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II

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#O2
Lost stars.

—Finalmente...

Tobio dejó escapar un sonoro suspiro mientras frotaba sus sienes con amargura y daba un largo trago al café — aún tibio — que estaba anteriormente sobre su porta vasos — ahora decorado con stickers demasiado coloridos para su gusto —.

Después de casi cinco horas de parloteo en la insípida y solitaria carretera que parecía no tener fin, Hinata se quedó profundamente dormido soltando balbuceos incoherentes, abrazado del estúpido peluche que había comprado hace apenas unas horas, en la plaza del copiloto, reclinado en el cómodo asiento de cuero oscuro, cubriéndose con un patético - lindo - edredón con super héroes de comics, específicamente, Spiderman. Tenía el cabello por si ningún lado, completamente revuelto, apuntando a todas direcciones, hecho un lío de nudos. Suspiro, por lo que parecía ser la milésima vez en aquel día. Dios, se sentía como aquellos padres que fueron dejados a su suerte con hijos tan energéticos que podían agotar la paciencia a quien fuera.

Su auto era un revoltijo de cosas al azar que Hinata se había empeñado en comprar en su pequeña – y nada rápida — parada en Seiyu, ya que este había alegado que su padre pronto cancelaría sus tarjetas, y que a pesar de contar con el dinero suficiente para algunas semanas, aún no quería desperdiciar en chucherías. Le daba curiosidad — debía admitir — así que hizo inocentemente la pregunta del por qué deberían comprar estupideces si no quería desperdiciar el dinero, pero se dio cuenta que había sido una mala elección haber abierto la boca, ya que el pelirrojo no sabía cuando callarse.

El celular de él más bajo estaba conectado a él bluetooth del vehículo, y se seguían reproduciendo las melodías que tenía descargadas — no se había topado con casi nada de su gusto, por desgracia —.

Una canción en un volumen moderado le hacía compañía, al igual que los sonidos pertenecientes a los pequeños animalillos e insectos que tenían vida nocturna por la carretera, además de el aire fresco que octubre tenía que ofrecerles a los pobres mortales como el, haciendo que fuera un completo gusto el tener la ventana del auto abierta por poco más de la mitad, a pesar de que diminutas gotas de agua se colaran dentro, dejando rastros apenas visibles.

— ¿Como fue que pasó esto...?

[....]

Región de Chugoku, Okayama. Japón
3:47 PM

Sacudió inútilmente sus manos, secándose rápidamente en sus jeans negros — y algo rotos —, haciendo el intento por obtener algo de calor, había ido a el baño público de la gasolinera hace apenas unos minutos, y se había lavado las manos como toda persona decente, pero no había una mierda de agua caliente y ahora sentía sus manos congelarse, si bien no hacía un frío que te calaba hasta los huesos, si hacía el suficiente para querer volver a casa y encerrarse por un buen rato.

Casa.
Diablos.

Bufo. En el intento de sacar toda su frustración, abrió con fuerza una de sus barritas de cereal para masticar agresivamente, tanto que sentía que sus dientes le pedían piedad, ellos no tenían la culpa de su estupidez.

No tenía ni la más mínima idea de que hacer, el poco efectivo que le quedaba lo gasto en un café pequeño, barras de cereal y un ramen instantáneo que ya había sido devorado hace tiempo. Había ido a visitar a su abuela por parte paterna, se encontraba algo enferma y como buen nieto fue a cuidarla, ya que su padre — como todo el maldito tiempo — se encontraba fuera de la ciudad, pero en su desgracia, infortunio, mala suerte —, forma tonta de llamarle si se lo preguntas, ya que Tobio no creía en la mala suerte. —, o como quisieran llamarle, le habían robado la billetera y su teléfono cuando había bajado a recargar gas en la estación de descanso pasada, lugar donde yacía su pobre dinero para el viaje y su único método de comunicación.

Estaba a punto de caer bajo y llamarle a Miwa desde algún teléfono público, pidiendo algunas monedas a algún alma bondadosa que se apiadara de su situación, para que hiciera algo al respecto, pero no tuvo tiempo para hundirse en su miseria cual titanic en 1912 por que un extraño, mojado y con dificultad para respirar había entrado a su auto de la nada.

