Nuevamente en aquel lugar apartado de la cuidar principal cuidando al pueblo.

Y cuidándote a ti misma de Ran.

— Angelito, ¿Por qué no quieres que me divierta? — pregunta el

— Solo hago mi trabajo...

Respondes por tercera vez, Ran al ser un demonio que incita a la lujuria, había estado su poder en chicas del pueblo.

Claro, estas al no tener conocimiento en ese tema, simplemente pasaban sus manos por sus partes íntimas sin saber lo que hacían.

Eso le parecía divertido a Ran, pero de cierto modo te molestaba a ti y siempre terminabas purificando sus almas.

— Angelito, ¿es cierto que todos los ángeles tienen nombres propios? — pregunta curioso Ran

— Si... Dios nos pone a cada uno un nombres especial...

Ran se te quedó viendo esperando a que dijeras el tuyo, pero no tenias permitido decirlo.

— ¿Cual es el tuyo? — pregunta Ran

— No puedo decirlo...

Hace una mueca de disgusto, para después dejar de crear disturbios en la aldea.

Estabas por subir nuevamente al árbol, cuando sientes como Ran te toma de la muñeca evitando que vueles.

Estabas por zafarte pero el apretó tu agarre haciendo que un ligero dolor se sintiera en la zona donde te agarraba.

El demonio te puso contra el árbol, podías sentir la brisa alborotado tu cabello así como se entrelazaba entre las plumas de tus alas.

— angelito, ¿por que me pones así? — pregunta Ran.

No entendías muy bien la situación era algo raro que te tuviera así, además de que causaba un pequeño cosquilleo en tu abdomen.

— Me encantaría probar que tan fuerte es el alma de un ángel — te susurra al oído generando un pequeño escalofrío en todo tu cuerpo

— Déjame probar el poder de un demonio sobre ti. — dice sobre tus labios. 

Sus dedos agarraron tu cabello con fuerza, tirando de él hasta que notó cómo un gemidos agudo salía de tu garganta.

Sus labios se tocaron una y otra vez, sus lenguas, parecía que ambos competían por ver quién era más rápido, más profundo, más placentero.

Ran soltó un gemido y se separó unos segundos para tomar aire, movieron sus labios hacia arriba, hacia abajo, dando besos y más besos, metiendo la lengua y moviendola dentro, Ran explotaba toda tu cavidad bucal.

No tardaron más que unos instantes en volver a unir sus bocas. Esta vez, fue un beso lento y profundo que los dejó a ambos sin respiración.

Estaban por separarse cuando Ran muerde el labio inferior de ella jalándolo sin hacerle daño.

Separándose debido a la falta de aire de los dos, se puede ver los labios hinchados de ella.

También como tenías la boca ligeramente abierta por tratar de recuperar su respiración tranquila, mejilla con un leve carmín, y piernas temblorosas.

— Joder angelito, ¿Acaso te das cuenta de lo que provocas en mi? — te pregunta en un susurro.

Empezaba a meterte en terreno peligroso.