━Capítulo Uno
❝ 𝐏𝐎𝐑𝐐𝐔𝐄 𝐂𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐄𝐒 𝐁𝐔𝐄𝐍𝐎,
¿𝐎 𝐌𝐄 𝐄𝐐𝐔𝐈𝐕𝐎𝐂𝐎? ❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏 ☼︎༄.✰ 〙
—– nueva era —–
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LA OSCURIDAD ERA LO ÚNICO QUE INUNDABA SU MENTE. En algún punto llegó a creer que se trataba de un sueño que pronto tendría complejo de pesadilla.
Vió como hombres armados arrebataban a inocentes niños de sus padres. Mientras otros daban a sus hijos sin rechistar, sin luchar por ellos.
Una pequeña de cabellera castaña y brillantes ojos verdes, algo rojos por las lagrimas observó como una madre se despedía de su hijo. Instantaneamente sintió una presión en el pecho que se lo hacía aún más pequeño.
Aquel niño se le hizo conocido, sabía
que en algún punto de su vida lo vería de nuevo.
—¡No te detengas, mocosa! —gritó uno de los soldados que la escoltaban a quien sabe donde antes de empujarla —. ¡Solo sigue caminando!
No estaba atada pero aún con eso el hombre ejercía presión sobre su cuello así como su espalda con tal de que la caminara apuntaba con su arma.
Entre empujones y regaños los soldados que la escoltaban se detuvieron frente a la puerta de uno de los vagones.
Fue en ese momento que la niña se tensó por completo temerosa a lo que fuera a suceder, prueba de ello eran sus ojos algo rojos por culpa de las lágrimas.
Dirigió la mirada a su acompañante, que venía a un lado suyo. Tambien escoltado por varios soldados, como si fueran simples animales rabiosos.
Apesar de que era unos centimetros
más alto que ella y posiblemente mayor en edad reconoció ese rostro. Cabellera castaña, ojos mieles y esa sonrisa que tanto la animaba había desaparecido.
El pequeño no dejaba de removerse incomodo por la presión que ejercían los soldados en sus pequeños brazos.
"Mi hermano, Henry".
No dejaba de repetir su nombre como un mantra para no olvidarlo.
Rápidamente uno de los soldados
apartó bruscamente la cercanía de ambos hermanos y en eso otros dos
se acercaron a los niños con unos aparatos extraños que tenían una
aguja de solido metal.
La niña al percatarse de sus posibles intenciones comenzó a forcejar contra ellos en un intentó de liberarse que fue inútil.
—¡Deja de moverte, niña! —gritó uno
de ellos tomandola del cuello a la fuerza haciendola soltar un quejido de dolor
—. ¡Dije quieta!
—¡Por favor paren, duele! —gritó la niña al sentir la aguja de metal romper contra su delicada piel —. ¡Eso duele mucho!
Apesar de sus suplicas nadie se detuvó por ello, al contrario les dió igual sus gritos de dolor o que una aguja estuviera rompiendole la piel por un estupido tatuaje a una niña de nueve años.
Después de unos minutos de incesante dolor y de casi quedarse sin voz ellos se detuvieron. Pero el dolor seguía punzante en su carne viva. Sus ojos escozian.
Lo mas doloroso fue ver a su hermano pasar por lo mismo. Escuchar sus gritos de dolor y no poder hacer nada para ayudar porque la retenían cuan preso.
—¡Detenganse, paren! —gritó ella desesperada mientras forcejeaba con los soldados —. ¿No ven que le duele?
Minutos despues, cuando pareció que su sufrimiento había acabado de una vez por todas, todo para ellos se vinó abajo...
—¡No! ¿¡Qué hacen!? —gritó Henry desesperado al ver como los hombres lo sujetaban y comenzaban a llevárselo alejado lejos de él —. ¡Ey, sueltenos!
—¡Henry ayúdame, tengo miedo! —suplicaba Anne entre lagrimas y siendo poseida por el miedo —. ¡No por favor, se los ruego! ¡No nos separen, por favor!
—¡Anne!
Henry intentó zafarse de quienes lo aprisionaban, cosa que estuvó a punto de suceder pero eran más fuertes que él.
—¡Anne te quiero mucho, nunca lo olvides! —gritó su hermano y ella supó que ese era el adios para ellos —. ¡Te prometo que volveremos a encontrarnos!
—¡Henry, no me dejes! —respondió Anne entre sollozos forcejeando hasta que no tuvo de otra que parar —. Vuelve...
Poco a poco Henry estaba más lejos de ella, metros y después lo perdió de vista. Algo que era seguro es que ese día había perdido a toda su familia.
A pesar de todo lo que sus padres habían sacrificado por ellos, al parecer todo fue en vano. Incluso sus muertes. Y la única persona que le quedaba en este mundo se la habían arrebatado cruelmente.
Estaba sola o eso fue lo que pensó hasta que lo conoció aquel día...
