Capitulo cuantrenta.
“Silencio, no hables. Cuando escupas tu veneno, mantén la boca cerrada. Odio cuando mandas a callar y luego predicas” - La La La, Naughty boy feat. Sam Smith.
Cuando era solo un pequeño cachorro, soñaba con descubrir el mundo a su alrededor. Escalar la montaña no sonaba nada mal, veía que los demás lo hacían, ¿por qué el no podía ir?
O también, por ejemplo, ir al río. ¡El sonido del agua se oía tan bonito desde su casa! Pero su madre no tenía tiempo para llevarlo y no dejaba que su tía lo hiciera.
Sae-Byok le obsequió plantas de mandarinas, al menos, así podría entretenerse en casa. Porque tampoco podía ir a jugar con los demás niños al parque; una vez más, su madre no contaba con el tiempo suficiente y no permitia que Sae lo llevara.
Dejó de pedir permiso para salir de casa cuando lo encerraron en un cuarto oscuro por segunda vez. La primera, se obligó a creer que su madre solo quería bromear con el, ya que lo había dejado salir del viejo galpón polvoriento treinta minutos después. Sin embargo, la segunda vez no supo en realidad cuántas horas pasaron, simplemente el sol ya tenia rato de haberse ocultado.
El pequeño de ocho años dejó de querer salir de casa, se ocupaba de sus mandarinas. A veces les hablaba, su tía dijo que si lo hacía ellas crecerían más fuertes y darían muchos frutos. Se dió cuenta también que los niños eran malvados, pero no más que su madre que en cuanto se enteró de que lo molestaban en la escuela, cegada por el enojo de tener un hijo débil, volvió a encerrarlo por horas.
De hecho, cualquier excusa era válida para meter al niño es el galpón. Aún si estaba nevando, lloviendo, o hacia un calor insoportable, no importaba.
Cuando YoonGi abrió los ojos, sintiéndose incómodo por la posición en la que dormía, creyó que otra vez estaba allí. El olor a suciedad era el mismo, la oscuridad no le permitia ver, el frio del suelo traspasaba la fina manta sobre la que estaba acostado... Pero esa que respiraba tranquila a poco menos de un metro de distancia, no era su madre, mucho menos su padrastro.
Tirando de una cuerda, la luz en un pequeño y sucio bombillo se encendió.
—Veo que estás despierto, me alegra—sonrió, luciendo tan natural que daba miedo. Se agachó a dejar una bandeja con lo que parecía ser una taza de té y algunas galletas y tomó asiento en el suelo—. ¿Cómo te sientes, YoonGi?
El omega se sentó con rapidez, dándose cuenta de algo extraño en su cuerpo. Sin dejar de observarla, llevó ambas manos hacia la zona y cuando se dio cuenta de lo que era su cuerpo tembló por la inminente humillación.
Jisoo lo tenía atado con una correa como si fuera un perro.
—¡Tú, maldita loca! ¡¿Qué diablos te pasa?! ¡Déjame ir!
—Te extrañé todo este tiempo, ¿sabes? Te fuiste tan de repente... ¡No puedo creer que no me tomó mucho esfuerzo encontrarte!—comentó con gracia—, dime, ¿quien fue? ¿Tú o el idiota de Jimin?
—¡Cierra la puta boca! No lo llames así.
Jisoo se rió aún mas alto, negando con la cabeza. Acercó la bandeja al menor, con intenciones de que él aceptara la comida.
YoonGi, preso del odio, tomó la taza y en un movimiento imprevisto le arrojó el liquido sobre la ropa. Sin embargo, solo se trataba de agua; posiblemente ella sabía que eso pasaría y solo buscaba burlarse de lo patético que el omega se sentiría.
—¿Recuerdas que dije que me las pagarías, omega?—sonrió, batiendo sus pestañas. El menor quiso tomarla con sus manos, pero el collar de cadenas se ajustó a su cuello en cuanto tiro de él y se vio obligado a retroceder un poco para poder respirar—. Y sino te lo dije antes, acabas de escucharlo. Ésto es lo que te ganaste por ser un perro traicionero.
YoonGi no dijo nada, en verdad su cuello dolía: debió suponer que no seria un collar de cadenas normal, sino uno de ahorque. Pero en realidad no era lo que mas le preocupaba.
¿Y Jimin? ¿Yujiung? Ellos... ¿lo estaban buscando?
» —Esta casa tiene camaras de seguridad por todos lados, y algunas personas están trabajando para mi—comentó con cierto desinterés poniéndose de pie—, ¿puedes creer que todos me reconocen como una gran empresaria cuando salgo a la calle? ¡La gente me ama!
