•12
Encontró la dirección de la cafetería donde trabaja la señora Jeon, Jungkook le había dicho que si iba en horas de la mañana, ella estaría sola en lugar. No mentía, incluso si hubiese mucha gente, Minseo reconocería a la madre de ese hombre, poseían un parecido sutil pero obvio.
Peinó su cabello con las manos, también revisó su ropa para que nada estuviese fuera de lugar y entró, una campanilla sonó anunciando su llegada y la mujer, que ciertamente tenía una apariencia joven junto a un rostro muy bonito, le sonrió dándole la bienvenida.
Comenzó a hablarle sobre los productos que tenían y después de pedirle un café simple y sin azúcar, mencionó a Jungkook, captando toda su atención. La mujer se llevó una mano al pecho.
—¿Le pasó algo a mi hijo?
Rápidamente negó.
—No, no. Él se encuentra bien— aclaró, viendo el alivio regresar a su cuerpo que se había tensado— vengo de parte suya— le sonríe— me ha pedido verificar cómo se encuentra y...— busca en su bolso el sobre con el dinero que también le pidió le hiciera llegar— le envió esto para sus gastos personales.
Ella lo recibe, observándola con extrañeza, algo de confusión y a ratos, una media sonrisa.
—¿Cómo te llamas?—no se había presentado, se regañó por eso— ¿Eres Minseo? La psicóloga...
—¿Oh? Así es— sintió alivio de no ser una total desconocida— es un placer conocerla.
—Eres la chica que le gusta a mi muchacho.
Puedes decir que eres mi chica, sin problema.
No dijo nada y no fue necesario, al parecer su rostro habló por ella pues la mujer sonrió con algo de burla y complicidad mezcladas.
—Si, bueno. Ya no soy su psicóloga— comenta, sorprendiendola— ahora soy solo su amiga.
Minseo decidió entregar su proyecto, estuvo horas redactandolo para que estuviese perfecto y las conclusiones fuesen las adecuadas, le expresó a su maestro que había tenido suficiente tiempo compartido con el paciente y que consideraba no necesitar más sesiones.
Por supuesto que hizo eso solo porque no podía soportar la culpa que le ocasionaba su actuar incorrecto, así que prefería desligarse profesionalmente de Jungkook y solo continuar conociendolo de manera más informal. Básicamente ser ella misma estando con él.
La próxima vez que pisase la cárcel por asuntos universitarios sería únicamente como voluntaria para entregar suministros a todos los recluidos en el lugar, irían como ayudantes de un equipo médico que los revisaría y daría recomendaciones sobre salud.
Llegó un cliente, la mujer le pidió quedarse un poco más, argumentando que su compañera llegaría en cualquier momento para encargarse y así ellas hablarían.
—Pasa, estás en tu casa.
Terminó acompañándola a comprar ingredientes para preparar comida que le llevaría a Jungkook y al tío de este, resultó que la mayor, que llevaba por nombre Jeon Sarah, es muy buena conversadora y trató todo el rato que Minseo dejase de sentirse incómoda.
Minseo cambió la hora de su cita en el salón para poder compartir con ella.
—¿Qué haremos?
Con esa pregunta, se ofrecía a ayudar.
—Panecillos rellenos de queso y algunos onigiris— le sonrió— a mi Jungkook le encantan.
El pequeño apartamento resultó ser muy acogedor, mientras que por fuera el frío era impresionante, allí en aquella casita todo era cálido, las paredes color crema le recordaban a su hogar de la infancia.
—Yo no soy la mejor cocinando— es lo primero que advierte— pero si me explica cómo hacerlo, puedo intentarlo.
—Puedo enseñarte, te llevas algunos panecillos a casa.
—Me mudaré un mes antes de la graduación a un apartamento pequeño— le cuenta— vivo en un complejo para estudiantes con una compañera, por lo que no es muy parecido a una casa.
Sus ojos se pasean por el lugar mientras desempacan todo y apartan las bolsas, se encuentra con fotografías y le parece que Jungkook más joven, es una dulzura. Se detuvo un buen rato en una fotografía donde salían tres personas, Jungkook, su madre y una chica notoriamente más pequeña que Jungkook, ambos sonreían a la cámara mientras Sarah se reía mirándolos a ellos.
—Ese día estábamos conociendo la playa— comienza a contarle apenas nota el foco de su atención, Minseo la observa atenta— Jungkook consiguió llevarnos a ese bonito lugar como regalo de cumpleaños para Jinha. Ella era mi niña menor.
—Muy linda— halaga— ella y Jungkook... woah, el parecido es impresionante.
Soltó una risa, asintiendo.
—Si, eran iguales— sacó un recipiente para comenzar a lavar las verduras, Minseo le iba pasando cada cosa— Jungkook siempre le daba a Jinha todo lo que ella pedía, esa vez, quería ir a la playa y saber cómo se sentía pasear descalza, así que, Jungkook encontró la oportunidad y por supuesto que la aprovechó— hizo una mueca— tengo todas las fotos colgadas en todas partes porque, como no tengo a mi hijo acá en la casa, se siente la soledad a veces, entonces solo levanto la cabeza y hay una foto, pienso en él y me siento mejor, me da fuerza.
La mujer más dulce.
Apenas le dieron a Jungkook la noticia de que no tendría más sesiones, le arrebataron el teléfono con el que se suponía tenía que comunicarse con ella, estaba seguro de que buscarían cualquier información en esos chats con la esperanza de encontrar algo bueno que lo jodiera más, la decepción que sentirían al ver que no se hablaron casi nada por ese medio, sería enorme.
—Van a revisarnos hasta los calzoncillos— le decía su tío, él estaba de pie junto a los barrotes intentando enterarse de lo que pasaba unas celdas más allá de la que compartían sin mucho éxito— están encontrando mucha mierda jodida.
Jungkook envolvía su único método de comunicación con el mundo en un pañuelo, primero asegurándose de que estaba apagado.
—¿Ya cambiaron de celda?
—No.
Entonces estaban tardando un aproximado de veinte minutos con las celdas dónde habían más de cuatro reclusos, ellos eran solo dos, tal vez tardarían menos. Se agachó observando bajo la cama, levantó el trozo del suelo que se había quebrado accidentalmente y él decidió usar como cajón para guardar sus secretos, puso el teléfono allí y volvió a encajar la pieza, no se notaba nada.
Observó las cosas que Minseo le había regalado y se mordió el labio, sabía que probablemente le quitarían algunos pinceles, pero no podía esconderlo todo, sería demasiado obvio y entre más esconda, más buscan, regresó a su lugar, acostándose boca arriba y jugando con una pelotita mientras hacía una cuenta regresiva en su cabeza para que el tiempo pasase rápido. Cuando menos pensó, fueron los siguientes, no les prestó atención y continuó en lo suyo hasta que lo obligaron a levantarse para revisar bien su lugar de dormir, tocándolo todo como si fuese masa para hacer pan al horno.
—¿Qué es esto, Jeon menor?—levantó la espátula diminuta.
—Material de pintura.
Rodó los ojos, tomó dos pinceles más.
—Me lo llevaré.
Puso una expresión de protesta, pero no dijo nada más al final, los vio llevarse gran parte de las chucherías de su tío y este si que peleó por un paquete de papitas mientras que, Jungkook al caso no comer dulce, pues lo castigaban llevándose sus pinturas y otras cosas.
Cuando se fueron, su tío hizo una pataleta mientras que Jungkook esperaba a sentirse seguro para volver a sacar el teléfono y estar al pendiente de Minseo.
Un día más en el infierno, que más daba.
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