━Capítulo Cinco
❝ 𝐘𝐎 𝐒𝐎𝐘 𝐇𝐀𝐍𝐙𝐄𝐋 𝐘 𝐓𝐔́ 𝐆𝐑𝐄𝐓𝐄𝐋 ❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟓 ☼︎.༄✰ 〙
—– correr —–
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El DÍA HABÍA COMENZADO COMO LOS ANTERIORES. Los rayos del sol traspasaban las viejas cortinas advirtiedo que el día estaba por comenzar.
Lía se levantó y se apresuró a vestirse para salir a terminar esto de una vez. No tardó mucho en ponerse sus botas negras.
La noche se había vuelto un poco calurosa así que se la quitó, para su suerte nadie había entrado a la cabaña si no la hubieran visto.
Una vez lista se apresuró a salir de la cabaña. Algo que amaba del área era eso, el paisaje y esa brisa fresca mañanera.
Tal vez estaba consciente de
que estaban atrapados pero eso le ayudaba a no pensarlo tanto.
De no ser así Lía ya se hubiera vuelto loca de tanto pensar en aquello, pero estaba feliz de que no fuera así.
Era muy de mañana, pues
solo algunos chicos estaban despiertos y listos para ir a su trabajo. El sol todavía no de dejaba ver por completo pero a lo lejos en el horizonte se podía observar como el sol salía.
No faltó que Lía caminará demasiado por el área pues
a unos cuantos metros se encontraba Alby y se dirigía hacia ella.
Unos cuantos pasos más y el
líder se encontraba frente a
ella con la mirada seria. Tenía que preguntarle cuál sería su prueba después de todo aún le quedaban algunas por hacer.
—Hola Alby —preguntó la ojiverde, saludandolo con un ligero ademán —. ¿Sabes que
prueba me tocará hoy?
—Sigueme, te llevaré con el
líder —ordenó comenzando a caminar, Lía hizo una mueca y
lo siguió —. Te está esperando.
Mientras caminaban por el área, Lía miraba desde lejos como los habitantes se preparaban para así comenzar con sus trabajos.
La mente de Lía se ponía cada vez más extraña, tenía mucha curiosidad de saber quién era el que la “esperaba”.
Una sensación extraña le recorrió la espalda y supo que las cosas se iban a poner... interesantes...
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Luego de caminar un rato llegaron a su destino. Se habían detenido justo enfrente de una cabaña que estaba en el bosque.
El sonido de un carraspeo la
sacó de su mundo, estaba tan en lo suyo que olvidó la presencia de una nueva persona por ahí.
Un chico de rasgos asiáticos estaba de pie a unos cuantos metros de ambos, se mantenía serio y de brazos cruzados.
—Lía demostraste resistencia
así como alto rendimiento en trabajos pesados. Es por eso que harás la prueba de corredor —explicó Alby, ella asintió atenta —. Minho, como el líder de los corredores estará a cargo de esta prueba. Así que hazle caso.
Realmente no esperaba que la pusieran a prueba en un trabajo que resultabapeligroso, pero no podía evitar sentir curiosidad por adentrarse a los pasillos del laberinto pero el miedo seguía.
—Suerte novata —dijo Alby, antes de marcharse de la zona
y comenzar a caminar al área.
Lía observó a su compañero alejarse paso a paso, aún seguía sumergida en sus pensamientos.
Era demasiado la información para procesar.
—Novata sígueme, es hora de comenzar con la prueba —habló Minho, trayendola a la realidad.
—Si... claro...
Sin decir nada más, ambos comenzaron a caminar a la sala de mapas como la llamaban los habitantes del área.
Una vez adentro de la cabaña
de madera, Lía pudo ver más
de cerca todo y sació una parte de esa norma curiosidad suya.
En su interior había varias cajas, cuerdas, una gran mesa en medio de la habitación y varias sillas así como herramientas de desuso de las que ella no sabía su función.
Mientras ella miraba todo lo que la rodeaba, el corredor de acercó a una enorme caja y comenzó a rebuscar entre todas esas cosas.
