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━Capítulo Ocho



































( 𝓔𝓷 𝓹𝓵𝓪𝔂𝓵𝓲𝓼𝓽 𝓖𝓮𝓷𝓮𝓼𝓲𝓼 )




































































❝ 𝐏𝐎𝐑 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑 𝐕𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐍𝐌𝐈𝐆𝐎, 𝐕𝐄𝐍 𝐂𝐎𝐍 𝐂𝐑𝐔𝐄𝐋 ❞




























╔═══ 𓏲✮⊰ •˙ ❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ═══╗

〘 ✰. ༄☼ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟖 ☼༄.✰ 〙

—– sangre —–

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FINAL PARTE



























































LA DOCTORA AVA PAIGE OBSERVABA COMO TODO LO QUE LOGRÓ se desmoronaba

en solo cuestión de segundos, lo
hacía mientras esperaba a Lía
y Thomas, porque vendrían.

Sin embargo un ligero sonido hizo que estuviera alerta. Sabía de quién podría tratarse es por eso que se giró lentamente hacia la persona que estaba justo ahí.

Lía se encontraba a unos
cuantos pasos de la doctora y sostenía entre sus manos una pistola que le apuntaba mientras algunas lágrimas amanazaban con salir a causa de la cólera.

—Lía...

La doctora observaba con cuidado a la chica frente a ella.
No recordaba en qué momento aquella pequeña rebelde creció tanto, estaba echa una adulta y seguía con los mismos ideales.

Le dolía verla de ese modo destrozada pero más le dolía pensar que ella contribuyó a causarle tanto dolor a esa niña inocente durante tantos años.

Se lamentaba profundamente todo lo que le había echo a ella y a otros niños, ninguno merecía lo que habían vivido año tras año.

Pero ahora cualquier cosa que dijera no le iba  servir de mucho, porque Lía sabía bien que ya no podría perdonarla el daño estaba echo y eso no tenía un perdón.

—¿Es cierto? ¿Es cierto que podemos salvarlos? —preguntó Lía, con la vista fija en la doctora y su dedo sobre el gatillo.

—Pueden salvar a sus amigos
—respondió Ava, algo tensa —.
O pueden salvarnos a todos...

Lía observó a la mujer atentamente, sentía una mezcla de extrañas sensaciones al verla ahí frente a ella como si nada.

La mayor parte de esto es que se debía a qué Lía llegó a considerar a Ava una especie de madre para ella, sin embargo se equivocaba.

Más allá de la relación doctora-recluta que llevaban ambas sentían una conexión como la de una madre y una
hija pero después de todo lo que paso ese lazo quedó olvidado.

Porque sabía que Ava no podría ser una madre luego de lo que le hizo, luego de el dolor que le dió.

—Lo lamento —musitó la doctora, logrando que Lía se paralizara por un momento
—. Perdóname por todo lo que
te hicimos... por lo que te hice.

En ese momento no pudo más
y se quebró frente a la doctora, demostrándole así que ella nunca había sido su arma ni mucho menos una máquina si no una simple humana con deseos de vivir lejos del caos y de CRUEL.

Ava sintió sus ojos cristalizarse
al verla, sin embargo no veía a esta  Lía si no que se reflejaba a una niña de unos diez años. Así de pequeña y demasiado frágil.

Después de todo seguía siendo
la misma niña que necesitaba un abrazo que curara todas y cada una de sus heridas, esa niña que solo quería que alguien le dijera que todo saldría bien que lo que quería era solo vivir tranquila.

La mujer quiso poder acercarse
y abrazarla pero no tuvo el valor suficiente para hacerlo, sabía que sus disculpas no servían de nada.

Lía bajo el arma lentamente hasta dejarla caer al suelo entre
sollozos, dejando que toda esa cólera ahí acumulada saliera.

—Vuelve conmigo Lía, déjame ayudarte una vez más...

La chica comenzó a negar repetidamente mientras más lágrimas comenzar a salir.

Estaba harta de todo esto,
de que intentarán ayudarla y lo único que hicieran fuera dañarla. Ya no se sentía capaz de resistir más dolor para ella misma.

—Solo déjame ir —musitó
Lía, sollozando débilmente —. Dígame por qué. ¿Por qué si le importó tanto no me deja ser libre? Solo quiero mi libertad.
Estoy cansada de todo esto...

Ava no supo que responderle, realmente comenzaba a sentirse mal y más después de escuchar las palabras de su antigua recluta porque habían llegado al fondo.

Pero estaba indecisa. Ahora que tenía lo que por años buscaba no sabía que soltarlo o quedarselo.