¿Que?

Claro que lo último que supo de aquel raro encuentro antes de que sus sentidos fueran ocupados por una sensación abrumadora y miles de preguntas en su cabeza era que lo estaban besando. Se estaban putas besando y lo más vergonzoso era que no había dado un mísero pico ni por asomo en cuatro — o tal vez más. — años, el pensar que estaría haciendo esto con un completo desconocido le ponía los pelos de punta del coraje, por que, ¿de verdad que su primer beso en años iba a ser así? ¿De verdad? El destino, Dios, o quien sea que este allá arriba, lo odiaba de verdad.

No devolvió aquel toque íntimo, al contrario, intentó separarlos, pero no fue hasta que sintió al chico relajarse contra sus manos que finalmente estuvieron fuera de la boca del otro.

— ¿Me podrías explicar que-

Le volvió a interrumpir. Esperaba que esto no se hiciera costumbre.
Es más, esperaba que esto se acabara pronto para poder ir a rogar por unas monedas y acabar con su sufrimiento.

— ¡oh, por los cielos! De verdad.. Losientomuchisimonofuemiintenciónhaceresosoloquehabiaunostiposydespuesmequerianatrapary... — ¿Que carajo había dicho? ¿Estaba rapeando y estaba involucrado en uno de esos concursos clandestinos de los que tanto hablaban sus compañeros cuando iba en preparatoria?

— ¡imbécil! Habla bien.

— ¿Cual es tu nombre?

— Me acabas de besar, ¿Y enserio preguntas mi nombre ahora?

Vio como el chico asintió con las lágrimas acumularse y las manos enrollando las largas mangas del suéter que llevaba consigo, jugueteando con estas mirándole directamente a los ojos, aún con la capucha puesta. Bufo.

— Kageyama Tobio.

— ¡OH! ¡Lindo nombre! — sonrió. — bien. — pero de un segundo a otro volvió a tomar agresivamente sus ropas intentando hablar con la voz entre cortada y piernas temblorosas. — ¡Kageyama-kun! ¡Estos enormes sujetos que trabajan para mi padre quieren llevarme de vuelta! Pero, yo no quiero por que me obligarán a hacer cosas que en mi vida permitiré, y si no voy pronto a Miyagi, sabrán donde estoy, ¡Te lo suplico! ¡Llévame contigo! Puedes dejarme en el lugar a donde vayas, ¡De verdad esos gorilas harán lo que sea para atraparme!

— ¿Que estupidez hiciste para que te persigan así? ¿Robaste un banco o eres alguna clase de vendedor de droga?

— Si, ¿Quieres saber a cuánto tengo el gramo? Por qué para ti, gratis. — el moreno intento lograr una clase de guiño con el ojo derecho, pero la jugada no le salió bien y terminó cerrando ambos ojos. Tobio estaba a punto de echarlo fuera, preso del pánico al pensar que un par de narcos en helicóptero lo secuestrarian y lo venderían en pedazitos, ¡aún era muy joven! — ¡Espera! Era broma, era broma. Huí de mi boda, bueno, boda, boda, que digamos, boda, no era, por que no me quería casar, y mi padre solo decía : "shiyi is pir il biin di mi imprisi" ¡A mi que me interesa!

— Entonces, estas huyendo de tu padre, por que te fuiste de tu propia boda, ¿No hay droga involucrada, ni helicópteros con metralletas?

Hinata soltó una sonora carcajada, haciendo un gesto exagerado, tomándose la barriga en un intento de callar su escandalosa risa. Bastardo molesto, habían pasado cerca de quince minutos desde que le había conocido y no creía poder soportar más de esto, no es como si estuviera acostumbrado a estar con gente, después de todo, no tenía amigos.

— Nop, lo prometo, de verdad, por el meñique.

