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━Capítulo Cuatro


















❝ 𝐃𝐄𝐅𝐈𝐍𝐈𝐓𝐈𝐕𝐀𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐀𝐋𝐆𝐎
𝐀𝐍𝐃𝐀 𝐌𝐀𝐋 ❞












































































































╔════ 𓏲✮⊰ •˙ ❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ════╗

✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟒 ☼︎༄.

—– dolor ——

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EL GRUPO DE CHICOS COMENZARON A EXPLORAR EL EDIFICIO EN GRUPO. Nadie se separaba por miedo a lo fuese que encontraran en aquel lugar. Lía por su parte iba un poco más atrás que elllos y la acompañaba el chico nuevo, Jack.

Era extraño pero verlo le traía una especie de sentimiento, una mezcla entre tranquilidad y protección. Se sentía segura junto a él y no sabía con exactitud el porqué.

Ignoró por completo esos pensamientos y se concentró en seguir al resto que no dejaban de moverse por el lugar, viendo e inspeccionando que no hubiera algún peligro rondando por la zona.

Sin embargo le fue imposible no
sentirse melancolica al ver diversos objetos en el suelo, como lo eran juguetes de niño y demás. Entonces
una bomba de recuerdos empezaron
a llegar como pequeños videos.

"Una pequeña de cabellos castaños oscuros y brillantes ojos verdes seguía a un niño un poco mayor que ella en altura y posiblemente edad unos pasos atrás.

Henry, ¿crees que deberíamos estar aquí? —preguntó ella angustiada tirando de la camisa de su hermano en un vago intento por detenerlo —. Este lugar me da miedo. Mamá podría enojarse...

Tranquila, Annie. Estaremos bien
se apresuró a decir girandose para verla con cariño —. Iremos a un lugar que te va a gustar, será como una avenrura. Tú solo confía en mí, ¿sí?

Esta bien.

Y sin más ambos hermanitos siguieron avanzando por entre las ruinas de una espeluznante ciudad que sucumbía ante lo que amenazaba al mundo, ese virus"

Lía se sintió a desfallecer en cuando su mente regreso en sí a la realidad. Cada vez se volvía más doloroso recordar que CRUEL le arrebató a toda su familia.

Pero no era el único recuerdo. Un vez libre de CRUEL con ayuda de Jack y Aris varios de todos sus recuerdos de su vida pasada solo comenzaban a reproducirse.

Era como una película que se reproducía fugazmente, estos eran cortos.

—Lía —llamó Jack bastante serio al
ver a la joven sobar sus sienes repetidas veces —. ¿Te encuentras bien?

—Tranquilo. Estoy bien —se apresuró
a decirle con una sonrisa en un vago intento para tranquilizarlo —. Vamos, será mejor apurarnos.

Jack solo asintió y se acercó a ella, para apurar el paso. Minho, unos cuantos metros adelante no dudó en buscar a Lía con la mirada.

Estaba con Jack y para nada le molesto. Al contrario se sentía aliviado de que él la estuviera cuidando. Por alguna razón ese chico le transmitía mucha confianza.

—Vengan. Ayúdenme.

En cuanto los chicos escucharon a Minho no dudaron en ayudarle a abrir una reja, la cual en su interior tenía varias cosas pero que estaba del otro lado.

Luego de levantar la reja los chicos rápidamente se adentraron a aquel lugar y comenzaron a examinar el interior con ayuda de la lampara.

Al comenzar con la exploración observaron atentos las cosas que estaban esparcidas en el suelo y
para tomaron las que necesitarían
para realizar el viaje.

—Parece que alguien vivió aquí.

—¿Y en dónde están?

—Probablemente ya esten muertos o quiza sucumbiendo a la llamarada —respondió Lía en voz baja, acercandose para a tomar una chaqueta tirada en el suelo.

—Llevemos algo de esto —aconsejó
Thomas al grupo, luego de ponerse una de las tantas chaquetas en el suelo —. Todo lo que puedan necesitar. Nos dividiremos para ver qué más hay. Nos veremos aquí.

Una vez que la castaña se pusó la chaqueta gris que se encontró en el
y se ató los cordones de las botas se acercó a Thomas y Minho.

—Iré con ustedes —mencionó ella, decidida dedicándoles una mirada significativa.

Minho dió unos cuantos pasos hasta quedar frente de ella para luego poner sus manos sobre los hombros de la jóven y hablar.

Mientras la pareja hablaba, Thomas cruzaba algunas palabras con Newt quien le pasó una linterna para que tuvieran algo con que alumbrarse en la exploración que harían.

