𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗢
❝ 𝐍𝐎 𝐋𝐋𝐎𝐑𝐄𝐒, 𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐑𝐀́ 𝐁𝐈𝐄𝐍 ❞
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〘 ✰.༄☼ 𝓹𝓻𝓸𝓵𝓸𝓰𝓸 ☼༄.✰ 〙
–— inicio —–
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POR LA VIEJA Y OXIDADA VENTANA DEL SOTANO unos ojos verdosos observaban como el otoño comenzaba a llegar.
La pequeña permanecía de pie tras su ventana, por la expresión en su rostro estaba maravillada al ver como el suelo que siempre estaba lleno de cadaveres y mas escombros era cubierto por una cantidad de hojas secas enorme.
Esto definitamente había sido lo mejor del año.
Fue entonces que deseó poder vivir un mundo libre de cranks, libre de la llamarada. Deseaba que el mundo de restaurara, sin embargo... ¿cómo seria posible?
Por años había vivido oculta del mundo exterior, las pocas veces que salió de su escondite fue por la falta de alimento en casa y por supuesto que había sido horrible tener que hacerlo y ver en lo que el mundo de estaba convirtiendo.
Alejó sus pensamiento por un momento y solo de concentró en el paisaje justo afuera en el patio. Sabía bien que salir afuera era lo que mamá solía decir que estaba completamente prohibido hacer.
Era justo por eso que la pequeña Anne de había despertado tan temprado, pues no quería que su mamá la regañara solo por estar viendo lo que había mas alla de su patio trasero por la ventana.
De imaginó que era una hoja cayendo. Era tan verde con cada mes que pasaba, porque era la chispa de esperanza la que la hacia renacer pero con el paso
de mas meses perdia su color...
—Mi hermano tiene que ver esto —mencionó la niña con emoción, antes de salir en busca de su hermano aun dormido.
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El grito de la madre llamó a todos los integrantes de la familia para el desayuno.
Afortunadamente todavía quedaban algunas latas en buen estado dentro de la alacena. Era una lata de sopa enlatada, que parecía aún no caducada y agua.
Tenían suerte de que las provisiones estuvieran buenas pero pronto caducarian así que era mejor comerlas de un vez.
La vida se había vuelto dura y cada día era peor, pero seguían en su intento de sobrevivir como todos. A veces el miedo era quien los acorralada pero intentaban mantenerse firmes por sus hijos.
Con pasos silenciosos, dos melenas castañas bajaron las escaleras hasta llegar a la muy destruida cocina y sala donde su madre los esperaba ansiosa.
Por la mirada que les dirigía parecía algo molesta, las manos en su cintura y esa ceja arqueda dejaba muy en claro su estado.
—Anne, Henry —los llamó una vez se acercaron, y por el tono de voz estaba muy molesta —. ¿Se puede saber que hacían afuera?
Ambos hermanos se miraron entre sí sin saber que responder, tal vez si sabian pero no querian arriesgarse a ser regañados.
Fue entonces que la hija menor se acercó a su madre con una hoja de árbol seca en la mano y se la entregó algo entristecida.
—Anne...
—Para tí mami, perdón por salir sin decir... lo sentimos —se disculpó, haciendo un intento enorme por no sollozar.
—Oh no, no llores mi niña —reconfortó la madre, tomando su rostro entre sus manos —. No es regaño solo quería saber ¿si? Por favor no salgan sin avisarlerme a mí o a su padre, ¿esta bien?
Ambos asintieron con una debil sonrisa, a lo que su madre señaló la mesa indicando que la comida ya estaba preparada.
El desayuno transcurrió en un silencio sepulcral. No era una muy buena opción hacer ruidos demasiado fuertes ya
que eso podría delatarlos, los soldados los encontrarían o lo peor los cranks.
Esas criaturas que alguna vez fueron humanos merodeaban entre las destruidas ciudades, o lo que quedaban de ellas, en busca de carne fresca.
