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━Capítulo Cinco

































❝ 𝐄𝐋 𝐀𝐑𝐌𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓𝐀𝐍𝐃𝐎 ❞



























╔═══ 𓏲✮⊰ •˙ ❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ═══╗

✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟓 ☼︎༄.
—– miedo  —–

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AMBOS SE VIERON OBLIGADOS A SEPARARSE ALGO ASUSTADOS LUEGO DE ESCUCHAR AQUEL SONIDO que parecía ser de una arma de fuego y salieron corriendo. Sin embargo, no fueron los únicos que lo escucharon
y de igual forma corrieron para allá.

—¡Oigan! —gritó Jack con desesperación, alertando a todos
—. ¡Tienen que venir!

—Winston, ¿que haces? —gritó Sartén, acercándose al chico herido en el suelo.

Lía y Newt se acercaron presurosos
al grupo al igual que Thomas y Teresa.
Ninguno de los cuatro estaba al tanto de la situación por ende al verlo dedujeron lo peor. El quería matarse o al menos eso pensó la castaña.

—Winston no quieres hacer esto —exclamó Lía, acercandose para quitarle el arma de las manos y pasarsela a Sartén —. No dejaré que lo hagas...

—¿¡Qué pasó!? —exijió saber Thomas asustado, llegando al lugar.

—Él tomó el arma he intentó...

Sartén ni siquiera pudó terminar la oración, no se atrevía a decir que su amigo había estado a nada de matarse.

Mientras los habitantes tenían una especie de discusión por lo sucedido, Winston se encontraba arrodillado en el suelo vomitando una sustancia negra.

Algo asqueados miraron aquello y su preocupación solo aumentó al saber que no era sangre.

—Oye, Winston —musitó Thomas, acercándose un poco al chico viendolo con tristeza —. Winston, ¿estás bien?

El carnicero se dejó caer a la arena completamente exhausto, aquello estaba acabando lentamente con él. De pronto el chico subió los bordes de su camiseta, dejando a la vista su abdomen.

—Está creciendo dentro... de mí...

Las heridas en su abdomen eran notarias. Podían verse marcas moradas y azuladas que se extendían por todo su estómago.

Lía cubrió su boca conteniendo un
jadeo al ver la escena. Sus ojos escocían pues quería llorar, pero no lo haría. La impotencia volvía una vez más.

—No voy a poder —murmuró Winston, logrando que todos se miraran entre ellos entristecidos —. Amigos... dénmela. No dejen... que me transforme en una de esas cosas...

Nadie podía decir nada con respecto a
la situación, después de todo no sabían con exactitud lo que sentía el muchacho con eso dentro. Sin embargo, no querían verlo sufrir.

Ahora había una decisión que los ponía entre la espada y la pared.

Finalmente, luego de unos segundos Newt fue quien decidió lo que debían hacer. Se incorporó y le quitó a Sartén
el arma en sus manos.

—Oye, Newt...

Apesar de que Thomas lo llamaba Newt no se detuvó y lo ignoró.

El rubio se acercó a él quedando de cuclillas para entregarle el arma. Era una difícil decisión, pero solo él la tomaría y odiarían hacerlo sufrir más.

—Gracias. Ahora, váyanse de aquí.

—Adiós, Winston —musitó Newt tomando sus cosas para comenzar a caminar lejos de él.

Lía quería decir algo, pero no sabía exactamente que. Sin importar que dijera nada mejoraría.

Al acercarse al chico su valentia se esfumó y en su lugar sollozo. Le era imposible no sentirse impotente.

—Ey —animó Winston obligándola mirarlo para después sonreirle con debilidad —. Oye tranquila... todo estará bien. Es lo mejor, ahora vete.

Ella asintió algo entristecida poniendose  de pie dandole una última mirada antes de darse la vuelta, intentando que no le afectará más. No estaba lista para dejar a nadie más atrás.

Debían volver a seguir puesto que todavía tenían un largo camino por recorrer y faltaban cosas peores.

—Váyanse.

Todos se despedidieron de Winston
y con dolor tuvieron que comenzar a avanzar lejos del jóven moribundo.

Sin embargo, había un chico que
seguía intentando procesar lo sucedido. No podía dejarlo así sin más.