— De todos modos, ¿Que te hace pensar que llevaré a una persona totalmente ajena a mi, en mi auto, después de semejante estupidez? — Aunque tuviera el dinero suficiente para hacer el viaje junto a él chico hablador que tenía frente a él, no lo haría, aún tenía muchas cosas que pensar respecto a cómo llegaría a su destino sin un centavo y sin ninguna forma de comunicación. Tendría que ponerse a trabajar.

— Ehm.. Yo, este, pues-

— Si no vas a decir algo pronto, te invito a que salgas en cuanto la lluvia acabe.

— ¡No, no! Espera, entre en pánico. — tocó su pecho golpeándose repetidamente, y intentando tomar aire de nueva cuenta. — Bien, tengo el dinero suficiente para algunas semanas, cubriré los gastos de la gasolina, comida y lo demás, te juro que me comportare, ¡Si quieres me pongo cinta en la boca y-

— ¿A donde dijiste que ibas?

— Miyagi.

Bien, el mocoso — que ahora, no lo parecía tanto, a pesar de sus facciones suaves y voz chillona. — iba para el mismo sitio que el, tendría cubiertos los gastos y no tendría que humillarse con Miwa — o peor aún, hablarle a sus padres. — para volver a casa.
Era hablador y un jodido escandaloso, pero era mucho peor tener que llegar a casa en meses, o pasar la noche en posadas de mala muerte. Total, ya no tenía nada que perder.

— Bien, esto será lo que va a pasar a partir de ahora. — Shoyo le miró con los ojos a punto de salirse de órbita, formando una temblorosa línea con su boca, intentando reprimir la estúpida sonrisa que estaba por brotar. — Yo voy a Miyagi, tu también, al llegar allá vamos a separar nuestros caminos, no nos volveremos a encontrar. Vas a cubrir los gastos, allá tu si quieres encontrar un lugar para dormir, yo estoy bien en el auto. Nada de estupideces y mucho menos estar turisteando por los lugares a donde vayamos, no somos amigos y no estamos en un viaje escolar, ¿Entendido?

— ¡Señor, si señor!

Estas serían largas, realmente, muy largas semanas.

— Kageyama, antes, ¿podemos llegar a un lugar?

— No veo por qué no.

[....]

A partir de ese día habría aprendido la gran lección de no dejar que Hinata hiciera que parara en algún lugar con las suficientes cosas como para llenar carritos de compras, llegar a Seiyu con la excusa barata de que llegaría a cambiarse de ropa en los baños había sido una pésima elección, ahora estaba arrastrando un carrito amarillo chillón, —como los patos de hule que estaban en la sección de bebés—, por toda la tienda, esperando a que hinata decidiera si debía llevar un peluche pequeño de un hamster que había encontrado por error en la sección de cereales y galletas, seguramente cortesía de algún niño que le había llevado cargado desde el pasillo de juguetes con sus padres para que le compraran dicho animalito.

— Solo pon el jodido muñeco en el maldito carro.

— ¡No le hables así a Aki*!

— ¿Aki?

Si, Hinata Aki. Pero no llevará a tu apellido por que eres un tonto. — Shouyo solo le saco la lengua, y el gran Tobio como la persona madura y decente que era, le devolvió el gesto.

— Se escucha mejor Kageyama Aki, para tu mayor información. Es más genial.

— Tienes razón, se parece a ti, los dos tienen cara de mierda molesta, con su ceño fruncido y feo. Pero a Aki le queda bien.

— ¡No tengo cara de mierda molesta!

— ¡La tienes!

Shouyo puso a el peluche de suave apariencia en la parte del carrito que era especial para poner chiquillos menores de 5 años, mientras discutían acaloradamente sobre qué apellido debía llevar. El más bajo de ambos se dispuso a adelantarse a él siguiente pasillo lleno de comidas, pero Kageyama no se iba a rendir y dejar que fuera por delante, por lo que terminaron en otra estúpida competencia para ver quién podía llegar más rápido a la siguiente sección y conseguir las cosas de la lista marcadas con crayones en la hoja naranja con un Bob esponja sonriente que habían comprado en una tienda de regalos fuera de el establecimiento.

