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pidió a Yugyeom
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Bambam iba camino a la biblioteca como nueva rutina. No es que al tailandés le gustara leer, no, no, y su carrera no tenía mucho que ver con la teoría. Pero el ir a la biblioteca se volvió parte de su rutina.

¿Por qué? Fácil: Kim Yugyeom creía que siempre iba a la biblioteca y aparecía de "sorpresa" al lugar. Él creía que Bambam no lo había notado así que solo seguía apareciendo en el lugar para que el menor siguiera con sus llegadas accidentales.

Se sentó en la mesa de siempre y esperó. Cinco, cuatro, tres, dos, uno...

—¡H-hyung, que sorpresa! Siempre lo encuentro aquí.

Bambam miró a Yugyeom con una enorme sonrisa y quitó su mochila del asiento para que lo tomara el contrario. Yug entendió la referencia y tomó asiento en el nuevo lugar desocupado. Justo al lado de Bambam.

—¿Es impresionante, no? Siempre llegas a los segundos que yo. Creo que estamos destinados —comentó con burla y disfrutó internamente por cómo las mejillas del menor se volvían rojas. Adorable.

—¿D-destinados? Q-que dice, hyung. Es s-solo coincidencia.

Yugyeom era un manojo de nervios y Bambam se abstuvo de tomar sus mejillas y besarle toda la cara por lo lindo que era.

Lindo, lindo, lindo Yugyeom.

Puso su mano debajo de su barbilla e hizo una mueca como si estuviera pensando seriamente en algo, —Sip, es coincidencia. Espero que se repita todas las veces posible porque me gusta coincidir contigo, Yugyeomie.

Las mejillas se Yugyeom se volvieron a calentar aún más, —sumando sus orejas y cuello— y desvió la mirada a otro lado. Su hyung decía cosas que lo hacían sentir muy nervioso y las cosquillas en su estómago se sentían tan bonitas. Le gustaba, su hyung le gustaba.

Bambam miró a Yugyeom aprovechando que este miraba a otro lado. Si era sincero, al principio veía a Yugyeom como un buen amigo, alguien que estaría en su vida en las buenas y en las malas. Con el pasar de los días fue que se dio cuenta de las actitudes del menor.

Sonrojos constantes, nervios, no soportaba mirarlo fijamente pero cuando lo hacía, lo veía como si fuese la mejor de las maravillas. También lo halagaba por todo; su vestimenta, su actitud, comentarios y forma de ver la vida. Esta y miles cosas más le hicieron saber a Bambam que Yug estaba enamorado de él.

Entonces comenzó a provocarlo diciendo y haciendo cosas que causaran un sonrojo en sus lindas mejillas. Todo esto porque disfrutaba verlo. Aunque de tanto disfrutar le quedó el gusto y cayó inminentemente en los encantos inconscientes del bebé gigante.

Le gustaba Yugyeom. Le gustaba mucho.

Y es que el chico era la persona más noble que había conocido jamás. Con una inocencia y buenos deseos para todos sin llegar a ser tonto, porque "tonto" y "Yugyeom" no podían ir en la misma frase. Yugyeom era bastante tímido y no captaba la mayoría de sus indirectas, pero escucharlo hablar de millones de temas era una delicia.

Yugyeom tenía un pensamiento propio, crítico y creativo. Podía dar su opinión de cualquier tema sin llegar a ofender a alguien y entendiendo las posturas de los demás. Era el mejor de su clase y el favorito de los profesores. Había ganado premios para la universidad y varios reconocimientos a parte. Realizaba cursos de Psicología para incrementar sus conocimientos e investigaba a cerca de otros temas para conocer de diferentes cosas.

A pesar de todo eso, el chico nunca lo decía. La humildad y sencillez de Yugyeom era impresionante. No necesitaba decir todas sus cualidades y tampoco alardear sobre ellas. Sentía empatía por los demás y ayudaba siempre a quien lo necesitaba. Y ni hablar de su corazón; uno grande y bondadoso.