Justo cuando creyó que no tenía a
nadie llegó él a reconfortarla, a ayudarla a sobrellevar esa soledad y rencor que la consumía por dentro. Ambos de algún modo se complementaban porque estaban igual de rotos por dentro.
—No llores todo estará bien, te
lo prometo. Yo te voy a proteger, es una promesa...
——— ✮✧☾✧✮ ———
Cuando Lía abrió los ojos todo
a su alrededor se sentía extraño
y de cierto modo diferente.
Tenía un dolor de cabeza que era insoportable y todo su cuerpo se sentía débil. Apesar de eso enfocó a Minho, quien al verla despierta le sonrió.
Fue en ese momento que Lía pareció notar que se había quedado dormida en las piernas del asiaticó. Él solo acomodó uno de sus rebeldes mechones sueltos.
Rápidamente la castaña se incorporó hasta quedar a la altura del pelinegro y miró a todas partes algo desorientada.
Fue inevitable no ver a sus compañeros Todos estaban asustados y alertas de lo que pudiera ocurrir. Algunos veían por las ventanas del helicoptero mientras que el resto dormía tranquilamente.
No podían dejar de lado toda esa desconfianza pero eso no quitaba el hecho de que estaban realmente cansados fisica y mentalmente después de todo lo sucedido hace horas.
El sueño los había vencido sin mas.
Aunque no todos cedieron al sueño, algunos estaban realmente asustados y desconfiaban de esas personas como para descansar sabiendo que podrían hacerles algo.
Quitando esos absurdos pensamientos, Lía se acercó un poco a él y aún entre bostezos le sonrió un tanto cansada.
—Perdón si te incomode o algo, yo...
—¿Puedes guardar silencio solo unos segundos, amor? —pidió Minho con una boba sonrisa callandola al instante y después la atrajó hacía él —. Se que no han sido días buenos, como tambien se que no has estado bien últimamente. Necesitas un descanso, primor.
—Siempre preocupandote por mí —musitó ella rodando los ojos juguetona antes de darle un golpesito en el pecho —. ¿Y que hay de tí? ¿Estás bien?
—Sí, solo que estoy algo nervioso por
lo que sea que venga —respondió en voz baja y dejó un beso en su sien —. Pero todo estará bien si estás junto a mi.
La chica estaba a punto de decir algo cuando los gritos de los rescatistas la interrumpieron. Los adolecentes rápido se incorporaron de sus asientos.
Al parecer habían llegado a su destino.
Lía al igual que con sus demás compañeros fue obligada a bajar del helicóptero lo más rápido posible.
Ninguno sabía a que se debía la prisa pero no dudaron en obedecer.
Mientras tanto Minho se acercó rápidamente a Thomas, que seguia dormido y entre gritos logró hacer
al azabache despertar.
—¡Thomas, tenemos que irnos rápido! —gritó el asiático, obligandolo a moverse lo más rápido posible.
El azabache no dudó en moverse presuroso fuera del helicóptero pero al ver que el regalo de Chuck no estaba con él regresó a buscarlo antes de que los rescatistas lo obligaran a ir con el resto.
—¡Corran, rápido! —gritaba uno de
los hombres, apresurando al grupo de adolecentes a correr —. ¡No tenemos tiempo!
—¿Pero que... —emitió Lía confusa, mientras intentaba no tropezar entre la oscuridad —. ¿¡Qué está pasando!?
En ese momento una luz la cegó por unos segundos. Corría siguiendo al resto, siendo practicamente arrastrada por Minho para evitar que se quedará atrás.
—¡Cranks! —gritó uno rescatista sacando su arma para empezar a disparar —. ¡Tenemos cranks!
Lo que se oyó después fueron disparos seguidos de gritos a la lejanía que poco a poco se hacían más cercanos a ellos.
Aquello solo aumentó el miedo entre
los chicos, quienes corrieron un poco más rápido asustados de lo que sea que los perseguía.
Lía observó a lo lejos a sus atacantes, que tenían la silueta de un ser humano al parecer pero fue interrumpida por Minho que la obligó a seguir corriendo.
Mientras ellos corrían a la que parecía ser la entrada a un supuesto refugio, los rescatistas disparaban a los cranks que comenzaban a acercarse cada vdz más.
Fue una experiencia horrible. Los gritos a su alrededor, el sonido de los disparos, los gruñidos de los cranks y la luz fue un detonante para desorientar a la castaña.
Pero al llegar a su objetivo todo pareció estar seguro para ellos, hasta que vieron el lugar en el que estaban.
Cientos de personas iban y venían, moviendo maquinaria y haciendo sus labores. Nadie pudo moverse de su lugar, a excepción de Thomas quien pronto se abrió paso entre todos para ver más de cerca.
Después unos soldados se apresuraron a hacerlos entrar a una habitación.
—¡Rápido, todos adentro!