En una vieja mochila, Minho comenzó a buscar todo lo que la novata iba a necesitar para su prueba. Luego de unos minutos pareció que había terminado de equipar la mochila. Después de todo cada cosa le sería de ayuda.
—Ten —exclamó Minho, mientras le lanzaba la mochila que ahora pesaba.
Lía tardó en reaccionar por lo que la mochila le golpeó el pecho sacándole un quejido, ante lo que Minho solo soltó una risa.
Aún seguía siendo una debilucha e ingenua para él.
La castaña estaba feliz al ver a Minho riéndose de ella, y eso era algo que su cara dejaba claro.
Instantáneamente miro el contenido de la mochila para ver que tenía en su interior.
Varias botellas de agua, algo de comida, pantalones, unas cuantas playeras y otras cosas más.
Se veía a simple vista que los corredores pensaban en todo.
Al menos no se moriría en lo que resta del día gracias al chico.
—¿Para que es todo esto? —preguntó confundida, mientras sostenía en su mano una de las tantas botellas de agua limpia.
—¿Qué no es obvio? —cuestionó irónicamente, a la vez que hacía lo mismo con su mochila —. Un corredor siempre está preparado para todo.
Luego de segundos la muchacha ya había terminado de equipar la mochila, para luego acomodarla
perfectamente en su espalda.
De pronto Minho se acercó lentamente hasta donde estaba la castaña sacándole un buen susto pues ella estaba tan concentrada revisando que le fue inesperado.
—Toma, te será de mucha ayuda para la prueba —comentó Minho, a la vez que le pasaba una navaja que pudo reconocer al instante.
Lía tomó el arma entre sus manos y la observó por unos segundos. Era su navaja. Minho la había tenido todo el tiempo.
La misma navaja con la que hace una semana amenazó a cierto chico, utilizándola en su cuello.
—Bien, es hora de ir por algo
de comer —le dijo Minho, una vez que termino equipar la
vieja mochila con provisiones.
Lía asintió rápidamente y
al igual que Minho comenzó a caminar en dirección a la cocina ya que necesitarían fuerzas para ejecutar una tarea ardua como
lo era correr en el laberinto.
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Al terminar su silencioso almuerzo, ambos adolescentes salieron de la cocina hacia el área, más bien se dirigían directo al laberinto. Mientras caminaban Lía observaba discretamente al joven que iba a un lado suyo.
Dejó de hacerlo en el momento en que sus ojos observaron como había varios jóvenes esperando que las puertas se abrieran.
Conforme de iban acercando a las puertas, vió como de entre el grupo de corredores uno de ellos venís directamente hacia ambos.
—¡Ey Minho! —gritó alegre
del corredor acercándose un poco más ambos chicos.
—Hola Ben.
El rubio sonrió y posó su vista
en cierta jóven. Le parecía algo extraño que la novata estuviera preparada como un corredor.
A menos que esto fuera una prueba, que sólo los más fuertes podían lograr completar.
—Ey Lía —saludó el corredor amablemente, a lo que ella hizo un ademán con su mano.
—¿Qué hace la novata aquí? —
preguntó uno de los chicos con un tono receloso, viendo a Lía.
—Está aquí porque hará la prueba de corredor —informó el asiático a todos sus compañeros, alzando un poco el tono de su voz —. Así que yo me encargaré de aplicarla. Y si alguno de todos ustedes shanks idiotas se atreve a faltarle el respeto o a fastidiarla yo mismo haré que se conviertan comida de penitente, ¿Qué claro?
Los chicos asintieron con
gestos y palabras vagas, casi de mala gana.
—Bien.
Al pasar unos minutos, un
sonido metálico resonó por
el área como cada mañana al abrirse las puertas.
Lía como todas las otras veces tuvó que cubrir sus oídos para no quedar sorda mientras que los chicos seguían en sus sitios.
El chirrido vino acompañado
no solo de una ligera ventisca si no que el suelo tembló un poco.
