Permanecía derecha, usando el chaleco verde mientras recibía indicaciones de sus compañeros e intentaba con todas sus fuerzas no buscar a Jungkook entre la multitud. Tenían mesas donde se encontraban estratégicamente apiladas algunas cajas con suministros muy necesarios para cada uno de los prisioneros, cepillos de dientes, jabón, toallas y otras cosas importantes.
Eso por una parte, también se reunieron varios integrantes del club de gastronomía de la universidad para preparar unas loncheras muy bien cargadas con un menú saludable, todo se trataba de ayudar en algo, lo que fuese, claro que hubieron quienes se negaron rotundamente a dar su servicio a delincuentes, pero eran opiniones que debían respetarse.
Jihyo expresó su deseo de faltar pues según ella pasaba más tiempo en la cárcel dando sesiones a drogadictos que haciendo otra cosa.
No, gracias.
Y eso fue todo.
Levantó la cabeza guiada por el sonido de los cuchicheos solo para notar que estos anunciaron la llegada de Jungkook, se quedó embelesada viéndolo por un momento antes de pasar sus ojos al hombre que entraba con él. Supo de inmediato que era su tío.
Apartó la mirada regresando a los papeles sobre la mesa, fingiendo interés en lo que estos ponían.
—¿Cuál será su delito?— la chica que apenas conocía, la codeó— ¿Ser guapísimo?
Y se reía ella sola, Minseo sonrió solo un poco, pero deseando unirse a su risa, no lo vio prudente y por eso permaneció en silencio. Le enviaría un mensaje después preguntándole por qué se había arreglado precisamente ese día, donde se robaría todas las miradas.
——
Se formaron filas las cuales comenzaban a avanzar a un ritmo demasiado lento, Jungkook permanecía hasta atrás junto a su tío y otros dos hombres, parecían disfrutar de una conversación en la que Jungkook no participaba, tampoco se reía con ellos y solo les ponía mala cara cuando intentaban bromear con él.
Extendió otra caja al siguiente en fila y sonrió amable cuando este la recibió y le hizo el mismo gesto.
—Se ve muy hermosa de cerca, señorita.
—Muchas gracias— señaló al frente, para que continuase a la siguiente parada— que disfrute su almuerzo.
—Es de verdad muy bella— suspiró, asintiendo— ¿Jeon la ha escogido por lo mismo?
Sintió su cuerpo hormiguear, parpadeó intentando mostrar confusión.
—¿Perdone?
—Es una verdadera lástima— Minseo notó una de las manos del hombre en su bolsillo, vio a ambos lados buscando que algún guardia se diera cuenta de que el hombre estaba retrasando las filas— un desperdicio.
—Me temo que no le entiendo, señor.
—Si me entiendes— se acerca, Minseo está estática, no es capaz de moverse— nadie aquí es feliz con la existencia de los Jeon, niña. Lo siento, pero tenemos que encontrar la manera de darle en donde más le duela.
La mano que estaba en su bolsillo salió sosteniendo una navaja, Minseo retrocedió de un salto que casi la manda al suelo y el resto solo gritó cuando vieron al hombre lanzarse sobre ella, Minseo cerró los ojos y gritó un poco sintiendo la punzada del filo en su muslo derecho y habrían sido muchas más de no ser porque Jungkook interfirió antes que los guardias, tomando al hombre del cabello y jalandolo hasta sacarlo de encima suyo, le lanzó lejos.
Sus ojos viajaron hasta el lugar lastimado, había sangre, Minseo se cubrió el lugar pero ya era muy tarde porque Jungkook perdió la cabeza y corrió hasta el causante del alboroto para comenzar a golpearlo, los guardias intentando separar a Jungkook del hombre sin éxito pues aunque se colgaban de él intentando crear peso que le tirase hacia atrás para alejarlo, no lo conseguían, Jungkook les lanzaba lejos y con sus puños limpios se dedicaba a deformarle el rostro.