Sin poner resistencia, los chicos entraron en ls habitación y una vez que todos estuvieron dentro la puerta fue cerrada por fuera. Ante esto todo el lugar quedó en completamente silencio y sumido en la profunda oscuridad.
Pero Thomas desconfiado y asustado comenzó a golpear la puerta con desesperación, luego alzó la voz al punto de gritarles.
—¡Ey, ey, espera, detenganse! —gritó el azabache a los hombres, golpeando con fuerza la puerta —. ¡Saquenos de aquí!
De pronto la habitación se iluminó casi por arte de magia, logrando hacer que Thomas dejará de golpear la puerta para centrar su atención en lo estaba justo en frente de los adolecentes.
Fue imposible no babear o evitar que sus estómagos no rugieran al ver aquella mesa llena de tantos exquisitos platillos.
—¡Yo pido el arroz! —exclamó Sartén, antes de apresurarse a tomar el plato de arroz seguido por Teresa.
Los demás también se apresuraron a llegar a la mesa, tomando con rapidez lo que sea que quisiera comer. Era tanta que no sabían cual agarrar así que solo tomaron hasta llenar sus manos.
Cada uno tomó asiento y comenzaron a comer con desesperación.
Lía no se quedó atrás, hipnotizada por tantos manjares decidió tomar varias frutas, un poco de carne y jugo natural de uno de los jarrones en la mesa.
Todos disfrutaban de su comida, eso
era seguro. La chica ojiverde se giró a ver a sus compañeros.
Newt devoraraba su comida, Sartén
por su parte le dió un mordisco a una manzana fresca y de pronto todos soltaron una risa probablemente porque la felicidad los inundaba.
Thomas no se quedaba atrás solo que
él comía tranquilamente en su asiento, tenía que ir un poco más despacio para no tener que atragantarse con todo eso.
Y luego estaba Minho bebiendo de un jarrón, parecía sediento.
Esas caras de felicidad la hicieron sonreír disimuladamente, por un momento se sintió realmente feliz.
No había más penitentes, tampoco gente culpandola de nada y eran libres de esa organización maniatica. Despues de todo volvían a ser solo adolecentes con ganas de vivir una vida sin cadenas.
—¡Esto es mejor que la agua sucia de la vieja cañería! —exclamó Minho luego de beber del jarrón, una sonrisa pintada en su rostro.
Justo cuando Lía estaba por darle
una mordida a su pedazo de carne un puñado de arroz le cayó en la cara.
Su primera reacción fue quedarse basicamente en shock, el golpe la había sacado de onda. Segundos después
buscó con la mirada al graciosito.
Apesar de que una mesa las separaba sabía que esa sonrisita la delataba, por no decir que tambien llevaba restos del arroz en la mano.
La pelinegra la miró esperando que
ella hiciera algo al respecto. Y sin previo aviso Lía tomo otro puñado de arroz y se lo lanzó directamente a Teresa.
En ese momento se desató una guerra de comida en la que todos participaron.
Y en ese preciso momento Lía no pudó evitar sentirse feliz. Tenía a sus amigos con ella, eran libres por fin y tenía a una persona que sabía no la dejaría jamás.
Daría lo que fuera por más momentos como esos. Esto era lo que ellos deberían de disfrutar no tener que lidiar con guerras ni enfermedades mortales.
Después de todo estaban a salvó, ¿no? Eso habían dicho sus rescatistas.
Su libertad era algo que tendrían por siempre.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Después de comer todos buscaron un sitio cómodo para descansar. Algunos
se encontraban sentados entre lo que podrían ser costales y un par de cajones. El silencio reinaba en el lugar.
Sartén se encontraba recostado, mientras Newt y Teresa estaban sentados en unos costales frente a Thomas, quien estaba demasiado callado y por lo que deducia la de
ojos verdes bastante pensativo.
Minho por su parte estaba acostado
en una de las camas que había en la pequrña habutación, encima de las piernas de Lía. Ella solo jugueteaba
con el cabello del coreano.
—Admito que estos chicos saben cocinar bien —comentó Sartén desde su cama, rompiendo el silencio del lugar.
Pero aún así nadie decía una sola palabra, probablemente querían un poco de paz y relajarse un poco.
Sin embargo un comentario por
parte de Teresa se robó la atención
de los chicos en la habitación.
—¿Quiénes son realmente? —comentó una relajada Teresa, con una mano en el mentón —. Quiero decir, no sabemos nada sobre ellos.
—Al menos sabemos que ninguno
es amigo de CRUEL —comentó Newt, mirando a la chica desde su sitio.
En cuanto Lía escuchó a su amiga le
fue imposible no más en pensar en ello, ahora que hablaban de eso no sabían nada de aquellas personas y se estaban fiando demasido rápido.
Tal vez Teresa tenía razón, pero los estaban tratando de maravilla. Quizás era hora de empezar a confiar en los que intentaban ayudarlos y aceptar de una vez que ya no había ningún peligro.
