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Sus opciones eran reducidas, como mucho pudo conseguir un espacio cómodo para tener sus charlas con Jeon Jungkook, era un cuarto pequeño con un sofá largo. Eso era todo, ah, tenía su laptop con ella, al fin podría tomar notas sobre sus charlas a pesar de que sabía de la cámara en una esquina, no había micrófono para respetar la privacidad de la persona, pero si tenían que vigilarlo constantemente.

Uno de los guardias le aconsejó no desanimarse en caso de que Jungkook no soltase palabra pues parecía ser que el hombre no hablaba con nadie, supo que tomaría tiempo, aunque en su primer encuentro se mostró conversador, decidió no preocuparse por ello e iniciar su sesión como si fuese un encuentro entre amigos, eso funcionaba para ella.

La puerta se abrió, volvió a encontrarse con la figura alta de Jungkook en su uniforme gris muy limpio, escoltado por un guardia, cabizbajo. Minseo pidió un favor al guardia antes de que se fuese.

—Disculpe— el hombre le miró, asintiendo atento— ¿Podría quitarle las esposas por favor?

La miró a ella, luego a Jungkook y regresó a ella.

—¿Segura?

—Si, segura— aquél cuestionamiento de verdad no era profesional, pero no podía esperar demasiado de ese lugar, fue lo que su maestra le dijo— cierra la puerta al salir, la sesión no puede ser escuchada por terceros.

—Como diga— suspiró, buscando entre sus llaves para encontrar la correcta, despojó al hombre de sus esposas y lo empujó hacia el sofá— están vigilandote, Jeon.

Minseo detestaba el comportamiento agresivo, le causaba muchos nervios, todos los guardias allí empujaban, pellizcaban, lastimaban entre otras cosas a todos sus presos, al menos eso había notado con la mayoría de sus compañeros cuando conversaron sobre el ambiente del lugar.

A Jeon Jungkook solo unos cuantos guardias parecían tratarlo así, leyó en su documentación que poseía buen comportamiento, supuso que por eso no eran tan malos con él. La puerta se cerró, Minseo señaló el sofá, lo vio dejarse caer en uno de los extremos, bastante alejado de ella.

—¿Cómo has estado?— decidió continuar hablándole con confianza, como si se conociesen de toda la vida— Me notificaron que te dieron el teléfono con mi número, esperaba saber de ti por ese medio.

Jungkook apoyó el mentón sobre su mano cerrada, acomodándose en el respaldo del mueble como base, la miró, otra vez confundido por esa sonrisa tan radiante que le regalaba.

—Estaba ocupado, hoyuelitos.

—¿De verdad? Supongo que tienen talleres con actividades para ustedes.

—Los tienen, carpintería, lectura...

—¿En cuál estás tú?

—Ninguno— se le olvidó la existencia de la laptop— mi tiempo libre lo aprovecho ejercitándome, sé divertirme en mi día a día, así que, lamento decirte que no necesito un psicólogo. Bueno, me habría servido de algo tus servicios hace algunos años, pero en este momento, no.

Cerró la laptop, dejándola a un lado, imitó su posición relajada.

—Entonces ejercitas todo el día, desde que te levantas hasta que vuelves a dormir.

—Recientemente, esa es mi rutina.

—Cuéntame más a detalle.

Resopló una risa, tallándose los ojos.

—No sé, mierda, nos despiertan temprano... es como en las películas, agarro mis cosas y voy a las duchas, todos cuidando que el jabón no se les caiga al suelo o los follan— inclina la cabeza— casi me joden el culo una vez, pero, mi tío jodió primero a esa persona y me salvó, nadie me ha intentado joder el culo desde ese incidente.

Trató con todas sus fuerzas de no encontrar gracia en aquello, pero era un poco imposible. Aclaró su garganta.

—Tienes un familiar aquí contigo.

—Si, no es la gran cosa.

—¿Y fuera de aquí?— no respondió, parecía dudoso— Es un gran apoyo y esperanza tener al menos a una persona esperándote, brinda tranquilidad y esperanza.

Asiente.

—Mi madre— él pareció intuir que preguntaría por más personas, por lo que se adelantó, negando— solo mi madre, si te refieres a un familiar que me visite y sea persistente, esa sería ella.

—Los días de visita deben ser los que más esperas para poder verla.