Mientras el mundo exterior luchaba por sobrevivir la gente adinerada y con poder se refugiaban entre sus estupidas murallas como si eso pudiera ayudar en algo.
Y lo peor es que no había una cura exacta, cosa que hacía que las personas se alarmaran y el cosa se desatará en el exterior.
El silencio fue remplazado por el sonido de unos pasos que se acercaban a la casa, rápidamente el padre se puso en alerta y se incorporó de la mesa al igual que la madre quien de cierto modo parecía asustada y preocupada.
—¿Escuchan eso? —preguntó el padre, intentando agudizar más su oído mientras se acercaba a la ventana clavada con tablas.
—David, ¿Qué sucede? —cuetionó su esposa, desesperada al no esta al tanto de la situación pero él no le respondió.
Segundos después David se acercó cuidadosamente a su mujer, quien abrazaba a sus hijos para protegerlos y hacerles saber que no iba a abandonarlos.
Anne estaba a punto de romper en llanto pera las palabras de su hermano lograron calmarla por unos cuantos momentos.
—No llores, todo estará bien —musitó
su hermano, apretando su mano suavemente en son reconfortante —. Seguramente es alguien que quiere comida, papá sabrá cómo manejarlo. Todo va a salir bien, no llores Annie ¿si?
Esas palabras bastaron para que la niña retuviera las lágrimas un poco y con fuerza de aferrará a los protectores brazos de mamá al igual que de su hermanito.
—Son ellos, parece que nos encontraron —informó David a su esposa, mirandola angustiado y algo apresurado —. Escondete con los niños Natalie, yo me haré cargo. No salgas hasta que todo este bajo control por favor.
-—No quiero perderte David —sollozó Natalie, visiblemente preocupada por lo que pudiera pasarle a su marido —. Huyamos juntos una vez mas, podriamos...
—No hay escapatoria y lo sabes
Natalie, hará lo imposible con tal de encontrarnos —explicó él, con un tono de dolido —. Yo tampoco quiero perderlos pero esto es lo mejor para nosotros, para ellos...
Natalie observó los rostros de panico de sus dos hijos y ahí lo entendió, no podía abandonar a la familia que tanto amaba.
Lo odiaba pero era por el bienestar de sus hijos.
—David...
Natalie fue interrumpida en el momento en que David estampó sus labios con los de ella, a la vez que probaba sus lagrimas.
No quería abandonar a la persona a la que amaba sin embargo era por esas dos personitas provinientes de ambos. Después de todo eran los mejores regalos que pudieron recibir de la vida.
—No importa si vivo o muero siempre estarás presente en mí —musitó Natalie ronca, mientras se separaba un poco —. Te amo.
—Yo tambien lo hago cariño, más de lo que esperaba. Tú y mis hijos son lo mejor que la vida me a podido dar, los amo demasido.
Después de eso Natalie no pudo continuar ahí, a pesar de las quejas por parte de sus hijos los tomó de la mano para subir con prisa las escaleras que llevaban al desván de la parte de arriba.
Natalie no soltó en ningún momento las manos de sus pequeños e ignoró todas las preguntas que le hicieron, eran tan pequeños para comprender el hecho de que los querían apartar de sus padres solo por ser diferentes al resto.
Con pasos apresurados y respuestas incompletas, la madre busco donde esconderse. No pensó demasiado y corrió al desván que se encontraba en
la parte superior de la casa.
Con algo de dificultad subío las escaleras, una vez que lo logron rápidamente se apresuraron a esconderse entre unas enormes cajas que había dispersadas allí.
—Mami tengo miedo —sollozó Anne asustada, mientras que las lagrimas bajaban por su rostro y buscaba el consuelo en brazos —. Quiero que papá regrese.
—Tranquila Annie, todo estará bien —comentó su madre para así envolverla en brazos y dejar un beso en su coronilla al igual que hizo con su hijo —. Ya verás que papá regresará muy pronto.