Sabía bien que debía dejarla ir porque después de todo si amas algo es mejor dejarlo ir, y aunque le doliera tenía que dejarla ir.

—No puedo Lía —respondió
con voz quebrada, intentando acercarse pero ella retrocedió
—. Y no quiero hacerlo, por favor ven conmigo, ven con CRUEL.

—No, nunca lo haré. Ustedes me dañaron por años —contradijo en cuanto la escuchó —. Estoy harta de todo esto, harta de tener que huir... harta de ser su arma. Solo soy una maldita humana que quiere vivir tranquila con
su familia... déjame ir Ava...

—Yo no...

—No puede porque dejaría ir a su arma, ¿o me equivoco Ava?

Ambas mujeres se giraron
hacia aquella persona en cuanto se percataron de su llegada.

—Thomas...

—Solo déjenos tranquilos
y nos largaremos de aquí —dijo Thomas, acercándose un poco —.
Si tanto le "importamos" dejamos vivir una vida libre de todo esto.

Lía se mantuvo callada unos segundos, analizando cada una de las palabras de Thomas.

—Déjenme ayudarlos, aún hay tiempo...

—Cometió un gran error al creer que podía hacer con nosotros lo que quisiera —reclamó Thomas.

—Lo sé y no dejo de pensar
en lo que hice cada día —logró decirle la doctora con dificultad —. Pero es tarde para el perdón...

En ese momento un sonido congeló el ambiente, un débil quejido salió de los labios de
la mujer justo antes de colapsar debido a la potente bala que se había incrustado en su pecho.

Ambos chicos observaron
como el cuerpo ahora inserte de la mujer caía al suelo al instante en que su corazón se detuvó.

Una mezcla extraña de diversas sensaciones se apoderaba de Lía, quien observaba el cuerpo ahora sin vida de Ava Paige atónita.

Observaron cuidadosamente
al culpable frente a ellos. Janson aún llevaba la pistola entre sus manos la cual desprendía el olor a pólvora así como el humo.

El hombre se acercaba hasta
los dos sin dejar de apuntarle a  Thomas y luego hacia la chica, pues sabía que era una caja de sorpresas que podría actuar.

Sin embargo la castaña no hizo nada más que no fuera observar a Ava Paige en el suelo muerta.

Ella no la había matado como había prometido pero verla ahí le provocaba una sensación un tanto extraña, se sentía culpable y ni siquiera sabía bien por qué.

Ninguno tuvo oportunidad de reaccionar, cuando menos se lo esperaban sintieron el frío metal entrando a la piel de sus cuellos.

Fue en ese momento en que David los atacó por la espalda y comenzó con el nuevo plan que Janson tenía para CRUEL.

Sea lo que hubiera sido un líquido se adentro a sus cuerpos, logrando hacerlos desmayarse
al instante, sin tener la necesidad de tener que pelear con ellos.

David vió caer el cuerpo de Lía
al suelo con fuerza, verla tirada le recordaba lo frágil que llegaba a ser su hija. Sentía la necesidad de ayudarla pero no podía.

—Ay chicos... debieron correr...

Ambos hombres se acercaron cuidadosamente al cuerpo ahora inconciente de la castaña.

—Haz el proceso de control, ahora —comentó Janson con hastío y bastante apresurado.

—No puedo aquí, todo está
en el ala médica preparado —respondió David, en el mismo tono que su dichoso superior.

—¿El sedante funcionó?

David solo asintió en respuesta. Lo que no sabían es que la mente de Lía aún permanecía un poco conciente, suficiente para poder escuchar toda su conversación.

Pero estaba demasiado cansada
y adolorida como para ordenarle a su cuerpo que se levantará.

—¿Entonces que esperas?
Llévala allá y démosle comienzo al PROYECTO 00.

Lía sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo cuando escuchó sus planes con ella.

Su mente poco a poco se desvanecía debido al maldito sedante que ahora recorría cada una de sus venas, incrustandose en lo más profundo de su sistema hasta que todo fue oscuridad y supo que había perdido contra su mente ahora desconectada.
































——— ✮✧☾✧✮ ———








































Cuando Lía despertó lo primero que observó fue el lugar donde se encontraba, la luz le quemaba los ojos hasta que fue adaptándose.

Su mente y cuerpo se sentían  adoloridos y cansados, mientras que ella estaba desorientada y tensa al ver dónde estaba.

Lo primero que se cruzó en su visión fue el rostro de David muy concentrado, cosa que logró que la castaña comenzara a tensarse.

El hombre extraía un poco
de la sangre de la chica para así poder conseguir el suero.