Cuando todo esto acabó al
cabo de unos minutos, los muros ya estaban abiertos de par en par haciendo una puerta enorme.
La mirada verdosa de Lía observaba a detalle hasta donde se alcanzaba a ver los pasillos.
Ese lugar le daba escalofríos
de alguna extraña forma pero
a la vez era algo que llamaba su atención, como si debiera ir.
Una parte en el fondo le advertía que no fuera, pero la otra le decía que tenía que ir y averiguar que era lo que estaba llamándola allí.
Desde que había llegado y
vió los muros del laberinto había sentido la necesidad de correr por él, ¿El por qué? Quién sabe.
—¡Es hora!
Cuando Minho dió la señal
todos los corredores corrieron, adentrandose en los oscuros pasillos de aquel laberinto.
Lía no hizo más que acelerar el paso en cuanto vió como Minho se adentraba al laberinto, en un intento de alcanzarlo. Después de todo solo iban a ser ellos dos...
——— ✮✧☾✧✮ ———
Solamente el sonido de
sus agitadas respiraciones era
lo único que hacía eco por los pasillos al igual que sus pasos.
Ya llevaban varias horas que habían entrado al laberinto para hacer la prueba de corredor y en esas horas la velocidad con la que corrían ambos no disminuyó.
Lía observaba el lugar por el
que corría, mientras iba tras de Minho y su cabeza estaba hasta el tope de preguntas sin respuesta.
Esperaba más sin duda pero lo único que vió fueron las paredes de los muros del lugar agrietadas así como escombros tirados y sin duda enredaderas en el suelo.
Estar corriendo por horas seguidas sin descanso parecía estarle afectando físicamente pues sus piernas querían casi
flaquear y su cabeza le dolía.
Pero aún con eso no quiso detenerse para nada y siguió corriendo tras el líder.
No habían parado para nada
que no fuera alguna explicación de Minho. La mitad del día su rutina parecía que era lo de la resistencia física, estaba claro que sí así era la iba a pasar.
Durante el trayecto ninguno
de los dos habló, no como los amigos lo harían. Las charlas se basaron en datos que le servirán del laberinto, sobre el trabajo de un corredor y sobre otras cosas relacionadas con ello.
Para ser solo una prueba, Lía ya se había dado cuenta de todo a lo que se enfrentaría si llegaba a ser escogida para este arduo trabajo.
Pronto llegaron a un enorme
y largo muro que se dirigía al norte. Tenía un corte en forma rectangular, que parecía una entrada sin puerta.
Lía no dejó la velocidad de su andar y siguió a Minho quién en ningún momento dejo de correr a una velocidad más descomunal de lo usual, fácilmente lograron atravesarlo sin parar su carrera.
—Esto lleva de la sección ocho,
que es la casilla del medio de la izquierda, a la uno, que es la de arriba a la izquierda —comenzó a explicarle Minho, sin siquiera detenerse seguido por la chica.
»Este pasaje está en el mismo lugar, pero la ruta puede resultar un poquito diferente a veces porque las paredes se mueven.
Lía asintió como pudo. Ya estaba cansada y el hacer movimientos un tanto bruscos solo empeoraba todo, por lo que se quedó callada escuchando sus explicaciones.
Ambos adolescentes anduvieron por un extenso pasadizo que torcía hacia la derecha, dejando muy atrás varias curvas que se dirigían a la izquierda.
La chica no dejaba de mirar las paredes que estaban repletas de hiedra mientras Minho seguía con su carrera, sin detenerse.
Algo que no faltaban eran las miradas que el corredor hacia a la novata de vez en cuando.
La castaña se era distraída curiosa, por lo que Minho sabía que podía perderse en un lugar tan grande por lo que mientras corría por los pasillos daba unas ligeras pero sobretodo discretas miradas a la chica para checar que siguiera su mismo camino.
Minutos después, al llegar al extremo de aquel pasillo, Minho disminuyó un poco la velocidad de su carrera y se estiró hacia atrás para sacar un bloc y lápiz de un bolsillo de la mochila.