—No pasa nada —susurró Winston con calma al ver que sus ojos se pusieron llorosos.

—Lo siento...

Thomas se obligó a sí mismo a recoger sus cosas para alcanzar al grupo. Se sentía mal por lo que estaba haciendo.
No quería, pero no era decisión suya.  Debía dejar ir a su amigo Winston.

—Thomas —escuchó que lo llamaba Winston por última vez, él se giró para verlo —. Cuídalos.

Tras un asentimiento por parte del azabache, el chico continuó dejando atrás el refugio y a su amigo con él.

Las cosas no eran tan fáciles como pensó. Pero no podían volver, solo avanzar por los que perdieron en el trayecto.

Logró alcanzar a los demás, pero no nada. Solo avanzaron en fila por una duna con el calor sobre ellos y la tarde asomándose mientras el dolor de una perdida más se sumaba a la lista.

Unos minutos después el grupo se detuvó al escuchar el sonido de un disparo haciendo eco por todo el lugar.

Habían perdido a un ser querido más.

Lía al igual que todos se sentía mal emocionalmente, no sabía cómo lidiar con todo lo que pasaba. Cerró sus ojos un momento intentando calmarse.

Él lo decidió, es mejor así, pensó la castaña con tristeza.

Winston finalmente se había ido y con él una enorme parte de la esperanza.
















——— ✮✧☾✧✮ ———






































Al caer la noche en el desierto, los
chicos se vieron obligados a buscar refugio pues si no lo hacían morirían
de frío debido a las bajas temperaturas por las noches. Por suerte encontraron un lugar donde pasar la noche.

Todos estaban reunidos frente a la fogata que habían echo para darse algo de calor. Estaban bastante callados y parecían pensativos, lo más probable es que fuera debido a lo sucedido hace unas horas.

—¿Qué no se suponía que éramos inmunes? —cuestionó Minho con algo de enojo rompiendo el silencio.

—No todos, supongo —comentó Teresa con tristeza, mirando la fogata.

—Si Winston pudo infectarse, nosotros también podemos...

El silencio volvió a hacerse presente después de eso y todos se miraron entre si tristes. La muerte de Winston les había afectado a decir verdad.

—Es por eso que debemos encontrar
al brazo derecho —informó Lía desde un rincón llamando la atención del grupo —. Con ellos estaremos a salvo.

—Nunca pensé decir esto, pero era mejor el área —reconoció Sárten con una mirada entristecida a sus amigos.

Al escuchar a su compañero, Lía no pudó evitar asentir. A pesar de los todo lo que CRUEL los hizo sufrir en el área, era imposible no querer volver a ese tiempo en el que solo se enfocaban en vivir aceptando su realidad.

Por loco que sonara extrañaba ir todas las mañanas a recorrer las secciones del laberinto junto a Minho.

Todo era menos complicado ahí pero
no podía retroceder el tiempo. Lo echo, echo estaba.

Lo que los hacía pensar seriamente
las cosas, dos de los chicos del grupo comenzaban a entrar en un estado de negación. Necesitaba analizar todo lo que sucedía, así como algo de tiempo.

Es por eso que de la nada ambos
jóvenes se pusieron de pie y bajo las miradas del resto se alejaron un poco para reflexionar a solas un rato.
































——— ✮✧☾✧✮ ———

















Al alejarse del grupo, Lía pensaba seriamente en todo lo que había pasado desde que habían huido del cuartel.
Tal como les dijo Janson las cosas en
el desierto no habían sido fáciles.

Habían perdido a un compañero más a causa de un virus que azotaba al mundo entero, luego estaba CRUEL que seguía buscándolos y para colmo sus memorias estaban volviendo poco a poco. Siempre imagino la infancia perfecta, pero al ver todo lo que vivió en sus recuerdos ese pensamiento quedó en el olvido.

Recordaba que tenía un hermano mayor llamado Henry, al que CRUEL apartó de su lado. Sus padres habían sido víctimas de la misma organización solo porque se negaban a obedecer órdenes.

Al menos ahora sabía que tuvo una familia biologíca o con suerte podría tenee aún, después de todo no sabía dónde estaba Henry.

