Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🍭 ─── Capítulo Veintitrés

Bambam sentía una respiración en su frente, moviendo sus cabellos y haciéndole cosquillas al momento. Abrió sus ojos con lentitud, encontrándose el pecho de Yugyeom frente de él. Levantó la mirada y pudo apreciar el lindo rostro de su novio en total estado de ensueños, con sus labios entreabiertos y relajado por completo.

Sonrió por tan bonita escena; las mejillas del menor tenían un leve tono rosado, sus labios aún estaban un poco rojizos por todos los besos dados en la noche, y sus azabaches cabellos cubrían parte de su rostro.

Yugyeom lo tenía abrazado por la cintura con su brazo izquierdo, mientras que el derecho le servía de apoyo para su cabeza y rodeaba al mismo tiempo sus hombros. Parecía no querer soltarlo, puesto que de manera inconsciente lo apretaba más a sí, uniéndolos en un reconfortante abrazo con sabor a hogar.  

Bambam suspiró y sonrió recordando las palabras dichas por Yugyeom. Lo amaba, Yugyeom lo amaba y se lo había dicho. No tenía palabras para explicar lo bonito que se sintió, y sus emociones le ganaron por completo, haciendo que se convirtiese en un mar de lágrimas que sólo supiese abrazar y besar a Yugyeom con fuerzas.

Levantó su mano y con suavidad quitó todos los cabellos de su chico, dejando ver el hermoso rostro que poseía. Acarició su mejilla y labios, analizando y memorizando cada textura y relieve por donde pasaban sus dedos.

Te amo, Yugyeom —murmuró muy bajo, sin querer despertarlo aún—. Disculpa que no te lo haya dicho anoche, cuando hicimos el amor, pero no dudes de que todo tu amor hacia mi es totalmente correspondido.

Posó su mano en la mejilla del contrario y la acarició con suavidad. »Seguramente te avergonzarás si te lo digo estando despierto, te sonrojarías y te quejarías diciendo mi nombre, para luego abrazarme con tu ceño fruncido y ese lindo puchero que me derrite por completo, pero quiero darte las gracias, amor. Por amarme y demostrarme lo que es el verdadero amor. Te amo, Kim Yugyeom.

Bambam se acercó hasta el pecho de su novio y dejó un dulce beso en este, para luego dejar otro en sus labios. Miró la hora y se dio cuenta de que entraría a trabajar dentro de un par de horas y debía arreglarse, además de ir con su madre y asegurarse de que estaba bien.

Con muchísimo cuidado, se quitó las manos de Yugyeom de encima para poder salir de la cama. El menor hizo un sonido de queja por la falta del cuerpo contrario, tanteó la cama hasta tocar una almohada, tomándola y abrazándose a ella, para seguir durmiendo como si nada.

—Pareces un bebé, Yugy —susurró Bambam con una sonrisa en el rostro—. Me encantaría quedarme todo el día aquí contigo, pero no  puedo darme el lujo de perder el empleo, además de que mi madre está sola —hizo una mueca con los labios y suspiró.

Se levantó de la cama con algo de dificultad, pues la cadera le dolía y ni hablar de su trasero. Reprimió una maldición cuando caminó un par de pasos y el dolor se hizo un poco más intenso.

—Vamos, Bambam. El dolor es mental... y ayer no te estabas quejando, así que no seas marica y aguanta —se dijo a si mismo, rodando los ojos por sus estúpidas palabras. Cuando logró llegar a la puerta, se giró nuevamente y miró a Yugyeom, sonriendo de lado y tentando por completo en volver a los brazos de su novio—. Adiós, Yugyeomie. Te amo.

¿Cuántas veces lo había dicho? No importaba realmente, porque le gustaba la sensación de decirle a Yugyeom que lo amaba, incluso si este no lo escuchaba realmente.

Decir «Te amo» son palabras importantes y preciosas que no se le podían decir a cualquier persona, y Bambam estaba cien por ciento seguro de que Yugyeom se las merecía. No mentiría, había amado antes, hubieron personas importantes en su vida a quien les había profesado su amor, pero dentro de si mismo, —en su alma, mente y corazón — sabía que esto era diferente. Porque Yugyeom nunca sería lo que tuvo antes, y él lo sabía.

Este amor se sentía real, y era genuinamente recíproco.

Yugyeom despertaba poco a poco y buscó a ciegas el cuerpo de Bambam, encontrando el frío espacio de la cama solo. Abrió su ojos y miró a todos lados, sin ver a su novio cerca.

—¡Bambam! —llamó en alto, pero no obtuvo respuesta alguna.

Frunció el ceño y se sentó en la cama, sintiendo el cuerpo algo pesado y cansado. Sus mejillas se encendieron al recordar el porqué de sus agotados músculos, pero sólo rió con timidez.

Rascó su nuca y se estiró por completo, cayendo nuevamente en la cama y mirar el techo de su habitación con flojera.