—¡No!— le gritó, intentando levantarse, pero el dolor no se lo permitió.
Luego todos sus compañeros y compañeras se acercaron con la intención de ayudarla, bloqueando la vista y siendo apartados por un guardia que la ayudó a levantarse, arrastrándola a paso rápido para sacarla de allí.
Lo último que pudo ver fue la expresión de dolor en Jungkook cuando le golpearon la espalda con un instrumento al cual desconocía su nombre, pero que logró que soltase al prisionero que bien podía estar inconsciente.
O incluso muerto.
Jungkook hacía presión en la herida de su hombro, aquél subordinado de Lee había logrado cortarle en medio de su pelea, se preguntaba de donde sacaba tantos cuchillos para estar regalando a sus amigos y así enviarlos a que le matasen.
Golpeó su propia cabeza contra la pared, estaba en la celda de castigo muriendo por saber cómo se encontraba Minseo mientras sentía la culpa comerse su corazón, a causa suya, habían intentado matar a Minseo.
Tuvo que ser más cuidadoso, tuvo que haberla escondido mejor para evitar aquello, pero no lo hizo y ahora aquello sucedió. Una presión en el pecho lo entristeció.
La puerta se abrió y su tío entró como si nada, se puso en pie y le observó expectante. El hombre suspiró.
—¡¿Cómo se te ocurre?!
—¿Cómo está ella?
Cerró los ojos, buscando paciencia.
—Está bien, la atienden en la enfermería, solo está un poco asustada.
Asustada.
Jungkook se odiaba en ese momento, era su culpa.
—Bien— suspira, regresando a sentarse en el suelo sin dejar de presionar la herida— bien.
—¿Bien? ¿No piensas preocuparte por el estado de ese imbécil?
—¿Murió?
—No, pero casi— bufó— no tengo mucho tiempo y no puedo pedir que te saquen de aquí pronto, pero si puedo ordenarte que ruegues al cielo para que no se muera o tendrás otro muerto en la espalda— negó, intentando calmarse, se acercó hasta su sobrino y se acuclilló para estar a su altura— sé que te gusta mucho la chica, pero tenías que haber dejado que los guardias se hicieran cargo de la situación.
Jungkook negó, mirándolo.
—Ponte en mis zapatos e imagina que Minseo fuese mamá— pronunció, dejándole sin palabras— dime si te hubieras quedado de brazos cruzados.
Revisó la cortada, no era nada grave.
—Me dirás que tus sentimientos son tan fuertes como los míos por tu madre— no lo pronunció a manera de pregunta, pero se sintió como una pues Jungkook asintió— yo moriría por tu madre, no sé si entiendas la magnitud de ese sentir.
Remojó sus labios, observó la pequeñísima ventana por la que entraba la luz del día.
—No sé si moriría por ella, porque morir significaría dejarla y soy demasiado egoísta para eso— se limpia el mentón con el dorso de su mano libre— pero creo que ha quedado claro lo que haría por ella.
Afirmó con la cabeza, volviendo a colocarse de pie sin saber qué más podría hacer por el chico que consideraba su hijo. Intentó algo.
—¿Quieres que busque la manera para que puedas verla antes de que se vaya?
Para su sorpresa, Jungkook negó.
—No. Lo mejor es que se vaya de este lugar lo antes posible— él nunca tuvo que haber insistido en tenerla en su vida— no interfieras en mi castigo, que me dejen aquí todo el tiempo que quieran.
De esa manera evitaba buscarla, llamarla, hablarle. Era lo mejor.
—Ya, Jungkook. Dicen que no ha dejado de preguntar por ti, ve a verla para que esté más tranquila.
Siguió negándose, le dio la espalda y no pudo hacer mucho más para convencerlo y de hecho, Jungkook permaneció en la misma posición durante todo el tiempo recluido en el lugar, no comió, no pronunció palabra.
Nada.
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