer se rió cuando el pequeño se tocó la nariz con sus deditos para dejar de hacer aquello—. Hay mucho pasto porque estamos en un lugar donde casi todo es campo, amor.
El niño en realidad poco entendía lo que le explicaba su madre.
—¡Mira allá, mami Ro!—señaló hacia delante, al final de la calle había un terreno baldío con algunas hamacas y ruedas de camiones, también podían verse algunos niños de diferentes edades corriendo—, hay juegos.
—Bien—sonrió—, podemos ir ahí hasta que tu madre consiga que alguien venga por nosotros.
El pequeño asintió, continuando la caminata con su mamá. Todo a su alrededor se veía tan extraño ante sus ojos debido que el infante solo conocía la ciudad, por desgracia el auto en el que la pequeña familia viajaba había sufrido una rotura por los caminos dañados que tenían que atravesar para ir con unos familiares y ahora se encontraban curioseando para matar el tiempo de espera.
El niño soltó la mano de su mamá para correr cuando se encontraban cerca de el espacio que simulaba ser una plazoleta vecinal, o al menos una zona donde los niños oriundos se juntaban a jugar.
La mujer se sentó en la única banca de madera que había para observar a su hijo, mientras esperaba que su esposa le enviara algún mensaje dándole aviso de alguna solución para la situación en la que se encontraban. Eran pasadas las cinco de la tarde un tres de marzo, lo único bueno es que la primavera envolvía todo el país y no hacía demasiado frío.
A lo lejos, el pequeño niño de diez años se acercaba a las hamacas que estaban desocupadas en busca de ocupar una. Sin embargo, dos niñas mayores aparecieron corriendo de repente por el lado derecho y tomaron las únicas dos hamacas disponibles.
—¡Oye, yo estaba a punto de usar esa hamaca rosada!—se quejó, cruzandose de brazos, ante la mirada burlona de las otras dos.
—¡Ups! Llegamos primero, rubio tonto.
—¿Que les sucede?—rodó los ojos, gesto que había aprendido de su madre. No tenía paciencia para ponerse a discutir con personas que ni siquiera conocía, él solo quería distraerse un rato. Se dió media vuelta y mientras pateaba algunas piedras pequeñas con sus pies, se dirigió hasta la pila de tres neumáticos enormes, posiblemente de camión o tractor. Las ruinas eran casi de su altura, por lo cual no le era tan fácil mirar dentro.
—¡No te acerques ahí, rubio, hay un bicho raro!—a sus espaldas, una de las niñas gritó.
Pero lo que ella no sabía, es que alquello generó aún más curiosidad en el infante de cabellos rubios. ¿Qué podía encontrar ahí? ¿Sapos? ¿Víboras? ¿Algún otro animal, muerto?
Sin embargo, oía suaves susurros provenir desde adentro de las ruedas.
—¿Hola?—preguntó, confundido—, ¿hay alguien ahi?
Vaya sorpresa se llevó al ver una cabellera negra y unas manos pequeñas moviéndose frenéticamente, como si estuviera saludando.
—Ho-hola. Yo no soy... No soy un bicho raro.
—Hmm, ¿y qué haces ahí dentro?
—Hoy... Hoy es mí cumpleaños, y yo solo... Nadie quizo jugar conmigo, ni compartir lo que traje... Ellos me metieron aquí porque soy molesto.
—¿Puedes salir por tu cuenta?—no estaba seguro si debía avisarle a su mamá, sabía que ella estaba cansada por la caminata y no quería molestarla, pero por otro lado, le daba pena que ese niño al que no podía verle el rostro si quiera, se quedara un segundo más dentro de esos plásticos.
—Sip, ¡mis brazos son fuertes y sé escalar!
—Oye, ¿qué edad cumples?—preguntó. Por alguna razón no quería irse, más allá de que no tenía más que hacer y los demás niños lo ignoraban.
—Hmm, ci-cinco.
—Wow, eres muy pequeño. Yo tengo diez, pero voy a cumplir once en unos meses—le contaba mientras observaba la rueda que le separaba del cumpleañero—, ¿Y qué trajiste para compartir?
—¿N-no vas a burlarte?
—No lo haré, ¡pero quiero saber!
Segundos más tarde, el menor lanzó hacia fuera pelota de color naranja, que el rubio atrapó con ambas manos como autoreflejo.
Era una mandarina.
—¡Jimin, nos tenemos que ir!
El rubio se desesperó, no sabiendo exactamente qué hacer. Su mamá continuaba llamándole pues aparentemente debían irse con rapidez, y no había llegado a preguntarle el nombre a su nuevo amigo.
—¡Feliz cumpleaños, y adiós!—saltó.con ambos pies, haciendo el intento por observar al menor, pero solo logró ver su cabello negro peinado perfectamente—. Prometo que volveremos a vernos, niño
—¡Jimin, Jimin!
—¡Jimin, Jimin!—le llamó desde la puerta. El alfa se removió en la cama, restregandose los ojos con el dorso de la mano—, ¿ay, estbas dormido? Lo siento.