En el fondo de su ser deseaba que él siguiera buscándola tal como le había prometido antes de irse.

También tenía recuerdos de CRUEL, cuando vivía en sus instalaciones. Era muy pequeña cuando la llevaron a ese lugar, no sabía lo que vivía hasta que
un día ya no pudieron ocultarselo.

En esas mismas instalaciones vivió bellos recuerdos y tuvó la oportunidad de crear historias con sus amigos, así como de vivir su primer amor.

Ese amor que por más que pasen años seguía en pie, pero así como había buenos recuerdos estaban los malos.

Recordaba ser víctima de CRUEL.

Fue manipulada más de una vez para que siguiera sus órdenes, fue sedada cuando comenzó a sospechar hasta lo más mínimo y en contra de su voluntad siguió siendo una máquina asesina. Mató a una infinidad de gente en contra de CRUEL y eso no tenía perdón.

Los gritos desesperados de madres rogando que dejarán a sus hijos con ellas, suplicando perdón. Aún podían escucharse sus gritos resonando en su cabeza y el sonido de un disparo se repetía cada vez con más fuerza.

Su antigua yo era un asco de persona,
le daba miedo pensar que ella fue así.
No debía ni quería ser perdonada, una persona así no merecía perdón.

Se sentía como una basura humana gracias a sus creadores, porque ella nunca fue así.

CRUEL se encargó de que fuera así.

—¿Qué haces aquí sola?

La castaña se giró algo exaltada hacia donde provenía la voz, ya no le sorprendía que casi todo el mundo la asustara cuando estaba perdida en sus pensamientos.

Ella soltó un suspiro lleno de frustración y miró con atención el oscuro desierto a lo lejos.

—Pensaba.

—¿En qué? —cuestionó el asiático, acercándose para sentarse a un lado suyo.

—En cosas.

—¿Qué cosas?

No sabía si contarle a Minho todo lo que sucedía, pero luego de unos segundos en silencio para meditarlo se decidió. Si pudo contarle a Newt no podía ser tan difícil hacerlo con Minho. Pero tendría que ser expresiva y clara.

Así que tomo una bocanada de aire antes de comenzar a narrar.

—Cuando estuve en CRUEL algunas cosas fueron extrañas... no recuerdo bien que paso pero recuerdo que me sedaron. Por lo que hicieron conmigo lo que sea —una vez más los recuerdos de ese día volvieron, pero se obligó a ser fuerte —. Cuando desperté había varios doctores incluído el mismo Janson en una habitación de cirugías. Era la fase uno.

Poco a poco el ceño de Minho comenzó a fruncirse con cada palabra que decía la castaña.

—La fase uno era la extracción del neutralizador, un dispositivo cerca de cerebro que bloquea los recuerdos. El punto es que ellos me lo quitaron y ahora todos los recuerdos de mi vida pasada están volviendo. Y no es bonito recordar si tú vida solía ser una mierda. La fase dos es la tarjeta de control no sé qué sea, pero suena mal. El proceso no termino gracias que salimos, pero estoy segura de que no podré librarme de eso sí me vuelven a atrapar.

—Conque eso era —musitó el chico para sí mismo, al parecer ya comprendía todo —. Es por eso que actúas muy extraña. Yo lamento no haber estado ahí, te prometí cuidarte y lo hice.

—Minho tengo miedo, no quiero volver a estar bajo sus ordenes —exclamó Lía con la voz quebrada, cuando menos lo espero la estaba llorando sobre su pecho otra vez —. Si vuelvo a ellos, no podré ser libre. Seré una máquina asesina.

—Tranquila no tengas miedo, nunca dejaríamos que ninguna de esas personas te lastimara una vez más. Somos un equipo, todos estamos para ti. Yo estoy para ti.

—¿Y qué tal si no es así? ¿Qué tal si ellos vuelven? —comenzó a cuestionarse negativamente —. En cualquier momento voy a ser alguien diferente, alguien que no reconocerán. ¿Qué tal si eso logra dominarme y pierdo el control? No quiero hacerle daño a nadie, no quiero ser una maldita arma.

—Escúchame bien Amelia —comenzó a decirle Minho, al ver que se estaba alarmando —. Tú no eres ni serás nunca esa arma asesina que CRUEL dice. Eres Lía, una chica que no tiene miedo de pelear por lo correcto. Una chica común y corriente que al igual que todos tiene miedo. ¿Okey?