—Nadie sabe que eres una bestia repugnante—escupió, arrugando la nariz—, pero los comprendo, lamentablemente yo también estuve de ese lado.
El sonido seco de un golpe en su mejilla resonó por la habitación, pero YoonGi no se quejó en absoluto. Sonrió, mirando hacia la izquierda.
» —¿Qué sucede? ¿Te molesta oír la verdad? Oh..., qué pena.
—YoonGi, cállate.
—No quiero. ¿Qué pasa? Me tienes atado, las palabras no deberían ser tu problema. Sabes que cuando logre soltarme, no solo yo te voy a golpear sini qus mi alfa te va mat-...
La alfa lo sujetó del cabello, tirando con fuerza hacia atrás. El omega quiso golpearla con las manos ya que se encontraba hinchado de rodillas, pero aún así, mientras más hacia atrás tiraba su cabeza, aún mas el menor se desconcentraba.
Sintió cinco uñas de la alfa rozarle el vientre de derecha a izquierda y todo su cuerpo se paralizó
—¡Maldición, cállate o te voy a hacer parir en este momento de un solo golpe!
Tenía que velar por sus hijas, y eso significaba, hacer todo lo que ella quisiera hasta encontrar la manera de salir de allí.
—L-lo siento, lo siento, yo... ¡Por favor, perdóname alfa!.
Jisoo lo soltó, asintiendo. YoonGi se apoyó ambas manos en sus rodillas, encogiéndose lo más que pudo para mostrarle respeto.
Respeto que no se merecía, por supuesto.
—Buen chico, bien chico. ¿Ves que no es tan difícil comportarte? Poco a poco volveremos a llevarnos bien, como antes. Más tarde te traeré comida, ¿quieres otra cosa?
«Queremos a Jimin» respondió el lobo. «Por favor, alfa, si puedes oírme, ¿dónde estás?. Prometemos no volver a hacer las cosas mal, pero ven por nosotros»
—Hmm... Necesito dormir, Jisoonie.
La mujer sonrió, feliz de oir que el omega la llamara por su nombre de manera cariñosa.
—Claro, yo te despierto más tarde.
YoonGi vomitó en medio de una crisis nerviosa en cuanto ella cerró la puerta y lo dejó solo, hundiéndose en su propia miseria.
Sin preocuparse en secar su rostro porque las lágrimas no pasarían hasta mucho después, el omega apoyó la espalda en la pared y entró las piernas para cantar suavemente una canción de cuna a sus bebés que comenzaban a moverse inquietas. No tenía idea de la hora, pero seguramente pasaban de las doce de la noche.
Su lobo omega se encontraba echado, emitiendo un quejido muy particular desde el fondo de su garganta. YoonGi no lo entendía, y de hecho no le estaba prestando atención, pero su omega estaba emitiendo un llamado de ayuda* muy especial. Por lo general, solo ocurre entre lobos enlazados, pero Jimin y YoonGi estaban unidos por la diosa luna antes de siquiera haber nacido. No era igual a comunicarse con su pareja, puesto que para eso era necesario sin excepción un lazo.
«Alfa, otra vez soy yo. Si puedes sentirme, por favor, no dejes de buscarnos»
Lo único que YoonGi pedía con todas sus fuerzas es que Jimin se apresurara. No creía poder aguantar estar en ese lugar conociendo las intenciones de Jisoo.
Dejé el cap. en 1224 palabras para hacerlxs sufrir JAJDKAJDJ 😆
*Llamado de ayuda: solo ocurre entre parejas enlazadas, con un lazo real. Sin embargo, si son destinados, aquello no hace falta. Aunque por lo general quien inicia el “llamado” es el omega, puede suceder al revés. NO ES LO MISMO QUE HABLAR MEDIANTE EL LAZO. Por eso, en el texto que se encuentra entre «-», el omega de YoonGi dice "si puedes escuchar/sentirme", ya que Jimin no ha enlazados a Yg.
Volviendo a la explicación, es literalmente un llamado de auxilio para situaciones en dónde el lobo siente peligro, pero no tan extremo como para cambiar de forma(spoiler: eso lo sabrán después). El lobo receptor del mensaje percibe al lobo emisor, como si le "enviara" una especie de llanto, una queja aguda, un pedido de SOS. Esto despierta la intuición lobuna, que mezclada con la racionalidad humana, pueden llegar a saber dónde se encuentra la otra parte.
*Collar de ahorque: sirven, hasta donde sé, para adiestrar a los perros (para que aprendan a no tirar de la correa cuando los sacan a pasear).
©Yoonniexjiminie5.
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