—Puede ser peligroso, primor. No
sabemos que hay allá —comenzó a decirle con voz calmada, haciendola fruncir el ceño molesta —. Por tu bien lo mejor será que te quedes con el grupo. Tu estado no es el mejor ahora.

—Pero yo estoy...

—Pero nada, no es una sugerencia es una orden —explicó Minho ligeramente molesto por aquella persistente actitud
—. Te quiero sana y salva, ¿quedo claro?

—Lo que tú digas, fastidioso —respondió Lía rodando los ojos y aceptando de mala gana quedarse.

—Mucho mejor. Volveremos pronto, cuídate —le dijo el de rasgos asiáticos, luego de dejar un suave beso en sus labios.

—Cuidate, Min —mencionó antes de responder al beso —. Estén alerta en todo momento.

Y sin más bastó un solo asentimiento de cabeza para que los antiguos corredores desaparecieran del lugar con el único objetivo de explorar aquel sitio. Lía solo los vió desaparecer entre la oscuridad que los rodeaba para después acercarse al grupo.

Todavía tenía que recolectar algunas cosas que le sirvieran para su viaje por el desierto.

















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Los chicos no tardaron en explorar el lugar, mientras la mayoría de los chicos buscaban cosas que les sirvieran para
el camino y llenaban las mochilas con botellas de agua que estaban en buen estado, las chicas vagaban por el lugar buscando algunas prendas de vestir.

Ambas caminaban tranquilamente
por los rincones de aquel lugar con cautela buscabando prendas y zapatos que pudieran usar.

Todo marchaba bien hasta que Teresa alumbró a una esquina del lugar y lo que vieron les sacó un gritó de terror.

—¡Carajo! —maldijó la castaña al ver que solo se trataba de varios maniquíes quemados —. Solo eran maniquíes.

Soltaron un suspiro de alivio al verlos, aquello si que les había dado un buen susto.

—¿Están bien? —preguntó Newt alarmado luego de haber escuchado
el grito de sus amigas.

—¡Sí! —contestó Lía, intentando calmar su acelerado corazón.

En cuanto la ojiverde vió una pila de ropa amontonada en un rincón no tardó en acercarse y comenzó a inspeccionar la ropa buscando algo que ponerse.

—Mira Lía, seguro debe de quedarte —
comentó Teresa tendiendole una chaqueta de mezclilla gris de botones.

—Sí, tal vez —musitó Lía tomando la chaqueta para comenzar a ponersela y le quedó perfecta —. Gracias, Tessie.

Lía tomó unas botas negras que le llegaban más o menos hasta la rodillas, las cuales rápidamente se calzó y le quedaron a la medida.

Al seguir buscando entre aquella ropa encontró una camiseta gris. No tardó en comenzar a cambiarse en la oscuridad de una esquina mientras su compañera seguía buscando que ponerse.

Luego de haber terminado de llenar algunas botellas con agua potable, Newt se percató de algo que no le gustó.

Al principio no entendió que sucedía pero luego de seguir con la mirada lo que fuese que veía Sartén con tanta fascinación cayó en cuenta.

El cocinero observaba desde lejos a ambas chicas, quienes sin saber seguían cambiándose de ropa. Al percatarse de esto el de cabellera rubia se acercó hasta el chico y con su dedo índice lo obligó a que lo mirará. Sartén solo sonrío.

—¿Qué?

—Tienes suerte de que Minho y Thomas
no estén aquí —comentó Newt con una mirada severa que hizo al chico agachar la cabeza avergonzado de sus acciones.

Una terminó de cambiarse la castaña
se ató el cabello en una coleta alta y tomó una vieja mochila que se encontró por allí tirada y comenzó a echar todo lo que le parecía útil.

Al estar caminando por la habitación encontró varias cosas que le resultaron útiles. Por ejemplo una linterna en muy buen estado así como también un termo de metal para agua. Pero algo que en verdad agradecía era ese botiquin de primeros auxilios donde venían vendas.

Resulta que hace poco se había percatado de que su frente estaba cubierta por varias vendas. Tal vez
por eso le dolía la cabeza.

Rápidamente comenzó a guardar
el pequeño kit de primeros auxilios
en la mochila y un par de prendas.

No se alejó mucho del lugar por miedo a que alguien apareciera de la nada pero estuvó explorando el lugar buscando cosas útiles y encontró un par de objetos que llamaron su atención.

Eran algunas muñecas quemadas y juguetes de niño. La nostalgia la invadió pero solo se abstuvo a observar los objetos en el suelo. Se preguntó cómo es que seres tan pequeños podían haber pasado por aquel inmenso dolor.