Ante estás palabras la ojiverde asintió con la cabeza, y Minho se encargó de limpiar sus lágrimas con sus dedos. No quería verla en ese estado, era una gran tortura.

—Y bien... ¿Recuerdos dices? —le preguntó curioso recordando sus palabras hace instantes. Ella asintió —. ¿Qué recuerdas, Lía?

—Tengo memorias de mi familia, no muchos, pero sí. Recuerdo tener un hermano llamado Henry y mis padres murieron protegiéndonos —decirlo le dolía bastante —. Y mis favoritos son los recuerdos buenos que tengo sobre las instalaciones de CRUEL.

—¿Qué recuerdas?

—A un grupo de niños, emocionados por ver el mundo —decía recordando aquellos días —. Éramos muy curiosos. Tanto como para recorrer todo el lugar a escondidas por los pasillos.

—¿Éramos? —cuestionó el asiático sonriente.

—Si. Alby, Newt, Teresa, Thomas, el pequeño Chuck, tú y yo. Fueron buenas épocas.

 —¿Estás diciéndome que recuerdas esos años?

Ella asintió ligeramente.

—¿Qué recuerdas sobre mí? —volvió a preguntarle esta vez con más intriga, acercándosele más.

—Veamos. Eres un niño muy travieso, te la pasabas jugando con Alby a las luchas y siempre querías salir a explorar —sonrió cuando comenzó a recordar eso —. También eras rebelde con los doctores, de hecho, la primera vez que te ví huías de una enfermera. Eras tan bonito así chiquito.

—¿Ósea que ya no soy bonito porque crecí? Me siento usado —comentó Minho fingiendo algo de indignación, a la vez que se cruzaba de brazos y la miraba.

—No dije eso, mentiroso.

—Yo escuché eso. Bueno y que más recuerdas de mí —insistió, parecía interesado en saber del tema. Luego se le ocurrió una idea algo loca —. ¿Nunca hubo algo entre... nosotros dos?

Aquella pregunta si que la había tomado por sorpresa, pero debía de responderla con la verdad. No sabía si era el calor del fuego o el calor de sus mejillas, pero una de las dos estaba presente justo ahí.

—Si lo hubo. Es por eso que te recordé al instante cuando desperté y te ví —le explicó, con una boba sonrisa de enamorada.

—¿Entonces nos gustábamos o algo así desde antes del laberinto ¿no?

—Correcto.

—Ahora todo tiene sentido. Es por eso que me puse todo raro cuando te ví ahí toda muerta en esa camilla —Lía no pudo evitar soltar una risotada en cuanto lo escucho decir eso —. Incluso tu manera de amanazarme con el cuchillo era bella y perfecta.

—¿Eh?

—¿Qué? Solo digo la verdad.

—¿Te gusto la amenazada, eh? —cuestionó ella, conteniendo una risa de esas ruidosas —. Se ve que eres un sadomasoquista.

—No estuvo mal.

Lía soltó una risa antes de darle un suave zape al asiático del que él fingió quejarse. Luego la abrazó contra el con fuerza. Extrañaba estar así de cerca, ese instante en el que escuchaba los latidos de su apresurado corazón eso era tranquilizante de verdad.

—No quiero que me ocultes cosas, ¿está bien? —Lía asintió ante su pregunta —. No me gusta no saber que es lo que te pasa.

—Perdón...

—Por ahora solo quiero que me dé amor mi chica —dijo Minho, viéndola a los ojos antes de acercarse a su rostro y besarla.

Era tan distinto el cambio que el asiático tenía cuando estaba con los demás que cuando estaba con ella. De una personalidad fuerte y desconfiada pasaba a una dulce y protectora. Pero aún así seguía queriendolo con su sarcasmo.

Ambos cambiaban mucho cuando estaban solos, literal.

—¿Que clase de amor? —cuestionó ella con voz traviesa, luego de separarse por falta de oxígeno en sus pulmones.

—No lo sé, estamos solos —insinuó dando una severa mirada a sus lejanos amigos.

—¿Que insinúas?