—Eso es lo suficientemente bueno
para mí, ustedes piensan demasiado
—soltó Minho, incorporandose de su lugar solo para ver al resto —. Somos libres ahora. ¡Disfrútenlo!
Fue en ese momento en que Thomas miró sin ganas a los dos chicos frente a él. Probablemente Minho tenía razón y lo mejor sería no pensar más en ello, al menos no por ahora.
Lía no dijo nada, solo se dedicó a juguetear con la melena de Minho mientras escuchaba al resto.
Estaba demasido agotada mentalmente como para seguír hablando de temas que la ponían realmente mal. Ella solo quería olvidarse de todo por un rato.
Se suponía que esta sería su nueva vida, pero aún con ello no se sentía para nada como en casa o en confianza suficiente y lo peor es que estaba igual de asustada que el resto.
Pero el miedo solo era un obstáculo
que le impedía para pensar bien y se había prometido dejar de temerle a lo desconocido.
Después de todo no estaba sola, tenía a esta nueva familia y con eso le bastaba.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Luego de una noche llena de sueños que se clasificarían como horrible pesadillas, Lía despertó. Al hacerlo notó como sus mejillas estaban húmedas y sus latidos acelerados. Lo único que recordaba eran los gritos de Max pidiendole que no lo dejará, rogandole que lo ayudará.
Para su buena suerte tenía a quien aferrarse si sentía que las pesadillas transpasaban la realidad. Pero no
era la única que sucumbía ante ellas.
En algún punto de la madrugada, Minho se levantó asustado buscando el cuerpo de la castaña mientras murmuraba algo como "aquí estás". Al menos no fueron sus pesadillas con el laberinto de nuevo.
Lía fue la primera en despertar, podría decirse que aún seguía oscuro el lugar y todos seguían dormidos, incluso Minho.
Aún entre la oscuridad de toda la gran habitación pudó observar perfectamente a detalle su rostro. Y sonrió enternecida.
Una vez que se acercó un poco más se inclinó ligeramente hasta que sus labios tocaron los de él.
Después de eso Minho comenzó a removerse, porque posinlemente se había despertado. Segundos después
el asiático abrió los ojos somnoliento.
—Buenos días, chino —canturreó ella, semi acostada en su pecho sonriendole de forma dulce —. Ya amaneció.
—Amelia, ¿qué haces despierta tan temprano? —murmuró Minho con voz ronca, tallandose el rostro adormilado —. Es muy temprano.
—Ya sabes, la costumbre.
El asiático la miró con seriedad, era esa mirada de papá regañón que la hacía decir la verdad aunque no quisieda.
—Las pesadillas no me dejaron dormir del todo bien...
Eso bastó para que la acercará aún más a él y la apretará con suavidad, eran solo ellos dos y solo eso importaba ahora
—Tal vez no lo diga seguido pero te
amo y pase lo que pase puedes contar conmigo siempre —comentó en un suave murmullo haciendo circulos imaginarios en su cintura para luego dejar un tierno besó en su frente.
Se quedaron unos segundos así, abrazados y adormilados, hasta que Minho encontró algo entre la blusa
de la joven que llamó su atención.
—No recuerdo haberlo visto en tí, ¿de dónde lo sacaste? —preguntó, viendo con atención el colgante en su pecho.
—Estaba entre mis provisiones —respondió en un suave murmuro antes de incorporarse un poco.
—Se te ve bien.
—¿Deberíamos estar tan tranquilos cuando no sabemos si estamos a salvo?
—Primor solo relajate, ¿sí? —soltó
el corredor, acomodando uno de sus mechones trás su oreja mirando sus labios —. Todo acabó, somos libres ahora y solo eso importa.
En eso Minho se inclinó hacia los labios de su chica creando un suave roce antes de separarse, verla con cariño mientras acariciaba suavemente su mejilla.
Ella pareció estremecerse ante el contacto. Amaba este tipo de momentos, momentos que le recordaba que eran solo seres humanos que sentían.
De pronto el sonido de la puerta abriéndose los obligó a ponerse de pie con rápidez tal y como los demás lo hicieron.
En ese momento todos se acercaron
la puerta con la esperanza de que les dieran información acerca de donde estaban y qué sucedía.
Así que esperaban que aquellos hombres les dieran respuestas.
En eso aparecieron dos guardias que
al parecer escoltaban a un hombre, que bien podría ser el líder del lugar.
El hombre era de una estatura normal, cabello semi canoso dejaba que daba la impresión de unos cuarenta y sus rasgos eran similares a los de una rata de laboratorio.
Pero lo que llamaba la atención,
al menos para Lía, era la mirada íntimamente del tipo.
No parecía de fiar y por más que la castaña negaba aquella boba, sintió la extraña mirada de él sobre ella.
Era como si estar frente a la castaña le molestará o desagradara. Ligeramente se acercó a Minho y se aferró a su brazo, buscando protección.
Se preguntaba por qué la miraría así. ¿Se conocían? Eso era imposible porque jamás lo había visto, ¿o sí?