—¿No tienes a tu mamá o qué?

Amplío los ojos.

—¿Por qué preguntas?

—Un poco de envidia escuché, nada más.

Minseo volvió a reír, contagió a Jungkook y negó después. Procediendo a explicarle su situación.

—Mis padres viven en otra ciudad, así que no puedo verlos tanto como me gustaría, nos reunimos cuando tengo vacaciones y es una fecha especial. Una o dos veces al año pues los tickets de viaje son costosos, todo depende de la temporada.

—¿Cómo no vas a tener para un ticket?

—Tengo, pero, no me gusta gastar demasiado.

—Que tacaña eres, hoyuelitos.

—No soy tacaña, me gusta ahorrar.— él le blanqueó los ojos, no compartiendo el pensamiento— Es necesario ahorrar.

—No lo creo. Yo no podía ahorrar cuando trabajaba.

—¿Querías comprarte algo?

Subió ambas piernas al sillón, sintiéndose más cómodo, Minseo no lo presionaba con preguntas, así que, socializar no parecía tan malo en ese momento.

—No tenía el privilegio de gastar mi dinero en mí, éramos pobres, asquerosamente pobres, así que lo que ganaba en un día, se iba al finalizar este. A veces me sobraba algo y compraba pollo frito, esa era la cena.

—Hace años el pollo frito no era tan costoso, ahora es diferente— decidió compartir una anécdota igual que él acababa de hacer—en mi familia hemos tenido esos instantes en los que tampoco podíamos acceder a mucho, como muchas otras familias que vivían en barrios pobres, supongo que lo sabes— Jungkook asintió en silencio— yo iba a una escuela pública que estaba muy alejada de mi casa, para no hacerlo más largo, un día escuché a mis padres hablando sobre que solo tenían para mi pasaje, estamos hablando de que mi escuela quedaba a media hora en transporte público, dos a pie porque, había que rodear aquellas zonas oscuras, mis padres no comieron nada ese día para darme el dinero de mi transporte— él quizás pensaba que no era tan trágico, pero estaba bien, no esperaba que se conmoviera por su historia.

Pero, mostró interés.

—¿Luego?

—Me regañaron— suspiró— llevaba un mes caminando desde mi casa a la escuela y de regreso, guardé el dinero del transporte durante todo ese tiempo, lo saqué ese día y cuando volvía a casa, compré todo lo que pude para que pudiéramos comer algo, entre esas cosas, pollo frito.

—El que ahora es demasiado caro.

—Mucho— estuvieron de acuerdo— cuando salgas y puedas tener la libertad de elegir si comenzar de nuevo tu vida, puedes tomarte un respiro y llevar a tu madre por algo de costoso pollo frito.

Cerró los ojos un momento, negando.

—A ella no le gusta el pollo frito— dijo en voz baja— y falta una eternidad para salir de aquí. Me sorprendió saber que volvería a verte, cuando lo dije ese día, no creí que de verdad ocurriría.

—¿Por qué no?

—Hay que tener sangre muy fría para encerrarte en una habitación con un asesino— mira entonces a sus muñecas— y pedir que le suelten, es casi un suicidio. Estarías en muchos problemas— señala la laptop— es igual o más peligrosa que un lápiz y papel, esos te los han quitado por miedo a que tome el lápiz y te lo entierre en el cuello. Pero esa es más dura, tiene esquinas puntiagudas o peor, acceso a internet.

—Ya veo, dices que han sido descuidados.

—Eres buena fingiendo calma— ciertamente sintió un poco de miedo— no te preocupes, solo estoy siendo amable al advertirte sobre tu exceso de confianza, tienes suerte de que sea yo quien lo haga y no otro más demente.

La hora terminó y ninguno se dio cuenta, el tiempo pasaba muy rápido cuando se disfrutaba o se llenaba con cualquier minúsculo pasatiempo. Minseo estaba decidida a que Jeon Jungkook la considerase una persona de confianza para hablar sobre cosas más interesantes, como su condena, sus crímenes.

—Nos veremos en la próxima sesión— le sonrió.

—Supongo que no tengo otra opción.

Debía ganarse a un criminal y la mejor manera de hacerlo era tratandolo como lo que era muy aparte de eso; un ser humano normal, no un paciente.

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