•26
Escondía el rostro en el pecho de Jungkook luego de haber despertado de la siesta que tomaron, acomodó los cobertores de mejor manera, escuchó su risa, levantó la cabeza y pudo apreciarle todavía adormilado y con el cabello revuelto.
—Hey— murmura, despeja su rostro y nota el cambio de luz gracias a las ventanas— deben ser las seis o poco más.
—Siempre eres acertado con el tiempo— se observaron— ¿Vas a irte?
Él suspira.
—Debería— admite, muy a su pesar— no puedo rondar por la ciudad durante mucho rato.
—¿Dónde estás quedándote?
—En un pueblo costero que está a ocho horas de aquí— hace una mueca, coloca mechones de cabello tras las orejas de Minseo quien amplía los ojos apenas escuchando el tiempo de trayecto— mi barco sale a las ocho y tendría que salir ahora mismo para alcanzarlo.
Minseo sonríe con ilusión, acercándose más y causando su risa.
—Entonces puedes irte mañana o nunca y quedarte aquí para siempre.
—Me quedaré hasta mañana— besa su frente— todavía tengo que ver a mamá... gracias por cuidar de ella y no dejarla sola, ella debe estar furiosa conmigo.
—Y con razón.
—No, necesito que me entiendan. No estamos jugando, hoyuelitos, me he escapado y si llegan a atraparme, estaré jodido.
—Sigo sin imaginar una idea de cómo es posible que has hecho esto.
Arruga la nariz, le abraza con fuerza, todavía encantado del contacto piel con piel.
—Ha sido mi tío. Es verdad que iban a trasladarme, él estuvo semanas intentando impedir aquello porque no le gustó la idea de enviarme lejos, estando en la misma cárcel, en la misma celda, era más fácil para él cuidar de mí— ese hombre ama a Jungkook con su corazón—me lo dijo después de que te habías ido, entonces me dio a elegir entre resignarme a que me llevarían o prepararme para volver al mundo exterior aún sabiendo que me buscarían hasta debajo de las piedras y tendría que esconderme para siempre— blanquea los ojos— tu hombre aquí es arriesgado y tomé la decisión más lógica según yo, si me iba, saldría del radar de media cárcel antes de que intentasen matarme directamente, así que no lo pensé mucho.
—Aunque... me parece extraño que no se ha escuchado una sola noticia al respecto.
—Y no vas a escuchar nada porque desde el momento de mi captura hasta la actualidad, el público no conoce mi rostro. Se me consideraba menor cuando inició mi caso, así que protegieron mi identidad y aunque esa no es una excusa que valga ahora, el director de la cárcel tendrá problemas sí los altos mandos saben que otro preso se ha escapado— amplió los ojos, él asintió— no, no es la primera vez, más de la mitad de los oficiales, seguridad y otros cargos importantes están sobornados por prisioneros. Corrupción.
El celular de Minseo comenzó a sonar, pero lo ignoró, no quería desviarse de la conversación.
—Entonces de ahí la razón por la que tu tío no la pasa tan mal en la cárcel.
—Es una parte, sí.
—Así que, él organizó tu escape, supongo que te envió lejos a propósito.
Volvía a sonar, soltó aire hastiada, Jungkook le soltó y él mismo se estiró para tomar el teléfono, miró a la pantalla.
—Tu amiga— intenta tomarlo, pero Jungkook contesta por ella y eso la desconcierta— ¿Hola?— se impulsa, él la esquiva, tirando las cobijas y se levanta— no, no estás equivocada, es el celular de Minseo.
—¡Dámelo!
Busca su camiseta, la encuentra a los pies de la cama y se acerca para tomarla y ponérsela rápidamente, Jungkook corretea por todo el lugar en bóxers, escapando.
—Ella está mucho mejor, he venido a cuidarla— lo único que se interpone entre ambos es la cama, Jungkook está de un lado y ella del otro— no tienes que preocuparte, está en las mejores manos.
—Dame ese teléfono ya mismo— le amenaza, pero es como ver un hámster enfrentar un caballo— ¡Jihyo!
—¿Conocernos? Algún día, las amigas de mi novia son bien recibidas.
Corrió sobre la cama para llegar a él, saltó encima suyo y luego de varios forcejeos, logró recuperar su celular. Jungkook se carcajeaba cayendo de nuevo en la cama, Minseo se sentó.
—¿Jihyo? Perdón por eso.
—¡¿Quién es ese?! Dios, qué bien guardado te lo tenías.
La noche sería larga.
—Fuiste la más hermosa entre todas las graduadas— le sirvió un café, expresó querer uno mientras veía algunas fotografías que Minseo se tomó con sus amigas— cuando te llamaron y hablaron tan bien de tí, woah, fue impresionante y luego todos allí aplaudiendo.
Le encantaba ese ánimo que mostraba, tenía el cabello todavía mojado y le hizo entrega de la camiseta que le regaló la última vez que se vieron estando en la cárcel para que tuviese un cambio, era ver al mismo Jungkook, pero más alegre.
Se acercó por detrás, tomó la toalla que colgaba de sus hombros y comenzó a secar su cabello por él, dejándolo centrarse en las fotos.
—Quería una foto con tu madre, pero fue complicado y había tanta gente, no pude conseguirlo— señala a la mujer a su lado— ella es Jihyo, estuvimos juntas toda la carrera y ahora, tengo entendido que se irá a vacacionar un mes antes de comenzar a trabajar.
Ella no estaba segura de cuál sería el siguiente paso en su vida, pero por el momento, intentaba no preocuparse por eso.
Jungkook giró en la silla para verla, la sentó en sus piernas.
—No te preocupes, tienes todo el tiempo del mundo para decidir qué te gustaría hacer— besó de forma sonora su mejilla— ¿Qué se te antoja ahora mismo?
Puchereó.
—Que te quedes conmigo.
La sonrisa desapareció.
—Minseo, no puedo.
Mordió su pulgar antes de acariciarle el rostro y darle besos tentadores, de igual manera él negó.
—Bueno, entonces...— bufa— entonces llévame contigo.
Volvió a negar.
—Eso es todavía peor.
—¿Estar juntos es malo para ti?
—No, amor, no es eso. Me encantaría estar adherido a ti las malditas veinticuatro horas del puto reloj, pero sería injusto que yo te lleve hasta la mierda más lejana del mundo, vas a aburrirte allí porque tienes todo acá.
—¡Ya no! No tengo nada que me tenga atada a este lugar, puedo seguir trabajando desde mi computadora, ayudarte... sería lindo vivir juntos.
Los ojos de Jungkook casi se salen de sus órbitas.
—¿Por qué quieres arruinarte la vida, mi amor?
—¡¿Qué tiene de malo?!
—Es que creo que no te estás escuchando— talla su rostros con ambas manos, la mira detenidamente— ¿De verdad quieres vivir conmigo?
—Si quiero.
—¿Así de loca estás?— asiente, viéndolo con ojos de súplica— Carajo, Minseo. Déjame pensarlo, déjame... arreglarlo todo.
Sonrió.
—¿De verdad lo vas a pensar?
—Pero no te prometo nada— chilló, conforme con eso por ahora, lo abrazó — mi tío y mi mamá nos van a matar, si no lo hizo la cárcel, mi mamá sí lo hará. Van a crucificarme por hacerte esto.
Lo besó para que se callara.
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