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Minseo escuchaba a Jihyo recordarle que tenía que intentar ser más profesional, entendía el consejo, no creía aplicarlo pues sabía que se refería a tomar una postura de seriedad y eso, según ella, no iba a servirle de nada con un hombre como Jungkook.

También entendía que su amiga temía que ella no tuviese buen material para sus informes, lo que era falso, Minseo estaba segura de que ambas sesiones habían sido exitosas y tranquilas, se sentía orgullosa con el pensamiento de que estaba sacando al hombre de su rutina, no lo veía con la intención de juzgar su historial sino de regalarle un espacio aunque fuese mínimo, para hablar y hacer otras cosas, crear un ambiente libre de tensión donde no se sintiese intimidado por los demás prisioneros.

Si, Minseo poseía ese tipo de perspectiva linda e inocente.

Su teléfono se encendió mientras terminaba de prepararse un bocadillo de mediodía, sus ojos se ampliaron cuando vio que se trataba del contacto asignado a Jungkook gracias a los teléfonos especiales preparados para ellos.

¿Hoy no vienes?

Le pareció confusa la pregunta, vio la fecha, la hora. No, no se había olvidado de ningún pendiente.

Jungkook
¿Cómo estás?
Nuestra próxima sesión será en tres días, el martes.
Dime por este medio si deseas conversar y te responderé con gusto.

Esperó un par de minutos, no hubo más mensajes, continuó comiendo, Jihyo apareció en el dormitorio vistiendo una pijama curiosa, navideña. La señaló.

—Voy a comprar algo con mucho azúcar— avisa— ¿Quieres algo?

—Una paleta de vainilla estaría bien. Gracias.

Guiñó un ojo, riéndose cuando Jihyo fingió temblar por el gesto cariñoso. La pantalla del teléfono volvió a encenderse.

¿Qué haces, entonces?

Estudiar en cama
Hace muchísimo frío
¿Qué haces tú?

Nuevamente tardó un buen rato en responder algo que la descolocó en su totalidad. Incluso logró hacer que su bocadillo se le resbalara de las manos y cayera al suelo.

Si te digo que puedes ingresar como visita conyugal
¿Te atreves?

Ahora quien no respondía era ella, se quedó procesando lo que acababa de leer, no sé sorprendería si fuese algún intento de broma, todos esos hombres eran así y lo sabía por sus compañeras, pero la forma en la que lo escribió y como ella lo leyó, sonaba a que hablaba muy en serio.

Entró una llamada de un número desconocido, se llevó el celular a la oreja aunque no solía contestar a números aleatorios, podía ser algo importante.

—¿Sí? ¿Quién es?

—Hola.

Cerró los ojos, quitó sus lentes y casi suspiró en absoluto silencio.

—Jungkook— pronunció— ¿Desde qué teléfono estás llamándome?

—Uno secreto.

—¿Cómo es eso posible?

—Conozco a un sujeto, no vayas a delatarme, hoyuelitos.

—Bueno, pero-

—¿Vienes o no?

—No haré tal cosa, ya te he dicho que podremos vernos el martes y si es muy urgente, podemos hablarlo en este momento.

—Solo jugaba contigo, no tienes que decirle al guardia que vamos a tener sexo y por eso tu visita. Puedes ingresar como una persona normal que viene a verme.

—Jungkook...

—Nuestras visitas son personalizadas, no en un sofá cómodo, pero no van a molestarnos. Lo prometo.

Jungkook le regresó el teléfono a Sunghoon y regresó a su cama, el mayor, curioso por el comportamiento inusual de su sobrino, se levantó para mirarlo y buscar conversar sobre lo que hacía.

—¿Qué te dijo la mejor amiga de los locos?

Con un brazo cubriendo sus ojos, hizo una mueca, pero respondió.

—Vendrá.

—¿No vas a darme las gracias?

—No veo por qué— gruñó, molesto— gracias.

—Esa chica tiene que ser la mujer más hermosa que exista en la tierra, de lo contrario, no valdría la pena tomarse tantas molestias y gastar tanto dinero en sobornos solo para verla— lo señaló aunque Jungkook no estaba mirándolo— si el mayor Kang se entera, estamos jodidos.

Aquél era el jefe de todos los guardias y la pesadilla de todos allí, sin embargo, el hombre creía saberlo todo y no estaba enterado de nada, el tío de Jungkook poseía influencia en el lugar, llevaba tantos años allí encerrado que ganarse a los superiores fue cuestión de tiempo y dinero.

Kang ha sido el único al que no ha podido comprar. También el único al que le tenía miedo.

—No pasará.

