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𝗥𝗨𝗡𝗡𝗘𝗥𝗦 - 10

-Señor.

No muy lejos de allí un hombre de mediana edad se acercó al joven soldado que miraba a un punto fijo en la mesa mientras señalaba a la radio.

-¿Que sucede?

-Recibí una señal por un momento -este respondió, moviendo la pequeña antena para recibir mejor la señal- Era una mujer.

-¿Sobrevivientes? -este preguntó asombrado- ¡Rápido! Intenta recuperar la señal.

El joven soldado asintió y totalmente decidido puso todo su esfuerzo en tratar de contactar nuevamente la señal recibida.

"Att..." La estática hacia casi imposible poder recibir la señal clara "af... uera... Seúl... pronto..."

Este frunció el ceño y con un último intento logró establecer una unión estable.

-¡Lo logré! -este exclamó con una sonrisa, subiendo el volumen a la radio.

-¡Bien hecho Louis! -musitó el hombre mayor, este tomó una silla sentándose junto al joven.

La señal que habían recibido estaba emitiendo un mensaje repetitivamente, por lo cual lograron escucharlo desde el inicio.

-"Atención a todas las unidades que aún estén en servicio en la actualidad, mi nombre es Cho T/n, antigua teniente general adjunta de las fuerzas de la Paz de la ONU -esta dijo- Me encuentro a las afueras de Seúl en una antigua base de telecomunicaciones junto a dos supervivientes más, y me temo, que somos las últimas con vida en la ciudad. Envío está señal en repetición a todos los que puedan escucharla, pronto nos quedaremos sin agua y comida para sobrevivir y sin municiones para luchar. Necesitamos urgentemente de la ayuda de aquellos que aún pueden luchar, cambio y fuera"

El mensaje terminó volviéndose a repetir pocos segundos después, ambos hombres se miraron fijamente.

-¿Puedes encontrar el origen de la frecuencia? -este preguntó y el joven asintió- Bien, entonces trata de establecer una conexión con la antena que emite el mensaje, si contamos con suerte podremos contactar a la mujer que está enviando el mensaje.

» Base de telecomunicaciones a las afueras de Seúl, diez minutos antes de que los generadores fallen por completo «

T/n miraba con desesperación a la radio con la esperanza de que esta se encendiera en señal de ayuda. Nayeon, que estaba sentada a pocos metros de la azabache rezaba en su interior con fuerza para que alguien logrará escuchar su mensaje, está se levantó de su silla y comenzó a caminar lentamente por la habitación, llamando la atención de Jihyo.

-¿Aún nada? -preguntó la antigua líder, la azabache negó mientras cerraba sus ojos- ¿Cuánto tiempo nos queda?

-Cerca de siete minutos -respondió Nayeon viendo su reloj de mano- El hecho de que nosotras tres seamos las únicas sobrevivientes me aterra demasiado -esta admitió, Jihyo se puso de pie y caminó en dirección a la rubia- No quiero creer que no...

Está hizo silencio cuando Jihyo la abrazo repentinamente, Nayeon se tenso un poco, pero poco a poco devolvió el abrazo que la menor le ofrecía, calmandose lentamente hasta regresar a la normalidad.

-Vamos a estar bien Nayeon, no te preocupes -esta dijo- No importa si no hay nadie más allí afuera, nos tenemos una a la otra -dijo- Me tienes a mí, tienes a T/n y nosotras te tenemos a ti, si de verdad no hay nadie allí afuera... Me siento muy feliz de estar a tu lado -esta sonrió- No perdamos la fé Nayeon, ¿Si? Lo vamos a lograr...

Nayeon sonrió y secó una lágrima que comenzaba a formarse en su ojo, abrazando nuevamente a su antigua líder. Y T/n, que estaba viendo la escena con una sonrisa giró su cuerpo fuertemente cuando la radio se encendió. La azabache tomó los auriculares con rapidez al igual que el micrófono.

-¿Hay alguien ahí? -preguntó T/n totalmente alegre- Mi nombre es Cho T/n, ¿Hay alguien ahí?

Hubo estática por un momento, pero su esperanza incrementó cuando el familiar sonido de una voz humana sonó del otro lado.

-Mi nombre es Eichiro Mizawaki, capitán de la policía metropolitana de Tokio -este dijo al presentarse- Recibimos su señal, fue una tarea extremadamente difícil dar con su origen.

La azabache rió suavemente. -Estamos usando una radio antigua, seguro es por eso -dijo en respuesta- Escuche, capitán Mizawaki. Nos encontramos a las afueras de Seúl en una antigua base militar, actualmente nos encontramos en una situación crítica ya que contamos con poco tiempo de energía...

Hubo un pequeño silencio.

-Comprendo -musitó el hombre- En este momento estamos a cuatro kilómetros de la costa Este de la península, cerca de la base naval de Incheon, tenemos los recursos para enviar a un equipo de rescate en aproximadamente tres días, ¿Creen poder llegar en ese tiempo a las coordenadas de encuentro?

T/n miró a las chicas las cuales asintieron a modo de respuesta.

-Ahí estaremos capitán -respondió ella.

-¡Perfecto! A en tres días a partir de hoy a las 0930 horas estaremos en las coordenas xx grados, xx minutos, x segundos latitud Norte, xx grados, x minutos, xx segundos longitud SurEste -dijo el contrario- Espero verla ahí señorita Cho.

-Igualmente capitán.

Finalmente, los generadores fallaron antes de poder despedirse. T/n retiró los audífonos de sus orejas y suspiró fuertemente, relajando sus músculos por completo.

-Bien... -dijo la azabache, girandose para poder ver a las chicas- Lo hicimos...

Jihyo sonrió y Nayeon dió un pequeño salto de felicidad.

-¿Deberíamos de irnos ya? -preguntó la coreana menor, Nayeon miró a T/n.

-No lo creo Ji -respondió T/n- Ya oscureció, salir ahora mismo sin conocer la zona sería un suicidio, lo mejor sería esperar a que amanezca para poder ver nuestro entorno y ver todas las posibles amenazas.

-Tienes razón -musitó Jihyo- Supongo que la emoción me cegó un momento...

-Si -secundó Nayeon- Hemos llegado muy lejos como para fallar ahora mismo, además... -dijo- Estoy algo exhausta, aún no me recupero por completo sobre lo que sucedió hoy...

La azabache soltó un pequeño suspiro, todos los recuerdos llegaron a su mente en cascada, reviviendo una y otra vez lo que vio y dándole un golpe de realidad.

Miyeon estaba entre los infectados.

Aunque... ¿Realmente era ella?

T/n estaba bastante pensativa, está no queria pensar que su hermana había sufrido ese destino, pero si realmente era ella -cosa que podria ser lo más factible- debía de aceptar su realidad. Sea lo que fuese, estaba preparada para darle un cierre.

-Saldremos en cuanto salga el sol -wsta dijo poniéndose de pie- Aseguraremos este lugar y pasaremos la noche aquí. Mientras tanto... ¿Podrían ayudarme?

Y manos a la obra las tres chicas emprendieron la tarea de fortificar la pequeña sala.

Escuchando de fondo la música nocturna; gemidos de agonía y dolor eterno.

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