Capítulo 1.
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.⋆˚࿔ Un Camino para Memorizar. 𝜗𝜚˚⋆
Sábados, pero como odiaba los sábados, caminar siempre por el mismo herbazal mientras la brisa, tan fuerte como los vientos de Neptuno, intentaba llevarme lejos y hacerme perder como náufrago en atolón, los piratas culpan a la marea, las princesas culpan las reglas, pero yo... Una huérfana... ¿A quién podría culpar? Tal vez la zozobra en este momento no es suficiente para darme una respuesta.
Los sábados nunca tuvieron nada de especial, incluso después de que eso ocurriera, y es que, ¿cómo podrían ser divertidos si nunca lo fueron en primer lugar?
Una bruma de confusión me atormentaba, pues así era el Campo del Olvido, y la idiota... Quiero decir, la tonta de Brandy no ayuda para nada en algo. Jazaerly dijo que cuando esto sucediera solo debía respirar profundo, pero en el lugar en el que estoy intentar mantener la calma perturba mis memorias más de lo que me gustaría, aunque no tengo tantos recuerdos, quisiera conservar los pocos que me quedan.
Un montón de diferentes tipos de árboles rodeaban el sendero de piedra, decidí recordar el tipo de madera y hoja de cada uno; color, forma, textura, no importaba lo que fuera, aquí gana quien recuerde más cosas, a veces, es como si el Campo del Olvido fuera una persona, o más bien, un búho...
Todos posados en cada árbol, ululaban entre ellos como si cotillearan a cerca de mí y de mi molesta acompañante, yo... No podría negar que me aterran un poco... Como sus miradas me siguen... No es tiempo para ser una cobarde, creo qué...
──Ann, ¿a dónde vamos? ──Preguntó Brandy nuevamente, desconcertándome en el proceso, ahora ya no podía recordar cuál fue mi último pensamiento.
──¡Ya te lo dije Brandy! ¡No me confundas! Te lo he dicho mil veces, vamos a Cloche de Miel. No quiero que hables, no quiero que susurres, no quiero que murmures.
──¿Ni siquiera qué deletree?
──Ni siquiera eso.
──Es broma... No soy muy buena con el alfabeto. ──Dijo Brandy mientras suspiraba y se encogía de hombros, como si estuviese decepcionada por no saber algo que todos sus amigos sabían──. Primero la a, luego la h, y luego...
Fruncí el cejo. Brandy nunca sabía cuando cerrar la boca.
──Claro que sabes el alfabeto, es solo cosa de la niebla de este campo, y de esos búhos...
──Espera, ¡creo que tengo la solución perfecta para mi extemporánea demencia! ──Comentó con alegría, siendo esta aparente idea una causa válida para su sonrisa.
Miré atenta que era lo que Brandy iba a hacer, no podía dejar de pensar en cuál sería su aparentemente... Pensar... No puedo dejar de pensar. Ella sacó un resaltador color negro que estaba dentro del bolsillo rojo de su lindo overol, y buscó entre sus demás bolsillos y debajo de su gorro una hoja de papel; hizo una mueca de disgusto al no haber encontrado nada.
Escribió “Cloche de Miel” en la palma de su mano, ¡claro! Esa sí era una buena idea... Así sería imposible no... ¿Qué?
“Cloche de Miel”.
“Cloche de”.
“lǝıW ǝp ǝɥɔolƆ”.
Brandy mostró una expresión de confusión en su rostro, las letras en su mano empezaban a volverse extrañas, las palabras cambiaban, se movían y hasta desplazaban, hasta que terminaron borrándose, y la tinta negra goteó de la mano de Brandy como lluvia gotea en las medallas, digo, tejados. Ahora ambas comenzábamos a dudar, su mano estaba impecable y limpia, como si nunca hubiese escrito nada en ella, tal vez, ¿lo imaginamos?
Me detuve, miré el suelo, y tampoco había manchas de tinta, no había rastro alguno, como si varios trapos invisibles hubiesen limpiado sin que nos diéramos cuenta.
Cuando eché un vistazo hacia atrás, solo pude ver a una lechuza de ojos amarillos, girando su cuello a un lado y viéndome de pies a cabeza. Tomé la mano de Brandy brusca y fuertemente, haciendo que ella se quejase de dolor ligeramente, e inmediatamente comencé a caminar, pero con más prisa, ¿a esto se refería Gustav con qué “Todo te dará miedo afuera, porque esto ya no es como antes”?
──¡Ann, detente! Estás apretando muy fuerte mi mano, además caminas tan rápido que... ¡Harás que me tropiece...! ──Brandy hizo silencio de repente, sentí que sus dientes crujían con terror──. ¿Escuchaste eso...?
Señalé mi oreja derecha con rabia, sintiendo mi rostro cálido por la ira, significando probablemente que se había vuelto rojo. Brandy agachó la cabeza como respuesta, sintiéndose afligida por haber preguntado.
