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⸻ 𝘳𝘦𝘱𝘦𝘯𝘵 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘵 ( i )

𔔀 HEARTLESS ! 🕷 silco & aera.
by ©xelsylight. 2024.

💜▐ enamorada de mi verdugo.
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Grayson solía ser todo lo que tenía en un principio. Solía ser todo mi mundo.

Solía ser mi sueño próximo y la respiración que sentía todas las noches en mi nuca cuándo nos volvíamos uno. Sin embargo, en Zaun, la ciudad maldita, que nunca duerme y en la que vivía desde que podía recordar..., los cuentos de hadas no permanecían para siempre.

Me obligaron a despertar con un golpe sordo, que todavía martillea contra mi cabeza todas las noches sudorosas en las que grito sin compañía. Me arrebataron al amor de mi vida por una deuda mal pagada y a diferencia de lo que podría haber hecho en todas mis imaginativas ensoñaciones, en todos mis finales felices, la realidad es que me mantuve oculta dentro de un armario, incapaz de salir para salvarlo.

Todavía me mordía las uñas por la culpa arraigada de esa noche. Incluso cuándo fue el deseo de Grayson, porque me pidió esconderme..., tendría que haber intentado hacer algo; o al menos, morir a su lado. Como nos prometimos hacerlo de pequeños, bajo una luna contaminada y un acaudalado río que brillaba escasamente. Bajo nuestra unión de manos de infantes e inocencia clavada en nuestros rostros.

Sus labios carnosos de mis recuerdos solían empaparse de sangre continuamente cuándo trataba de embelesarme con lo único bueno en mi vida y, por supuesto, arruinaban mis hermosas memorias. Lo veía escupir en el suelo, pedir clemencia, suplicar por verme de nuevo mientras sus ojos perdían la vida y..., Me levanté enfurecida de la cama.

Abandoné al hombre que me acompañaba en las mantas, a aquel que observó la agonizante muerte de mi esposo sin optar por la clemencia, o piedad humana. A Silco, el líder de Zaun.

Silco era el hombre que había asistido y comandado la muerte de Grayson, y sin siquiera preocuparse o sospechar porque su viuda esposa, o sea yo, y a quién no conocía como anterior pareja de Grayson, se hubiese infiltrado en su banda durante dos meses para, como único objetivo y por el que me desvivía constantemente, cobrar venganza.

Los hombres, después de todo y aquí abajo, solían volverse despistados con unas buenas curvas.

Por supuesto que pensé en un principio que no sería tan fácil colarme en su corazón. Y por supuesto, me equivoqué. Vaya sorpresa.

Resultó fácil engatusarlo con unas pocas revolcadas, pero, ¿hacer que confiase en mí? Eso me llevó a mitad de mes tener que sacrificarme con una mala entrega, asesinar a todos los hombres que le habían dado la espalda y pulir trapos sucios que nadie había pedido que se limpiasen. Por supuesto, cuándo regresé con el dinero de todos esos traperos, me dejó entrar en su élite.

Le resultó fácil confiar en mí. Hombre estúpido de un solo ojo tenía que ser.

A Sevika, en cambio, fue incluso más fácil convencerla de que era totalmente devota al hombre y, hacerme su amiga aquí abajo, fue coser y cantar. Sobre todo por una invitación de copas que duró tres días.

Grayson me había dejado sus ahorros, al menos y del dinero no tenía que preocuparme.

Alcancé el cuarto de baño justo cuándo ya sentía la bilis subirme por la garganta. Cerré con fuerza la puerta raída y me aseguré de echar el pestillo, aunque no sirviese de nada si Silco quisiera abrir la puerta de una patada.

Tenía frío; el camisón de líder del Zaun me llegaba por debajo de las rodillas, pero debajo no llevaba más que una sencilla ropa interior que pronto necesitaría un cambio. El sudor se clavaba y dejaba marcas por todo mi cuello, y gran parte no eran a causa de mis pesadillas.

Silco había querido divertirse antes de irnos a dormir después de un día agotador. Por supuesto, no se lo negué por cumplir con mi papel; por mucho que me escociera el corazón verlo susurrar en mi oído, besarme las clavículas o acariciar mi cabello de la misma forma en la que solía hacerlo Grayson.

Con sus ligeras pecas en los hombros, con sus ojos verdes y oscuro cabello, con su piel bronceada... y tan diferente de la de Silco. A quién, por mucho que buscase cada noche el reflejo pantanoso de la mirada de Grayson, sólo me cruzaba con un ojo azul frío y otro consumido por los horrores de la vida subterránea. Eso a veces me hacía detener el acto, eso a veces me hacía apartar la mirada y disociarme de sus caricias y muestras de afecto.

Silco me amaba, lo sabía porque se me había confesado de manera romántica unos dos días atrás, y todavía —y aunque no me presionaba— esperaba por una respuesta. Fue algo inaudito, algo que claramente no entraba en mis planes. Yo solo tenía que hacerlo comer de mi mano, matarlo y dejar a Zaun a dos velas.