En cuanto vió esto no dudó
en comenzar a removerse de la camilla en la que estaba, pero al hacerlo se dió cuenta de que la tenían atada a esa sin embargo también sus manos estaban así.

Soltaba quejidos y jadeos al no poder liberarse de las malditas correas que tenía en el cuerpo, en ese momento se sentía impotente y por más que intentaba que sus habilidades físicas la ayudarán al parecer estás estaban apagadas.

David hizo un gesto para que la castaña guardara silencio pero ella no pareció querer obedecer solo siguio tirando con fuerza, a pesar de que los tirones dolían.

—Quédate quieta —pidió
David a la chica en voz baja, antes de volver a lo suyo.

—¿Dónde está? ¿Dónde está Thomas?

David señaló cuidadosamente la otra camilla a un lado de donde ella se encontraba, ahí estaba él.

Lía pudo ver cómo claridad como Teresa estaba a un lado de su amigo, extrayendo sangre.

Realmente estaba preocupada y nerviosa, una mala combinación así que siguió forcejeando con las pocas fuerzas que le quedaban.

—¡Thomas!

El chico comenzó a despertar poco a poco al escuchar los lejanos gritos de Lía, pero al estar conciente estos fueron tomando aún mas fuerza.

—¡Lía!

Cuando estuvo completamente despierto, se asustó de ver dónde se encontraba y aún más lo hizo al enterarse que estaba atado a la camilla. Rápidamente busco con la mirada a su amiga y pronto se dió cuenta que también la tenían atada a una camilla cercana.

Sus miradas se cruzaron, estás demostraba claramente como
se sentían. Ambos tenían miedo
y no podían dejar de forcejar.

Thomas observó a Lía, se encontraba en medio de una posible cirujía con una gran cortada en la sien también
estaba conectada a una gran
cantidad de raros aparatos.

Sabía bien lo que querían hacerle, comprendía todo luego de que ella misma se lo explicará a todo el grupo y sabía bien
que no podía dejar que hicieran de su amiga su máquina.

—¿Ya se despertó? —cuestionó Janson, al escuchar los gritos de Lía —. Asegúrate de que vuelva
a dormirse, no podemos seguir con el proceso si está conciente.

David asintió ligeramente para luego tomar un nuevo sedante de la charola con artefactos médicos y quirúrgicos que tenía a lado.

—¿Qué es eso? —cuestionó
Lía bastante alarmada al verlo acercarse a ella con la aguja.

Sin embargo el hombre no respondió y rapidamente siguió con las indicaciones que Janson le daba, como lo era “sedarla”.

—¿Qué le están haciendo? —
gritó Thomas, moviéndose con brusquedad de la camilla —.  ¡Déjala idiota, que la sueltes!

Pero David no les prestó atención a ninguno de los dos chicos que seguían gritando con fuerza.

—¡No, no, no! ¡Para! —gritaba Lía, retorciendose en la camilla de dolor —. ¡Detente por favor!

—¡Lía!

La castaña podía sentír como
un frío líquido se incrustaba en el fondo de todo su cuerpo. De cierto modo resultaba doloroso, se sintió débil pero luego todo
en ella era como fuego ardiente.

—El sedante parece no funcionar Janson...

—¿Cómo que parece no funcionar? —indagó bastante molesto —. ¡La quiero sedada!

—Su cuerpo no me permite acceder a el —respondió David —. Es como si se bloqueará solo.
No me deja poner la tarjeta ni mucho menos el maldito chip.

—Haz lo que tengas que hacer...

La escalofriante mirada de Janson estaba puesta en la vista que las ventenas frente a él le ofrecían, observaba como esa ciudad que por años les costó construir ahora se reducía a la
nada, solo un campo de pelea.

—¿Saben que es este lugar?

En cuanto ambos chicos lo escucharon, instantáneamente
se giraron a verlo. Ahí estaba Janson de pie obsevandolos sin alguna expresión en el rostro.

—Un bote salvavidas —
continuó diciendo, volviendo
su vista a la destruida ciudad —. El mundo se hunde, pero eso no significa que nosotros tengamos que hundirnos con él.

Ninguno entendía que
demonios quería decirles
pero no le prestaron atención, solo estaban concentrados en liberarse de las ataduras.

Teresa se alejó un poco de Thomas para seguir con la preparación de la cura con su sangre y ahora la de Lía, que David había logrado sacarle.

—¿Cuánto falta?

—Ya casi está —respondió Teresa, siguiendo con lo suyo.

—David, ¿cómo vas con la restauración de A0? —volvió a preguntar Janson, impaciente.

—Va a ser algo complicado
por el hecho de que no me deja acceder pero parece que está funcionando... eso creo...

