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🍭 ─── Capítulo Extra

« De la primera
vez que Yugyeom
vio a Bambam »

Un chico alto de cabellera negra y actitud algo torpe se dirigía a clases con bastante apuro. Se había dormido tarde, estudiando con ahínco las partes del cerebro y las funciones que le correspondía a cada uno, para un examen que tenía ese día.

Un examen al que justamente estaba llegando tarde.

Su despertador había sonado una, dos, tres, hasta diez veces, pero el chico repetía un patrón de: estirar el brazo, tocar el botón de "Posponer diez minutos más" y volvía a dormir con toda la calma del mundo.

Por eso ahora el pelinegro caminaba con apuro hasta el aula correspondiente a su clase. Llevaba la mirada en sus apuntes y en la boca un par de hojas más con información que según él podría servirle de ayuda.

Estaba en pleno repaso del Hipotálamo y su importancia en el comportamiento humano cuando chocó de lleno con alguien. El choque solo había causado un pequeño empujón en él y que su libreta estuviese tirada en el piso. Todo lo contrario al otro chico que había tenido el mismo destino que sus apuntes; el suelo.

Sintió sus mejillas enrojecer y se agachó para ayudar al chico.

—Y-yo realmente l-lo siento, no fue mi i-intencion —habló de manera atropellada mientras recogía su libreta y las cosas del otro chico.

—Oh, no te preocupes. También venía distraído.

Yugyeom subió la vista a la persona que tenía al frente y sintió su respiración cortarse. El chico era la persona más atractiva que había visto en toda su vida. Ojos grandes y expresivos, una nariz recta, pómulos algo sobresalientes y sus labios... ¿Es correcto que alguien tuviese unos labios tan bonitos? Debía ser ilegal. Él debía ser ilegal.

El cerebro necesita al cuerpo para expresar nuestros pensamientos a través de acciones, como cuando escribimos, cuando hablamos o hacemos algo con nuestras manos: una escultura, un texto, un gesto, todo lo cual son procesos cerebrales que sabemos, con precisión, en qué zonas de nuestro cerebro son construidos.

Pero el amor tiene que ver con circuitos neuronales construidos hace muchísimos años por la evolución, circuitos que están relacionados con la generación de una emoción, el sentimiento de miedo, de apego, de lealtad; sabemos también cómo suceden este tipo de cosas. Y todo se combina con la experiencia.

El amor tiene cuatro fases que suceden en relación a reacciones químicas específicas en el cerebro. Una de ellas es:

Atracción

Está asociada a la vista, y el hecho de que una persona nos resulte atractiva tiene un efecto poderoso en el cerebro, generando fenil etilamina o FEA, una sustancia similar a la anfetamina que estimula al cerebro y genera más actividad física y emocional. También se genera dopamina, que hace que sintamos ganas de estar más cerca de esa persona y conectados íntimamente.

—Oye, ¿Estás bien?

El pelinegro volvió a la realidad y miró como el contrario lo veía con algo de curiosidad. Se había perdido en sus pensamientos, —apuntes que había estudiado y que explicaban exactamente lo que sentía— y se enfocó en terminar de ayudar al chico.

Se levantó y ayudó a levantar al contrario. Ignoró la exquisita corriente que atravesó su espina dorsal al hacer contacto con la mano ajena y se dedicó a jugar con sus manos.

—N-nuevamente lo siento por haberte atropellado.

El chico sonrió de lado y movió su mano restándole importancia, —Y yo te dije que no te preocuparas. Se veía que llegabas tarde a algún lado.

Yugyeom asintió y abrió sus ojos cómicamente, ¡El examen! Vio la hora en su reloj y estaba atrasado por diez minutos. No creía que lo dejaran pasar pero intentaría de todas formas.

—¡T-tengo que irme!

Hizo un rápida reverencia y dejó al chico con la palabra en la boca para salir corriendo al aula. Rezando en el camino para que lo dejasen pasar.

Yugyeom caminaba cabizbajo por uno de los jardines de la institución. Había recibido un rotundo "no" cuando pidió entrar al examen.

Se sentó en uno de los bancos y miró sin ningún tipo de interés a los otros estudiantes. Solo hacia tiempo hasta su siguiente clase y la idea de ir a comer algo no estaba en sus planes puesto que no tenía los ánimos suficientes para ello.

—¡Hey, tú!

El pelinegro giró hasta donde lo llamaban para encontrarse con el chico lindo de temprano. Sus nervios aumentaron y había comenzado a hiperventilar.

Dopamina, no ahora por favor.

El chico se acercó hasta él con una enorme sonrisa. Rebuscó en su bolso y sacó un par de hojas para entregáselas.

—Dejaste esto tirado antes y no pude devolvértelo, Yugyeom —dijo con calma. Yugyeom abrió los ojos sorprendido y boqueó cual pez fuera del agua. Escuchó al contrario reírse—. Tu nombre está escrito en esas páginas, por eso lo sé. 

Yugyeom tomó las hojas con lentitud y su mano temblorosa. Sus nervios estaban a mil y más aún después de escuchar al lindo chico decir su nombre con tanta confianza.

—Y-yo, esto... g-gracias —desvió la mirada cuando sintió sus mejillas volverse rojas. Patético, así se sentía.

—No las des. Por cierto, me llamo Kunpimook Bhuwakul pero puedes decirme Bambam.

El corazón de Yugyeom latió un poquito más rápido luego de escuchar su nombre, ¿Cómo un nombre podía escucharse tan perfecto? Ni él sabía. Quizás Bambam tenía un nombre normal pero para él era como escuchar poesía.

—Mucho gusto, Bambam —murmuró suave. Si hablaba más alto su voz probablemente temblaría.

Bambam sonrió satisfecho. Yugyeom era alguien tímido y eso le causaba muchísima ternura. Esperaba encontrárselo otra vez y otro día. Se veía buen chico y desde su llegada a la universidad, no había conocido a alguien tan inocente como él. Llamaba por completo su atención.

Se sentó a su lado y comenzó a hablar con Yugyeom para pasar el rato, entreteniéndose por las adorables reacciones del contrario cuando tenía toda su atención en él.

Yugyeom, por su parte, ya no sabía qué hacer con todas las emociones que sentía. En cualquier momento explotaría y su cerebro dejaría de funcionar. Pero tampoco quería alejarse del bonito tailandés que lo tenía cautivado desde el primer momento. Esperaba y no fuese la última vez que lo viese.

El amor a primera vista no es más que una imagen o unas palabras que producen una emoción muy poderosa relacionada con la posibilidad del apareamiento. De ahí nacen los amores platónicos, los amores pasionales, la amistad.

La ciencia y la psicología siguen investigando en el campo del amor y en los sentimientos que el cerebro provoca en las personas, ya que se desconocen muchas de las reacciones químicas y neuronales que provocan este comportamiento.

 » nandaslovely «

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