Tomó con cuidado una cajita color
lila descolorida del suelo y la abrió.
Una bailarina acompañada de una
triste melodía se robó su atención y
sus ojos se cristalizaron al recordar
fragmentos de su infancia.

Abrazó la caja musical contra su
pecho con fuerza soltando un sinfin
de emociones hasta que  escuchó un ruido extraño y de pronto las luces comenzaron a encenderse.

Esa era una mala señal.

Ay, no. ¿Qué hicieron? Pensó Lía meditando las posibles situaciones
en las que estarían metidos ambos
ex corredores.

Secó sus lagrimas y se pusó de pie apresurada y un tanto preocupada.
¿Por qué siempre que creían que
todo iba bien nada estaba bien?


































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—¿Qué ocurre? —preguntó Winston, confundido.

—No lo sé —musitó Sartén en el mismo estado que él.

Todos se encontraban reunidos esperando a los corredores, quienes ya  habían tardado más de lo esperado en
su pequeña exploración por el lugar.

Lía al igual que el resto estaba preocupada por ambos. De pronto
un mal presentimiento inundó su intranquila mente.

No supó si fue su imaginación o la falta de alimento que le jugaba una mala pasada en ese momento pero juraba que a lo lejos se escuchaban ruidos raros.

Con cada segundo que pasaban los ruidos se escuchaban más cerca seguido de pisadas, cosa que la asustaba más.

—Definitivamente algo anda mal —mencionó Lía antes de sacar una daga que guardó en su mochila hace rato.

—¡Oigan!

Aquel grito provocó que todos los
chicos entraran en panico. Al girarse
en dirección de la voz encontraron a Thomas y Minho corriendo hacia ellos con rápidez.

—¡Oigan! ¡Corran!

Nadie entendía lo que su compañero decía. ¿Correr de que cosa exactamente? Hasta que al ver aquello comprendieron a lo que refería el azabache. Detrás de ambos chicos, venían cranks.

—¡Corran! —gritó Minho con más fuerza, obligando a todos a ponerse sus mochilas y prepararse para correr.

—Carajo —exclamó Lía, asegurando la mochila a su espalda con manos temblorosas —. ¿Es que estará la suerte de nuestro lado?

—¡Corran! ¡Salgan de aquí!

Nadie dudó de los corredores, no después de ver la orda de cranks tras de ellos acercandose cada vez más rápido.
Una vez listos y armados con linternas comenzaron a correr asustados.

—¿Qué son esas cosas?

—¡Cranks! ¡Esos que están idos por el virus! —gritó Lía por encima del ruido a los chicos, corriendo lo más rápido que daban sus pies.

—¡No sé detengan! ¡Sigan corriendo! —alentó Thomas.

Rápidamente llegaron a unas escaleras las cuales comenzaron a subir con una velocidad impresionante seguidos por los brutales alaridos de esas criaturas.

—¡Corran, corran!

Justo cuando estaban por llegar al segundo piso, un crank apareció de la nada y el miedo no tardó en apoderarse del grupo haciendolos retroceder.

A excepción de un solo chico.

Aris no tuvo miedo y sacando valentía que no sabía que poseía tomó con fuerza un bate para luego golpear al crank en las piernas haciendolo caer.

Aprovechando esto el crank atrapó el tobillo de Teresa y la hizo tropezar en uno de los escalones. Ella asustada no dudó en darle una patada para zafarse.

Los chicos rápidamente se apresuraron a correr un poco más rápido pues tras ellos venía una multitud de cranks furiosos.

Subieron el tercer piso con rapidez hasta llegar al cuarto que desafortunadamente era el último. Al llegar a esté Lía, quien iba más atrás que el resto, se resbaló en las escaleras lastimandose un tobillo.

—¡Mierda, eso dolió! —se quejó Lía tirada en el escalón, sintiendo un dolor inmenso en el tobillo.

—¡Lía!

Al voltear la mirada hacia tras se dió cuenta que a un par de metros venían más crancks. Así que aún adolorida se vió obligada a ponerse de pie y correr.

No tenía conocimientos en cuanto a medicima ni nada por el estilo pero sabía que ese dolor no era normal. Se había lastimado el tobillo.

De pronto uno de los cracks estuvó a punto de abalanzarse a ella pero falló y con la adrenalina a flor dd piel le soltó un puñetazo que lo hizo caer.

—Vaya, eso no me lo esperaba...

—¡Lía date prisa!