De cualquier modo algo la hizo dudar y por alguna razón una extraña sensación inundó su ser. Aquello le era familiar.
—¿Están todos bien? —habló el hombre por primera vez, obteniendo la atención de los adodcentes —. Perdonen toda la conmoción, nos atacó una horda.
—¿Usted quién es? —preguntó Thomas, haciendo la pregunta que todos tenían en mente.
—Soy la razón por la que siguen
con vida y pretendo mantenerlos así —respondió el desconocido con una sonrisa descarada antes de salir de la habitación —. Ahora, vengan conmigo, les vamos a dar asistencia.
Los chicos se miraron entre sí, luego de que aquel misterioso hombre saliera de la habitación.
Aún no confiaban plenamente en esas personas pero no tenían otra opción si querian respuestas o ayuda. Así que solo pudieron. obedecer y seguirlo.
Luego de salir de la habitación, todos quedaron asombrados al ver lo que los rodeaba por completo.
Aunque todos se esforzaban en confiar en las palabras de aquel hombre, era Lía quién simplemente se negaba a creerle.
Había algo en él que no terminaba de gustarle, como si estuviera intentando ocultarles algo grande.
Apesar de eso no quería decirselo a sus amigos, o al menos no ahora, pues creía que le dirían que estaba siendo un poco paranoíca.
—Pueden llamarme señor Janson —mencionó el hombre dirigiendo a los adolescentes por el pasillo —. Dirijo este lugar, para nosotros es un santuario a salvo de los horrores del mismo exterior. Tómenlo como una parada de descanso, una especie de un hogar temporal.
—¿Nos llevará a casa?
—A una especie de hogar —respondió Janson a Thomas, sin desacelerar su paso —. Por desgracia no queda mucho del lugar de donde vienen. Pero tenemos un lugar para ustedes, un refugio lejos del desierto donde CRUEL no los volverá a encontrar. ¿Les gusta la idea?
—¿Quién nos garantiza eso?
Janson rápidamente se giró en busca de esa peculiar voz y cuando simplemente sonrió de una manera bastante creíble.
—Les garantizo que mientras estén
aquí están a salvó, no hay de que temer. Somos sus aliados —respondió Janson a Lía, finalizando con un tono dolido —.
¿O acaso no confías en nosotros?
La chica solamente se calló al sentir la mirada de Janson sobre ella y se aferró al chico a su lado.
Sin embargo Minho estaba con la
misma actitud de la castaña y no vaciló al momento de cuestionar al hombre.
—¿Por qué nos ayuda?
—Digamos que el mundo exterior
está en una complicada situación, todo cuelga de un hilo extremadamente delgado. El que hayan sobrevivido a
ese virus los convierte en la esperanza de toda la humanidad para evitar su extinción —comenzó a explicarles, confunfiendo aún mas a los chicos —.
Por desgracia también los convierte en un blanco, como seguramente ya lo notaron.
Todos los habitantes se detuvieron al
ver como Janson pasaba una tarjeta por una máquina que se encontraba en la compuerta.
—Pasando esta puerta está el comienzo de sus nuevas vidas —explicó con rápidez —. Pero, primero lo primero. Hagamos algo con ese mal olor.
La compuerta comenzó a abrirse dejando ver una luz del otro lado.
Todos estaban un tanto nerviosos
de lo que los esperaría allá adentro,
pero este era solo el comienzo de su nueva vida y no debían de preocuparse todo iba a estar bien o al menos eso creían.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Luego de haberse dado una relajante ducha los habitantes fueron escoltados por guardias hasta una enorme sala donde recibirían atención médica y les harían unas pruebas para analizar un poco más sus condiciones físicas.
Todos fueron atendidos por distintos doctores que no dudaron en centrarse en su trabajo y nada más.
Newt se encontraba algo inquieto
al ver como el enfermero que lo estaba atendiendo sostenía una jeringa que pensaba inyectarla en su brazo.
—¿Qué es eso?
—Solo son vitaminas —respondió el enfermero restandole importancia pero intentando que se relajará —. Calcio, ácido fólico... todo lo que les hizo hizo falta allá. Trata de relajarte.
Aún con un poco de desconfianza y temor, el chico hizo caso omiso a las palabras del enfermero sintiendo la aguja clavarse en su brazo.
Por otro lado Minho estaba siendo supervisado por una enfermera que
se encargaba de revisar la resistencia y capacidad física que poseía el chico.
Sartén era atendido por otro médico pero estaba odiando aquellas luces que no hacían más que cegarlo. Lo mismo con Winston, quien tenía un palo de esos médicos en la lengua comprobando su sentido del gusto y cualquier posible irritación en la garganta.
Thomas por su parte estaba más tranquilo, o eso era lo que aparentaba, mientras veía a un enfermero sacarle sangre para algunas pruebas.
—¿Sacó suficiente? —preguntó Thomas al enfermero, observando su brazo y él solo asintió.