Estaba asustada, eso era notorio, pero no dejaba que eso acabará con ella, su mirada demostraba a una madre decidida a pelear por sus hijos a como diera lugar. Solo ella tenía derecho a ellos y nadie más, tampoco serían parte de un grupo tan ruin como CRUEL.
Miles de pensamientos dieron vueltas en su cabeza lo que hizo que abrazara más fuerte a sus niños. No podía dajarse vencer, esos niños necesitaban de su madre más fuerte que nunca.
——— ✮✧☾✧✮ ———
David se acercó a la puerta de la entrada para ver de dónde venían los ruidos con una pistola en manos, preparado por si tenía que acabar con la vida de otros.
Sin embargo no vio nada por las rendijas de las ventanas que por seguridad se mantenían clavadas pero cuando estaba por darse la vuelta y volver con su familia unos disparos resonaron afueray de un solo golpe la puerta de abrió de bruscas maneras.
Cuatro hombres con trajes de soldados y grandes armas de fuego entraron a la fuerza a la casa, parecían buscar algo.
Sus rostros reflejaban un aire de maldad pero sobretodo se veían amenazadores.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó David irritado, escondiendo tras de su espalda el arma de fuego.
—Ignoraron todos nuestros mensajes, cada uno que les enviamos —dijo uno de los hombres que habían llegado mientras examinaba el lugar con la mirada —. Necesitamos a los niños ¿donde están?
—¡Olvidenlo ellos se quedan con nosotros! —gritó el hombre con cólera, para luego sacar el arma y comenzar a disparar.
Segundos después varios de ellos tenían una bala en alguna parte de su cuerpo, los demás no tardaron en reaccionar e igual a disparar sin embargo David aún conservaba algunas técnicas aprendidas de su grupo y tenía agilidad para esquivarlas.
Rápidamente el ex militar consiguió acabar con el grupo de soldados, sin embargo más de ellos bajaron de los vehículos restantes dispuestos a atacar.
—¡Revisen la casa, deben estar en algún lugar! —ordenó uno de ellos a la tropa, rápidamente supuso que era el líder —. Si es necesario maten a esa traidora.
—¡Si señor!
Alredor de seis soldados subieron por las viejas escaleras principales al pasillo, sus pisadas hacían eco y rompian el silencio de hace algunos minutos.
Mientras esos tipos iban en busca de su familia, David hacía todo lo que podía por detenerlos pero eran muchos y para su mala suerte las balas se acabaron en disparos exitosos y fallidos.
—¡Si nos dan a los niños nos evitaremos la pena de matarlos por rebeldes! —habló el líder de la tropa que había llegado para llevarse a sus pequeños.
—¡Son unos malditos hijos de perra! —escupió David con rabia, se le abalanzó a uno de ellos para golpearlo pero eran más y era imposible acabar con todos.
Tan solo basto un segundo para que uno de los soldados tomara desprevenido al hombre, por lo que aprovecho aquel momento para atraparlo entre varios de los guardias restantes. Luego solo se escuchó el sonido de lo que eran pisadas acercándose.
David se resistía, se oponía a ser retenido pero los guardias ponían más fuerza y eran demasiados cosa que dificultaba su escape.
Una mujer se acercó hasta él, por la bata blanca que llevaba podías deducir que se trataba de alguna doctora u científica pero era más que eso, David sabía lo que era.
Ella lo miró.
—¿¡Por qué!? ¡Respóndeme! ¿¡Por qué mis hijos!? —soltó David sintiendo la ira recorrer su cuerpo aún siendo retenido por los guaridas —. ¡No puedes llevártelos, ellos no son de tu propiedad! ¡Ellos no!
—Temo que ahora lo serán. Tus hijos ayudarán a que todo esto terminé, ellos van a hacer del mundo un lugar mejor. Ella tiene un enorme potencial, es la arma de CRUEL —dijo aquella doctora, mirándolo sin alguna mísera pizca de compasión —. Quiero a esa niña a cualquier costo. ¿Quedó claro? Ella es de CRUEL. Bien, sigan buscando.
