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🍭 ─── Capítulo Siete

Yugyeom y Bambam se encontraban en una cafetería cerca del campus. Tenían unas horas libres antes de sus siguientes clases. El menor tomaba un pequeño café con leche y lo acompañaba con un par de galletas. El mayor, por otra parte, bebía emocionado una merengada de fresa, acompañado de un pastel de chocolate.

—Mis padres quieren que vayamos este fin de semana —comentó Yugyeom.

—Está bien —sintió—. Extraño a mis suegros.

—Estoy seguro de que ellos te extrañan a ti también.

Bambam sonrió y tomó la mano de su novio por encima de la mesa, —¿Ya te dije lo guapo que te ves hoy?

—¡N-no digas esas c-cosas así tan de r-repente! —se quejó Yugyeom con la mejillas sonrojadas—. T-tu también te ves muy guapo hoy.

El mayor se rió por la expresión de Yugyeom y se levantó de la silla para dejar un sonoro beso en la mejilla contraria. Se sentó nuevamente y acarició la mano de Yug que no había soltado en ningún momento.

Estuvieron platicando de varias cosas, cuando una persona se les acercó hasta su mesa. La chica tuvo que carraspear para llamar la atención de ambos.

—Hoy es mi día de suerte porque estoy viendo al chico más guapo del mundo —dijo de manera coqueta.

Bambam abrió los ojos y se levantó de la silla, —¡Mi amor! —gritó mientras se tiraba hacia la chica y la abraza con alegría.

Yugyeom frunció el ceño viendo la escena, ¿Su novio acaba de llamar "amor" a alguien más? Veía a ambos abrazarse con bastante cariño como si no se hubiesen visto en años. Un malestar se formó en su pecho pero no dijo nada. Confiaba en su novio.

Bambam y la chica desconocida, —al menos para él— se separaron sonrientes. Yugyeom pudo analizarla bien; una bonita chica delgada con cabello rubio. Era solo un poco más baja que Bambam pero de buen porte. No tenía facciones coreanas así que supuso que era extranjera.

—¡Estás más preciosa de la última vez que te vi! —comentó Bambam, tomando la cara de la chica para detallarla bien.

—Tu no te quedas atrás, ¡Estás guapísimo! Pareces modelo, Kunpie.

Kunpie. Ella le dijo Kunpie. Yugyeom los veía halagarse y se sentía, no como la tercera rueda, sino como la quinta rueda. No sabía como llamar la atención de su novio; él se veía bastante emocionado por la llegada de la chica que no quería interrumpir.

La rubia notó la mirada de Yugyeom en ellos y ladeó la cabeza, —Tu amigo no está entendiendo absolutamente nada.

Bambam volvió en sí y sonrió en grande. Tomó de la mano a la chica y señaló a Yugyeom con orgullo.

—Te presento a mi novio, Yugyeom —dijo con orgullo y la chica abrió los ojos sorprendida.

—¿¡Ya tienes novio!? No perdiste el tiempo para nada —el tailandés la empujó con suavidad y la chica sonrió hacia Yugyeom—. Mucho gusto, soy Lalisa pero puedes llamarme Lisa.

—M-mucho gusto, Lisa.

—Ven, toma asiento con nosotros —dijo Bambam. Lisa hizo caso y tomó asiento entre los dos chicos—. ¿Cómo es que estás aquí y no en Tailandia?

—Estoy de vacaciones y viendo universidades, ya sabes, de danza.

—¿Quieres estudiar aquí? ¡Si lo haces te voy a amar más de lo que ya lo hago!

Lisa rió por lo dicho por Bambam y le acarició la mejilla con cariño. El menor volvió a sentir esa pequeña molestia en su pecho pero la ignoró.

—¿Ustedes se conocen de mucho? —se atrevió a preguntar Yugyeom.

—Esta chica que ves aquí fue mi primera novia y mi mejor amiga de toda la vida. Eramos inseparables, ¡Siempre andamos juntos para arriba y para abajo!

—Kunpie y yo nos conocemos desde niños. Luego a los diez, este tonto me pidió que fuésemos novios pero solo duramos tres meses —se rió—. Aunque nuestra relación no funcionó, nos queríamos demasiado como para alejarnos y seguimos siendo los mejores amigos de siempre.

—E-eso es lindo —comentó Yugyeom—. Aunque Bam nunca me habló de ti.