—Le dije a Bambam que lo amaba... —habló solo, ocultando sus ojos con su antebrazo. Le había nacido hacerlo, y es que ya no podía ocultarlo más. Sabía que los "te quiero" no expresaban lo suficiente y el "te amo" lo sintió correcto para demostrar lo que verdaderamente sentía por el mayor—. Se puso a llorar como un bebé y me abrazó sin querer soltarse.

Rió al recordarlo y sintió unas cosquillas en su estómago al recordar a su lindo novio emocionarse por sus palabras, —Aunque no me respondió, sé que lo hace... ¿En dónde se metió ese tailandés que no amaneció entre mis brazos?

Estiró su mano hasta la mesita de noche y tomó su teléfono para poder llamar a Bambam. Colocó el teléfono en altavoz y lo puso sobre su pecho, escuchando el repique mientras esperaba a que el mayor atendiera.

—Yugyeomie~ ¿Cómo estás, bonito?

Una sonrisa tonta surcó en los labios de Yugyeom al escuchar el lindo tono en que le habló Bambam al contestar. Tomó el teléfono de su pecho y lo miró con diversión, —Estoy enfadado contigo.

—¿Ah? ¿Y ahora qué hice?

—¡Desperté y no te estaba abrazando! —se quejó, reprimiendo la risa que quiso soltar escuchar la voz confundida del otro—. Quería despertar y que tu bonita cara sea lo primero que viesen mis ojos, luego hacerte el desayuno y llevártelo a la cama, para luego llenarte de besos  por lo que restaba del día, ¡Pero te fuiste y arruinaste mi plan! Estoy muy enfadado contigo.

Una suave risa se escuchó a través del teléfono y Yugyeom suspiró con amor, embelesado por el sonido emitido de su novio.  

—Bebé, lo siento tanto, ¡Juro que quería quedarme contigo! Pero debía ver a mi madre y asistir al trabajo. Justo me llamaste en mi pequeño descanso.

—Te creeré, pero deberás pagarlo.

—¿Y cómo haré eso?

—Complaciéndome —dijo simple, sin borrar su sonrisa—. Deberás quedarte a dormir conmigo para poder hacer todo lo que tú mismo arruinaste al escaparte de mi.

—¿Estás seguro que sólo es eso? No quiero toques indecentes de tu parte, Yugyeom.

El menor abrió los ojos y se sentó rápidamente en la cama, —¡No me refería a nada de eso! ¡No te tocaré más!

—¿No me tocarás más? Pensé que te gustó lo de anoche, pero ya veo que no. Hieres mis sentimientos, Yugyeomie.

—¡No! ¡Digo, sí! ¡Ahg, Bambam! —se golpeó la frente con su mano, y pataleó frustrado. Escuchaba la risa de Bambam a través del teléfono y sabía que había caído en los juegos del mayor—. No me molestes...

—Ya, ya, sólo bromeaba, y bueno, tendré que pagar por abandonarte. ¿Pasas por mi cuando salga? Podemos caminar una rato y luego ir con mi madre, si quieres.

—Me parece bien... Bambie —llamó y recibió un sonido de afirmación—. Te amo.

—¿Mucho?

—Demasiado.

Escuchó un suspiro por parte de Bambam y pudo asegurar de que estaba sonriendo en ese momento, —Se oye y se siente lindo cuando lo dices...

—¿Y tú?

—¿Yo qué?

—¿No me dirás nada? —preguntó ansioso y con el corazón latiendo rápido.

—¿Decirte algo? Claro que sí.

—¡Dímelo entonces!

—Saldré a las dos y ya terminó mi descanso, ¡Adiós, Gyeomie~!

—¿Qué? ¡No, no, no! ¡Bambam! —se quejó mirando la llamada cortada.

Bufó y se tiró nuevamente a la cama. Ya podía imaginarse a Bambam riéndose de él como siempre lo hacía al caer en sus juegos. Poco a poco una sonrisa surcaba en sus labios hasta sentir las mejillas calientes. Él de verdad amaba a ese tonto tailandés y no se arrepentía en lo más mínimo.

Bambam y Yugyeom caminaban lentamente tomados de la mano por parque Yeouido, admirando la naturaleza del lugar y disfrutando de la compañía del otro sin decir palabra alguna, sólo sintiendo el calor de sus manos y una que otra mirada cruzada.

El clima estaba un poco frío, pero Yugyeom antes de salir de casa había tomado uno de sus abrigos para el mayor, sabiendo que este último no tendría uno consigo, acertando cuando llegó a la cafetería y lo encontró abrazándose a si mismo para protegerse del helado viento.

Lo había besado y abrazado como si no lo hubiese visto en años, importándole muy poco si sus compañeros de trabajo lo vieran, y es que Yugyeom lo había extrañado incluso si lo hubiese visto hace unas horas. Bambam tampoco estuvo muy reacio a las muestras de cariño, puesto que correspondió todas con el mismo afán, diciendo sin palabras que también lo había extrañado.

—¿Quieres comer algo?