Durante esos pocos segundos
la castaña pudo detenerse a respirar por poco tiempo.
Inhaló y exhaló bocanadas de aire, haciendo un esfuerzo por recuperar las fuerzas. Se apoyó contra uno de los muros y con atención observó al asiático.
Minho apuntó algo que Lía no pudo ver del todo y luego guardó el papel a toda prisa.
Cuando la curiosidad llegó a su cabezita comenzó a preguntarse mentalmente qué demonios fue lo que escribió y justo como si le hubiera leído la mente contestó:
—Yo confío... más que nada
en mi memoria —jadeó Minho exahusto, respirando con algo de dificultad —. Pero más o menos después del último giro, anotó algo que me ayudara adelante.
»La mayoría tiene que ver con
el día anterior y las diferencias con lo que ocurre ahora —dijo, poniéndose de pie mientras que la veía a los ojos fijamente —. Luego puedo utilizar el mapa de ayer para hacer el de hoy. Pan comido, primor.
Para llevar poco en esto, Lía ya había aprendido varias cosas de este trabajo. Las suficientes para que se le quedarán grabadas.
Todos sus conocimientos sobre
el laberinto se los debía a Minho. Así que le era fácil comprender de lo que le estaba hablando.
El trabajo no se detenía por
lo que siguieron corriendo sin detenerse por los pasillos del laberinto durante un rato.
Fue entonces que llegaron a una corta intersección, tenían tres opciones, Minho no lo dudo por un segundo y tomo la derecha sin vacilar en lo absoluto.
Al hacerlo el chico extrajo uno
de sus cuchillos y cortó un gran trozo de la gruesa enredadera que colgaba de la pared. Lo tiró al suelo detrás de él y continuó con su carrera como si nada.
Lía solo se quedó pensativa
por unos cuantos momentos sin parar esa apresurada y cansada carrera, pensado para qué o el por qué Minho hacía eso. Así que decidió saciar su curiosidad.
—¿Migajas de pan? ¿enserio?—preguntó Lía con una sonrisa de burla, llamando su atención.
Sin saber cómo esas simples palabras encendieron algo en la mente de Lía que ni ella misma supo reconocer al instante pero sabía que alguna vez logro oír.
De un momento a otro le vino una imagen a la cabeza.
Dos pequeños niños y una
madre contándoles historias sobre desconocidos mundos fantásticos antes de dormir.
Fue repentino y lo único que
vió fue el cabello de la pequeña que dormía en su cama al igual que su hermano y a su madre depositando un delicado beso
en la frente de cada pequeñín.
—Exacto. Yo soy Hansel y tú
Gretel —comentó Minho a lo que Lía rodó los ojos sonriente.
Por fin luego de horas, Minho había dicho algo que no era del laberinto y aunque sonará raro estaba alegre de que conversaran sobre otro cosa diferente.
Al parecer el asiático no era
muy hablador o tal vez estaba enfocado en su trabajo, una de dos. Pero Lía se sentía un poco más animada después de todo.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Continuaron un rato más, siguiendo el rastro del laberinto. Algunas veces giraban hacía la derecha y otras a la izquierda.
Después del recodo, Minho cortaba y arrojaba una rama
de hiedra con un metro de
largo al suelo de piedra.
Lía parecía impresionada de
lo que hacía el corredor, Minho no tenía que disminuir el paso al hacerlo, era demasiado rápido para estas extrañas cosas.
Supuso que tantos años haciéndolo este era el resultado. Ella solo lo miraba atenta.
—Bien... tu turno...
—¿Qué? —cuestionó Lía con incredulidad al escucharlo decir eso —. ¿Tengo que hacerlo? ¿Y si me cortó un dedo? Yo no sé...
Realmente no lo esperaba supuso en un principio que para ser una prueba lo único que haría era ver y correr, pero Minho cambió sus planes cuando dijo aquello.