En ese momento las manos del asiático descendieron hasta la cintura de la castaña. Aquella simple acción envío una y mil señales de advertencia a su ser. Un solo toque bastaba con ella.

Una vez más se acercaron para unir sus labios en un suave, dulce y tierno beso que como ya era de costumbre tomaba fuerza al pasar los segundos. Hubieran ido por más, pero ella se obligó a apartarse por unos instantes.

—No es el momento...

Él lo entendía. Tenía razón no era como que el mejor momento para ponerse demasiado cariñosos no si sus amigos estaban a unos pocos metros viéndolos. Además, no estaban aún listos para eso.

Lía se pegó un poco más a él, buscando calor pues el frío de la noche comenzaba a hacerse notar, así como lo cansada que se encontraba la joven. Sabía de sobra que necesitaba descansar.

Y en cuanto la escucho bostezar se vio obligado a despertarla, ese no era un buen lugar para que se durmiera. Y si iba a dormirse sería junto a él cerca de la avivada fogata.

—Lía vamos, no te duermas aún —pidió, intentando hacerla despertar pues el cansancio pudo más que sus ojos —. Amelia...

—Eh, ¿qué pasa? —respondió adormilada.

—Se que estás cansada, pero primor ponte de pie, ¿sí? —dijo una vez más, pero ella no pudo no hacer aquello así que no le quedo más opción que cargarla hasta donde estaban los demás —. Será una larga noche...























































——— ✮✧☾✧✮ ———








































Apesar las adversidades que tuvieron que pasar, los chicos
no habían dejado de avanzar. Su meta aún seguía, rendirse no era parte de sus planes. Cansancio, sed, calor, hambre y unas ganas enormes de dejar de caminar era lo que pasaba por la cabeza de los chicos. Esto era demasiado.

Y para colmo el agua que
habían recolectado se había terminado por completo. Sabían bien que era cuestión de tiempo para que se desmayaran debido
a la deshidratación que sufrían y poniendo en caso más extremo morir puesto a esta situación.

Una vez la noche en el desierto cayó, para su mala suerte no pudieron encontrar un lugar donde pasar la noche refugiados así que tuvieron que dormir a
la mitad del pleno desierto. Al estar tan cansados ni siquiera les importó dormir en el duro suelo, solo querían dormir en paz.

Los ojos de cierta chica discutían contra su cerebro, no quería dormirse porque sabía que algo pasaría y quería estar alerta pero no pudo más y los cerró viendo frente a ella a un chico rubio.

"...Poco a poco Lía iba abriendo
los ojos, al estar completamente despierta lo primero que vio fue una lámpara colgada en el lugar.

Aturdida y cegada por la luz no tuvo más remedio que ponerse de pie. Sus ojos rápidamente hicieron
una rápida inspección de el lugar en el que estaba. Una habitación completamente vacía blanca con toques metálicos en la misma.

No estaba entendiendo nada
de lo que pasaba. Por eso mismo solo pudo caminar lentamente para ver el lugar más de cerca. 

Al ver el techo de la metálica habitatación se percató de que en las cuatro esquinas de esta había lo que parecían ser cámaras de seguridad. Esto la puso alerta, mucho a decir verdad.

Siguió caminando esta vez
con cuidado de no hacer algo que pudiera parecer sospechoso. Al estar cerca de la puerta de metal no se le ocurrió nada más que intentar abrirla pero está estaba cerrada por fuera al parecer.

Ni siquiera los empujones
que le dió a la puerta lograron hacer que está se abriera.

No supo cómo por más mínimo que fuera sintió algo acercarse a la velocidad de un relámpago, era demasiado rápido. Su reacción ni siquiera tenía una respuesta clara
solo sucedió de la nada. Cuando se incorporó bien vio una bala en la puerta, alguien disparó desde algún punto de la habitación.

—Las camara...

No tuvo oportunidad de articular palabra cuando de la nada las cuatro cámaras que ahora supo eran cañones que en menos de un segundo comenzaron a disparar dejándola aún mas aturdida.

Su cuerpo reaccionó por
impulso, realmente se estaba desconociendo a sí misma.