La castaña al igual que los demás comenzaron a subir las escaleras lo más rápido que pudieron, logrando llegar hasta el cuatro piso del lugar.

Minho y Sartén, quienes llevaban la delantera, buscaron alguna salida de aquel lugar con desesperación pero parecía no haberla por ningun sitio.

—¡Hay que encontrar una salida!

—¡Corran, corran! ¡Rápido!

Acatando las órdenes de su compañero, Lía se apresuró al igual que todos a acelerar su paso.

Corrieron por un pasillo lleno de escaparates y un precipicio que dejaba ver las cuatro plantas del centro comercial. Lo que nadie vió venir
fue cuando una de esas criaturas
se abalanzó sobre el vidrio.

—¡Newt, cuidado! —gritó Lía viendo al crank abalanzarse sobre el mencionado, pero cuando le advirtió era tarde.

En menos de un segundo el crank se encontraba encima de Newt e intentaba morderlo.

El chico no podía hacer nada más que
no fuera empujarlo con ayuda de sus brazos lejos pero no estaba funcionando.

—¡Ayúdenme! —gritó Newt con  desesperación, mientras intentaba retener a la criatura un poco más.

Al ver esto la castaña no dudó en correr hasta donde estaba el rubio para darle un buen golpe al crank con un tubo que se encontró tirado. Al menos eso derribó al crank por el precipicio cercano.

Lía se acercó a su compañero, quien  estaba paralizado por el miedo de hace unos instantes. Ella le tendió una mano para ayudarlo a levantarse.

—Newt, ¿estás bien? —preguntó una alarmada Lía, una vez estuvó de pie su amigo.

—Sí. Gracias, Lía.

Sin embargo, aún seguían en peligro y eso fue más obvio al ver a una una gran horda de cranks acercarse. No tuvieron otra opción que seguir corriendo.

Al poco tiempo el grupo se adentró a un pequeño pasillo en el que las tenían tan pocas posibilidades de correr debido al reducido espacio en el que se estaban.

—¡Oigan! ¿A dónde vamos?

—¡Solo sigan corriendo!

En el momento en que Lía se giró hacia atrás notó como los cranks estaba cada vez más cerca. Pronto sintió que sus ojos picaban y sin saberlo estaba llorando.

Recordar cómo esas criaturas habían acabado con miles de personas la ponía mal. Los recuerdos de personas vivas infectadas arrancandose partes vivas en areanques de ira la estaban torturando.

—No es real... no es real...

Cuando llegaron al final del pasillo se encontraron con un muro y lo que sería una puerta que estaba bloqueda.

—¡No hay salida!

—¡Sácanos de aquí, Thomas!

Rápidamente Thomas y Minho comenzaron a golpear la puerta esperando derribarla o al menos romper la cadena. Pronto Jack se les unió.

—¡Los detendré! —anunció Winston, recargando el arma que robada del cuartel.

Mientras Winston disparaba a los cranks y Aris se mantenía atento por si tenía que ayudarle, los otros tres chicos aún seguían intentando abrir la puerta.

—¡Ya abran esa puerta! —gritó Winston a los chicos, pues se estaba quedando sin balas.

—¡Quítense! —ordenó Sartén tomando impulso para después correr hacia la puerta cerrada.

—¡Vamos tú puedes Sartén! ¡Ábrela!

Tal como pensó Sartén la puerta se
abrió una vez el candado se rompió dandoles acceso a un lugar más grande que el anterior. El cocinero fue el primero en pasar hacia allá.

—¡Entren, ya! ¡Rápido!

Todos comenzaron a pasarse del otro lado, solo faltaban Thomas y Winston.

Cuando creían que ya estarían fuera
de peligro, un crank se abalanzó sobre Winston derribandolo por completo.

—¡Winston! -gritarón todos al ver a su amigo siendo arrastrado por los cranks.

—¡Alguien ayudelo, rápido!

Mientras Thomas y Minho empujaban la puerta para que los cranks no pasaran; Sartén, Newt y Jack jalaban a Winston, quien debido al dolor en su estómago no paraba de gritar y quejarse.

Cuando por fin lograron rescatar a Winston de esa multitud de cranks todos quedaron atónitos al ver las heridas en el abdomen del joven. Esto los alarmó.

—¡Rápido llevarselo de aquí! —ordenó Thomas, a lo que Sartén y Jack lo ayudan a ponerse de pie.

Todos comenzaron a correr lejos del lugar, solo faltaban tres personas del grupo.