Al pagar se dio cuenta que de verdad estaba sudando, hace bastante que no corría tanto y tan rápidamente, o bueno, no lo hacía desde que había dejado de correr por las mañanas en forma de entrenamiento extra.
Se dio un golpe en la frente al ver que la mitad de las cosas que estaban comprando realmente eran dulces, papas fritas, bebidas con alto contenido de azúcar, calcomanias brillantes e incluso algunas comidas que podían preparar fácilmente en alguna parada.

Esperen un momento.

— ¿Una pelota de vóleibol?

— ¿uh? Si, juego en mis ratos libres, ¡¿A ti también te gusta el vóleibol?!— Podía jurar ver un aura en tonos cálidos alrededor de el chico, sus ojos y sonrisa brillaban con tal intensidad que su alma oscura y amargada le pedía mirar hacia a otro lado rápidamente.

— Sí, soy armador titular en la universidad.

— ¡¡Woah!! ¡Algún día coloca para mi! Soy atacante de ala, aunque aveces juego como bloqueador central, es como ¡Baaaam! ¿Por favor por favor por favor?

Levanto una ceja expectante, no tenia ni la mas mínima idea sobre el gusto de este chico por los deportes, a pesar de el parloteo que tuvo que aguantar sobre millones de datos curiosos respectó al mas bajo, aunque suponía que debía ser lo suficientemente atlético como para correr tanto —y tan rápido— hasta la gasolinera, sumando que logró librarse de aquellos tipos según lo relatado camino a la tienda de comestibles.

— Ya veremos.

— ¡Kageyama! ¡Se que podré golpear tus colocaciones! Entonces dirás. — aliso su cabello para que cayera en su frente, y lo presionaba hacia abajo para que no perdiera aquella sensación de estar cuidadosamente peinado, frunciendo exageradamente el ceño. — "Woah, hinata eres demasiado genial, me arrepiento de haberte tratado como la mierda, eres mi rematador favorito".

Se sintió profundamente atacado, el no sonaba de esa forma.
¿O si lo hacía?

— Ni en el día en que me muera. Sueñas. — y le regalo una perfecta vista de su dedo de en medio. El cajero que aún seguía marcando las cosas que habían sido dejadas en la cinta, les miró extrañado.

— ¡Kageyama, no enfrente de él niño!

[...]
10:38 PM

Un escalofrío le recorrió por completo, el viento se estaba poniendo violento. Los arbustos se movían sin gracia de un lado a otro, al igual que las hojas que salían volando al desprenderse de las oscuras e inestables ramas de los árboles, mientras el césped acumulaba charcos de agua que eventualmente harían que sus zapatos estuvieran manchados por todo el lodo que se había creado a raíz de la fuerte lluvia otoñal. Mientras conducía en busca de un lugar seguro para estacionarse y dormir cómodamente, dejó que sus pensamientos le abrumaran, llenando con tristeza su corazón.

Se sentía extraño al saber que si hablaba un poco fuerte, o si le daba la gana subir el volumen del estéreo al tope, la persona que descansaba al lado de él, despertaría. No le mal entiendan, no era estúpido, sabía que cualquier movimiento en falso haría que el de ojos canela se despertará, sólo que, aún no lo asimilaba. Hinata no era su amigo, pero de alguna forma era reconfortante sentir el calor de otro ser humano. Su hogar siempre estaba desolado, frío, su madre estaba ocupada en el trabajo, su padre sólo pasaba algunos días en casa antes de partir de nueva cuenta a otro país extranjero, Miwa estaba viviendo con su prometido y le visitaba en sus descansos, pero no era lo mismo, todo se sentía tan extraño, que no sentía su hogar, como uno mismo.

Se remontó a aquella época de secundaria, e incluso preparatoria, donde pasaba sus sábados completamente sólo en su fría habitación, botando su balón esperando no romper nada, mientras escuchaba las risas de los niños en el parque, y aveces, solo aveces, se asomaba por la ventana viéndoles agruparse, reír y juguetear, incluso logró escuchar alguna broma tonta que le sacó una diminuta sonrisa, sabía que no iba dirigida a él, pero nada le costaba imaginar el como sería si tuviera compañía alguna para salir. Siempre fue socialmente torpe, las palabras se salían sin su consentimiento, y otras sólo decidían callarse, sintiendo un nudo en la garganta. Siempre fue un niño torpe y algo lento, no era una persona con la que alguien quisiera conversar, después de todo, lo entendía.