«Estúpida», gruñó por dentro el lobo alfa, molesto con la actitud de inocencia que la chica adoptó por un segundo.
—No te preocupes, aún no—mintió—. ¿Cómo te fue?
—Bien, fuimos al cine. Y, hmm... Ví a Seokjin, iba junto a...
Jimin no dejó que terminara de hablar, y la chica suspiró, se estaba arrepintiendo de abrir la boca.
—¿Viste a Seokjin?
—Si, pero él no...
Nuevamente, el alfa se adelantó. Tan parecía que la chica no se tomaba en serio todo lo que habían pactado anteriormente en contra de su propio opinión sobre el tema. El día anterior casi había sido vista por Sunhee, ¿qué más esperaba la omega, encontrarse directamente con su madre?
—¡Dahyun, debes tener más cuidado la próxima!—elevó un poco la voz sin querer, pero es que no le entraba en la cabeza el cómo podía seguir visitando lugares tan obvios—. ¡¿Que harás cualquiera de ellos te ven?! Sabes que los Kim son cercanos a YoonGi.
—Te he dicho ya varias veces que no lo nombres—suspiró, entrando finalmente a la habitación. Caminó hasta el armario para sacar su pijama y antes de entrar al baño volvió a hablar—. Y Seokjin no me vio, tranquilo, no hay forma de que le vaya con el chisme al arrastrado ese.
Jimin hubiera querido decirle algo, devolverle el insulto o por lo menos decir algo en defensa del omega que no estaba presente, pero el dolor de cabeza que sentía era realmente insoportable y lo menos que quería era tener una discusión con la chica a altas horas de la noche.
Con respecto al suelo que había tenido, Jimin no sabía que pensar. Más que un sueño, era un recuerdo de su infancia que de vez en cuando su cabeza volvía a reproducir, pero no le dio demasiada importancia. Después de todo, tenía cosas más importantes por las cuales preocuparse.
A casi siete mil millas de distancia, —imaginarias—, YoonGi no podía dormir. Se volteaba de un lado a otro en la cama, inquieto. Su lobo lloriqueaba mientras se cubría el hocico con las patas delanteras, en clara señal de que algo no estaba bien.
El problema era saber si algo andaba mal con sí mismo, o conbalguien externo.
Hace media hora atrás había oído las llaves girando en la puerta de la habitación de Jisoo, suponía que se había acostado ya. Sus amigas le habían enviado una foto antes de dormirse, ambas mujeres con pijamas de animales. ¿Y entonces, qué podia hacer?
Una idea llegó a su mente. No era la más brillante, y tampoco estaba seguro de como podía tomarselo él, pero su tía le decía de pequeño que "quién no se arriesga, no gana". Por lo que, con aquella frase en mente, desbloqueó la pantalla de su celular y entró a contactos para presionar aquél que tenía anclado en favoritos.
Seis tonos y YoonGi se estaba haciendo a la idea de que el alfa no le respondería la llamada, después de todo, tenían una zona horaria totalmente diferente.
El omega iba a resignarse y colgar, sin embargo, el rubio atendió a tiempo.
—¿H-hola? ¿YoonGi, pasó algo?—preguntó en un tono de voz bajo con preocupación, restregandose los ojos.
—Hola... Yo sé que no deberíamos, pero quería oír tu voz auque sea un segundo o siento que me voy a volver loco.
El rubio negó con la cabeza aunque Min no podía verlo por obvias razones. Por su cobardía, el alfa no le había marcado antes, y aunque no era la mejor idea mantener una llamada a las cuatro am., Dahyun dormía roncando levemente a su lado.
—Cariño—susurró, aunque lo suficientemente alto para se oído con claridad desde el otro lado—, ¿qué haces en mí cama?
No hacía falta preguntar cómo el alfa podía dar por hecho aquello, puesto que el sexto sentido de Jimin casi nunca se equivocaba.
—Por que aquí donde quiero estar, huele a ti—suspiró, removiendose un poco para sentir más calor. La cama del rubio era tan, tan suave—. Se ha convertido en mi lugar seguro, aunque solo...
El omega guardó silencio abruptamente, por qué decir aquello que estaba pensando, era seguir metiendo sal en la herida. Jimin lo entendió en seguida, repitiendo para sí mismo lo tanto que se odiaba.
—Deberías dormir, casi son las cinco de la madrugada—reprochó.
—Lo sé, pero...
—Prometo que volveremos a vernos, omega.
YoonGi no pudo decir nada más, ni siquiera colgar la llamada. Se había quedado en blanco, con la sensación de estar pasando por un deja vú. Ya había escuchado esa frase antes, ¿o en verdad se estaba volviendo loco?
Ay YoonGi, cómo te eZplico que no es locura😔 JAJAJSJKJSJK
Hay varias cositas "que no cuadran" en este capítulo adrede, espero que los hayan notado o hice las cosas mal 🙂
Dato: todo el capítulo se basó, en su mayoría, en la letra de Timezone (la canción en multimedia).
Ya, sin más que decir, se me cuidan<3🌺
©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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