—Él no es idiota. Tú eres idiota al subestimarlo— le lanzó un paquete de galletas que Jungkook no quiso comer— ¿Para qué quieres verla, de todas formas? Vendrá en unos días otra vez.

—Solo me apetece.

—Ya, come, son de chocolate. Y si tanto te apetece, pídele una fotografía, gastar dinero no es gracioso.

Se sentó, abrió el paquete de galletas y volteó a mirarle.

—¿Para qué te ofreciste a pagarle al guardia, entonces?

—¡Pensé que querías ver a una puta!— mordió la galleta, tenía mal sabor— Además, ver tu cara deprimida me causa mal humor— Jungkook solo asintió, Sunghoon le quitó las galletas— sabe a mierda, no lo comas.

Minseo le daba imágenes muy graciosas en cada encuentro, esa no era la excepción, cubierta de pies a cabeza, no mintió cuando dijo que tenía mucho frío, solo podía ver sus ojos. Le quitaron las esposas, ya no tenía que pedirlo.

Resopló una risa cuando estuvieron solos.

—¿Qué?

—Muy sexy.

Intentó cruzar sus brazos, pero la ropa gruesa no se lo permitía.

—Tienes que saber que esto que estoy haciendo al presentarme así, está prohibido.

—¿Por qué? Hoy no serás mi psicóloga.

—¿Qué seré hoy?

—Seremos dos seres humanos que hablan— Minseo corrió la silla, Jungkook igual y apoyaron sus brazos en la mesa fría— sé que hace frío, pero me parece que lo tuyo es exageración.

—Está nevando.

—Mentira— le gustaba más esa faceta cero profesional, incluso le daba risa su molestia porque le obligó a venir a verlo—Minseo.

—Dime.

—Asesiné a cinco personas— dice, esperando una reacción— pero eso es algo que ya sabes.

Descubrió su rostro, quitó la bufanda, el gorro, sintiendo calor de repente. No traía maquillaje en esa ocasión y Jungkook notó que tenía el hábito de morderse los labios cuando se quedaba pensativa.

—Lo que yo leí decía otra cosa. Una mujer embarazada, sumando, son siete personas.

Negó.

—No he sido yo— enarca ambas cejas— cuando eso sucedió, yo estaba en el momento y hora equivocados, he admitido las muertes que han sido mi culpa y esa mujer no está en dicha lista.

—¿Por qué me cuentas esto ahora y no en una de nuestras sesiones?

—Porque si me espero al martes, probablemente ya no voy a querer decir nada— admite— y de verdad quería verte ahora, descubrí que me gusta tu presencia.

—Jungkook. No acepto ese tipo de comentarios.

—Mi psicóloga no los acepta, no estamos en calidad de psicóloga- paciente— la vio suspirar—¿Qué tiene de malo coquetear un poco? Le da emoción a las situaciones serias.

Ignoró eso.

—¿Por qué hiciste todo eso? ¿Cuando tomaste esa decisión?

—Mi hermana se lanzó de la azotea de su escuela— permanece en silencio, por la forma tan abrupta en la que está soltando todo aquello pareciera que necesita contarlo sin más— ¿Cuando? Dos días después de enterrarla, puedo decir que dejé que el odio y la rabia me consumieran, yo dejé de estudiar porque solo podíamos pagar la educación de alguno de los dos, yo quería que Jinha fuese profesional porque, era muy inteligente, muy lista, entonces ella estudiaba y yo trabajaba, funcionaba mejor de esa manera hasta que, Jinha comenzó a llegar a casa mirando al suelo, ya no comía casi nada.

El nudo instalándose en su garganta porque, de nuevo, Minseo es de sentimientos muy frágiles y su empatía es máxima. Todo le dolía.

—¿Por qué su comportamiento cambió?

Jungkook cerró los ojos, recordando.

—Una chica la molestaba en la escuela, nos enteramos muy tarde.

—¿No pudieron ponerle un alto a la chica?

—Eso no serviría de nada. Jinha tenía una amiga que nos dijo cuántas veces habían buscado ayuda de los superiores y no hicieron nada al respecto.

—¿Ni siquiera un director?— seguía negando y Minseo se frustraba solo escuchándolo— Entonces, Jinha no lo soportó más y... es que, al menos una expulsión, un llamado a la policía...

—Dudo que conozcas alguna historia parecida dónde la policía represente justicia— rascó su cabeza— yo decidí hacer justicia por mi cuenta.

Arrugó el ceño.

—Estabas muy enojado y triste, Jungkook.

—Si, por eso encontré a la chica— abre los ojos, suspira— y la maté— aprieta el agarre de sus manos sobre la mesa, Minseo ve las venas sobresalir en ellas— luego de eso, mi enojo no conoció límites.

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