Bambam negó, —Mi madre de seguro estará cocinando y quiero comer todo lo que haga. Le avisé que irías conmigo, así que nos estará esperando para cenar.

—¿Me puedo quedar con ustedes esta noche?

—Si no tienes problema con dormir pegados toda la noche en el sofá conmigo, entonces puedes quedarte —respondió Bambam, encogiéndose de hombros y sonriendo.

—Suena como una muy buena noche —dijo Yugyeom y besó rápidamente la mejilla de Bambam.

—Ah, y nada de toques indecentes ni de "vamos a bañarnos juntos" que mi madre estará ahí y hay que respetarla.

—¡Bambam! —se quejó Yugyeom—. Obvio no haré nada, ¿Por quién me tomas?

—Sólo te estoy avisando, tramposo —dijo Bambam entre risas—. Yo aquí soy la víctima. Yo queriendo bañarme y tú aprovechándote de mi.

—¡Ya vas a hablar! ¡Ni siquiera te quejaste!

—¿No has oído hablar del dicho "si no puedes con el enemigo, únetele"?

Yugyeom soltó su mano y Bambam sólo pudo reír a carcajadas por la infantil expresión de su novio, quien lo veía ofendido por todo lo que había dicho. El mayor, —sin borrar la sonrisa divertida de su rostro— se acercó hasta Yugyeom y lo abrazó con cariño, suspirando y respirando aquel aroma que poseía su novio y que él amaba.

—No me vas a convencer con un abrazo.

—¿Ah, sí?

—Sí, desde temprano te estás burlando de mi y yo solo estab-

—Te amo, mi amor.

Las palabras de Yugyeom fueron cortadas al igual que su respiración al oír a Bambam. Tomó su rostro y lo miró incrédulo, —¿Q-qué dijiste?

—Te dije que te amo, mi amor —repitió lento Bambam, mirando el rostro de Yugyeom iluminarse por completo—. Ayer lloré como un tonto y no te dije que también te amaba. Que soy el hombre más feliz del mundo por tenerte conmigo. Que te amo por completo, tu cuerpo y alma, y que esto que siento por ti es tan grande que incluso decirte "te amo" se queda corto.

»Te aseguro que mi amor es real, genuino y no es ni remotamente cercano a algo que sentí antes, porque esto es nuevo para los dos, porque ambos somos el primer amor del otro, y no tengo la menor duda de eso. No sé si estaremos juntos toda la vida, o nos separaremos en un futuro, pero te puedo asegurar que nunca podré amar a alguien como te amo a ti, mi amor. Soy afortunado de tenerte, soy afortunado de besarte, abrazarte y estar contigo, soy afortunado de saber que cuento con alguien tan increíble como tú, pero más afortunado soy de recibir tu amor y poder amarte a ti, Kim Yugyeom.

Gruesas lágrimas corrían por las mejillas de Yugyeom y sólo atinó a besarlo con fervor, con fuerza y, sobretodo amor, siendo correspondido por su novio, quien sólo lo abrazaba más así, uniendo sus cuerpos y corazones.

Se reían felices y al mismo tiempo intentaban llevar ese beso anhelado, porque no podían controlar sus emociones y no sabían que hacer con todo lo que sentían en ese momento. Querían besarse, querían llorar, querían reír de alegría, querían abrazarse, querían correr y saltar, querían mirarse a los ojos y también querían simplemente tomar sus manos en un cálido apretón.

Eran un desastre, el más bonito y puro desastre.

Yugyeom amaba a un chico que era codiciado por todos por lo que demostraba, sin tomarse el tiempo de conocerlo y saber quién era realmente. Un chico algo directo y vivaz, que luchaba por lo que soñaba y se esforzaba día y noche por cumplir sus metas.

Bambam amaba a un chico un poco tímido que no era capaz de dejar salir todo su potencial y prefería quedarse oculto para no sobresalir. Un chico con un corazón enorme y alma de niño, dispuesto a todo por la gente que quería.

Yugyeom amaba a Bambam y Bambam amaba a Yugyeom.

—Ya entiendo porqué lloraste tanto anoche, es imposible no hacerlo —dijo Yugyeom una vez se separon y rieron. Miró al chico que tenía entre sus brazos y dejó un beso en su frente, demostrando en ese pequeño acto el cariño que sentía por él—. Te amo, Kunpimook.

—Te amo, Yugyeom —respondió de igual forma Bambam, sonriendo alegre, dejándose llevar por el increíble momento.

Bambam había tenido muchas relaciones, todas ellas terminando al tiempo sin ningún problema, y creía que Yugyeom sería algo así, puesto que Bambam era algo difícil de manejar y sabía que el menor se cansaría de él con el tiempo. Pero en la realidad, Yugyeom no lo abandonaría, y si lo hiciese, se llevaría consigo la mejor experiencia, porque su novio le demostró el verdadero amor, y por siempre lo tendrá en su corazón como el amor de su vida.

» nandaslovely «

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro