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❏ » N U E V E

Ran había salido por aquella celda abierta, dejándote adentro.

Cuando recuperaste la cordura, sabiendo lo que habías hecho, era cierto que te podías meter en muchos problemas.

Te quedaste un rato sentada, tratando d buscar una excusa para lo que dirías.

Ya que, lo más seguro es que te exilien del tercer cielo, donde habita Dios, ángeles, querubines.

— _____... — escuchaste la voz de Raziel

— ¿Raziel? — preguntas con temor

Cómo te vería su prometido al ver que hace algunos minutos un demonios te acababa de follar.

Te miraría con asco, desprecio, haría que te echen del cielo, ¿que pasaría? ¿Qué estaba pasando por su cabeza?

— _____, menos mal estas bien — te dice el

Va hacia donde estabas tirada en la celda para tomarte entre sus brazos y abrazarte.

— Ese demonio escapó, no es tu culpa estío seguro que te manipuló cuando tu solo tiene un corazón amable, lo siento por dejarte sola

Raziel había mal interpretado la situación, pero era para bien, así que no lo ibas a corregir o decir algo al respecto.

— Lo siento, nunca debí dejarte venir sola... — murmura el

— Yo lo siento, debí consultarte primero

Si bien, querías a Raziel, después de todo era tu prometido, y tenías que amarlo.

Pero con Ran era diferente, no lo querías por compromiso, era más atracción sexual que amor.

— Ven, subamos

— Bien...

Los dos suben dejando de lado el calabozo, viendo en el cielo como habían varios ángeles lastimados.

Al igual que cosas tiradas y un rastro de sangre que manchada las calles de oro.

Los árboles que había, estaban lastimados con lanzas, algunas ramas estaban tiradas y sus frutos igual.

— ¿Qué sucedió? — preguntas

— El demonio causó desastre cuando trató de huir... — explica Raziel

— Y ahora ¿donde está?

— Escapó, no sabíamos que tan fuerte era, así que nos confiamos

— ¿Bajo a la tierra?

— Si, pero no te preocupes, no creo que bajes todavía a cuidar el pueblo... — te dice el

Que lastima que Dios tenía otros planes para ti.

Es cierto, que el lo ve todo, lo sabe todo, pensamientos de humanos, o ángeles mismos.

Dios sabe todo, sabe lo que hiciste con Ran, sabe como entregaste tu cuerpo a el cuando debiste hacerlo a Raziel.

Pero, a pesar de eso no te haría nada de momento, te pondría a prueba para ver a quien vas a preferir.

— Raziel, ven un momento

Dice uno de los ángeles que estaba en ese lugar, el ángel de guerra asiente y caminan los dos hacia el trono del todopoderoso.

Mientras tanto tú, estabas ayudando a arreglar el desastre de Ran.

Te sentías culpable de cierta manera, podías ver a ángeles lastimados en el abdomen mientras otros los curaban.

O como parte de las alas que son fundamentales para un ángel, estaban lastimados.

— _____ — menciona Raziel

— Mande

— Lo siento, pero tienes que volver a cuidar el pueblo, hay demonios perturbando la zona, lamento no hacer mas para que te quedes

Dice el tomando tus manos entre las suyas para después besar el dorso de tu mano.

— Esta bien, es mi trabajo...

El ángel sonríe, Raziel te amaba, y aunque no siempre lo demuestre, las veces que se han visto el ha sido todo un caballero contigo.

Pero te sentías culpable, ya que no podías hacer lo mismo por el.

— Cualquier cosa, defiendete o huye, se que tienes prohibido lastimar a los otros, pero huye, me culparia a mí mismo si algo te llegara a pasar

Raziel como siempre, preocupandose por ti.

— Bien, gracias...

Te dedica una última sonrisa para luego extender sus alas y volar en dirección contraria hacia donde se bajaba a la tierra.

Caminas hacia afuera del tercer cielo, llegando hasta la gran reja de oro que permitía la entrada e igual salida.

Podías ver la reja ligeramente abierta, Ran había forzado la salida.

— _____, ¿irá a la tierra? — escuchas la voz de otro ángel.

El ángel que guardaba y custodiaba la gran reja estaba apoyado en ella con la mano en el abdomen.

Ran lo había lastimando, estaba causando muchos problemas.

— Si...

— Pase, no se preocupe. — te dice el

Agradeces y pasas por la reja para después bajar las escaleras hasta donde estaban las nubes.

Te apoyas en la orilla de una y te dejas caer, para entender tus alas y bajar a la tierra.

Cuando empezaba a ver la tierra fértil de la tierra algo falló en tus alas, estas no te obedecían y simplemente perdieron fuerzas.

Estabas en una caída libre hacia el suelo, tratabas de que tus alas te volvieran a hacer caso y retomarán fuerzas.

Pero estas no respondían, te resignaste a morir, cuando antes de caer sientes como alguien te toma entre brazos.

No abres los ojos aún para ver de quien se trata, lo más seguro es que fuera de Raziel.

Hasta que sientes que tocas el suelo.

— Angelito...

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