──Lo siento... No fue mi culp–.
──Sí, si lo fue.
Finalmente, ya he encontrado a quien culpar.
Estúpida idiota.
Brandy quería decir algo, y parecía querer pensar como decir sus palabras cuidadosamente, pero ella no se concentraba por la niebla y el aroma a terrino. Sentí ansiedad al saber como tanto a ella y a mí nos afecta tanto el tema como si hubiese sucedido hace un par de horas.
──No digas nada Brandy, ya ha pasado tiempo de eso, olvídalo.
──En este lugar tienes la ventaja... Yo no quiero olvidarlo, quiero disculparme.
──¿Cuántas veces lo harás?
──Hasta que digas que me perdonas sin ser obligada a hacerlo.
...
──Pero que... Directa. ──Dije en voz baja, recordando aquel accidente.
De todas las cosas que me gustaría borrar para siempre de mi cerebro, la que más quisiera perder sería aquel suceso tan desafortunado y desgarrador, pero cada vez que quiero dejar el pasado atrás es como si volviese a ser escrito con tiza blanca en un pizarrón.
Dicen que los sentimientos y sensaciones del momento se pierden como céfiros en primavera, y que solo regresan si tú quieres que regresen. No entiendo bien del todo... Tal vez Jazaerly o Dimoo tengan la respuesta, pero no me atrevería a preguntarles, puede que esté perdiendo mi tiempo, quiero decir, usando el tiempo de ellos.
Olvidé a donde íbamos, pero no importa, mientras siga caminando encontraré un destino, si no sé a donde me dirijo, llegaré en cualquier momento, es difícil de explicar, pero solo eso me causa la pequeña paz que necesito en este momento, aunque, también olvidé el significado de la paz.
¿La paz es algo?, ¿es un alguien?, ¿es un sentimiento? No lo recuerdo, pero creo que incluso si estuviese fuera de este bosque, no podría saber qué es, o quién es.
De pronto sentí una ola de incertidumbre, de esas olas tan grandes que te empujan en el mar, como esas que traen arena, caracolas y peces consigo, así como aquellas que asfixian, como aquellas que casi asfixiaron a Ange, como aquellas que casi... Te arrastran y envuelven con sus algas, que te consumen profundamente, te llevan hondo y te hacen sentir la presión y el dolor de saber que pronto será la hora en la que un gran Mariilo se acerque y te devore... De esas olas que gritan mi nombre intentando hacerme entrar en razón, diciendo fuertemente:
──¡ANN! ──Sentí una sensación extraña en mi garganta y un cosquilleo en los pulmones, la fragancia del terrino estaba siendo demasiado fuerte──. ¡Por el cariño a las estrellas! ¡Hasta que contestas! Cuando te detuviste de repente me asusté bien feo... Ya me preguntaba que le habría pasado a la loca esta...
¿De qué estaba Brandy hablando?
Yo estoy caminando
¿O estoy corriendo?
──Como que de pronto me ha dado sueño... ──Dijo Brandy de forma soñolienta dando un ruidoso bostezo, esto es culpa de esa flor, del terrino.
──Esto es malo Brandy, no recuerdo a donde íbamos, ¡Brandy!, ¡Brandy!
La niña cayó al suelo adormecida por el aroma de la flor y la neblina angustiante, una vez inhalas con frecuencia un aire como este, es incluso probable que no despiertes. ¿Pero es eso algo malo? Tener un sueño feliz que nunca acabará, un sueño que estará presente en tu imaginación y consciencia día y noche hasta que mueras, ¿no es ese un lindo final? ¿Y si la dejo aquí? ¿Brandy estaría feliz así?...
Con preocupación la cargué en mis brazos delicadamente; sintiendo frustración por los pensamientos que había tenido hace unos instantes y por sus molestos ronquidos.
Frente a mí había una campanilla color caramelo tirada en el frío y áspero camino, me hizo acordarme de los dulces, y de la miel, y como Josh cuidaba la colmena en la jaula... ¡Cloche de Miel!
Como pude agarré la campanilla y la amarré al overol de Bran, cuando caminábamos se escuchaba su sonido, ese tintín tan característico, mientras sonase podría recordar hacia donde me dirigía.
Contaba mentalmente cada uno de los pasos que estaba dando, intentando entretener a mi mente, y así fue hasta que ya podía verse aquel lugar que nunca antes había querido llegar con tanto afán.
──Finalmente... ──Brandy habló haciendo que yo diera un pequeño brinco por el susto, ella comenzó a reírse de una manera burlona... Quién sabe cuanto tiempo llevaba despierta, ella respiró profundamente intentando detener su ruidosa risilla──. Hogar, dulce hogar.
──Es más bien una prisión.
──No deberías de llamar así al lugar que Jazaerly compartió con nosotras con tanto amor.