—Solo debes de que cortar la hiedra —explicó, tendiendole
la navaja —. Si quieres ser un corredor tienes que hacer esto sin detenerte. Las recogemos al regresar o las pateamos a un costado.
Lía asintió rendida y no tuvo más opción que tomar la navaja de mala gana para comenzar
a ejecutar su tarea. Después de todo ella solo debía obedecer.
Aunque sabía que podía llegar
a ser peligroso por su falta de experiencia lo único que hizo fue obedecer tal como le dijeron.
Sin decir nada más comenzó.
En su primer intento, Lía se acercó a la pared y tomo uno de los extremos de una enredadera que colgaba y rápidamente tomó su navaja para posteriormente cortarla y arrojarla trás ella.
—Lo estás haciendo bien —comentó Minho, una vez vió lo que su compañera hizo atrás
—. Para ser tu primera vez en el laberinto te adaptas genial, Lía.
Una pequeña sonrisa se dibujo
en los labios de Lía. Estaba algo impresionada que por fin alguien reconociera su esfuerzo y que al menos la felicitará por ello.
—Gracias, supongo.
De cierto modo, aunque sonara algo como a locura, le gustaba el hecho de poder ayudarle a algo que contribuía al bien de todos
y que los ayudaría a salir de allí.
Los primeros intentos fueron complicados de cierto modo, ya que tenía que aplicar la misma técnica y se estaba cansando de hacerlo pero solamente siguió.
Tenía que correr más rápido para quen o se quedará atrás y lo peor fue que a la velocidad que iba le daba varios riesgos.
Tal como Lía dijo se cortó
un costado de la mano derecha –cerca de su dedo meñique – gracias a lo apresurada que iba.
La cortada parecía nada importante hasta que unos segundos después la sangre comenzó a brotar. Pero no
había momento para que la herida pudiera ser curada.
Anduvieron un buen rato a esa misma velocidad, sin detenerse para nada. Hasta que luego de
un rato Minho se detuvo en seco y Lía imitó aquella acción.
—Hora de descansar —
informó Minho, quitando la mochila de su espalda.
Lía estaba exahusta por lo que una vez se detuvó lo primero que hizo fue sentarse en el suelo y sacar de su mochila una botella de agua potable.
Dió varios tragos ya que sentía
la garganta seca y de cierto modo está escozía. Una vez terminó de hacerlo sacó un sandwich y una manzana que de veía deliciosa.
Minho comenzó a comer su almuerzo unos cuantos metros alejado de la jóven.
Aunque ella no lo notará, Minho le daba alguna que otra mirada. Ya que se encontraban el uno en frente al otro.
Ninguno dijo nada, ya que no
era necesario por el momento y solo de dedicaron a almorzar en completo silencio.
Lía se mantenía callada mirando a su alrededor y una que otra vez le daba mirabas curiosas al chico.
En menos tiempo de lo que paso
la manzana de llevaba Minho en una mano hace algunos instantes desapareció así como también el sandwich que la castaña llevaba.
Al parecer si estaban bastante hambrientos en esos momentos.
Minho miró con detenimiento
la herida en la palma de la mano de Lía, la cual todavía tenía algo de sangre brotando de esta.
Comenzó a rebuscar algo en su mochila esperando que todavía tuviera de esas cosas médicas. Y cuando lo hizo se acercó a ella.
Por la reacción en el rostro de la jóven dedujo que no se esperaba eso o la cercanía la incómodo.
Tomo valor para hacer lo que haría y sin previo aviso sustuvo la mano herida de Lía entre las suyas, revisando la cortada.
Lía estuvo a punto de insultar solo por si de atrevía a hacer algo raro como imaginaba, pero ella se detuvo al ver lo que hacía.
—Es solo una herida —explicó ella, restándole importancia a la vez que liberaba su mano —. No
no pasa nada, ya no me due...
—¿Si sabes que no me engañas, no? —cuestionó Minho con ese tono de ironía, tomando otra vez su mano —. Mejor cállate, voy a curarte si no se te puede infectar y eso solo empeoraría las cosas.