Mientras los cañones
disparaban sin parar a su único objetivo, Lía, la chica no dejaba de hacer maniobras así como saltos que no siquiera sabía que podía hacer. Parecía un soldado entrando para la guerra.

PRUEBA DE ENTRENAMIENTO CARGADA. LA ARMA SE ENCUENTRA EN POSICIÓN.

Que el juego comenzé,
pensó la castaña preparándose para seguir peleando.

Una vez más logró sentir esa adrenalina recorrerle hasta la última celula de su cuerpo, ese fuego se apoderada de ella. No podía, iba a explotar por dentro.

Y así lo hizo, cuando el sonido
de las balas llegó a sus oídos algo en ella despertó como las veces anteriores. Toda esa adrenalina contenida en su cuerpo despertó así como sus emociones.

EL ARMA ESTA DESPERTANDO... —la voz
de un hombre se escuchó por
una de los micrófonos del otro lado de la habitación.

QUE LA FASE COMIENZE. AUMENTEN LA INTENCIDAD.

A ese punto Lía prácticamente
era una experta esquivando balas así como danzando entre ellas. Ni  una sola la alcanzaba a rozar y no sabía cómo demonios lo hacía.

Todo parecía ir en cámara lenta, el mundo dejaba de moverse solo ella era la única moviéndose. Algo que la saco de su alterna realidad fue que de un momento a otro los disparos cesaron. Miró a todos lados esperando lo que fuese.

Al instante se puso en posición sabía que esto aún no terminaba, la estaban manipulando una vez más eso era seguro. Pero en ese instante el sonido de un latigazo se hizo presente, la magnitud del impacto fue tanta que dejó en un estado de inconsciencia a Lía..."

Cuando Lía por fin abrió
los ojos escucho los gritos de Thomas, los llamaba a todos pero al estar algo adormilada no entendía que estaba pasando.

—¡Rápido, despierten!
Newt despierta, Sartén, Aris,
Lía despierten... veo algo.

—¿Que pasa? —cuestionó
Lía aún adormilada, mientras soltaba un largo bostezo.

—¿Ven eso? —preguntó
Thomas con emoción, señalando lo que parecían ser posibles
luces a lo lejos —. Son luces.

Los chicos ya despiertos
miraron el lugar que Thomas señalaba y efectivamente eran luces lo que miraban a lo lejos. Finalmente habían dado con el brazo derecho. Lo habían echo.

—Lo logramos.

Pero justo en ese preciso momento el sonido de un trueno se hizo presente, resonando por todo el lugar. Era una muy mala señal. Al girarse, pudieron ver claramente como el cielo estaba cubierto por un manto negro, la señal de que una tormenta iba a comenzar en cualquier segundo.

—¡Rápido! ¡Ya, ya, hay que irnos!

—¡Vámonos!

Todos tomaron sus cosas rápidamente emprendiendo
una apresurada carrera siendo perseguirlos por una tormenta que en menos de un segundo
se desató. No tenían suerte.

Era muy difícil no ponerse nerviosos si prácticamente podían sentir los truenos en sus cabezas. La tormenta cada vez aumentaba siendo peligrosa. Lo que hacía que el miedo pudiera más que su fuerza de avanzar.

Aún con todo esto los chicos
no dejaron de correr, hasta el edificio donde se veían las luces.
Todos avanzaban presurosos y con rapidez a excepción de tan solos una personita. Si, era Lía.

La castaña hacia lo que podía para correr y no atrasase pero le era imposible con ese dolor en el tobillo le dolía al pisar con fuerza puesto a su lesión en este mismo.

Además el sonido de los
truenos le provocaban un dolor horrible en su sien, como si de una punzada se tratase. Una que parecía como si le clavaran una
y mil agujas en el cráneo.

—¡Corran, no sé detengan!

Los chicos no tardaron en apresurar más su carrera al ver como cada vez estaban más y más cerca del edificio de luces,
en dónde podrían estar a salvo.

Minho, quien era uno de los
que iban más adelante, no tardó en girarse a ver en dónde estaba Lía. Al ver que la chica iba algo atrás y veía que tenía problemas para seguirlos a esa velocidad, no tardó en reducir su carrera hasta que terminó por alcanzarla.