—¡No! ¡Ava detente, por favor!
Pero ni siquiera las desesperadas súplicas de David lograron hacer a la doctora Paige pensar aquello, y tan solo lo ignoró. Sabía lo mal que estaba separar a una familia pero no tenía otra opción.
Obviamente David no iba a quedarse de brazos cruzados esperando como se llevaban a sus hijos, podría morir lo sabía pero moriría luchando por ellos.
Asi que a pesar de estar desarmado forcejeo contra los guardias que lo retenían hasta que después de golpes logro sacarse de su agarre.
Pero no todo salió como esperaba y en menos de un segundo el sonido de una balarompió el aire y David cayó al suelo. La bala de una arma de fuego llegó a él, acabando con su vida al instante.
Los soldados se apresuraron a llegar hasta donde se escondian los pequeños reclutas, mientras que el cuerpo del padre de Anne y Henry se desangraba hasta que la muerte cubrió todo su ser.
Los hombres no se dieron
por vencidos y siguieron con su objetivo que era encontrar a esos niños, habitación por habitación pero tenían que encontrarlos a como diera lugar.
——— ✮✧☾✧✮ ———
El sonido de una bala resonó por la casa, Natalie se asustó por completo al escucharlo. No tenía idea de que podría ser pero ahora más que nunca tenía miedo, mucho miedo.
El escudo que antes tenía se había esfumado por completo, dejando ver a una simple mujer llena de pánico. Quería seguir fuerte pero el miedo se lo impedía sentía como poco a poco sus ojos se humedecian y lágrimas recorrían sus mejillas.
—¿Mamá qué fue eso? —preguntó la niña asustada al escuchar el sonido de un retumbar por todo el lugar haciendo eco.
—No lo se hija —respondió Natalie con la voz hecha un hilo, tratando de no romper en llanto pero no quería verse débil frente a sus hijos —. Niños hagan silencio por favor.
De pronto se escucharon pisadas y voces masculinas demasiado cerca lo que asustó más a la madre.
Cada vez se escuchaban más y más cerca, los descubrirían de alguna u otra forma, de eso estaba segura. Pero estaban en completo silencio para que supieran donde estaban, sin embargo parecía que los estaban rastreando de alguna forma.
—Por aquí —se escuchó que susurró uno de los hombres y las pisadas se escuchaban más.
Natalie hizo un gesto para que los niños guardarán silencio si no los descubririan. Ahora solo estaban a la merced del destino, rogaban a Dios que se marcharán y no los vieran.
De pronto las pisadas estaban tan pero tan cerca, el hombre estaba parado enfrente de las grandes cajas y ellos estaban atrás de estas esperando que se fueran para poder salir de ahí.
Pero Natalie tenía una idea que tal vez podría ayudarlos, no iba.dejar que la separaran de sus hijos, no lo harían.
—Quedense aquí, no salgan —susurró ella aún con miedo y los nervios a flor de pie.
Echo una mirada a los hombres que aún seguían explorando el lugar.
—Mami no te vayas por favor —suplicó Anne con los ojos llorosos mientras la agarraba de la blusa.
Tenía la esperanza de que su madre no la abandonará, tenía miedo sin embargo no era la única que temía ahora.
—No tengan miedo, estaré bien niños -dijo serena viendo a sus dos pequeños que sollozaban en silencio, estaban asustados —. No lloren, solo hablaré con ellos...
Natalie les dió una linda sonrisa antes de acercarse a ambos niños para abrazarlos con todas sus fuerzas y darles un beso a los dos en sus frentes tal vez el último.
—Los amo mis niños, los amo con todas mis fuerzas, por favor no lo olviden —se obligó a decir sintiendo sus ojos escozer, ella sabía lo que pasaría —. Henry tienes que prometerme que pase lo que pase cuidaras de Anne.