Recordar aquello me hizo vomitar sobre la taza del váter. Mis muñecas llenas de mordiscos y besos efímeros agarraron la taza grisácea, mientras temblores se repartían por todo mi escuálido cuerpo. Algunos de los mechones grises de mi cabello acentuaron mi rostro, pero sin fuerzas para apartarlos, los dejé molestar.

Cuándo no hubo más que abandonar de mi estómago, me encontré lavándome el rostro y los dientes entre lágrimas. Mi rostro estaba delgado, falta de luz y de amor como solía recordarlo con Grayson; pero me aferraba constantemente ante la idea de que todo esto, todas las florituras que le decía mientras nuestros cuerpos se unían como metales, era parte del plan.

Era parte de mi venganza, todo esto.

Agarrando mi cabello en una coleta alta, salí del cuarto de baño para encontrar a Silco despierto, con una sábana que apenas ocultaba su cuerpo a medio vestir y apoyado sobre sus codos, mirándome con preocupación.

Algo que claramente debía de ser fingido; porque Silco era una alma despiada, no sentía lástima por nadie y mucho menos por una mujer que le daba placer en su entrepierna y besos acalorados que jamás serían capaces de subyugar los alientos fríos de mi corazón.

Grayson no me lo perdonaría si me dejaba caer bajo su dulce mirada engatusadora.

Así que me aferraba a la idea de qué sus sentimientos hacia mí, eran su baza para contrarrestar mi venganza; de que en realidad, él sabía que iba a matarlo y sólo jugaba conmigo hasta que Sevika apareciera a nuestra espalda para acabar conmigo; o en el peor de los casos, ofrecerme como juguete al médico loco.

Las dos ideas eran igual de desagradables.

—¿Otra pesadilla? —Por supuesto, le había contado alguna mentira de que se debía a la muerte prematura de mi hermana y mi madre.

Las cuales, cabe destacar, nunca habían existido.

Desde que podía recordar, había vivido sola en las calles hasta cruzarme con Grayson. A partir de entonces, había permanecido a su lado hasta que decidieron borrarlo del mapa.

—Ya sabes, lo de siempre. Drogas y eso —dije, mientras me arrastraba de nuevo en la cama.

Silco mantuvo su mirada sobre mí, pero yo pensaba qué sólo porque su camisa blanca y que me superaba en tamaño dejaba una desveladora imagen de mis pechos. Ocupé mi lado de la cama sin decir nada más, hasta que acomodándose en su sitio, supe que tenía algo que decir.

Lo miré con la ceja alzada, mientras me cruzaba de brazos.

—¿Quieres otra ronda? ¿Por eso me miras así? —Pero detuvo mis manos que ya alcanzaban el borde de la manta que ocultaba su parte inferior, solo revestida de unos viejos calzoncillos.

El aspecto de su cicatriz se tornó algo más oscura, teniendo en cuenta que eran como las cuatro de la mañana suponía que no era tiempo para bromas. Y allí mismo, se me pasó por la cabeza que debía acabar con toda esa pantomima; que debía alcanzar la daga de mi mesa de noche, y clavársela entre los ojos. Cuanto más profunda, mejor.

Pero su agarre en mis manos se volvió delicado, brindándome de leves caricias que me hacían temblar con fuerza. Su ojo azul buscó mi mirada, que me negaba a devolverle por la simple razón de que si lo hacía, me encontraría con los ojos verdes de Grayson, que me culpaban y me odiaban. No lo soportaría más esa noche.

La presión de mi pecho aumentó, con la simple sugerencia de huir de mi antiguo esposo.

—Aera —pronunció mi nombre con tanta suavidad, que comencé a sentir otro sarpullido en mi nuca. Aún así, no me solté de su agarre—, sabes que no tienes que mentirme cuándo estamos solos. Te conozco y sé que algo más te ocurre. ¿Quieres hablar de ello?

Comencé a temblar nuevamente, la idea de clavarle la daga resultó más tentadora, pero... negué con la cabeza, sin decir poco más. Silco asintió a mis palabras, me acarició la barbilla, me desenredó mi cabello atado y volvimos a acostarnos.

Todos sus toques me quemaban como veneno sobre la piel, y aún así, ahora siendo abrazada por la espalda, con sus brazos rodeándome el torso, me sentí segura y sucia. Todo al mismo tiempo; Silco comenzó a apretujarme más contra él, a susurrarme palabras bonitas al oído y para cuando quise darme cuenta estaba llorando.

Porque, maldita sea, no podía negar más la verdad: estaba enamorada de mi verdugo.

Eso, más que cualquier otra cosa, me hizo querer vomitar de nuevo. Así que, mientras cerraba los ojos en ese apogeo caliente y agasajado de ambos, me prometí a que mañana lo mataría. Con mis propias manos y sin piedad.

Así como no la tuvo con mi Grayson.

♟️💜 ELSYY AL HABLA (!)
muchas gracias por su apoyo.

omggg finalmente lo subí, amo y amo todo lo que he hecho, y amo esta historia en la que vamos a sufrir todos. el siguiente será más largo, nos veremos pronto.

💜♟️.

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