Lía soltó un sonoro quejido de dolor que logró resonar por la habitación en cuanto sintió como David comenzaba a implantar el chip junto a la tarjeta de control  dentro de una de sus sienes.

Janson asintió algo insatisfecho, las palabras de su asistente le dejaban un mal sabor de boca pero sabía que todo estaba bajo control si David estaba con ello.

Los gritos de Lía cada vez eran más desgarradores y ruidosos,
al verla Thomas quiso soltarse y ayudarla pero aún estaba atado.

El dolor era tanto que la chica solo se retorcía en la camilla con fuerza, su pecho subía y bajaba y buscaba la manera de soltarse.

—¿Por qué mejor no nos matan?

—¿Matarlos? No, no queremos hacer eso...

Janson se acercó lentamente hasta quedar justo en medio de las dos camillas para que ambos chicos lo observarán bien.

Aunque al parecer el único que
lo estaba escuchando era Thomas ya que Lía estaba sumida en todo el dolor que experimentaba. Ya no gritaba pero si se quejaba en voz baja sin dejar de moverse.

Mientras tanto Teresa y David prestaban atención absoluta a
las palabras de aquel hombre, aún continuando con lo suyo.

—Tendremos cuidados especiales con ustedes. Los mantendremos con vida...

En cuanto Thomas escucho aquellas palabras salir de la boca de Janson no pudo evitar querer soltarse de la camilla para poder atacarlo, pero no pudo hacerlo.

—Y a cambio ustedes nos darán vida al resto de nosotros, al menos a quienes elijamos salvar.

En ese momento Janson tomo una extraña jeringa electrónica de una bandeja cercana, antes de acercarse a Teresa, quien casi ya tenía listo la cura a la llamarada.

—Claro que no habrá
suficiente para todos. Habrá
que tomar decisiones difíciles, con el tiempo el virus de la llamarada se extinguirá...

Lía y Thomas volvieron a intentar liberar sus cuerpos
y manos de las correas de las camillas pero era imposible.

—Quédate quieta —masculló David una vez más, logrando que Lía lo mirara con cólera.

El dolor que el hombre le estaba provocando resultaba demasido y no pudo dejar de moverse.

—La pregunta es... ¿quiénes quedarán con vida después de esto?

Después de decir eso, Janson se apresuró a quitarle el frasco con la cura ya preparada a Teresa.

Luego de esto se giró a ver al los dos adolecentes aún atados a las camillas, disfrutaba verlos sufrir.

—Y gracias a ustedes, por
fin podremos elegir, un futuro construido por nosotros.

Janson levanto la manga de
su brazo izquierdo, dejando ver unas venas moradas y negras que delataban su estado. Es por eso que necesitaba una cura lo más pronto posible para salvarse a si mismo de aquel terrible virus.

Ambos reclutas observaban atónitos e impactados al hombre, quien estaba a punto de inyectar la jeringa con la cura en su brazo.

—A tu salud...

Sin embargo Teresa impidió aquello, porque cuando llegó
el momento la pelinegra tomó
un frasco de cristal y lo impacto contra la cabeza de Janson.

Los chicos observaron como Janson caía al suelo inconsciente y con una gran hilera de sangre que recorría toda su frente.

—Okey —dijo Teresa, antes de tomar el frasco de la cura para luego intentar desatar al chico
—. Tenemos que salir de aquí.

Thomas observó unos segundos
a la joven que ahora lo ayudaba
a escapar, antes de girarse hacia donde estaba su compañera Lía.

Lía miraba con asombro como David comenzaba a soltarla de las correas que la retenían en esa camilla, cuando estuvo libre el hombre se apresuró a ayudarla a desconectarse de varios cables.

Una hilera de sangre comenzó a brotar de su sien derecha cuando lo hizo así que David apresurado tomo una venda limpia y cubrió la herida lo más rápido posible.

Ya habría tiempo para curarla.

—¿Por qué haces esto?

—Mereces vivir Lía —respondió David con simpleza terminando de envolver su cabeza —. Janson jamás a sido mi jefe y no lo será.

—David gracias... por todo.

El hombre asintió antes de ayudarla a ponerse de pie con algo de dificultad pues ella se
encontraba bastante débil.

—¡Vamos!

Teresa consiguió desatarle
una mano al azabache, con la que se ayudó a si mismo a hace lo mismo con la otra sin embargo Janson al parecer volvío en sí.

Teresa soltó un grito ahogado cuando vió al hombre tras de ella. Janson la tomo con fuerza
de su cabello antes de arrojarla contra una de las tantas mesas.

—¡Teresa!