Al verlo junto a ella, la castaña frunció un poco el ceño. Aún no sabía que rayos iba a hacer hasta que la tomó con algo de fuerza de la muñeca y la obligó a correr junto a él a una gran velocidad.

—Tranquilo, yo sola...

—¡Tú sola nada! —la regañó
el asiático en medio de todo
el ruido de los truenos —. ¡Solo no sueltes mi mano y corre!

No hubo algún asentimiento
por parte de ella pero no dejo de correr, bueno de ser jalada por el chico. Ya casi estaban alcanzando al grupo. Pero algo se avecinaba.

Cuando comenzaron a
acercarse pudieron de cerca el edificio, el cual estaba rodeado por automóviles oxidados así como objetos que probablemente ya no servían debido a lo descuidados que se veían.

Al comenzar a aumentar
la intensidad de la tormenta,
los habitantes no tuvieron más opción que correr mas rápido
pues los rayos estaban cayendo cada vez más cerca de los chicos lo que los ponía muy alertas y
el miedo de hacía notar.

—¡Adentro todos! —gritó Thomas con fuerza a todos.

Pero entre todo el ruido y el miedo del momento Lía no se percató de aquella orden. Solo era arrastrada por Minho, quien no dejaba de avanzar cada vez más rápido debido a los truenos.

Ambos iban más adelante que
los demás no por mucho pero si. Pero no contaban con que en el cielo una gran bola blanca estaba formándose, era un rayo el cual iba a caerles en solo segundos.

El asiático pudo percatarse de esto a tiempo, sabía que el rayo iba a caer en una orilla de dónde el estaba probablemente. Justo en ese preciso momento la gran explosión de energía blanca en el cielo descendió en un sentíamen.

Pero Minho fue mucho más rápido y con la intensión de proteger a Lía, quien sostenía su mano, se apresuró a empujarla dejándola algo lejos de él.

—¡Minho!

Aquel grito proveniente de Thomas resonó con fuerza al ver como el cuerpo del mencionado salía volando por los aires casi
a la misma fuerza que el de Lía.

El asiático cayó inconsciente
al suelo con fuerza, mientras de sus ropas empezaba a salir algo de humo así como del suelo.

Lía también había sido
arrojada al suelo debido a que
no estaba muy lejos de donde había caído el rayo, sin embargo a ella la había dejado aturdida por unos pocos segundos.

Al volver en si lo vió y
sintió casi como su corazón
quiso detenerse en ese preciso momento. No era posible.

—Esto... no es real —comenzó a tartamudear al ver al chico en el suelo inconsciente —. ¡Minho, no!

No faltó ni pensarlo, cuando menos lo espero ya se encontraba corriendo hacia él. Sin embargo su cuerpo seguia en un estado de aturdimiento, lo que la hacía más lenta y su visión estaba nublada.

Todos tuvieron que detenerse para ver qué había sucedido, al ver el estado de sus amigos no tardaron en correr a ayudarlos.
Thomas y Jack se apresuraron
a cargar a Minho para avanzar hasta el edificio a unos cuantos metros más adelante, mientras tanto Newt ayudo a la castaña a seguir corriendo pues ella aún seguía aturdida debido al rayo.

—¡Rápido, que esperan, entren ya! —gritó Sartén, quién era el que logró llegar primero al lugar.

Una vez que todos entraron,
el chico se apresuró a cerrar la puerta dejando que la oscuridad los recibiera un vez más. Por el momento se encontraban a salvo.

—Cuidado con su cabeza.

—¿Alguien tiene la linterna?

—Espera —dijo Newt,
sacando una linterna pequeña
de uno de sus bolsillos para posteriormente encenderla.

Cuando Newt llevo la linterna al rostro inconsciente de Minho, la castaña aún algo débil se acercó al cuerpo del chico para entonces moverlo para que reaccionara.

—Minho... no hagas esto por favor —comenzó a sollozar con fuerza la chica, no estaba lista para lidear con una situación así.

—Vamos, vamos... —
suplicaba Newt, al ver que su amigo no reaccionaba aunque Lía removiera su cuerpo.

Todos los chicos rodeaban el cuerpo inconsciente del chico, las súplicas desesperadas de todos
se hacían presentes. No estarían listos para perder a alguien más. Por más que suplicaban que él despertara aquello no sucedía.