Henry seguía sin comprender Loque estaba ocurriendo ni el por qué su madre se despedía de ellos como si ya no fuera a regresar nunca más.
Estaba mudo pero reaccionó
al sentir como su madre sacudía suavemente sus hombros.
—Henry... prométemelo.
—Lo prometo —susurró el niño conteniendo las ganas de llorar.
—Recuerden que los amo mis niños —habló la madre dando un último beso a sus hijos.
Luego de haber dicho esto Natalie salió de su escondite aun con lágrimas en los ojos y una arma en las manos, estaba dispuesta a proteger a sus hijos a cómo diera lugar incluso si eso suponía morir en el intento.
En un movimiento rápido y ágil Natalie logro dispararles a varios hombres, su esposo había echo un buen trabajo entrenandola para situaciones como estas.
Hirió a varios de ellos pero no suficientes para acabar con los cuatro restantes, pronto uno de ellos disparo y la bala se dirigió a ella en cámara lenta hasta que está se introdujo en el pecho de la joven madre.
Miro a aquel soldado que la atacó, pudo ver como el hombre sostenia el arma de fuego en su dirección y luego vio su pecho, su camiseta blanca comenzaba a teñirse de un rojo carmesí y por impulso tocó la zona afectada.
Sus dedos estaban manchados de su propia sangre, que salía sin parar, un mar de sangre fresca se comenzaba a derramar en ella.
De pronto Natalie se desplomó en el suelo, el sonido de su cabeza impactando con el suelo fue el detonante de los niños.
A pesar de que su madre claramente les había dicho que por ningún motivo salieran de su escondite ellos desobedecieron y cuado vieron a su madre tirada sobre un charco de sangre corrieron llorando hacia ella.
—¡Mamá, mamá!
Ambos abrazaron el cuerpo sin vida de su madre mientras lloraban y pronto unos soldados se aproximaron a ellos, eso era lo que querían y por fin lo tenían.
Dos soldados tomaron de una manera ruda a los dos pequeños hermanos alejadolos del cuerpo sin vida de su madre. Estaban tan aferrados a ella llorando sin parar que no seria muy buena idea separarlos.
—Los tenemos —habló aquel hombre serio a sus compañeros —. Encarguense de ellos.
Dicho estos los hombres sujetaron con fuerza a cada niño y comenzaron a arrastrarlos quisieran o no lejos de ahí.
—¡Sueltenme, que me dejen idiotas! —gritó histerica la niña con todas sus fuerzas negándose a irse pero eso no los detuvo.
—¡Dejenla en paz! —habló Henry igual de enojado que ella, en un intento de tratar de safarse forcejeaba.
Ambos no se rindieron y siguieron forcejeando para escapar pero cada intento era fallido, no tenían oportunidad de ganar contra los desconocidos, eran mucho más fuertes.
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Los pequeños hermanitos no tuvieron más opción que rendirse sin más ante ellos, y a regañadientes obedecieron las ordenes de aquellos hombres.
Tuvieron que bajar las escaleras siendo escoltados por varios de ellos como si de prisioneros se tratase.
Sus acompañantes llevaban sus armas bien sujetadas entre sus manos, alertas por si acaso sucedía algo o simplemente se les iba el asunto de las manos.
Al bajar las escaleras vieron a una señora de cabellera blanca, algo alta, labios pintados de un color rojo llamativo y bien vestida los esperaba en la sala con una gran sonrisa.
Anne lo único que hizo fue mirarla con todo el desprecio del mundo, lo que acababan de hacer no tenía perdón.
La mujer se acercó lentamente hasta ellos aún con su estúpida sonrisa que daba asco según la pequeña Anne.
Una vez que estuvo frente a ambos se puso de cuclillas y pronto abrió un poco los labios rojos para hablar.