El asiático comenzó a limpiar con una gasa limpia que quién sabe que le echo pero lo que sea que fuera le estaba ardiendo.
—Quema —jadeó Lía, tratando de no moverse pero no podía, le estaba ardiendo —. Auchi...
—¿Quieres dejar de hacer tanto escándalo? —le pidió Minho, sin dejar de limpiar su herida —. Es solo alcohol, dramática.
—Eso intento, pero quema.
Luego de que Minho terminará de desinfectar la herida de Lía se encargó de vendar su mano con un pedazo de tela que llevaba en la mochila, entre sus cosas.
—¿Cómo es que tú sabes de esto si eres un corredor? —preguntó Lía, observando como vendaba su mano con sumo cuidado.
—Supongamos que esto ya a pasado un par de veces, todos siempre llegamos con las manos echas trizas —explicó Minho, haciendo una mueca divertida —. No es nuevo que aprendiera
a curarme así que... ya está.
—Oh, gracias —dijo Lía con
una sonrisa algo tonta dibujada en su femenino rostro.
—De nada shank.
—¿Quieres dejar de llamarme así? —preguntó en un tono de furia, mientras lo fulminaba con la mirada —. Me llamo Lía, no gank, zanck como demonios sea.
—Lo sé, pero para mí seguirás siendo mi shank —comentó con toda tranquilidad, dándole otro mordisco a una nueva manzana.
—¿Crees... qué pueda llegar a
ser una corredora? —preguntó Lía con timidez, luego de un corto pero sepulcral silencio.
—Claro. Es más me atrevo a
decir que podrías ser uno de los mejores, eso lo dejaste bien en claro cuando llegaste al área.
Su respuesta fue sincera lo supo porque realmente sonaba a qué le estaba siendo sincero, además la sonrisa en su rostro lo decía.
—El descanso termino, es hora de seguir.
Lía solo asintió con una sonrisa para luego empezar a guardar
las cosas que sacó en la mochila tal como hizo Minho.
Durante un pequeño límite de tiempo habían podido descansar de tanto correr por varias horas seguidas. El almuerzo repusó las fuerzas pérdidas de la carrera.
En menos de un santiamen, Minho se encontraba de pie listo para seguir con su trabajo.
Mientras tanto Lía apenas terminaba de guardar todo en la mochila que llevaba consigo.
La chica vió de mala forma al corredor una vez se acercó de una manera extraña a ella, como si estuviera ¿revisando que todo estuviera en orden? Eso era.
Minho se aseguró de que la mochila de Lía estuviera bien sujetada así que ajusto un poco las tiras de está sacándole un quejido en el proceso.
—Yo podía sola —exclamó Lía algo molesta, mirándolo con una pequeña mueca de fastidio.
—Si como no, por eso estabas batallando tanto —comentó el asiático rodando los ojos una vez terminó de ajustar la mochila.
El chico miro a los lados, supervisando que no hubiera ningún peligro para continuar. Afortunadamente todo estaba
en orden por el momento.
—¿Lista? —preguntó Minho, dedicandole una rápida mirada
a la castaña que tenía a lado.
—Lista —afirmó la chica con
una pequeña sonrisa en el rostro, mirando al asiático igual.
En cuanto Lía dijo aquello ambos adolescentes empezaron una vez más una apresurada carrera por entre los pasillos del laberinto.
La prueba aún no terminaba del todo y su trabajo de corredores tampoco.
——— ✮✧☾✧✮ ———
Durante casi dos horas seguidas, Lía corrió detrás de Minho como pudo, sin detenerse excepto por los breves y cada vez más cortos recesos que podían permitirse.
Apesar de estar en condición física y de que su resistencia era bastante buena, Lía ya estaba cansada de tanto correr pues aún tenía algunos golpes recientes desde su llegada que le dolían.
Para su bendita suerte ya estaban en camino de llegar al área, más bien se dirigían de vuelta allá.
Por lo que Minho le había dicho, tenían que regresar antes de que anocheciera o podría sería su fin.