—Vamos Minho, por
favor responde —musitó
Lía, desesperada al ver que
no reaccionaba a nada —. No
nos abandones por favor...

Unos cuantos segundos más tarde Minho comenzó a volver en sí, soltando un leve gemido de dolor. Dejo de respirar, literal, al escuchar su voz. Su ronca voz.

En menos de un santiamén
la chica se abalanzó sobre el, envolviendo en sus brazos con fuerza. Le aprecio escuchar
otro quejido, probablemente
lo abrazo con mucha fuerza.

Él aún aturdido y confundido
no tardó en devolverle el abrazo poco a poco. No entiendes que estaba pasando en lo absoluto.

Sentía como el aire que se le escapó de los pulmones volvía a ella. Volvía a sentirse más viva.

—Aquí estás —musitó ella, antes de soltarlo.

—¿Estás bien? —le preguntó Thomas ya más calmado, pero el chico estaba más centrado en su cuerpo. Se sentía raro, diferente.

—¿Qué fue lo que paso? —
quisó saber Minho con la voz media ronca, desubicado.

—Creo que te cayó un rayo —
le respondió Thomas, antes de soltar un bufido con diversión.

—Oh.

Entonces el chico sonrió,
luego todos comenzaron a reír
y solo se apresurarón a ayúdalo
a ponerse de pie mientras recibía varias preguntas demostrando la preocupación que sentían.

Por otro lado Teresa se alejó un poco del grupo, inspeccionando con la mirada el lugar. Pues de
la nada un extraño olor invadió sus fosas nasales, e intentaba ver de dónde provenía aquel olor.

—¿Qué es ese olor? —preguntó Teresa casi para si misma, pues los chicos estaban concentrados en Minho como para escucharla.

La pelinegra se llevó un enorme susto cuando al encender la linterna, la luz de esta dejo a la vista la cara de un crank, que al instante comenzó a gruñirles.

—¡Teresa! —le grito Thomas,
la chica soltando un grito volvió con agruparse con los chicos a
la vez que la atrapaba Thomas.

Pero no fue solo un crank, casi
al instante una horda de estas criaturas comenzó a aparecer. El miedo hizo que todos los chicos rapidamente se agruparan entre sí. Juntos estaban protegidos.

De pronto una luz al fondo del pasillo se enciende y la silueta de una mujer se pudo apreciar. Ellos realmente estaban sorprendidos al ver como aquella desconocida caminaba entre todo esos cranks como si nada. No les tenía miedo.

—Veo que ya conocieron a nuestros perros guardianes —dijo la desconocida, acercándose a ellos lentamente.

—¿Quién es?

—¡Atrás! ¡atrás! —exclamó Thomas alarmado, a la vez que comenzaban a acorralarse más contra la puerta asustados.

—Están echos un asco.

Lía rápidamente inspeccionó
a la desconocida. Una chica de piel algo blanca, ojos marrones
y cabello bastante corto. Por la expresión de burla en su rostro la desconocida se ganó el odio de la de ojos verdosos. Había algo en ella que la hacía desconfiar.

—Vamos, síganme —
enuncióla chica pero al ver que ninguno de los jóvenes la siguen utiliza su última opción —. ¿O prefieren quedarse con ellos?

A pesar de la desconfianza
que los chicos sentían en ese momento, no tuvieron otra opción que seguirla pues no era una buena opción quedarse con los cranks. Pero definitivamente no sabían que les deparaba al estar en ese lugar con esa chica.































































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QUINTO CAPÍTULO PUBLICADO

VOILA! que os pareceis el capitulo gentes preciosa hermosas chulas :3
Ok, ando amorosa xD

Soy yo o hay muchas escenas Minli ( Minho + Lía)?? A mí se me hace que si 7u7 JAKAKJA ME ENCANTAN pa que lo niego.

Ya más o menos sabemos lo que le pasa a Líita, mi niña pero como dijo ella es complicado de explicar vaya que si :v que malll

Me voy no sin antes recordarles votar y comentar me encanta cuando comentan así que háganlo ಠ_ಠ Jajaja se les quiere gracias por leer bbs.

Hasta la próxima (ʃƪ^3^)

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