El estruendoso sonido de las nubes oscuras chocando entre ellas que no dejaban ver la luna brillante, le sacó de su ensoñación, el aire se sentía más gélido, y las gotas de lluvia fueron en aumento, chocando violentamente en las ventanas, hasta el punto de tener que usar el parabrisas del auto. Un sonido a su izquierda le hizo mirar delante, antes de asegurarse que el chico pelirrojo no se hubiera despertado con el show que estaba dando la madre naturaleza, después de todo estaban en época de tormentas feroces.

Fue el rayo de luz cayendo apenas unos metros delante, digno de ser  de una película de ciencia ficción con efectos especiales impecables, lo que terminó de despertar a Shouyo de su profundo sueño.

— Estaremos bien, sólo es una tormenta.

— E-entiendo.

Aceleró un poco al notar como el de nariz respingada empezaba a mover su pie rápidamente, dando golpecitos rítmicamente en la puerta, mientras temblaba, intentando ocultar su mirada rápidamente de la tormenta que se estaba desarrollando frente a sus ojos, pero de un momento a otro este empezó a rascar detrás de su cuello, incluso en brazos y piernas.

— H-hey, ¿pasa algo?

— ehm, n-no, solo, uhm... Lo siento, le tengo mucho miedo a las tormentas, me p-ponen de nervios, solo ignorarme.

El azabache estaba dispuesto a hacer lo que Hinata había propuesto, de hecho, lo hizo cerca de diez minutos, pero no pudo evitar notar que ahora estaba malditamente callado, con manos presionadas a los costados de su cabeza, justo en sus orejas, con el propósito de amortiguar el sonido de las nubes encontrándose peligrosamente, y de el aguacero cayendo violentamente en el viejo pavimento. Esta bien que era un idiota, más no un desalmado.

Además, sabía lo que era temer de algo y que nadie estuviera ahí.
Las tormentas, huracanes, y desgracias, a medida que fue creciendo, las tuvo que afrontar solo después de el fallecimiento de la única persona a la que parecía importarle su pequeño ser.
Si bien no sabía que podía hacer para apoyarlo, trataría, ya que, le hubiera gustado que aunque fuera una persona mirara en su dirección cuando se encontraba mal.

— Hay un motel cerca de aquí, antes de que llegaras pensaba en dormir ahí, podemos parar y ponernos a salvo. No pasará nada, solo es una tormenta.

— Gracias, Kageyama.

—Uhm, si, no hay de que... Tal vez la tormenta sólo haya sido provocada por un Pikachu enojado. Piensa en el mal ejemplo que le estas dando a Aki, ¿que pensaría de ver a su padre asustado como una gallina?

— ¡Oye!

— Tienes que cuidarlo.

Miró de reojo, ahora el mayor tenía una pequeña y temblorosa sonrisa, después de la pequeña carcajada que había sido amortiguada por el edredón calientito con el rostro de spiderman a la vista, sosteniendo el muñeco de tonos grises y ojitos de botón.

— Gracias de nuevo.

No sabía cómo responder. — Pronto llegaremos.

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*Aki: significa "nacido en el otoño".

A la verga, ni yo me creo que actualice a tiempo 🤨🥂
Bueno en este fic es octubre pq habrá un capitulo de halloween 😩 pq los quiero hacer ponerse disfraces JAJFOAKSI, tmb uno en una de esas ferias donde temes por tu vida por que pinches juegos truenan bien feo 😚
Estaré editando algunos detalles del capitulo después de todo. Espero que sea de su agrado, nos leemos nuevo.


Por cierto, ¿esta bien la longitud de los capítulos o debería hacerlos más cortos? ㅠㅠ

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Seiyu es un supermercado japonés!! Fueron adquiridos por Walmart hace algunos años ‼️
Gracias por leer 💗

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