Thomas pudo ver su sangre en un delgado, frágil y transparente tubo de cristal. No sabía el porqué era necesario donar sangre pero si que era obligatorio ya que al resto también se lo pidieron.
Su vista fue hacia unas cortinas que desde que habían llegado al Ala Médica se habían mantenido cerradas y fue en ese momento que la curiosidad surgió.
En ese preciso instante se abrieron revelando a Lía, quien terminaba sus pruebas medicas.
—Eso es todo por hoy, Amelia. Puedes retirarte —empezó a decir la doctora de piel morena, dirigiendo a la castaña a la salida —. Cualquier molestia o malestar no dudes en venir a informarmelo. ¿De acuerdo?
La chica asintió ligeramente. La verdad no estaba para nada contenta con que le sacarán sangre sin darle explicaciones y menos que le inyectaran cosas extrañas.
Su desconfianza era más que notoria debido a todas las preguntas que realizó y sobre todo porque no cedió tan fácil a las palabras de la doctora, cosa que le dificultó aún más el trabajo.
Hasta que por fin logró hacerla entender que era obligatorio para su salud y cosas así, por lo que terminó cediendo luego de largos minutos de negación.
Al estar afuera de la habitación vió todo a su alrededor y no muy lejos de ella a sus amigos, que seguían en sus pruebas.
Thomas al igual que Lía obervó a Teresa. La pelinegra se encontraba sentada en una camilla esperando a que la doctora que iba a atenderla llegará.
Justo en ese preciso momento Crawford llegó hasta la pequeña sala y al instante cerro las cortinas y ambos chicos ya no pudieron ver a su compañera.
Thomas rápidamente se acercó a paso lento a su amiga, irrumpiendo en sus pensamientos y trayendola a la realidad.
La castaña solo se limitó a sonreírle débilmente, pues no estaba de buen humor como para hablar de todo lo que estaba pasando en ese lugar.
—¿Estás bien?
—Sí, eso creo...
Thomas estaba a punto de hablar pero se calló en cuanto vio como un hombre se acercaba a ambos.
Lo curioso es que tenía la vista puesta sobre la chica especialmente, esto hizo que el azabache frunciera el ceño.
—Amelia.
—Sí, soy yo —soltó Lía con recelo, pocas veces le hablaban por su nombre completo.
—Acompañame, por favor.
La vista del chico se posó en el rostro
de su compañera, quien medita lo que respondería. Luego de unos segundos Lía asintió y cuando estaba por seguir al hombre la voz de Thomas llegó a ambos.
—¿Qué ocurre?
—Solo hablaran con ella —respondió el hombre, algo cortante y siguió caminando.
Lía solo pudo sonreír casi a la fuerza para darle seguridad a su amigo, aunque eso no logró que Thomas se tragara el cuento de que ella estaba bien o de que las cosas iba a mejorar.
Así que la curiosidad e inseguridad de la situación hizo a la castaña se pusiera en marcha. Sin embargo, el azabache tuvo la oportunidad de retener su andar por unos segundos.
—Estaré bien —tranquilizó la csstaña a su amigo, antes de dirigirse a Minho que también la observaba –. Descuiden, voy a estar bien. Los veré después.
Y así Thomas soltó el agarre del brazo de la castaña y sin más se apresuró a seguir caminando por el pasillo, guiada por el hombre.
En cuanto Minho la vió alejarse, sintió como algo en su interior se ponía en alerta y dolía cual punzada fuese. El chico aún no sé fiaba de sus salvadores y por ello le preocupaba lo que le pudieran hacer a Lía alejada del resto.
Pero sabía que podía defenderse bien, sin embargo la punzada dentro no desapareció y no fue el único en sentirla ya que también Newt y Thomas la sentieron.
Y de pronto la castaña junto al hombre se perdieron entre los enormes y desconocidos pasillos.
——— ✮✧☾✧✮ ———
El guardia se detuvó frente a una puerta que comenzó a abrir. Lía ya estaba lista para actuar en caso de que algo pasará.
Se podría decir que el guardia la hizo pasar a la fuerza. Con recelo se adentró a la pequeña habitación, donde notó al instante la presencia de alguien más.
Janson se encontraba sentado en una silla, frente a él estaba una pequeña mesa y sostenía entre sus manos una carpeta de documentos, dandole la espalda a Lía.
Al escuchar la puerta abrirse supó que Lía había llehado así que se giró a verla, regalandole una sonrisa cínica.
—Lía...
La voz de Janson resonó en la
habitación saludandola, lo que hizo
que se le pusieran los bellos de punta.
En ese mismo momento la puerta se cerró sobresaltandola.
—Disculpa la molestia —empezó a decir poniendose de pie, señalandola la silla frente a él —. Solo quería hablar contigo en privado.
Aún un tanto desconfiada tomó asiento, sin despegar la vista de aquel hombre pues todavia no se fiaba de él.
