
•24
Cuatro meses
Escuchaba a Jihyo practicar el discurso que daría a los graduados de su generación en lo que terminaba de maquillarse, se sintió culpable, llevaba un buen tiempo siendo la peor amiga del mundo al no interesarse en absoluto por nada de lo que Jihyo le decía con la intención de animarla y sacar de nuevo ese lado explosivo que adoraba en Minseo.
—Han sido años de mucho esfuerzo dónde hemos dejado todo en cada proyecto, solo nosotros podemos decir que vencimos cada desafío...
Su cabello creció más rápido de lo usual, volvió a tintarlo de negro y también dejó crecer el flequillo, sentía que le daba una imagen más madura y seria, le gusta, se siente más ella misma luciendo de esa forma. Así que su maquillaje es suave para compensar tanta presencia del color negro que también predomina en su vestido.
Su teléfono vibra y lo revisa para ver el mensaje de la señora Jeon felicitandola por su graduación y confirmando que estará presente entre el público para aplaudir cuando suba a recibir su título, curiosamente, solo ella es capaz de hacerla sonreír de nuevo.
Da una mirada a los tulipanes de madera decorando su tocador y un nudo se forma en la boca de su estómago, aunque el tiempo está para curarlo todo, en el caso de Minseo es más complicado superar, pues ella siente demasiado y con pasión, con fuerza, por lo que claramente no ha podido superar su ruptura con Jungkook, porque eso es lo que es, una ruptura.
—Hemos nacido para hacer historia, tal vez no del tipo que cambiará el curso del mundo entero, pero si una historia que dejará huella en nuestras vidas y en las de nuestros más cercanos.
Cuando lo vio por última vez, solo pasó una semana para recibir un llamado del número al que ya estaba acostumbrada a contestar porque sabía que se trataba de él.
Vaya sorpresa cuando escuchó la voz de su tío y no la del hombre que tanto extrañaba.
—Tengo que decir esto rápidamente, niña, así que me disculparé por lo brusco que voy a sonar soltando toda esta información. Jungkook ha sido trasladado a otra cárcel de alta seguridad, no puedo decirte cuál porque es lo que me ha pedido, que no te diga nada, su madre tampoco lo sabe.
No confió mucho en eso, le parecía imposible que Jungkook decidiera también desprenderse de su madre y solo alejarse de esa forma, hasta la fecha le parecía extraño que su tío hubiese permitido que se lo llevaran sin más, pero luego supo que el hombre no se opuso porque en aquél lugar, Jungkook estaría más seguro que en esa cárcel donde más de la mitad de los prisioneros querían matarle.
Él siempre suavizó ese tema para ella, porque no quería que Minseo se fuese a dormir con el pensamiento de que probablemente a él podía pasarle algo. Fue ahí cuando comprendió porque quería tomar la decisión de no hablarle más.
Aunque no era tonta, el tío de Jungkook le prometió que no la dejaría desprotegida y desde el incidente que causó el fin de su relación, el Jeon mayor dispuso a sus hombres por fuera a que no solo cuidasen de la mujer que ama, sino, también estar atentos a Minseo lo cual al principio le pareció aterrador, luego, no le importó mucho dado que pasaba todo su tiempo con Jian y ambas pensaban en Jungkook, al menos no tenía que extrañarlo sola.
Tal vez algún día tendría la valentía de preguntarle a Jian las razones por las cuales Sunghoon estaba en la cárcel, por el momento, no se animaba.
Nota que Jihyo se ha quedado en silencio y le sonríe a través del espejo.
—Estás más que lista para conmover los corazones de toda la universidad.
Ella le devolvió esa sonrisa mientras asintió, usaba un vestido precioso color lila que hacía a su piel brillar, lástima que todo eso sería cubierto por la toga de graduación. Se sentó a su lado.
—¿Segura que estás bien?
—Lo estoy, solo necesito más máscara de pestañas, algo de rubor y no me veré muerta.
No le contó a Jihyo sobre Jungkook, pero si le expresó su falta de amor por su carrera porque sentía que era algo que la estaba consumiendo y lastimando. Ella la comprendió.
—Sabes que, eres impecable y sobresaliente en todo lo que haces, estoy segura de que encontrarás algo que te apasione mucho más y serás aún mejor, por el momento, debes estar orgullosa de que has logrado graduarte en algo que te gusta mucho y no solo eso, eres la mejor estudiante de nuestra generación. Debes darte más mérito.
—Tú eres la mejor de nuestra generación, yo soy la segunda mejor.
—Ambas ocupamos el primer puesto, cállate.
Resopló, riendo después de mucho tiempo, Jihyo es una buena amiga que la ha apoyado en muchas cosas, cuando tuvo esos instantes en los que solo quería acostarse en el regazo de su mamá y esperar a dejar de sentirse como lo hacía, fue ella quien realizó todo ese viaje para llevarla a su hogar con sus padres. Estaba muy agradecida.