Así que por eso corrían a una gran velocidad, sin detener el paso por ningún motivo.
Luego de minutos corriendo sin detenerse, giraron en la dirección de la derecha y por fin pudieron ver las puertas abiertas a la par.
Lía sonrió satisfecha al ver a
lo lejos el área. No había pasado mucho pero ya extrañaba estar en casa haciendo lo que fuera.
Ese cansancio que se cargaba la estaba consumiendo poco a poco como si fuera una enfermedad.
Sentía el dolor recorrer sus huesos así como un taladro que rompía su cráneo cada que los minutos pasaban lentamente.
Al fin podría descansar.
Rápidamente pasaron el largo
y recto pasillo que los esperaba.
Al pasar esas enormes puertas
de piedra, una ola de seguridad recorrió el cuerpo de Lía. Por
fin estaban de vuelta en casa.
Lía no pudo evitar mirar en todas las direcciones. Todos aún seguían con sus trabajos en completa tranquilidad. Lo nuevo era la posición del sol respecto a las puertas del laberinto.
Justo cuando ellos cruzaron
las puertas algunos metros más atrás venían los corredores de
las otras secciones. Por otro lado algunos de ellos ya estaban en el área descansando de su trabajo.
Ben era uno de los que había llegado más temprano que el líder de los corredores, el chico parecía estar tomando aire y no tardó en sonreír cuando vio a su amigo y a la novata acercarse.
—¡Ben! —saludó Minho a lo lejos, y Ben solo hizo un ademán con la mano en forma de saludo.
—Minho.
En cuanto Minho se acercó a su amigo se dejó caer en el césped a tomar aire, mientras que Lía solo se sentó a descansar un poco.
Tantas horas corriendo sin detenerse la habían dejado por completo exhausta. Rápidamente sacó de su mochila una botella con agua y le dió varios tragos.
Cuando terminó de beber,
Minho le arrebató sin previo aviso la botella a Lía, quien lo miro de mala forma "pedirla".
—¡Oye! Tú tienes la tuya,
Minho —exclamó Lía, algo molesta pero no hizo nada por quitársela y solo se aguanto.
—La mia se acabo, primor —
dijo Minho, una vez que terminó de tomarse el agua de la botella para luego tirar el envase vacío.
—¿Nada nuevo? —preguntó Ben, interrumpiendo su discusión.
—Nada interesante, sólo los movimientos usuales de los muros —agregó Minho, con los puños ligeramente apretados
—. Todo sigue como siempre.
—Vaya.
—Tal vez mañana tengan
suerte —alentó Lía, viendo sus rostros de decepción —. No pueden perder esperanza.
De pronto algo dentro de Minho hizo un sonoro clic al ver aquella sonrisa sincera que Lía les dió, lo que sin querer lo llevo a sonreír también. Ben solo pudo asentir.
—Lía tiene razón, no podemos rendirnos así de fácil —comentó Ben sonriente y más animado, antes de ponerse de pie —. Bueno los veo luego, adiós chicos.
Ambos adolescentes vieron
como su amigo se alejaba cada vez más hasta desaparecer entre la multitud de los jóvenes que aún seguían trabajando.
Minho miró a la chica que
tenía a lado descuidadamente. El color de sus ojos verdes obtenía una tonalidad mielosa al estar sobre la tenue luz del atardecer.
Parecía perfecta.
Instantáneamente sintió sus mejillas calientes y pensó que seguramente se comportaba así
por qué estaba medio idiota.
Se sentía distinto estando con ella lo que lo hacía sentir muy frustrado porque no quería estar de ese modo. Nunca más.
—¿Tengo algo en la cara... o por qué me miras así? —le preguntó Lía con un matiz de diversión, a la vez que señalaba su rostro.
Minho sólo sonrió divertido y comenzó a negar con la cabeza, sin quitar esa sonrisa coqueta.
—Te equivocas shank, no
te miraba a tí —respondió el
de rasgos asiáticos, rascando
el puente de su nariz nervioso
—.¿Para que iba a mirar a
una chica tan fea como tú?