La chica impactó contra aquella mesa, llevándose consigo todos los objetos que había en esta, lo que ocaciono un gran estruendo.

Mientras que Lía corría hacia donde estaba Thomas para poder ayudarlo a liberarse de aquellas corras que lo mantenían atado.

—¿Qué... demonios te hicieron?

—Eso es lo que menos importa ahora, Thomas —respondió muy concentrada en liberarlo de ahí.

Estaba nerviosa y aún más sí sabía que Janson estaba cerca, enojado parecía un lunático y
no sabía a qué se enfrentaba.

Teresa comenzó a gatear por
el suelo con el simple objetivo
de evitar que Janson la atrapará o intentará hacerle daño. Pero
a pesar de la situación en la que
se encontraba no soltó la cura.

—¡Ven aquí!

Gritaba Janson mientras perseguía a la chica, caminando por entre una de las mesas por las que ella había pasado hace tan solo unos pocos instantes.

Sin embargo consiguió atraparla de los pies. La expresión en el rostro del hombre logró que Teresa hiciera hasta lo imposible por librarse de él y su agarre.

—¡Ven, devuélvemela!

Janson tomo una vez mas a la pelinegra del cabello hasta que sus rostros se encontraron, ella soltó un grito lleno de dolor.

—¡Devuélvemela!

Estaba tan frustrado y enojado que sin pensarlo agarra a la chica del cuello e impactó su cabeza contra la mesa de metal que tenía enfrente dejándola complemente inconciente en el duro suelo.

Lía al ver esto no pudo contener sus terribles ganas de asesinar, se había prometido controlar estos impulsos pero no podía hacerlo, ya no podía seguir contenerse.

—David, tú encárgate
de Thomas —ordenó Lía
con un serio tono de voz.

—Pero Lía...

—Yo me encargare, ocultense
—fue lo único que dijo antes de ir hasta donde estaba Janson.

Ninguno pudo reclamar nada,
y tal como le ordenó, David se apresuró a liberarlo de la última correa que tenía en su mano.

La mente de Janson estaba tan concentrada en la maldita cura entre sus manos que se olvidó
de la existencia de los demás que aún seguían en la habitación.

Uno de ellos era Lía.

La castaña aprovechó su distracción para taclearlo
con todas las fuerzas, antes de soltar un grito de cólera.

El impacto fue tan fuerte que
ambos llegarán a otro pasillo
al haber quebrado el cristal que servía como puerta del lugar.

Ambos se pusieron de pie
lo más rápido que pudieron, parecía que les daba igual
el echo de que había cristales
adheridos por toda su ropa
así como todas las heridas.

Janson miró con cólera a la
chica frente a él, antes de atacar. Lía actuó lo más rápido que sus habilidades físicas le permitieron para así esquivar el puñetazo.

En cuanto el hombre se distrajo un momento ella atacó con todo, dándole varios puñetazos que lo hicieron sangrar de la nariz.

Estaba forzando a su cuerpo a dar más de lo que podía, cosa que le estaba haciendo perder fuerzas y esto solo la hizo fallar.

Aquello comenzaba a hacerla sentir impotente y frustrada ya que era el peor momento para que sus habilidades le fallaran.

Porque en cuanto la fiereza
de sus golpes desaprecio, Janson
no tardó en usarlo a su favor.

Solo fue cuestión de un golpe con más fuerza y certero para lograr que Lía impactará con el suelo.

Antes de que pudiera ponerse
de pie, Janson se acercó lo más rápido que pudo para agarrarla de su chaqueta e impactar una
y otra vez la cabeza de la jóven contra el suelo bajo sus pies.

—¿Donde está la famosa
arma de CRUEL? —cuestionó con diversión, intentando hacer que se asfixiara —. Solo eres basura...

Esas simple palabras no dejaban de resonar en su cabeza aún con la falta de oxígeno y tal vez casi a  nada de colapsar debido a todos los golpes que llevaba su cabeza no dejaba de decirse a si misma que solo se trataban de mentiras.

Ella era fuerza, era una guerrera valiente no una debilucha ni mucho menos basura como dijo.

—¡Suéltame maldito bastardo!

En el momento en que toda esa cólera explotaba, la adrenalina esa corriente de energía dentro de su sistema no tardó en hacer lo mismo, no tardó en explotar.

En ese momento Lía sacó
fuerzas gracias al impulso y
a la corriente de adrenalina
que estaba sintiendo dentro
de su ser y sin más le dió una
patada en el estómago que lo
mando unos metros lejos.

No sabía bien de dónde o cómo había sido capaz de lograr algo como aquello, pero de pronto se sintió tan viva llena de seguir.