—Hola niños, soy la doctora Ava Paige, trabajo para CRUEL una organización que quiere que el mundo un lugar mejor. Pero ustedes son parte esencial —les dijo la mujer con voz tranquila a la vez que apoyaba su mano en el hombro de Anne, quien la alejo rápidamente —. Díganme niños, ¿quieren ayudarme? ¿quieren mejorar el mundo?
Los niños no dijeron nada más solo se mantuvieron en silencio con la mirada en el suelo, no les iban a creer a nadie. Cómo era posible creerle a la mujer que había matado a sus padres.
Desde ese día algo en Anne la hizo desconfiar de todo el mundo y la furia ardió dentro de ella, era odio hacia Ava Paige, hacia CRUEL.
—Subanlos rápido —ordenó Ava
con las facciones del rostro serias, incorporándose para ir directo a la salida.
Los soldados obedecieron a la doctora y en menos de un segundo empujaron a los niños para que comenzarán a caminar hacia los vehículos, este era el comienzo de su nueva vida.
Como si fueran prisioneros, los subieron de una manera no tan amable a los vehículos, por suerte seguían juntos pero ahora estaban solos completamente.
Sus padres estaban muertos y por mas les dolía decirlo era la verdad de las cosas, quién diría que el lindo día de otoño se había convertido en una pesadilla.
Asustados los hermanos se tomaron de las manos para que supiera el uno al otro que no estarían solos, se tenían los dos y eso era lo que importaba.
No sabían a donde los llevaba o que les dapararia el destino pero estaban juntos en esto y juntos enfrentarían lo que viniera porque tan eran un equipo.
—Tengo miedo Henry —sollozó la ojiverde buscando consuelo a lo que su hermano la abrazo con fuerza y beso su cabellera.
—Te voy a proteger, nada nos va a separar.
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—¡Rápido, suban! —ordenó uno de los soldados a gritos, que se encargaba de cuidar la entrada del tren donde aparentemente irían.
Al parar el trayecto en los autos los niños vieron por las ventanas como había cientos de niños en el lugar, algunos se despedían de sus padres y otros eran obligados a entrar a cada tren que había.
Todo el lugar estabq resguardado por mas de cien soldados que no parecían ser tan amables con los pequeños.
Los hombres de los autos obligaron una vez más a los dos hermanos que bajarán del transporte y rápidamente los escoltaron hasta uno de esos trenes.
Al caminar por entre toda esa gente Anne miraba cuidadosamente como los soldados les arrebataban tan cruelmente a sus hijos de sus padres, era tan cruel.
—¡Camina mocosa! —ordenó uno de los soldados, dándole un empujón para que avanzará y ella tuvo que hacerlo aunque no quisiera.
Unos cuantos minutos más ya estaban frente a la entrada de uno de los tantos trenes cuando varios soldados se acercaron a ellos de una manera tan brusca con unos extraños aparatos en las manos. Uno de ellos tomo a Anne del cuello con fuerza y de un solo movimiento ese aparato pareció haberle perforado la piel en solo cuestion de segundos.
A los hombres no les importaron los gritos o quejidos que ambos niños soltaron, solo seguían con lo suyo como si nada pero luego de unos minutos terminaron.
Lo único que ella pudo escuchar antes de que estuvieran a punto de separarlos fueron simples palabras que en ese momento la pequeña no pudo comprender del todo, pero sabía que eso era importante para ellos. Y con el tiempo cobrarían sentido.
Recluta A0. Recluta B0.
Pronto los hombres separaron a los pequeños hermanos, pero ellos no lo permitirían y trataron de pelear para que eso no fuera a suceder sin embargo los soldados tampoco se rindieron.
—¡Ayudame Henry! —gritó lo más fuerte que pudo la niña mientras forcejeaba con ambos hombres que la retenían.
—¡Annie!
Por más que Henry trataba de impedir que alejaran a su la niña de su lado todo era en vano.
Forcejeaban con todas sus fuerzas contra ellos, pero ni siquiera podían tocarse la punta de los dedos.