—¡Minho, corre, voy detrás de ti! —se apresuró a decir Thomas, obedeciendo sus órdenes comenzó a correr.

—¡Hay que irnos! —exclamó Minho, antes de sujetar la muñeca de Lía y obligarla a correr junto a él.

Al ver que sus amigos estaban lo suficiente lejos de él, Thomas dejó de sostener la puerta y corrió alejándose de la multitud de cranks. La velocidad con la que corría el azabache logró dejar a los cranks unos metros más atrás. En pocos minutos alcanzó a los demás.

Estaban más tranquilos al ver a su amigo junto a ellos, sano y salvo como el resto. No pararon de correr pero por lo  menos sus respiraciones se relajaron en cuanto notaron la distancia entre los cranks y el pequeño grupo.






































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Los chicos habían logrado perder a
los cranks, o eso creían pues ya no se escuchaban tan cerca como antes. Esto les dió tiempo para buscar un lugar en donde resguardarse un rato y así que se ocultaron bajo una pila de escombros.

Todos intentaban calmar sus agitadas respiraciones y así como el miedo, que no desaparecia al oír los alaridos de los  cranks un par de metros más atrás.

Lía en un rincón de los escombros se aferraba al pecho de Minho con fuerza.
Los recuerdos eran muy fuertes y esos alaridos solo la hacían revivir recuerdos que se sentían suficientemente reales.

Todavía tenía imágenes grabadas
en su cabeza de cranks desmembrando cuerpos de gente inocente.

Por eso intentaba calmarse, obligarse
a creer que no era real y que todos esos recuerdos eran alucinaciones creadas por CRUEL. Pero sabía que no era así.

¿De verdad había tenido una infancia tan dura y sangrienta? Pensarlo le daba miedo.

—Tengo miedo —repetía la castaña una y otra vez, aún con los recuerdos en su cabeza —. Yo siento que me falta el aire.

—Tranquila, estamos a salvo —murmuró Minho, dando suaves caricias a su espalda para que se calmara —. Ahora intenta respirar conmigo, ¿sí? Inhala y exhala. Estoy aquí, amor.

Ella hizó caso a sus indicaciones. Tomó aire con fuerzo y pronto los soltó. Unos minutos después se sentía mejor.

Tal como pensó Minho, la chica pronto estuvo menos tensa y ya su respiración estaba calmada. A excepción de que soltaba varios quejidos de dolor.

—¿Qué sucede?

Lía no respondió pero, la mirada puesta en su pie lo dijo todo. Con sumo cuidado Minho se agachó para ver su pie y tocó su tobillo, haciendola soltar un quejido.

Se había echo un esguince al resbalarse de las escaleras.

Sin decir más rebuscó en la mochila de la chica hasta dar con las vendas que ella misma guardó en esta y comenzó a venderle el tobillo con cuidado hasta que estuvo perfectamente protegido.

—Gracias —musitó Lía sonriente y adolorida, antes de soltar un bostezo lleno de cansancio.

Minho le devolvió la sonrisa y dejó un beso en su frente, antes de atraerla más hacia su cuerpo y acurrucarse ambos.

Después de todo este día había estado lleno de fuertes emociones, lo único que querían era descansar un rato.

El asiático le dió una última mirada a Lía. Estaba pegada a su cuerpo y sus brazos rodeaban su cuello. Realmente parecía estar descansado tranquila.

Era hora de reponer fuerzas.

—Descansa primor.






























































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Thomas fue el primero en despertarse ya que el ruido de un picoteo lo obligó a que se despertará para correr al ave. Lo que despertó sin querer al resto.

—¿Se fueron?

—Sí, creo que ya estamos a salvo —respondió Thomas a Newt —. Hay que irnos. Aris, Jack, Sartén; vámonos. Todos arriba, rápido.

Todos se pusieron de pie soltando varios quejidos, especialmente Winston quien fue herido brutalmente por cranks la noche antetior.

—Despierta, Lía —susurró Minho, removiendo un poco a la castaña intentando despertarla y lo consiguió
—. Al fin. ¿Cómo te sientes, primor?

—Bien, supongo —respondió antes de soltarun largo bostezo —. Aunque aún me duele el tobillo y la cabeza.

—¿La cabeza? ¿Es por eso que llevas
la venda? —comenzó a pregúntarle señalando la gasa en su sien —. ¿Qué te paso?

De repente la castaña empezó a buscar ppsibles excusas para evitar el tema o al menos desviarlo pero, no tenía nada.

No quería alarmarlo más. De por si odiaba a CRUEL si ella le decía eso solo incrementaría aquel rencor.