Por un momento se sintió como una maniaca disfrutando de su dolor, pero no podía evitarlo.

Habían sido tantos años de envidia, de dolor, de insultos que no podía evitar querer burlase en su cara o hacerlo vivir casi la misma réplica de todo su dolor.

Rápidamente se puso de
pie lista para seguir peleando, porque ya estaba cansada de huir. Esta noche CRUEL iba
a quedar entre los malditos escombros junto a Janson.

Ni siquiera le permitió hacer ningún movimiento pues cuando estuvo demasiado cerca dejo que su ira saliera por si sola.

—¿Que esperas maldito? ¡Ponte de pie cobarde!

Y después de decir aquello, la castaña tomo a Janson del saco para luego lanzarlo contra una mesa con todas sus fuerzas.

Mientras tanto Thomas y David observaban a la chica pelear a lo lejos, ellos ayudaban a Teresa que por fin había estado conciente.

—¿Lo ves? Nunca has... dejado de ser solo eso...

Logró decir el hombre, a la vez que se ponía de pie con bastante dificultad y sangre en el rostro.

—...una maldita asesina...

—¡Cállate estúpido!

Lía se acercó llena de furia, dispuesta a acabar con la vida del hombre si era posible.

Pero antes de que alguno de sus golpes llegará a él, Janson logró atraparla con ayuda de sus dos brazos y paso estos por su cuello logrando hacerla asfixiarse por unos segundos para luego darle varios rodillazos en el estómago.

Aquella acción logró que la
chica casi quedará inconciente
y de la nada su cuerpo cayó al suelo, completamente adolorido 
a la vez que escupía sangre.

—Okey... ya es suficiente terminemos con esto de una vez...

Janson sacó una arma de uno
de sus bolsillos, apuntando con firmeza a la chica que estaba en el suelo temerosa y asustada.

Justo en ese momento el edificio entero se sacudió, logrando que se tambalearan de sus sitios y en algunos casos se cayeran al suelo.

Uno de los que cayeron al suelo fue Janson, logrando darles algo de tiempo de los demás para que pudieran intentar escaparse.

Ninguno esperaba que sucediera aquello así que sus rostros de sorpresa no se hicieron esperar.

Los rebeldes al parecer ya
habían llegado a la base de CRUEL y no podían acabar con
la guerra hasta que cada una
de sus instalaciones cayera.

Lía pudo ponerse de pie lo más rápido que pudo a pesar de todo el dolor que su cuerpo le daba.

Rápidamente se acercó hasta
sus aliados y para su sorpresa fue David quien la abrazó como si se tratara de alguna figura paterna.

Realmente no entendió a qué se debía aquel extraño abrazo pero no puso peros, a pesar de todo lo que paso se sentía segura con él.

Al separarse Thomas los miro confuso, mientras que Teresa solo sonreía pues ella sí sabía
el lado sanguíneo que los unía.

David disfruto de los pocos segundos que volvió a tener a su hija entre sus brazos, aunque le dolío que ella no lo reconociera.

—Tenemos que salir de aquí, rápido...

Los tres chicos junto al adulto se apresurarón a correr por entre los pasillos de las instalaciones
de CRUEL, siendo David y Teresa quienes los guiaban por estos.

Tenían la esperanza de que hubieran dejando muy atrás a Janson, sin embargo esto era imposible pues él no iba a rendír así de fácil sin haber peleado.

Lía se giró a ver si es que ya habían perdido al hombre de vista pero fue un gran error.

Janson se encontraba de pie con dificultad debido al estado en el que se encontraba y sostenía con firmeza el arma, apuntandoles.

—¡Cuidado! —alertó Thomas
a todos, antes de que el caos se desatará por completo.

Así que sin más, el hombre comenzó a disparale a todos al lazar, intentando herir al menos a alguno de ellos pero no pudo.

Thomas logró que todos
se adentraran a una nueva habitación que desconocía
por completo pero que al menos les serviría para esconderse.

Se encontraban dentro de otro
de los laboratorios que habían
en la última planta del cuartel.

Lo que los alarmó más fue que vieron como dentro de una cabina que tenía el laboratorio se encontraban unos cranks ahí.

La inestabilidad de todo el
lugar podría ser el detonante perfecto para que los frágiles cristales de aquella cabina se rompieran y los liberasen.

Es por eso que tenían que abandonar el lugar lo más rápido que pudieran.

Sin darse cuenta Teresa y
David se separaron de Lía y Thomas, buscando un sitio en
el que pudieran esconderse.

—Hay que salir de aquí —
dijo la castaña, nerviosa.

Lía se giró hacia Thomas en busca de alguna idea que les ayudará a escapar de ahí pero
el azabache parecía estar muy
concentrado en algo que había
ocurrido hace unos segundos.

—¿Qué sucede?

Thomas se giró con lentitud hasta su acompañante, dejando
a la vista la herida que ahora cubría con una de sus manos.

Aunque no lo demostraba, Lía
se encontraba bastante alarmada al ver como la mancha de sangre en la camiseta de Thomas pronto se hacía mucho más grande, aún con una mano cubriéndosela.

Estaba claro que estaba herido.

A pesar del gran esfuerzo que hicieron para que ninguna de las balas les diera parece que no les había servido de mucho porque Thomas no corrió con esa suerte.

—Thomas...

De repente una nueva explosión sacudió al edificio con fuerza, logrando que Thomas perdiera
el equilibrio debido a la terrible hemorragia que estaba teniendo y terminó cayendo al suelo.

—¡Thomas!

La chica se arrodilló apresurada hacia a su amigo, percatandose de que su respiración se tornaba un poco agitada.

Lía levantó un poco la camiseta del muchacho, dejando a la vista la bala que tenía incrustada.

La herida en su estómago no paraba de sangrar, alarmando más a Lía que no sabía que era
lo que tenía que hacer ahora.

—No, no, no... hay que
buscar algo —comenzó a decir Lía entre balbuseos, mientras buscaba algo con lo que detener la sangre —. ¡Aquí! ¡Esto!

Desesperada, Lía se acercó un poco más a su amigo para poder colocar el pedazo de tela justo en la zona donde estaba la bala.

—Solo... solo haz presión sobre la herida...

La chica mantenía la vista
fija en la herida de Thomas, la cual seguía expandiéndose aun
por la tela sobre está colocada.

Su rostro lleno de dolor estaba consumiendola, quería ponerse
a llorar porque ya no sabía que más hacer para ayudar y a pesar
de que se contenía no podía.

—Lía... tienes que irte —ella se
giró a verlo con los ojos llorosos —. Tienes que irte... salvate...

—¡No, no puedo! —exclamó, negando una y otra vez con la cabeza —. No me iré sin tí...

No podía abandonarlo así como así, jamás podría porque era su amigo. Un amigo al que quería como un hermano, así que haría todo pero no iba a dejarlo solo.

—Lía no...

En ese momento Thomas se
vio interrumpido por el sonido de los rociadores de activó, lo que los hizo callarse y esconderse bien para que no fueran vistos.

Con pasos lentos, Janson se adentraba al laboratorio con su pistola como única defensa. Aún así él solo siguió analizando con cuidado todo el lugar pues sabía bien que ahí estaban esos cuatro tontos que lo habían engañado.

—Lo admito me engañaron
muy bien —reconoció Janson, mientras seguía caminando lentamente por todo el sitio —.
Creí que eramos amigos Teresa.
Y de tú David, no puedo creer
que preferiste a la mocosa que tienes por hija, sucia escoria.

Ambos mencinados estaban escondidos, pero al escuchar
a Janson asomaron un poco la cabeza, percatandose de que estaba bastante lejos de ellos.

Lía se sintió extraña al escuchar lo último que mencionó Janson, ¿David era su... su padre?

El sonido de un cristal logró tener la atención de todos los presentes y más de Janson, que
al escucharlo se acercó a ver.

Sin embargo no era nada.

—Tal vez sea parte de su naturaleza traicionar a los más cercanos a ustedes...

A pesar de todo el miedo que la castaña sentía logró fortalecerse para empujar un carrito de metal con utensilios quirúrgicos hasta donde estaba Janson con la arma.

Cosa que sirvió de distracción para que Lía se escondiera cerca de la mesa donde estaba Thomas, así si Janson intentaba atacarlos ella lo tomaría por sorpresa.

Al percatarse de esto, el hombre disparó rapidamente pero le dió a un vaso que al instante quedó echo pequeñísimos fragmentos.

—Vamos, no prolonguemos esto. Todo sabemos que no tienen salida...

David arrojó una botella de vidrio que rodó hasta una de las mesas, llamando la atención de Janson que acercó a ver pero una vez más no encontrá a nadie.

—No lo hagan más doloroso...
Thomas... Lía...

Teresa comenzó a arrastrarse sigilosamente por el suelo, justo cuando escuchó como Janson se alejaba de dónde estaba ella.

Dándole la oportunidad de seguir avanzando hasta donde estaba el débil cuerpo de Thomas sin embargo en su camino se topo con los zapatos de Janson
y solto un grito ahogado.

—No... no... no...