No supo porqué soltó tal cosa pero mentira no era. El no sabía de la existencia de Lisa hasta ahora. La chica vio a Bambam ofendida y le golpeó en el brazo.

—¿¡Por qué nunca le has hablado a tu novio de mi!? ¡Se supone que me amas!

—¡Y lo hago! Pero se me olvidó, ¡Yugyeomie me has dejado mal!

Otro golpe aterrizó en el brazo de Bambam, —¡No culpes al pobre Yugyeom!

—Ya ya, sabes que te adoro, ¿Si? He estado ocupado estudiando. No me maltrates.

—Te perdono solo porque te extrañé mucho —dijo Lisa y le dejó un beso en la mejilla. Se percató de la mirada de Yugyeom y colocó su mano encima de la suya—. Disculpa si te molesta que sea muy cariñosa con tu novio. Siempre fuimos así y a veces lo hacemos de manera inconsciente.

De manera lenta, Yugyeom quitó su mano de la de Lisa y negó, —No te preocupes. Se ven que son cercanos y se quieren.

Bambam sonrió y se levantó a darle un beso en los labios a  Yugyeom. El menor sonrió satisfecho y se dio palmaditas mentales en la espalda. Bien hecho, Yugyeom. Veinte puntos.
Los chicos siguieron hablando de un montón de cosas y Yugyeom opinaba de vez en cuando. Había pedido un pastel para Lisa y se ganó otro beso de su novio. El tiempo había pasado y cuando el reloj marcó las doce del medio día, comenzó a recoger sus cosas.

—Bam, nuestras clases ya van a empezar.

Lisa y Bambam cambiaron sus caras por una triste. Se miraron por unos minutos y luego el tailandés miró a Yugyeom.

—Ve tu, voy a faltar por este día.

Tanto la chica, como Yugyeom, abrieron los ojos sorprendidos.

—Bambam, no deberías de faltar a tus clases —dijo Lisa con un leve toque de regaño.

—Lisa tiene razón —secundó Yugyeom. No le agradaba la idea de Bambam faltando a sus clases.

—¡Es solo por esta vez! Yo nunca falto a clases y por hacerlo hoy no me voy a morir. A demás de que extrañé mucho a Lisa y quiero quedarme un rato más con ella.

Bambam juntó sus manos y miró suplicante a su novio. Yugyeom estaba estupefacto; no podía creer que Bambam faltaría a sus clases solo por quedarse más tiempo con su amiga que también fue su ex. El mayor lo miraba aún, esperando su respuesta y suspiró.

—Está bien, quédate si quieres. Adiós a ambos.

Sin más que decir o hacer, salió de la cafetería y no le prestó atención a los llamados de Bambam. El pequeño malestar del principio, ahora era enorme y se incrementaba con el tiempo. No le gustaba sentirse de esa manera pero le era inevitable.

No pudo concentrarse en sus clases. No estaba dando su cien por ciento. Incluso, muchos de sus compañeros se acercaron a él para preguntarle si se encontraba bien y solo les respondía que no era nada.

Prefería decir que no tenía nada a decir: "Mi novio está pasando el día con su ex novia a la cual aún le llama «Mi amor» y por la cual sacrificó una de sus clases sin importarle nada. Sin importarle yo".

Estaba pasando los canales sin verlos en realidad. Eran las diez de la noche y no tenía más nada mejor que hacer. Había apagado su teléfono hace un par de horas; Bambam no había dejado de enviarle mensajes y no quería contestar ninguno por los momentos.

Suspiró por sexagésima vez en el día y apoyó su cabeza en el respaldo del sofá. Cerró los ojos e intento pensar en otra cosa que no fuese ese horrible malestar que lo agobiaba. Escuchó cómo marcaban la clave en su departamento y frunció el ceño. Su clave solo la sabía su madre y... no.

Cuando había caído en cuenta, ya Bambam estaba parado al frente de él, con los brazos cruzados y su cara demostrando molestia. Se miraron por unos momentos, sin apartar la mirada del otro. Si Bambam estaba molesto, él también.

—¿Dónde está tu teléfono que no contestas ninguno de mis mensajes?

—Apagado.

Bambam levantó las cejas sorprendido. Yugyeom no supo de donde sacó el valor para hablar así pero agradeció a lo que sea que haya sido eso.