—Creo que deberiamos ir con los demás.

Y dicho esto la chica se pusó de pie con esfuerzo, pues cada vez que pisaba ese  dolor en el tobillo aparecía. Aunque la ventaja de llevar vendas es que cuando pisaba la venda amortiguaba el peso.

Cuando todos estuvieron despiertos decidieron volver a emprender aquella tediosa caminata por una inmensa pila de escombros que estaban esparcidos por el lugar. Al subir a la parte más alta pudieron observar a detalle el estado en el que se encontraba la ciudad.

—¿Pero que pasó aquí?

—No lo sé —respondió Newt —. Pero parece que este lugar no ha sido habitado por años.

—Espero que el resto del mundo no esté igual —pensó Aris en voz alta, mirando a su compañero Jack ligeramente.

Lía solo observaba a sus compañeros.  Sin embargo, pronto miró con atención hacia el cielo. No sabía si era solo su mente jugandole una mala pasada o en verdad era un ruido en el cielo similar a los ruidos que hacen los helicopteros.

Eso la mantuvó alerta por unos segundos hasta que el sonido se volvió insistente y cada vez más fuerte.

—¡Alto! ¿Escuchan eso? —preguntó
ella alarmada, sin dejar de ver el cielo con preocupación —. Es un berg y viene hacia acá.

—¡Rápido, escondanse todos, ya! —ordenó Thomas, justo a tiempo —. ¡Aquí abajo! ¡Abajo!

Tuvieron suerte de haberse percatado
de esto a tiempo si no probablemente ahora serian nuevamente prisioneros de CRUEL. Una vez estuvieron ocultos una de las aeronaves pasó volando algunos metros más arriba de ellos.

—Genial, lo que faltaba —susurró Lía con fastidio y ironía en sus palabras, mantenía oculta entre las rocas.

Los habitantes miraron al cielo viendo cómo los helicópteros y el berg poco a poco se alejaban de aquella devastada ciudad. De nueva cuenta no tenían nada que ayudara a buscar a los profugos.

Pero ellos sabían bien que CRUEL haría lo imposible con tal de encontrarlos. Sin embargo, ellos no se dejarian atrapar sin haber dado pelea primero.

—Jamás dejarán de buscarnos, ¿verdad?






























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Luego de salir de su improvisado escondite, los habitantes siguieron con su camino intentando darse prisa para no ser descubiertos si es que algún berg volvía a pasar por aquella zona.

—¿Todo bien? —preguntó Thomas
a sus compañeros, quienes solo seguían caminando entre los escombros ya bastante cansados.

El único que respondió fue Winston, lo que era irónico porque era el que peor se encontraba en ese momento.

Siguieron caminando un par de horas más hasta que lograron salir de la parte más desastrosa de la ciudad y llegaron a una montaña de arena.

Sin retroceder, todos comenzaron a subir la montaña de arena. Pero esto no fue fácil para algunos, como Winston.

Su condición los hizo resbalar en más de una ocasión. Cuando llegaron a la cima pudieron ver un paisaje más despejado que el anterior.

—Deben ser esas montañas, debemos ir hasta allá.

Fue casi imposible no querer rendirse
al ver el recorrido que harían para llegar a las dichosas montañas que señalaba Thomas a lo lejos. Está él estaba cansado de la travesia.

—¿Qué te hace creer que son esas montañas? —cuestionó Lía con una actitud ligeramente grosera, sin poder contenerse —. Podrían ser otras tal vez, ¿no lo crees?

—Tenemos que ir allá —repitió
el azabache, ignorando el ácido comentario de la castaña.

—Están un poco lejos.

—Entonces, más vale que empezemos.

Sin más que decir todos comenzaron a seguir la orden de su compañero pero para su mala suerte algo sucedió en ese preciso momento, algo bastante malo.

—¡Winston! —exclamaron asustados
al observar como al dar el primer paso pierdió el equilibro y cayó al suelo.

Sin pensarlo dos veces todos se acercaron a auxiliar al muchacho herido.

Por más que los chicos intentaban hacerlo reaccionar él simplemente parecía ido. Ni siquiera podía respirar correctamente.

—Está bastante mal.

—¿Qué hacemos? —cuestionó Teresa con desesperación, esperando por una respuesta.

En ese momento todos buscaban una solución proviniente de Thomas. El chico ni siquiera los miraba solo estaba veía las montañas. Sabía bien que no iba a dejar a uno de sus amigos pero, no tenía idea de cómo podrían ayudarlo a llegar hasta allá.