Janson comenzó a caminar
hacia ella mientras le apuntaba directamente con su arma, por otro lado Teresa retrocedía algo asustada buscando algo con lo que pudiera defenderse de él.

—Creo que tienes algo mío...

Teresa consiguió ponerse de pie aún temerosa, a tan solo unos pocos pasos del hombre que aún le apuntaba con aquella pistola.

Le mostró el frasco con el suero, porque eso estaba buscando, sin embargo Janson negó aún con el arma alzada hacia la muchacha.

—No, eso no —respondió Janson, acercandose un poco —. ¿Dónde están ellos?

—¡Esto es lo que quieres! —exclamó Teresa, muy alarmada
—. ¡Ya no les hagas daño!

—¿Qué es lo que piensas? —preguntó Janson a Teresa, con acidez —. ¿Qué ya ellos te han perdonado? ¿Qué ellos son muy especiales? Son unos fenómenos, nacieron con un don, jamás tuvieron que luchar por el... jamás se lo ganaron, ¡No sé lo merecen!

—Tal vez —respondió Teresa
sus dos primeras preguntas, con la intención de que la escucharán —. Pero es suyo, solo de ellos.

Las palabras de Teresa lograron enfurecer más a Janson, quien ya estaba perdiendo la paciencia.

—¿Que me dices tú, Thomas? ¿Qué tienen que decir?

Ambos chicos se miraron un momento, mientras escuchaban los gritos de Janson había ellos.

—¿No tienen ya suficiente sangre en las manos?

Thomas y Lía se miraron un momento, cada uno desde su escondite. Sus miradas decididas delataban que estaban listos
para comenzar con su plan.

—¡Puede que ninguno haya sido capaz de matarla! ¡Pero yo sí!

Janson espero unos segundos, pesando que cualquiera de los dos se indignaría a salir de sus escondites, pero eso no pasó.

—Okey, como quieras...

Teresa cerró los ojos, esperando que Janson apretara el gatillo sin embargo en su lugar las veces de sus amigos resonaron gritando el nombre de Janson con fuerza.

Ambos adolecentes se pusieron de pie y con todas sus fuerzas arrojaron dos pesados objetos hacia donde estaba la puerta de cristal que mentania a los dos cranks en su respectiva celda.

Sin embargo Janson consiguió agacharse justo a tiempo.

Thomas soltó un sonoro quejido y la castaña se acercó hasta el con rapidez para ayudarlo, antes de que el muchacho volvería a caer.

El hombre se puso de pie una
vez más, sonriente por la mala puntería de los chicos a los que
ahora les estaba apuntando.

—Fallaron, idiotas.

Lía no pudo evitar sonreír
con malicia, mientras tenía la vista puesta sobre el cristal el
cual ya estaba crujiendo.

—¿En serio? —preguntó Thomas en un suave susurro.

Tanto Janson como Teresa se giraron a mirar la cabina que mantenía a los cranks dentro, la cual debido al golpe anterior se estaba comenzando a agrietar.

Janson observó a Lía, era era
la misma mirada maniática que usaba años atrás cuando era el arma de CRUEL, cuando era una máquina insensible que amaba escuchar las súplicas de dolor.

—Disfruta de tu viaje al infierno, Janson...

El hombre volvió su mirada hacia la cabina que estaba a nada de quebrarse por completo.

—¿Qué hiciste?

Fue lo único que alcanzó a decirles, antes de que el cristal se rompiera por completo dejando que uno de los cranks dentro de la cabina se abalanzara sobre él
y comenzara a atacarlo.

La pelinegra soltó un jadeó, horrorizada al ver como los dos cranks atacaban a Janson sin piedad alguna. Consiguiendo que
la sangre empezará a salir.

A pesar de lo que acababa de
ver, Teresa se acercó hasta dónde estaban Thomas y Lía.

David se acercó también hasta ellos, para ayudar a Lía a llevar el cuerpo herido de Thomas.

Aún con los gritos desesperados de Janson a lo lejos y todos esos recuerdos similares, Lía volvió en sí pasándole un brazo por los hombros a Thomas para ayudar a que su compañero avanzará.

—Tenemos que salir de aquí...

Los cuatro comenzaron a salir del lugar con cuidado de no ser vistos por los dos cranks de ahí.

Mientras se marchaban los gritos de Janson seguían resonando por toda la habitación, aquel hombre aún era devorado de una manera lenta y demasiado dolorosa.

Fue tal como Lía le dijo, como si viviera un el camino al infierno.

Pero no podían hacer nada por él, sus malas acciones impedían a los chicos volver por Janson.

Ahora solo se enfocaban en salir del edificio sin morir en el intento.

































































































































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