──Ella es solo una niña.
──¿Y tú? ¿Qué eres?
...
Ahora la puerta de Cloche de Miel estaba frente a nosotras, Brandy dijo algo antes de que yo abriese la puerta.
──Sé que te preocupas por todos, por Bivi, por mí. Si fueras Jules te habrías enojado muchísimo conmigo y me hubieses tirado hace rato.
Sonreí falsamente ante sus palabras y dejé de cargarla haciendo que caiga en la alfombra.
Cuando abrí la puerta me sentí... En paz. Todos estaban ahí, no faltaba nadie, el sonido que salía del violín hacía que todas mis preocupaciones se esfumaran y desvanecieran como ola llegando a la orilla.
──¡Ya llegaron! ──Bociferó uno de los niños más pequeños──.
Todos comenzaron a rodearnos y a hacernos cientos de preguntas, no nos dejaban tiempo ni siquiera para contestarlas.
──Niños, niños, déjenlas respirar un poco, acaban de llegar. ──Habló una voz dulce desde la lejanía.
Una niña de piel canela y pecas por toda su piel se hizo ver, una cálida sonrisa se extendió en su rostro y abrió sus brazos lentamente. Brandy corrió enseguida y le dio un fuerte abrazo de oso, podía sentir su apretón desde lejos a pesar de no ser yo a la que estuviesen abrazando. La niña me miró a mi, esperando pacientemente a que yo hiciera lo mismo, a paso lento me acerque, y le di un abrazo que significó más que dos mil doscientas quince palabras.
──¿Tuviste miedo de olvidar el camino hasta aquí? ──Preguntó ella.
──... No te imaginas cuanto, Jazaerly. ──Susurré.
Saqué una pluma que estaba enredada en mi cabello, y se la entregué a Zaerly.
──Sí la conseguiste, esto será suficiente para que Vannia pueda hacer una medicina para Arely, hicieron un buen trabajo.
Después de un montón de abrazos y besos, todo volvió a la normalidad, pero esa normalidad no duraría mucho, pues se escuchó como el teléfono sonaba, molestando a mi oído izquierdo. Esther como de costumbre, contestó el teléfono, y justo como lo imaginé, sus palabras fueron:
──Jazaerly, necesitan al equipo de rescate en la Laguna de la Marea.
Se sintió una tensión intoxicante en todo el hogar, y aquellas palabras me hicieron recordar como se han vuelto las cosas, y que este no era un hogar, sino un lugar en el que podíamos sobrevivir.
──Ange, ¿vendrás? ──Preguntó la pecosa al chico de cabello blanco, este se mostró dudoso, haciendo que Zaerly comprendiera de inmediato──. No te preocupes, todo está bien Ange. ¡Shana, Gustav, prepárense!
──¡Sí! ──Respondieron al unísono.
Los tres se pusieron mochilas con cientos de frascos y... “Utensilios” dentro, ¡AGH!
──¡Santo cielo! ¡¿De verdad piensan ir para allá?! ¿Es que no vieron lo que casi le pasa a Ange? ¿Por qué son tan testarudos? ──Llena de rabia tiré al piso un jarrón de cristal que había encima de un estante──. ¡Ya estamos bien! ¡No necesitamos a nadie más...!
Sentí una presión en mi estómago, Lismaríí presionaba su pistola fuertemente en mí, dándome escalofríos y haciendo que me exaltara brevemente, siendo digno que la hayan nombrado como la encargada de disciplina.
──No tiene balas, sé que no.
Lismaríí tiró un disparo hacia el techo, siendo este el segundo agujero que tenía ahora.
──¿Sigues creyendo que no tiene balas? ¿O el bosque del olvido te volvió una tonta?
Apreté los dientes con enojo, tan solo hace falta que yo ponga mis manos en ese pequeño cuello para que dejara de decir estupideces. Jazaerly, quien ya estaba lista para irse, miró a Lismaríí con una mirada que en lo más profundo reflejaba tristeza, negó con su cabeza y Maríí quitó lentamente la pistola de mi vientre. Chasqueó los dientes y subió las escaleras al segundo piso, de seguro para ir a la sala de crayones.
Jazaerly y Gustav salieron, seguidos de Shana, que me había dado una mirada triste para después irse. Nadie en Cloche de Miel podía estar tranquilo sabiendo que ellos tal vez no regresarían, era inquietante, y a veces ninguno podía soportarlo.
Miré a todas direcciones, niñas con trajes de enfermeras, niños creando inventos y circuitos, todo era tan estresante, no había ningún adulto, en este mundo... Ya no hay adultos, solos somos nosotros y nuestro pánico por no poder divertirnos otra vez.
Carácteres: 12,798.
Palabras: 2,215.
Párrafos: 82.
Oraciones: 159.
Líneas de diálogo: Alrededor de 36.
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