Y luego de unos segundos esta solución. Tenía un plan para ayudar a Winston.




























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Cuando por fin encontraron la manera de llevar a Winston con ellos, retomaron su camino sin más.

La idea de Thomas no fue del todo mala, o eso creía él.

Mientras Thomas lideraba al grupo más atrás iban Minho y Sartén, ambos chicos llevaban a Winston cargando en una improvisada camilla o intento de esta.

Todo parecía ir bien para los habitantes, a excepción del calor del día que era tan fuerte como el mismisímo infierno.

Ya habían recorrido un buen tramo aunque las cosas empezaron a tomar un rumbo distinto en cuanto una tormenta de arena se desató.

La tormenta les impedía poder avanzar con rapidez, pues los volvía lentos y les impedía ver sin que sus ojos quedarán llenos de arena. El calor no ayudaba.

—¡Hay que buscar refugio! —informó Thomas, al ver que la tormenta se hacía más fuerte.

—¡Ahí!

El grito de Lía llamó la atención de los demás y a pesar de que la tormenta de arena impedía ver con claridad el lugar la chica señaló un pedazo de lo que parecía ser un edificio destruido pero estable en el que podían refugiarse por un rato.































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Los habitantes descansaban bajo la construcción a medio terminar en la que se refugiaron. La tormenta de arena habia acabado hace poco y ahora se encontraban descansando.

Lía estaba sentada en un pedazo de escombro, viendo a Winston, quien parecía ir de mal en peor con cada minuto que pasaba. Sentía frustración de no estar frente a él como si nada pasara y no poder ayudarle. Pero no sabía ni que decir.

Últimamente se sentía mal fisicamente
y mentalmente. Fuese lo que fuese que le habían echo estando en el cuartel de CRUEL le estaba afectando bastante.

Suficiente tenía con todos esos recuerdos volviendo a ella y ahora luchaba con ese horrible dolor en su sien.

Necesitaba estar sola un rato. Por
eso le dedicó una última mirada a su enfermo amigo y se pusó de pie para caminar lejos de sus compañeros.

Al caminar para estar alejada, vió a Thomas y Teresa hablar tranquilamente alejados del resto. Suspiró y siguió caminando lejos, lo necesitaba.

—¿Se puede saber que te pasa?

La castaña no esperaba que alguien viniera, así que le fue imposible no soltar un maldición en voz baja cuando escuchó su voz. Sabía quién era y no estaba segura si quería responderle.

—Es una complicada larga historia. No quieres saberla, en serio no quieres...

—Yo creo que sí —contradijó Newt, antes de buscar donde sentarse justo a un lado suyo —. Te he visto mas rara de lo normal y quiero saber que te pasa. Anda, dímelo. Estamos en confianza.

—Me hicieron algo, Newt.

—No estoy entendiendo. ¿Cómo que
te hicieron algo? —expresó el rubio, frunciendo el ceño al intentar entender lo que le decía —. ¿Quien te hizo que cosa?

—Me sedaron, Newt. Estuve presa y hicieron conmigo lo que se les dió la gana —relató Lía apretando los puños, siendo invadida por la frustración y el enojo —. No sé bien lo que me hicieron pero, tengo pruebas suficientes.

En ese momento Lía pensó bien lo que estaba hacia y quería ser sincera con su mejor amigo. Así que no dudó de lo que haría y con cuidado retiró el vendaje que rodeaba su cabeza.

Newt parecía sorprendido cuando ella retiró por completo el vendaje, dejando a la vista varias puntadas.

Indiscutiblemente un sentimiento de ira comenzó a crecer desde lo más profundo
de su ser. ¿Cómo habian podido hacerle esto? Estaba claro que abusaron de que estaba indefensa para defenderse.

Ahora más que nunca los repudiaba.

—Ellos retiraron algo en mi cabeza,
el neutralizador. Es por eso que mis recuerdo están volviendo —continuó diciendole con los ojos ligeramente llorosos y poco a poco su voz se iba quebrando —. Es horrible recordar, todo es una mierda.La infancia feliz que tanto imaginé nunca fue así. Viví tantas cosas que dan miedo y no me gusta recordar eso porque duele. Me dieron justo en el punto débil, Newt.

Al ver el estado en el que su amiga se encontraba el rubio la atrajó hasta sus brazos y la abrazó haciendola sentir sentir segura y a salvo.

Y las lágrimas junto al dolor fluyeron naturalmente. Newt no sabía lo que se sentía recordar algo tan fuerte pero, se ponía en su lugar y le daba todo el apoyo necesario.