Dos de ellos sujetaron al niño y otros dos a la niña, sin piedad alguna comenzaron a llevarselos a cada uno hasta un vagón muy diferente mientras ellos gritaban sin parar sus nombres rogando que los dejarán juntos pero eso no paso. Los separaron.
Luego de unos minutos habían logrado hacer que los dos niños subieran a los vagones ya que pronto partiría el tren.
Anne entro a uno de esos vagones pero no se rindió al principio hasta que entro y una vez ahí no había manera de escapar pues había cientos de soldados y las puertas estaban.aseguradas con cerraduras.
Fue obligada por soldados a tomar asiento en uno de los asientos que estaban en la parte trasera del tren.
Poco a poco empezó a recordar todo lo que había sucedido el día de hoy, como la familia que alguna vez tuvo se había ido al olvido, ahora sentía que estaba completamente sola en el mundo.
Sus padres estaban muertos y la única persona que le quedaba la habían separado de su lado.
Todo eso le estaba afectando en el fondo de su corazón, quería llorar y gritar porque estaba muy enojada con todos pero no podía por alguna extraña razón, pronto sus ojos comenzaron a derramar bastantes lágrimas.
Con tristeza abrazó sus piernas contra su pecho y tomo entre sus manos el collar que llevaba ahora puesto, eso era lo único preciado que tenía de su madre.
Un collar con una A, que le recordaba a su mamá, ella se lo dió por el día de su cumpleaños alguna vez. Pero ahora estaba más que herida y no pudo contener sollozar.
De pronto el sonido de unos suaves pasos acercándose llamó la atención de Anne y llevó su mirada al frente. Un niño de rasgos asiáticos, cabello negro como la noche y unos profundos ojos oscuros se acercaba con suma cautela hacia ella.
Le dió un poco de pena que el pequeño la viera llorando así que seco las lágrimas que antes habían salido de sus ojos con los puños de su vieja sudadera.
El niño tomó asiento a lado de la pequeña Anne en silencio, ninguno dijo palabra alguna pero entre todo ese silencio los sollozos de la niña podían escucharse con claridad.
—¿Por qué lloras? —preguntó el niño mirando fijamente a la ojiverde con curiosidad, de cierto modo le preocupaba la niña.
—Quiero... irme de aquí —respondió la pequeña soltando un sollozo, tenía los ojos algo rojos e hinchados de tanto llorar —. Quiero a mi hermano.
—No llores, todo estará bien. Te lo prometo, yo te voy a proteger, es una promesa —prometió el asiático sonriéndole cálidamente, Anne no pudo evitar envolverlo en un abrazo que el niño tardó en corresponder por el asombro.
Anne se separó con poco del niño y alzó su mequiñe como señal de una promesa, el asiático pronto entrelazó su dedo meñique con el de la castaña. Era una promesa.
—Me llamo Minho, ¿cuál es tu nombre? —cuestionó el niño en un susurro observando sus ojos verdosos, eran preciosos.
Ambos sentían una conexión muy extraña al estar juntos, pero por alguna razón sabían que las cosas iban a cambiar pronto. Los dos se sonrieron al instante.
—Anne —respondió ella en voz baja sintiendo sus mejillas arder.
—Lindo nombre.
Precioso gif por mi linda nyktennant
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PRÓLOGO EDITADO
AHHH QUE EMOCIÓÓÓÓNN
O.o después de siglos edité el prólogo ñaca ñaca. So wharever cuéntenme que les pareció o sus posibles teorías sobre lo que podría pasar.
Aquí vemos un poquito
acerca de nuestra prota y
el chino bello Minhin, aww es amor del bueno <3
La vdd si estuvo feito eso de que matarán a su familia pero que se le hace. ¿Ustedes creen que se reencuente o algo con su hermanito? Cuéntanme en los comentarios.
No se olviden de dejar su
votito de verdad me haría feliz que lo hicieran y comentaran. Gracias por leer se les quiere mucho beibis nos vemos en el próximo capítulo <33
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