—¿Disculpa? —exclamó Lía, visiblemente ofendida —. ¿Tú
me acabas de llamar fea?
—Si —respondió Minho, haciendo un gesto vago.
—-Oh no, tú no acabas de decir eso Minho.
—Pues fíjate que ya lo hice —
le retó el asiático haciendo una pequeña mueca, sin moverse ni un centímetro de su sitio.
—Acabas de cometer un gran error, tendrás que atenerte a las consecuencias —dijo Lía segura de si misma, con una sonrisa.
—¿Así? ¿Qué me harás? ¿Me acusaras con Newt? —comenzó a retarla con un tono arrogante, seguro de sus palabras —. No lo harías, no te atreverías Lía.
—Retame, idiota.
Minho soltó una risa fingida
al escuchar su insulto. Lía claro que hizo una mueca, claramente enojada de que se burlara.
—Se ve que te gusta tentar al diablo —comentó, relamiendo sus labios y ella tragó saliva.
—Me gusta el peligro —secundó ella algo nerviosa, mientras que se encogía de hombros tranquila.
—Entonces ven aquí y demuéstrame que es cierto...
Antes de que Minho pudiera abrir la boca para decir algo
más, Lía se le abalanzó encima haciéndolos rodar por el césped pero en su intento de venganza fue la castaña a quien no le salió todo como lo planeo pues Minho había tomado el control de todo por la posición que tenían.
—Suéltame —forcejó Lía con desesperación, intentando hacer que Minho quitará el agarre que tenía sobre las muñecas de ella.
—Dejame pensarlo tantito —pidió deteniendose a pensarlo o eso pareció, luego volvió su vista a ella —. Creo que no se puede.
—Si no me sueltas —comenzó
a amenazarlo, moviendose en su intento fallido de liberarse —, voy a gritar que quieres abusar de mí. Tú solito decides...
—Quiero ver qué lo hagas —
la retó, con la mirada dilatada.
—¡Ayuda! —gritó Lía con todas sus fuerzas, forcejando contra él
—. ¡El chino quiere abu...
—¿Acaso estás loca o que? —reclamó Minho, tapándole la boca para que no gritará.
Lía murmuró algo en código que Minho no supo que significaba, solo sintió la lengua de la castaña hacerlo cosquillas en la palma.
Lo que instantáneamente lo obligó a quitar su mano de ahí, claramente con una mueca de asco impregnada en el rostro.
—¡Iugh! —se quejó Minho asqueado, limpiando su mano contra su pantalón —. ¡Lía!
—Te lo advertí, chino —mencionó la castaña, con una sonrisa victoriosa en la cara.
—Será mejor que empiezes a correr, niña —advirtió está vez Minho, quien parecía no estar bromeando —. ¡Corre, Amelia!
Y después de eso Lía tal como
le dijo Minho comenzó a correr lo más rápido que sus pies se lo permitieron huyendo del líder
de los corredores y su furia.
—¡El chino me quiere matar! —gritaba Lía con desesperación y un matiz de diversión en su voz.
—¡Considerate una shank muerta!
—¡Eso sí me alcanzas! —gritó
la castaña, volteandose solo para sacarle la lengua y correr.
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QUINTO CAPÍTULO EDITADO
AQUÍ ANDOOO BEIBISSSS, ¿Qué les
ha parecido? Yo se que es medio cortito PEROOO es que es la edición del fic. En un principio estaba largo y luego hash lo edito y bien corto. En fin que se le va a hacer...
Como en mi notita antigua, aclaró que la escena de la prueba de Lía es una escena tomada del libro 1 The Maze Runner. La escena es la de Thomas en su primer día como corredor. Díganme, ¿Les gustó? Yo se que les encantó <3 :)
Eso es todo por hoy chiquillos, recuerden que lo quiero musho MUSHOOO. Voten, comenten y amenme :v hasta luego chaitoo
Besitos (。・ω・。)ノ♡
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