—Intenta calmarte, Lía —musitaba
el rubio, al ver que los sollozos de ella no paraban —. Todo va a estar bien. Me tienes aquí, cariño.

—No se que pasaría conmigo si Aris y Jack no hubieran llegado a tiempo —continuó explicandole, quitandose con rudeza las lagrimas de los ojos —. Ellos dijeron que estaba lista para comenzar con la fase dos, solo faltaba introducir el dispositivo de control y ver cómo iba a reaccionar mi mente. Sin embargo, no completaron el proceso porque en ese momento los chicos llegaron. No sé bien cómo le hicieron pero en menos de un minuto habían noqueado a casi todo el personal.

—¿No sé lo has contado a nadie? —cuestionó Newt, luego de unos segundos de absoluto silencio —. ¿Ni siquiera a Minho?

Ella negó con la cabeza.

—No quiero preocupar a nadie más, suficiente tienen con lo que nos está  pasando como para cargar conmigo.

—Lía no me gusta que te guardes las cosas. Sabes que no estás sola —musitó Newt dulcemente, tomando su mano entre las suyas con delicadeza —. No tienes porqué ocultar tus temores y las preocupaciones. Me tienes a mí y a los demás. Nadie te daría la espalda jamás.

—Lamento preocuparlos a todos —se disculpó de nueva cuenta lanzandose a los brazos de su amigo —. No es algo que quiera.

—Y lo sé pero, ¿te encuentras bien? —preguntó alarmado observando todas las heridas externas de la castaña —. ¿Te duele algo? No lo sé, ¿la cabeza? ¿o solo es tu dolor emocional?

—Las dos cosas. La cabeza no deja de darme vueltas y parece que mi tobillo sufrió una lesión —explicó tranquila la chica, enseñándole una venda más en su tobillo —. Duele horrible cuando pisas.

—Vaya, lo siento.

—No pasa nada —respondió restandole importancia al asunto, antes de hacer una mueca graciosa —. Newtie, ¿podrías ayudarme con la venda de la cabeza?

Newt asintió rápidamente sintiendo
sus mejillas arder y no por el calor del desierto si no por el diminutivo que ella siempre usaba para referirse a él. Tomó la venda y rodeó con ella la cabeza de la castaña de ojos verdosos.

Cuando estuvo lista la venda, Lía se incorporó tal como lo hizo Newt y ambos se quedaron un momento estáticos viéndose el uno al otro.

Luego rieron sin saber porqué. Pudó decirle, tuvó la oportunidad de hacerlo pero la dejó ir luego de recordaf como estaban las cosas.

Decidió no hablar acerca del tema y guardarse sus palabras. Después de todo no podría vivir así, se sentiría como un tonto al tirar años de amistad solo por los sentimientos que no dejaban de crecer poco a poco.

Iba a intentar dejarlos ir. Eso no era ni sería lo correcto.

Pero, su boca comenzó a hablar en cuanto sus ojos se encontraron una vez más. Su boca podía estar hablando pero aparentemente pero era su corazón el que decía aquello.

—Lía quiero que sepas que yo...

Justo en ese momento Newt se vió interrumpido por un ruido extraño.

Sus mentes empezaban a crear una infinidad de posibles escenarios. ¿Acaso eso había sido el sonido de un... disparo? ¿Qué rayos estaba pasando?



































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CUARTO CAPÍTULO EDITADO

HOLAAA MI GENTE PRECIOSA.
¿Cómo andan? Yo de maravilla <3 Ay, que nostalgia. Hace mucho que no volvía por aca pero, acá me tienen. Retome la edición del fic.

Ustedes diran, ¿y ese milagro? Pues veo que todavia hay muchas personitas que leen, votan, comentan y adoran el fanfic por eso considero que se merecen algo mejor que las fallas y errores de una escritora novata de años atrás.

Sí, vengo prometiendo esta edición desde uff pero pues con la prepa y el poco tiempo que tengo para dedicarle a este precioso hobbie avanzo super lento. Aprovechando mis vacaciones (las mas largas que tendre jamas) quiero ver si puedo seguir editando.

Se que parece fácil, solo corregir y
ya pero no lo es. Aparte de que quiero darle una historia diferente a la muerte de Max, asi que.. varias cosas van a cambiar para mejorar todo.

Por ahora les dejo de tarea votar y comentar. Ayudan a que el fic crezca con su apoyo. Ya es decisión de cada uno agregar el fanfic a sus listas de lecturas y seguirme aquí o en mis redes sociales (estan en mi bio). Me despido y los amooo ;)

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