—No te haré perder tu tiempo, la verdad es que solo tengo una pregunta —explicó el hombre, ella asintió con lentitud —.
Lía, ¿qué recuerdas de CRUEL?
La mencionada se quedó en completo silencio con la vista sobre el ventanal que había del otro lado. Sintiendose cual animal enjaulado para experimentación.
Así que rápidamente pensó en lo que diría, pues no pensaba abrir la boca y hablar de más sin fiarse aún de ellos.
—No estás en problemas, solo es una conversación para ayudarme a entender —explicó Janson, en un intento para calmarla y persuadirla para hablar.
—¿Entender qué?
—De qué lado estás.
—Estoy con mis amigos —respondió
la chica, teniendo toda la atención del hombre frente a ella —. Por eso estoy aquí, porque creo en ellos y porque son mi familia. Eso es todo lo que diré.
—Interesante —comentó Janson como
si intentará acertar algo que ella no sabía —. Pero quiero que respondas a mi pregunta. ¿Qué recuerdas acerca de CRUEL?
—No recuerdo mucho sobre CRUEL,
solo se que trabajé con ellos antes del laberinto —empezó a decir, sintiendo un sentimiento de colerá inundar su mente —. Recuerdo que ellos me hicieron sufrir y asesinaron a muchos de mis amigos...
Lía se quedó en silencio, sumergida en los recuerdos que comenzaban a fluir en la infinidad de su mente. Recordar los gritos de sus amigos pidiendo ayuda, la sangre fluir, la muerte de sus amigos...
Todos esos inocentes murieron
creyendo que su sacrificio ayudaría a
la libertad de sus amigos, a la creación de una nueva generación libre.
—Estoy de su lado.
—¿Solo eso recuerdas? —preguntó Janson esperando más respuestas, pero ella asintió finalmente —. Dime, ¿no te gustaría conocer más sobre tí?
—¿A qué se refiere? —cuestinó Lía, frunciendo un poco el ceño pues no esperaba aquella pregunta.
—Según estudios realizados por CRUEL, parece que eres diferente a los demás. Estas fotos son prueba de ello.
Janson abrió la carpeta que tenía la palabra "confidencial" en color rojo, dejando frente a ella una serie de fotos que pudo reconocer al instante.
Eran fotografías de toda su actividad cerebral, muestras medicas, fotografías de ella estando de perfil, informes sobre su condición física y demás.
—Por lo que veo, hay algo que te
hace distinta al resto y es no solo tu inmunidad, se trata de algo más —comenzó a explicar dedicandole una mirada indescifrable —. Tus habilidades físicas y mentales te hacen una arma humana. El arma humana de CRUEL.
—Oiga de verdad, no se de que me
este hablando —se apresuró a decir
Lía un tanto alterada, comenzando a preocuparse por la situación.
—Sé que todo esto es nuevo para ti —comentó Janson, recobrando la postura de seriedad del principio —. Pero me gustaría saber como te sientes cuando eso sucede.
—Yo... no lo sé...
Janson endureció las expresiones faciales de su rostro, sabía bien que ella era conciente de lo que estaba hablando pero posiblemente se negaba a decirle.
Si queria hacerla hablar de una vez por todas esos metodos no funcionaban.
—Interesante —comentó con interes, mientras sobaba su barbilla de forma reflexiba sin apartar la mirada de Lía
—. Es raro, ¿no lo crees? Trabajaste con CRUEL, pero aún así te enviaron al laberinto.
La joven de cabellera castaña se
encogío de hombros mientras analizaba meticulosamente al hombre frente a ella, pues nada de lo que salía de su boca parecía mentira. Daba la impresión de que estaban en una competencia de miradas.
Apesar del miedo que empezaba a sentir, no se permitió ser sometida por este. Lía no dejaría que nadie intentará usarla a su antojo, menos esa rata.
Antes de que pudiera retener las palabras que llevaba pensando desde instantes atrás estas salieron solas.
—No lo sé, quizás debió preguntárselo antes de matarlos —respondió la chica segura de sus palabras, retandolo con la mirada una vez más —. Porque CRUEL es bueno, ¿o me equivoco?
—Veo que eres muy lista, Lía —soltó Janson con esa mirada oscura antes
de dejar salir su verdadera naturaleza —. Pero parece que no sabes cuándo quedarte callada, pequeña idiota.
Algo dentro de Lía activó una pequeña alerta dentro de su cuerpo, pues desde que entró a esa habitación supo que algo grande se acercaba. No dudó a la hora de ponerse de pie, tirando la silla en el proceso.
Justo en ese instante Janson reaccionó rápidamente incorporandose de igual forma, con esa sonrisa cínica tan suya.
Rápidamente una alarma resonó en la habitación y varios guardias seguidos de algunos enfermeros ingresaron al lugar, dirigiendose hacía Lía.
Fue entonces que Lía se pusó en posición de ataque, sintiendo la ira y un toque de adrenalina fluír por su cuerpo y mente. Estaba lista para defender su libertad.