Todas esas cualidades, —y otras más— habían logrado que Bambam cayera por completo por Yugyeom y no se arrepentía.

Aunque claro, no todo es perfecto. Yugyeom era tan tímido que no le iba a pedir ser su novio y eso lo estresaba de cierta forma.

—Yug, ¿Te gustaría ir a caminar un poco?

Yugyeom abrió los ojos y asintió rápido. Tomaron sus cosas y salieron del lugar. Hablando de un par de cosas para llevar la caminata un poco más amena.

Si quieres algo, debes ir tu mismo a por ello. Pensó mientras sonreía.

—Y dime, Yug, ¿Te gusta alguien?

Ambos se encontraban detrás de la universidad. Un lugar algo bonito, sin ningún estudiante fastidiando y con la tranquilidad exacta para hablar.

Perfecto.

Bambam vio como Yugyeom mordió su labio y desvió la mirada lejos de él. Su plan "Tener novio" había comenzado y no pensaba echarse para atrás.

—Y-yo, a-ah... e-esto~

—Te pusiste muy nervioso, Yugyeomie. Al parecer si te gusta alguien. ¿Es guapa?

Yugyeom sonrió leve y en su mirada se instaló un brillo emocionado, —Es muy guapo.

—Así que es un chico, eh. Cuéntame más de él. Te lo tenías bien guardado.

Bambam rió y contagió a Yugyeom. Joder, quería su Oscar ya mismo.

—El es genial, hyung. D-desde la primera vez que lo vi llamó mi atención. Nunca había visto a alguien tan... increíble. Me gusta mucho.

Bambam miró a otro lado para que Yugyeom no pudiese ver sus mejillas sonrojadas y su pequeña sonrisa. Su autocontrol estaba empezando a recaer y las ganas de comerse a besos a Yugyeom eran muy grandes.

—¿Hyung?

Bambam lo miró y no pudo evitar detallarlo. Yugyeom era una preciosura en su totalidad, tanto por fuera conjunto por dentro. Se moría por salir a la calle tomando su mano, darle besos, compartir momentos juntos, conocer sus padres, apreciarlo todos los días, estar en las buenas y en las malas. Se moría por estar con Yugyeom.

—Yugyeom, me gustas y sé que te gusto yo a ti —soltó de repente. Yugyeom abrió los ojos y su cara enrojeció por completo—. Sé que es algo repentino pero si tu me gustas y yo te gusto no le veo ningún problema.

—H-yung ¿Có-

—Eres obvio, Yugy —cortó—. Pero no te preocupes, no me molesta. Y como se que no harás nada lo haré por ti. Seamos novios, Yugyeom.

No lo preguntó. Era una orden. Esperó a que Yugyeom dijese algo pero el chico parecía ser un monje con votos de silencio. Bambam apretó los labios y tomó las manos contrarias. 

—Tomaré tu silencio como un "si, Bambam, seamos novios", así que a partir de ahora somos novios, Kim Yugyeom —dictaminó y dedicó una sonrisa al menor pasmado. Miró su reloj y dentro de poco empezaría sus clases—. Debo irme así que tienes tiempo para canalizar de que estamos en una relación. Escríbeme más tarde y edita mi nombre para ponerle un corazón. Yo haré lo mismo contigo, ¿Ok?

Tomó sus cosas y se levantó del banco »¡Adiós novio!

Dio unos siete pasos y se detuvo. Giró sobre sus talones y se devolvió para hacer lo que quiso hacer durante mucho tiempo; tomó de las mejillas a Yugyeom y las besó con delicadeza. Se separó para ver a su nuevo novio y la imagen era hermosa; Yug con las mejillas rojas y los ojos brillantes.

Sonrió gustoso y dejó un delicado beso en sus labios. Se alejó por completo y corrió a sus clases. Dejando a un Yugyeom con el corazón latiendo a mil y con unas enormes ganas de llorar, gritar, saltar y correr. Todo al mismo tiempo.

» nandaslovely «