
•34
—Las cinco personas por las que fui condenado... ah, rememorarlo me agota.
Tomó asiento en la cama, Minseo usaba su camiseta y él permanecía cubierto con las sábanas, recibió el té que le ofrecía y se quemó la lengua dando el primer sorbo.
—No tenemos que hablar de eso si no quieres.
—Tenemos qué, ahora que sabes sobre Kang, lo justo es que te enteres también del por qué tiene motivos para ir por mi cabeza— su tío les advirtió a ambos sobre el hombre— la chica que lastimó a mi hermana, mi padre... esos ya los conoces. Fue una casualidad conocer al gran y correcto señor Kang, fue poco tiempo después de haberle arrebatado la existencia a un hombre llamado Dae Hyun— vio la mueca en el rostro de Minseo— él era nuestro casero, nos alquilaba a un precio considerablemente alto para un lugar tan pequeño, mi madre hizo el reclamo pues subió la renta a un precio ridículo, no podíamos pagarlo, bueno, mi tío siempre ha sido el encargado de ese tipo de gastos, pero no era algo de lo que abusar.
—¿Siempre ha sido él quien paga la renta?
—La luz, el agua, los antojos de mi madre... aunque ella suele rechazar eso último.
Asintió, por lo que escuchaba, Sunghoon era la cabeza del hogar incluso desde antes del nacimiento de Jungkook.
—Continúa.
Parecía que el orden de las víctimas era importante.
—Mamá le reclamó y aunque no lo parezca, ella es la mejor iniciando discusiones, tal vez no gana la mayoría de estas, pero es firme— termina el té, ahora está sudando— él la amenazó de mil maneras, llegó al punto de llamar a matones e hizo que nos desalojarán, yo estaba trabajando y cuando llegué, la encontré fuera de la casa con todas nuestras cosas alrededor. Me molesté, ya había tenido un mal día y desde lo de mi hermana seguía acumulando odio, ese odio me impulsaba a actuar sin pensar demasiado, es difícil de explicar— observó sus manos— fui a su casa que estaba en todo el frente de la nuestra, toqué la puerta, casi tirándola al suelo, mamá me seguía y me pedía que me calmase.
—¡Jungkook! ¡Basta!— veía a todos lados, con miedo de que alguien decidiera asomar la cabeza y llamase a la policía— ¡Hijo, por favor!
Se cuestionó muchas veces y con miedo, sobre la posibilidad de que luego de haber cruzado la línea asesinando a la primera persona y volver a hacerlo con facilidad una segunda vez... pensó que tal vez en ese momento que estaba pensando en una tercera, era simple deseo de continuar desquitandose de la forma más vil.
Jungkook realmente no sabría explicar la magnitud de su odio por el mundo que los rechazaba constantemente, él solo quería que todos sufrieran por hacerlo ser de esa manera.
Pasó ambas manos por su rostro, tampoco le gustaba hablar de eso con Minseo, le daba terror estar asustandola y que por eso acabase dándose cuenta de la basura que tenía al lado.
—¿Jungkook?
—Ese tipo tuvo que haber llamado a la policía otra vez en lugar de abrirme la puerta, porque entré y lo maté a golpes— frunció el ceño— le pegué una y otra vez, pero no dejaba de moverse, no se moría y eso empezó a molestarme... ni siquiera me acuerdo cuánta mierda le grité hasta que finalmente se quedó inmóvil— Minseo pasó saliva, la manera en la que sus expresiones mostraban lo complicado que es para él recordar y hablar sobre esos momentos— solo hay una cosa que me jode sobre ese día.
—¿Te arrepientes de lo que hiciste?
Niega.
—No. Me jode mucho que mi madre lo vio todo—contiene la respiración, no había pensado en que Jian estuvo ahí todo el rato— me sentí tan culpable.
Jungkook pasó saliva.
—Mamá...
Jian negó, colocó su cabello detrás de sus orejas y temblando, se acercó a Jungkook, arrodillada junto a él, revisó con manos temblorosas el pulso del hombre y tomó aire.
—Llamaremos una ambulancia— buscó en sus bolsillos su teléfono—aún tiene pulso, no te preocupes, cariño.
Jungkook cerró su mano alrededor de su muñeca y negó con la cabeza.
—No, mamá.
—No pasa nada, hijo, él estará bien, no estás en problemas— podía ver que estaba intentándolo todo para no llorar—te prometo que todo estará bien, cielo, yo te cuido.
Minseo se abrazo a ella misma, observándole con un deje de tristeza.
—La ambulancia nunca llegó, no era sorpresa, nadie quería pisar ese barrio, ni siquiera servían las cámaras de vigilancia. Regresamos a la casa y mamá no me habló durante una semana, yo tampoco la presioné, cuando volvió a dirigirme la palabra fingió que nada había sucedido, solo me prometió que no iba a dejar que me culpasen de nada. Mi remordimiento se hizo más grande.
Decidió que iban a detenerse ahí, la siguiente historia podía esperar, no soportaba ver a Jungkook tan estresado, había sido suficiente por el momento. Gateó hasta su regazo, él la recibió y escondió el rostro en su pecho durante un rato mientras le abrazaba, tomaba respiraciones profundas, volviendo a empezar con el conteo del tiempo en su cabeza pues aunque intentase usar la presencia de Minseo como su pie a tierra, la culpa siempre lo transportaba de regreso a la cárcel y contar los minutos era todo lo que hacía estando encerrado.
Minseo besó la coronilla de su cabeza, entre sus cabellos buscando calmarle sin saber que Jungkook se repetía una y otra vez que no la merecía.
—Sigo aquí, tranquilo.
—Carajo, soy una mierda, Minseo— le abrazó con más fuerza— pero no quiero que me dejes aunque lo sea.
—No haré tal cosa.
Sacó su rostro del pecho de Minseo y le observó un momento antes de lanzarse a su boca y besarle, ella respondió entusiasta, enredó los brazos en su cuello para mantenerlo cerca y jadeó cuando los besos pasaron a su cuello, subiendo la intensidad y fogosidad del momento.
—Te necesito otra vez— pronunció contra su piel sensible— siempre te necesito.
—Tómame, haz lo que quieras conmigo— sus uñas se enterraron en los hombros de Jungkook y las manos de este tocaron su espalda bajo la camiseta, buscaba más cercanía— úsame si eso necesitas.
Mientras se consolaban de la única manera que conocían, la televisión permanecía encendida, pero en silencio, no podían escuchar la nota informativa que revelaba el escape de un prisionero presuntamente peligroso para la sociedad, no habían fotografías, tampoco mencionaron su nombre, parecía que el único propósito era instalar miedo en la comunidad y de esa manera mantener la alerta.
Jungkook los giró a ambos y ahora él le daba la espalda a la pantalla, Minseo abrió los ojos y por encima del hombro de Jungkook alcanzó a leer un poco sobre la advertencia. Buscaría la manera de convencerlo para irse a otro lugar, entre más lejos, mejor.
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