No intentó gritar, pues sabía que aunque lo hiciera nadie la escucharía ya que los cristales eran de solido material.
Y supo que todo habia sido planeado por Janson, quien probablemente estaba del lado de CRUEL.
Nunca habian sido libres y nunca lo lograrían ser, eso lo entendió perfectamente.
—Entiende Lía, es por tu bien y por
el de todos —exclamó Janson, viendo a la chica esquivar a los guardias —. Si dejaras de resistirte nos ahorraríamos todo esto.
La chica sintió como la ira acumulada
se hacia cada vez más dificil de retener. ¿Atraparla, torturarla y hacerla sufrir era por su bien? ¿Estaba bien tratar a un ser humano como una rata?
—Antes muerta que dejarme controlar por ustedes...
Después de eso el caos se desató por completo.
Lía se movía con rápidez por la habitación, intentando no ser atrapada. Tenía habilidad para moverse y era rápida lo que complicaba las cosas.
De un solo movimiento derribó a el guardia, pues aquel golpe en las piernas al parecer si resulto y luego aplicó una maniobra de defensa personal que no supo como logro hacer pero hizo.
Pero esto no acabo ahí, mas guardias se le fueron encima buscando la manera de atraparla a como diera lugar.
Pero lastimosamente estaban luchando con una ex soldado de rango elite en las tropas de CRUEL. Las posibilidades de ganarle eran de cincuenta y cincuenta.
No supo con exactitud como era que su cuerpo respondía con movimientos que ni siquiera sabía que podía hacer pero estaba comenzando a gustarle esto.
Pero el tiempo se convertía en su más grande enemigo.
Al momento en que estaba aplicando una tipo llave a uno de los hombres, otro llegó por detrás con una inyección en sus manos pero ella supó defenderse a tiempo.
Rápidamente lo tomó del brazo
con fuerza hasta lanzarlo contra
una esquina de la habitación.
Janson solo se dedicaba a mirar con atención los movimientos de la chica, observaba atónito como una adolescente les daba una paliza brutal a cualquier guardia y enfermero que se le ponía enfrente.
Ciertamente no esperaba que la recluta fuera mucho mejor de lo que decían.
Pero lo que llamó la atención de Janson fueron sus ojos, los cuales tomaban un tinte oscuro lo cual lo dejó fascinado.
—¡Lía deja de resistirte, sabes bien
que estás perdida! —exclamó el mayor mirandola con una sonrisa —. Acéptalo. Nunca dejaste de ser de su propiedad, sigues siendo su arma. Solamente hay que hacerte ver eso y listo.
—¡Maldito hijo de perra!
La castaña no dejaba que nadie intentara siquiera tocarla, no les daba la oportunidad. Era rápida e impredecible que les costaba trabajo a los guardias atraparla.
Nadie dijo que atrapar a una chiquilla fuera tan difícil como estaba pasando con aquella rebelde recluta.
Pero después de todo Janson tenía
razón, eran demasiados contra ella
sola y su cuerpo se empezaba a sentir pesado, cosa que poco a poco estaba siendo más notorio.
Pronto los guardias lograron acorralarla y en uno de sus momentos de debilidad uno la atrapó en sus brazos.
Lía no se rindió tan fácil y comenzó a forcejear con las pocas fuerzas que le quedaban hasta que todo se acabó para ella.
Sintió el frío metal de la aguja entrando a su piel y como algo se mezclaba dentro de todo su sistema, inundando su ser.
Hasta que se sintió ligera y su cuerpo totalmente adolorido. Sus sentidos de la nada se paralizaron y de pronto solo hubo oscuridad para ella.
Después de aquello no supo que más ocurrió en esa habitación. Pero sabía que estaban en un grabe peligro y si no escapa el resto serían usados como si se tratará de conejillos de india.
—Bienvenida de nuevo, recluta A0...
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PRIMER CAPITULO EDITADO
PLEBESS VOLVÍ Y MAS LOCA QUE NUNCA OYEA 😵💃* hace un baile igual de loco que ella, but se endreda con sus feets*
Hasta ahora, ¿qué tal?
¿Les esta gustando el fanfic? Les recuerdo me queme hasta la última neurona eh, eh, así que xD
Y aquí estamos... a mitad
de la historia, la verdad es que veía tan lejano salir del primer capítulo pero x.
Como mencioné algunos capítulos atrás quiero que se preparen porque se vienen revelaciones muy reveladas no más eso digo y yap.
Oigan cuéntenme sus teorías, ¿que creen que pasará con Lía y a dónde la llevaban? ¿qué me dicen de Janson? Parece que sabe mucho, matenlo antes de que deje crías 🤥👍
En fin, nos vemos prontito bueno leemos, chaíto. Pero antes voten y comenten, amo los comentarios enserio. Se les quiere personitas bonitas, Fer las ama baibai <33
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