—No puedo creer que lo logré.
Ese era Baekho, uno de sus compañeros el cuál todos tacharon de holgazán por su actitud despreocupada, sin embargo, ocupó el tercer lugar en la lista de mejores promedios.
Ni siquiera él se lo podía creer.
—Pues creélo, estás aquí.
—Si, es cierto— la observó— oye, dijeron que tendremos una cena esta noche, los maestros la pagarán.
El director estaba hablando y Baekho no eligió mejor momento para conversar, suspira.
—Es lo que escuché— él asiente— supongo que vas a ir.
—Claro, donde haya comida gratis, allí estaré— rodó los ojos, encontrando la gracia en sus palabras— si vas a ir, espero que me avises.
Arrugó el ceño, el director dejó de hablar y le cedió el micrófono a otro hombre que desconocía quién era.
—¿Por qué debo avisarte?
—Para guardarte un asiento a mi lado— le guiña un ojo de manera extraña, Minseo se cubre la boca para esconder sus ganas de burlarse— bromeo, no me malinterpretes, solo me gustaría poder conversar más a gusto allí sobre algo.
Aplauden, no entiende muy bien la razón, pero sigue la corriente.
—No creo asistir, así que habla ahora o calla para siempre.
—Diablos. Vale.
—Rápido.
—¡Qué intensa!— exclama en murmullos— Dame el número personal de Jihyo. Anda.
—Ni loca. Pídeselo tú mismo, a ella le gustan los hombres con agallas.
—¿No le gustará un cobarde pero lleno de amor? Soy buen tipo.
La conversación se cortó cuando Jihyo pasó al podio para comenzar el discurso que practicó mil veces y solo tuvo que soportar los suspiros y aplausos descontrolados de Baekho a su lado. Le daría el número, su torpeza la convenció.
Desvió la mirada buscando entre el público para encontrarse con Jian, ella ya estaba mirándola y la saludó con una mano, le devolvió el gesto contenta por verla allí, sus padres no pudieron estar presentes y lo entendía, al menos tenía a la señora Jeon que la trataba como si fuese su hija.
Comenzaron a llamar a los graduados, dejando de últimos a los cinco mejores promedios, siendo Jihyo la primera, Minseo en segundo lugar, Baekho continuó y dos chicos más que no identificaba muy bien. Recibieron muchos aplausos y felicitaciones, los flashes de las fotografías casi imposibilitaron sus vistas, pero no pasó a más.
Volvió a buscar a Jian en el público, y su vista se fue hasta más al fondo en la entrada al auditorio. Palideció.
—¿Minseo?— Jihyo se acercó—¿Todo bien?
La miró a ella y luego otra vez a la puerta, ya no había nada. Parpadeó asintiendo.
—Me he mareado un poco— todos seguían celebrando— creo que iré al baño un momento. No comer me ha pasado factura.
—Si, claro. Dime si necesitas que te acompañe o lo que sea.
Se negó, solo aceptando que Jihyo cuidase su título en lo que ella regresaba, cruzó miradas con Jian y la tranquilizó con un seña, ella asintió y contestó su celular que parecía llevar un rato vibrando. Minseo dejó el auditorio, se detuvo en la entrada viendo a ambos lados del pasillo y a su derecha, alguien daba vuelta en la esquina, lo siguió a paso rápido para no perderlo de vista.
Parecía loca corriendo sin un rumbo fijo.
Dobló en la esquina y su rostro chocó de lleno con el pecho de alguien. Levantó la vista y se encontró con uno de sus cuidadores, así los llamaba ella.
—¿A dónde se dirige?
Suspiró.
—Al baño.
—Queda del otro lado— entrecierra los ojos— usted conoce mejor esta universidad que yo, señorita— quiso decirle que a él no le importaba lo que ella hiciese, pero le señala con el mentón el camino— la escoltaré.
Desconfió por un momento, pero rápidamente recordó que no tenía motivos para no creer en él, si Sunghoon y Jian lo hacían y a ojos cerrados, ella también podía confiarle su vida a este hombre en específico. Así que lo siguió.
—También hay baños en esta zona, Choi.
—No los hay— debate— pero, está el armario del conserje.
Llegan al lugar mencionado, abre la puerta y le empuja dentro de esta como si nada, Minseo perdió el equilibrio y en la oscuridad, cayó en los brazos de alguien. Se apartó aterrada, intentó abrir la puerta, no pudo y empezó a soltar golpes al aire hasta encender la luz.
Unos brazos tatuados se cubrían el rostro para evitar ser golpeado y entonces, volvió a sentir que se mareaba cuando vio ese par de ojos que conocía tan bien. Dejó caer los brazos a sus costados, se quitó el cubrebocas y la miró con sigilo.
—Tienes fuerza, hoyuelitos.
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