—¿Apagaste tu celular para no contestarme? —preguntó incrédulo Bambam—. ¿Tan molesto estás porque falté a clases? —Yugyeom no respondió y lo único que hizo fue levantarse del sofá e irse a la cocina—. ¡Oye no me ignores!

Haciendo exactamente eso, Yugyeom ignoró a Bambam y se adentró a la cocina. Miró a todos lados en busca de algo que hacer. La cafetera parecía brillar y comenzó a hacer café. El café se acompaña con pan así que comenzó a tostar pan.

Bambam seguía los movimientos de su novio como si fuese un depredador. El mocoso lo estaba ignorando con todas las de la ley.

—Como no quieres hablar conmigo, entonces me voy.

Bambam salió de la cocina y se paró en la entrada. Yugyeom mordió su labio, ¿Debía detenerlo? No, no. Tenía que ser fuerte. Tomó más pan y lo metió en la tostadora. Al punto en que iba, terminaría tostando el paquete completo de pan cuadrado.

El tailandés esperó unos segundos pero nadie iba detrás de él. Abrió la boca ofendido y se regresó a la cocina, —¿¡Acaso no me piensas detener!? ¡Dije que me iba y no fuiste a buscarme!

Yugyeom se encogió de hombros y siguió con su proceso; tomar pan, meter pan, esperar, sacar pan, repetir. Bambam le arrebató la bolsa de pan a su novio y lo tomó del brazo, tirando de él hasta sentarlo otra vez en el mueble.

—¿¡Qué sucede contigo, Kim Yugyeom!?

—¡Estoy molesto contigo!

—¡Entonces dime porqué estás molesto conmigo!

—¡Porque decidiste perder una de tus clases sólo para pasarlo con tu ex novia! —gritó el menor. Bambam se quedó sorprendido y de su boca no salió palabra alguna. Yugyeom se llevó las manos al pelo y tiró un poco de el en signo de frustración. Se levantó del sofá y miró a Bambam—. ¡No me gustó como se trataban! ¡No me gustó que perdieras clases por ella! ¡No me gustó verla darte besos! ¡No me gustó sentirme como si fuese alguien sobrante cuando estabas con ella!

Yugyeom se alejó de él, entró de nuevo a la cocina y con el ceño fruncido, se dedicó a seguir tostando pan.

Bambam lo siguió cuando por fin salió del shock y lo abrazó por la espalda. Sintió como el menor se tensaba pero no se alejó. Comenzó a dejar besos por su espalda y hombros para calmar a su novio.

—Lo siento, Yugyeomie. No debía ignorarte en ningún momento —tomó al menor por los brazos y lo giró para estar frente a frente. Yugyeom tenía la mirada gacha y un pequeño puchero. Sonrió enternecido y dejó un beso en ese labio abultado—. ¿Por qué no me dijiste que estabas celoso?

—No quería parecer un tonto —dijo Yugyeom en un murmuró.

Bam volvió a sonreír y abrazó a Yugyeom, siendo correspondido por este. Podía escuchar los rápidos latidos del contrario y fue un sonido que le encantó. Paseó sus manos por la espalda del chico para transmitirle algo de paz.

—Tu nunca serás un tonto por decirme lo que piensas, bebé. Todo lo contrario, me encantaría saber lo que piensas en cada momento.

—Fue inevitable no sentirme así. Lisa es una chica muy linda y congeniaban muy bien.

—No lo voy a negar; Lisa es muy linda. Pero cuando la veo, sólo puedo sentir cariño de hermanos. En cambio, cuando yo te veo a ti, te veo como el hombre que más quiero y con el cual quiero pasar mucho tiempo.

Los latidos de Yugyeom se aceleraron y Bambam rió por esto. Levantó la mirada y la conectó con la de su novio, —Te quiero muchísimo, Yugyeomie.

—Yo también te quiero mucho, Bambie.

—¿Bambie? —las mejillas de Yugyeom se volvieron rojas.

—L-lo siento, lo dije sin pen-

—Me gusta.

—¿Más que "Kunpie"?

Bam rió y acarició su mejilla, —Muchísimo más.

El menor sonrió aliviado y acercó su rostro al de su novio. Lo besó con calma y amor, siendo correspondido con los mismos sentimientos.

Bambam creía que Yugyeom nunca lo celaría ya que siempre ha sido un chico bastante tranquilo. Pero en realidad, su novio se enfadó con él por haber faltado a sus clases sólo para hablar con su ex novia.

» nandaslovely «

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